Dic
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¡Nuestra curiosidad!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Mente - Filosofía ~ Comments (3)
Dentro de nuestro ser están todas las respuestas y solo necesitamos tiempo para encontrarlas. Nuestra mente, es la energía del Universo, aún no sabemos utilizarla y pasara posiblemente, millones de años hasta que estemos preparados para saber lo que en realidad, es la consciencia.
Mientras eso llega, algunos curiosos como yo, con más voluntad que conocimientos, tratan de especular con ideas y conceptos que nos puedan dar alguna luz sobre tan complicado problema.
Nuestra mente es una maravilla de la Naturaleza, algo tan grande que, a pesar de los muchos avances y conocimientos alcanzados, no podemos explicar… Aún.
Está claro que, la materia tiene memoria y, es precisamente esa memoria, la que hace posible el avance de nuestros conocimientos a través de la mente que, sin duda, está directamente conectada con el resto del Universo y las fuerzas que lo gobiernan que son las que hacen posible su funcionamiento tal como acontece.
Pero nada es tan sencillo ni podemos hablar de lo sensorial sin tener en cuenta el plano más simple y cotidiano que está referido a la materia, a nuestro cuerpo.
Entender las claves que explican el devenir de la vida sobre este planeta, con la idea en el horizonte de aspiraciones intelectuales a que nos aboca la conciencia del SER, no resulta fácil, la complejidad de la empresa exige tener en cuenta múltiples factores que no siempre estamos preparados para comprender.
Lynn Margulis comenzó a explorar los caminos de la genética a partir de un libro escrito en el siglo XIX por Edmund B.Webs. En ese texto encontró reflexiones sobre la herencia citoplasmática y datos sobre las bacterias, entonces no muy consideradas en el estudio del origen de la vida.
La doctora Margulis, profesora del Departamento de Geociencias de la Universidad de Massachusselts (Estados Unidos) relacionó el papel de las bacterias con la microbiología, una ciencia surgida de la medicina, de la salud pública y del procedimiento seguido para procesar los alimentos. De ahí saltó al estudio del tema que ocupa su curso magistral: Contribución de los microbios a la evolución.
Me puedo contar entre los privilegiados que pudimos asistir al curso, celebrado en los encuentros de verano de la Universidad Iberoamericana de La Rábida (huelva). Tomé mis notas que ahora hace posible este comentario.
Ella centraba el curso en la enorme importancia que tenían los microbios para nosotros, no siempre bien valorados.
Los microbios pueden ser definidos como organismos que no podemos ver a simple vista y, la cultura popular dice que tan sólo sirven de agentes para canalizar enfermedades, pero esa apreciación conlleva un error muy serio. Por ejemplo: el 10% del peso del cuerpo humano, en seco, está compuesto por microbios, sin los cuales no podemos vivir ni siquiera un día.
Ellos asumen tareas tan importantes como la de generar el oxígeno del aire que precisamos para respirar.
Además, tienen un papel fundamental en la evolución de la vida: todos los seres vivos considerados simples -animales, plantas, hongos, etc.- están hechos de microbios en combinación simbiótica con otros organismos. Se trata de una historia que se aleja en el pasado hasta 3.500 millones de años en el curso de la vida sobre la superficie de nuestro planeta: La Tierra.
Los conceptos que maneja y esgrime la doctora en genética, están encuadrados en una visión totalmente contradictoria con la religión y otros muchos conceptos culturales.
En el debate-coloquio, pregunté a la doctora Margulis si la mala imagen de los microbios nacía de un estudio deficiente de la microbiología, o si simplemente surgía a partir de tópicos sin fundamentos. Su contestación fue:
“La asociación de esos pequeños organismos con aspectos negativos se explica por el origen de su estudio científico, que siempre estuvo relacionado con descubrimientos ligados a la investigación en torno a enfermedades. Junto a esta idea, lo cierto es que pensamos en formas ideales que corresponden al esquema platónico de hace casi 30 siglos, cuando en realidad no existen tales ideas sino organismos que interaccionan con el medio ambiente en el que se encuentran. Esta colaboración recibe el nombre de ecología. De hecho, el concepto de independencia no tiene sentido en este campo: al margen de los microbios moriríamos inmediatamente.”
Aquel día, como casi todos los días de mi vida, aprendí cosas nuevas y muy interesantes que me confirmaron que nuestras vidas, podrían ser cualquier cosa, menos simples.
Es tal el nivel de complejidad implicado que, precisamente por eso, no somos capaces de explicarla al completo, solo vamos dominando parcelas limitadas que, algún día, al ser unidas, nos darán las respuesta.
Como ya apuntaba al principio de esta parte del del comentario, cada ser humano es una consecuencia, cambiante en el tiempo, de la interacción entre una dotación genética única y una serie de experiencias, también única, en el mundo. Y es por ello que el hombre no viene predeterminado al mundo.
Y es de esta manera además que, en alguna medida, el hombre puede soñar en una libertad que llama libre albedrío y que él cree que le permite hacerse así mismo. A ello, que no es nuevo, habría que añadir hoy otra dimensión de trascendencia no imaginable.
emilio silvera
el 9 de enero del 2009 a las 21:12
Hola amigo Emilio Silvera:
La enhorabuena por todos tus artículos. Y concretamente en éste porque acabas mencionando el libre albedrío y una dimensión de trascendencia no imaginable. Es que coincide con lo que yo llamo campo puro o primordial.
Por otra parte realmente los microbios son muy importantes para la vida del hombre y son el primer eslabón evolutivo de la vida. Si ahora encuentran vida en Marte, por ejemplo, probablemente no se encuentre otra cosa más que este primer eslabón evolutivo, los microbios.
Pero hablando de evolución todavía se me ocurre plantear una cuestión previa a la vida. El Evolucionismo darwiniano está centrado en la evolución de la vida, pero ¿y las partículas subatómicas que ya existían en el momento del big-bang?, ¿es que no precisaron de un proceso evolutivo previo?. Dejo la pregunta en el aire. Yo no creo que surgieran así por las buenas sin un proceso evolutivo previo, aunque todos nos podemos equivocar, incluso yo.
Un fuerte abrazo. Ramon Marquès
el 4 de diciembre del 2010 a las 4:14
Hola Amigo Emilio.
Que maravilla poder asistir a un curso, y dialogar mano a mano con una personalidad relevante, de la estatura de la Dra. Margulis. Bien te lo merecés.
Saludos cordiales.
el 4 de diciembre del 2010 a las 10:36
Así fue amigo Nelson, uno de esos días que uno apunta en su agenda de lo inolvidable. Primero la interesantisíma charla de la Doctora que, con su poderosa argumentación científica, finalizaba ganando la partida a los más incrédulos.
Por mi parte, presté atención a cada una de sus palabras y, la guinda del pastel estuvo cuando al finalizar nos dio, a todos los presentes, la oportunidad de entablar un diálogo de preguntas y respuestas que redondeó la conferencia completando aquellos huecos de vacío que nuestras mentes podían tener con respecto al tema.
Un día memorable.
Saludos amigo.