Oct
22
¡Esos Personajes!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (1)
De Nicolás Copérnico, cualquier interesado en la ciencia, como los pocos lectores que yo pueda tener, poco les puedo contar que no sepan.
En 1543, el año en el que se publicaron libros (dos) que terminarían convirtiéndose en dos clásicos de la ciencia: De Revolutionibus Oebium Coelestium, de Nicolás Copérnico, y De Humani Corporis Fabrica, de Andreas Vesalio, aunque ninguno de los dos supo nunca desembarazarse de las cargas doctrinales de las disciplinas a las que se referían, Vesalio de Galeno y Copérnico de Aristóteles. Pero ambos, en sus respectivos campos, marcaron una época, un antes y un después.
No me parece oportuno continuar reseñando aquí sus biografías, y con lo mencionado lo dejo. Mejor comento algo sobre Tycho Brahe (1546 – 1601) y Johannes Kepler (1571 – 1630).
Tycho era noble, rico y poderoso, y no seguía las ideas copérnicas. Kepler era de origen humilde, ferviente copérnico, siempre buscando (no con demasiado éxito) el amparo de reyes y aristócratas, no ya para poder trabajar en la ciencia que amaba, sino para simplemente vivir, alimentarse él y su familia, y sin embargo, a los ojos de la historia ambos constituyen un dúo inamovible. No fue porque compartiesen logros científicos, sino porque Brahe hubiera sido, acaso, mucho menos conocido para la posteridad de no haber sido por la relación, breve pero intensa, que mantuvo con Kepler, y porque éste seguramente no habría podido producir lo que fueron sus joyas científicas más preciosas sin acceder a los datos de las observaciones (en especial las de la trayectoria de Marte) de Brahe, el observador astronómico más importante en la era anterior a la invención del telescopio.
Brahe, con la ayuda del rey Federico II, construyó un centro astronómico: uraninburgo, en la isla Hveen de Dinamarca. Le sucedió al frente del mismo su ayudante en Praga J. Kepler que pronto, haciendo uso del material acumulado y sus propias investigaciones, publicó Astronomia Nova en el año 1609, donde presentaba sus dos primeras leyes del movimiento planetario. En 1619 publicó Harmonices Mundi y su tercera ley.
Oct
21
Pensando en voz alta
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (8)
Mi consejo: que nuestro comportamiento no sea nunca causante de males ajenos; que nos conformemos y sepamos valorar lo que tenemos; que tratemos cada día de ser mejores adquiriendo nuevos conocimientos, el verdadero sustento del ser.
Cuanto más sabemos, más podemos ofrecer a los demás.
En mi transcurrir cotidiano, por mi trabajo, veo con mucha pena cómo las personas tratan de engañarse las unas a las otras. Es la forma general, y lo excepcional es el encontrar, muy de tarde en tarde, personas decentes y honradas, mejor o peor preparadas (qué más da) pero nobles de espíritu y limpias de corazón; cuando eso ocurre, es como una ráfaga de aire fresco y perfumado que inunda los sentidos.
Como lo normal es todo lo contrario, la fealdad interior, el engaño, la falsedad, la ausencia de moralidad y de ética, la traición de los “amigos” o familiares, etc., mi remedio es bien sencillo: me encierro en mi mundo particular de la física, la astronomía y, en definitiva, de cualquier rama del saber que esté presente en ese momento en mis pensamientos, y de esa forma, por unos momentos, me olvido de la fea verdad que nos rodea.
Claro que como antes dije, ¡menos mal!, de vez en cuando nos encontramos con ráfagas de aire puro y perfumado que emiten esos espíritus puros, ¡que los hay!
El mes pasado (enero de 2007), comenzó y se celebró en la India el 20 International Joint Conference of Artificial Intelligence, un encuentro en el que se pusieron al día todos los avances en inteligencia artificial, y donde fue celebrado el 50 cumpleaños de su creación.
Oct
21
¡Es tanta nuestra ignorancia!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Mente - Filosofía ~ Comments (1)
A pesar del titulo que arriba le he puesto al trabajo, no por ello, podemos impedir que nuestras mentes, dinamicas en sus pensamientos, puedan imaginar escenarios que, apoyados por lo poco que podamos saber, nos transportan hacia mundos o universos en el que, de alguna manera, podemos visualizar las respuestas a muchas de las preguntas que no sabemos contestar.
Es curioso cuando mi mente está libre y divagando sobre una gran diversidad de cuestiones que, sin ser a propósito, se enlazan o entrecruzan las unas con las otras, y lo mismo estoy tratando de sondear sobre el verdadero significado del número 137 (sí, ese número puro, adimensional, que encierra los misterios del electromagnetismo, de la luz y de la constante de Planck – se denomina alfa (α) y lo denotamos 2πe2/hc), que me sumerjo en las profundidades del número atómico para ver de manera clara y precisa el espesor de los gluones que retienen a los quarks. Sin embargo, mi visión mental no se detiene en ese punto, continúa avanzando y se encuentra con una sinfonía de colores que tiene su fuente en miles y miles de cuerdas vibrantes que, en cada vibración o resonancia, producen minúsculas partículas que salen disparadas para formar parte en otro lugar, de algún planeta, estrella, galaxia e incluso del ser de un individuo inteligente.
Me pregunto por el verdadero significado de la materia, y cuanto más profundizo en ello, mayor es la certeza de que allí están encerradas todas las respuestas. ¿Qué somos nosotros? Creo que somos materia evolucionada que ha conseguido la conquista de un nivel evolutivo en el que ya se tiene conciencia de ser.
Pienso que toda materia en el universo está cumpliendo su función para conformar un todo que, en definitiva, está hecho de la misma cosa, y que a partir de ella surgen las fuerzas que rigen el cosmos y toda la naturaleza del universo que nos acoge. La luz, la gravedad, la carga eléctrica y magnética, las fuerzas nucleares, todo, absolutamente todo, se puede entender a partir de la materia, tanto a niveles microscópicos como a dimensiones cosmológicas, todo son aspectos distintos para que existan estrellas y galaxias, planetas, árboles, desiertos, océanos y seres vivos como nosotros, que somos capaces de pensar en todo esto.
Oct
20
¿Que mundo este! ¿Que sera del mañana?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (16)
¡La imbecilidad de hombre (en algunos casos) es ilimitada!
Siempre existieron “iluminados” que decían querer salvar el mundo. En 1970, Zbigniew Brzezinski avisaba sobre la aparición de una sociedad controlada por la tecnología y dirigida por una élite capaz de influir en los votantes gracias a la superioridad de sus conocimientos científicos.
Para algunos, ese futuro “orwelliano” podría estar acercándose (si es que no está aquí ya) peligrosamente. El control de los poderes públicos sobre los ciudadanos es cada vez mayor; nos controlan absolutamente todo y nos facilitan las noticias que a ellos les interesa tratando de dirigir nuestras voluntades y, cuando aparece un medio que informa libremente, tratan de destruirlo mediante el desprestigio y la mentira y poniéndole todas las posibles dificultades “legales” para que puedan cumplir su cometido.
En nuestro país, España, teóricamente nos regimos por una constitución de la que se basan las demás leyes, y en sus artículos 9, 14, 24, 31 y 103 podemos leer que están garantizadas la legalidad y la seguridad jurídica, que todos somos iguales ante la ley, que tenemos derecho a una tutela efectiva de la justicia y que está prohibida la indefensión, que todos los ciudadanos contribuirán a los gastos generales del Estado de manera justa y proporcional a sus bienes, y se ordena a todas las administraciones públicas que se sometan a la Constitución, a la Ley y al Derecho.
¡Es precioso! Pero desgraciadamente no se cumple.
El deterioro de nuestra sociedad es enorme, los valores no se respetan y hemos entrado en una dinámica del aquí vale todo, la prioridad de conseguir el objetivo, el medio para ello, cualquiera.
¿Hacia dónde nos llevará esto?
Oct
20
Los seres humanos, los mundos, el Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (0)
Los seres humanos, durante toda la vida están aprendiendo y desarrollando su inteligencia. Sin embargo, generalmente, la mayor actividad intelectual se desarrolla desde niño hasta los 35-40 años. Después remite para perder interés y continuar avanzando más pausadamente que en la juventud.
Claro que me estoy refiriendo a los casos de las personas estudiosas y comprometidas con el saber que, en muchos casos, no son todos los que quisieran. Hay muchos de los seres de la Tierra que por sus condiciones sociales, su lugar de nacimiento e incluso el seno de la familia en la que el destino lo trajo a este mundo, aun queriendo, no tendrá nunca la oportunidad de saber, de prepararse, de conocer sobre aspectos de la naturaleza que le inquietan o de poder acceder al conocimiento científico de las cosas.
El ser humano es curioso por naturaleza y su curiosidad le empujó siempre a preguntar y tratar de saber por qué ocurrían las cosas, tales como:
- ¿Por qué la Luna se sostenía en el aire y no caía?
- ¿Qué eran los rayos y de dónde salían los truenos?
- ¿Cómo se producía la lluvia?
- ¿Quién encendía la luz del Sol que nos daba el día y nos calentaba?
Nunca se dejó de hacer preguntas que la falta de conocimiento contestaba valiéndose de las divinidades, inventándose un dios o una diosa para cada situación y, claro está, la falta de conocimiento les producía temor que les llevaba a los sacrificios a los dioses para procurar tenerlos satisfechos y evitar su furor.