Sep
5
Conociendo el Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Constantes universales ~ Comments (14)
¿Sabremos algún día, como son las cosas?
Lo que sucede primero, no es necesariamente el principio. Antes del “principio”, de ese principio que nosotros llamamos Big Bang, tuvieron que suceder muchas cosas que, de momento, no hemos podido llegar a conocer, nos topamos con la oscuridad del Tiempo de Planck, esa infinitesimal fracción en la que, según parece, debieron ocurrir muchas cosas que desconocemos y que, pudiera ser, el verdadero principio de todo.
Siguiendo la estela que dejan las invariancias gauge, gracias a la importante aportación iniciada en 1954 por los trabajos de Yang y Mills, ya se ha conseguido la primera gran unificación, la de la fuerza electrodébil ( electromagnética + débil) que mereció en 1979 el Premio Nobel de Física para sus autores, Glashow, Salam y Eeinberg. Aunque el camino no se encuentra, ni mucho menos, libre de formidables obstáculos, sabemos que las cuatro interacciones fundamentales de la naturaleza están regidas por este tipo de invariancias.que relacionan las fuerzas con la propia geometría de la materia-espacio-tiempo, tal como aspiraba Hermann Weyl . En su libro : “Tiempo, espacio,materia” ( 1922), comentaba con emoción: “… Han llegado a nuestro oído algunos acordes vigorosos de aquella armonía de las esferas con que soñaban Pitágoras y Kepler.” Hay cosas que no cambian nunca, si nos detenemos a recordarlas te puede apetecer hablar de ellas. Hace tiempo, los sucesos que constituían historias eran las irregularidades de la experiencia: lo inesperado, lo catastrófico y lo ominoso.
La Luna llena, amiga de los enamorados a los que alumbra con sus reflejos de plata, siempre ha sido igual y, a los humanos habitantes del planeta Tierra, ese objeto familiar nos acompañó a lo largo de los siglos para hacer posible que, pudiéramos comprobar que su comportamiento era estable e inamovible. Invariante.
El 19 de enero de 1995 ocurrió el sismo de Kobe, Japón, uno de los terremotos más devastadores de la historia. En general las consecuencias de los sismos son evaluadas en número de víctimas: Shaanxi, China 1556, 830.000 víctimas; Calcuta, India 1737, 300.000; Lisboa, 1755, 60.000; Mesina, Italia 1908, 85.000; Tokio-Yokohama, 1923, 143.000; Añadir, Marruecos 1960, 14.000; Ancash, Perú 1970, 52.000; Tang-Shan, China 1976, 400.000; Irán 1978, 25.000; México, 1985, 10.000; Armenia 1988, 25.000. Pero el sismo de Kobe, aparte de los 6.000 muertos y los 30.000 heridos, tuvo nefastas consecuencias de carácter económico: dejó a 300.000 personas sin hogar, destruyó o dañó severamente 100.000 edificios, se produjeron 148 incendios que destruyeron un área de 65 hectáreas y los daños se estimaron inicialmente en 200.000 millones de dólares. El caso de Kobe es particular, porque en Japón se consideraba que era una zona de riesgo sísmico moderado. Los hechos demostraron lo contrario: Kobe se encuentra en la zona de encuentro de cuatro placas tectónicas. Aunque estos sucesos, en un principio, nos parezcan catastróficos (que lo son), también es verdad que son la manera de reciclaje que tiene la Naturaleza para hacer surgir las nuevas cosas y la vida nueva.
Poco a poco, los científicos llegaron a apreciar el misterio de la regularidad y predecibilidad del mundo. Pese a la concatenación de movimientos caóticamente impredecibles de átomos y moléculas, nuestra experiencia es la de un mundo que posee una profunda consistencia y continuidad. Nuestra búsqueda de la fuente de dicha consistencia atendía primero a las “leyes” de la Naturaleza (Interacción Gravitacional, Fuerzas Nucleares Débil y Fuerte y el Electromagnetismo) que gobiernan como cambian las cosas. También, poco a poco, hemos llegado a identificar una colección de números misteriosos arraigados en la regularidad de la experiencia. Son las Constantes de la Naturaleza. Dan al Universo su carácter distintivo y lo singularizan de otros que podríamos imaginar. Capturan de una vez nuestro máximo conocimiento y nuestra máxima ignorancia sobre el Universo.
Constantes fundamentales, valores supuestamente invariables de ciertas magnitudes referidas a los constituyentes más básicos del Universo. Precisamente esas constantes con esos valores, son los que permiten que nuestro mundo sea como es. Pues, aunque las medimos con una precisión cada vez mayor y modelamos nuestros patrones fundamentales de la masa y tiempo alrededor de su invariancia no podemos explicar sus valores. Nunca hemos podido explicar el valor numérico de ninguna de las constantes de la Naturaleza. Hemos descubierto otras nuevas, hemos relacionado las viejas y hemos entendido su papel crucial para hacer que las cosas sean como son, pero la razón de sus valores sigue siendo un profundo secreto. Para buscarla necesitamos desentrañar la teoría más fundamental de las leyes de la Naturaleza.
Esas constantes de la Naturaleza están estrechamente emparentadas con las constantes de nuestros cuerpos que, como todo en el Universo, están conectados por unos hilos invisibles, a los parám,etros, constantes y fuerzas que todo lo rigen. Descubrir si las constantes que las definen están determinadas y conformadas por alguna consistencia lógica superior o sigue habiendo un papel para el Azar. Nuestras primeras ojeadas revelan una situación muy peculiar, Mientras parece que ciertas constantes estuvieran fijadas, otras tienen espacio para ser distintas de las que son y algunas no parecen afectadas por ninguna otra cosa en el Universo. ¿Caen sus valores al Azar? ¿Podrían ser realmente diferentes? Y, si lo fueran, ¿Podría existir vida en el Universo?
Sí, las Constantes Universales siempre dieron mucho que hablar
Si esas constantes variaran, ¿que sería de nosotros? Sabemos que, universos con las constantes ligeramente alteradas nacerían muertos, privados del potencial para desarrollar y sostener el tipo de complejidad organizada que llamamos vida. ¿Son las Constantes de la Naturaleza realmente constantes? Un experimento llevado a buen fin por un grupo de investigadores, han puesto en práctica un método por ellos ideado mediante el cual, han podido examinar las Constantes de la Naturaleza durante los últimos 11.000 millones de años de la historia del Universo. Considerando las pautas atómicas que son similares a códigos de barras en la luz que nos llega de Cuásares lejanos, podemos mirar y ver cómo eran los átomos cuando la luz inició su viaje hace miles de millones de años. Así, ¿fueron siempre iguales las constantes de la Naturaleza? La respuesta, inesperada y escandalosa, plantea nuevas posibilidades para el Universo y las leyes que lo rigen.
¿Qué secretos tan profundos se esconden detrás de esta simple ecuación? Desde el comienzo de la “buena” Física, los mejores han tratado de desvelar lo que ahí está escondido. Es la Constante de estructura Fina, otra vez el número puro y adimensional, 137 que guarda los misterios del electromagnetismo, e, la Relatividad de Einstein, c, y, la constante de Planc, h. A pesar del cambio incesante y la dinámica del mundo visible, existen aspectos de la fábrica del Universo misteriosos en su inquebrantable constancia. Son esas misteriosas cosas invariables las que hacen de nuestro Universo el que es y lo distingue de otros que pudieran existir. Está presente un hilo dorado que teje una continuidad a través del espacio-tiempo y que, afecta a toda la Naturaleza que, de esa manera, se conforma como un todo, como un Sistema cerrado en el que, las constantes marcan un ritmo de funcionamiento y las leyes o fuerzas naturales dicen como deben cambiar las cosas.
Como si fuera un hilo de oro que brotaba del abismo de los tiempos, el Universo unifica, todo lo que dentro de él existe, y, de alguna manera, aunque nos de la sensación de heterogeneidad, al final, todo es lo mismo, es decir, proviene de la misma fuente, simplemete cambia con el tiempo. Lo que hoy es inanimado, mañana estará muy vivo. Lo que hoy no tiene consciencia, mañana la tendrá. Todas las cosas son, aunque no de la misma manera pero, ese simple pensamiento, eleva a todas las cosas a la categoría de SER. Así las cosas, y, con esos datos en las manos, nos aconseja esperar que ciertas cosas sean iguales en otros lugares del Espacio además de aquí, en la Tierra; que esas constantes fueron y serán las mismas en otros tiempos además de hoy; que para algunos casos, ni la historia ni la geografía importan. De hecho, quizá sin un substrato semejante de realidades invariables no podría haber corrientes superficiales de cambio ni ninguna complejidad de mente y materia. Desde entonces, los cosmólogos han encontrado cada vez más formas en que el Universo podría mostrar variaciones en sus constantes definitorias; cada vez más maneras en que la vida podría no haber llegado a existir en el Universo. También han empezado a tener en serio la posibilidad y realidad de otros universos en los que las constantes de la Naturaleza toman valores diferentes. ¿Inevitablemente nos encontramos en un mundo donde las cosas salieron bien? Pero, ¿Cuál era la posibilidad de que todo esto sucediera así?
¿Qué clase de vida -si es que la hubiera- existirían en otros universos? El clima y la topografía de nuestro planeta varían continuamente, como las especies que viven en él. Y lo que es más espectacular, hemos descubierto que todo el Universo de estrellas y galaxias están en estado de cambio dinámico, en el que grandes cúmulos de galaxias se alejan unos de otros hacia un futuro que será diferente del presente. Hemos empezado a darnos cuenta de que vivimos en un tiempo prestado, los sucesos astronómicos catastróficos son comunes; los mundos colisionan.
Hasta el momento, hemos tenido mucha suerte. El planeta Tierra ha sufrido en el pasado el impacto de cometas y asteroides. Un día se le acabará la suerte; el escudo que tan fortuitamente nos proporciona el enorme planeta Júpiter, que guarda los confines exteriores de nuestro Sistema Solar, no será capaz de salvarlo. Al final, incluso nuestro Sol morirá. Nuestra Vía Láctea será engullida por un enorme agujero negro central. La vida tal como la conocemos terminará. Los supervivientes tendrán que haber cambiado su forma, sus hogares y su naturaleza en tal medida que hoy, nos costaría llamarlo “vida” según nuestros criterios actuales, a esa existencia prolongada y exenta de enfermedad. Hemos reconocido los secretos simples del Caos y de la impredecibilidad que asedian tantas partes del mundo que nos rodea. Entendemos que nuestro clima es cambiante pero no podemos predecir los cambios. Hemos apreciado las similitudes entre complejidades como esta y las que emergen de los sistemas de interacción humana –sociedades, economías, elecciones, ecosistemas- y el interior de la mente humana.
Debemos procurar que sitios como este perduren, nuestro futuro depende de ellos.
Todas estas sorprendentes complejidades tratan de convencernos de que el mundo es como una montaña rusa desbocada, rodando y dando bandazos; que todo lo que una vez se ha tenido por cierto podría ser derrocado algún día.
Si revisamos las escalas desde un átomo, el ADN, una Bacteria, un insecto, un planeta, un ser humano, un árbol, un meteorito, un asteroide, una estrella, una galaxia, o un cúmulo de galaxias.
Todos los objetos del Universo son el resulta de fuerzas antagónicas que, al ser iguales, se equilibran y consiguen la estabilidad. Las estrellas son el mejor ejemplo: La Gravedad trata de comprimir a la estrella que, mediante la fusión tiende a expandirse y, la lucha de esas dos fuerzas crea la estabilidad.
Estas estructuras, podemos decir que son entidades estables que existen en el Universo. Existen porque son malabarismos estables entre fuerzas competidoras de atracción y repulsión. Por ejemplo, en el caso de un planeta, como la Tierra, hay un equilibrio entre la fuerza atractiva de la Gravedad y la repulsión atómica que aparece cuando los átomos se comprimen demasiado juntos. Todos estos equilibrios pueden expresarse aproximadamente en términos de dos números puros creados a partir de las constantes e (electrón), h (constante de Planck), G (constante de gravitación) y mp (masa del protón).
Hasta tal punto son importantes estas constantes de la Naturaleza que, simplemente con que la masa o la carga del electrón variara una diez millonésima, la vida, no podría existir.
emilio silvera
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No siempre hablamos con propiedad : Blog de Emilio Silvera V., el
23 de agosto del 2012 a las
6:05
[…] expresarse aproximadamente en términos de dos números puros creados a partir de las constantes e (electrón), h (constante de Planck), G (constante de gravitación) y mp (masa del […]
el 15 de septiembre del 2011 a las 16:34
Un comentario sobre el tiempo de Planck:
Ante nuestros “ojos” que son tan inmensos comparados con lo ínfimo de lo que se supone más allá de Planck, el tiempo de planck nos parece “una ridiculez”, ni un soplo siquiera.
Pero si pudisemos trasladarnos a ese infinitesimo de espacio y de tiempo y formar parte de ellos, estaríamos sometidos a su dinámica. El tiempo de Planc nos parecería tan dilatado como el de nuestro universo. La relatividad del espacio y el tiempo pero la constancia de su energía significa, que aquella pequeñez sería equivalente con esta grandiosidad. Se vviria muy rápido pero ocurririan tantas cosas que el transcurrir sería equivalente
De ser, que más dá un cosmos grande que uno pequeño. Lo que ocurriese en el tiempo de Planck aunque en formas distintas nada desmerecería en cuanto a devenir.
Quiere decirse con eso que los tiempos van en consonancia con la velocidad de acción. ¿Por qué esas supuestas singularidades habrían de ser extrañas a nuestra naturaleza, es decir, por qué sus leyes serían distintas. Según eso en los sucesivos periodos de la evolución, y el tiempo de Planck sólo es un periodo, las leyes habrían de ir cambiando. Adónde queda ese escalón para el cambio de la Física. Salvo que nos refiramos a la aplicación adecuada de leyes a ciertas formas.
La onstante de estructura fina, pese al misterio que la rodea, parece estar referida a eso precisamente a una constante fina en la evolución de la materia. Un número, que coincide con el número de elementos que se dan en las tres generacones hasta la materia normal a partir de dos partículas. Sea coincidencia o no, el resultado parece significar lo mismo, Un resultado que habrá de ser constante para cualquier tiempo situación y lugar.
Es cierto que la definición para el 127 se hizo con la comparación entre la energía necesaria para forzar a dos electrones en contra de su repulsión hasta una distancia, en que un fotón de longitud de onda el doble de dicha distancia, y cuya relación es igual a 137. Habría que saber de qué se compone del electrón, o buscar un modelo acorde con los fotones, y ver si efectivamente las tres generaciones antes dichas, se dan como conbinación de fotón y electrón con intermedia a partícula tau, pongamos por caso, según dicho númeo. Seguramente fueran necesarias correcciones de conversión entre masas(elementos) y energía. Sea como sea la coincidencia se da.
el 15 de septiembre del 2011 a las 18:00
Amigo mío, ¡qué bnien ves la Física!
el 6 de febrero del 2012 a las 5:10
Estoy de aecrudo con la entrada hasta la última parte. Me parece que los argumentos presentados para poner de manifiesto que la constante de Bolztmann bien podría haber sido igual a 1 si la historia no lo hubiera prevenido, se pueden aplicar perfectamente a la velocidad de la luz (c).¿Puede ser que la diferencia entre una y otra sea que para c nos encontramos con raices cuadradas de $1-(v/c)^2$, y para $K_B$ no?El tema de las unidades naturales siempre me ha dejado intranquilo. Como si fuera un artefacto, todo ello, del que nos cuesta desprendernos porque lo tenemos realmente incorporado en nuestra historia científica.A veces lo pienso y me parece que si las teorías fueran realmente discretas no habría necesidad de unidades. Toda magnitud observable sería expresable por un número entero que contase cuantas veces se repite el mínimo elemento de la teoría (el paso en una red discreta). Pero no soy capaz de agarrar el pensamiento y me quedo a oscuras como estaba al principio.
el 6 de febrero del 2012 a las 6:09
De la misma manera que te pasa a tí (“Pero no soy capaz de agarrar el pensamiento y me quedo a oscuras como estaba al principio.”), nos pasa a muchos y, esos pensamientos que perduran y nos dejan bien aentadas las ideas que, como fugaces relámpagos llegan y se van, ocurre con frecuencia. No todos tenemos la suerte de plasmar los pensamientos que de vez en cuando aparecen y, como llegaron se van dejándonos a oscuras en nuestra ignorancia.
Ya vez que sabes lo que quieres y, sin embargo, no acabas de agarrarlo con firmeza para poder retenerlo y plasmarlo en esas ecuaciones que perdurarían en el tiempo como mensajes definitorios “del paso en una red discreta”.
Debemos seguir y, como decía Hilton: Debemos saber, sabremos.
el 15 de septiembre del 2011 a las 17:42
¿Las “enanas” y las estrellas de neutrones pueden considerarse agujeros negros?
el 15 de septiembre del 2011 a las 18:09
Bueno, en realidad, los procesos son los mismos y sólo cambia la masa de la estrella que originalmente inica la implosión y se desploma bajo el peso de su propia masa. El mecanismo que sigue a ese final como estrella, dependiendo de la masa que tenga, finalizará como estrella enana blanca, estrella de neutrones (¿estrella de Quarks?, o, Agujero Negro cuando la masa de la estrella que llega a su final y se convierte en supernova, es muy grande y puede continuar su constracción venciendo la degeneración de los electrones y de los neutrones hasta que toda la masa llega a ese punta que llamamos singularidad…el resto ya lo conoces muy bien.
Ya sabes que, a veces, una enana blanca atrae materia de una estrella compañera y se convierte en una estrella de Neutrones, es decir, sube al escalón siguiente, y, de la misma manera, puede ocurrir con una estrella de neutrones que tomando masa de la región circundante o de otra estrella…llega a convertirse en agujero negro.
Mirado de esta menra, todas siguen el mismo camino y simplemete el final es distinto dependiendo de la masa de la estrella que, acabado su combustible de fusión, finaliza sus días en la secuencia principal, se contrae y muere como tal estrella para pasar a la siguiente fase en la que toda la masa que la formaba, se contrae obligada por la gravedad.
Salvo mejor parecer.
el 15 de septiembre del 2011 a las 22:59
Mi pregunta iba encaminada a considerar si los procesos de creación de agujeros negros, ocurren para cualquier masa.
Se habla de mini agujeros negros e incluso de que las partículas pudieran serlo.
Desde luego las consideraciones de los grandes físicos en sus clasificaciones hablan de unos límites de masa. Bien lo sabrían cuando sus matematicas les proporcionaban esas soluciones. Sin embargo al leer a Hawkins más parece que generalice los agujeros negros para cualquier tamaño (¿?). El gran físico También expresa como tiempo de evaporación de esos pequeños agujeros es mu breve.Es algo confuso.
Supongamos que la partícula protón fuese un micro agujero negro (o de la índole que sea). Si de ese tipo fuese, su tiempo de evaporación sería cortísimo. Sin embargo la vida de un protón se estima en 10 elevado a 35 años.
Todo viene a cuento por esclarecer si la expansión concentración es una ley aplicable de manera general o ese “cuanto de masa mínima” no puede transgredirse.
Tus aclaraciones me han allanado muchas lagunas.
Realmente la ciencia es incierta.
el 16 de septiembre del 2011 a las 7:15
Amigo mío, esos mini-agujeros negros a los que te refieres, según parece, se pueden producir a partir de cualquier masa pero, sólo en ciertas condiciones de muy altas temperaturas y, su vida media, es vista y no vista, la radiación los destruye. Se dice que en los primeros momentos del Big Bang, proliferaban esos objetos que, a medida que el universo se fue enfriando dejaron de surgir y desaparecieron totalmente, ahora, en las condiciones actuales, no se observan ninguno.
Ya sabes que se habló de ellos cuando el LHC se iba a poner en marcha, no ocurrió, su aparición no se dió pero, si así hubiera ocurrido, nada habría pasado dada su corta vida.
Un agujero negro stándar, se produce por el medio común que te comentaba pero, eso no quiere decir que algunos no se hayan podido producir de otra manera en presencia de grandes masas y fuertes contracciones gravitatorias, se cree que sí, que es posible.
Pero, como bien dices, la Ciencia es incierta y, se utiliza (con más frecuencia de lo que quisiéramos) la palabra “se cree”, “se estima” “nos parece que…” “aproximadamente” y un sin fin de inseguridades y medias afirmaciones que nos llevan al convencimiento de que, saber, lo que se dice saber…Nos falta mucho para que sea cierto.
Un abrazo.
el 16 de septiembre del 2011 a las 10:11
Pensé en el universo y en como su ingente masa pudo comportarse como la de esas grandes estrellas. La gran inflación acaso fue como la explosión de una enorme super nova. El presente sería “equiparable” a su disco planetario siempre en transformación. Atrás quedaría ese agujero negro que se postula para el centro centro del universo.
Emilio, he econtrado una editorial que pretende hacerse cargo para publicarme. Y parecen gente sería. Se trata de “Peter Lang”. A lo que parece es de ámbito internacional y posee un elaborado marketing. Estoy a la espera de que me llegue información más detallada por el correo ordinario, tal como me comunican con un e-mail.
el 16 de septiembre del 2011 a las 11:59
La noticia es buena, no dejes pasar la oportunidad. Como dices, esa firma es de ámbito internacional y sus ediciones se propagan como la luz…¡Felicidades!
Lo importante es comenzar, después, una vez entablada la relación en la que debe primar la seriedad por ambas partes, todo será escribir y publicar…después vendrán las promociones y las ventas.
¡Suerte! amigo, que el recorrido sea largo y satisfactorio.
el 22 de septiembre del 2011 a las 7:07
Repasando algunas intervenciones, vuelvo a considerar por enésima vez lo de las generaciones en frío o en caliente.
¿La actividad en el vacío, que es la base del resto, se realiza en frío o en caliente? ¿El movimiento libre de esa materia-energía oscura hipotética podría suponer una alta temperatura, o sólo cuando sus elementos chocan entre sí? Sin embargo la producción de elementos a partir de la espuma cuántica es constante. ¿Esos miniagujeros o partículas se produjeron una vez por todas o se siguen creando en el interior de las estrella? ¿No existe la producción directa desde la espuma cuántica?
Más bien podría pensarse que el calor de una estrella sea la consecuencia de la actividad cuántica. Y sea como fuere la pruducción en esos hornos a alta presión y temperatura, seguirán produciendo miniagujeros negros estables. Pese a ser controvertido.
El premio novel Gerard ‘t Hooft opina que los agujeros negros no existen. Según su teoría cuántica de la gravedad, esas singularidades no pueden darse en la forma que se dice. Su simetría temporal no casa con este tipo de objetos. Pudiera ser que los agujeros negros sólo sean “monstruos” de materia sin cualidades distintas a cualquier otra. Ellos son la excepción, pero su estructura interna puese ser equivalente al condensado centro de una partícula.
Saludos para todos y para todas.
el 22 de septiembre del 2011 a las 10:07
Está claro amigo mío que, cuando nos topamos con los agujeros negros, sentimos como nuestros pies están encima de arenas movedizas que se hunden si no salimos corriendo. Tal es el escenario real de nuestros conocimientos en relación a esos objetos, a los que, tan sólo hemos llegado a conocer de manera parcial.
Porque, ¿que hay dentro de la Singularidad? ¿En qué clase de materia se convirtió aquella ordinaria que la estrella entregó al A.N. para que la llevara al límite de la compresión? Sabemos de qué están compuestas las estrellas enanas blancas y las de Neutrones. Sin embargo, en los Agujeros Negros, nos quedamos a medias y sólo podemos hablar de lo que pasa en su exterior y de las consecuencias dee su presencia en cualquier lugar del Universo. Todo lo demás, es un enigma y, quizá Gerard ´t Hofft, se pueda referir a eso cuando dice que no existen esos monstruos estelares. Sería más preciso decir que no hemos llegado a conocerlos bien.
Una cosa está clara, cada uno de nosotros nos enfrentamos a un misterio: Nacemos en este universo, crecemos, estudiamos, trabajamos, nos enamoramos y, al final de nuestras vidas, nos tenemos que enfrentar con la muerte, es decir, que somos seres de corta duración que nos replicamos para poder continuar la obra hace tanto tiempo emprendida por aquellos de los que aquí hemos hablado tantas veces, y, sin embargo, a pesar de todo ese trabajo…, como ha quedado claro en alguna otra página de este Blog, no seremos los que, finalmente, recogeremos la cosecha de lo sembrado, sino que, nuestros sacrificios y los esfuerzos, irán a manos extrañas que, construídas por nsootros mismos, nos sucederán.
Ante tal situación, por fuarza, nos tenemos que preguntar: ¿Cuál es la naturaleza del universo y cuál es nuestra situación en él? ¿Cuál es el sentido del universo si es que lo tiene? ¿Con qué propósito nos trajo a nosotros aquí? Claro que, llegados a este punto, pudiera ser que, todo se deba a una cuestión del Azar. Sin embargo, aunque así sea, no quita para que nos podamos preguntar: ¿Quiénes somos y que sentido tiene nuestras vidas?
La Ciencia ha tratado de contestar a todas esas preguntas, toda vez que, el objeto principal de los científicos ha sido desde siempre saber cómo y por qué se creó el universo y la materia que contiene y, por supuesto, cómo se creó la vida.
El Físico Steven Weinmberg nos dice que el proceso del universo es un proceso que no tiene significado: las leyes de la física no ofrecen propósito discernible para el ser humano. “Creo que no hay ningún significado que pueda ser descubierto por el método científico, dijo en una entrevista. “Lo que hasta ahora hemos encontrado es, un universo impersonal que no está dirigido particularmente hacfia el ser humano, es lo que vamos a seguir encontrando. Y cuando hayamos encontrado las leyes definitivas (si al fin lo hacemos) de la naturaleza, serán unas leyes frías, impersonales”.
Bueno, ¿No era el tema de los agujeros negros y otros? Algunas veces…, le tendré que preguntar a mi Mente porque escoge esos caminos impensados…¿Será una llamada de alguna parte?
Un saludo amigo
el 5 de febrero del 2012 a las 14:54
¡Hola! Pastor Ángel, me ha guatsdo mucho la presentación que hace del número cero, aunque a veces pensamos: ¿es este circulito cerrado realmente un número? hay que echarle imaginación -o mojo- como dice usted. Es el temido ¡te voy a poner un cero! que nos decía la profe cuando no estudiabamos, pero creo que el cero corre veloz hacia lo grande, es el principio, yo lo comparo con el fracaso, que andando el camino se vuelve éxito.El cero pertenece a la posición de “apagado” pero si giramos el botón a la derecha la luz se enciende.¡La luz del Espíritu Santo le guie Siempre!Saludos.