Ene
9
Un rumor del saber del mundo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Rumores del Saber ~ Comments (0)
En la Edad Media el pensamiento indio estaba muy por delante del europeo en varias áreas. En esta época, los monasterios budistas de la India tenían tantos recursos que actuaban como bancos e invertían sus excedentes financieros en empresas comerciales. Detalles como éste aclaran por qué los historiadores se refieren a la reunificación del norte de la India bajo los Guptas (c.320-550) como una era dorada.
Esta dinastía, en conjunción con el reinado de Harsha Vardhana (606-647), abarca el período que hoy se considera la era clásica de la India. Además de los progresos realizados en matemáticas, esta época fue testigo del surgimiento de la literatura en sánscrito, de la aparición de formas de hinduismo nuevas y duraderas, entre ellas el Vedanta, y del desarrollo de una espléndida arquitectura religiosa.
Más que la mayoría de los lenguajes, el sánscrito encarna una idea: es el lenguaje especial para gente que deben tener una clasificación también especial. Es una lengua de más de tres mil años de antigüedad. En un principio, fue la lengua del Punjab, pero luego se difundió al este.
Se puede discutir si los autores del Rig Veda fueron los arios procedentes de fuera de la India o indígenas de la región, pero lo que no se puede poner en duda es que poseían un idioma de gran riqueza y precisión, y una tradición poética cultivada.
La importancia de los gramáticos para la historia del sánscrito no tiene comparación en ninguna otra lengua del mundo. La preeminencia que alcanzó esta actividad se deriva de la necesidad de preservar intactos los textos sagrados de los Vedas: según la tradición, cada palabra del ritual tenía que pronunciarse de forma exacta. Así que da demostrado en algún momento del siglo IV a.C. cuando Panini compone su Gramática.
Ene
8
¡¡ DEBATE!!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Debates ~ Comments (102)
El contertulio Zephyros, ha lanzado el reto de exponer aquí un DEBATE que gire sobre el tema central de ¿Cómo sería nuestro mundo y dónde estaría la Humanidad, sin la Ciencia? Es un tema verdaderamente apasionante, toda vez que todos sabemos que, si nos encontramos aquí y ahora, al nivel de conocimiento que la Humanidad posee, ha sido gracias a la Ciencia.
Mucho nos tendremos que remontar hacia atrás en el tiempo para comprender que, las matemáticas y la filosofía están en la base de lo que hoy llamamos Ciencia. Aquellos predecesores de la Antigüedad (sobre todo los filósofos), llegaron a comprender que explicar el mundo que observaban tendría que ser hecho sin la influencia de ninguna divinidad. Ellos se preguntaban, ¿cual es la base de la existencia? Con el tiempo comenzaron también a examinar de manera crítica los valores sociales y las formas de organización. Se preguntaron bajo qué condiciones podrían mejorar el desarrollo de la Humanidad para que ésta alcanzara la felicidad, y, la respuesta que siempre obtenían a sus preguntas era: “Saber el por qué de las cosas”. Eso era lo que les llevaría a conformar una Humanidad consciente de ser en un mundo que debían comprender y, sin más, se aprestaron a ese largo viaje de buscar las respuestas y, ese camino, les llevó por distintos senderos y disciplinas filosóficas. Ese movimiento alejado de la superstición que sólo buscaban las razones y explicaciones, es lo que desembocó, más tarde, en lo que hoy llamamos Ciencia, y, a partir de ahí, la Humanidad cambió y se encaminó hacia senderos más luminosos del futuro que la alejó del oscurantismo y de las creencias por el miedo y la fe que, de ninguna manera les daría nunca una respuesta fidedigna.
Así que, los fundamentos del pensamiento quedaron establecidos cuando los primeros filósofos se opusieron a la mitología antigua y dieron, a cambio, una explicación filosófica del mundo. Esa explicación, nos llevaría, más tarde, a las explicaciones que hoy son admitidas en el ámbito de la Ciencia. Explicaciones que, tras un largo recorrido, y, habiendo sido comprobados una y mil veces de distintas maneras, en distintos lugares, por distintos métodos y por científicos diferentes, al obtener un resultado similar, han sido aceptadas y, sólo en ese momento, pueden ser lanzadas al mundo como una respuesta coherente.
¿Qué sería de la Humanidad sin los descubrimientos de los Sumerios, los Egipcios, los Babilonios, Los Fenicios, y otros pueblos que antes que los Griegos comprendieron que el mundo no era tal como nosotros lo podíamos contemplar, y, que observando con detenimiento, podíamos llegar a comprender que las cosas, podían ser distintas a como nosotros las entendíamos.
Llegaron Tales de Mileto y Pitágoras de Samos que, tras conseguir importantes adelantos en las matemáticas empezaron a tratar paralelismos con la naturaleza del mundo. Otros filósofos supusieron la existencia de una materia original o primer principio (arjé) como base para la existencia del mundo. Parménides estableció la diferencia entre el mundo de la experiencia inaccesible a la razón y el mundo del pensamiento en el que abarca la verdad de la existencia. En contraposición Heráclito veía el mundo como una realidad en constante cambio. Empédocles sostenía que cuatro elementos básicos estaban impulsados por las fuerzas opuestas del amor y el odio. Los filósofos posteriores como los atomistas Leucipo y Demócrito intentaron conciliar estas posiciones enfrentadas.
Los sofistas, como Protágoras, Gorgías y Crátilo evitaron estos debates. Se dedicaban a enseñar retórica. Los sofistas dudaban de que el hombre fuera capaz de reconocer una verdad final. Consideraban que todos los valores e interpretaciones filosóficas eran relativos.
Ellos, los filósofos presocráticos, tenían un concepto muy concreto del arjé. Tales pensaba que era el agua; Empédocles creía que eran los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua). Otros lo consideraban un principio abstracto. Anaximandro defendía la idea de lo ilimitado (àpeiron), en tanto que Anaxágoras introdujo la noción de una inteligencia (nou^s) que abarcaba el mundo. La teoría atómica basada en el concepto de unidades discretas indivisibles, medió entre lo que es abstracto y lo que es concreto. Según Tales, el agua es la “sustancia primordial”.
De esta manera, y, con estos pensamientos, llegaron otros que, como Sócrates o Platón elevaron el pensamiento del mundo a escalas muy superiores y que transcendían a lo meramente material para instalarse en una escala más alta que llevó a la Humanidad a un valor de consciencia de SER que, posibilitó llegar a comprender la complejidad del Universo al que, desde entonces, queremos comprender.
Sólo comprendiendo el Universo, la Naturaleza en sí misma, podremos, algún día, saber comprender quiénes somos nosotros. DE esa manera, a través de miles de años de evolución en las ideas, hemos podido salir de un mundo primitivo y cuasi animal que era el ámbito natural primario de los seres Humanos. Es a través de la inteligencia y, mediante la aplicación de la Ciencia, como hemos podido encontrar el único camino posible para la salvación de nuestra especie que, pudo salir del oscurantismo y la barbarie gracias al desarrollo de eso que nos ha dado en llamar Ciencia.
Sin la Ciencia, ¿dónde estaríamos? Bueno, mi parecer particular es, que no estaríamos.
El debate está servido
Ahora, cada cual, que exponga aquí su parecer sobre este apasionante tema que, el amigo Zephyros ha tenido a bien indicar y que, dada su extraordinaria atracción y la mucha curiosidad que en nosotros puede despertar, ha sido aceptado y aquí lo tenemos.
¡A debatir!
Ene
7
En el futuro sabremos comprender la Materia
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física Cuántica ~ Comments (4)
En estos momento, aunque muchos han sido los avances y los misterios que hemos podido descubrir sobre la materia y sus propiedades según en qué estado se pueda encontrar, en realidad nos falta mucho por saber y descubrir. Sabemos de los elementos naturales que la conforman, y, hemos descubierto otros artificiales que podemos fabricar en el Laboratorio. Sin embargo, muchos son los secretos que la materia nos esconde y que, cuando podamos desvelarlos, nos llevaremos muchas sorpresas. La materia es siempre la misma, en ésta Galaxia nuestra o en esa otra que, a miles de millones de años-luz, nos envía su luz para que sea captada por el Hubble y la podamos admirar.
Lo único que puede diferir, es la forma en que se utilice, el tratamiento que se le pueda dar, pero, la materia, es la misma en todo el vasto Universo, y, para poder obtener de ella todo lo que en realidad nos puede dar, es, sobre todo, el poseer el conocimiento y la tecnología necesarios para poder obtener, el máximo resultado de las propiedades que dicha materia encierra. Porque, en última instancia ¿es en verdad inerte la materia?
Tiene y encierra tantos misterios la materia que estamos aún y años-luz de saber y conocer sobre su verdadera naturaleza.
Nos podríamos preguntar miles de cosas que no sabríamos contestar. Nos maravillan y asombran fenómenos naturales que ocurren ante nuestros ojos pero que tampoco sabemos, en realidad, a que son debidos. Si, sabemos ponerles etiquetas como, por ejemplo, la fuerza nuclear débil, la fisión espontánea que tiene lugar en algunos elementos como el protactinio o el torio y, con mayor frecuencia, en los elementos que conocemos como transuránidos.
A medida que los núcleos se hacen más grandes, la probabilidad de una fisión espontánea aumenta. En los elementos más pesados de todos (einstenio, fermio y mendelevio), esto se convierte en el método más importante de ruptura, sobre pasando a la emisión de partículas alfa.
¡Parece que la materia está viva!
Ene
7
¡La materia! ¡La luz! Esas maravillas
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (0)
Los físicos se vieron durante mucho tiempo turbados por el hecho de que a menudo, la partícula beta emitida en una desintegración del núcleo no alberga energía suficiente para compensar la masa perdida por el núcleo. En realidad, los electrones no eran igualmente deficitarios. Emergían con un amplio espectro de energías, y el máximo (conseguido por muy pocos electrones), era casi correcto, pero todos los demás no llegaban a alcanzarlo en mayor o menor grado. Las partículas alfa emitidas por un nucleido particular poseían iguales energías en cantidades inesperadas. En ese caso, ¿qué era errónea en la emisión de partículas beta? ¿Qué había sucedido con la energía perdida?
En 1922, Lise Maitner se hizo por primera vez esta pregunta, y, hacia 1930, Niels Bohr estaba dispuesto a abandonar el gran principio de conservación de la energía, al menos en lo concerniente a partículas subatómicas. En 1931, Wolfgang Pauli sugirió una solución para el enigma de la energía desaparecida.
Tal solución era muy simple: junto con la partícula beta del núcleo se desprendía otra, que se llevaba la energía desaparecida. Esa misteriosa segunda partícula tenía propiedades bastante extrañas. No poseía carga ni masa. Lo único que llevaba mientras se movía a la velocidad de la luz era cierta cantidad de energía. A decir verdad, aquello parecía un cuerpo ficticio creado exclusivamente para equilibrar el contraste de energías.
Sin embargo, tan pronto como se propuso la posibilidad de su existencia, los físicos creyeron en ella ciegamente. Y esta certeza se incrementó al descubrirse el neutrón y al saberse que se desintegraba en un protón y se liberaba un electrón, que, como en la decadencia beta, portaba insuficientes cantidades de energía. Enrico Fermi dio a esta partícula putativa el nombre de “neutrino”, palabra italiana que significa “pequeño neutro”.
Ene
5
El Universo…nosotros…la vida
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (8)
Dicen que al principio de todo, cuando la temperatura reinante era inmensa, sólo existía una sola fuerza y la simetría era perfecta. Sin embargo, a medida que el Universo se enfrío, la simetría quedó rota y la fuerza que regía la Naturaleza se dividió en cuatro, es decir, el Electromagnetismo, las fuerzas nucleares débil y fuerte, y, la Gravedad. Estas fuerzas, desde aquellos primeros momentos son las que han regido los mecanismos del Universo y, posteriormente, se unieron a ellas, como sus ayudantes, esas otras figuras que llamamos constantes universales que, como la velocidad de la luz, c, o la constante de Planck, h, son las responsables de la invariancia que podemos observar a nuestro alrededor y hace posible que el mundo sea tal como lo observamos. Una pequeña variación en alguna de estas constantes, impedirían que las estrellas brillaran en el cielo, que nosotros estuviéramos aquí, o que, el Universo se comporte en la forma que lo hace.
Nuestro cuarteto de fuerzas que aseguran la estructura de la Naturaleza se completa con información sobre la manera en que se desprenden los productos de las leyes de la Naturaleza. Una sutileza profunda del mundo es la forma en que el Universo gobernado por un pequeño número de leyes simples puede dar lugar a la plétora de estados y estructuras complicados que vemos a nuestro alrededor, y de la cual nosotros mismos somos ejemplos dignos a destacar. Las leyes de la Naturaleza se basan en la existencia de una pauta que liga un estado de cosas con otro, y donde hay pauta hay simetría.
No obstante, a pesar del énfasis que hacemos en ellas, no somos testigos de las leyes de la Naturaleza. Sólo vemos los productos de dichas leyes. Más aún, las simetrías que las leyes consagran están rotas en estos productos.
Casi todos los físicos esperan que, en última instancia, se encontrará que las cuatro fuerzas naturales sean manifestaciones diferentes de una “súper fuerza” básica, que manifiesta su unidad sólo a temperaturas muy altas. De hecho, tal unificación, ya ha sido confirmada experimentalmente para dos fuerzas: la fuerza electromagnética y la fuerza nuclear fuerte que se unifican mediante la Teoría electrodébil que nos habla de un pasado unificado, y, resulta intrigante saber que, la simplicidad del mundo depende de la temperatura del entorno.