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¿Cómo nacen los Mundos?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (0)

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Decimos que la Tierra, nuestro Mundo, tiene unos 4.500 Millones de años. Sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar en cómo pudo surgir, y, en su devenir a lo largo del Tiempo, los hechos y sucesos que tuvieron que pasar hasta que, después de miles de millones de años (no por arte de magia), y por evolución y transiciones de fases bioquímicas, aparecieron  aquellas primeras células capaz de replicarse y que posibilitaron que, mucho más tarde,  apareciéramos nosotros aquí, pasando por un período largo y penoso para haber podido evolucionar y llegar a ser conscientes de que todo esto ha ourrido a partir de la “materia inerte” que, al evolucionar, se transformó (en nuestro caso) en seres vivos y conscientes.

Esta imagen muestra un conjunto de hermosas nebulosas en la región de Orion, y, son precisamente en lugares como éste, en los que nacen los soles que, se rodean de planetas y forman nuevos sistemas solares que, como el nuestro, forman conjuntos de una diversidad muy rica en formas y colores que, con sus lunas llegan a formar una gran familia en la que, algunos de esos mundos, puede llegar, si tiene la suerte de estar situado en la “Zona habitable”, a poder albergar criaturas vivas que, con más o menos capacidad de inteligencia y de ser conscientes, le dan a esos mundos un significado muy especial.

Olga Giaffreda Pérez, nos dice: “Cuando tratamos con temas como la formación de nuestra estrella, el Sol, o de nuestro sistema planetario, nos topamos con un gran inconveniente físico insalvable, el hecho de no poder viajar al pasado para comprobar esas teorías. Luego sólo nos queda comparar nuestras teorías con las observaciones de otros sistemas estelares que actualmente se estén formando.

La teoría de formación de las estrellas es, en este momento, una teoría bastante consolidada ya que esta avalada por los múltiples datos obtenidos de observar la formación de miles de millones de estrellas en nuestra galaxia y fuera de ella.”

En nuestro caso, el Sistema Planetario, es muy rico y está compuesto por una diversidad de planetas con distintivos propios que, además, para hacerlos más sugestivos, están acompañados por una cohorte de lunas en las que  algunas, merecen ser estudiadas e incluso podría existir la vida.

Saturno visto desde un mar de metano en Titán

Foto: http://blogspot.com/2009/12/un-mar-en-titan.html


La variedad de teorías sobre la formación de los planetas refleja las dificultades en adoptar una de ellas cuando los datos de observación son escasos. La teoría generalmente aceptada supone que «los planetas se condensaron a partir de un disco en rotación alrededor del Sol, formado por los materiales sobrantes de la primitiva nebulosa solar».

Está claro que, nuestro planeta, la Tierra, no siempre ofreció tan bella imagen como la que ahora podemos contemplar desde el espacio exterior desde la Estación Espacial. En un principio sólo era una bola ígnea que necesitó muchos años para enfriarse y configurarse como un planeta habitable. Isaacc Asimov, con su inigualable maestría, nos cuenta algunos aspectos de nuestro planeta de manera magistral:

¿Cómo y cuándo se formaron los océanos?

“A principios del siglo XX se pensaba que la Tierra y los demás planetas estaban formados de materia arrancada del Sol. Y circulaba la imagen de una Tierra en gradual proceso de enfriamiento, desde la incandescencia hasta el rojo vivo, para pasar luego a un calor moderado y finalmente al punto de ebullición del agua.

Una vez enfriada lo bastante para que el agua se condensase, el vapor de agua de la atmósfera caliente de la Tierra pasó a estado líquido y empezó a llover, y llover, y llover. Al cabo de muchos años de esta increíble lluvia de agua hirviendo que saltaba y bramaba al golpear el suelo caliente, las cuencas de la accidentada superficie del planeta acabaron por enfriarse lo bastante como para retener el agua, llenarse y constituir así los océanos.

Protuberancia Solar

Muy espectacular…, pero absolutamente falso, podríamos casi asegurar.

Hoy día, los científicos están convencidos de que la Tierra y demás planetas no se formaron a partir del Sol, sino a partir de partículas que se conglomeraron hacia la misma época en que el Sol estaba gestándose. La Tierra nunca estuvo a la temperatura del Sol, pero adquirió bastante calor gracias a la energía de colisión de todas las partículas que la formaron. Tanto, que su masa, relativamente pequeña, no era capaz en un principio de retener una atmósfera ni el vapor de agua.

O lo que es lo mismo, el cuerpo sólido de esta Tierra recién formada no tenía ni atmósfera ni océanos. ¿De dónde vinieron entonces?

Desde luego había agua (y gases) combinada débilmente con las sustancias rocosas que constituían la porción sólida del globo. A medida que esa porción sólida se fue empaquetando de forma cada vez más compacta bajo el tirón de la gravedad, el interior se fue haciendo cada vez más caliente, Los gases y el vapor de agua se vieron expulsados de esa su anterior combinación con la roca y abandonaron la sustancia


Las pompas gaseosas, al formarse y agruparse, conmocionaron a la joven Tierra con enormes cataclismos, mientras que el calor liberado provocaba violentas erupciones volcánicas. Durante muchísimos años no cayó ni una gota de agua líquida del cielo; era más bien vapor de agua, que salía silbando de la corteza, para luego condensarse. Los océanos se formaron desde arriba, no desde abajo.

En lo que los geólogos no están de acuerdo hoy día es en la velocidad de formación de los océanos. ¿Salió todo el vapor de agua en cosa de mil millones de años, de suerte que el océano tiene el tamaño actual desde que comenzó la vida? ¿O se trata de un proceso lento en el que el océano ha ido creciendo a través de las eras geológicas y sigue creciendo aún?

Quienes mantienen que el océano se formó en los comienzos mismos del juego y que ha conservado un tamaño constante desde entonces, señalan que los continentes parecen ser un rasgo permanente de la Tierra. No parece que fuesen mucho más grandes en tiempos pasados, cuando era el océano supuestamente mucho más pequeño.

Por otra parte, quienes opinan que el océano ha venido creciendo constantemente, señalan que las erupciones volcánicas escupen aún hoy cantidades ingentes de vapor de agua al aire: vapor de agua de rocas profundas, no del océano. Además, en el Pacífico hay montañas submarinas cuyas cimas, planas, quizá estuviesen antes al nivel del mar, pero ahora quedan a cientos de pies por debajo de él.

Acaso sea posible llegar a un compromiso. Se ha sugerido que aunque el océano ha ido efectivamente creciendo continuamente, el peso del agua acumulada hizo que el fondo marino cediera. Es decir, los océanos han crecido constantemente en profundidad, no en anchura. Lo cual explicaría la presencia de esas mesetas marinas sumergidas y también la existencia de los continentes.”


Imágenes como ésta, en la joven Tierra, eran de lo más habitual, ya que, tardó muchos miles de cientos de años en poder enfriarse para que, al fin, pudieran aparecer los primeros signos de vida.
Recuerdo (no se por qué) en este punto, aquellas historias de Julio Verne, como la de 20 000 Leguas de Viaje Submarino y Viajes al Centro de la Tierra, aquellas aventuras nos transportó de niños a otros mundos que estaban dentro del nuestro, nos hizo sentirnos geólogos y aventureros y, en verdad, aquellas historias, no pocas veces fueron las precursoras de investigaciones que, habiendo empezando en fantasías fueron las artífices de una realidad. Los avances tecnológicos y científicos realizados no sólo nos han abierto mundos inexplorados, como las profundidades marinas o los mismos mecanismos de la Tierra que poco a poco, nos van siendo familiares.
Nuestra Tierra comenzó de una manera que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Ahora hablamos de calentamiento global, del aumento de los niveles de los mares y océanos, de Tsunamis que constituyen la mayor preocupación del siglo XXI, toda vez que, nuestros conocimientos no nos permiten localizar los fenómenos Naturales de la Tierra con la antelación suficiente para evitar calamidades y muerte.
Como hemos dicho, todo es cambiante y la Tierra, no podía ser menos. Aquella joven Tierra difería mucho de la que conocemos en la actualiidad. Como consecuencia de las altas temperaturas, se evaporaron todos los elementos volátiles. La Prototierra era como un gran turrón rocoso, sólido, y sin forma definitiva, un conglomerado de materiales que poco a poco, al estar aún caliente, posibilitó que cada uno de ellos su colocara -por su peso- en el lugar más adecuado en las profundidades o en la superficie mientras se movía tambaleante alrededor del Sol. Se estabilizó su movimiento de rotación hace unos 4.500 millones de años. La luna, sobre ese mismo tiempo, ya era nuestra compañera. La estructura de la Tierra se reorganizó y fue tomando la forma que hoy podemos contemplar. La energía solar, los continuos choques con otros cuerpos celestes -normal en aquellos primeros momentos- y la desintegración radiactiva en el interior del planeta produjeron gran cantidad de calor y la joven Tierra empezó, literalmente a fundirse. Los materiale pesados como el hierro se hundieron en la roca fundida y se concentraron el el núcleo.
Mientras tanto, los materiales más ligeros se concentraron en la superficie, formando diverdas capas que es su estructuras actual. Una cuestión importante a señalar es que, al alcanzar la Tierra su Tamaño actual, pudo retener, por medio de la fuerza de la Gravedad, los gases que formaron la atmósfera que nos preserva de la radiación exterios. Durante millones de años, la Tierra estuvo rodeada de una densa nube de Hidrógeno, dióxido de carbono, nitrógeno, amoníaco, metano y anhidrido sulfuroso.
Despues de todo eso, pasado el tiempo, la Tierra se enfrió y llegó la condensación del vapor de agua y que fue el orgigen de una lluvia que se piensa duró unos 40 000 años. El agua se adecuó a las depresiones y su nivel fue subiendo de maneras constate hasta formar el acéano primordial que se expandió por todo el globo.
El viento y la lluvia erosionaron las masas de tierra que sobresalían del océano. Las partículas de la rocas erosionadas se acumularon en las depresiones, fueron arrastradas por los ríos hasta el mar y se depositaron en su fondo en forma de sedimentos. Este procedimiento continuó durante millones de años.
Al aumentar el peso de los sedimentos, comprimieron la corteza oceánica contra la parte superior del manto donde se fundió. La roca fundida ascendió y reaccionó químicamente con los sedimentos. Esta reacción formó granito, que constituyó los primeros continentes.
También se formó el campo magnético de la Tierra


Esta es una imagen del campo magnético de la Tierra y de los Cinturones de Van Allen. Los cinturones de Van Allen son dos capas donde la magnetósfera es densa y donde quedan atrapadas partículas atómicas.
Imagen de Aris Multimedia Entertainment, Inc. 1994
Sin el campo magnético que arriba podemos visualizar, estaríamos a merced de las peligrosas partículas cósmicas que, como ocurre en Marte, son destructora de todas las formas de vida, y, debido a su protección, podemos estar tranquilamente aposentados en nuestro planeta.
Mucho más sería lo que podríamos estar hablandio de la Tierra, nuestro querido planeta, sin embargo, el trabajo sólo trataba de dar un simple repaso a la historia del lugar donde nos encontramos, y, si con ello, llegamos a comprender que, lo mejor será tratarlo bien, el objetivo se habrá cumplido.
emilio silvera

así sería

 


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