Mar
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CIENCIAS DE LA TIERRA Y DEL MEDIO AMBIENTE
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (3)
La energía nuclear procede de reacciones de fisión o fusión de átomos en las que se liberan gigantescas cantidades de energía que se usan para producir electricidad.
En 1956 se puso en marcha, en Inglaterra, la primera planta nuclear generadora de electricidad para uso comercial. En 1990 había 420 reactores nucleares comerciales en 25 países que producían el 17% de la electricidad del mundo.
En los años cincuenta y sesenta esta forma de generar energía fue acogida con entusiasmo, dado el poco combustible que consumía (con un solo kilo de uranio se podía producir tanta energía como con 1000 toneladas de carbón). Pero ya en la década de los 70 y especialmente en la de los 80 cada vez hubo más voces que alertaron sobre los peligros de la radiación, sobre todo en caso de accidentes. El riesgo de accidente grave en una central nuclear bien construida y manejada es muy bajo, pero algunos de estos accidentes, especialmente el de Chernobyl (1986) que sucedió en una central de la URSS construida con muy deficientes medidas de seguridad y sometida a unos riesgos de funcionamiento alocados, han hecho que en muchos países la opinión pública mayoritariamente se haya opuesto a la continuación o ampliación de los programas nucleares. Además ha surgido otro problema de difícil solución: el del almacenamiento de los residuos nucleares de alta actividad.
Obtención de energía por fisión nuclear convencional.
El sistema más usado para generar energía nuclear utiliza el uranio como combustible. En concreto se usa el isótopo 235 del uranio que es sometido a fisión nuclear en los reactores. En este proceso el núcleo del átomo de uranio (U-235) es bombardeado por neutrones y se rompe originándose dos átomos de un tamaño aproximadamente mitad del de uranio y liberándose dos o tres neutrones que inciden sobre átomos de U-235 vecinos, que vuelven a romperse, originándose una reacción en cadena.
Mar
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Las partículas y sus familias
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (0)
- Introducción histórica.
El interés por descubrir la constitución interna de la materia se remonta a los filósofos griegos. De entre ellos, los primeros que creyeron en una organización interna fueron Leucipo y Demócrito, que postularon una estructura basada en la existencia de átomos (“sin partes” en griego). La hipótesis de de estos filósofos se abandonó hasta que a principios del siglo XIX fue recuperada por John Dalton, con el establecimiento de su teoría atómica. En ella Dalton postulaba que la materia estaba formada por partículas pequeñas denominadas átomos, que éstas eran indivisibles e indestructibles, que todos los átomos de un elemento eran iguales entre sí y diferentes de los átomos de los demás elementos y que los átomos se unían entre sí para formar compuestos químicos.
Con el desarrollo de la electricidad en el siglo XIX se vio que era imposible admitir que los átomos fuesen las partículas últimas de la materia. Así, el estudio de las descargas eléctricas en gases, y en particular sobre los rayos catódicos, llevó a J.J. Thomson en 1897 a descubrir el electrón (partícula con carga negativa) y medir su relación carga/masa. El propio Thomson propuso un modelo atómico que incluía la presencia del electrón dentro del átomo. Al mismo tiempo que Thomson realizaba sus estudios sobre el electrón Eugen Goldstein descubre los denominados rayos canales (con carga positiva) y posteriormente Rutherford propone denominar protón a la partícula positiva generada a partir del hidrógeno, con lo que se completaba la existencia de dos partículas fundamentales cada una con un tipo de carga. El protón tenía la misma carga del electrón y una masa mucho mayor. Rutherford propone un modelo atómico nuclear, con una zona central denominada núcleo, que contiene la carga positiva y la casi totalidad de la masa del átomo y una corteza orbital, en la que se encuentran los electrones. Fija el tamaño del núcleo como más de 10.000 veces el del átomo. También, a principios del siglo XX se postula la existencia del neutrón, ligeramente más masivo que el protón y desprovisto de carga eléctrica. Su existencia fue confirmada en 1932.