Nov
10
Contestando a una pregunta
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (12)
Fue ayer mismo, estando esperaqndo a mi esposa para ir juntos a casa después de la jornada de trabajo, se me acercó un amigo de Huelva, Abogado de prestigio él y que en tiempos ocupó cargos de cierta relevancia en la Provincia de Huelva. Amablemente me abordó para contarme que, días pasados, junto a su mujer, habían contemplados extasiados una puesta de Sol en la Playa de La Antilla (Huelva), y, ambos, sentados cómodamente en su Chalet, habían disfrutado de aquel Sol que todo lo teñia de rojo pintando un paisaje de singular belleza.
Me expresó la curiosidad de su señora esposa por ese color rojo en la puesta de Sol, y, como no podía ser menos, le prometí (ya que allí en medio de la calle no era el lugar) que le haría una breve reseña del fenómeno en mi página donde podía saciar su curiosidad.
En cualquier parte puedes encontrar que la luz rojiza del atardecer se debe a que, de las longitudes de onda que componen la luz blanca, la correspondiente al rojo es la última en desaparecer cuando el Sol se oculta. Como ocurre en el amanecer, el efecto se intensifica cuando la atmósfera tiene humedad y polvo en suspensión.
Los rayos del Sol llegan casi paralelos a la superficie. Cada rayo tiene que atravesar una capa espesa de gases atmosféricos. Estos filtran la radiación solar, y solo dejan pasar la luz roja. El color rojo del cielo se intensifica si hay mucha humedad en el aire o si se avecinan lluvias.
¿Quién no se ha quedado alguna veza fascinado por los colores que podía observar, mientras veía atardecer, o mientras veía los rojos anaranjados de un crepúsculo. Sea cual sea la parte de la Tierra en la que vivimos, montaña, mar…en el cielo se nos presentan a veces colores que van desdee el azul marino ultramar hasta colores rosados. Los pinceles del Universo pueden componer para nosotros, una sinfonía de colores en la que, la variabilidad de la Imagen es tan grande que nunca se reproduce de manera exacta, cada escena, por sí misma, tiene sus encantos y misterios.
Nov
10
Universo I
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
En una supernova, en orden decreciente tenemos la secuencia de núcleos H, He, O, C, N, Fe, que coincide bastante bien con una ordenación en la tabla periódica que es:
H, He, (Li, Be, B) C, N, O… Fe
¿Apreciáis la maravilla? Las estrellas brillan en el cielo para hacer posible que nosotros estemos aquí descubriendo los enigmas del universo y… de la vida inteligente.
Pero está claro que todo el proceso estelar evolutivo inorgánico nos condujo desde el simple gas y polvo cósmico a la formación de estrellas y nebulosas solares hasta los planetas, la Tierra en particular, en cuyo medio ígneo describimos la formación de las estructuras de los silicatos, desplegándose con ello una enorme diversidad de composiciones, formas y colores, asistiéndose, por primera vez en la historia de la materia, a unas manifestaciones que contrastan con las que hemos mencionado en relación al proceso de las estrellas.
Desde el punto de vista del orden es la primera vez que nos encontramos con objetos de tamaño comparables al nuestro, en los que la ordenación de sus constituyentes es el rasgo más característico.
Al mismo tiempo nos ha parecido reconocer que esos objetos, es decir, sus redes cristalinas “reales”, almacenan información (memoria) que se nos muestra muy diversa y que puede cobrar interés en ciertos casos, como el de los microcristales de arcilla, en los que, según Cairns-Smith, puede incluso llegar a transmitirse.
Porque, ¿qué sabemos en realidad de lo que llamamos materia inerte? Lo único que sabemos de ella son los datos referidos a sus condiciones físicas de dureza, composición, etc; en otros aspectos ni sabemos si pueden existir otras propiedades distintas a las meramente físicas.
Nov
10
Sobre el Universo II
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (0)
Refiriéndonos al silicio, que para nosotros es el más importante, señalaremos que las “moléculas” que dicho átomo forma con el oxígeno y otros átomos, generalmente metálicos poseyendo gran nivel de información, difieren en varios aspectos de las moléculas orgánicas, es decir, de las que poseen un esqueleto de átomos de carbono.
El mundo de los silicatos es de una gran diversidad, existiendo centenares de especies minerológicas. Esas diferencias se refieren fundamentalmente a que el enlace químico en el caso de las moléculas orgánicas es covalente, y cuando se forma la sustancia correspondiente (cuatrillones de moléculas) o es un líquido, como es el caso de los aceites, o bien un sólido que funde fácilmente. Entre las moléculas que lo forman se ejercen unas fuerzas, llamadas de Van der Waals, que pueden considerarse como residuales de las fuerzas electromagnéticas, algo más débiles que éstas. En cambio, en los silicatos sólidos (como en el caso del topacio) el enlace covalente o iónico no se limita a una molécula, sino que se extiende en el espacio ocupado por el sólido, resultando un entramado particularmente fuerte.
Al igual que para los cristales de hielo, en la mayoría de los silicatos la información que soportan es pequeña, aunque conviene matizar este punto. Para un cristal ideal así sería en efecto, pero ocurre que en la realidad el cristal ideal es una abstracción, ya que en el cristal real existen aquí y allá los llamados defectos puntuales que trastocan la periodicidad espacial propia de las redes ideales. Precisamente esos defectos puntuales podían proporcionar una mayor información.
Si prescindimos de las orgánicas, el resto de las moléculas que resultan de la combinación entre los diferentes átomos no llega a 100.000, frente a los varios millones de las primeras. Resulta ranozable suponer que toda la enorme variedad de moléculas existentes, principalmente en los planetas rocosos, se haya formado por evolución de los átomos, como corresponde a un proceso evolutivo. La molécula poseería mayor orden que los átomos de donde procede, esto es, menor entropía. En su formación, el ambiente se habría desordenado al ganar entropía en una cierta cantidad tal, que arrojarse un balance total positivo.
No puedo dejar pasar la oportunidad, aunque sea de pasada, de mencionar las sustancias.
Nov
10
Sobre el Universo III
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Hablemos de cuerpos.
Me referiré en primer lugar a los que constituyen nuestro entorno ordinario, que sería todo el entorno que abarca nuestro planeta. En segundo lugar considerare los demás cuerpos y objetos del universo. El análisis de muestras de esos diversos cuerpos ha puesto de manifiesto que, en función de la composición, los cuerpos pueden ser simples y compuestos. Los primeros son, precisamente, los llamados elementos químicos, a las que el insigne Lavoisier (conocido como padre de la química), consideró como el último término a que se llega mediante la aplicación del análisis químico.
Hoy sabemos que son colectividades de átomos isotópicos.
La mayoría de ellos son sólidos y se encuentran en la naturaleza (nuestro entorno terráqueo) en estado libre o en combinación química con otros elementos, formando los diversos minerales.
La ordenación de los iones en las redes se manifiesta externamente en multitud de formas y colores. No obstante debo señalar que, aun siendo abundante esta variedad, no es tan rica como la que corresponde a los cuerpos vivos, tanto animales como vegetales. La explicación se basa en que el número de especímenes moleculares y su complejidad son mucho mayores que en el reino inorgánico.
Sería conveniente, salir al paso de una posible interpretación errónea. Me refiero a que pudiera pensarse que los reinos que acabamos de mencionar constituyen clases disyuntas, esto es, sin conexión mutua. Y no lo digo porque esté considerando el hecho de que el carbono forma compuestos inorgánicos y orgánicos (lo que también hace el silicio), sino porque haya existido, y aún pueda existir, una conclusión, mejor conexión evolutiva del mundo inorgánico y el viviente que no se puede descartar, de hecho yo particularmente estoy seguro de ello. Estamos totalmente conectados con los ríos, las montañas y los valles, con la tierra que pisamos, el aire que respiramos y con todo el resto del universo del que formamos parte.