Ene
3
Decir que se conoce el Universo es, ir demasiado lejos.
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (2)
Me hace gracia ver y escuchar como “doctos” licenciados dicen que ellos conocen lo que es el Universo. Por ejemplo, lo que pasó en los primeros tres minutos a partir de lo que llamamos Big Bang. En realidad, se están refiriendo a que tienen un modelo del Universo temprano, y que este modelo encaja con los resultados que hasta el momento hemos obtenido mediante experimentos y observaciones. Sin embargo, de vez en cuando, se hacen descubrimientos sorprendentes y podemos leer en la prensa noticias como ésta:
NASA descubre que agujeros negros eran comunes en universo temprano
“Científicos de la NASA encontraron pruebas directas de que los agujeros negros eran comunes en los principios del Universo, gracias a las fotografías tomadas por el Observatorio de rayos-X Chandra.
Observatorio de rayos X Chandra
“Este descubrimiento muestra que los agujeros negros jóvenes crecieron con mayor rapidez de lo que se pensaba hasta ahora, a la par que el crecimiento de las galaxias que los albergan.”
Chandra escrutó durante seis semanas una zona del cielo determinada y los astrónomos obtuvieron los resultados combinados de las imágenes ópticas e infrarrojas que, combinados con imágenes del Telescopio Espacial Hubble, permitieron buscar agujeros negros en 200 galaxias distantes.
“Hasta ahora, no teníamos idea del papel de los agujeros negros en estas primeros galaxias, o si existían”, señaló Ezequiel Treister de la Universidad de Hawai y autor principal de un estudio que publica esta semana la revista Nature.
“Ahora sabemos que están allí, y están creciendo frenéticamente”, señaló el científico.”
El descubrimiento nos hace saber que, además de tener su origen en las estrellas masivas que llegan al final de sus vidas, los agujeros negros pudieron formarse por otros mecanismos a partir de grandes conflomeraciones de materia en la gravedad que, libre de oposición, pudo comprimir la materia hasta el estado de agujero negro, es decir, una singularidad.
La formación de los Agujeros negros siguen caminos diversos y se pueden crear a partir de situaciones diferentes.
De esto podemos deducir que no siempre, el modelo científico que tenemos, es una fiel imagen de la realidad. Los átomos y las moléculas que componen el aire que respiramos, por ejemplo, se pueden describir en términos de un modelo en el que imaginamos cada partícula como si fuera una pequeña esfera perfectamente elástica, con todas las pequeñas esferas rebotando unas contra otras y contra las paredes del recipiente que las contiene.
Esa es la imagen mental, pero es sólo la mitad del modelo; lo que lo hace modelo científico es describir el modo como se mueven las esferas y rebotan unas contra otras mediante un grupo de leyes físicas, escritas en términos de ecuaciones matemáticas. En este caso, éstas son esencialmente las leyes del movimiento descubiertas por Newton hace más de trescientos años. Utilizando estas leyes matemáticas es posible predecir, por ejemplo, que le pasará a la presión ejercida por un gas si se aplasta hasta la mitad de su volumen inicial. Si hacemos el experimento, y, el resultado que se obtiene encaja con la predicción del modelo, este será un buen modelo.
De hecho, todos los modelos científicos tienen aplicabilidad limitada. Ninguno de ellos es “la verdad “. Cuando un científico afirma, por ejemplo, que el núcleo de un átomo está compuesto por partículas denominadas protones y neutrones, lo que en realidad debería decir es que el núcleo de un átomo se comporta, bajo determinadas circunstancias, como si estuviera formado de protones y neutrones. Los mejores científicos toman el “como sí “, pero entienden que sus modelos son, efectivamente, sólo modelos; científicos menores a menudo olvidan esta diferencia crucial.
En el vacío espacial se pueden lograr experimentos imposibles aquí
Los científicos menores, y muchos no-científicos, tienen otra idea equivocada. A menudo piensan que el papel de los científicos hoy en día es llevar a cabo experimentos que probarán la exactitud de sus modelos con una precisión cada vez mayor (hacia posiciones con más y más decimales). ¡En absoluto! La razón para llevar a cabo experimentos que demuestren predicciones previas no comprobadas es descubrir dónde fallan los modelos. Encontrar defectos en sus modelos es la esperanza abrigada por los mejores científicos, porque esos defectos destacarán los lugares donde necesitamos una nueva comprensión, con modelos mejores, para progresar.
El arquetípico ejemplo de esto es la gravedad. La ley de la gravedad de Isaac Newton se consideró la pieza clave de la física durante más de doscientos años, desde la década de 1680 hasta comienzos del siglo XX. Pero había unas pocas, aparentemente insignificantes, cosas que el modelo newtoniano no podía explicar o predecir, referente a la órbita del planeta mercurio y al modo como la luz se curva cuando pasa cerca del Sol. El modelo de gravedad de Albert Einstein, basado en su teoría general explica lo mismo que el modelo de Newton pero también explica esos detalles sutiles de órbitas planetarias y curvatura de la luz. En ese sentido, es un modelo mejor que el anterior, y hace predicciones correctas (en particular, sobre el Universo en general) que el viejo modelo no hace. Pero el modelo de Newton todavía es todo lo que se necesita si se está calculando el vuelo de una sonda espacial desde la Tierra a la Luna.
En Isla Príncipe, Eddintong comprobó la curvatura de la luz en el eclipse de Sol, y, de esa manera, confirmó la relatividad general de Einstein que, vino a depurar y mejorar aquella anterior de Newton que tanto juego dio a los científicos.
¿SABEMOS COMO COMENZÓ EL UNIVERSO?
Esta ahora ampliamente aceptado que el Universo donde habitamos surgió a partir de una singularidad con densidad y energía “infinita” que dio lugar a una bola de fuego caliente y densa a la que llamamos Big Bang. En los años veinte y treinta, los astrónomos descubrieron por primera vez que nuestra Galaxia es simplemente una isla de estrellas dispersa entre muchas galaxias similares, y que grupos de estas galaxias se están apartando las unas de las otras a medida que el espacio se expande.
Esta idea del Universo en expansión fue realmente predicha por la teoría general de la relatividad de Einstein, terminada en 1916 pero no se tomó en serio hasta que los observadores hicieron sus descubrimientos. Cuando se tomó en serio los matemáticos descubrieron que las ecuaciones describían exactamente el tipo de expansión que observamos, con la implicación de que si las galaxias se van alejando con el tiempo entonces deberían haber estado más juntas en el pasado, y hace mucho tiempo toda la materia en el Universo debería estar acumulada en una densa bola de fuego.
Es la combinación de la teoría y de la observación la que hace que la idea del Big Bang sea tan convincente; en los años sesenta llegó una clara evidencia, con el descubrimiento de un siseo débil de ruido de radio, la radiación cósmica de fondo, que viene de todas las direcciones del espacio y se interpreta como la radiación restante del mismo Big-Bang.
Como la expansión del Universo, la existencia de esta radiación de fondo fue predicha por la teoría antes de ser observada experimentalmente. A finales del siglo XX, la combinación de teoría y observaciones había establecido que el tiempo que ha pasado desde el Big Bang es de unos 14 mil millones de años, y que existen cientos de miles de millones de galaxias como la nuestra dispersas de un extremo al otro del Universo en expansión.
Miles de millones de galaxias que adornan el espacio interestelar y hace posible que el Universo, contenga muchos cientos de miles y miles y miles de estrellas y planetas y, aunque no esté constatado, un sin fin de criaturas que, inteligentes o no habitan en esos mundos perdidos en esas distancias inancanzables.
La pregunta a la que se están enfrentando ahora los cosmólogos es ¿cómo empezó el mismo Big Bang? Y, ¿Fue verdaderamente un Big Bang lo que nos trajo el Universo? ¿o quizás, surgió por una frluctuación de vacío de un universo mayor?
El punto de partida para enfrentarnos a esta pregunta es el modelo estándar propio de los cosmólogos, que combina todo lo que han aprendido de las observaciones del universo en expansión con el entendimiento teórico del espacio y el tiempo incorporado a la teoría general de Einstein. El establecimiento de este modelo se ha visto favorecido por el hecho de que cuanto más lejos miramos del Universo, más tiempo atrás vemos. Debido a que la luz viaja a una velocidad finita, cuando miramos galaxias alejadas millones de años luz, la vemos como si estuvieran presentes como eran millones de años antes, cuando salió la luz que llega ahora a nuestros telescopios.
Muchas cosas sobre M31 aún se ignoran incluyendo como se formó su inusual centro con dos zonas brillantes. Andrómeda la vemos como fue hace ahora más de 2 millones de año que es el tiempo que tardó la luz en traernos esta imagen hasta el Telescopia E. Hubble.
Con telescopios potentes, los astrónomos pueden ver qué aspecto tenía el Universo cuando era más joven (y la radiación cósmica de fondo nos permite “ver-con radiotelescopios- la última etapa de la bola de fuego que fue el Big bang).
Lo más atrás que hemos visto, el origen de la radiación de fondo corresponde a un tiempo unos pocos cientos de miles de años después del momento del Big Bang, cuando todo el Universo estaba lleno de gas caliente (conocido técnicamente como plasma) a aproximadamente la misma temperatura que la que tiene la superficie del Sol hoy en día, unos pocos miles de grados Celsius. En ese momento, lo que ahora es el Universo visible entero era solo una milésima parte de su tamaño actual y no había objetos individuales en la escala de las estrellas o galaxias en el remolino de material caliente.
Los astrónomos han observado el objeto más lejano en el universo confirmado hasta el momento – una estrella auto-destructiva que explotó a 13 100 millones de años luz de la Tierra. Detonó apenas 640 millones de años tras el Big Bang, alrededor del final de la “edad oscura” cósmica”, cuando las primeras estrellas y galaxias iluminaban el espacio.
Moviéndonos hacia delante en el tiempo, las irregularidades observadas en la radiación de fondo son justamente del tamaño y estructura correctos para explicar el origen de las galaxias y de los grupos de galaxias – son las semillas donde creció la estructura que vemos en el Universo hoy- .
La radiación de fonde no fue isotrópica, y, la anisotropía observada es debida a la densidad de las distintas clases de materia que allí había presente en aquellos momentos. No irradian de igual manera los átomos de hidrógeno que los simples fotones o los neutrinos.
Yendo hacia atrás en el tiempo, la estructura de las irregularidades vista en la radiación de fondo nos habla sobre el tipo de irregularidades que había en el Universo cuando era incluso más joven, justo hasta ese momento atrás en que la teoría general por sí misma se rompe.
Lo primero, y más importante, que hay que decir sobre estas irregularidades en la radiación de fondo es que son diminutas. Son tan pequeñas que al principio era imposible medirlas, y la radiación parecía que viniera perfectamente uniforme desde todas las direcciones en el espacio (isotropía). Si la radiación fuera perfectamente uniforme, todo el modelo estándar del Universo se desbarataría, ya que si no hubiera habido irregularidades en la bola de fuego del Big Bang no habría habido semillas desde donde las galaxias pudieran crecer, y nosotros al no haberse formado las estrellas y fabricado en sus núcleos los materiales complejos de los que estamos hechos, no estaríamos aquí. El hecho de que los científicos estén tratando de resolver estas preguntas han convencido a los astrónomos de que debería haber irregularidades en la radiación de fondo, sólo había que desarrollar instrumentos sensibles para medirlas.
Satélite NASA COBE
En este sentido podríamos citar el satélite de la NASA COBE que fue capaz de hacer medidas suficientemente sensibles para demostrar que había efectivamente minúsculas ondulaciones en la radiación de fondo. Las dos preguntas clave derivadas del descubrimiento son: ¿por qué la radiación de fondo es casi lisa?, ¿Qué crea las ondulaciones?
La primera pregunta es más profunda de lo que se pueda pensar, porque incluso hoy, 14 mil millones de años después, el Universo es todavía casi liso. Esto no es obvio si contrastamos la luminosidad de una galaxia como nuestra Vía Láctea con la oscuridad del espacio entre las galaxias pero enseguida se hace evidente a mayores escalas. El Universo no es exactamente uniforme, pero incluso en términos de distribución de las galaxias es uniforme en cierto sentido. Si tomamos una fotografía de las galaxias vistas en una pequeña zona del cielo se parecerá mucho a otra fotografía de una zona del mismo tamaño de otra parte del cielo. La radiación de fondo es incluso más uniforme, y parece exactamente la misma desde todos los puntos del espacio dentro de una fracción del 1 por ciento. La profundidad de esta observación descansa en el hecho de que no ha pasado el tiempo suficiente desde el Big Bang para que todas las diferentes partes del Universo interactúen unas con otras y deje de ser liso.
Una cosa está claro, nuestro Universo es dinámico
Esta homogeneidad está relacionada con otra característica extraña del Universo denominada subplanitud. La teoría general de la relatividad nos dice que el espacio (en sentido estricto, el espacio-tiempo) se puede curvar y deformar por la presencia de materia. Localmente, cerca de un objeto como el Sol o la Tierra, esta deformación del espacio-tiempo produce el efecto que llamamos gravedad. Cósmicamente, en el espacio entre las estrellas y las galaxias el efecto combinado de toda la materia en el universo puede producir una curva gradual en el espacio en uno de los dos sentidos.
El espacio tiempo se distorsiona en presencia de grandes masas como la de estas galaxias de arriba
Aquí tendríamos que continuar hablando de la densidad crítica y de la clase de universo que tendríamos en función de la cantidad de materia que este contenga. Sin embargo, dejaremos ese punto del universo cerrado, abierto o plano, ya que, en uno de los comentarios muy recientes de esta colaboración ya quedaron explicados de manera suficiente.
Estudios cada vez más sofisticados de la radiación de fondo, que culminaron con las observaciones hechas por el satélite WAP de la NASA a principios de éste siglo XXI y del Planck Explorer de ESA un poco más tarde, mostraron que el Universo efectivamente está indistinguiblemente cerca de la plenitud, de modo que su densidad debería estar indistinguiblemente cerca de la Densidad crítica. Esto dio lugar al rompecabezas de donde estaba la masa “desaparecida” (esa que llamamos materia oscura que, nunca se ha visto, ni produce radiación, ni sabemos como se hizo, de qué clase de partículas está conformada – si es que son partículas- y, un sin fin de interrogantes más que, ahora no sabemos contestar).
En realidad, la teoría de la inflación es todavía un trabajo en progreso, y, como en el caso de la GUT, existen diferentes variaciones o modelos sobre el tema. Lo que está claro de todo esto es que, no se puede negar, ni el esfuerzo realizado, ni el éxito alcanzado que, sin ser aún lo que se desea, sí es un paso importante en el conocimiento del Cosmos. Ahora sabemos de él muchísimo más que se sabía en los tiempos de Galileo, y, tanto la técnica, como las matemáticas y la física, han desarrollado la Astronomía y la Astrofísica, hasta unos niveles encomiables, teniendo en cuenta que estamos estudiando una cosa muy, muy grande y cuyos objetos están muy, muy lejos.
Cuando la Física llegó a la Astronomía, surgió la Astrofísica y, desde entonces podemos decir que, realmente, cogimos en nuestras manos el poder de discernir sobre la materia presente en el Cosmos, sus interacciones, las transiciones de fases que se producen de manera continuada, las fuerzas que están presentes y surgen de mil maneras distintas, la fusión generadora de elementos que se dearrolla en el corazón de las estrellas, y, un sin fin de conocimientos que, con la ayuda de las matemáticas, nos ampliaron el Universo hasta latitudes impensables.
Ahora podemos obtener imágenes de galaxias lejanas y de nebulosas que se encuentran a miles o millones de años luz de la Tierra y, mediante técnicas del estudio del espectro, saber, de que materiales están formados. Es aún muy grande el espacio oscuro que tenemos que alumbrar para conocer en plenitud nuestro vasto Universo, son muchas las zonas que están en la penumbra, y, debemos y tenemos la obligación de continuar profundizando en el saber del Universo que nos acoge.
Nuestras mentes deberán expansirse hacia el Cosmos inifinito para llegar a comprender…¡tantas cosas!
Yo, que soy un simple aficionado, con algún que otro conocimiento, eso sí, muy enamorado del Universo y apasionado de todas las maravillas que encierra que, sin que lo pueda evitar me fascinan, a veces pienso en que, el Universo entero podía haber surgido de una fluctuación cuántica del vacío, gracias a la combinación de inflación y a una curiosa propiedad de la gravedad.
Esta curiosa propiedad de la gravedad es que guarda energía negativa. Cuando algo (¡cualquier cosa!) cae hacia debajo de un campo gravitacional (como el agua que se precipita desde la montaña) la energía es liberada………Pero eso, será otra historia que ya contaremos. Ahora, para no cerrar en falso el comentario, diré que, no existe ningún límite, en principio, en cuanta masa (en sentido estricto masa-energía, teniendo en mente E=mc2) puede tener una fluctuación cuántica, aunque cuanto más masiva sea una fluctuación, menos probable es que suceda.
En un punto cualquiera de la Línea comienza nuestro Universo como consecuencia de una fluctuación del vacío cuántico que origina nuestro espacio-tiempo, un Universo cuya geometría permite las condiciones necesarias para que sea tal y como hoy lo conocemos.
La Relatividad General y la Mecánica Cuántica marcan las pautas al desarrollo de nuestro Universo, mientras la Evolución y la autoorganización permiten, en proceso continuo, la aparición de la vida y el hombre.
El cosmólogo americano Ed Tyron señaló que en principio una fluctuación cuántica que contiene la masa-energía de todo el Universo visible podría salir de la nada, y que aunque la masa-energía de tal fluctuación sería enorme, en las circunstancias correctas la energía gravitacional negativa del campo gravitacional asociado a toda esta masa equilibraría perfectamente esto, de modo que la energía total de la fluctuación sería cero.
La implicación, naturalmente, es que nuestro Universo nació (o brotó) de este modo desde el espacio-tiempo de otro universo, y que no hubo principio y no habrá final. Sólo un mar infinito de universos burbujas interconectados (como el propuesto por Stephen Hawking). Particularmente a mí, no me desagrada ésta idea y la cambio, con los ojos cerrados, por el Big Crunch.
Hasta mañana amigos de la Astronomía.
emilio silvera.
el 29 de julio del 2011 a las 19:52
amigo Emilio, genial articulo,los aficionados estamos un poco cansados de articulos que pretenden saber todo y no son mas que elucubraciones presuntuosas que buscan sus 15 minutos de fama, muchos divulgadores y cientificos deberian tatuarse este articulo en la espalda (exagerando un poco!)
y bueno , si no es mucho pedir el tema de la gravedad como energia negativa es muy interesante, quizas mas adelante puedas hablarnos mas de eso! un cordial saludo y gracias por el blog
el 30 de julio del 2011 a las 7:55
Amigo ernesto, cuando se habla de ciencia en un lugar como este que, lo único que se pretende, es, que llegue a cuentos más mejor, siempre explicando las cosas de la manera más sencilla posible para que la comprensión sea fácil para todos.
Si lo conseguimos alguna vez, estaremos felices de haber puesto un granito de arena en el saber de algunos, y, si no lo hemos conseguido esa vez, seguiremos trabajando para tratar de conseguirlo. El que trabaja y hace lo que le gusta (como es el caso), es difícil que, finalmente, no consiga el objetivo que, en este caso, es la simple divulgación de esas cosas maravillosas que la Ciencia nos puede contar para que sepamos como funciona el mundo y la Naturaleza de todas las cosas…nosotros incluidos.
Ahora, aunque sea mínimamente, atiendo a tu petición de manera espóradica (ya se hará un artículo sobre el tema de manera más extensa y completa) pero, de momento, una simple explicación:
Lo que percibimos como fuerza de gravedad es distorsión del espacio-tiempo producida por materia común y corriente, con energía positiva. Pero cuando el espacio-tiempo se deforma por materia con energía negativa -“materia exótica”-, entonces pueden volverse posibles todo tipo de fenómenos extraños: agujeros de gusano, que pueden atravesarse, convertidos así en túneles hacia regiones remotas del universo; la propulsión a distorsión (“warp drive”), que permitiría viajar más rápido que la luz, y máquinas del tiempo, que nos llevarían al pasado. La energía negativa podría incluso utilizarse para construir máquinas de movimiento perpetuo o para destruir agujeros negros.
Esa, como decía, será otra historia.
Un saludo amigo