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“La mirada de los Dioses”

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (0)

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Con ese sugestivo nombre que arriba he colocado como título, se repartió un folleto del Museo de Huelva que, anunciaba una exposición de entre el 12 de diciembre de 2.008 al 1 de marzo de 2.009. Todo ellos, relacionado con hallazgos en el denominado yacimiento de la Orden-Seminario, y, para que el público en general, pudieran ver e instruirse sobre las prácticas tituales: los ídolo. La muerte: Tumbas y prácticas funerarias con explicación de los tipos de estructuras y sus fases cro´nológicas.

Son descubrimientos recientes que han sido asesorados por los científicos D. Juan Carlos Vera Rodríguez, Don Diego González Batanero y Don José Antonio Linares Catela.

Los espectaculares conjuntos de ídolos presentados en esta exposición procedentes de las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento de la Orden-Seminario de Huelva, con una extensión de 23 Has que ocupan dos suaves elevaciones separadas por una antigua vaguada en la zona norte del actual casco urbano de la ciudad de Huelva. Su posición central respecto a la península delimitada al este y al oeste por los estuarios del Tinto-Odiel y al nhorte por la rivera de la Nicoba, le confiere una posición estratégica para el acceso a los cabezos, solar de la ciudad antigua, la explotación agropecuaria de la fértil campiña y la recolección de los ricos recursos estuarinos. Todos estos factores son los que explican que la ocupación humana del sitio haya sido continua desde el Neolítico, hace unos 5.500 años, hasta la Edad Media.

Las estructuras encontradas fueron excavadas en el terreno, es decir, ya originalmente concebidas parcial o totalmente subterráneas, lo que ha favorecido su conservación. Son de distinta cronología y su forma se adapta a usos concretos, dividiéndose en fondos de cabaña, “silos” o estructuras de almacenamiento, basureros, hornos, pozos, zanjas de cultivo de gran extensión, alcorques, tumbas colectivas del Neolítico y Edad del Cobre y enterramientos individuales de la Edad del Bronce, visigodos y medievales islámicos.

Todas continen mayor o menor abundancia de restos y objetos típicos de cada época; cerámica de cocina, de almacenamiento, de bebida y comida; armas, adornos y utensilios de la vida cotidiana manufacturados en piedra o en metal; desechos de comida (huesos de animales, conchas de moluscos, semillas…), que en conjunto nos permiten reconstruir los modos de vida y las caracterísitcas de la sociedad de cada momento.

Esta esposición pretende dar a conocer al mundo de las creencias de la comunidad que habitó en este territorio durante la Edad del Cobre, y su vinculación con los modos de vida y la muerte de un poblado del III milenio a. de C. del sur de la Península Ibérica que hoy se llama Huelva.

El poblado de la Edad del Cobre presenta una amplia dispersión, ocupando toda la extensión del yacimiento arqueológico. Las estructuras aparecen formando pequeñas agrupaciones correspondientes a áreas residenciales que pueden interpretarse como unidades domésticas familiares características de las sociedades clánicas del IV-III milenio a.C.

Los habitantes del asentamiento vivían y realizaban variadas actividades domésticas y artesanales en cabañas de mayor o menor tamaño y forma circular u oval. Eran estructuras semiexcavadas en el subsuelo, de escasa profundidad, con paredes y techunbres formadas por un entramado vegetal trabado y revestido de barro, con suelos muy bien nivelados compuestos por una capa de tierra compacta.

Alrededor de las cabañas se distribuían otras estructuras domésticas circulares de menor tamaño, destinadas a actividades de almacenamiento, hornos y hogares para la preparación de alimentos, manufactura de útiles de piedra tallada y pulida e, incluso, ritos sociales colectivos, caso del enterramiento de animales y ofrendas de objetos sinmbólicos. Los espacios abiertos que separaban los grupos de estructuras de cada familia se utilizaban también para diversas actividades sociales de caracter comunal.

Independientemente de su función, muchas de estas estructuras han sido reutilizadas como basureros, destacando aquellas que contienen gran cantidad de restos de conchas de almejas finas y navajas.

Por ahora se han excavado cinco tumbas colectivas de dos tipos: cuevas artificiales y Tholos o sepulcros de falsa cúpula. Como última morada de los difuntos, en las tumbas se depositaban útiles y objetos personales que, a modo de ajuares, precisaban en la vida en el más allá.

Las cuevas artificiales son estructuras totalmente subterráneas. Presentan tres elementos espaciales: atrio, corredor y cámara. Los atrios son espacios abiertos con escalonamientos de piedras para facilitar el tránsito al interior de la tumba. Primero se accede al corredor y desde aquí a la cámara, que es donde se depositan los cadáveres acompañados de los ajuares cerámicos, cuchillos y láminas de piedra tallada, puntas de flecha, laminitas de cuarzo, etc. Destaca dentro de este tipo de tumbas la estructura de la marcada con el 1336 de cuya imagen no puedo daros cuenta aquí por falta de medios.

El tholo es una tumba semisubterránea construída con lajas de pizarra y cantos de cuarzo, caso de la estrctura 7055, que cuenta con tres elementos característicos: atrio con pavimento de cantos de cuarzo y pizarra, corredor con jambas que lo definen especialmente, y cámara, con paredes revestidas de laja y cubiertas de falsa cúpula. En el interior de la cámara se han documentado suelos funerarios sucesivos con varios individuos y sus ajuares, además de una covacha con el enterramiento de un individuo joven, que presentaba un puñal de cobre, un brazalete de arquero y dos cuencos cerámicos.

Los ídolos son materiales de alto valor simbólico, siendo uno de los elementos materiales empleados en los ritos, cultos o divinidades y prácticas religiosas de esta comunidad.

En el yacimiento se han documentado dos ofrendas de ídolos (depósitos votivos), dispuestos sobre suelos preparados en el interior de cada estructura, colocándose los ídolos de pie, fromando grupos compactos o más distantes. Elaborados en caliza marmórea y marfil-hueso, son de distintos tamaños y formas, distinguiéndose tres tipos básicos: ojos (soles /radiformes o círculos concéntricos), cejas y líneas de “tatuaje facial”. Junto a esto se disponían otros objetos relacionados con la preparación y consumo de alimentos, caso de cuencos cerámicos y moluscos, acompañados de útiles de piedra pulida, tallada o de metal empleado en las actividades de la vida cotidiana.

En la estructura 3027, de simple morfología circular, se recuperó un depósito formado por 7 ídolos cilíndricos (4 lisos y 3 decorados), 3 ídolos de hueso o marfil y 1 vaso de mármol.

En la 3370, más compleja, con un pozo de acceso circular y una cámara subterránea concéntrica, aparecieron 22 ídolos: 15 cilíndricos (12 lisos y 3 decorados). 1 betilo, 3 tolvas y 3 de hueso.

Los rituales colectivos en los que intervinieron y la deposición votiva de los ídolos debieron estar relacionados con el ámbito de las creencias religiosas e ideológicas, fomentando la identidad sociocultural de la comunidad y refonzando los vínculos y lazos de cohesión social necesarios para el desarrollo de la vida cotidiana, la subsistencia, las relaciones sociales y las practicas funerarias entre todas y cada una de las unidades familiares que formaban el poblado.

Todo ésto, que data del año IV-III a. de C., ocurría en mi Tierra, Huelva, y, ahora, ha sido descubierto por casualidad en unas excavaciones fortuitas y, como cosa curiosa, la dejo aquí para que, aquellos que puedan estar interesados lo lean y queden informados de lo que pasó en la región de Huelva 1.850 años antes de que, desde aquí, partiera Colón para (re) descubrir América.

Transcrito por emilio silvera

 


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