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¿Llegaremos a conocernos algún día?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Mente - Filosofía ~ Comments (2)
Hace unos pocos días que, se presentó aquí mismo un trabajo cuyo título era: ¿Cómo serán ellos? Cada cual dio su parecer y todos, más o menos, estábamos en la misma línea de pensamiento. Sin embargo, debates de ese tipo me llevan a plantearme muchas preguntas que no sé como contestar. Porque, si hablamos de nosotros mismos…
¿Qué es lo que nos apartó tan decisivamente de todas las otras especies con las que compartimos el planeta? ¿En qué momento de nuestra historia evolutiva aparecieron las diferencias que nos separaron de los demás criaturas? ¿La denominada “mente” (o mundo mental) es algo específico de los humanos o se trata de un rasgo general de la psicología animal? ¿Por qué surgió el lenguaje? ¿Qué es eso que llamamos cultura, y que muchos consideran el sello de la Humanidad? ¿Somos la única especie que puede presumir de ella? Y quizás la pregunta más crucial de todas: ¿por qué estas diferencias nos escogieron a nosotros y no a otras especies?
Son preguntas que, a veces, no sabemos contestar y, sin embargo, creemos que “alma”-mente y cuerpo, conforman un conjunto armonioso que hacen de nosotros seres únicos en el Universo. Sin embargo, algo me dice que esa sensación está bastante lejos de la verdad.
Tenemos unos sensores que nos permiten sentir emociones como la tristeza, la ternura, el amor o la alegría. Nos elevamos y somos mejores a través de la música o la lectura de unos versos. Igualmente podemos llegar al misticismo del pensamiento divino, o incluso profundizar en los conceptos filosóficos de las cosas hasta rozar la metafísica.
La música es el lenguaje de las emociones, pero ¿qué es el amor? ¿Quién no ha sentido alguna vez ese nudo en el estómago y perdido las ganas de comer? ¿Quién no ha sentido alguna vez ese sufrimiento profundo de estar alejado del ser amado y el inmenso gozo de estar junto a ella/él?
Al igual que todo lo grande está hecho de cosas pequeñas, lo que entendemos por felicidad esta compuesto de efímeros momentos en los que ocurren cosas sencillas que, la mayoría de las veces, ni sabemos apreciar. Tomar un café mientras se ojea el periódico junto a la persona amada…es felicidad.
Lo que llamamos inteligencia está dentro de todos nosotros, unos tienen más cantidad de ese ingrediente y otros tenemos menos. Aparece con el lenguaje, pero ya desde la cuna el niño muestra una actividad sensorial y motriz extraordinaria que, a partir del primer año, presenta todos los caracteres de comprensión inteligente. Con la ayuda de su entorno, el niño va realizando las adaptaciones sensoriales elementales construidas por reflejos.
Mas tarde, aparecerán los numerosos estadios de las adaptaciones intencionales de libre inclinación que acabaran conduciendo al individuo a desarrollar una personalidad única, con el poder de inventar mediante la deducción o combinación mental de los hechos que ve y conoce por el mundo real y que puede dar lugar a crear situaciones y mundos de fantasía, es la creación de la mente. Con las vivencias del entorno, lo que se enseña y lo que aprende por el estudio, se forma una personalidad más o menos elevada según factores de índole diversa que nunca son los mismos, en cada caso se dan circunstancias muy individualizadas.
Todos quedamos marcados para el resto de nuestras vidas en relación a lo que de niño nos han enseñado, nos han querido y el entorno familiar en el que nos tocó vivir, son cosas que se gravan a fuego en la mente limpia del niño que de esta manera, comienza su andadura en la vida condicionado por una u otra situación que le hace ser alegre y abierto o taciturno, solitario y esquivo con una fuerte vida interior en la que, para suplir las carencias y afectos, se crea su propio mundo mental y privado.
La mente Humana es una maravilla evolutiva, no se trata de una cosa más, es algo muy especial y tan complejo y poderoso que ni nosotros mismos, sus poseedores, tenemos una idea clara de dónde puede estar el límite de su verdadero poder.
La mente guarda nuestra capacidad intelectual, tiene los pensamientos dormidos que afloran cuando los necesitamos, es la que guía nuestras actitudes y comportamientos, la voluntad y todos los procesos psíquicos conscientes o inconscientes, es la fuente creadora o destructora y, algunos, han llegado a denominarla con el nombre de ALMA.
Tantas neuronas como estrellas en la Vía Láctea
Todas las cosas son, pero no de la misma manera, hay esencia y sustancia que conviven para conformar al sujeto que ES. “Somos” parte del Universo. ¿Estamos en el tiempo/espacio para desarrollar una misión que ni nosotros mismos conocemos? Sea lo que fuere que nos haya traído aquí, vamos imparables hacia ese destino que nosotros mismos tratamos de construir y actuamos por instinto. Nos dieron las armas necesarias para ello: Inteligencia, Instinto y curiosidad. Estos tres elementos nos transportan de manera imparable hacía el futuro inexorable que nos está reservado (salvo intervención inesperada de la Naturaleza que, en verdad, podría ser nuestro verdadero destino).
Ante ciertos acontecimientos, estamos a merced de la Naturaleza
El conjunto de nuestras mentes tiene un poder infinito que de momento está disperso, las ideas se pierden y cuando nacen no se desarrollan por falta de medios y de apoyos, es una energía inútil que, invisible, está vagando por el espacio sin ser aprovechada.
Estoy totalmente seguro de que nuestros cerebros ven el mundo que les rodea bajo su propia perspectiva, es decir, lo filtra y en buena medida lo crea, el cerebro no es pasivo, sino que todo lo que percibe lo transmite “a su manera”, desde su propia percepción, desde su propia realidad, desde su propio mundo físico de todos los sucesos y experiencias que tiene registrados para conformar un entorno y un mundo de las propias ideas.
Si pudiéramos “ver” lo que ve un perro, nos quedaríamos asombrados del mundo tan diferente al nuestro que percibe su cerebro con sus propias ideas y percepciones físicas y psíquicas.
Nosotros, los humanos, estamos seguros de que somos algo especial y nuestros cerebros no están en proporción con el peso de nuestros cuerpos si nos comparamos con el resto de los animales. Tanto es así que si el cuerpo del ser humano siguiera las proporciones, con respecto al cerebro, que se dan como media en los mamíferos, nuestros cuerpos deberían pesar casi diez toneladas (aproximadamente lo que pesa un rinoceronte).
Nuestro cerebro es potente y tiene capacidades para “crear” su propio mundo, así pensamos que el mundo que vemos, oímos y tocamos es el mundo “real”, sin embargo, estaría mejor decir que es un mundo real humano, otros lo ven, lo oyen y lo perciben de manera diferente a la nuestra, así que, en nuestro propio mundo, para ellos, la realidad y el mundo es diferente, la que conforme sus cerebros.
No podemos ni comunicarnos con seres que comparten con nosotros el mismo planeta. Estos seres, de diversas morfologías y diferentes entornos en sus formas de vida, tienen un desarrollo cerebral distinto y, a veces, ni sabemos que es lo que tienen (caso de las plantas y vegetales en general –aunque mi mujer, sí que habla con sus plantas-).
Seres que sabemos inteligentes, aún estando en nuestro planeta, es como si estuvieran en otra galaxia. No pueden decirnos lo que piensan.
Pensemos que si eso es así en nuestro propio mundo, ¿cómo podríamos contactar con seres pertenecientes a mundos situados en Galaxias alejadas miles de millones de kilómetros de la nuestra?
Ni siquiera podríamos comunicarnos con ellos (partiendo de la base de que serían inteligentes) cuyos lenguajes abstractos, sus ideas y matemáticas estarían conformados de manera muy diferente mediante una organización distinta de sus cerebros que harían imposible un entendimiento, ya que, ellos y nosotros, tendríamos percepciones muy diferentes del Universo, cada uno lo vería en función de las reglas de los respectivos cerebros que, por lógica, serían diametralmente opuestos. No se descarta la posibilidad de Civilizaciones que, basadas en el Carbono, como la nuestra, esté conformada por seres similares o parecidos a nosotros.
¡Es todo tan complejo! ¡Nos queda tanto que aprender!
el 3 de abril del 2011 a las 18:24
En referencia al pàrrafo:Nuestro cerebro es potente y tiene capacidades para “crear” su propio mundo, así pensamos que el mundo que vemos, oímos y tocamos es el mundo “real”, sin embargo, estaría mejor decir que es un mundo real humano, otros lo ven, lo oyen y lo perciben de manera diferente a la nuestra, así que, en nuestro propio mundo, para ellos, la realidad y el mundo es diferente, la que conforme sus cerebros.
Creo que hay una frase que lo resume. “Cada persona es un mundo, hay un universo por conocer”(anónimo)
el 4 de abril del 2011 a las 6:30
Si, dentro de nosotros, de cada uno, existe un “mundo”. Sin embargo, ese mundo no es autónomo, es un mundo supeditado al entorno y, finalmente, al estar conectado y ser parte (pequeña) del Universo, su desarrollo y evolución está directamente relacionada con lo que en la Naturaleza acontece.
En una pequeña parcela, que llamamos nuestro “yo interior”, ese mundo puede parecer libre, esa es la ilusión que nos produce. Claro que, esa libertad está subordinada siempre a fuerzas superiores en el orden del Universo.
Todo eso no impide que, nuestras mentes, en su ámbito de actividad, pueda ser creativa y tenga facultades que, desde luego, podríamos calificar de superiores. De hecho, el poder estar observando el Universo, es una maravilla en sí mismo. Hemos alcanzado, en nosotros está el ejemplo, posiblemente, la escala o nivel más alto que la Materia pudiera alcanzar: Ser Conscientes de SER.