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¿Reactores Nucleares Naturales en las entrañas de la Tierra?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (6)

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Un Reactor Nuclear Prehistórico

Ayer mismo dejaba aquí un reportaje que apuntaba la idea de la existencia de Reactores Nucleares, y, habiendo leído el libro “Las Constantes de la Naturaleza” de John D. Barrow, recordé que en él, por alguna parte, venía recogido tal suceso que paso a transcribiros corroborando así, parte de lo que ayer pudimos leer aquí.

“El 12 de Junio de 1972 el doctor Bouzigues, hizo un descubrimiento preocupante, el tipo de descubrimiento que podía tener incalculables explicaciones políticas, científicas e incluso delictivas. Bouzigues trabaja en la planta de procesamiento de combustible nuclear de Pierrelatte, en Francia. Una de sus tantas rutinas consistía en medir la composión de menas procedentes de minas de Uranio próximas al río Oklo, en la antigua Colonia francesa ahora conocida como la República Africana Occidental de Gabón, a unos 440 km de la costa Atlántica.

Una y otra vez comprobaba la fracción de mineral natural que estaba en forma de isótopo de uranio-235 comparada con la fracción en forma de isótopo de Uranio-238, para lo que realizaba análisis de muestras de hexafluoruro de uranio gaseoso. La diferencia entre los dos isótopos es crucial. El Uranio que se da en forma natural y que extraemos del interior de la Tierra está casi todo en forma de Isótopo 238. Esta forma de Uranio no producirá una cadena de reacciones nucleares autosostenidas. Si lo hiciera, nuestro planeta habría explotado hace mucho tiempo.

Para hacer una bomba o una reacción en cadena productiva es necesario tener trazas del isótopo activo 235 de Uranio. En el Uranio Natural no más de una fracción de un 1 por 100 está en forma 235, mientras que se requiere aproximadamente un 20 por 100 para iniciar una cadena de reacciones nucleares. El Uranio “enriquecido” contiene realmente un 90 por 100 del isótopo 235. Estos números nos dejan conciliar un sueño profundo por la noche con la seguridad de que por debajo de nosotros no se va a iniciar espontáneamente una interminable cadena de reacciones nucleares que convierta la Tierra en una bomba gigantesca. Pero ¿quién sabe si en algún lugar habrá más 235 que la media?

Boziguez midió con gran precisión la razón de isótopo 235 frente a 238. Eran comprobaciones importantes de la calidad de los materiales que en última instancia se utilizarían en la industria nuclear francesa. El suyo era un trabajo rutinario, pero ese día de Junio de 1972 su atención a los detalles se vio recompensada. Advirtió que algunas muestras presentaban una razón 235 a 238 de 0,717 por 100 en lugar del valor normal de 0,720 por 100 que se encuentra normalmente en todas las muestras terrestres, en incluso en meteoritos y rocas lunares. Tan exactamente se conocía el valor “normal” a partir del experimento, y tan exactamente estaba reflejado en todas las muestras tomadas, que esta pequeña discrepancia hizo sonar los timbres de alarma. ¿Dónde  estaba el 0,003 por 100 que faltaba de Uranio 235? Era como si el Uranio ya hubiese sido utilizado para alimentar un reactor nuclear de modo que la abundancia de 235 se había reducido antes de haber sido extraído de las minas.

La Comisión de Energía Atómica de Francia consideró todo tipo de posibilidades. ¿Quizá las muestras habían sido contaminadas por algún combustible ya utilizado procedente de la planta de procesamiento? Pero no había ninguna prueba de la intensa radiactividad que habría acompañado al combustible usado, y ningún hexafluoruro de Uranio reducido faltaba en el inventario de la Planta.

Pero a poco las investigaciones descubrieron que la fuente de la discrepancia estaba en los propios depósitos naturales del Uranio. Había una baja razón 235 a 238 en las vetas de la mina. Se estudio todo el proceso y recorrido del Uranio desde su extracción hasta su transporte al lugar de destino, y, todo era correcto, nada extraño podía influir en la discrepancia descubierta. El Uranio procedente de la Mina de Oklo era simplemente distinto del que se encontraba en cualquier otro lugar.

Cuando se investigó con detalle el emplazamiento de la Mina pronto quedó claro que el Uranio 235 que faltaba había sido destruido dentro de las vetas de la Mina. Una posibilidad era que algunas reacciones químicas lo hubiesen eliminado mientras dejaban intacto el 238. Por desgracia, las abundancias relativas de Uranio 235 y 238 no se ven afectadas de forma diferente por procesos químicos que hayan ocurrido en el interior de la Tierra. Tales procesos pueden hacer que algunas partes de la Tierra sean ricas en mineral de Uranio a expensas de otras partes al disolverlo y transportarlo, pero no alteran el balance de los dos isótopos que constituyen el mineral disuelto o en suspensión. Sólo las reacciones y desintegraciones nucleares pueden hacerlo.

Poco a poco, la insospechada verdad salió a la luz ante los investigadores. Las vetas bajas en Uranio-235 contenían las pautas características de otros 30 o más elementos atómicos que se forman como subproducto de las reacciones de fisión nuclear. Sus abundancias eran completamente diferentes de las que se dan en forma natural en rocas donde no hubieran ocurrido reacciones de fisión. La reveladora firma de los productos de fisión nuclear se conoce a partir de los experimentos en reactores construidos por el hombre. Seis de estas vetas características de la actividad de un Reactor Nuclear Natural fueron finalmente identificadas en Oklo. Algunos de los elementos presentes, como el neodimio, tienen muchos isótopos pero no todos son productos de la fisión. Los que no son productos de fisión proporcionan por consiguiente una calibración de la abundancia de todos los isótopos antes de que empezaran las reacciones naturales y de este modo nos permite determinar los efectos y tiempos característicos de dichas reacciones.

Sorprendentemente, parecía que la Naturaleza había conspirado para producir un Reactor Nuclear Natural que había generado reacciones nucleares espontáneas bajo la superficie de la Tierra hace dos mil millones de años. Fue este episodio de la historia geológica de Gabón lo que había llevado a la acumulación de productos de fisión en el emplazamiento actual de la misma.

Las primeras reacciones nucleares producidas por el hombre se produjeron el 2 de diciembre de 1942 como parte del famoso Proyectro Manhattan que culminó con la fabricación de las primeras bombas atómicas.”

Después de leer el relato histórico del suceso que, sin ninguna duda, nos revela la certeza y posibilidad de que, en cualquier momento, se pueda producir otro suceso similar de cuyas consecuencias nadie puede garantizar nada, uno se queda preocupado y puede pensar que, aquel suceso, no llegó a más debido a una serie de circunstancias que concurrieron y, desde luego “el ambiente oxidante necesario que aportase el agua requerida para concentrar el uranio fue originado por un importante cambio de la biosfera de la Tierra. Hace dos mil millones de años ocurrió un cambio en la atmósfera, producido por el crecimiento de algas azul-verdosas, los primeros organismos de producir fotosíntesis.”

Claro que eso, sería entrar en otras historias. Sin embargo, no debemos olvidar que, en nuestro planeta, todo está relacionado y por lo tanto, los cambios y mutaciones que se puedan producir en la Naturaleza de la misma, influyen, de manera irreversible, en todo lo demás.

Esperemos que ningún Reactor Nuclear Natural se vuelva a poner en marcha, ya que, de ser así, no sabemos si se darán las precisas condiciones necesarias para que, no continúe indefinidamente su actividad y nos mande a todos al garete.

 

  1. 1
    kike
    el 14 de enero del 2011 a las 23:30

    Puff…; a ver quien duerme esta noche pensando que cerca del núcleo puede existir una gran veta de uranio 235….XC.

     Si se demuestra esta teoría, y tal como dices en el artículo de ayer, seguramente se tendrían que ajustar muchas creencias sobre la formación de las estrellas; podría ser que en el fondo todos los cuerpos del espacio con una mínima masa tengan un nacimiento análogo, y que de su trayectoria sumado a la masa que obtengan dependa su consideración de diferente tipo de estrella, de planeta gigante gaseoso o incluso de pequeño planeta rocoso como el nuestro.

     De todas formas hay muchas cosas sin explicar, por ejemplo que la quema de uranio durante tanto tiempo no se haya colapsado aún por falta de material teniendo en cuenta el reducido tamaño de nuestro planeta; no quiero pensar en las consecuencias que ello nos podría acarrear…

    Responder
  2. 2
    nelson
    el 15 de enero del 2011 a las 22:51

    Hola muchachada.
     
    Parece que del uranio 235 original del núcleo terrestre, ya se habría consumido el 75%, o sea,  el diámetro de 12 km de una hipotética esfera original de uranio 325 , se redujo a “sólo” 8 km, por lo que , para tranquilidad de Kike, a nuestro georeactor le quedaría combustible para “apenas” 2000 millones de años; para ese entonces seguramente haya evolucionado la atmósfera de Titán, o la habremos ayudado, “terraformándola”, y habremos emigrado hacia allí, y tal vez a algún otro lugar similar:
     
    http://hypatia.morelos.gob.mx/index2.phpoption=com_content&do_pdf=1&id=37
     
    Permítanme transcribir un fragmento de Issac Asimov en Introducción a la Ciencia, refiriéndose a la radiactividad:
     
    “…
    La experimentación demuestra que en una agrupación determinada de átomos —a los cuales llamaremos X— éstos se desintegran al ritmo del 50 % cada año. Al finalizar el primer año, 500 de cada 1.000 átomos X de la agrupación inicial conservarán su identidad de átomos X; al cabo de dos años, serán 250; tres años después, 125, y así sucesivamente. El tiempo requerido por la mitad de los átomos originales para desintegrarse se denomina «vida media» del átomo en cuestión (expresión sugerida por Rutherford el año 1904); consecuentemente, la vida media del átomo X es un año. Cada nucleido radiactivo tiene su característica vida media que jamás cambia en condiciones ordinarias. (El único tipo de influencia externa que puede cambiarla es el bombardeo del núcleo con una partícula o la temperatura extremadamente alta en el interior de una estrella. Para expresarlo con otras palabras, un suceso violento capaz de atacar al núcleo per se.)

    La vida media del uranio 238 es 4,5 miles de millones de años. No nos sorprende, por tanto, que subsista todavía el uranio 238 en el Universo pese a la decadencia de sus átomos. Un cálculo muy simple nos demostrará que se requiere un período seis veces mayor que la vida media para reducir una cantidad determinada de nucleidos radiactivos hasta el 1 % del total original. Cuando hayan transcurrido 30 mil millones de años desde estas fechas, quedará todavía 1 kg de uranio por cada tonelada existente hoy día en la corteza terrestre.
    Aunque los isótopos de un elemento sean químicamente idénticos, sus propiedades nucleares pueden diferir en gran manera. El uranio 235, por ejemplo, se desintegra seis veces más aprisa que el uranio 238; su vida media es sólo de 710 millones de años. Así, pues, cabe suponer que en los eones ya desaparecidos, el uranio contenía mucho más uranio 235 que el de nuestros días. Hace 6 mil millones de años, el uranio 235 representaría el 70 % aproximadamente del uranio natural. Sin embargo, el género humano no está consumiendo los residuos del uranio 235. Aunque se hubiese retrasado un millón de años el descubrimiento de la fisión, la Tierra poseería todavía un 99,9 % del uranio 235 existente en la actualidad.
    Evidentemente, cualquier nucleido con una vida media inferior a los cien millones de años habría declinado hasta desvanecerse en la dilatada vida del Universo. Así se explica que hoy sólo encontremos algunos vestigios de plutonio. El isótopo de plutonio más longevo, el plutonio 244, tiene una vida media de 70 millones de años solamente.
    El uranio,el torio y otros elementos radiactivos de larga vida dispersos entre rocas y tierra, emiten pequeñas cantidades de radiación que están siempre presentes en el aire circundante de nuestro medio. El propio hombre es ligeramente radiactivo, pues todos los tejidos orgánicos contienen trazas de un isótopo relativamente raro e inestable de potasio (potasio 40) que tiene una vida media de 1.300 millones de años. (Al desintegrarse, el potasio 40 produce algún argón 40 y, probablemente, eso aclara la circunstancia de que sea el nucleido más común entre los gases inertes de la Tierra. Los promedios potasio-argón han servido para verificar la edad de los meteoritos.)
    …”
     
    Ahora bien; ¿no es posible que, en las tremendas presiones y temperaturas del núcleo, estén alteradas las condiciones de decaimiento por pérdida o ganancia de los átomos más pesados o inestables?, quiero decir, ¿que se puedan reproducir o regenerar isótopos como, por ejemplo, el uranio 235? Al menos mientras no se enfríe el núcleo.
     
    Saludos cordiales para tod@s desde Montevideo.
     

     
     
     
     

    Responder
    • 2.1
      nelson
      el 16 de enero del 2011 a las 2:32

      “…georreactor…”
      Más vale tarde, que nunca…;-)
      Saludos intensos.

      Responder
    • 2.2
      emilio silvera
      el 16 de enero del 2011 a las 11:36

      Completo comentario, amigo Nelson.
      Quedamos enterados mediante tu sencilla explicación, de muechas de las caracteríiticas de éste elemento metálico y radiactivo que pertenece a los actínidos y cierra la Tabla Periódica de elementos con el nº 92.
      En la Naturaleza, aparece en la uranita, de la cual el metal es extraído por un proceso de intercambio de iones. Se encuentra en tres isótopos en la Naturaleza: uranio-238 (99,28%), uranio-235 (o,71%) y uranio-234 (0,006%).
      Como el Uranio-235 desarrolla fisión nuclear con neutrones lentos, es el combustible usado en los reactores nucleares y armas nucleares; por ello, el uranio tiene tanta importancia técnica y política para los países más desarrollados y, el control de su producción y uso es exhaustivo.
      Claro que, como el uranio-238 a los efectos de la fisión es como la madera mojada a los efectos del fuego, nos hemos buscado el truco de bombardearlo con neutrones lentos en un reactor generador y lo convertimos en Plutonio-239 que sí, es material fisionable y, con ello, se palia un poco la escacez del uranio-235 que es suplido por el Plutonio y, además, con un kg de uranio 235 se consiguen 800 Kg de Plutonio 239.
      ¡Lo que no haga el hombre!

      Responder
  3. 3
    nelson
    el 16 de enero del 2011 a las 22:15

    Efectivamente y lamentablemente, Amigos.
    ¡El Plutonio…! Elemento muy raro en la Naturaleza, y extremadamente venenoso, y muy difícil y caro de manipular.
    Extraigo este fragmento ilustrativo de un artículo del que no comparto su filosofía, pero que dejo el enlace por si alguien lo quiere leer completo:

    “El plutonio-239 ha sido la base de los arsenales atómicos desde que se experimentó el 16 de julio de 1945 en la explosión efectuada en Alamogordo, Nuevo México, seguida por la bomba atómica de Nagasaki (la de Hiroshima era de uranio-235). Desde entonces se han producido en el mundo miles de kilos de ese isótopo, comenzando con la puesta en funcionamiento, el 2 de diciembre de 1942, de la primera pila de uranio para producir plutonio-239, construida por la Universidad de Chicago, bajo la dirección del físico italiano Enrico Fermi. Para comunicar telefónicamente a una destacada personalidad el éxito logrado, el científico Arthur H. Compton utilizó la siguiente frase en clave: “Jim, te interesará saber que el navegante italiano acaba de tomar tierra en el Nuevo Mundo”.

    PELIGROS. La tecnología de una bomba atómica es bastante elemental ya que el proceso de escisión es espontáneo. Para que no tenga lugar, hay que almacenar el isótopo por debajo de su masa crítica. De esta forma, la muestra posee un diámetro menor que el recorrido medio que ha de realizar un neutrón para estimular la escisión y por ello puede escapar a través de la superficie externa. Algunos de los electrones errantes pueden ser producidos simplemente por los rayos cósmicos o en reacciones espontáneas de escisión. En el caso del plutonio-239 se cree saber que la masa crítica es algo superior a los 300 gramos. Disponiendo de una cantidad superior a ésta, separada en al menos dos porciones debidamente protegidas con sustancias captadoras de neutrones, sería relativamente sencillo iniciar la explosión, simplemente disparando un trozo sobre el otro.
    El peligro del plutonio-239 no solo radica en su uso militar. Como todo radisótopo emite radiaciones, en este caso de tipo alfa, que son absorbidas específicamente por la médula ósea dando lugar a diversas malignizaciones. La cantidad límite peligrosa en humanos es inferior a 0,15 microgramos, es decir, que un único gramo de plutonio-239 distribuido homogéneamente en forma de gas o de sustancia soluble e ingerido por una población, podría tener consecuencias muy nocivas para millones de personas. No es de extrañar, por tanto, la alarma social que producen las recientes noticias sobre el contrabando de cantidades importantes de plutonio-239 procedentes de la desaparecida Unión Soviética. Mucho peor es imaginar su posesión por parte de los grupos criminales, demostrándose una vez más que la mayor amenaza para el hombre es el propio hombre.”
    (Los principales y más peligrosos grupos criminales, son “Los Señores de la Guerra”, los “lobbys” de las industrias químicas y armamentísticas que dominan los gobiernos de las principales potencias, para quienes las guerras, la muerte y la destrucción diseminadas a lo largo y ancho del mundo, incluídas sus posteriores “reconstrucciones”, son un pingüe negocio.)
     
    Artículo completo:
    http://servicios.laverdad.es/cienciaysalud/4_3_1.html

    Este otro artículo, un poco viejo (segunda mitad de los noventa), pero que sigue vigente, desmitifica la idea, difundida por la industria nuclear, de que el combustible MOX, es la panacea, la “solución” al problema del rápido crecimiento del  volumen almacenado de Plutonio, siendo que sólo se puede reciclar una vez (el nuevo residuo no es un isótopo apropiado) y sólo se utiliza una fracción del Plutonio disponible:
    Fragmento):
     

    “En la actualidad, aproximadamente la mitad de la producción anual de plutonio en el combustible civil nuclear se
    separa en las plantas de reprocesamiento. Cada año se producen unos 60.000 kg de plutonio en los reactores
    nucleares, de los que se separan aproximadamente la mitad (unos 33.400 kg) de plutonio.
    La producción acumulada de plutonio civil estimada en los reactores nucleares civiles, hasta finales de 1995 es de
    aproximadamente 1 millón de kilos de plutonio, de los que unos 800.000 kg. Están  dentro del combustibles gastado.
    Se han reprocesado unos 190.000 kg. de plutonio De este plutonio hay almacenados unos 141.000 kg y 49.000 kg.
    se han reciclado como combustible MOX en las LWR’s y en las FBR’s.
    14
    La cantidad de plutonio civil separado aumentará enormemente. En los próximos 20 años, la producción acumulada
    de las plantas de reprocesamiento civil será de 600.000 kg. de plutonio. Esto es el doble de la producción militar de
    plutonio desde la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha.”


    El artículo completo: http://www.crisisenergetica.org/staticpages/pdf-rtf/El_Mito_del_MOX_completo.pdf
     
    Disculpen la lata, pero quería graficar mi convicción de que a pesar de todas las posibilidades aleatorias de cataclísmos naturales que puedan involucran la extinción de la Humanidad, como, por ejemplo, la sobreactivación o el agotamiento del hipotético georreactor, el peor e inminente enemigo continúa siendo nuestra propia especie.
     
    Pero también estoy convencido de que esto es aún reversible; nos queda poco tiempo…
     
    Saludos cordiales para tod@s, desde Montevideo.
     
     

    Responder
    • 3.1
      emilio silvera
      el 17 de enero del 2011 a las 8:23

      Amigo Nelson:
      Leyendo tu envío, se siente un poco de miedo y, verdaderamente, nos damos cuenta de lo burro que a veces podemos llegar a ser. Manipulamos cosas que, no siempre podemos dominar y, el peligro, es tan cierto como que el Sol sale todos los días.
      Como bien dices, esperemos que aún estemos a tiempo de parar la andadura por ciertos caminos peligrosos y, comenzamos a circular por otros que, de seguro, nos llevarán a mejor puerto.
      Estos materiales no son aconsejables y, las ambiciones humanas no son buenas consejeras, nublan la razón y hace que no se vean las consecuencias a las que nos pueden llevar ciertas actividades.
      Un abrazo.

      Responder

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