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¿Estará a la vista la próxima extinción?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Biologia    ~    Comentarios Comments (19)

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Habiendo leído este trabajo que me pareció de interés, aquí os lo dejo para que, con los datos que él se exhiben, tengáis una idea de lo que se nos puede estar viniendo encima en cualquier momento, ya que, los ciclos y cambios de la Tierra, ocurren cuando algunas circunstancias así lo aconsejan, y, lo mismo que ocurre con una estrella masiva que está al final de su vida (Betelgeuse, Eta Carinae, etc), en cualquier momento, se podría producir un acontecimiento descomunal que influiría en nuestras vidas de manera trágica. Aquí os lo dejo.

Durante los últimos 550 millones de años se han producido cinco extinciones masivas que acabaron con gran parte de la vida en la Tierra. La sexta se está produciendo en la actualidad según diversos expertos que denuncian la velocidad a la que desaparecen las especies. Un acto provocado por los seres humanos. Y aunque el Homo sapiens domine en estos momentos el planeta, en un escenario de extinción masiva no se garantiza su futuro: sus consecuencias son impredecibles, según un estudio publicado en Science. Ahora bien, los ciudadanos pueden contribuir a frenar la pérdida de especies con diversas acciones fáciles de llevar a cabo.

Las grandes extinciones en masa producen cambios tan drásticos en la Tierra que afectan incluso a los mecanismos de la evolución. Así lo sugiere un reciente estudio publicado en la revista Science. Su responsable, el paleobiólogo John Alroy, de la Universidad Macquarie en Sydney (Australia), asegura que tras una extinción masiva no se puede predecir cómo quedará la biodiversidad posterior. La situación de las especies en el pasado no sirve para saber cómo será su futuro.

Este trabajo choca con las hipótesis de paleontólogos como Jack Sepkoski, que fuera profesor del propio Alroy y el primero que, en la década de 1980, señaló que la Tierra ha experimentado cinco grandes extinciones masivas en los últimos 550 millones de años, en los que la vida ha dejado registro fósil. Según estos expertos, si se mira la proporción en la que cada grupo produce nuevas especies, se podría predecir a los ganadores y perdedores tras un fenómeno de desaparición extrema.

Algunos biólogos de la evolución han pensado también que la vida podría recuperar su composición presente con el tiempo y las condiciones suficientes. Pero esto no ha sido así, señala Alroy. Para realizar esta afirmación, este investigador ha utilizado un método estadístico a partir de la base de datos Paleobiology, que recopila los registros de casi 100.000 colecciones fósiles de todo el mundo.
No obstante, el paleontólogo Charles Marshall, de la Universidad de California en Berkeley, recuerda en un comentario anexo al artículo de Science que la comunidad científica tiene que revisar el método estadístico de Alroy y que la base de datos Paleobiology podría estar incompleta.

El debate sobre las extinciones masivas sigue con varios interrogantes. Uno de ellos pasa por saber si se puede predecir cuándo se producirán o si las especies tienen fecha de caducidad. El registro fósil sugiere que cada 26-30 millones de años se produce una desaparición catastrófica. Algunos microorganismos pueden sobrevivir unos diez millones de años, mientras que los mamíferos tienen una media de un millón de años.

Las causas de las extinciones masivas son diversas, si bien en todas ellas siempre hay un cambio climático producido por factores anteriores: movimientos de placas tectónicas, sismos, alteración de las corrientes marinas, impactos de grandes meteoritos, etc.

La sexta extinción masiva, en la actualidad

El trabajo de Alroy tiene importantes implicaciones para el futuro cercano de la humanidad. Cada vez más investigadores sostienen la idea de que la Tierra sufre en la actualidad la sexta extinción masiva. Si bien las cinco anteriores se han producido por causas naturales, esta última estaría provocada por el desarrollo insostenible del ser humano. Si el trabajo de Alroy es correcto, aunque el Homo sapiens predomine en todo el planeta, no significa que podrá mantener esta situación más adelante.

Los expertos que defienden la idea de la sexta extinción se basan en diversos datos. Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las especies se extinguen a un ritmo 100 veces superior al observado en los registros fósiles históricos. El listado de especies amenazadas es cada vez mayor: más del 30% de los anfibios, el 23% de los mamíferos o el 12% de las aves están en grave peligro. Algunas previsiones sostienen que, de seguir este ritmo, a mitad de siglo habrán desaparecido el 30% de las especies. La Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) refleja en cada actualización este creciente problema.

Los consumidores pueden contribuir a frenar la pérdida de especies. Reducir, reutilizar y reciclar, evitar comprar productos que contengan sustancias nocivas para el medio ambiente o que se hayan obtenido o creado de manera anti-ecológica o hacer un consumo energético racional son algunos de los consejos básicos para conservar la biodiversidad, y en definitiva, para nuestro presente y futuro.
Las cinco grandes extinciones masivas de la historia

En todas ellas, más de la mitad de las especies desaparecieron para siempre:

Finales del Cretácico (hace unos 65 millones de años): la más reciente y famosa, ya que supuso la extinción de los dinosaurios, cuyo dominio en el planeta había durado más de 150 millones de años. También supuso la desaparición repentina de otras muchas especies, como los amonites marinos. Se apunta al impacto de un cometa de grandes dimensiones en la península de Yucatán como posible detonante. No obstante, también podría estar involucrada una gran erupción volcánica en el territorio de la actual India. El 70% de las especies conocidas desapareció. Su marca ha quedado reflejada en lugares como el flysch de Zumaia.

Finales del Triásico (hace unos 210 millones de años): gracias a esta cuarta extinción masiva, animales como los dinosaurios pudieron extenderse en la Tierra. Las causas precisas todavía se desconocen.

Finales del Pérmico (hace unos 250 millones de años): en esta tercera gran extinción, el 54% de las familias de seres vivos desaparecieron (una familia puede abarcar entre unas pocas y miles de especies). Se cree que se originó a partir de la coincidencia de varios fenómenos destructivos, como un cambio climático, movimientos de placas tectónicas o un meteorito gigante.
Finales del Devoniano (hace unos 370 millones de años): tampoco se conoce el origen exacto de esta segunda gran extinción, en la que desapareció el 19% de todas las familias de seres vivos.
Finales del Ordovícico (hace unos 440 millones de años): un enfriamiento global repentino y severo pudo ser la causa de esta primera gran extinción en la historia de la Tierra. El 25% de las familias de seres vivos desaparecieron, la mayoría de ellas marinas, ya que en aquella época no había casi especies terrestres.

Además de estas grandes cinco extinciones, la Tierra ha sufrido otros graves eventos traumáticos que han afectado de manera dramática a ciertos grupos de organismos. Hace 55 millones de años, los movimientos tectónicos del Atlántico norte provocaron un intenso vulcanismo, cambios en las corrientes marinas o el aumento del CO2 en la atmósfera. El consecuente calentamiento global propició la extinción de organismos como los foraminíferos, pero benefició a los mamíferos. En este sentido, las extinciones masivas suponen la desaparición de muchas especies, pero favorecen el desarrollo de otras. Los antepasados de los seres humanos lograron evolucionar gracias a la extinción de sus grandes competidores.

Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA | Consumer.es

 

  1. 1
    Iñigo
    el 13 de enero del 2011 a las 0:53

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    Las extinciones masivas son un fenómeno inquietante, que existan épocas donde la extinción sea tan notoriamente superior a otras. Lamentablemente, al menos yo, desconozco cuales son las duraciones de estos periodos, existen claro diferencias entre una extinción del 50% en un millón de años y en 10.000 años. ¿Simple competición biología, actividad tectonica o acontecimientos cósmicos?, Quizás el hecho de que la tierra nos parece tan apacible se debe a que vivimos demasiado rápido, para un insecto que viviera unos milisegundos, incluso en la detonación de un edificio le parecería que esta en un estado apacible de las cosas.
    Saludos

    Responder
  2. 2
    kike
    el 13 de enero del 2011 a las 1:50

    Quizás sea una máxima de la naturaleza que todo lo que sea factible de hacerse realidad, tarde o temprano se hace; es una simple operativa estadística; como lo de las loterías; si esperas el tiempo necesario con un número, al final toca.

     Ahora que caigo, acabo de descubrir una forma infalible de que te toque la lotería; simplemente debes jugar el mismo número siempre; poco antes de morir se lo pasas a un hijo o algo parecido para que siga jugando, y así sucesivamente; al final segúro que toca; y cuanto más tiempo pase, más posibilidades…..;P

    Responder
    • 2.1
      Zephyros
      el 13 de enero del 2011 a las 3:12

      jeje, y para afinar un poco más coges un nº que no haya tocado nunca, así ganas tiempo con carácter retroactivo. A algún descendiente tocará, aunque lo mismo el bisnieto al que no le gusta la lotería pierde la ocasión de comprar el boleto premiado 🙂
       
      Hay otra derivada, ¿se realizarán suficientes sorteos antes de una hipotética extinción?
       
      Saludos!

      Responder
      • 2.1.1
        nelson
        el 13 de enero del 2011 a las 3:29

        Por lo que nos cuenta Emilio, parece que nos toca en este sorteo…:-(
        Saludos cordiales.

        Responder
    • 2.2
      nelson
      el 13 de enero del 2011 a las 3:24

       

      Hola estimado Kike:
       
      Creo que el ejemplo de la lotería, como la “Ley de Murphy”, es una ilusión (a la que suelen aferrarse los jugadores).
      Hay que tener en cuenta que la bolilla que sale sorteada vuelve al bolillero nuevamente para el próximo sorteo.
      Suponiendo que se juegan diez millares, cada número tiene una posibilidad en diez mil de salir. Exactamente igual que cada una de los nueve mil novecientos noventa y nueve restantes. Independientemente de cuántas veces haya salido anteriormente.
      No importa si la misma bolilla se ha repetido ganadora en todos los sorteos anteriores, o si no salió nunca; la posibilidad que tiene de salir en el próximo sorteo es una en diez mil.
       
      Saludos cordiales.
       
       

       

      Responder
      • 2.2.1
        Zephyros
        el 13 de enero del 2011 a las 3:50

        Posibilidades tiene, pero en casa suceso hay una probabilidad, y tal y como pasa en un dado 8que los num siguen ahí en cada tirada) o en una moneda cuando se lanza, la probabilidad cuando el nº de sucesos es muy grande tiende a igualar el nº de veces que sale una u otra opción. Creo que nos estamos desviando… 🙂

        Responder
      • 2.2.2
        kike
        el 13 de enero del 2011 a las 9:42

        Hola Nelson.

         Las estadisticas sirven para todo; de todo sacan provecho, pero no debemos olvidar que en el fondo suelen ser falsas, ya que existen muy diferentes factores a tener en cuenta y no siempre se emplean.

         Respecto a lo de las loterias,  una que se juega aquí (Desconozco si también la teneis en vuestro país), que es la primitiva, que comenzó en el año 1.985, constando de 49 números en los que el premio mayor es acertar seis (Una apuesta de 6 números cuesta un euro), su estadistica es la siguiente:

         Número que ha salido más veces…el  39 (321 veces)
         Número que ha salido menos veces…. el 49 (255 veces)

         Como verás es poca la diferencia si tenemos en cuenta el poco tiempo que lleva el juego (Actualmente hay dos sorteos a la semana, pero antes era solo uno).

         Además la estadistica sirve para todo (o para nada según que punto de vista); por ejemplo sirve hasta para creer o nó en Dios.

         No se si sabes el razonamiento de Pascal sobre ello; este hombre que era un “listillo” hizo una estadística basada en lo siguiente:

         – Si eres creyente y existe Dios, ganas la eternidad.
         – Si eres creyente y no existe Dios, no pierdes nada
         – Si no eres creyente y existe Dios, pierdes(nada menos que al infierno)
         – Si no eres creyente y no existe Dios, no ganas nada, pero tampoco pierdes.

         Total, que conviene ser creyente por tres posibililidades contra una.

        (Eso sería la Fe a través de las matemáticas y la conveniencia).

         Ahora bien, llegó un tal Smith, que no debería ser muy católico que digamos, e hizo otra estadística.

        – Si eres agnóstico y Dios no existe,  ganas(es un decir).
        – Si eres agnóstico y existe un Dios “deista” (Que nos creó para después olvidarse de nosotros), no  pierdes, pues no habría ni premio ni castigo.
        – Si eres agnóstico y existe un Dios justo, tampoco te tendrías que preocupar, ya que un dios justo no castigaría una elección basada en un razonamiento.
        – Si eres agnóstico y existe un Dios vengativo y justiciero, entonces perderías, pero no sería muy diferente a lo que les ocurriría a los creyentes.

         Como verás la estadística sirve para todo….;P

        Un saludo gordo.

        Responder
  3. 3
    Ignacio C. Ignoscere
    el 13 de enero del 2011 a las 4:51

    Hola muchachos,

    De que se está hablando por acá?, de extinciones o de timba? 🙂

    Abrazos!

    Responder
  4. 4
    emilio silvera
    el 13 de enero del 2011 a las 7:55

    A veces, al amigo Kike se le ocurren unas cosas que…a la fuerza, tenemos que sonreír. La verdad es que, estas ocurrencias, le quita dramatismo a la realidad, lo que dicho sea de paso, no está nada mal.
    Saludos.

    Responder
  5. 5
    emilio.silvera
    el 13 de enero del 2011 a las 11:20

    Contestando al título de la entrada, de sí estará a la vista la próxima extinción, podríamos decir que, la vida se burla de los cataclismos que sacuden el planeta que la alberga. Incluso, no pocas veces, prospera de ellos. La historia de la vida está señalada por catástrofes cósmicas, geológicas y climáticas que exterminaron hasta el 90 por 100 de las especies existentes.
    Cada extinción en masa fue seguida, no sólo por el florecimiento de las especies que se libraron de ella, sino incluso por un aumento creativo de nuevas formas de vida. Contrariamente al “invierno nuclear” y a otras situaciones catastróficas hipotéticas con las que los nuevos Nostradamus nos amenazan, cabe imaginar pocas circunstancias, excepto la llamarada final del Sol, que puedan borrar toda la vida del planeta. Sólo un agotamiento total o casi total de agua líquida y el cambio de la atmósfera (como pudo haber ocurrido en Marte), podría dejar la Tierra sin ninguna clase de vida, y, aún así, no es seguro que, algunos “seres” microscópicos, no pudieran encontrar el lugar adecuado para continuar adelante.
    Claro que, en ese hipotético caso de que la vida subsista en una extinción extrema, no tendría que ser la Humana que, desde luego, no es la que tiene las mayores posibilidades para esquivar ciertos acontecimientos negativos a los que nuestros organismos no podría adaptarse con tanta rápidez.
    El destino normal de las especies es el de desaparecer y dar paso a otras que, más adaptadas y evolucionadas, pueden continuar en el tiempo y, esperemos que, dentro de muchos miles de años, nuestra especie haya evolucionado y mutado hacia otra mejor preparada física y mentalmente para continuar el camino emprendido. Tal como somos, no estamos preparados para ser viajeros espaciales y visitar otros lugares lejanos haciendo viajes que, seguramente al principio, requerirán muchos años de ivernación hasta llegar a un destino incierto.
    Somos vulnerables, muy vulnerables y, hasta este momento, la suerte nos ha acompañado. Pero, ¿Quién puede asegurar que, en cualquier momento no aparezca un enorme pedruzco que burlando Júpiter nos caiga sobre nuestras cabezas? ¿Qué haremos entonces? Y, desde luego, olvidémonos de Armagedon que, sólo es una película. La realidad es más cruda y, por desgracia, inevitable en el caso de un gigantesco pedruzco espacial que, sino acaba con todo lo que vive en la Tierra…casi.
    Fijémonos en los datos que tenemos y que nos dicen que, en Marte, se gozó en tiempos pasados de un clima más suave cuando tenía una edad más joven. SAbemos que nuestros dos vecinos más próximos, Venus, que se halla más cerca del Sol que la Tierra, y Marte, que se halla más lejos de aquél, ocupan los límites externos de lo que a veces se denomina la “zona habitable”. Ninguno de los dos, por variadas circunstancias, parecen poder albergar la vida. Pero, como decimos al principio, en el caso de Marte, la cosa es distinta, y, en el pasado, sí parece que la pudo tener pero se desconocen las causas que lo llevaron a perder su atmósfera, a que se vaporizaran sus océanos y a que se convirtiera en el planeta árido que es hoy. Sin embargo, queda una esperanza de que, alguna clase de vida pueda estar ahí presente en el subsuelo del planeta que, según todos los indicios posee agua líquida y hoquedades suficientes para albergar colonias de distintas clases de vida rudimentaria.
    Las correntías de Marte dejaron su huella que, en múltiples imágenes nos han traído las distintas sondas espaciales allí enviadas, y, cuando se contemplan, uno puede pensar que, la Tierra, podría ser la siguiente en perder el bien que atesora: ¡La vida! si ocurriera alguna desgracia natural de inmensas dimensiones.
    Esperemos que todo siga como ahora está y se nos conceda el tiempo para poder lograr los conocimientos y tecnologías necesarios para poder evitar, en su caso, catástrofes de tales dimensiones.

    Responder
  6. 6
    kike
    el 13 de enero del 2011 a las 17:37

    Precisamente hace pocos dias que ha salido un artículo en CienciaKanija en el que se discute la posibilidad de que la próxima extinción masiva de especies pueda tener lugar por primera vez en nuestro planeta sin necesidad de que intervenga ningún agente externo; simplemente por la acción de una de sus especies más peligrosas, el homo sapiens bis.

     Al parecer ya existe hasta más de un 30% de especies en vias de extinción, basado únicamente por las acciones dañinas de este al medio. Somos tan burros que no nos damos cuenta que si eliminamos sistemáticamente a diferentes especies, al final no podremos susbsistir nosotros tampoco; entonces puede que se cumplan los presagios de algunos científicos que ven en las cucarachas, ratones e insectos las especies que saldrán beneficiadas de todo esto, y eso solo por el simple motivo de que han aprendido a soportarnos y hasta de aprovechar nuestras bárbaras costumbres agresoras del medio.

    Responder
    • 6.1
      emilio silvera
      el 15 de enero del 2011 a las 9:25

      Si no es por el infierno nuclear, no creo que la acción del hombre llegue a tener el poder de generar una extinción masiva, y, siendo verdad que nuestro quehacer puede ser el motivo de extinciones de algunas especies, creo que es el precio que estamos pagando por la evolución tecnológica que nos lleva por el único camino que nuestros “escasos” conocimientos nos lleva. Tiempo llegará en el que, la especie humana, podrá preservar a otras especies (ya se hace con algunas) pero, de momento, si queremos seguir adelante tenemos que soportar con los daños colaterales que, no pocas veces, son irreparables.
      Nuestra especie (al menos en esta etapa en la que nos encontramos) no puede hacer nada para evitar esas ciertas y dañinas consecuencias de nuestra actividad cotidiana en muchos campos de la Industria y otros, ya que, la población del planeta tiene una serie de exigencias, las grandes compañías no se fijan en las graves consecuencias que se derivan de su afán de beneficio, y, además, aparte del daño que podemos estar haciendo a la Naturaleza, lo más grave es el que nos hacemos nosotros mismos. Una gran parte de la población está pasando hambre y la otra gran parte, mientras tanto, dilapida y hace mal uso de los recursos que podría paliar las necesidades de los otros.
      La condición humana tiene mucho que mejorar, y, desde luego, es muy alto el índice de personas que tienen una moral acomodaticia a sus propias ambiciones, la ética está ausente, y, otros valores que todos conocemos simplemente sirven para nombrarlos en momento puntuales para aconsejar a los demás un comportamiento del que nosotros no somos un ejemplo.
      Nos queda mucho por recorrer, el proceso de humanización está en marcha pero, de ninguna manera (a pesar de tener conciencia de ello), hemos alcanzado un nivel aceptable. No puedo saber a ciencia cierta si es la condición humana la que nos hace muchas veces tener un comportamiento poco ejemplar y egoísta pero, debe ser el instinto de supervivencia que llevamos dentro transmitido por nuestros ancestros del pasado que, no se elimina con facilidad a pesar de comprender, que ciertos comportamientos no son aconsejables.
      Es verdad que nunca hemos sabido administrar el planeta y que hemos hecho mal uso de los recursos que éste puso a nuestra disposición, sin embargo y en nuestra defensa, tenemos que admitir que, en cada período de la Historia de la Humanidad, hemos utilizado los recursos disponibles como “hemos sabido” y, poco a poco, nos hemos abierto camino para llegar hasta aquí.
      El mundo, nuestro mundo, y, digo nuestro mundo en referencia a la Humanidad y, sobre todo a sus componentes más preparados, debe tomar consciencia de que, ha llegado el momento de dar un gran giro y poner los medios necesarios para que, nuestro avance hacia el futuro se realice, no al margen del planeta que nos acoge, sino en estrecha simbiosis con él, de manera tal que, podamos explotar los recursos de la Tierra sin que ésta se vea afectada y, para ello, lo primero que debemos encontrar son nuevas fuentes de energía que, cubriendo las muchas necesidades y exigencias que hoy tenemos para hacer posible nuestro deambular por el mundo, no se incida en las condiciones del planeta que, si persistimos en nuestros abusos y poco comedido comportamiento, podríamos dar lugar a que, Gaia, se enfade y nos de un gran susto.
      ¿De las extinciones? Sí, alguna más vendrá. Sin embargo, no creo que seamos nosotros los promotores de ese suceso. La Naturaleza tiene sus propios resortes que pone en marcha cuando algo no se ajusta a sus reglas y, por otra parte, al formar la Tierra parte de un inmenso sistema llamado Universo, está sujeta a las reglas de éste que, en definitiva, es el que podrá incidir en que sigamos aquí o no.
      ¡Quién sabe! El futuro que nos espera.

      Responder
  7. 7
    emilio silvera
    el 14 de enero del 2011 a las 9:46

    Al filo del comentario de Kike, me voy a mi fichero y busco los datos que tengo sobre extinciones y, desde luego, aclara parte del misterio y deja en el aire otras cuestiones que, como comenta Kike, sus orígenes pueden ser variados e, incluso, podría estar en nosotros mismos.
    Está claro que el planeta Tierra es un sistema complejo, es decir, está conformada por componentes simples que ejercen entre sí una interacción mutua que hace posible el equilibrio, y, en relación a la vida, la cosa funciona igual, unas especies dependen de otras y estudiando por separado los componentes sencillos que forman el todo, podemos comprender que, la eliminación de un eslabón de esa cadena, siempre tiene consecuencias más o menos graves.
    Cuando hablamos de extinciones masivas, a todos nos viene a la cabeza aquella de los Dinosaurios de hace 65 millones de años en la que perecieron los grandes lagartos junto con un sin fin de especies como parte de esa extinción masiva en la Tierra que ha quedado reflejado en el registro fósil del planeta y que se utiliza para marcar el final de un período del tiempo geológico, el cretáceo,  y el comienzo de otro, el terciario. A esta frontera se la suele conocer como K-T.
    No fueron sólo los Dinosaurios los que fueron afectados aunque sean los que aparecen con el mayor protagonismo de aquel suceso. Alrededor del 70 por ciento de todas las especies que vivían en la Tierra a finales del crectáceo habían desaparecido a principios del terciario, lo que nos indica que se trató realmente de una extinción “en masa”.
    En realidad, ésta extinción, sólo fue una de las que los geólogos denomina en conjunto las “cinco grandes” -y no es en absoluto la mayor- Cada una de ellas se utiliza como marcador entre períodos geológicos y todas han sucedido durante los últimos 600 millones de años.
    Hace alrededor de 600-590 millones de años, al comienzo del período geológico conocido como cámbrico (por lo tanto, en el precámbrico; el cámbrico es el primer período de la era paleozoica), hubo una explosión de vida que dio lugar a diferentes variedades de formas multicelulares, y luego a criaturas vivas poco más evolucionadas. Obvioamente, cuanto más nos acercamos a la actualidad, conocemos cada vez más sobre las pautas cambiantes de la vida en la Tierra, y el tipo de conocimiento que nos interesa ahora, abarca grandes extinciones de vida que comenzamos a ver claro después de concluir el precámbrico.
    Tomándolas cronológicamente, las cinco grandes extinciones se produjeron hace unos 440 millones de años (que marcaron la frontera entre los períodos ordovícico y silúrico), hace 360 millones de años (entre el devónico y el carbonífero), 250 millones de años (entre en pérmico y el triásico), 215 millones de años (en la frontera entre triásico y el jurásico) y 65 millones de años (en la frontera K-T).
    Hoy otras muchas extinciones en el registro fósil, y también se utilizan a menudo como marcadores en el “calendario” geológico -por ejemplo, la frontera entre el jurásico y el cretásico, hace unos 145 millones de años, se define también mediante una extinción- Pero las cinco extinciones que se reseñan más arriba son las más importantes.
    La más espectacular de todas ellas es el suceso que tuvo lugar hace unos 250 millones de años, al final del pérmico. Barrió al menos el 80 por ciento, y posiblemente hasta el 95 por ciento, de todas las especies vivas de nuestro planeta en aquellos tiempos, tanto en la tierra como en los océanos, y lo hizo durante un intervalo de menos de 10.000 años. En conjunto se calcula que más de un tercio de todas las especies que han vivido siempre en la Tierra han desaparecido en extinciones masivas. Sin embargo, dado que también se calcula que el 99 por ciento de todas las especies que han vivido en la Tierra se han extinguido, esto significa que son el doble las que han desaparecido en sucesos de menor importancia.
    La cuestión que nos intriga es si las extinciones en masa son realmente acontecimientos especiales, de carácter diferente al de las extinciones de menor importancia, o si son el mismo tipo de sucesos, pero a gran escala. ¿Son las extinciones de vida en la Tierra unos hechos cuya naturaleza es independiente de su magnitud, como los terremotos y todos los demás fenómenos que conocemos como causa de muerte?
    La respuesta, si queremos ser sinceros, es, ¡No lo sabemos!

    Responder
  8. 8
    kike
    el 14 de enero del 2011 a las 13:06

    Como lo que impera en todo el universo es una gran diversidad de sucesos y motivos físicos, lo que aparentemente contrasta con su uniformidad, no sería de extrañar que incluso la naturaleza contuviese algún tipo de control sobre las especies, impidiendo que llegase a afectar demasiado a la salud del planeta, provocando cuando fuera necesario una extinción masiva que repondría las óptimas condiciones al medio ambiente.

     No obstante, quizás ese mecanismo se encuentre dentro de la misma lógica de las causas-efectos, ya que si alguna especia se extralimita en su desarrollo, ese será el principal motivo de  llevarla a su extinción, lo que no iría muy alejado del mecanismo de control automático de la población de la mayoría de las especies; si existe mucha comida, la especie prolifera enormemente, pero llega un momento que el alimento no basta para todos y entonces se produce una gran mortandad que pone las cosas en su sitio;

     Claro, todo ello independientemente de las extinciones masivas más importantes, que parecen ocurrir cada varios millones de años, producidas al parecer por un simple azar.

     Y perdonad que vuelva a lo de la estadistica; es que solo es un tema estadístico el tiempo que se puede tardar en que un meteorito caiga en nuestro planeta y se cargue a la mayoría de las especies principales; repito, si algo puede pasar, tarde o temprano pasará…..

     Un saludo, maestro.

    Responder
    • 8.1
      emilio silvera
      el 15 de enero del 2011 a las 9:26

      A eso, precisamente, me refería en mi comentario de más arriba.

      Responder
  9. 9
    Ignacio C. Ignoscere
    el 14 de enero del 2011 a las 15:24

    Lo frágil que es la vida, bajo nuestros pies y sobre nuestras cabezas existen peligros latentes, ¿nuestro futuro depende del azar o de lo que hagamos o dejemos de hacer en el transcurso de nuestras vidas?.

    La verdad que en lo personal nunca me he llevado muy bien con el azar…

    Saludos!

    Responder
    • 9.1
      emilio silvera
      el 15 de enero del 2011 a las 9:39

      El Azar, estimado amigo, aparece de vez en cuando para traernos alguna sorpresa inesperada. Sin embargo, cuando estudiamos las cosas que ocurren, cuando profundizamos en los hechos que se produjeron para que tal cosa pasara, por regla general, encontramos la explicación de ese “Azar”. Parece que, la causalidad hay que tenerla en cuenta antes de emitir juicios sobre los sucesos del mundo. Todo lo que ocurre tiene una causa.
      Sí, pueden ocurrir cosas inesperadas y sorprendentes en las que no interviene la mano del hombre, esas son, por regla general, las más abundantes en el Universo, las que ocurren por sí mismas. Sin embargo, no es el Azar el guía esos sucesos, sino que, se producen obligados por unas reglas, por unos mecanismos que, el Universo tiene predeterminados para la consecución de sus objetivos.
      El “simple” hecho de que las estrellas brillen en el cielo, nada tiene que ver con el Azar, sino que, se debe a unos mecanismos bien conocidos en los que, la materia, sometida a muy altas presiones y temperaturas, se transforma de simple en compleja para hacer posible que los elementos químicos-biológicos necesarios para la vida se puedan crear en esos hornos nucleares.
      Las Galaxias, se regeneran y producen entropía negativa a través de las explosiones supernovas que, generan nuevos materiales para la creación de nuevas estrellas y mundos y…(¿Por qué no?) criaturas que haga posible el comienzo de nuevos ciclos a partir de un final.
      ¡El Azar! Habría que vigilar y estudiar bien los hechos antes de imputarle al Azar el acontecimiento que, la mayor parte de las veces, es debido a otras cuestiones muy distintas del Azar.
      Saludos amigo

      Responder
      • 9.1.1
        Ignacio C. Ignoscere
        el 15 de enero del 2011 a las 13:50

        Ahora lo entiendo mejor porque no me llevaba con el azar 🙂

        Saludos amigo Emilio.

        Responder
        • 9.1.1.1
          emilio silvera
          el 15 de enero del 2011 a las 14:33

          Lo mismo te digo, amigo Ignacio.
          Que pases un buen fin de semana y, lo mismo deseo a los demás compañeros.
          Esperemos que el “Azar”, no nos tenga preparada alguna mala pasada. Claro que, para que eso no ocurra, vigilaré todos y cada uno de mis actos. (Claro que, eso no evitaría que me caiga encima un enorme meteorito, aunque en realidad, prefiero que me tocara la lotería que, es un azar relativo, ya que, si no la hecho, no me podrá tocar…la Causalidad).
          Un saludo cordial.

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