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¡La Curiosidad! La madre del saber
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (5)
Buscando Historias del Pasado
Todos los asiduos a este lugar, sabéis de mi curiosidad insaciable por las cosas, por lo que pasó, por las Civilizaciones antiguas, por los misterios que la materia encierra, y, en fin, por el Universo y las historias de las criaturas que, lo pueblan y que una vez, estuvieran aquí.
Existen lugares en los que, se han conservado más vivos y realistas los recuerdos del pasado y, en la India, donde al contrario que en la China, no cruzan el cielo los Dragones, serpientes o Aves monstruosas, nos dicen que fueron máquinas, las que, para el asombro de todos, cruzaban el cielo.
James Churchward, el desconcertante estudioso inglés cuyas investigaciones no son nada desdeñables, siempre y cuando no se aproximan a las especulaciones teosofistas, nos habla de un manuscrito que contiene la descripción de una nave aérea de hace 20.000 años.
“La energía” –detalla en una obra redactada varios lustros antes de que se hablara de astronaves y satélites artificiales- se obtiene de la atmósfera de manera simple y poco costosa. En la obra daba una amplia explicación del motor y sus compartimentos y cámaras y de las increíbles propiedades que la nave tenía que, incluso, podía quedar estática en el aire, o, salir disparada como un rayo hacia lo más alto del cielo hasta desaparecer de la vista.
¿Fantasías? Escuchemos un relato de la Academia Internacional de Investigaciones sánscritas de Mysore: “Los manuscritos cuya traducción del sánscrito presentamos, describen varios tipos de “vimana” (naves que se mueven por sí mismas), capaces de viajar por su propio impulso por tierra, agua y aire, y, asimismo, de planeta a planeta. Parece que los vehículos aéreos podían detenerse en el cielo hasta quedar inmóviles, y que estaban dotados de instrumentos capaces de señalar, incluso a distancia, la presencia de aparatos enemigos.
(El relato fue publicado en la India por el especialista Maharshi Bharadaja con el título Aeronáutica del pasado prehistórico.)
Numerosísimos testimonios nos vienen a confirman ampliamente lo anterior. Por ejemplo tenemos una amplia muestra en el Samaranganasutradhara que narra la historia de vuelos fantásticos realizados por el mundo, y hacia el Sol y las estrellas. Un documento de época precristiana nos suministra una detallada descripción del carro celeste de Rama. La narración nos dice: “…el carro se movía por sí solo y era grande y estaba bien pintado; tenía dos pisos, muchas habitaciones y ventanas…”, cuyas hazañas, canta Valmiki el Herodoto indio: “El carro celeste, que posee una fuerza admirable, alada de velocidad, dorado en su forma y en su esplendor… El carro celeste ascendió por encima de la colina y del valle boscoso…alado como el rayo, dardo de Indra, fatal como el relámpago del cielo, envuelto en humo y destellos flameantes, rápida proa circular” (del Ramayana, que narra la epopeya de Rama).
Centenares y centenares de historias semejantes nos podemos encontrar a lo largo de las tradiciones hundúes: “ahí va la divina Maya volando en un carro de oro circular, que mide 12.000 codos de circunferencia, capaz de alcanzar las estrellas”, y, hete aquí el “caballo metálico del cielo” del rey Satrugit y el “carruaje del aire” del rey Pururavas. También el siglo IV de nuestra era encontramos a un héroe aeronauta, el monje budista Gunarvarman, quien se va desde Ceylán a Java en un aparato similar a los antiguos, sacado quién sabe de dónde.
Según se deduce de estos antiquísimos manuscritos en sánscrito, aquellos hindúes prehistóricos (o lo que realmente pudieran ser), no utilizaban aquellos ingenios voladores para excursiones de placer, sino que, según nos cuentan los relatos, las acciones bélicas eran también cotidianas que describen terribles batallas.
Ravana, el rey de los demonios de Ceylán, enemigo mortal de Rama, “voló sobre los adversarios (según nos narra un manuscrito del año 500 a, de C.) haciendo caer ingenios que causaron grandes destrucciones. Finalmente, fue capturado y muerto, y su máquina celeste cayó en manos del capitán hindú Ram Chandra, quién, sirviéndose de ella, voló a la capital, Adjhudia…”
Y esto no son más que bagatelas. “El Bhisma Parva –recuerda Drake- menciona armas como la “verga de Brahma” y el “Rayo de Indra”, cuyos efectos se parecen a los producidos por la energía nuclear. El Drona Parva nos habla del “señor Mahadeva” y de sus terribles lanzas volantes (¿misiles?) capaces de destruir ciudades enteras fortificadas…, y describe las fantásticas armas de Agni, que aniquilaron ejércitos completos y devastaron la Tierra como bombas de Hidrógeno.”
¿Es posible que no se hayan conservado trazas de estos alucinantes conflictos? Los restos existen, y numerosísimos –responden los investigadores-. Basta que nos tomemos la molestia de ir en su busca. No es una empresa fácil, desde luego, puesto que, desde hace milenios la jungla se ha espesado sobre las ruinas, pero si consiguiéramos localizar todas las “ciudades muertas” de la gran península, constelaríamos el mapa de la India de tantos puntos como los que, en un Atlas, nos indican los centros de población actuales.
De vez en cuando aparecen descripciones a este respecto que nos dejan perplejos. El explorador De Camp, por ejemplo, refirió haber visto, en la zona que se extiende entre el Ganges y los montes Rajmahal, ruinas carbonizadas por algo quen no podía ser un simple incendio, por violento que éste fuera. Algunas piedras gigantescas aparecían fundidas y desenterradas en varios puntos, “como bloques de estaño afectados por la salpicadura de una colada de acero”.
Más al Sur, el oficial británico J. Campbell se topó, en los años veinte, con ruinas similares, y quedó sorprendido por un extrañísimo detalle: en el pavimento semivitrificado de lo que debió de ser un patio interior, parecían haber sido impresas, por una fuerza desconocida, formas de cuerpos humanos.
Otros viajeros refieren haber descubierto en el corazón de los bosques indios ruinas de edificios nunca vistos, con paredes “semejantes a gruesas losas de cristal” asimismo perforadas, resquebrajadas y corroídas por agentes desconocidos. Y habiendo penetrado en una de estas construcciones, parecida a una cúpula baja, el explorador y cazador H. J. Hamilton se encontró con la mayor sorpresa de su vida.ç
“En una parte –recuerda-, el suelo cedió bajo mis pies con un extraño crujido. Me puse a seguro y, luego, ensanché con la culata del fusil el boquete que se había abierto, y me introduje en él. Me encontré en una estancia larga y estrecha que recibía luz por una grieta de la bóveda. Al fondo, vi una especie de mesa y un asiento del mismo “cristal” de que estaban hechas las paredes.
En el asiento, se enroscaba una forma extraña, e contornos vagamente humanos. Observándola de cerca, me pareció, al principio, que se trataba de una estatua deteriorada por la acción del tiempo, pero, luego, descubrí algo que me llenó de horror: bajo el “vidrio” que revestía aquella estatua, ¡se podían distinguir claramente los detalles del esqueleto!”.
Muros, muebles y seres humanos vitrificados… ¿Qué tremendos secretos se esconden entre las líneas del Mahabrata y del Drona Parva?
emilio silvera
el 10 de marzo del 2012 a las 16:20
Amigo mió; la como tu llamas curiosidad, nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra larga historia y lo seguirá haciendo, permitiéndonos por un lado seguir soñando y por otro dibujando nuestro futuro, esto lo digo, basado en tu artículo y en algunas otras salsas que hay por allí.
Lo que yo llamaría un verdadero “ Gourmet Pseudoconciensudo” , verdaderas historias llenas de Pájaros de hierro voladores, leyendas de dioses por allí y por allá repartidos en la tierra, el suelo, el agua y míticos héroes van conformando verdaderas recetas de exquisitos sabores y aromas que han ido haciendo sucumbir hasta a los mas selectos estómagos.
Aunque claro, desde nuestra Diet posición, que es la ciencia, poco fructífera para crear y entregar tamaños pasteles, tenemos que reconocer, que no podemos competir con todos esos ensalzados que resultan sabrososos, historias llenas de fantasías y entretención y que claramente hasta a nosotros mismos nos apasionan y de vez en cuando nos dejan pensando para adentro, pues claramente la fantasía es mas sabrosa que la realidad y capaces de llenarnos hsta la saciedad.
Un gran abrazo.
el 10 de marzo del 2012 a las 16:40
Aunque claro, nos queda la conformidad que cuando crescamos como ciencia y logremos realizar nuestros viajes por todo el Universo y visitar esa inmensidad de mundos distintos poblados con seres iguales o distintos a nosotros, viviendo en parajes idilicos u otros agreses y conoscamos sus historias, sus realidades, todo eso, será por fín lo sabroso, dejando como historietas baratas a lo que hoy forma parte de eas historietas que se han ido tejiendo en nuestro pasado y que hoy algunos continuan comprometiendo al presente y al futuro.
Pero claramente, valdrá la pena pensar y recordar, que aquellas, fueron creadas e imaginadas por los seres humanos, este pequeño pueblo que bién o mal ha sabido salir adelante y abrirse camino montado sobre nuestra nave, la Tierra, que lleva viajando mas de 4.500 millones de años por este casi infinito Universo.
el 11 de marzo del 2012 a las 7:53
Amigo Abdel:
La Imaginación de los seres humanos siempre ha sido portentosa y, en tiempos pasados, es posible que sobre ciertos hechos y ciertas cuestiones, la mentalidad y los conceptos que de los hechos podían tener, eran algo diferentes a los que ahora, con nuestros conocimientos, tenemos. Hasta ahí, nada que objetar. Sin embargo, nadie puede negar que, en estas historias existien huellas inexplicables, se encuentran señales de un pasado que, por una u otra razón, no está justificado ni se corresponde con lo que se cree que en aquellos tiempos deberían de ser las cosas, y, muchísimos son los lugares que tienen muestras de aquellos vestigios de hechos o civilizaciones que, por las trazas, no se corresponden con lo que debería ser.
Podríamos hablar de mil lugares que, como Marcahuasi, por ejemplo, nos podría servir para el asombro. No es más que una plataforma desierta, quemada por el Sol, agrietada por la sequía y azotada por el viento, como si de un fragmento de la Luna se tratara pero, situado, a 3.800 metros de altitud, al oeste de la cordillera de los Andes. Tres kilómetros cuadrados de horror calcinado, accesible sólo a lomo de mulo. ¿Qué puede buscarse allí, como no sea fiebre y locura?
Y, sin embargo, Daniel Ruzo, un famosísimo explorador peruano, ascendió hasta allí, guiado por vagos indicios, por fragmentos deslavasados y fantásticos de antiguos textos y leyendas. Y descubrió, circundadas por representaciones de animales prehistóricos que se remontan, por lo menos, a la Era Secundaria (hace de 185 a 30 millones de años) extrañas esculturas que parecían mudas, pero que se hacían visibles, revelando rostros humanos, en la Toerra sin Tiempo.
Pero las maravillas no concluían allí. Ruzo descubrió una colina que representaba el plácido rostro de un anciano. La fotografío y, al examinar el negativo, advirtió que, en la película las facciones se transformaban, revelando la cara de un hombre joven.
¿Qué mistrio esconde el el enigmático rostro de Marcahuasi? Desde luego ansolutamente nada pero, ahí está, esperando que, alguna clase de nueva técnica nos pueda decir qué significa todo eso.
Si se mira antentamente en las orillas de los canales que, en otro tiempo, debieron dar a Marcahuasi el aspecto de un lujuriante jardín tropical, al igual que en las riberas del lago Titicaca (dicen algunos estudiosos, como Mcdonald, al referirse tanto a los descubrimientos de Ruzo como a los testimonios del antiguo cronista hispano peruano Diego de Alcobaza) “…se levantan estatuas a las que, tanto los reflejos de la luz como los del agua daban una impresionante sensación de vida”
En las orillas orientales del lago Onega, han aparecido unos seiscientos dibujos: una auténtica galería, creada a través de los siglos y, al ser estudiadas éstas, se concluye que, han sido elaboradas con herramientas de toscas piedras afiladas y, aún así, ahí están plasmados peces, toda clase de animales y pájaros, algunas criaturas fantásticas e incluso, símbolos lunares y solares.
Los pueblos que se asentaron en América, en Asia y en la región meridional del Mediterráneo son numerosos y, algunos especialistas, quedaron asombrados al comprobar, la analogía existente entre aquellas distintas arquitecturas religiosas. Las pi´ramides, por ejmplo, aparecen difundidas tanto en el área del Mediterráneo como en la del Golfo de México. Y, contrariamente a una objeción que a menudo se formula, debemos reconocer que también los toacalli de los mayas y de los aztecas son verdaderas pirámides cuya finalidad geométrica salta a la vista enseguida, y que -pe4se a innegable diferencias- manifiestan la misma estructura de pensamiento religioso expresada por los monumentos del Valle del Nilo. ¿Cómo es posible eso?
En cuanto al material empleado, un egiptólogo americano, Mitchell Hedges, cree poder demostrar que los bloques utilizados para edificar la porámide de Gizeh no son de sienita egipcia, sino de una piedra que procede de Almérica del Sur.
En cualquier caso, todas las anologías que se encuentran entre el el “Viejo” y el “Nuevo” Mundo, plantean el problema de la Atlántida. En última instancia, o hay que admitir la existencia de relaciones directas entre mayas y egipcios, por poner un ejemplo, o nos veremos obligados a reconocer una fuente común de estos dos grandes complejos de tradiciones, aun teniendo en cuenta las diversidades y las contradicciones, ciertamente notables, que las separan, pero que también pueden explicarse con facilidad con la hipótesis de dos esferas que tienen el mismo origen pero que, luego han evolucionado independientemente.
Si nos limitamos a lanzar una profunda mirada a tres sorprendentes representaciones expuestas en el Museo Nacional de Antropolo´gia de México: el llamado “dios viejo”, de supuesta factura Olmeca, hallado en el estado de Veracruz (Cerro de las Mesas), que representa uno de los famosos hombres blancos y barbudos a los que se refieren numerosísimas crónicas de la América Central y Meridional…
Bueno, podríamos seguir contando historias asombrosas que (no puede caber duda alguna al respecto), tienen detrás una maravillosa historia que debemnos descubrir para saber, de nuestro pasado. De entre tantas maravillas que se cuentan en los crónicas de aventureros, paleontólogos, y estudiosos historiadores, podríamos entresacar cientos que, nos llevarían por caminos de apariencia fantástica y, sin embargo, simplemente son historias y vestigios de Civilizaciones pasadas que, al haber sido destruíodas por el tiempo, sólo nos dejaron algunos remanentes residuales de lo que fueron y, recomponer todo aquel mundo olvidado, no es nada fácil si, además, contamos con la fantasía que con el paso del tiempo, se ha ido añadiendo a todas y cada unas de esas historias maravillosas que nos hablan del pasado de nuestros ancestros.
¿Qué pudieron ver cosas que para ellos no tenían explicación? No podemos saberlo, son deducciones que hemos hecho nosotros al discurrir el mensaje que nos enviaban algunas figuras esculpidas en piedra y que, representaban extraños personajes ataviados con extraños trajes y sus cabezas, aparecían cubiertas de enigmáticas “¿escafandras?”
No digo que sí ni digo que no. Simplemente, por curiosidad, me intereso por todo aquello que, del pasado me llega y, no pocas veces, esos datos y señales, se han correspondido con hechos que han confirmado (de alguna manera) esas historias a las que simplemente hay que separar de la “paja” con la que siempre, aparecen adornadas. Al pasar de unos a otros, las cosas se distorsionan y, cuando llegan hasta nosotros, lo que fue un simple rayo de luz, se han convertido en una brillante nave espacial.
Saludos amigo y, no lo olvides, del pasado, también podemos aprender.
el 11 de marzo del 2012 a las 17:36
Amigo mio. mirando atras, hay tantas cosas que nos resultan inexplicables, claramente muchas de las antiguas civilizaciones desarrollaron otro tipo de tecnologías distintas a la que hemos ido desarrollando nosotros, allí esta la causal de lque no sepamos interpretar en parte ciertas cosas, pero esto va mas allá, pues nos muestra que si en nuestro propio planeta se pueden haber desarrollado varios caminos de evolución, en la inmensidad del Universo debe existir un número asombroso y seguramente cuando los visitemos, nos costará mucho interpretarlos.
Pero yo me quedaría con parte de tu último parrafo ” A esas historias hay que separarles la paja con la que siempre aparecen adornadas, Al pasar de unos a otros las cosas se distorcionan y cuando llegan a nosotros, un simple rayo de luz, se ha convertido en una brillante nave espacial”.
Como ejemplo, cuantas veces se habla de las pirámides, las de Egipto, las Mayas, las de la india y cuantas otras ¿ porque esa similitud en todos lados? las grandes construcciones siempre son en forma piramidal…..Amigo mio, alguna vez toma una pala y comienza a levantar algo de piedra o de tierra, veraz que la única formas de seguir y seguir mas arriba siempre sera mas ancho abajo y mas angosto arriba, solo ahora gracias a la tecnologia ypor supuesto a la ingeniería estructural, hemos logrado romper con ello, mediante el hormigón armado logramos construir muros rectos, sustentados en bases enfierradas y soportados en vigas y pilares e incluso dejando a la vista solo estas estructuras de soporte y llenandolos de grandes vidrios. Un avance tecnológico que nos ha llevado a levantar edificaciones que ya como en Dubai se acercan a los mil metros de altura.
Bueno, quizas lo que encierra y quiero decir un poco, es que nuestra linea tecnológica, en pocos años, nos ha llevado a avanzar de una manera increible, pero esas antiguas lineas tecnológicas milenarias que se perdieron en el pasado, se mantuvieron miles y miles de años y su avance fue casi nada, ahora la ” Unica duda es ” como levantaron esas enormes cantidades de piedra, …ya lo sabremos, pero de increible, ciencia o de extraterrestre..nada.
Saludos cordiales.
el 12 de marzo del 2012 a las 6:22
Amigo Abdel:
El tema es para empezar y no acabar, tantos son los misterios del pasado que nos gustaría conocer y, como bien dices, no pocos de ellos son fruto de unas mentes sencillas que, al traducir la realidad, lo que nos pudieron contar fue, su “propia realidad” que no siempre era el reflejo de la realidad misma. Sin embargo, muchos de los hechos y acontecimientos que en tiempos remotos pasaron, siguejn en la más copmpleta oscuridad y, no estaría de más que, algún, pudiéramos conocerlos para saber sobre nosotros mismos, ya que, en definitiva, de ellos venimos y estaría bien saber todo lo que hicimos y todas las experiencias vivídas.
Por mi parte, no creo que ningún extraterrestre (al menos de momento), haya puesto los pies en la Tierra. Es algo que, según los cálculos de posibilidades que mentalmente hago, no cuadra con lo que podría ser, y, si me equivoco, puede ser que algún día, surjan las pruebas de ello pero, no creo que así pueda ocurrir.
Todos sabemos de los problemas que plantean los desplazamientos extraterrestres entre mundos de diferentes sistemas solares que se encuentran a muchos años-luz los unos de los otros. Hablar con tanta alegría de que “ellos” estuvieron aquí, me parece una licencia que, si atendemos a la cruda realidad, queda fuera del contexto de lo que podría ser.
Muchas veces hemos hablado de que, el Universo, es el mismo en todas sus regiones por muy alejadas que estas puedan estar y, lo que ocurre aquí, de la misma manera, ocurre allí. Siendo así (que lo es), “ellos” al igual que nosotros, habrán surgido a partir del polvo de estrellas que, dicho sea de paso, necesitaron diez mil millones de años para poder “fabricar” la materia precisa y necesaria para el surgir de la vida. Y, como eso no tiene ninguna otra perspectiva y, las cosas son como son, ellos como nosotros, habrán estado evolucionando durante miles y miles de nuestros años y, como nosotros, habrán mirado a las estrellas lejanas y se habrán preguntado por esos otros mundos habitados por seres conscientes.
Y, creo, que siguen, lo mismo que nosotros, pensando en esos seres que, algún día, lejano aún en el futuro, podremos ver, y, mientras tanto, a lo largo de nuestra historia, cuando fuímos evolucionando y siendo cada vez más conscientes de que, en otros mundos, podía existir la vida como en el nuestro, comenzamos a dejar narraciones que, de una u otra manera, han llegado hasta nuestros días envueltas en un halo de misterio y en forma de gravados antiguos o en detalles sueltos en manuscritos que cuentan historias de batallas o de grandes construcciones de las que, sí hemos podido y podemos ver sus restos.
Esas Civilizaciones perdidas, ¡muchas! que cuando estudiamos sus costumbres y sus obras llegan a producirnos asombro, tenían muhos conocimintos que no hemos llegado a comprender cómom pudieron llegar hasta ellos, dado que, no tenían, ni los medios ni los saberes necesarios para comprender sobre ciertas cuestiones complejas del Universo que, sólo ahora, hemos podido llegar a comprobar y observar al haber podido conseguir aparatos sofisticados de alta resolución que aquellos seres, nunca tuvieron y, es precisamente ahí, dónde radica nuestro asombro y nuestra perplejidad:
¿Cómo pudieron hablar de ciertas cuestiones?
¿De qué manera pudo llegar esa información a un pueblo que, supuestamente estaba muy atrasado en ciertos ámbitos del saber?
Y, de esa manera, amigo mío, podríamos seguir preguintándonos por “cosas” y “hechos” que, hoy día, para nosotros, siguen sin una explicación autosuficiente en la que podamos creer con la certexaq que se requiere en cuestiones misteriosas que, de ninguna manera podemos dar por buenas mientras persista el misterio.
De eso hablamos, de todas esas “maravillas” del pasado que requieren de muchas explicaciones que, hasta el momento, nadie nos ha sabido dar, ya que, a pesar de los muchos investigadores e historiadores que han querido contarnos lo que “allí” pasó, el éxito sólo ha sido parcial, toda vez que, en todas esas historias, está presente una carga de exaltación (exageración) que nos podría llevar a confundir, lo que realmente quisiéramos que hubiera sido, con lo que realmente fue.
Pero, seguiremos tratando de saber, no cabe ninguna duda de que, a pesar de todos esos “cuentos” de exaltada exageración, algunos vestigios de verdad están presentes en las leyendas que nos han llegado de pueblos olvidados que pudieron tener, de alguna manera, respuestas a muchas preguntas que nosotros no hemos sabido ni podido (hasta el momento) contestar.
Un saludo cordial