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¿Sabremos algún día, lo que la Conciencia es?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Mente - Filosofía ~ Comments (5)
Todo el mundo sabe (más o menos) lo que es la Conciencia: es lo que nos abandona cada noche cuando dormimos y reaparece a la mañana siguiente cuando nos despertamos. Esta engañosa simplicidad nos lleva a recordar lo que William James decía a finales del siglo XIX sobre la atención: “Todo el mundo sabe lo que es la atención; es la toma de posesión por la Mente, de una forma clara e intensa, de un hilo de pensamiento de entre varios simultáneamente posibles”. Más de cien años más tarde, son muchos los que creen que seguimos sin tener una comprensión de fondo ni de la atención, ni de la Conciencia.
¡La Conciencia! Que no siempre está con nosotros
El cogito ergo sum, “pienso, luego existo”, que formuló Descartes como fundamento de su filosofía en Meditationes de prima philosophia, era un reconocimiento explícito del papel central que representaba la conciencia respecto a la ontología (qué es) y la epistemología (qué conocemos y cómo lo conocemos).
Si lo tomamos a pie juntillas, “soy consciente, luego existo” conduce a la creencia de que nada existe fuera de la propia conciencia, una proposición que naturalmente no puede seducir al alejarse de la realidad. La Mente, el lugar de residencia de la Conciencia genera ideas, percepción, pensamientos… La Conciencia Humana es una función comnpuesta.
Hace mucho que existe un debate filosófico sobre el problema del cuerpo-mente que hoy alcanza unos niveles extraordinariamente sofisticado y, dentro de su gran diversidad, las disputas entre filósofos nos hacen saber de las divergencias existentes en las ideas que, sobre el tema se tiene, lo cual nos lleva a saber que existe aún, una gran ignorancia, y, aunque llevamos mucho tiempo intentando resolver el problema cuerpo-mente, la realidad es que el problema se nos ha resistido de forma obstrinada y sigue persistiendo. Hasta tal punto es así que muchos se preguntan si seremos capaces de resolverlo alguna vez.
Un estado alterado de conciencia es un estado del cerebro en la que uno pierde el sentido de identidad con el propio cuerpo o con el mundo que le rodea. La “ciencia de la mente” siempre ha tenido problemas para situar el problema central -la conciencia- dentro de un marco teórico aceptable. Aquí si que cabe decir que hemos estado (y, estamos)m dando palos de ciego…
La Conciencia trasciende al cuerpo y sale de nosotros, viaja hacia el infinito y sin barreras que la pueda parar, instantánemanete, puede estar en la Galaxia Andrómeda o dentro del núcleo de un átomo. Nada en el Universo se le puede igualar, adquiere información de alguna cosa, conoce lo que aquello es, y, de manera inmediata, puede formar parte de él, se trate de lo que se trate: Una estrella, una Nebulosa, Supernova, o, Púlsar…la Conciencia se puede situar allí y contemplar los acontecimientos que están sucediendo y, para ello, sólo necesita la información de lo que el objeto es. Nada en nuestro Universo se puede comparar con nuestra Imaginación, es decir, la Conciencia.
Claro está que sólo soy un curioso deseoso de saber, y, desde luego, tengo mis propias ideas sobre el tema que no siempre coinciden con las que de la Conciencia nos dan “los expertos” que se refieren y hablan del conocimiento neurológico con gran parquedad, sin tener en cuenta que la base neurológica de la conciencia reside en el cerebro entero, y, para ocultar su ignorancia, se esconden detrás de palabras rimbombantes tales como: núcleos telemáticos, el núcleo reticular, la formación reticular mesencefálica, la red intracortical tangencial de capas I-II y los bucles talamocorticales…¡imponentes! pero, ¿qué pequeñetas quieren decir con todo eso?.
¿Contribuye la corteza visual primaria a la experiencia consciente?
Pensemos por un momento que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: el cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que para hacer la descripción empleáramos.
La mente humana es tan compleja que no todos ante la misma cosa vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere. De entre diez personas, sólo coinciden tres, los otros siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.
¡Es verdad! Formamos parte del Universo.
Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío para decidir. Sin embargo, la misma prueba realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: físicos, matemáticos, químicos, etc, hace que el número de coincidencias sea más elevado; más personas ven la misma respuesta al problema planteado. Esto nos sugiere que la mente está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.
¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance? ¿O es de alguna manera posible, romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?
¡Somos tan osados! No nos conocemos a nosotros mismos y estamos pensando en poner sentimientos en seres artificiales…Lo más paradójico es que, con el tiempo, lo conseguiremos y, seguiremos ignorantes de lo que nuestra conciencia es.
La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en este campo del conocimiento complejo de la mente, y como en la física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia, y aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya que con nuestro quehacer podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción interrumpienso el aprendizaje que nos lleve a conocer…La Conciencia.
Una cosa sí está clara: Ninguna explicación científica de la Mente podrá nunca sustituir al fenómeno real que la propia mente pueda experimentar y sentir.
¿Quién duda a estas alturas de nuestra conexión con el Cosmos?
Estoy totalmente convencido de que de alguna manera, nuestras mentes están conectadas con el Cosmos del que formamos parte. Estamos aquí y nos parece de lo más natural, nunca nos paramos a pensar en cómo fue eso posible, en cómo surgió tal maravilla. A partir de la materia “inerte” evolucionada surgen entes pensantes, vivos, ¿cómo fue posible? Hay que pensar (lo he referido en muchas ocasiones) que el material del que estamos hechos se fabricó en las estrellas a partir del elemento más simple, el hidrógeno, que evolucionado a materiales más complejos llegaron hasta nuestro Sistema Solar primitivo en formación para constituirse en parte del planeta Tierra en el que, bajo ciertas condiciones atmosféricas, presencia de agua y de radiación cósmica, dio lugar al nacimiento de aquella primera célula capaz de reproducirse, que evolucionó hasta nosotros.
Aquí, en Nebulosas como ésta, están los materiales que dejaron explosiones dee supernovas para que pudieran surgir nuevos mundos y formas de vida que, evolucionadas, pudieran llegar hasta el nivel de Consciencia del que estamos aquí hablando, y, esos seres vivos pueden llegar a constituirse:
Combinando de muy diversas maneras los elementos que lo componen, el organismo logra formar los miles y miles de compuestos químicos que lo estructuran. En cierta forma, nuestro cuerpo es de lo más común y corriente; los más de 20 elementos que lo componen pueden encontrarse en cualquier puñado de tierra, y no hay uno que no forme parte de los objetos más triviales. Pero, combinando de muy diversas maneras los elementos que lo componen, el organismo logra formar los miles y miles de compuestos químicos que lo estructuran. El que más abunda, representa del 70 al 85% del peso total, es un compuesto muy común, el agua; pero hay muchos otros que no existen fuera del mundo orgánico. Después del agua, los principales componentes de nuestro cuerpo son las proteínas, que constituyen del 10 al 20% del total. Siguen en importancia cuantitativa las sales inorgánicas (combinaciones de metales con no metales), los lípidos (grasas), los carbohidratos (azúcares y almidones) y los extraordinarios ácidos nucleicos. Entre estos últimos hay dos de suma importancia: el ADN, que lleva codificado el proyecto de organización de nuestro cuerpo, y el ARN, que permite al organismo llevar a cabo ese proyecto. Lo más notable es que el cuerpo, lejos de ser un conjunto estático de compuestos químicos, es un organismo vivo, dinámico, altamente organizado y magníficamente diseñado, capaz de construirse por sí mismo, crecer, actuar y reaccionar ante el medio externo, regular sus propias funciones y mantener todas sus partes en bastante buen estada Además de todo esto, se reproduce para asegurar la continuidad de la especie humana.
Estamos hechos de energía pura fabricada en las estrellas y nuestras mentes evolucionan formando parte de un universo en constante expansión del que, sin que nos demos cuenta, recibimos continuos mensajes que nos mantiene conectados a esa fuerza invisible que nos hace pensar para descubrir su fuente.
Es engañoso creer que la maraña de conexiones de nuestra mente, resulte ser un Caos, nada más lejos de la realidad. Dentro de toda esa complejidad, se desarrollan procesos cognitivos que nos llevan a la comprensión del mundo que nos rodea y, desde el aprendizaje y la experiencia, a través de los mensajes ede los sentidos, llegaremos a adquirir, cada vez, una mayor consciencia.
En algún momento breve he tenido la sensación de tener en mi mente la solución a un pensamiento continuado sobre un problema científico que me preocupa y quisiera conocer. La sensación de ese saber, de tener esa respuesta deseada, es fugaz, pasa con la misma rapidez que llegó. Me deja inquieto y decepcionado, estaba a mi alcance y no se dejó atrapar. Me ocurre con cierta frecuencia con distintos temas que me rondan por la cabeza. Sin embargo, esa luz fugaz del saber aparece y se va sin dejar rastro en mi mente que me permita, a partir de una simple huella, llegar al fondo de la cuestión origen del fenómeno.
La mente humana es una maravilla. Esas sensaciones que antes he mencionado y que en mí, llegan y se van sin dejar huellas, son las mismas que sintieron Galileo, Kepler, Newton, Planck o Einstein, lo único diferente es que en ellos la sensación no fue tan fugaz; se quedó el tiempo suficiente en sus mentes como para que pudieran digerir el mensaje y comunicar al mundo lo que les había transmitido. Así, a fogonazos de luz del saber, avanza la Humanidad.
Nadie ha podido explicar nunca como llegan esos fogonazos de luz del conocimiento a unas pocas mentes elegidas.
Yo y el libre albedrío.
El cerebro se cuenta entre los objetos más complicados del universo y es sin duda una de las estructuras más notables que haya producido la evolución. Hace mucho tiempo, cuando aún no se conocía la neurociencia, se sabía ya que el cerebro es necesario para la percepción, los sentimientos y los pensamientos.
En tanto que es objeto y sistema, el cerebro humano es muy especial: su conectividad, su dinámica, su forma de funcionamiento, su relación con el cuerpo y con el mundo… no se parece a nada que la conciencia conozca. Su carácter único hace que el ofrecer una imagen del cerebro se convierta en un reto extraordinario. Aunque todavía estamos lejos de ofrecer una imagen completa del cerebro, sí podemos ofrecer retazos y datos parciales de algunos de sus complicados mecanismos. Sin embargo, carecemos de información para generar una teoría satisfactoria de la conciencia.
¡Increíble, grandioso! ¿Pero sabemos encausarlo? De momento: NO.
emilio silvera
Nota: Agradecer aquí a Gerald M. Edelman y Giulio Tononi, su libro “El Universo de la Conciencia” en el que, después de leerlo pude saber “Cómo la materia se convierte en imaginación”.
el 31 de agosto del 2011 a las 10:48
Esos fogonazos de luz a los que te refieres, yo he pensado que alguna vez, puede ser como programación a través de ondas cósmicas, que lo graba en el interior de tu mente, igual que los sueños que no recuerdas, para luego, cuando estés preparado, enlazar los conocimientos y llegar a un entendimiento de manera subjetiva, como una programación virtual de nuestro cerebro para algún fin.
Claro, pero si esto es así, ¿significa que nos programan como robots desde el universo?
Deberíamos meditar e investigar con nuestra mente dentro de nuestro cuerpo, y al ser conscientes de lo que nuestro cuerpo es, poder manejar algunos entramados de nuestra mente, a la cual llega información de este tipo que te refieres, y no podemos profundizar en sus archivos para estudiarlo y entenderlo.
Si profundizamos con la mente en nuestro cuerpo, quizás podemos llegar a comprender esa parte del universo a la cual pertenecemos, para después conocer el resto, pero el principio sería conocernos a nosotros mismos.
Nuestro cuerpo, solo sigue un progreso hacía el envejecimiento, pero lo que real-mente evoluciona, es la mente, es la que aprende. Nuestro cuerpo es solo el medio utilizado para su realización. En nuestra mente es donde reside nuestro gran poder y nuestra verdadera evolución.
El poder y dominio de nuestra mente hacía nuestro cuerpo, es inmenso.
Gracias, amigo Emilio por hacerme pensar.
El verano pasado, en la tramuntana al norte de Mallorca, viví experiencias más que increíbles y maravillosas, que os resumo muy mucho.
Después de una estancia, donde el tiempo parecía no existir, o al menos correr muchísimo más lento de lo que habitualmente percibe mi ser, conseguí en mi experiencia, bañarme entre rocas a las 4:30 de la noche, sin luna, en una inmensa oscuridad, a media hora andando de la población, donde las montañas rompen en el mar, con una orilla plagada de luces brillantes, que al acercarme a ½ metro, ví que eran los ojos de los cangrejos, salté y nadé hasta un lugar de 3, 4 metros de profundidad, flotando panza arriba durante 10 minutos aprox. Hasta que conseguí auto convencerme de que era luz, estaba iluminado, ninguna fuerza del mal se me podía ni acercar, me encontraba en paz con el mundo, y por tanto, nada me podría pasar.
Conseguí cerrar los ojos y flotar sin miedo, hasta que la marea me llevo a chocar con las rocas de la orilla, no me he sentido con más fuerza mental en mi vida.
Por causalidades, perdí 2 aviones, y me dí cuenta que cada uno de ellos lo había perdido por algo.
En el ultimo día, lleno de energía, valor y la autoestima por encima de niveles inimaginables, me subí a la montaña de Teix, que luego me dijeron, que es la que atrapa a los pintores, le dije a mi novia que iba a hablar con la muerte, fue una sensación mágica que tuve dias anteriores desde el cementerio.
Me subí a la montaña sobre las 19:00h. y llegué a un punto alto sobre las 22:00h. con un bocadillo, unos tragos de agua y 3 camisetas. Después de estar allí, decidí hacer noche aún sabiendo que era alerta amarilla por tormenta y con la pantalla del movil estallada en una caida.
Hasta las 3-4 de la noche, lo pasé con el mismo estado de “soy luz” y nada me puede pasar, superé incluso el miedo de pensar en criaturas negras especie de lobo y pantera que salen en la película Avatar, pero cuando empezó a llover y tuve que subir a covijarme en la grieta claustrofobica de la roca, donde la cornisa que me resguardaba de la lluvia estab a 3 metros sobre mí, encogido en forma fetal, me mojaba uno de los pies la lluvia, empecé a hablar con la muerte, durante toda la interminable noche. No sé si eran las 3 o las 4, por que mi mente no fue capaz de contar si sonaron 3 o 4 campanadas en la iglesia del pueblo. Al principio pensé que si tenía frío, me pondría a andar hasta que amaneciera, pero no conté con las 3 horas de subida que me habían agotado y desvanecido, mi fuerza física era cero, incrementado por el desvaido del hambre, el frío y la falta de agua.
Comí una algarroba que había recogido durante el camino, pero el estomago lo tenía tan fastidiado, que me entraban nauseas y no fui capaz de acabarla.
Me era imposible coordinar que era el estado emocional de la mente cuando estaba convencido de que no me iba a pasar nada, pero el lado racional, me decía que estaba exhausto, muerto de frio, desvaido, y fisicamente mi vida sólo dependía de un minimo soplo de brisa de aire que hiciera llegar el agua de lluvia a mi cuerpo para morir de lipotimia. La cornisa que me protegía, estaba 3 metros sobre mí, y por tanto el cambio del aire, sólo debería ser centesimal para mojarme. La parte reptil de mi cerebro, me hizo llegar a un estado de letargo, donde sólo era cuestión de horas aguantar debajo de la cornisa de la roca en posición fetal, intentando preservar el máximo calor posible, que no encontraba por ningún lado. Dejé de sentir mi cuerpo, pero mi mente no paraba.
Estuve haciendo equilibrio en el fino hilo que une la vida y la muerte, la tranquilidad y la desesperación. No sabía como sostener el pensamiento positivo de soy luz, cuando al mismo tiempo era consciente de que un mínimo soplo de aire me podía arrebatar la vida, y al mismo tiempo, también era consciente de que tenía hijos y bastantes cosas que hacer por ellos todavía, con lo cual la muerte no formaba en absoluto parte de mis planes. .¿cual de las dos era la verdadera consciencia?¿tuve el poder de elegir?
Cuando se hizo el día, ya que bajar de noche era imposible, estaba rodeado de precipicios verticales interminables, y aún de día era difícil encontrar el sitio por donde bajar, baje llorando, y con una gran lección aprendida, impresa a fuego, de lo poderosos y frágiles que somos al mismo tiempo.
Con lo cual deduzco, que nuestra mente debería conocer a nuestro cuerpo perfectamente y mostrarnos claramente hasta donde pueden llegar nuestro logros, y cuales son nuestras limitaciones.
Curiosamente he tardado un año en ampliar la lección teniendo en cuenta el medio, darme cuenta de que fui el hombre más poderoso de la tierra en la mitad del mar y de la oscuridad, donde teóricamente somos más frágiles, y lo más débil que se puede llegar a ser, con los pies puestos sobre la tierra, allí donde nos encontramos seguros.
El poder de la mente de superar miedos que hoy día no sé si sería capaz de realizar, me mostró los dos extremos de forma radical (llegando a la raiz), en su más amplia gama de percepciones.
¿Cuál era la consciencia, en un acto tan insconciente? ¿la parte emocional que me aseguraba que era una experiencia y no debía temer? ¿la parte racional que me recordaba que tenía limitaciones físicas y había sobrepasado el límite?¿ ¿la parte reptiliana que me hizo adoptar una estrategia de aguante para sobrevivir?
Y ¿Cómo se busca un equilibrio entre las tres para encontrar la esencia?.
el 1 de septiembre del 2011 a las 6:45
Amigo Floren, ¡es todo tan complicado! Unas veces pienso que todas las respuestas residen en nuestro interior, que sólo tenemos que saber buscar para encontrarlas, y, sin embargo otras, pienso que primero debemos conocer el exterior, lo que hay ahí fuera para comprender lo que hay dentro de nosotros, ya que, el origen de todo comenzó en el espacio exterior cuando una estrella masiva, al final de su vida, explotó como supernova y sembró el espacio con una Nebulosa de la que surgió, después de millones de años, nuestro Sistema Solar, con un planeta, la Tierra, que cumplía todos los requisitos para que la vida pudiera surgir.
Fijate que hasta llegar aquí, han tenido que pasar 4.500 millones de años y, partiendo de una célula replicante, se llegó a conformar miles de millones de espcies, cada vez más sofisticadas entre las que, aparecimos nosotros después de que, el 99 por ciento de todas las que existieron desaparecieran.
Nuestra consciencia es algo tan complejo que, comprender su “historia” desde la materia inerte hasta los pensamientos…no será nada fácil. Tenemos sensaciones que no sabemos explicar, nos llegan mensajes que entendemos am media, recibimos información que reciclamos y tratamos de comprender para continuar avanzando. Sin embargo, nuestro transcurrir (el de la evolución de la Mente), marcha al ritmo del Universo, es decir, no se atiene a nuestro tiempo, es el Tiempo del Universo el que manda y, sin prisas, hace su trabajo de transformación (evolución) que, aunque no cesa y avanza, va despacio, muy despacio, ya que la obra que se está realizando, probablemente sea la más compleja, completa y perfecta que en el Universo habite.
Puede ser que algún día, muy lejos aún en el Tiempo, podamos llegar a comprender lo que la Conciencia es.
Por lo demás, y, leyendo tu relato, ¡por favor! no me invites a ir contigo de vacaciones.
Un abrazo.
el 1 de septiembre del 2011 a las 17:06
Amigo Emilio, pues que vacaciones pasé!
He relatado sólo la experiencia del mar de una noche y la de la montaña de la última noche, pero viví con un bienestar como nunca antes lo había hecho, quizás por estaba sólo y no tenía a los niños ni a a nadie a mi cargo, y ya esa sóla liberación era mucho para ser uno mismo. Dormí varias noches en las “terrazas” de los acantilados donde unos metros por debajo el mar acariciaba las rocas, era impresionante ver anochecer y amanecer allí, un “Hotel de mil estrellas” ……….como lo llamaba un hombre que se pasaba el verano durmiendo en una “terraza” de estas con sólo un saco de dormir y una manta, desayunaba moras de los zarzales y se abrazaba a los pinos para darles los buenos días y compartir su energia. ¡¡que de gente conocí que veía más allá de lo sus ojos le muestran!!
Otro incluso, me comentó que cuando más féliz a sido fué cuando le dijo a su madre que dejaba el trabajo y se iba a hacer el camino de santiago, se colgó la moquila en la espalda, y tardó un año y medio en volver a casa. Decía que cuando un ser está en paz con el mundo, sólo tiene que pedir al universo lo que necesita, y éste, sin saber como, te lo dá.
De todos modos, en aquel lugar las montañas forman una gigantesca media antena parabólica que no sé si continuará bajo el mar, y en su centro, sube desde la cala en forma de espiral hasta el cementerio que se encuntra en lo alto del cerro, donde alrededor se adjunta el pueblo, y estoy seguro de que recibe algún tipo de energía desde el universo distinta a la de otros lugares.
Un alto porcentaje de gente asegura haber visto ovnis, y se respira un ambiente de paz increible, la belleza es casi indescriptible.
En fín, no sé si esto es así, o yo estaba más que predispuesto a vivir sensaciones, el caso es que casi toda mi estancia fué casi mágica en un entorno paradisiaco.
el 2 de septiembre del 2011 a las 6:49
Amigo mío, conozco todas esas sensaciones que nos cuientas y, ahí, en lugares y ocasiones como esas, tenemos la oportunidad de conectar con el Universo, la Naturaleza se deja sentir pero, para ello, es necesario que estemos predispuestos a escuchar lo mucho que nos tiene que decir…No todos tienen la capacidad de escucharla.
¡Es tan Hermosa!
Un abrazo.
el 1 de septiembre del 2011 a las 8:02
¡Hay conciencia, si pudiera saber que eres todos los demás problemas estarían resueltos! Te podría en el estado deseado, te optimizaría y después, te manipularía, te sacaría lo que quisiera, te preguntaría lo que no se y lo sabría. Pero el día que modele lo que eres, tendré que volver a modelarte para ver como te modelas…
Conciencia eres física, matemática, amor, música, literatura, poesía, familia, odio, guerra, pasiones bajas… ¿como puedes con tanto? el cuerpo mas feo y débil y tu mas linda y fuerte, ¡egoísta! Como decimos los físicos para consolar la curiosidad, un estado sin análogo clásicos…
Experimente la deshidratación por parasitismo; diarrea y vómitos, estaba rodeado de personal calificado y antes de ser hidratado estuve bastante conciente porque lo recuerdo bastante bien. Otra vez por razones que no vienen al caso, la experimente en el mar, en una embarcación, rodeado de dos personas, por cansancio set y hambre nos dormimos por poco tiempo, cuando nos despertamos nos volvimos loco por unos instantes dando gritos buscando a una cuarta persona. Después nos reímos al darnos cuenta que esa persona nunca monto en la embarcación, Había decidido regresar desde la costa, ¡tres personas distintas perdimos el estado conciente! Decidimos que la persona de más autoridad, descansara más y regulara la cantidad y el tiempo en que tomábamos agua. ¿Sentimos temor de la muerte o de que fuéramos inconcientemente a hacernos danos por el agua?, no lo se, pero la conciencia tomo decisiones buenas en esos días. Comprendí que el agua, un solo elemento es vitar en el proceso dinámico de hacernos conciente del mundo que nos rodea. Esto nunca lo olvide, y después pude entender muchos errores fatales por carencia de agua, y que muchos los llamaron tonterías o malas decisiones; cuando en realidad fueron cosecuencia de la imperceptible deshidratación mental.