Ene
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¡¡ DEBATE!!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Debates ~ Comments (102)
El contertulio Zephyros, ha lanzado el reto de exponer aquí un DEBATE que gire sobre el tema central de ¿Cómo sería nuestro mundo y dónde estaría la Humanidad, sin la Ciencia? Es un tema verdaderamente apasionante, toda vez que todos sabemos que, si nos encontramos aquí y ahora, al nivel de conocimiento que la Humanidad posee, ha sido gracias a la Ciencia.
Mucho nos tendremos que remontar hacia atrás en el tiempo para comprender que, las matemáticas y la filosofía están en la base de lo que hoy llamamos Ciencia. Aquellos predecesores de la Antigüedad (sobre todo los filósofos), llegaron a comprender que explicar el mundo que observaban tendría que ser hecho sin la influencia de ninguna divinidad. Ellos se preguntaban, ¿cual es la base de la existencia? Con el tiempo comenzaron también a examinar de manera crítica los valores sociales y las formas de organización. Se preguntaron bajo qué condiciones podrían mejorar el desarrollo de la Humanidad para que ésta alcanzara la felicidad, y, la respuesta que siempre obtenían a sus preguntas era: “Saber el por qué de las cosas”. Eso era lo que les llevaría a conformar una Humanidad consciente de ser en un mundo que debían comprender y, sin más, se aprestaron a ese largo viaje de buscar las respuestas y, ese camino, les llevó por distintos senderos y disciplinas filosóficas. Ese movimiento alejado de la superstición que sólo buscaban las razones y explicaciones, es lo que desembocó, más tarde, en lo que hoy llamamos Ciencia, y, a partir de ahí, la Humanidad cambió y se encaminó hacia senderos más luminosos del futuro que la alejó del oscurantismo y de las creencias por el miedo y la fe que, de ninguna manera les daría nunca una respuesta fidedigna.
Así que, los fundamentos del pensamiento quedaron establecidos cuando los primeros filósofos se opusieron a la mitología antigua y dieron, a cambio, una explicación filosófica del mundo. Esa explicación, nos llevaría, más tarde, a las explicaciones que hoy son admitidas en el ámbito de la Ciencia. Explicaciones que, tras un largo recorrido, y, habiendo sido comprobados una y mil veces de distintas maneras, en distintos lugares, por distintos métodos y por científicos diferentes, al obtener un resultado similar, han sido aceptadas y, sólo en ese momento, pueden ser lanzadas al mundo como una respuesta coherente.
¿Qué sería de la Humanidad sin los descubrimientos de los Sumerios, los Egipcios, los Babilonios, Los Fenicios, y otros pueblos que antes que los Griegos comprendieron que el mundo no era tal como nosotros lo podíamos contemplar, y, que observando con detenimiento, podíamos llegar a comprender que las cosas, podían ser distintas a como nosotros las entendíamos.
Llegaron Tales de Mileto y Pitágoras de Samos que, tras conseguir importantes adelantos en las matemáticas empezaron a tratar paralelismos con la naturaleza del mundo. Otros filósofos supusieron la existencia de una materia original o primer principio (arjé) como base para la existencia del mundo. Parménides estableció la diferencia entre el mundo de la experiencia inaccesible a la razón y el mundo del pensamiento en el que abarca la verdad de la existencia. En contraposición Heráclito veía el mundo como una realidad en constante cambio. Empédocles sostenía que cuatro elementos básicos estaban impulsados por las fuerzas opuestas del amor y el odio. Los filósofos posteriores como los atomistas Leucipo y Demócrito intentaron conciliar estas posiciones enfrentadas.
Los sofistas, como Protágoras, Gorgías y Crátilo evitaron estos debates. Se dedicaban a enseñar retórica. Los sofistas dudaban de que el hombre fuera capaz de reconocer una verdad final. Consideraban que todos los valores e interpretaciones filosóficas eran relativos.
Ellos, los filósofos presocráticos, tenían un concepto muy concreto del arjé. Tales pensaba que era el agua; Empédocles creía que eran los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua). Otros lo consideraban un principio abstracto. Anaximandro defendía la idea de lo ilimitado (àpeiron), en tanto que Anaxágoras introdujo la noción de una inteligencia (nou^s) que abarcaba el mundo. La teoría atómica basada en el concepto de unidades discretas indivisibles, medió entre lo que es abstracto y lo que es concreto. Según Tales, el agua es la “sustancia primordial”.
De esta manera, y, con estos pensamientos, llegaron otros que, como Sócrates o Platón elevaron el pensamiento del mundo a escalas muy superiores y que transcendían a lo meramente material para instalarse en una escala más alta que llevó a la Humanidad a un valor de consciencia de SER que, posibilitó llegar a comprender la complejidad del Universo al que, desde entonces, queremos comprender.
Sólo comprendiendo el Universo, la Naturaleza en sí misma, podremos, algún día, saber comprender quiénes somos nosotros. DE esa manera, a través de miles de años de evolución en las ideas, hemos podido salir de un mundo primitivo y cuasi animal que era el ámbito natural primario de los seres Humanos. Es a través de la inteligencia y, mediante la aplicación de la Ciencia, como hemos podido encontrar el único camino posible para la salvación de nuestra especie que, pudo salir del oscurantismo y la barbarie gracias al desarrollo de eso que nos ha dado en llamar Ciencia.
Sin la Ciencia, ¿dónde estaríamos? Bueno, mi parecer particular es, que no estaríamos.
El debate está servido
Ahora, cada cual, que exponga aquí su parecer sobre este apasionante tema que, el amigo Zephyros ha tenido a bien indicar y que, dada su extraordinaria atracción y la mucha curiosidad que en nosotros puede despertar, ha sido aceptado y aquí lo tenemos.
¡A debatir!
el 8 de enero del 2011 a las 15:33
Concuerdo en lo dicho por Emilio, sin la ciencia, no estaríamos. Aunque como todo debe evolucionar, supongo que la ciencia actual también debería hacerlo, aunque nunca dejó de hacerlo en realidad, pero tal vez en estos momentos debería haber una Ciencia 2.0.
una pregunta.. ¿la ciencia actual avala 4 elementos o 5?.
Saludos.
el 9 de enero del 2011 a las 4:18
Es curioso que de vez en cuando te encuentras con personas que odian la ciencia o la menosprecian, si bien reconocen los avances tecnológicos y demás, suelen no dar importancia a los mismos (ej: investigaciones sobre física de partículas, cosmología, cuántica, etc) y sí parecen dar importancia a las soluciones de ingeniería y medicina aplicada ignorando que estas “cabalgan a hombros de grandes científicos” y cuya base no es otra que la ciencia pura.
El hecho de preguntarnos qué sería de nosotros si la ciencia no existiera, casi se puede decir que es una pregunta con cierta trampa. Es decir, es una pregunta, es curiosidad y como tal está integrada en nuestra naturaleza. Emilio nos deleita habitualmente con magníficos relatos de historia de la ciencia, ciencia más o menos formalizada, pero yo me atrevería a decir que el ser humano empezó a hacer ciencia el día que comenzó a preguntarse cosas, buscar respuestas concretas, esto primero y después buscar patrones y documentar la experiencia. Neolítico por ejemplo, o quizás antes…
Está claro que no siempre hubo método científico, pero de una manera menos formal sí se está haciendo ciencia desde los anales de la historia.Recordemos que se establecen teorías que explican los fenómenos y a estas les sustituyen otras más completas y así de manera recursiva el ser humano evoluciona en conocimiento y desarrollo. as primeras teorías sobre la explicación de las cosas hoy nos provocan una sonrisa, pero no debieron estar carentes de esfuerzo mental con datos mínimos e incorrectos. Es muy posible que dentro de diez mil años los pensamientos y el desarrollo actual también provoque esa sonrisa en los habitantes del futuro cuando en las escuelas estudien el Neolítico (nueva Edad de Piedra) y posteriormente el “Neolítico-bis” esa novísima Edad de Piedra, haciendo alusión a la era del Silicio en la que algunos minerales ya no son armas sino que forman parte de componentes electrónicos en una etapa ya casi olvidada y obsoleta.
Yo no tengo claro que sin ciencia no estaríamos, probablemente sí estaríamos, pero en alguna cueva donde los ratones no tienen pilas ni luces. Evidentemente, donde no estaríamos es aquí charlando sobre el tema en cuestión. Supongo que se podría vivir sin ciencia como una especie primitiva, algo más evolucionada que otras, pero sin el salto cualitativo y cuantitativo que en relativamente poco tiempo ha experimentado el ser humano.
Ahora: la ciencia nos da casi la vida pero también supone un riesgo. Si en el caso de especie primitiva los depredadores son naturales, el desarrollo alcanzado, del que hacemos responsable a la ciencia, también supone una amenaza que podría materializarse en la auto-destrucción, según el uso que se la de. Por ello es imprescindible que la ciencia vaya acompañada de la conciencia (ya la lleva de serie) y de la ética.
Está claro que gracias a la ciencia hemos llegado hasta aquí, y será un reto continuar sobrepasando esa frontera en la que nadie tenga la posibilidad de autodestrucción global, ni siquiera pensarlo; y que estamos mucho mejor que en la cueva, con una esperanza de vida notablemente superior y tantas cosas. La ciencia es mucho, pero NO lo es todo, podrá ser faro, nave, etc, pero conocemos muchos casos de su mala utilización, demasiados, por eso podemos decir que sin ciencia seríamos poco o nada pero con ciencia tampoco tenemos asegurado el futuro de la Humanidad. Ahora, la ciencia bien utilizada, sólo debe tener un objetivo: servir al bienestar y a la satisfacción curiosa del ser pensante, porque además del desarrollo, “el saber el porqué de las cosas” gusta tanto o más que unas gambas de Huelva 😉
el 9 de enero del 2011 a las 5:08
Hola,
Me parece una pregunta interesante. Una cuestión previa, ¿creen que esta pregunta se puede responder científicamente?
Saludos
el 9 de enero del 2011 a las 11:30
Bueno, a estas alturas y con los adelantos que tenemos en todos los campos del saber humano, científicamente se puede contestar a casi todo, y, sólo sería cuestión de hacer un profundo estudio pormenorizado de las épocas pasadas desde que nuestra especie hizo acto de presencia en el planeta Tierra.
Se podrían hacer estudios comparativos y preparar modelos y programas de ordenador que, si llevan incluídos datos suficientes, desarrollarían un recorrido de la Humanidad sin Ciencia que nos diría (aproximadamente) donde estaríamos sin ella.
Claro que, en realidad, lo que podría haber sido de nosotros sin la Ciencia, no es fácil de estimar, toda vez que un simple suceso en la Historia humana lo podría cambiar todo. Aquellos pensadores de los elementos y el átomo nos marcaron un camino a seguir. Como bien apunta Zephyros, los que miraban las estrellas desde las entradas de sus cuevas y se preguntaban por qué brillaban en el cielo fueron los primeros observadores astronómicos y, la dura vida cotidiana del día a día en aquel medio lleno de peligros y carencias, de alguna manera, hizo que se agudizara el ingenio de aquellos seres primitivos para buscar soluciones.
Está claro que el tiempo siempre ha sido un buen aliado para que la Humanidad cubriera etapas mientras su cerebro evolucionaba observando el entorno y el medio en el que tenían que desenvolverse aquellos primeros pobladores del planeta. Es indudable que el comportamiento humano cada vez fue más racional y cada vez se vio dirigido por el sentido común que les decía lo que era bueno o malo para ellos. Esa, en realidad, fue el arma más poderosa con la que podían contar (“el sentido común”), que permitió a nuestra especie salir de muchos atolladeros y avanzar hacia un mundo mejor.
Sin embargo, ese sentido común no era suficiente para profundizar en el conocimiento de la Naturaleza, y, se necesitaron muchos, muchos años de evolución y de observar todo lo que en nuestro entorno pasaba (también incluyo el cielo y los objetos que lo pueblan) para que, poco a poco, surgieran “investigadores” que supieron contradecir de forma inteligente las deducciones apoyadas en el sentido común, en el momento que estas dejaron de concordar con los hechos observados.
Surgieron los primeros aparatos para que nos ayudaran a mirar los cielos que contenían lo muy grande y lejano y, también a mirar lo muy pequeño que escapaba a nuestra mirada. A todo ello, nuestra especie, encontró grandes impedimentos por el camino, y, las religiones, pusieron todo su empeño en que no se avanzara en el saber, toda vez que, los nuevos descubrimientos podían contradecir sus doctrinas.
Cuando en mi primer comentario decía que sin Ciencia “no estaríamos”, me refería, de una manera coloquial, a que sin la Ciencia estaríamos muy lejos, hacia atrás en el tiempo. Es verdad que, en realidad, la Ciencia comenzó con nuestros primeros pensamientos.
No puedo dejar de pensar en aquellos tiempos de finales de la Edad Media y el Renacimiento, cuando no siempre les fue fácil a los investigadores de la época conciliar las creencias religiosas con los incipientes hechos observados mediante los nuevos procedimientos como la telescopía y la microscopía. Sin embargo, hay cuestiones que son imparables y, el abrirse camino del saber del mundo era una de ellas y, a pesar de todos los inconvenientes, la realidad terminó imponiéndose para consolidar, hacia mediados del siglo XVIII, una nueva era científica.
Nuevas concepciones de la Tierra, el Universo o de nuestra misma especie surgieron de las observaciones realizadas. Ciencias antiguas como la Astronomía y la Medicina salieron de un letargo de más de mil años y descubrieron caminos nuevos que las revitalizaron y la introdujeron en la modernidad, y otras disciplinas nuevas, como la Física y la Química, se despegaron de sus remotas predecesoras -Filosofía y Alquimia- para convertirse en poco tiempo en modelo a seguir por las demás ciencias esperimentales.
Todos podemos recordar aquí las peripecias de personajes legendarios y pioneros de la nueva Ciencia: Galileo, Kepler, Tycho Brahe, Leeuwenhoek, Paracelso, Vesalio o Harvey…seguidos de otros muchos (antes y después).
El tiempo del sentido común había pasado y, se imponía la realidad observada. El descubrimiento de la Naturaleza, de los modos de los planetas, el comportamiento de las plantas y los animales marcó el camino a seguir para saber sobre las cosas y, la Ciencia no avanzó dando cuenta de la experiencia cotidiana, sino aferrándose a la paradoja, aventurandose en lo desconocido.
Instrumentos nuevos, los telescopios y microscopios, entre otros, ofrecerían perspectivas nuevas y perturbadoras. La gente comenzó a participar en los parlamentos de la ciencia -comunidades de conocimiento en lenguas vernáculas y no eruditas-, los aficionados podían desafiar a los profesionales, y estos desafiarse entre sí. El público se conviertió en un testigo y un patrocinador. La novedad comenzó a ser apreciada. La propia Naturaleza tenía una Historia y en los eones del extenso pasado del planeta habían aparecido innumerables criaturas que ya no existían. Aparecieron nuevos estímulos para investigar y registrar todo lo nuevo que, mediante el estudio y la observación se podía encontrar para ir, poco a poco, avanzando en el conocimiento de la Naturaleza y de nosotros mismos.
Aquellos tiempos quedaron muy lejos pero, sin ellos, nunca podríamos haber enviado una sonda a Saturno y a Titán para que nos enviasen imágenes que, de otra manera, nunca podríamos haber contemplado. La Ciencia, se ha valido del ingenio de nuestra especie para avanzar y conocer sobre profundos misterios que la Naturaleza guarda, y, el final del camino…¡está lejos! ¿Hasta donde podremos llegar acompañados de la Ciencia?
¿El límite? No, no hay límites. Creo que el límite nos lo tenemos que poner nosotros mismos, y, como decía el compañero ahí arriba, la conciencia, la moral y la ética deben siempre ir unidas a la Ciencia para impedir que todo esto desemboque en un sin sentido que nos puede llevar hacia la destrucción.
el 9 de enero del 2011 a las 11:54
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Son tantos los acontecimientos que habría que recordar sobre el avance de la Ciencia que, desde luego, será imposible reflejar aquí ni siquiera una mínima parte. ¿Recordais el Laboratorio Cavendish? Me viene a la memoria que fue allí, donde Thomson, en 1.897, realizó el descubrimiento que vino a coronar anteriores ideas y trabajos de Benjamín Franklin, Eugen Goldstein, Wilhelm Röntgen, Henri Becquerel y otros. El descubrimiento del electrón convirtió a la física moderna en una de las aventuras intelectuales más fascinantes e importantes del mundo contemporáneo.
Los “corpúsculos”, como Thomson denominó inicialmente a estas partículas, hoy conocidas como electrones, condujo de forma directa al trascendental avance realizado una década después por Ernest Rutherford, quien concibió el átomo como una especie de “sistema solar” en miniatura, con los electrones diminutos orbitando alrededor de un núcleo masivo como hacen los planetas alrededor del Sol. Rutherford demostró experimentalmente lo que Einstein había descubierto en su cabeza y revelado en su famosa ecuación, E=mc2 (1905), esto es que la materia y la energía eran esencialmente lo mismo.
Todo aquello fue un gran paso en la búsqueda del conocimiento de la materia. El genio, la intuición y la experimentación han sido esenciales en la lucha del ser humano con los secretos, bien guardados, de la Naturaleza.
el 9 de enero del 2011 a las 12:03
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Los orígenes del saber de la Humanidad están dispersos a lo largo y a lo ancho del mundo y también del tiempo.
Civilizaciones pérdidas que poblaron nuestro planeta hace miles de años, dejaron algunas muestras de su grandeza que, muchos siglos después, han sido desenterradas y estudiadas.
Hace ya muchos siglos que existieron ciudades modernas donde floreció la cultura, las artes, las letras, la medicina, las matemáticas y la astronomía.
Hombres del pasado, pensadores de ingenio y visión futurista, pusieron los cimientos de lo que hoy llamamos Ciencia, el conocimiento de las cuestiones del mundo, de la Naturaleza y del Universo mismo.
Todo ello fue posible gracias a hechos dispersos y a la diversidad de pensamiento de los seres humanos, siempre curiosos y deseosos de saber, desde siempre, nuestras mentes han llevado dentro la semilla de la curiosidad, y, ese querer saber el por qué de las cosas, nos ha traído hasta aquí.
Pocas dudas nos pueden caber que, como decía Feynmann: “El placer de descubrir” con pocas cosas puede ser comparado. Ese nuevo conocimiento que nos posibilita para ir más allá y poder encontrar otra respuesta nueva a preguntas incostestadas, es, maravilloso.
el 9 de enero del 2011 a las 15:05
¡Qué tema! Hoy he querido dejar varios trabajos (relacionados) que complementan este debate. Podría esperarse que una historia de los acontecimientos del pasado nos mostrara una tranquila evolución del desarrollo intelectual de la Humanidad, desde las nociones primitivas de la Edad de Piedra, al origen de las grandes religiones del mundo, al florecimiento sin precedentes de las Artes en el Renacimiento, al nacimiento de la Ciencia moderna, la Revolución Industrial y los increíbles conocimientos sobre la evolución y los prodigios tecnológicos que caracterizan nuestra propia época y con los que tan familiarizados estamos y de los que tanto dependemos.
Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Muchos y muy complejos han sido los acontecimientos que, nos han traído hasta aquí en relación al ámbito del conocimiento científico y, muchos también, han sido los personajes que han intervenido de una manera muy destacada en que todo ello sea hoy posible, y, no todos los personajes importantes que intervinieron, los conocemos hoy.
Nos hemos valido de todo lo que cayó en nuestras manos para “saber” qué pasó en épocas remotas y qué avances y descubrimientos hicieron aquellas Civilizaciones del pasado. Desde épocas remotas en las que, nuestra especie, sólo contaban con utensilios de piedra hallados por todo el mundo y que nos permiten recrear buena parte de nuestro pasado remoto, incluidas las primeras ideas y pensamientos del hombre primitivo y que se remonta hacia atrás en el tiempo, en el río Gona, en Etiopía, hace 2,7 millones de años. Etapas importantes para la Humanidad, fueron clasificadas como: Edad de Piedra, Edad del Bronce y Edad del Hierro. Estudiados los hallazgos bajo una nueva mirada, fueron advertidas importantes diferencias entre las distintas herramientas de piedra. Mientras los utensilios vinculados al resto de animales extintos eran toscos, los hallados en túmulos más recientes, bastante tiempo después de que estos animales se hubieran extinguidos, eran mucho más pulidos.
Una observación más profunda que finalmente daría origen a una cronología de cuatro épocas: una vieja Edad de Piedra o Paleolítico, una nueva Edad de Piedra o Neolítico, una Edad del Bronce y una Edad del Hierro. Paleontólogos, arqueólogos y geólogos de todo el mundo nos han ayudado a comprender como evolucionaron nuestros antepasados lejanos y como avanzaron en la conquista de su mundo.
Es verdad que, ya allí, en aquellos tiempos, el hombre, de alguna manera tosca, comenzó a emplear la “Ciencia” para construir utensilios de los que dependían su vida y supervivencia.
Desde siempre, hemos tenido individuos que han “visto” más allá que los demás, y, de alguna manera, marcaron el camino a seguir. La concepción de Progreso más completa (y sin duda la más elaborada) se la debemos al marqués de Condorcet (1743-1794) en su obra Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, publicada en 1795. En ella, postulaba que “la Naturaleza no ha puesto limite al perfeccionamiento de las facultades humanas, que la perfectibilidad del hombre…no tiene otro limite que la duración del globo en el que la Naturaleza nos ha puesto”. Y, pasado el tiempo, hemos llegado a saber que, ni la duración del globo (La Tierra), posiblemente nos pueda parar. La Ciencia posibilitará que, llegado ese momento, nos podamos trasladar a “otro globo”. ¿Qué pensaría el marqués si pudiera ver hasta donde hemos podido llegar?
Kant opinaba que la historia tenía un gran propósito cósmico, hacia el que los hombres se encaminaban sin proponerselo guiados por su observancia de las leyes de la Naturaleza. Y, como Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel pensaba que el progreso era básicamente una cuestión de libertad (no estaba muy desencaminado). Yo, por mi parte, tampoco desecharía la imaginación de los poetas que, caminando hacia un plano superior, supieron elevar a la raza humana hacia posiciones de sensibilidad y reconocimiento del mundo que, de alguna manera, nos llevó hacia una comprensión, más real, de la Naturaleza misma de nosotros y del mundo.
Para mí fue muy esclarecedor el leer el libro Los orígenes de la ciencia moderna, publicado en 1949, y, escrito por el historiador británico Herbert Butterfirld que, explica y es una verdadera característica de una concepción de “la revolución científica” segun la cual los cambios que tuvieron lugar entre la publicación del libro de Copérnico sobre el Sistema solar, en 1543, y la aparición de los Principia Mathemática de Newton, unos ciento cuarenta y cuatro años más tarde, en 1687, transformaron por completo, y para siempre, nuestra comprensión de la Naturaleza: en este intervalo nació la Ciencia Moderna. En este período la visión del mundo aristotélica se desechó, y su lugar vino a ser ocupado por el Universo Newtoniano.
Después, llegarían otros que como Lorentz, Planck o Einstein, completarían el cuadro que separó a nuestro mundo, de manera definitiva, de aquel otro lejano de los Sumerios, Babilonios y Griegos, más rudimentario o sencillo pero que, también forma parte de la empinada escalera del saber humano y de la Ciencia.
Todo es bastante complejo. Al igual que Locke, Hume se basó en Newton, pero fue inteligente al señalar que aunque el físico había descrito la Gravedad, no la había realmente explicado. Por ejemplo, Newton sostenía que el conocimiento se fundaba en la causalidad: sabemos que algo es porque los experimentamos siendo. Pero Hume insistía en que esto era ilusión: en su opinión, la causalidad era algo que nunca se podría demostrar.
La experiencia ordena la vida. El conocimiento mse convierte en creencia, algo sentido por la mente, no es el resultado de un proceso racional. Desde este punto de vista, toda religión con sus causas últimas y sus milagros, es un completo sinsentido. Hume pensaba que la razón era completamente esclava de las pasiones, hasta el extremo de que toda la Ciencia estaba bajo sospecha.
Según él, no había leyes de la Naturaleza ni yo ni propósito de la existencia, sólo caos. De igual forma no creía que fuera posible explicar “los principios últimos del Alma”, si bien pensaba que había cuatro “ciencias” relevantes para la naturaleza humana. Estas eran la lógica, la moral, la crítica y la política.
Está claro que, nuestro mundo es contradictorio y, no todos pensamos igual (menos mal) y, gracias a ello, hemos podido acceder a la Ciencia, nuestra diversidad de ideas, nuestra posesión de una inmensa imaginación, y, nuestra enorme e imparable curiosidad, nos ha paseado por todas las eras que las Civilizaciones han podido estar aquí para poder dejar su impronta, su saber, y, sobre todo, dejar constancia de lo que se podía abarcar en que cada momento, con lo cual, disponemos de un marcador del saber que nos dice “la hora” del conocimiento del mundo en cada momento.
Creo que, nunca podríamos haber estado alejados de la Ciencia, ya que, la Ciencia, forma parte de nosotros mismos, es decir, es una parte de la Naturaleza de la que formamos parte y, por mucho que queramos idear otro escenario distinto, nunca, en la realidad, podría aparecer una civilización como la nuestra, alejada de la Ciencia que, en definitiva, será nuestro futuro.
el 9 de enero del 2011 a las 16:39
Interesante y complicada la cuestión que se presenta en este debate; como dice Emilio es casi imposible relacionar tantos datos existentes sobre el avance de la ciencia; pero creo que el hombre, mejor dicho un homínido, creó las bases para la ciencia simplemente abandonando los arboles, abandonando su habitat natural, e irguiéndose sobre sus manos traseras, introduciéndose en unos ambientes desconocidos e inhóspitos, motivo por el cual hubo de agudizar su ingenio.
Por lo tanto la ciencia creo que inherente al ser humano, ya que gracias a ella pudo pervivir como especie diferenciada; gracias a su ciencia se pudo enfrentar con exito a otros animales mucho más poderosos y consiguió dominar el medio. Numerosos inventos fueron efectuados con este fin, desde el descubrimiento del fuego, pasando por el tallaje de puntas de silex, la rueda, la agricultura, etc..
Pero eso creo que no se puede declarar como verdadera ciencia, que fué instaurada mucho después, ya que para que esta exista de verdad debe ser deductiva; se necesita que a través de las conscuencias se llegue a la causa; si bien es cierto que muchísimos avances se han debido a la casualidad, a los sueños e incluso a alterar las mentes por medio de drogas.
Entonces respecto a la pregunta que se formula en el debate, mi opinión es que no existiría el ser humano como tal sin la ciencia; para que ello ocurriera deberían haberse comenzado desde el principio (Desde que el hombre se reunía en manadas o grupos), ya que debiera haber existido un órden establecido que prohibiera los actos científicos exprofeso, con una intención determinada y determinante. De esa única forma quizás hubieran llegado a existir reducidos grupos en los que se encontrarían bastante avanzados psíquicamente y muy atrasados tecnológicamente; pero eso lo veo inviable (No me imagino por ejemplo al papa viviendo en una cueva).
No debemos olvidar que tras la ciencia se esconde el logro de los medios que ayudan e incluso posibilitan la subsistencia de los individuos; además, si existe algo fuerte en cualquier ser vivo, es el instinto de supervivencia, lo que dejaría poco márgen de maniobra a los individuos que intentaran frenar las claras y manifiestas mejoras que ha ido logrando la ciencia desde sus inicios.
el 9 de enero del 2011 a las 20:17
Hola muchachada.
Muy interesante la propuesta del compa Zephyros (¡¡felicitaciones!!), recogida prestamente por el amigo Emilio.
Sobre la pregunta concreta que plantea, creo que la respuesta es que sin la ciencia, la humanidad se hubiera extinguido, tal como se extinguieron las anteriores ramas de homínidos, ante la hostilidad del medio, y la propia debilidad estructural de su anatomía.
Obligados a bajar de los árboles, y salir de los bosques a la llanura, ante la superpoblación y la reducción de los bosques tropicales, nuestros antepasados directos desarrollaron capacidades cerebrales que incluyeron mayor capacidad de abstracción, pensamiento simbólico y el lenguaje, para interrelacionarse, recabar información, discernir sobre ella y poder resolver la sobrevivencia.
Debe ser la única especie que, en lugar de especializarse para adaptarse al medio, (debe haber “intentado” ser un “corredor” por ejemplo, como otras especies “débiles” de la sabana, pero su morfología “montaraz” no era la más adecuada), se “especializó” en no tener especialización, sino en una multiplicidad de capacidades para observar el medio, analizarlo, y determinar y realizar las modificaciones necesarias para su provecho, aprovechando de paso sus flamantes “manos libres”.
Creo que en aquella época debemos ubicar los “ancestros” de la ciencia como tal; desde entonces la Humanidad ha avanzado, con tropiezos, con errores, con brutales retrocesos. Pero sin duda hemos llegado a un nivel de conocimiento y de conciencia de nosotros mismos y del Universo, hemos alcanzado un avanzado desarrollo tecnológico, y hemos acumulado la experiencia histórica suficiente, para poder afirmar que el futuro de la Humanidad está en sus propias manos; depende de sí misma; y sólo la estupidez, que no hemos podido domar, puede aguarle la fiesta.
Saludos cordiales desde Montevideo.
el 10 de enero del 2011 a las 0:24
Una preguntilla…¿Quién inventó la rueda?.
Saludetes!
el 10 de enero del 2011 a las 1:29
Bueno seguramente nadie debe conocer el nombre del ingenioso personaje que ideó la rueda. Pero mi pregunta más bien está relacionada, a que se debe que algo se lo defina como un hecho científico? una invención “científica”, ¿debe llevar la firma de su inventor con nombre y apellido en una oficina de patentes? para que de esa manera sea avalada como tal ante la humanidad como algo real y sin fisuras, que su función sea nada más y nada menos el propósito por el cual fue hecho.
Algo como la rueda debería llevar la firma de “humanidad” creo yo.
el 10 de enero del 2011 a las 2:06
Naturalmente; el inventor de la rueda, es el mismo que “domesticó” el fuego, que inventó la palanca…
Todo el saber y la experiencia acumulados de la humanidad, cuajan en un momento determinado, en un instante y en un lugar donde coinciden todas las condiciones contingentes, para dar un salto cualitativo, en forma de descubrimiento científico o avance tecnológico (que en definitiva es lo mismo), impulsado por la inspiración genial de un individuo o grupo que acertó a estar allí y entonces, haciendo la Historia.
Recordar la secuencia genial de “El Amanecer del Hombre” en “2001, Odisea del Espacio”, de Kubrick, donde se representa en forma impecable y dramática, la epopeya del descubrimiento, por parte de un homínido, de la herramienta/arma que multiplica su poder, “un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la Humanidad”.
Saludos cordiales.
el 10 de enero del 2011 a las 3:06
A mi siempre me intrigó la invención del tornillo. Con tuerca o sin tuerca si os fijáis está por todos lados. Si alguno tiene conocimiento de dónde, cuándo y quién lo inventó se lo agradecería. En la wikipedia hablan del tornillo de Arquímedes, pero me da que este debe ser el ejemplo del primer tornillo documentado, pero ¿es realmente Arquímedes su inventor? no creo…
Saludos
el 10 de enero del 2011 a las 10:27
Leyendo las interesantes aportaciones de todos los compañeros del foro, no puedo dejar de pensar en lo interesante que sería realizar una investigación rigurosa del pasado con el fín de descubrir las raíces humanas, la percepción y el estudio de las diferencias culturales, el interés por indagar los mecanismos profundos que gobernaron a los distintos pueblos y, si es posible, seguir el rastro de todos aquellos pasos importantes que dio el hombre en su recorrido por el mundo.
Después de aquellos primeros descubrimientos (los huesos y la piedra, el fuego, las primeras porras y hachas, las puntas de flecha…), la rueda y la construcción de los primeros y rústicos carros que cambió la vida de los pueblos indicando un camino a seguir, el tornillo y otros mecanismos simples de gran valor en la historia del hombre que les permitió avanzar hacia el futuro.
Parece mentira que, hace ahora 3.500 millones de años cuando células vivas microscópicas evolucionaron sobre la Tierra y pasado el tiempo, hace unos 325 millones de años, aparecieron los primeros vertebrados del planeta y 125 millones de años más tarde los primeros mamíferos. Hace 3,7 millones de años que el “hombre-mono” se separó de la familia del chimpancé.Han pasado 1,8 millones de años desde que el Homo eructus, “el primer hombre verdadero”, vive en China. Sólo han pasado 600.000 dese que surgiera el Homo Sapiens. El uso contralado del fuego data de hace 360.000 años. La invención del lenguaje completo tiene 40.000 años, cuando aparecieron los seres humanos modernos. Nuestra especie, 18.000 años a.C. ya crían animales de pastoreo y poco más tarde ya habían inventado el anzuelo para la pesca y la alfarería rústica. El primitivo calendario babilónico entró en uso 6.700 años a. C. y 4.000 años más tarde, en Perú y México se cultivaba algodón. En China, 3.000 años a. de C. ya había surgido la astronomía sistemática al igual que en Egipro, Babilonia y la India. El primer reloj de Sol fue inventado en Egipto 1.500 años a.C., 1.000 años a. de C. Homero declama la Odisea y, doscientos años más tarde, la Cultura Olmeca está presente en México. Hesíodo escribe los Trabajos y los días 700 años a. de C. y, 50 años más tarde florece la cultura maya en Guatemala. Por aquella época, o poco más tarde, estaban presentes en el mundo Lao-Tse, Confucio, Buda, Zoroastro y, al mismo tiempo, apareció el Antiguo Testamento Hebreo. Ya 540 años a. de C., Pitágoras enseñaba que “todo es número” y que la naturaleza es armoniosa. 450 a.C., Leucipo y Demócrito conjeturan que la materia está hecha de entidades indivisibles, los átomos. Las paradojas de Zenón plantean dudas sobre el concepto de lo infinitesimal. Poco más tarde, Platón enseña que el mundo material sólo es la sombre de una realidad. Sigue Euclides con su geometría que según él, une la perfección matemática al mundo de la experiencia. Ya 260 a.C., Aristarco de Samos adoptó la hipótesis de que la Tierra giraba alrededor del Sol en un universo gigantesco.
A partir de Cristo, todos conocemos muy bien los acontecimientos que ocurrieron y los pasos dados por la Humanidad: Claudio Tolomeo con su modelo del Cosmos, etc. Más tarde llegó la Edad Media y la Ciencia quedó aletargada, los vándalos saquearon Roma, y, ya en el año 963 Al-Sufi, en su libro de las estrellas fijas, menciona las Nebulosas. Marco Polo, El Renacimiento, Colón (re) descubriendo América, Cortés y su triste conquista de Tenochtitlan, Pizarro en Perú…(No todos esos registros nos traen buenos recuerdos).
Ya en 1572 Tycho Brahe, Galileo, Kepler…llega 1665 y Newton, con 23 años, comprende que la fuerza gravitatoria obedece a una ley de la inversa del cuadrado y explica por igual la caída de los cuerpos en la Tierra y el movimiento de la Luna en su órbita.
A partir de ahí, todos los acontecimientos nos son más conocidos tanto en Física como en Astronomía, Química o Medicina. El uso de la Imprenta posibilitó registros de los acontecimientos más destacados y de los descubrimientos que se hacían en el mundo. Todo lo contrario de aquellos lejanos descubrimientos que, como el de la rueda (se le adjudica a los sumerios) o el tornillo (Arquímedes) y, en realidad, no existen los registros fiables que nos digan con seguridad de donde surgieron aquellas mentes preclaras del pasado que, con justicia, hay que darles el verdadero mérito que tenían, ya que, si nos situamos en aquel tiempo, el idear la rueda y el carro estaría a la altura del descubrimiento del telescopio muchos años más tarde, y, de la misma manera, se podría decir del uso del fuego o de la construción de un hacha o un arco.
La Especie Humana, tiene un enorme mérito en lo que se refiere a las metas alcanzadas que, a través de ños miles de años que han pasado desde que, evolucionaron en la Tierra, se puede decir que sus logros marcaron el futuro de esta Humanidad que, en cada momento, supo comprender su camino para salir de los enormes problemas que el mundo les planteaba y, así llegaron a crear ciudades y conformar sociedades con reglas de convivencia que les hizo avanzar dando un enorme paso hacia el futuro.
Surgieron disciplinas que, como la Historia, la Economía y la Sociología profundizaron en el ser del hombre y en las sociedades creadas por éste. Todo aquello, junto con el estudio sistemático de las matemáticas, la física, la química, la medicina, la Astronomía, y tantas otras disciplinas, nos han traído aquí, a un mundo que nada tiene que ver con aquel del remoto pasado en el que se asientan las raíces de nuestra Humanidad que, ha podido dar un gran salto hacia el futuro gracias a la Ciencia y, también, gracias a ella, el próximo salto nos llevará hasta las estrellas de donde venimos y dónde tenemos nuestro origen.
Mucho antes de que surgiera la invención de la Escritura (uno de los pasos más importantes de la Humanidad), las culturas humanas ya se habían desarrolado extensamente en áreas tan variadas como las artes plásticas, la religión, la agricultura, la poesía y la mtécnica de la metalurgia y de la construcción. Pero incluso antes de que se generalizaran los escritos, la transmisión oral y la memorización de los conocimientos continuaron siendo imprescindibles para que pasaran de padres a hijos durante mucho tiempo. El cultivo y el mejoramiento de la memoria humana fue una de las máximas preocupaciones de la antigüedad. La Humanidad hizo un largo recorrido desde que empleó las antiguas técnicas de memorización y recitación hasta la invención de la imprenta de tipos móviles. La producción masiva de libros y su clasificación y conservación (aquí nos acordamos de la Biblioteca de Alejandría) en extensas bibliotecas fue otro gran impulso para la Humanidad.
La exploración del pasado inaugurado por Heródoto y Tucídides en el siglo V a. C. no tiene paralelismo con ninguna otra tradición surgida en las restantes grandes culturas. Es verdad que la cultura griega se asinta en los conocimientos de Pueblos como Egipto y Babilonia o Fenicia, sin embargo, nunca podremos arrebatarle el gran mérito de su tesón para divulgar aquellos pensamientos primeros que depuraron y en los que profundizaron hasta un punto que, ahora, más de 2.000 años más tarde, aún seguimos utilizando muchas de sus enseñanzas.
Hay que trabajar, hasta luego amigos.
el 10 de enero del 2011 a las 17:26
Les hago una nueva pregunta que no llego a comprender… Si la materia es energía y, viceversa, si es que no entendí mal. Y todos los estudios hasta el día de la fecha van dirigidos a que es la materia, ¿no es el equivalente a verse a uno mismo en un espejo?…
Claro si el resultado que nos devuelve el espejo es simplemente que somos materia, y como todo es materia, la resultante es que todo es energía. Por lo tanto no solo somos parte de toda la materia que hay en el Universo, sino que aportamos alguna pequeña porción de energía al Universo, vaya uno a saber con qué propósito… Pero la ecuación para que no falle, es que nosotros tendríamos que canalizar nuestro insignificante aporte de energía de la mejor manera posible para que se concrete el propósito final, que una vez más, vaya a saber uno para qué?.
Saludos cordiales amigos.
el 11 de enero del 2011 a las 0:01
Somos materia y por tanto somos energía, pero no de “esa” que se puede, o podemos, canalizar como dicen… Sí se podría canalizar si nos autodestruimos y nos convertimos en energía de tipo electromagnética por ejemplo, y nos envían a otro lugar… si luego si te pudieran recomponer tendríamos el teletransporte asegurado, pero podemos asegurar que serías tú mismo el que sale al otro lado? aunque átomo a átomo re recompongan?
Esa energía canalizable de la que hablas, si no lo he entendido mal, es otra cosa menos tangible y poco científico
Saludos!
el 12 de enero del 2011 a las 1:26
Ya te lo explique lo mejor que pude en el comentario #16 Zephyros, lamento no poder utilizar unos términos más adecuados para hacerme entender mejor.
Saludo!
el 12 de enero del 2011 a las 1:45
el comentario 16 dónde está?
Gracias!
el 12 de enero del 2011 a las 3:18
Ya lo he leído, es que a parte de estar en otra página es posterior a mi comentario 14.1, no lo podía haber leído en ningún caso (quizás entrando en algún agujero de gusano… pero no era el momento)
Saludos!
el 12 de enero del 2011 a las 2:09
Tienes que ir abajo y clickear en “comentarios siguientes…;)
Saludotes.
el 12 de enero del 2011 a las 3:11
jeje, parezco nuevo 🙂
Gracias amigo Nelson
el 11 de enero del 2011 a las 1:08
“Esa” energía de la que hablas, de la que dicen… como has dicho tú, ¿como dicen quienes, y, que es lo que dicen?. Yo cuando hablo de energía me refiero a la energía de nuestro planeta, y, nosotros como parte de nuestro planeta somos parte de la misma.
Saludos!
el 11 de enero del 2011 a las 19:49
No te mosquees Ignacio, todos sabemos las connotaciones que tiene la frase “canalizar nuestra energía”, y es posible que no hayas utilizado la frase en el sentido que se utiliza en el 99,99% de los casos, es posible ¿probable?…, si es eso te pido disculpas y te animo a que nos lo expliques de otra forma porque yo no me he enterado (nuestra energía, la energía de nuestro planeta, etc etc).
Saludos!
el 12 de enero del 2011 a las 1:10
Debes de tener en cuenta que la energía no es más ni menos que la fuerza (A veces gigantesca), con la que está unida la materia a nivel de átomos y/o moléculas; y no siempre es igual.
El liberar a esos átomos de su fuerte unión es lo que hace que la energía se dispare; al fin y al cabo las grandes explosiones, incluidas las atómicas creo que son simplemente eso, separar a la fuerza esas partículas unidas químicamente, lo que libera el gran potencial energético que esconde la materia.
De ahí viene el gran problema para poder crear materia a través de la energía, ya que se necesitaría una gran cantidad para una mínima parte de esta.
el 12 de enero del 2011 a las 1:54
kike, permíteme que te haga una pequeña corrección desde el respeto que te tengo, para no mezclar fuerzas con energías. La fuerza es interacción pero no tiene porqué implicar trabajo. La energía en su sentido clásico sería la capacidad de realizar trabajo. Las unidades son distintas y están relacionadas si aplicamos fuerza a un cuerpo y conseguimos con desplazamiento por ejemplo aumentar su energía ya sea potencial o cinética. La energía tiene un principio universal hasta que se demuestre lo contrario y es que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, la fuerza por muy grande que sea no tiene porqué involucrar a la energía.
Entiendo que para muchos lectores hay que explicar las cosas de la forma más sencilla posible, de ahí que es mejor ser simplista que ininteligible, pero sin mezclar ciertos conceptos.
Gracias
el 12 de enero del 2011 a las 6:29
Según tengo entendido, la energía que tenemos disponible en nuestro planeta, un 99,98% proviene del sol, el resto proviene de la nuclear, de las mareas, de la termal y de la fuerza de gravedad. Pero, ¿podría haber una manera de amplificar toda esta energía disponible y, a su vez, canalizarla?(utilizo esta palabra solo por disfrute del amigo Zephyros).
Abrazo!
el 12 de enero del 2011 a las 12:46
Zephiros, no tienes que pedir permiso para aclarar cualquier tema; y este, releyendo lo que escribí, lo necesitaba.
El problema es que todo se complica bastante si se dan explicaciones concretas, aparte de que no soy ningún físico.
Un saludo.
el 12 de enero del 2011 a las 10:35
Hay muchas formas de energías y, por ejemplo, la energía interna que está referida a la suma total de las energías cinéticas de los átomos y moléculas con sus interacciones mutuas. No incluye las energías cinéticas y potenciales de los sistemas como un todo ni sus energías nucleares ni otras energías intra-atómicas.
El valor de la energía interna absoluta de un sistema en cualquier estado en particular no puede ser medida; la cantidad significativa es el cambio de la energía , ΔU. Para un sistema cerrado (es decir, uno que no intercambia materia con nada fuera de sus fronteras) el cambio en la energía interna es igual al calor absorbido por el sistema de sus alrededores (Q) menos el trabajo realizado por el sistema sobre sus alrededores (W), es decir, ΔU = Q – W.
De todas las maneras, la famosa fórmula de Einstein, E=mc2, nos demostró que 1 gramo de materia contiene una enorme cantidad de energía.