Feb
6
¡¡ DEBATE !!
por Shalafi ~ Clasificado en Debates ~ Comments (29)
¡Los grandes descubrimientos perdidos! ¡Aquellas Civilizaciones del pasado! En verdad podemos decir que hemos conocido todas las raíces de la Ciencia desde Babilonia hasta los mayas. La verdad es que, la Historia de la Ciencia con la que podemos contar es, una versión redescubierta.
El logro científico más importante en toda la Historia de Occidente se atribuye generalmente a Nicolás Copérnico, que en su lecho de muerte publicó De Revolutionibus orbium caelestium. El historiador de la Ciencia Thomas Kuhn dio el nombre de “Revolución Copernicana” al conjunto de logros de este astrónomo nacido en Polonia. Representaba la ruptura definitiva con la Edad Media, un desplazamiento desde la religión hacia la ciencia, desde el dogma hacia el laicismo ilustrado. ¿Qué hizo Copérnico para convertirse en el científico más importante de todos los tiempos?
En la Escuela aprendimos que en el siglo XVI Copérnico transformó la concepción del Sistema solar, situando al Sol, en vez de la Tierra en el centro de dicho Sistema, rectificando así la obra del astrónomo griego del siglo II al que se conoce como Tolomeo. Al construir un sistema heliocéntrico, Copérnico levantó un muro de fuego entre Oriente y Occidente, entre la cultura de la magia y la superstición y la cultura científica.
Copérnico hizo más que trasladar el centro del Sistema solar de la Tierra al Sol. Esta traslación es en sí mismo importante, pero dentro de un punto de vista matemático resulta trivial. Otras culturas habían sugerido esta idea previamente. Doscientos años antes de Pitágoras, ciertos filósofos del norte del la India habían llegado a comprender que la gravitación hace que el Sistema solar se mantenga unido y que, por consiguiente, el Sol, por ser el objeto de mayor masa, tenía que estar en el centro de este Sistema. El astrónomo de la Gracia antigua Aristarco de Samos había presentado un sistema heliocéntrico en el siglo III a, de C. Los Mayas habían propuesto la idea de un sistema solar heliocéntrico hacia el año 1000 d. de C. La tarea de Copérnico fue más importante. Tuvo que reparar las resquebrajadas matemáticas del sistema de Tolomeo.
Tolomeo tuvo problemas más allá del hecho de haber elegido erróneamente el cuerpo que debía ser punto central del sistema solar. En esta cuestión no hizo más que sumarse a las creencias aristotélicas. Además, aún estaba por descubrirse una teoría de la gravitación universal que fuera coherente. Atrapado en estas dificultades iniciales, Tolomeo intentó explicar matemáticamente lo que veía desde su atalaya privilegiada de Alejandría: diversos cuerpos celestes que se movían alrededor de la Tierra.
Como podéis haber comprendido ya, sólo estoy tratando de dar al Debate un comienzo, algún punto por el que empezar, aunque, como aquí somos libres, podemos comentar sobre cualquiera de esos descubrimientos perdidos y olvidados, llenos de polvos en Museos o Bibliotecas del Mundo, y, está claro que, gran parte de los conocimientos científicos del mundo antiguo –tanto de Gracia como de Babilonia, Egipto, la India o China (entre otros)- fue encauzada por Occidente a través de España.
Es lógico que si nos vamos a referir a esos descubrimientos antiguos (más o menos) pensemos en las matemáticas como el lenguaje de la Ciencia en Egipto, Mesopotamia, la India, El mundo árabe, Mesoamérica…
En astronomía el Nuevo mundo, Oceanía, El viejo Mundo, Mesopotamia, Egipto, la India, el Islam, China…
Cosmología: aquella religión de los viejos tiempos: Mesopotamia, la India, Oceanía, La Mesoamérica maya.
Física: partículas, vacíos, campos. China, la India, Oriente Medio: Persia, El Islam.
Geología: Historias de la Tierra
El mundo antiguo: Oriente Medio, Asia Occidental
El Mundo Antiguo: Egipto, África.
La India-Sumer
La China antigua
Oriente Medio
La India Medieval y China
África Medieval
América del Sur: el Imperio Incaico (1100.1530)
Isleños del Pacífico
Los aborígenes australianos y Nueva Guinea
Química: Egipto, África occidental, Oriente Medio, El Islam, La India, América del Sur, Mesoamérica: los mayas y los aztecas
Tecnología: la máquina como medida del hombre
Mesopotamia
Mesoamérica
África
La India China
Está claro que, con estas relación de países o continentes por materias, sólo trata de dar un simple apunte de por donde pueden ir los comentarios de esa sabiduría de la antigüedad que, más tarde, fue la base del saber del que hoy podemos disfrutar. En aquellos lugares y en aquellas épocas tan lejanas, todo se desenvolvía en un contexto que difiere mucho del nuestro –es mucho el tiempo que nos separa-, y, sin embargo, allí está la base de lo que hoy somos.
Rindámosle un homenaje –bien merecido lo tienen- con nuestros comentarios en este DEBATE, en el que, cada cual, podrá hablar de lo que más le apetezca de lo que en aquellos lugares y aquellos tiempo pudo pasar.
emilio silvera
el 6 de febrero del 2010 a las 9:36
MESOPOTAMIA
La Astronomía de Mesopotamia constituye uno de los tratamientos sistemáticos y científicos del mundo físico. Los antiguos astrónomos, con sus intentos de predecir el futuro mediante la observación de los cielos, habían desarrollado para el siglo IV a. C. un sistema complejo de progresiones aritméticas y métodos de aproximación. Dado que no podían ver lo que le esperaba a un ser humano en su vida futura, se aficionaron a predecir los sucesos que se producirían en los cielos. La gran cantidad de observaciones que recopilaron y sus métodos matemáticos fueron unas contribuciones cruciales para el posterior florecimiento de la astronomía entre los hindúes y los musulmanes, así como entre los griegos.
Durante más de dos mil años los esfuerzos de los astrónomos de Mesopotamia quedaron olvidados bajo las ruinas de palacios y zigurats en lo que hoy en día es principalmente Irak. Todo lo que se sabía del tema procedía de unos pocos pasajes de la Biblia y de las informaciones dadas por algunos escritores griegos y romanos. Pero esas informaciones eran extremadamente seductoras. Plinio el Viejo, un erudito, escribió que los babilonios dieron cuenta de sus observaciones de las estrellas en las inscripciones que estaban realizando sobre tablillas de barro cocido con previsiones para 720 000 años, un número que duplicó varios siglos más tarde un filósofo griego, Simplicius, llegando a la asombrosa cifra de 1.440.000 años.
A mediados del siglo XIX, los arqueólogos comenzaron a desenterrar en Mesopotamia miles de estas tablillas con inscripciones en escritura cuneiforme. En el emplazamiento de la antigua ciudad de Sippar, situada al suroeste en las cercanías de Bagdad, los arqueólogos encontraron allí una biblioteca de los últimos tiempos del Imperio Babilónico en la que se escondían una enorme cantidad de anotaciones astronómicas y ejercicios matemáticos. Las guerras incesantes de aquellos lugares han dejado en el anonimato lo que podría ser una bella historia del pasado del que sólo tenemos vestigios.
De los textos traducidos, aunque sólo sean una parte de los descubiertos, revela la presencia en Mesopotamia de una astronomía que se remonta al menos hasta el siglo XVIII a.C. Los sumerios que inventaron el sistema de escritura cuneiforme poco antes del año 3000 a.C., fueron los primeros en catalogar las estrellas más brillantes, esbozaron un conjunto rudimentario de constelaciones del zodíaco, reseñaron los movimientos de los cinco planetas visibles (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) e hicieron el mapa de los movimientos del Sol y de la Luna con respecto a las constelaciones. Dieron a estas unos nombres que, en algunos casos, aún nos resultan familiares (Escorpio, Tauro, Leo). El zodíaco siguió utilizándose con esos nombres mientras que se producían los ascensos y las caídas de los diversos Imperios que existieron en Mesopotamia, y hasta los últimos días de la astronomía babilónica al principio de la era cristiana.
Es posible que los sumerios fueran el primer pueblo del mundo que desarrolló un calendario basado enteramente en la recurrencia de las fases completas, o sinódicas, de la Luna y también el primero que utilizó los períodos sinódicos de la Luna como la base del año de doce meses, es decir, 360 días.
Mucho sería lo que podríamos hablar de Babilonia en muchos terrenos pero, en astronomía, el objetivo era poder calcular, a partir de unos pocos elementos empíricos, las posiciones de los cuerpos celestes en un momento dado. Siglos de recogida de datos proporcionaron a los astrónomos unos valores medios muy precisos en cuanto a los tiempos de los movimientos de la Luna, los eclipses y los fenómenos planetarios. Una vez obtenidos estos promedios, podían hacer predicciones a corto plazo, utilizando métodos de cálculo que actualmente denominaríamos extrapolación lineal. Según Anthony Aveni, este método de predicción se basaba en una sencilla secuencia:
LUGAR + INTERVALO ESPACIAL = ESPACIO FUTURO
TIEMPO + INTERVALO TEMPORAL = TIEMPO FUTUGRO.
Está claro que, dada la complejidad del DEBATE propuesto, aquí como introducción, debía dejar una muestra de esos conocimientos que a través del tiempo nos llegaron, y, desde luego, no sólo fueron los babilónicos los que nos dejaron conocimientos sobre astronomía y otros saberes científicos, sino que, otros pueblos y otras Civilizaciones perdidas nos dejaron la huella de su saber y, de eso precisamente trata el DEBATE.
¿Qué sabemos de esos pueblos perdidos en las profundidades del Tiempo?
el 6 de febrero del 2010 a las 12:10
Buenos dias.
El tema elegido puede dar de sí todo lo que queramos, y como hay libertad de expresión, pues vamos a ello.
Quisiera hablar en principio (Aunque ahora tengo poco tiempo), de una civilización algo misteriosa y desconocida, los Hititas, que pese a no haberseles adjudicado mucho en cuanto a cultura o ciencias, parece que fueron los inventores de la escritura jeroglífica, que fué copiada por los egipcios, así como estar reconocidos como fabricantes de un hierro de gran calidad y una rica y diferente arquitectura.
Pero a lo que me quería referir, es que en tiempos de ese pueblo, hace unos 3.500 años, en el reinado de Mursil II, con ocasión de tener este rey sitiada la ciudad de Apasa, del país de Arzawa, todos pudieron observar como un bólido cruzó los cielos, yendo a caer dentro de la ciudad, con la tremenda casualidad que llegó a alcanzar a su rey, Uhhalu, quien quedó herido de un pie, quedando cojo el resto de su vida, si bien fué poca, pues murió antes de que el rey hitita terminara de conquistar el país.
Quizás fuera esta la primera vez que se describe la caida de un bólido, aunque por supuesto estuvo considerado más como una señal de los dioses que una manifestación astronómica, causándo pavor entre todos los soldados, pero como es comprensible, mucho más en las huestes del Rey Uhhalu; que quizás, sugestionados por este hecho considerado de muy mal augurio, no lucharon lo suficiente y fueran de esta forma derrotados más facilmente..
el 6 de febrero del 2010 a las 14:05
El mito de los Dogon
Una etnia primitiva de Africa occidental, con conocimientos astronómicos que dejaron perplejo a más de uno. Entre otras cosas y quizás la más llamativa fue el conocimiento de la acompañante, para los ojos invisible, de la estrella Sirio descubierta por Occidente a finales del siglo XIX y curiosamente tal y como los Dogon decían esta estrella (Sirio B) es muy densa, pequeña y con un periodo orbital entorno a su compañera de unos 50 años, lo que coincide con los datos que se calcularon por los científicos. Incluso si no recuerdo mal representan la estrela con un cereal de la zona, blanco, pequeño y muy denso con el que confeccionan adornos, ropa, máscaras, etc
Es uno de los pueblos de los que se ha dicho fueron visitados por extraterrestres hace muchos años, hablan de incluso podrían ser unos 3000aC. Dicen que aquellos seres vinieron del agua, como seres anfibios y guarda cierto paralelismo con la leyenda sumeria de los Oanes.
Pero podría haber distintas explicaciones al mito de los Dogon. Una sería la propuesta por el arquitecto francés Eric Guerrier y el orientalista norteamericano Robert K. G. Temple, ambos coinciden en postular que el saber secreto de los Dogon procede de una tradición oculta milenaria, rastreable en última instancia hasta las antiguas civilizaciones de Egipto y Sumer. Los sumerios, en particular, habrían sido los beneficiarios originales de ese conocimiento misterioso, recibido directamente de seres extraterrestres procedentes de un planeta del sistema estelar de Sirio. Esto quedaría demostrado por el mito sumerio de Oannes, que se refiere a unos seres anfibios, con rasgos mezclados de pez y hombre (¿o quizás humanoides dentro de una traje espacial?), que surgieron del mar para actuar como héroes civilizadores. Ya Carl Sagan en 1966 había propuesto una explicación similar.
Otra explicación sería la de la influencia y mezcla de datos que pudo haber entre los Dogon y los misioneros e investigadores del siglo XIX.
Marcel Griaule antropólogo francés organizó un importante estudio sobre Africa a nivel etnográfico incluyendo grandes viajes. Después de pasar años con este pueblo Griaule y su equipo se habían ganado el respeto y los sacerdotes les confiaron su secreto celosamente guardado: creación del mundo, sistema de signos que usaban, conocimientos astronómicos entre ellos la informacvión sobre Sirio, nuestro sistema solar, etc
Pero no se sabe cómo fueron esas charlas y las traducciones pudieron dejar mucho que desear.
Sagan considera mucho más probable un contacto reciente de los Dogon con la astronomía occidental, que con hipotéticos alienígenas en un pasado remoto, e imagina de este modo el encuentro:
Veo con los ojos de mi imaginación un visitante galo que a comienzos de este siglo llega a territorio dogon, en lo que por entonces era el África Occidental francesa. Quizás fuese un diplomático, un explorador, un aventurero o un pionero de los estudios antropológicos. […] La conversación comenzó a girar en torno al tema astronómico. Sirio es la estrella más brillante del cielo. El pueblo dogon obsequió al visitante con su mitología sobre la estrella. Luego, con una sonrisa, llenos de expectación, tal vez preguntasen al visitante por su mito sobre Sirio […] Y es también muy posible que, antes de responder, el viajero consultase un raído libro que llevaba en su equipaje personal. Dado que por entonces la oscura compañera de Sirio era una sensación astronómica de moda, el viajero intercambió con los dogones un espectacular mito por una explicación rutinaria. Una vez abandonada la tribu, su explicación permaneció viva en el recuerdo, fue reelaborada, y muy posiblemente, incorporada a su manera en el corpus mitológico dogon, o como mínimo, en una de sus ramas colaterales. […] Cuando Marcel Griaule llevó a cabo sus investigaciones mitológicas en las décadas de los 30 y los 40, se encontró anotando una versión reelaborada de su propio mito europeo sobre la estrella Sirio
wikipedia:
Después de esto, resulta ya complicado pensar en ese mito como algo que pudo suceder en realidad, no obstante los mitos y leyendas originales de los Dogon se pudieron mezclar con información científica dando lugar al atractivo mito que tantas inquietudes ha suscitado y que es fuente habitual de aquellos que, con el prisma de los misterios, sólo ven o quieren ver la parte que crea más audiencia: el misterio de los hipotéticos contactos con otros seres en el pasado.
A ver si lo sumerios nos sacan un poco del mar de dudas sobre aquellos hombrecillos anfibios. Seguro que Emilio puede desarrollarlo al igual que completar la información sobre la ciencia en Arica. Algo de ciencia por lo menos hay en el mito, ¿no?
Saludos!
el 6 de febrero del 2010 a las 16:29
Bonitas “historias o mitos” en los que siempre, subyace algo de verdad.
el 6 de febrero del 2010 a las 16:54
Los genios matemáticos abundaron en la civilización griega. Sin embargo, las matemáticas griegas “se pararon en seco antes de llegar a un álgebra a pesar de tener un Diofanto, se pararon en seco al borde de una geometría analítica a pesar de tener un Apolonio, se pararon en seco sin entrar en un análisis infinitesimal a pesaer de tener un Arquímedes”.
Las matemáticas griegas, en muchos aspectos, no alcanzaron un desarrollo pleno por carecer de un simbolísmo adecuado para realizar la notación necesaria. A diferencia de los sumerios y posteriormente, los babilonios, los griegos no tenían un sistema de notación basado en el valor según la posición (unidades, decenas, centenas, etc.) para simplificar el uso de los números. Tampoco lo tenían los romanos.
Aunque los antiguos griegos tenían números y un sistema de símbolos para los números positivos, sus matemáticas estaban “totalmente no aritmetizadas”. Es decir, realmente no podían efectuar operaciones importantes, porque carecían de un lenguaje matemático, de una maquinaria conceptual con la que pudiera trabajar el matemático. Dicho de otra manera, el matemático tenía que usar el lenguaje natural para hacer frente a su problema.
Hoy en día enunciamos el teorema de Pitágoras de la siguiente manera: En un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los otros dos lados. Obsérvese, por contraste, lo que decía Euclides (Elementos 147): “En los triángulos rectángulos el cuadrado del lado que subtiende al ángulo recto es igual a los cuadrados de los lados que contienen el ángulo recto”.
Para Euclides el teorema pitagórico de los triángulos rectángulos significaba literalmente que el cuadrado podía dividirse en dos y manejarse como otros dos cuadrados. Cuando Euclides utilizaba la expresión “cuadrado de la hipotenusa”, se refería literalmente a un cuadrado geométrico. El área del gran cuadrado construido a partir de la hipotenusa era igual a la suma de las áreas de los dos cuadrados menores construidos a partir de los otros dos lados.
p² + q² = r² o a² + b² = c²
Toda esta pequeña historia viene a decirnos que, no siempre fueron los griegos los mejores ni tampoco siempre supieron conservar las enseñanzas de los que estuvieron antes que ellos.
De todas las maneras, tenemos que reconocer que la geometría de Euclides estuvo dominando por más de dos mil años, hasta que llego Riemann con su geometría de los espacios curvos.
el 6 de febrero del 2010 a las 17:21
Todas nuestras cosmologías, desde la cosmología sumeria y la maya hasta la de los profesores modernos que ocupan cátedras con sillón de cuero en Caltech y Cambridge, están limitadas por una desastrosa falta de visión. Timothy Ferris comienza uno de sus libros (no recuerdo ahora cual) con la siguiente observación: “Cuando los astrónomos sumerios, chinos y coreanos de la antigüedad subieron trabajosamente los escalones de sus achaparrados zigurats de piedra para estudiar las estrellas tenían razones para suponer que así obtendrían una visión mejor…porque conseguían situarse algo más cerca de las estrellas”.
¿De qué sirve subir unas cuantas docenas de metros, cuando sabemos hoy en día que la estrella más próxima se encuentra a una distancia de unos 4,3 años-luz? A escala humana hemos mejorado significativamente nuestro poder de visión con nuestros enormes telescopios terrestres y aún más con el telescopio Hubble, que describe órbitas y nos eleva más allá del enrarecimiento que produce la atmósfera terrestre. Sin embargo, a escala cósmica un satélite situado a 675 kilómetros apenas nos lleva cerca de los cielos más distantes (a una distancia de varios miles de millones de años luz) que lo que nos llevaría colocarnos encima de un zigurat, especialmente si las demás galaxias están alejándose de nosotros cada segundo. El tamaño del Universo es desconocido.
El universo visible puede ser sólo una pequeña parte de todo el universo y es posible que alguna luz nunca se alcance. Vivimos en lo que se llama esfera sub-Hubble; puede ser que la parte del universo que no hemos visto sea millones de veces mayor, en cuyo caso lo que observamos a través de nuestros telescopios son los movimientos de alejamiento de unas galaxias locales, no el auténtico flujo del espacio real.
Si eso es así (que lo es) pienso muchas veces en el mérito que tuvieron aquellos astrónomos de la antigüedad que llegaron a “comprender” con sus ojos desnudos o con rudimentarios artilugios, algunos mecanismos del universo.
La cosmología sigue siendo una disciplina interesante, basada en la astronomía y la física. Tenemos necesidad de imaginar nuestro mundo, incluso si esta visión es inexacta o incompleta. Los antiguos indúes, babilonios y mayas combinaron la ciencia con la religión y las estructuras sociales para completar la imagen.
Pensar que nosotros hemos hecho algo diferente es engañarnos a nosotros mismos. Si nuestra cosmología parece ajena a la religión, esto es porque la hemos convertido en una auténtica religión secular. A diferencia de los físicos o los químicos, que aceptan gustosos los desafíos a sus paradigmas, los cosmólogos modenos son lagashianos, es decir, defienden el modelo que ellos han elegido frente a cualquier prueba que vaya contra él. Como dijo el físico ruso Lev Landau: “Los cosmólogos caen a menudo en errores, pero nunca dudan”.
el 6 de febrero del 2010 a las 17:55
Los mayas creían que los fenómenos y los objetos naturales tenían algo sagrado que era inherente a ellos, el ch´ulel o “alma”, por lo que a los objetos y los edificios hechos por el hombre había que añadirles este aspecto sagrado mediante una ceremonia (lo cual, me recuerda cuando ahora, en nuestro tiempo, alguien dice que un sacerdote va a bendecir su nueva casa).
El ch´ulel se encontraba en la sangre (el fluido biológico de la vida) y se asociaba con los pigmentos rojos. Esta es la razón por la cual los edificios mayas tenían a veces unas colecciones de objetos preciosos escondidas bajo el suelo. Estos objetos contenían, entre otros materiales, cinabrio, hematites especular (ambos rojos) y mercurio. Los mayas tuvieron que saber que el cinabrio producía mercurio cuando se calentaba. Es posible que vieran como sucedía esto en las zonas volcánicas y que luego lo reprodujeran en sus propios hornos.
Relacionado con el ch´ulel estaba el itz, la excreción o secreción de los seres vivos , que a veces recibe el nombre de “savia cósmica”. Se recogían tres resinas y otras formas de savia a las que se consideraba como itz. En la idea de los mayas modernos, el itz se refiere a las secreciones del cuerpo humano. Sin embargo, según la experta en temas mayas Linda Schele Freidel, también “puede referirse al rocio de la mañana, al nectar de las flores, a las secreciones de los árboles -como la savia, las resinas y el caucho- y a la cera que se funde en las velas”.
Dado el significado espiritual que tenía la sangre en las culturas azteca y maya, el color rojo era importante. Los mayas obtenían tinte rojo de distintas fuentes de árboles y arbustos que están todos bien relacionados en los distintos medios de las huellas dejadas de una u otra manera por esas culturas.
Fray Toribio de Benavente, un explorasdor y fraile franciscano español -llamado Motolinía (“Pobre”) por los aztecas a causa de sus ropas muy gastadas-, documentó el uso de la trementina entre los aztecas. El decía, en su obra Historia de los indios de la Nueva España, terminada en 1541, que los indios sangraban cierto árbol y recogían la sabia en hojas de maguey, con un procedimiento que no difiere esencialmente del que se utiliza alctualmente para obtener harabe de arce. En esas hojas la savia se endurecía convirtiéndose en lo que se denomina copal y posteriormente se mezclaba con aceite, obteniéndose así una “trementina de muy buena calidad”.
Los aztecas extraían resina de los árboles y preparaban bálsamos para la tos, así como otros medicamentos y también perfumes. Y, algo que no todos conocen, los aztecas fueron también pioneros en en la fabricación de goma de mascar, que obtenían transformando el chicle, o latex del zapote, en jugo lechoso, en el componente fundamental de esta goma.
Claro que, para un escéptico de la ciencia no occidental, todos estos argumentos y detalles le pueden servir de munición: alquimia, elixires de la eterna juventud, plantas que hablan a los chamanes…y la lista sería muy larga. Pero, en realidad, por aquel pueblo se hicieron muchos descubrimientos importantes en el campo de la química, aunque siempre se le podrían negar los logros porque no comprendieron plenamente los mecanismos.
Ésta ha sido precisamente la realidad de la química occidental antes de que apareciera el principio de exclusión de Pauli (algo exagerado pero, casi).
el 6 de febrero del 2010 a las 21:01
Sabemos que los egipcios poseían una medicina muy adelantada, y además tenía el mérito enorme en aquellos tiempos de que era completamente gratuita, general para todos los habitantes y con posibilidad de ser tratados en cualquier lugar, ya que existía una amplia red de médicos.
Su sabiduría era tanta que eran capaces no solo de diagnosticar un embarazo, sino incluso de saber si se trataba de hembra o varón; el cáncer al parecer ya lo conocían; podían operar hasta en el cerebro por medio de las famosas trepanaciones, y eran cultivados oftalmólogos.
Su farmacopea era abundante, existiendo numerosos productos para diferentes dolencias, como puedan ser los siguientes:
Eneldo, jugo de dátiles y de uva, brionia, láudano, coloquintida, mandrágora, bayas de enebro, mirra, corteza de sauce, natrón, aceite blanco, olíbano, miel, resina de jerebinto, gomorresina, fenogreco, alcaravea, sicomoro,persea,telarañas.
Algunos ejemplos de remedios:
Para los vómitos: Infusión de bayas de enebro.
Para dolencias hepáticas: achicoria mezclada con vino viejo; otra: achicoria con brionia y zumo de higos, uva, persea y sicomoro.
Para quemaduras: Cebada tostada y coloquintida, resina de acacia seca y aceite. Otro: ocre amarillo machacado con zumo de sicomoro, coloquintina y miel.
Para recuperar fuerzas: papilla de cebada y zumo de algarroba.
Para anestesiar a los pacientes: Opio, riaz de mandrágora y piedra de sílice.(parece ser que incluso conocían drogas como la cocaina).
Para coser las heridas: tiras de intestino bovino.
Para el glaucoma: Solución a base de cáñamo
Para dolores del útero: la misma solución con miel.
Para infecciones del lagrimal: unguento hecho con silex negro.
Para el tracoma: pomada hecha con láudano, galena, bilis de tortuga, ocre amarillo y tierra nubia.
Colirio: hecho con aloes, crisocola y corteza de ébano.
A pesar de todo ello, y de que su medicina era muy efectiva, existía un tipo que era mágica; por ejemplo utilizaban péndulos para detectar el mal en los cuerpos e igualmente varas de zahorí, que pasaban por los productos farmacéuticos con el fin de detectar el conveniente.
Como curiosidad, los médicos, una vez inspeccionaban al paciente, solo decían una de estas tres frases:
– Esta es una enfermedad que conozco y curaré
– Esta es una enfermedad que conozco y no trataré.
– Esta es una enfermedad que no conozco y no trataré.
Detalles que avalan al maravilloso pueblo egipcio de la antiguedad.
el 7 de febrero del 2010 a las 10:42
Amigo Kike, todo lo que dices es cierto y, tanto es así, que los griegos consideraron Egipto como la fuente de los primeros conceptos alquímicos y admiraron la habilidad de los antiguos egipcios para “el esmaltado, el teñido de vidrio, la extracción de aceites vegetales y el teñido de tejidos; técnicas que dependían todas ellas de los conocimientos químicos”, según John Read. “Por tales motivos, Egipto, o Khem, el país de la tierra oscura… se ha considerado a menudo como el lugar de origen de la química”, dice Read.
La palabra kemeia, que en griego significa una “preparación de plata y oro”, puede tener su raíz en Khem. Otras fuentes afirman que kemyia tiene su origen en una palabra que significa verter, mientras que el experto (aquí me acuerdo de nuestro amigo Aker) Bruce Bynum dice que Kem, y al-kemit (como en alquimia), no se refieren a la tierra de Egipto, sino a un pueblo anterior del alto Nilo que fundó la civilización nubia, o kemética. Este pueblo estaba formado por africanos negros. Por consiguiente, para los griegos Kem significaba “tierra de negros”. Otros investigadores creen que las teorías egipcias procedían de fuentes persas, caldeas y hebreas.
Unos papiros de Tebas del siglo III d. C., copiados de otros textos anteriores, aún más primitivos, pueden ser las anotaciones más antiguas de métodos alquímicos para convertir metales básicos en plata y oro. Estos papiros contenían poca teoría pero mucha información práctica sobre aleaciones, y examinaban a fondo diferentes metales. Según Eduard Farber, esta alquímia, sin embargo, estaba relacionada con los conceptos filosóficos y religiosos egipcios y, en cierto sentido, con la momificación.
El concepto de transformación material tuvo que haber fascinado a los antiguos egipcios cuando veían que los metales cambiaban de color y de forma después de ser calentados o de ser sometidos a otros procesos. Los últimos alquimistas de Alejandría (siglo IV a VII d.C.) insistían en una progresión de colores en la fabricación de oro: el negro era la primera fase, después de fusionar “metales básicos”, como el plomo, el estaño, la plata y el hierro, o de combinar el plomo y el cobre con el azufre; el paso siguiente consistía en decolorar, lo cual se hacía calentando el compuesto negro con arsénico, plata, mercurio, antimonio o estaño. A continuación la sustancia resultante se amarilleaba utilizando oro o una mezcla de cal y azufre. Finalmente prevalecía el color violeta. El oro de color violeta nos parece extraño (y no del todo auténtico), pero para los egipcios esto era una especie de oro de más valor, la esencia del oro, algo que se consideraba tan poderoso que actuaba como “un fermento” para transformar el metal en una sustancia espiritual.
El concepto de fermento era fundamental en el pensamiento antiguo, en el sentido de que es algo muy pequeño que produce enormes cambios. En cierto modo la idea de fermento es precursora de conceptos químicos tales como catalizador o enzimas y está relacionada con los elixires de la vida que se buscaron en China y posteriormente en el mundo árabe.
Teniendo en cuenta que los egipcios establecían una relación entre la materia física y el espíritu, el vapor producido durante los procesos de destilación se asociaba con el espíritu, mientras que el material “básico” que quedaba como residuo era el cuerpo, o el cadáver. Esto se relaciona claramente con el proceso químico de sublimación, en el que la materia sólida se convierte directamente en gas. La transformación de sustancias constituye una primera forma de pensar sobre los cambios de fase de la materia cuando ésta pasa de sólido a líquido y de líquido a gas.
Como bien apuntas, en Egipto la fabricación de remedios para distintos males se extendían en un amplio abanico que contenía cremas para la piel y aceites perfumados, pomadas, ungüentos, sombras de ojos y pintura para las uñas protegían la piel en el ambiente del desierto y tenían además un significado religioso.
Lástima que mucho de esa misteriosa cultura se perdiera al estar recogida en papiros que, con la humedad, borró las huellas de sus mensajes hacia el futuro.
el 8 de febrero del 2010 a las 14:53
De pequeño leí el libro “Sinuhé el Egipcio”, y desde entonces tengo a la cultura egipcia muy presente en mis gustos; era en verdad una sociedad muy avanzada, incluso en las primeras dinastias, y su ciencia abarcaba muchos campos, algunos de los cuales aún nos maravillan y admiran; a mi modesto entender ha sido una pena que la religión mahometana introducida a la fuerza en ese bello país (Así como las culturas de otras dominaciones como la griega por ejemplo),haya “normalizado” todo, dejando de lado el antiguo carácter egipcio, tan racional y exquisito pese a su desaforado politeismo.
el 7 de febrero del 2010 a las 17:02
Buenas.
Interesante el debate propuesto, ciertamente, como dice Emilio, es en Mesopotamia es donde se producen (al menos fidedignamente contrastados) los primeros estudios sobre astronomía, hay un hecho averiguado, que nos dice que ya en la época de los sumerios se hacía un seguimiento de los m0vimientos de la Luna y el Sol, pero también de los movimientos planetarios, de los que se ocuparon y en base a complejas operaciones aritméticas fueron capaces de predecir la posición de los planetas con mucho tiempo de antelación.
A continuación paso a escribir el comentario que hace el Astrónomo Colin Ronan en su libro,grandes descubrimientos perdidos :” Se han descubierto unas tablillas cuneiformes del segundo milenio aC., que permiten conocer los descubrimientos babilonios del firmamento, descubrimientos que deban ser el resultado de una larga tradición de análisis matemático aplicado a la astronomía. los textos cuneiformes ofrecen un sistema altamente sofisticado, el firmamento se halla dividido en tres zonas, cada una de ellas dividida a su vez en doce zonas. Las constelaciones y los planetas se mencionaban indicándose en cada caso un orden de sucesión numérico. Según parece los astrónomos babilonios calculaban una serie de números, partiendo de los inferiores hasta llegar a los superiores y retrocedían de nuevo para expresar de este modo el cambio de las posiciones planetarias. Se trataba de un sistema autenticamente científico de abordar el problema de la determinación de la posición de un planeta dado en una fecha futura.” (sic).
En el libro mencionado se habla de otros grandes descubrimientos, de esa etapa de la historia y de otros posteriores, y demuestra que por entonces había unos grandes matemáticos y astrónomos.
Saludos.
el 8 de febrero del 2010 a las 8:12
Amigo Odiseo, dar un repaso a todas aquellas culturas resulta verdaderamente fascinante.
Una pintura que puede verse en un vaso maya clásico representa un par de deidades. Una de ellas es un dios que tiene los rasgos faciales de un mono y es portador de un códice. El segundo dios apoya una mano en la espalda del primero y de su axila sale un pergamino que contiene números representados por rayas y puntos. El dios que lleva el códice representa la escritura. El de los números que fluyen de su axila representa las matemáticas.
La conclusión que puede deducirse de esta imagen es que los mayas no se limitaban a ser contables y calculistas, sino que además distinguían las matemáticas como una disciplina aparte, al mismo nivel que la escritura. El significado del hecho de que los números emanen de una axila, lo cual es una imagen común en el arte maya que no ha llegado a aclararse nunca.
Tenemos unos conocimientos limitados sobre la gran civilización maya que se extendió en otro tiempo por una zona que incluye lo que actualmente es el centro y el sur de México, además de Belice, Guatemala, El Salvador y algunas zonas de Honduras. Los conquistadores españoles del siglo XVI destruyeron la mayor parte de los escritos mayas (lo que yo, personalmente, nunca dejaré imputarles. “Se llenaron de gloria” aquellos energúmenos que hicieron desaparecer una valiosa información de la historia de aquella civicilazación fabulosa). Afortunadamente, unos pocos códices se libraron de aquella destrucción, así como algunas pinturas e inscripciones rupestres, y también inscripciones en lenguaje jeroglifico realizadas sobre las estelas, unos monumentos de piedra verticales que se erigian cada veinte años y contenían la fecha de construcción. Estas claves, aunque escasas, son suficiente para indicarnos que la cultura maya, cuya época dorada surgió entre los años 200 y 1000 d.C., aceptó las matemáticas con pasión.
Han sido hallados monumentos que se remontan al año 36 a.C. y, en sus muros, se hallaron diversas muestras de notaciónes posicionales que representan un concepto importante y profundo, según dice Marjorie Senechal, profesora matemática del Smith College, cuando afirma: “la notación posicional es para un matemático lo mismo que el laboratorio para un científico experimental”.
Los mayas estaban obsesionados con los procedimientos necesarios para contar porque estaban obsesionados con el tiempo, obsesionados con la idea de que el tiempo podía acabárseles y el universo podía llegar a su final. Es interesante ver como las dos culturas matemáticas que desarrollaron al máximo el sistema posicional de numeración dotado de un cero estuvieran ambas obsesionadas con el tiempo, aunque de manera muy diferente.
Los hindúes consideraron el tiempo como algo que nunca se acababa y, en consecuencia, lo midieron mediante amplios períodos de tiempo (mahayugas), mientras que los mayas tenían miedo a quedarse sin tiempo, por lo que tenían que realizar sacrificios a los dioses para intentar evitar la calamidad.
Aislada de las cultura del viejo mundo, la civilización maya, ubicada (como hemos dicho al principio en el sur de México y Guatemala), floreció y, luego, desapareció abrupta y misteriosamente. Aparte de las pirámides y las estelas de piedra talladas con unos elaborados glifos, su historia se conserva en unos pocos códices, entre los que figura el libro de la creación escrito en lengua maya-quiché, el Popol Vuh. Sin embargo, la cosmología maya tiene muchos aspectos parecidos a las cosmologías de otras culturas: a la cosmología hindú se parece en lo relativo a los ciclos alternos de destrucción y creación, y en los enormes intervalos de tiempo en que se sitúan estos ciclos; a la cosmología de la antigua Mesopotamia, en el seguimiento meticuloso de los cuerpos celestes, que son manifestaciones de los dioses; a la cosmología moderna, en la cuidadosa experimentación y revisión de los dioses, y en la igualmente implacable condena de las teorías anticuadas.
“Ahora todavía se ondula. ahora todavía se oyen sus murmullos…todavía susurra…y está vacío bajo el cielo”. Así comienza diciendo el Popol Vuh. El traductor Denis Tedlock se refiere a esta escena diciendo que es una especie de “ruido blanco”; el sonido que precede al sonido. Sólo están presentes los dioses del mar y de la tierra, llamados colectivamente Corazón del Lago y Corazón del Mar: el Hacedor, el Moderador, el Portador, el Procreador y la Serpiente Emplumada Soberana. A estos se une el Corazón del Cielo y los primeros dioses celestes, llamados Huracán, Rayo Recien Nacido y Rayo Repentino. Después de negocias los dioses del cielo y la tierra acordaron crear la tierra y la vida en una sucesión que se parece a la “sopa oroiginal” de la biología del siglo XX. Una tierra cubierta por el océano y sometida a un intenso relampagueo que contribuye a producir los primeros aminoácidos.
La historia que sigue es larga y no está aquí el lugar para contarla, ya que, sólo se trata de dejar una sencilla referencia de lo que el pueblo maya fue. Según el famoso libro Popol Vuh y, curiosamente, tres intentos de creación fallaron antes de que surgiera un universo que pudiera sostener la vida humana (lo que nos recuerdan la cosmología que desarrolló en el siglo XVIII David Hume).
Para no hacer tan larga esta entrada, haré una segunda parte en la que os hablaré de la cuarta y última creación maya que encajan bastante bien con las del cuarto y último ciclo hindú.
el 8 de febrero del 2010 a las 8:40
Seguimos con los mayas.
Decía que la cuarta creación maya encajaba con el cuarto ciclo hindú: 13 de agosto del año 3114 a.C. y 5 de febrero de 3112 a.C. para los mayas, según Linda Achele, y 17-18 de febrero del año 3012 a. C. para los hindúes según Aveni. En la India estas fechas concuerdan con una conjugación planetaria en Aries. En la mitología maya estas fechas representan dos actuaciones de los dioses para crear el universo. El 13 de agosto de 3114 establecieron el corazón cósmico llevando las tres estrellas del Cinturón de Orión (conocidas como Alnilam, Alnitak y Mintaka) al centro del cielo; dos años más tarde, el 5 de febrero, levantaron el árbol cósmico que es la Vía Láctea.
Schele, una epigrafista de la Universidad de Texas ve los mitos mayas como “mapas estelares”, afirma que el 13 de agosto del año 3114 a.C. las tres estrellas de Orión se situaron en el centro del cielo al amanecer. La Gran Nubulosa (M42) desconocida para los europeos hasta 1610, puede verse entre estas estrellas y los mayas la llamaron el humo de la cocina cósmica.
Según creían los sacerdotes mayas, estos acontecimientos celestes marcaban el amanecer de una nueva era, que se contabilizó usando la “cuenta larga”, un registro lineal de los días que comienza con la cuarta creación maya del año 3114 a.C. y predice que el final del universo actual tendrá lugar el 23 de diciembre del año 2012 d.C.
Todos hemos oído hablar de ese final del Universo por muchos medios interesados y de sectas del mundo que, aprovechándo tal contingencia, quieren sacar algún partido de ello. En las chimeneas mayas suele haber en la actualidad tres piedras colocadas formando un triángulo, una representación de una moderna constelación maya-quiché formada por tres estrellas de Orión -Alnitak, Saiph y Rigel-.
El Popol Vuh afirmaba que la destrucción de la tercera creación, “Las…piedras del hogar salieron disparadas, proyectadas fuera del fuego hacia las cabezas [de los hombres]. Esto según Xiloj Peruch, es la imagen de un volcan y una referencia indirecta al fogón cósmico.
¡Ah! el final del año 2.012, es sólo el final de un ciclo maya que, de ninguna manera nos debe preocupar, ya que, el Universo proseguirá su camino: Continuación las explosiones supernovas creando Nebulosas de las que saldrán nuevas estrellas y nuevos mundos y, muy probablemente, nuevas civilizaciones que, como la de los mayas, dejarán a los seres vivientes e inteligentes del futuro, las huellas de su paso para que otros que vendrán detrás, estudie sus costumbres y sus inventos.
el 8 de febrero del 2010 a las 15:54
Aunque Bagdad significa “Regalo de Dios”, la ciudad también era conocida como la “Ciudad Redonda” debido a su forma circular. La nueva metrópolis fue construida en cuatro años, labor para la cual, se dice Al-Mansur empleó a unos cien mil trabajadores, artesanos y arquitectos. El gobernante eligió esta ubicación en parte porque era fácil de defender, y en parte porque el Tigres le daba acceso a lugares tan alejados como China y, río arriba, Armenia. Las ruinas de Ctesifonte se convirtieron en la carretera principal para la nueva ciudad.
Los grandes califas de Bagdad fueron el mismo al-Mansur, el segundo califa abasí, Al-Mahdi, el tercero, y Harun al-Rashid (786-809) y su hijo aL-Ma’mun. (Aunque para entonces la ciudad de Bagdad había sido construida hacía relativamente poco tiempo, ya había pasado de casi no existir a ser el centro y un centro mundial de enorme riqueza e importancia internacional, único rival verdadero de Bizancio).
El palacio real ocupaba un tercio de la ciudad redonda y el lujo de su interior era legendario. La esposa y prima del califa “no toleraba en su mesa recipientes que no estuvieran hechos de oro o plata”, y se cuenta que en una ocasión, para recibir a unos dignatarios extranjeros, se realizó un desfile que incluyó la participación de un centenar de Leones.
Las crónicas de aquellos tiempos que han podido ser salvadas, dicen que en el salón del Árbol se construyeron pájaros de plata de tal forma que “gorgojearan automáticamente”. Los puertos de la ciudad siempre estaban llenos de naves procedentes de China, África y de la India.
Gente de todo el mundo conocido acudía en tropel a Bagdad, su ubicación hacía que fuera fácil de alcanzar desde la India, Siria y, lo que era aún más importante, Grecia y el mundo helénico. En particular, estaba muy cerca de un centro de estudios admirable que para entonces ya existía al suroeste de Persia, en Gondeshapur.
A comienzos de siglo IX, el mundo islámico tuvo la fortuna de contar con un califa de mente abierta, al-Ma’mun, que acogió la idea de reconciliar el Corán con los criterios de la razón humana. Se dice que al Ma’mun tuvo un sueño (acaso el sueño más importante y afortunado de la historia) en el que se le aparecía Aristóteles, y debido a ello envió a sus emisarios a lugares alejados como Constantinopla en búsqueda de tantos manuscritos griegos como pudieran encontrar y fundó en Bagdad un centro dedicado a la traducción.
En algún momento de año 771 un viajero indio llegó a Bagdad llevando consigo un tratado de astronomía, un Siddhanta, que al-Man’sur insistió en hacer traducir. Este tratado se conocería en la ciudad como el Sindhind. El mismo viajero traía también un tratado matemático, que introdujo un nuevo conjunto de numerales, el 1,2,3,4, etc., que es el que todavía utilizamos (antes de ello los números debían ser escritos siempre como palabras o usando letras del alfabeto). Estos números se denominarían luego numerales arábigos, aunque en la actualidad (al menos entre los matemáticos) se prefiere denominarlos numerales indios. La misma obra introdujo el 0, que quizá fue originalmente concebido en China. La palabra árabe para designar el 0, zep-hirum, es el origen de nuestras palabras “cifras” y “cero”.
El encargado de traducir ambas obras al árabe fue Muhammad ibn-Ibrahim al-Fazari, en cuyo trabajo se bazó en buena medida el famoso astrónomo musulman al-khwazizmi.
Los árabes no se interesaron especialmente por la poesía, el teatro y las historias griegas. Tenían sus propias tradiciones literarias y sentían que éstas eran más que suficientes. No obstante, la situación era muy diferente en el caso de la medicina de Galeno, las matemáticas de Euclides y Ptolomeo, y la filosofía de Platón y Aristóteles.
El principal, o por lo menos el primer pensador musulman que concibió un cuadro general de las ciencias fue al-Farabi (sobre 950), cuyo catálogo Ihsa al-ulum, conocido en latín como De Scentiis, organizó las diferente disciplinas y saberes de la siguiente forma:
ciencias lingüísticas.
lógica.
matemáticas (incluía la música).
astronomía y la óptica.
física.
Metafísica,
política.
jurisprudencia, y
teología.
Posteriormente, Ibn Sina dividiría las ciencias racionales en especulativas (que buscan la verdad) y prácticas (que buscan el bienestar).
En las principales ciudades islámicas se crearon bibliotecas y centros de estudio, basado en su mayoría en el modelo griego que los árabes habían descubierto tras conquistar Alejandría y Antioquia. La más famosa de estas instituciones fue la Casa de la Sabiduría (Batí al-Hikma) fundada por aL-Ma’mun en el año 833. Fueron innumerables las traducciones que allí se realizaron como la Física de los Griegos y los siete libros de anatomía de Galeno, o las obras de Platón, Hipócrates y otros como Euclides, Arquímedes, Ptolomeo (entre ellas el Almagesto) y Apolunio. Gracias a estos trabajos conocemos hoy un mayor número de obras griegas, ya que, desgraciadamente, con la barbaridad cometida al incendiar la biblioteca de Alejandría, perdimos un enorme tesoro de la Humanidad.
Por aquellos tiempos, ya gente como Ibn Qurra e Ibn Ishaq, midieron y calcularon para concluir que la Tierra era redonda.
Hoy, aconsejado por la ambición de los pueblos poderosos, hemos convertido Bagdad en un montón de ruínas y, gran parte de sus riquezas han sido destruídas por la guerra que sólo ha dejado muerte y desolación y, parte de aquellas riquezas, han sido irreparablemente perdidas para siempre.
¿Cambiará el ser humano alguna vez?
el 8 de febrero del 2010 a las 17:10
No creo que el ser humano cambiara de momento. quizas dentro 1 o 2 milenarios cuando todo sera automatizado.
El hombre no piense nada mas que en el poder. Poder de las armas sobre todo.(mirad lo que se prepara ahora en oriente proximo).
El hombre desde el comienzo de los tiempo a intentado siempre dominar para detener el poder. nada cambiara por desgracia.
No quiero ser demasiado pesimiste pero ultimamente no tenemos necesariamente buenas noticias.
Continuamos con el debate siempre enrequecidor para mi.
Animo a todos.
Un saludo.
el 9 de febrero del 2010 a las 2:39
Amigos, este tema si que da para mucho, primero me gustaría recordarles a los Jonios, un gran pueblo de la antigua Grecia, del que se perdieron unos cuantos cientos de años de investigación, tal vez si no hubiese pasado, hoy nuestros avances serían mucho mayores.
………..Por otro lado recordarles que los Egipcios tienen mucho que ver con los Griegos, por una parte de Grecia llegarón a fundar Alejandría y su gran biblioteca, Cleopatra también era desendiente griega, bueno por decir algo…..
Pero cuando hablamos de La astronomía y las antiguas culturas, creo necesario Mejor decir Arqueoastronomía, y de esta si que en muchas partes del mundo tienen algo que decir, aca algo al respecto, lo copie y pegue desde mi propio sitio, espero me perdonen la extención…
La Arqueoastronomía una ciencia del pasado con los ojos del hoy.
Observatorio Maya “El caracol” en Cichen Itza
La Astronomía en la Prehistoria
Desde la más profunda antigüedad, el hombre ha contemplado los cielos y se ha maravillado con su aspecto. No podemos imaginarnos cuales fueron las explicaciones que construyó en su mente al contemplar al Sol, la Luna y las estrellas.
Con un cerebro en proceso de formación, los primeros homínidos debieron encontrarse a merced de las inclemencias del medio ambiente. Los fenómenos naturales como la lluvia, la sequía, el frío o el calor, el día y la noche, todo esto debió sembrar en sus mentes miedos y temores por lo desconocido, y todo esto veían que provenía del cielo.
Todo lo anterior llevo al ser humano, al ya evolucionado Sapiens a admirar el cielo y a tratar de interpretar sus conductas.
El Cielo Como Guía.
Pocos saben que, igual que sucede con las pirámides de Egipto, muchos de los enclaves arqueológicos más destacados de nuestro país se construyeron teniendo el cielo como guía.
El prestigioso arqueoastrónomo Edwin C. Krupp, director del Observatorio Griffith de Los Ángeles (EE.UU..), define la arqueoastronomía como “el estudio interdisciplinario a nivel global de la Astronomía prehistórica, antigua y tradicional en el marco de su contexto cultural”. Es decir, consiste en el análisis del sentido y la utilidad que las culturas del pasado daban a los astros, que abarca la investigación de las fuentes escritas, los calendarios, los mitos celestes, las representaciones simbólicas de eventos, la orientación astronómica de los edificios, etc.
Para deducir el conocimiento astronómico que tenían nuestros ancestros, los actuales arqueoastrónomos parten de dos escuelas Arqueoastronomicas muy diferentes:
Una escuela, que se podría llamar “Arqueoastronomía Orientacionista”, considera como único objetivo a estudiar por esta disciplina, las orientaciones en días determinados del año: en los solsticios o en los equinoccios, con el sol, o con la luna, o con las constelaciones, o con los planetas de los edificios arcaicos, o de los pasillos, o de las puertas de las construcciones sagradas.
Mientras que la escuela de la “Arqueoastronomía Global”, considera como objetivo de esta ciencia, tanto el estudio de las obras de arte prehistóricas (esculturas, pinturas, grabados, geoglifos, tumbas, edificios y otras manifestaciones artísticas….), como el estudio de los mitos, así como los nombres de constelaciones y los rituales celebrados por diversos pueblos históricos heredados de la más remota antigüedad, en los que nuestros ancestros han dejado la huella de sus conocimientos astronómicos.
Stonehenge es un monumento ritual prehistórico situado en Wiltshire, en la llanura de Salisbury, al suroeste de Inglaterra, fechado entre los últimos periodos del neolítico (finales de la edad de piedra) y los primeros de la edad del bronce. Es el más famoso de los monumentos megalíticos de Inglaterra y la estructura prehistórica más importante de Europa. Es muy probable que hubiera sido un lugar de reunión tribal o un centro religioso relacionado con la observación astronómica. Las piedras están alineadas siguiendo patrones astronómicos. Señala las direcciones de salida y puesta de sol en determinados días del año, así como las posiciones de la luna, y sirve para determinar el inicio del verano. Fue construido en varias fases a lo largo de unos seiscientos años, entre 2200 y 1600 a.C., y la mayoría de sus grandes piedras están colocadas en relación con la Luna y el Sol, y no con las posiciones de las estrellas. Se adoptó ese plan probablemente ya que las declinaciones del Sol y de la Luna tienen ciclos predecibles.
Líneas de Nazca
Las misteriosas líneas se extienden en un perímetro de 50 kilómetros de longitud y 15 kilómetros de ancho. El suelo de la región, que es una de las más secas y desérticas del mundo, es de color marrón, pero bajo esta primera capa se esconde otra de color amarillo. Cuando se camina, una pisada deja una duradera mancha blanca. Nazca es una ciudad del Perú, situada en el departamento de Ica, bañada por el río Nazca. Es mundialmente famosa por haber acogido en su territorio a la cultura Nazca, una cultura preincaica cuyo máximo apogeo se produjo entre los siglos II a.C. y VI d.C. Esta cultura destacó por su cerámica de figuras simbólicas y estilizadas, en la que el colorido domina al dibujo. Las líneas de Nazca sólo son apreciables desde el aire. La matemática alemana Maria Reiche fue la más persistente investigadora de estos enormes dibujos. Durante más de medio siglo investigó las figuras de Nazca, y lejos de hipótesis sobre civilizaciones extraterrestres, la investigadora afirmó que las líneas de Nazca son un gigantesco calendario sobre los movimientos del sol, la luna y las constelaciones.
Chichén Itzá una de las grandes ciudades de la cultura maya, situada en el norte de la península del Yucatán. El nombre, que significa ‘La boca de los Cenotes de Itzá’, deriva de la tribu itzá que ocupaba el territorio y de los dos pozos o cenotes naturales que suministraban agua a la ciudad y en torno a los cuales estaba centrada la vida religiosa y cultural. Los Mayas son famosos por sus brillantes y avanzados conocimientos astronómicos. Chichén Itzá fue fundada a inicios del siglo VI d.C. por la presencia de numerosas peregrinaciones al gran Cenote Sagrado, donde se ofrecían sacrificios al dios de la lluvia Chac, y abandonada hacia el año 670. Reconstruida unos trescientos años más tarde, cuando los itzaes regresaron a la región, se convirtió en la ciudad más importante de todo el norte de Yucatán y en el centro de la cultura maya. En torno al año 1200 la ciudad fue conquistada por los toltecas, invasores procedentes del norte de México, quienes promovieron su desarrollo aún más. Fue abandonada un siglo antes de la llegada de los españoles. La civilización maya sigue siendo un misterio. Durante la conquista, los evangelizadores prácticamente acabaron con todo el conocimiento escrito de este pueblo. El pueblo maya tenía códices o libros que lamentablemente fueron quemados.
Piedra del Sol
También llamada Calendario Azteca porque sus relieves son alusivos a los cultos solares y conocimientos astronómicos de los aztecas. Este gigante monolito es el resultado de siglos de observación astronómica de nuestros antepasados. La Piedra del Sol es, probablemente, el monolito más antiguo que se conserva de la cultura prehispánica, cuya fecha de construcción fue alrededor del año 1479. Los motivos escultóricos que cubren su superficie parecen ser un resumen de la compleja cosmogonía azteca. Este monumento está labrado en bajo relieve en un monolito basaltico. Tiene un diámetro de 3.60 metros y pesa 25 toneladas. En la Plaza Mayor de la Gran Tenochtitlán, ocupaba un destacado lugar colocado sobre uno de los templos llamado Quauhxicalco. Fue derribado al consumarse la conquista española, permaneció enterrado 270 años hasta ser descubierto el 17 de diciembre de 1790. Actualmente preside la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología e Historia en Chapultepec.
EL FIRMAMENTO DEL EGIPTO ANTIGUO: Durante el año 2001 se ha completado el mapa de los cielos del antiguo Egipto mediante el análisis de los decanos y de los relojes estelares encontrados en los techos de las tumbas de algunos faraones de la XX Dinastía (todos ellos llamados Ramsés). Se han identificado las posibles equivalencias entre más de una veintena de “constelaciones” o estrellas individuales mencionadas en los textos jeroglíficos y ciertos asterismos o estrellas del propio firmamento (Belmonte 2001a, b, c y j.)
ARQUEOASTRONOMIA Y ARQUEOTOPOGRAFÍA EN PETRA: En trabajo de campo realizado en la ciudad nabatea de Petra (Jordania) se ha demostrado que la mayoría de los edificios más importantes de la ciudad están orientados astronómica o topográficamente a cuerpos celestes asociados a la mitología nabatea o a elementos singulares del paisaje (Belmonte 1997c y e.)
La arqueoastronomía en América del Sur
Partiremos diciendo que existe un gran reconocimiento mundial por las antiguas culturas que habitaron Oriente, Europa, Asia, América del norte y América central y esto basado en la gran cantidad de construcciones Neolíticas existentes, pero además a la gran cantidad de pintura rupestre que se ha encontrado en cuevas y cavernas. Todo esto a hecho corroborar a los científicos sobre la influencia que tenía el cielo para los antiguos habitantes en la tierra
Pero América del sur no estuvo ajena a esto, y contamos con una de las culturas que mas han aportado a los estudios de esta ciencia a nivel mundial, me refiero a los INCAS.
Machu Picchu es el más famoso bastión inca en los Andes, situado a unos 130 km al noroeste de Cuzco, en Perú. Está emplazado a gran altitud en una cima entre dos picos, a 600 m aproximadamente sobre el río Urubamba, a unos 2.045 m de altitud. Los restos de la ciudad cubren unos 13 kilómetros cuadrados de terrazas construidas en torno a una plaza central y conectadas entre sí mediante numerosas escaleras. La mayoría de los edificios, se calcula un total de más de 150 viviendas, son casas de una sola habitación (en la actualidad sin su correspondiente techo), dispuestas en torno a patios interiores. Algunas de las estructuras más grandes fueron utilizadas para ceremonias religiosas. Dos de los edificios más destacados son la Casa de la Ñusta, que pudo ser una zona de baños y de la que se conservan varias puertas trapezoidales con enormes dinteles; por otro lado, es famoso el intihuatana, u observatorio astronómico que se levantó en uno de los lugares más estratégicos, desde donde los incas pudieron estudiar los movimientos del Sol.
“Las torres de Chankillo nos proporcionan una prueba de las primeras observaciones solares y de la existencia de avanzados cultos al Sol, los cuales precedieron casi 2.000 años a los del Cuzco incaico”, afirman los arqueólogos.
Principales hallazgos arqueo astronómicos
dé los Incas
1) Los muros de los Templos, plazas y caminos del Santuario señalan hacia las posiciones, en el horizonte, que alcanzan el Sol, la Luna y algunas estrellas en momentos importantes para la organización de las actividades sociales, rituales y agrícolas a lo largo de las cuatro estaciones del año.
2) El territorio donde se asienta el santuario presenta accidentes geográficos útiles para observaciones astronómicas de: La Vía Láctea con La Cruz del Sur, el Solsticio de invierno y el Sur geográfico. Estas son complementarias a las orientaciones de los templos en el Santuario.
3) Los Incas de Pachacuti no Solarizan el Santuario: Templos preincas ya señalan al Sol, y el Punchaukancha (Templo del Sol) solo tiene un muro solar, exterior, parece ser preinca. Este es de acceso y uso popular (de carácter político). Los muros interiores Incas del Templo del Sol señalan hacia la constelación del Amaru (Scorpio): la gran Serpiente Celestial. Estos son de uso y de acceso restringido, (de carácter mítico).
4) Los Incas si Lunanizan el Santuario: Construyen el Aqllawasi y la plaza de la Luna, mal llamada “peregrinos”. Éstas son edificaciones que enfatizan el culto a la Luna, y la educación e importancia de la mujer.
El astrónomo Inca con la vara bifurcada, en una mano, y su equipo de datos en la otra.
EL CALENDARIO SOLAR “DA PEDRA DE INGA en Brasil
la piedra de Ingá es un “limbo graduado”, que permite medir la posición del Sol en el momento del orto, durante casi todo el año, y por consiguiente además, medir el tiempo del año en sus fracciones naturales, que son los días. O sea, ¡es un instrumento Astronómico.
Rapa Nui
La foto de M. Sanz de Lara, muestra la puesta de las estrellas de Orión en la dirección hacia la cual miran los moai del Ahu Akivi.
“Tautoru, los Tres Bellos, que fueron identificados con el cúmulo estelar de las Pléyades (en la constelación de Tauro) y las tres estrellas del cinturón de Orión, respectivamente” Los siete moai de Ahu Akivi (los únicos que miran al mar en la isla de pascua) orientados hacia la puesta eliaca de Tautoru (el cinturón de Orión) a principio del año Rapa Nui. Este es uno de los ejemplos mas significativos de orientación astronómica que se pueden explicar de forma razonable mediante el uso de informaciones etnográficas pertinentes.
Antecedentes Arqueoastronómicos de la zona norte de Chile.
Los Petroglifos:
Piedras talladas donde encontramos
Dibujos de hombres, hombres pájaros, el sol, la luna.
Cultura Atacameña 800 aC. – 500dC
La Aldea de Tulor ubicada a 6 Kms. al poniente del poblado de San Pedro de Atacama, fue cubierta en la antigüedad por el arenal y actualmente se encuentra intacta, faltándole solo los techos, enterrada bajo las arenas del desierto de Atacama. Este sitio excavado parcialmente por la arqueóloga Ana María Barón (1986 X Congreso Nacional de Arqueología), presenta viviendas circulares de adobe, flanqueadas por un muro perimetral al sur poniente.
En un estudio reciente se ha encontrado que el recinto rectangular ubicado al oriente del conjunto presenta las características de un observatorio astronómico, como muestra la figura, mediante las líneas rojas sobre el plano.
La composición fotográfica, muestra la relación de los amaneceres en solsticios y equinoccios con los muros del recinto rectangular. Arriba izquierda, primer rayo de sol el 21 de junio, solsticio de invierno.
Saludos a todos.
el 9 de febrero del 2010 a las 6:54
Leyendo todo lo que aquí dicen unos y otros, recuerdo una frase de Weinberg: “Nos estamos acercando acercando a una explicación del mundo.” y añadía que, para ser convincente, cualquier explicación final “deberá ser lo suficientemente rica como para incluirnos a nosotros”.
No veo nada claro que esa teoría final nos pueda dar respuesta a todas las preguntas, por ejemplo, conocemos toda la física fundamental de la molécula de agua desde hace sesenta años, pero todavía nadie ha podido explicar porque el agua hierve a los 100 ºC. Nos podríamos preguntas ¿por qué no podemos hacerlo? ¿Acaso somos demasiado ignorantes para ello? No, no es eso, lo que ocurre es que, la Naturaleza, siempre tendrá secretos para que nosotros los tratemos de desvelar.
Si leemos con detenimiento todas las intervenciones del debate, esa ha sido la historia desde que el mundo nos vio aparecer. Siempre, a lo largo de los tiempos hemos tratado de saber y hemos avanzado gracias al ingenio de seres curiosos y observadores que, desde siempre, se interesaron por el por qué de las cosas. Muchos de sus nombres estan incluídos en los comentarios de arriba, y, esa lista siguió con Kepler, Galileo, Tycho Brahe, Faraday, Gauss, Riemann, Ramanujan, Maxwell, Planck o Einstein y un largo reparto que aquí no cabría. Gracias a todos ellos, el avance sigue en todas las disciplinas de la Ciencia y, los seres humanos, cada día están más cerca de esa verdad que incansables persiguen desde la más temprana edad del tiempo.
La Astronomía, ese saber sobre el Universo al que pertenecemos. La escritura, una forma de comunicarse con los demás y dejar constancia escrita de nuestros logros. La Física, una frenética fuerza que nos empuja a saber de qué está hecho el mundo que nos rodea y qué fuerzas lo rigen. La Química, la composición de la materia, los elementos y el por qué de sus transformaciones cuando interaccionan, la Biología, el misterio de la vida…Son tantas las cosas que deseamos saber que, desde hace más de 20 000 años, andamos enredados tras ellas, y, de una manera o de otra, entonces igual que ahora, la historia (salvando las distancia) continúa siendo la misma: Unos seres que persiguen las respuestas a mil preguntas y que, cada vez que encuentran alguna, se topan con enorme asombro con el hecho cierto de que, reciben una respuesta que les posibilita un saber y, sin embargo, éste saber sólo les vale para formular otras mil preguntas.
De esa manera, siempre será, nuestra ignorancia, muy superior a nuestros saberes. Esa es la Historia desde que el mundo es mundo (en el sentido de considerar el mundo desde que aparecimos sobre él como seres racionales).
Bueno, esto ha sido una simple reflexión, hay que continuar con el debate.
el 9 de febrero del 2010 a las 7:40
En muchas ocasiones me he referido a los orígenes de la escritura (una cuestión muy polémica sobre uno de los pasos más importantes de la Humanidad), y, propiamente reconocida como tal, tiene más de un candidato, y en éste momento, son al menos tres.
Durante muchos años se dio como seguro que la escritura cuneiforme de Mesopotamia era la más antigua. Había, sin embargo, un inconveniente. El cuneiforme se compone de signos más o menos abstractos, y son muchos los que opinan que la primera escritura primera estaba relacionada con vínculos más fuertes e incuestionables con la pintura y los pictogramas, signos que son en parte dibujos de objetos y en parte símbolos.
En ese punto, hay que referirse a la obra de la arqueóloga Denise Schamndt-Besserat que, a finales de la década de los sesenta, esta investigadora advirtió que por todo Oriente Próximo se habían encontrado miles de “objetos de arcilla bastante prosaicos” que la mayoría de los arqueólogos habían considerados insignificantes. Ella, pensaba lo contrario: que dichos objetos podían haber conformado un antiguo sistema que los estudiosos habían pasado por alto. Visitó y estudió varias colecciones de estos “especimenes”, como los llamaba, en Oriente Próximo, el norte de África, Europa y América.
En el curso de sus estudios, descubrió que aquellos especimenes tenían, algunas veces, formas geométricas (esferas, tetraedros, cilindros) mientras que otras tenían forma de animales, herramientas o embarcaciones. Además comprendió que se trataba de los primeros objetos de arcilla endurecidos por el fuego: fueran lo que fueran, su fabricación había requerido mucho trabajo y esfuerzo, y, desde luego, no eran prosaicos.
Finalmente, Dense tropezó con una descripción de una tablilla ahuecada encontrada en Nazi, un yacimiento del segundo milenio a. de c. al norte de Irak. La inscripción cuneiforme decía: “Cuentas que representan ganado pequeño: veinte ovejas, seis borregas, ocho carneros adultos…” y así sucesivamente.
Cuando se abrió la tablilla, se encontraron dentro cuarenta y nueve cuentas, exactamente el número de animales escrito en la lista. Para Schmandt-Besserat, aquello fue “como una piedra Rosetta”. Durante los siguientes quince años examinó más de diez especimenes y concluyó que estos constituían un sistema primitivo de contabilidad y, en particular, uno que conduciría a la invención de la escritura.
Según el historiador H.W.F.Saggs, “ninguna invención ha sido más importante para el progreso humano que la escritura”. Por su parte, Petr Charvát la llamó “la invención de las invenciones”.
Por tanto tenemos aquí otra idea capital que poner junto a la agricultura como “la más grandiosa de todos los tiempos”. Pero, no podemos pararnos ahí. Los sumerios inventaron también el carro, un hecho básico para la historia del progreso de la humanidad. La cuestión es que si hacemos una lista de los logros que este formidable pueblo realizó antes que cualquier otro, sería difícil saber cuando parar.
En 1946, el erudito estadounidense Samuel Noah kramer empezó a dar a conocer sus traducciones de las tablillas de arcilla sumerias, en las que identificó no menos de veintisiete “primeros históricos” logros conseguidos, descubiertos o registrados por primera vez por los antiguos iraquíes. Entre ellos tenemos las primeras escuelas, el primer historiador, la primera farmacopea, los rimeros relojes, el primer arco arquitectónico, el primer código jurídico, la primera biblioteca, el primer calendario agrícola y el primer congreso bicameral. Los sumerios fueron los primeros que utilizaron los jardines para proporcionar sombra y frescor, los primeros en recoger proverbios y fábulas y los primeros en tener literatura épica y canciones de amor.
La razón para tan extraordinaria explosión de creatividad no es difícil de encontrar: la civilización, lo que hoy reconocemos como tal, sólo apareció después de que el hombre antiguo hubiera empezado a vivir en ciudades. Las ciudades era el entorno más competitivo y experimental que cualquier otro que las hubiera precedido. La ciudad era la cuna de la cultura, el lugar en el que nació casi la totalidad de nuestras ideas más preciadas. Allí se podía mostrar a otros las cosas que éramos capaces de realizar en todos los ámbitos.