domingo, 22 de diciembre del 2024 Fecha
Ir a la página principal Ir al blog

IMPRESIÓN NO PERMITIDA - TEXTO SUJETO A DERECHOS DE AUTOR




En verdad, ¿quienes somos? ¿De dónde venimos?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (4)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

Nunca será lo mismo lo que nos han contado que lo que hemos vivido. Bien es verdad que existen parcelas del conocimiento que son puramente teóricas y se aprenden sin necesidad de práctica alguna.

Estoy totalmente convencido de que, de alguna manera, nuestras mentes, están conectadas con el cosmos del que formamos parte. Estamos aquí y nos parece de lo más natural, nunca nos paramos a pensar en cómo fue eso posible, en cómo surgió el milagro. A partir de la materia “inerte” evolucionada surgen entes pensantes y vivos, ¿ cómo es posible tal maravilla ? Hay que pensar (lo he referido en muchas ocasiones) que, el material del que estamos hecho (Nitrógeno, Carbono, etc), se fabricó en las estrellas a partir del elemento más simple, el Hidrógeno que, evolucionado a materiales más complejos llegaron hasta nuestro Sistema Solar primitivo en formación para formar parte del Planeta Tierra en el que, bajo ciertas condiciones atmosféricas y de radiación cósmica, dio lugar al nacimiento de aquella primera célula capaz de reproducirse que evolucionó hasta nosotros.

Estamos hecho de energía pura fabricada en las estrellas y nuestras mentes evolucionan formando parte de un Universo en constante expansión del que, sin que nos demos cuenta, recibimos continuos mensajes que nos mantiene conectados a esa fuerza invisible que nos hace pensar para descubrir su fuente.

En algún momento breve, he tenido la sensación de tener en mi mente la solución a un pensamiento continuado sobre un problema científico que me preocupa y quisiera conocer. La sensación de ese saber, de tener esa respuesta deseada, es fugaz, pasa con la misma rapidez que llegó. Me deja inquieto y decepcionado, estaba a mi alcance y no se dejó atrapar. Me ocurre con cierta frecuencia con distintos temas que me rondan por la cabeza. Sin embargo, esa luz fugaz del saber aparece y se va sin dejar rastro en mi mente que me permita, a partir de una simple huella, llegar al fondo de la cuestión origen del fenómeno.

La mente humana es una maravilla. Esas sensaciones que antes he mencionado, y, que en mí, llegan y se van sin dejar huellas, son las mismas que sintieron Galileo, kepler, Newton, Planck o Einstein, lo único diferente es que en ellos, la sensación no fue tan fugaz, se quedó el tiempo suficiente en sus mentes como para que pudieran digerir el mensaje y comunicar al mundo lo que les había transmitido. Así, a fogonazos de luz del saber, avanza la Humanidad.

Nadie ha podido explicar nunca como llegan esos fogonazos de luz del conocimiento a unas pocas mentes elegidas.

El cerebro se cuenta entre los objetos más complicados del Universo y es sin duda una de las estructuras más notables que haya producido la evolución. Hace mucho tiempo, cuando aún no se conocía la neurociencia, se sabía ya que el cerebro es necesario para la percepción, los sentimientos y los pensamientos.

En tanto que objeto y sistema, el cerebro humano es muy especial: su conectividad, su dinámica, su forma de funcionamiento, su relación con el cuerpo y con el mundo, no se parece a nada que la conciencia conozca. Su carácter único hace que el ofrecer una imagen del cerebro se convierta en un reto extraordinario. Aunque todavía estamos lejos de ofrecer una imagen completa del cerebro, si podemos ofrecer retazos y datos parciales de algunos de sus complicados mecanismos. Sin embargo, carecemos de información para generar una teoría satisfactoria de la conciencia.

Estamos tratando de algo que pesa 1 kg aproximadamente y que contiene unos cien mil millones de células nerviosas o neuronas, generando continuamente emociones, etc.

¡ Increíble, grandioso ! ¿ Pero sabemos encausarlo ?

Pero debemos confiar en nosotros mismos, en ese cerebro que aún no conocemos y que, en abril de 2.003, por ejemplo, nos llevó a completar con éxito la secuenciación de 3.000 millones de letras de A D N presentes en el genoma humano.

Precisamente, ese conocimiento, se puede ver como un manual de instrucciones reconvertible en el libro de medicina más potente imaginable. Parece que ahí está el futuro de la salud humana: La Genética. El reto que tenemos por delante consiste en adoptar la forma correcta en que se deben leer los contenidos de todas esas páginas que contienen la secuenciación de los 3.000 letras de A D N, y comprender el modo de cómo funcionan juntas las distintas partes para encausar la salud y la enfermedad humanas.

La consecuencia más importante de todo esto es que se ha abierto la puerta a un alentador y enorme (aunque complejo) paisaje biológico nuevo. Su exploración necesitará de pensamientos creativos y nuevas ideas.

Hace 30 años, todo esto era un sueño, nadie se atrevía a pensar siquiera con que este logro sería posible algún día ¡secuenciar 3000 millones de grafos de A D N!

Sin embargo, aquí viene la contradicción o paradoja, el cerebro que aún no conocemos, lo ha hecho posible.

La genómica es una auténtica promesa para nuestra salud, pero necesitaremos algunos saltos cuánticos en la velocidad y la eficacia de la secuenciación del A D N.

Está claro sin embargo que, dadas todas las dimensiones del ser humano, que incluyen aspectos tanto materiales como espirituales, será necesario mucho, mucho, mucho tiempo, para llegar a conocer por completo todos los aspectos complejos encerrados en nuestro interior.

El adelanto que se producirá en las próximas décadas estará y será más visible en el aspecto biológico y la curación de enfermedades como el cáncer y otras nefastas como el Sida que asolan nuestro mundo. El conocimento de la Psique, de nuestra propia conciencia, será mucho más lento.

Hay que tener en cuenta que primero debemos tener un conocimiento completo de los primates, tal conocimiento nos proporcionaría luz sobre lo que convierte en únicos a los seres humanos. Al decir únicos me refiero al hecho diferenciador de la conciencia y, desde luego, lo circunscribo al planeta Tierra, ya que, referido a todo el Universo, seguro que no somos “tan únicos”.

Casi todas las enfermedades que nos aquejan están y tienen su origen en los genes, otras dolencias, están relacionadas con el entorno en el que vivimos, la forma de vida elegida por nosotros mismos (tabaco, alcohol, droga, etc.), y una parte de los trastornos que padecemos (los más difíciles de curar), están situados en nuestras mentes, las más desconocidas.

Así que, si el conocimiento sobre el genoma está en el buen camino y, según todos los indicios, algún día, podremos tener las respuestas que aún nos falta, el problema más serio está en ese gran desconocido que llamamos cerebro y que es el responsable de dirigir y ordenar todos y cada uno de los movimientos que se generan en el resto de nuestro cuerpo. Allí arriba está la central eléctrica que lo pone todo en marcha. ¿Pero de qué mecanismos se vale? Precisamente esa es la explicación que nadie ha podido dar.

Pero todo evoluciona con el tiempo que transcurre, todo va cambiando (nuestros conocimientos también).

Hace unos veinte millones de años, durante el Mioceno, la Tierra vivió unas condiciones climáticas paradisíacas. Los casquetes polares, con una emplazamiento distinto del actual, apenas eran una pequeñas manchas de hielo; el nivel de los mares era mucho más elevado que en la actualidad, y la mayor parte de los lugares que ahora ocupan las ciudades y las playas en las que pasamos las vacaciones estaban cubiertos por los océanos. El agua del mar era como la que hoy podemos encontrar en los trópicos. El mundo de finales del Mioceno era, por lo tanto, un mundo muy diferente del nuestro: con distintos olores, con extraños sonidos y ni siquiera el cielo de hace veinte millones de años era parecido al que hoy podemos contemplar en una noche cualquiera. Las constelaciones de estrellas eran de otras formas y mostraban configuraciones distintas de las que ahora están allá arriba. Muchas de las estrellas que hoy admiramos en las noches de cielo despejado aún no habían aparecido y otras que entonces brillaban ya no existen.

Pongo este ejemplo de algo que conozco para mostrar los cambios irreversibles que se producen a medida que avanza la línea del tiempo. Al igual que se produjeron en nuestro mundo, se producirán en nuestros conocimientos, nuestro nivel de conciencia también, de manera irreversible, evoluciona. A medida que a nuestro cerebro llegan nuevos datos sobre cuestiones muy diversas, éste los va reciclando, ordenándolos, interrelacionándolos y finalmente clasificándoles de manera tal que, los tiene dispuestos para conectarlos a nuevos datos y nuevas informaciones que, por distintos medios, naturales o artificiales aparecen para sumarse a las que ya existen, y de esta forma, hemos ido avanzando, desde aquella materia “inerte” a la materia compleja y pensante que somos los seres vivos inteligentes.

Pero en el ejemplo que antes puse de hace veinte millones de años, nuestros antepasados más cercanos ni habían aparecido. Más tarde, interminables selvas húmedas estaban pobladas por una vegetación exuberante, por plantas y árboles gigantescos, cuajadas de una interminable variedad de especies vegetales que embriagaban el aire caliente y húmedo con mil aromas. Pululaban y bullían en ellas miles de insectos diferentes y las habitaban reptiles diversos, desde pequeñas lagartijas hasta gigantescas serpientes. Los dinosaurios habían desaparecido muchos millones de años antes y, en su lugar, numerosas aves y mamíferos vegetarianos se alimentaban de los inagotables recursos que ofrecían los bosques. Una muchedumbre de depredadores prosperaban alimentándose de los herbívoros, bien alimentados y abundantes.

Seguimos en la parte II

emilio silvera

 

  1. 1
    kike
    el 11 de noviembre del 2010 a las 16:06

    En el cerebro todo son maravillas pero me llama la atención particularmente el hecho de que a través de conexiones electroquímicas se pueda llegar al conocimiento; ¿Como puede ser eso posible?,¿Como es posible que una zona del cerebro, tras recibir en sus múltiples células instantánea información procedente de otras partes del cerebro o incluso del exterior, a través de unos enlaces electroquímicos, lleguen a entender y comprender tantas cosas?; ¿Como se transforman esos mensajes en comprensión y conocimiento?
    Sabemos que hay zonas en el cerebro especializadas en diferentes cometidos, y las funciones de los neuroreceptores, transmisores  y demás, pero no acabo de comprender bien esa gran transformación como digo de señales en pensamiento racional, deductivo y consciente.

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 12 de noviembre del 2010 a las 12:13

      Amigo Kike:

      Ni lo comprendes tú ni nadie. Actualmente se ha avanzado mucho en la comprensión de nuestro cerebro y las funciones que realizan la infinidad de conexiones que tiene. Sabes muy bien que tenemos tantas neuronas como estrellas tiene la Vía Láctea (100.000) y, todo ese conglomerado, cuando está actuando a un ritmo dinámico, puede desarrollar tal magnitud de conexiones y enviar tal cantidad de información a los centros adecuados para ellos que, en realidad, se nos hace imposible de comprender.

      Hasta el momento, nadie ha sabido explicar lo que es la Conciencia y la manera que tiene el cerebro de normalizar la inmensa cantidad de información que recibimos desde el exterios, todo en nuestro entorno nos envía mensajes que el cerebro recicla, normaliza y recompone para que, de manera adecuada, lo podamos utilizar de la forma más racional posible, y, sin embargo, como llega a producirse esta maravilla, aun no es bien conocido ni por los más eminentes neurólogos ni por la intuición la intuición de los filósofo.

      La naturaleza de la Mente es el misterio más profundo de la Humanidad. Se trata, además, de un misterio de proporciones gigantescas, que se remonta a milenios atrás, y que se extiende desde el centro del cerebro hasta los confiners del Universo cuando, pasados unos miles de millones de años, se produjo la explosión de una supernova y quedaron esparcidos por el espacio los materiales complejos y bioquímicos necesarios para la vida primigenia que, por evolución, llegó a situarse en lo más alto del árbol genealógico de la vida mediante las mentes conscientes de la que la Humanidad es portadora (y, seguramente, alguna que otra especie de otros mundos lejanos también).

      Ese misterio provocó vértigo y depresión en las mentes de algunos de los filósofos y pensadores más grandes que en nuestro mundo han existido. Sin embargo, este amplio vacío de ignorancia está atravesado por varios rayos de conocimiento que nos ayudaran a comprender, finalmente, como se producen todas esaqs maravillas que hacen de nuestros cerebros la máquina más perfecta del Universo.

      Aunque puede que no sepamos qué es la Mente, sabemos mucho sobre el cerebro. Está formado por una maraña de “cables eléctricos” que serpentean a través de una gran cantidad de sustancias neuroquímicas. Como te decía antes, existen cien mil neuronas que están en contacto y comunicación  y, de esa manera, nuestros cerebros son como inmensos ordenadores que realizan tareas basadas en la información que reciben y reaccionan adecuadamente según el problema que, en cada momento tenga planteado para con su actuación resolverlo.

      Dices bien cuando expresas tu falta de comprensión ante tantas maravillas que están en nosotros y que no llegamos a comprender. Cualquier cuestión que en relación al cerebro y la Mente podamos plantear es un problema difícil de contestar, como por ejemplo: ¿ De dónde le viene a una persona determinada la capacidad de ser creativa? ¿Por qué unos ven lo que otros no podemos vislumbrar?

      Ha quedado muy lejos aquel pensamiento de los griegos cuando pensaban que la inspiración era un don de los dioses, y, tenemos que poner los pies en el suelo y aceptar que, el estudio y el trabajo, la experiencia y, sobre todo tener esa curiosidad y predisposición para querer conseguir una cosa es la que nos llevará a tenerla, ya que, si quieres algo y estás dispuesto a pagar el precio (por alto que sea) al final lo consigues y, la mayoría de las veces, los logros vienen cogidos de la mano del esfuerzo y del trabajo bien hecho.

      Lo asombroso en todo esto es que, la Naturaleza ha sabido conjugar elementos primarios para convertirlos en complejos y, a partir de la materia inerte ha sabido llegar hasta la vida. Los movimientos, la respiración, los latidos del corazón, el pulso, el calor del cuerpo, el crecimiento, la forma de metabolismo y, sobre todo, la CONSCIENCIA que nos permite ser Observadores de un Universo que nos permite indagar dentro de sí mismo para que nosotros nos podamos conocer mejor.

      Sólo estudiando el Universo podremos saber sobre nosotros mismos, ya que, al fin y al cabo, nosotros somos una parte de él, ¡la pensante! y, el problema radica en que somos demasiado jóvenes para comprender la profundidad y enorme complejidad en la que estamos inmersos y de la que somos, la parte más importante.

      Un saludo amigo.

      Responder
      • 1.1.1
        kike
        el 12 de noviembre del 2010 a las 13:05

        Como siempre amigo Emilio, demuestras unas extraordinarias dotes de enseñanza fácil; especialmente me ha gustado el siguiente párrafo:
         
        “Lo asombroso en todo esto es que, la Naturaleza ha sabido conjugar elementos primarios para convertirlos en complejos y, a partir de la materia inerte ha sabido llegar hasta la vida. Los movimientos, la respiración, los latidos del corazón, el pulso, el calor del cuerpo, el crecimiento, la forma de metabolismo y, sobre todo, la CONSCIENCIA que nos permite ser Observadores de un Universo que nos permite indagar dentro de sí mismo para que nosotros nos podamos conocer mejor.”
         
        Creo que ahí reside la mayor maravilla creada por la naturaleza; esa asombrosa capacidad de evolución y perfeccionismo creo que nos revela que no existen límites, y que si bien el camino andado es largo y prolífico, bien pudiera ser que aún nos encontráramos a mitad del camino.
        Apenas se me vislumbran las maravillas que podrían aparecer con el tiempo, tanto en la naturaleza en general como específicamente en los seres vivos, y especialmente en nuestra mente, que creo capacitada para evolucionar asombrosamente.
        Y es que por poco que pensemos en estas cosas, nos damos cuenta de su grandeza y su belleza, pese a que todo esto pase por nuestras vidas sin que la mayoría de la gente se percate de lo más mínimo.
        Saludos agradecidos maestro.

        Responder
        • 1.1.1.1
          emilio silvera
          el 12 de noviembre del 2010 a las 14:04

          Como de costumbre, amigo Kike, estamos totalmente de acuerdo y, tal coincidencia se debe a que pensamos en la misma onda. El ver las cosas de la manera más directa y sencilla es la forma de que, de vez en cuando, nos encontremos con la verdad.

          Un abrazo

Deja un comentario



Comentario:

XHTML

Subscribe without commenting