Sep
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¿A donde nos lleva la IA?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Hacia el futuro ~ Comments (15)
He dado muchas vueltas a la IA y a la consciencia de los seres vivos. Las conclusiones a las que he podido llegar son que el pensamiento consciente debe involucrar componentes que no pueden ser siquiera simulados adecuadamente por una mera computación; menos aún podría la computación por sí sola, provocar cualquier sentimiento o intención consciente. En consecuencia, la mente debe ser realmente algo que no puede describirse mediante ningún tipo de términos computacionales. Sin embargo, noticias que llegan de nuevos descubrimientos te hacen dudar de hasta dónde podrán llegar esos “seres” artificiales creados por el hombre.
Investigadores europeos están desarrollando un software que dará a los robots la capacidad de aprender cuándo una persona está triste, feliz o enfadada. El proyecto Feelix Growing está uniendo sencillos robots que pueden detectar diferentes parámetros (expresiones faciales, voz y cercanía) para determinar estados emocionales. El objetivo del proyecto es desarrollar un robot que pueda servir a los humanos con necesidades especiales, como los enfermos y los ancianos mediante redes neuronales adaptables, el robot puede aprender la manera correcta de responder a las emociones de la gente a partir de la experiencia. Por ejemplo, si alguien tiene miedo, el robot puede aprender a cambiar su comportamiento para parecer menos amenazante. Si alguien parece feliz, el robot puede tomar nota mental (¿positrónica, espintrónica…?) de lo que logró esa respuesta. Y si alguien parece enfadado o solitario, puede darle una palmadita en la espalda, ofrecerle una bebida fuerte y decir: “No te preocupes, te mereces a alguien mejor”. Sólo podemos esperar que no se hayan olvidado de las tres leyes de Asimov.
Bien es verdad que no tenemos una comprensión científica de la mente humana. Sin embargo, esto no quiere decir que el fenómeno de la consciencia deba permanecer fuera de la explicación científica. Ya se están buscando caminos científicos para dar esa explicación del misterio más profundo (seguramente) del Universo. Y, a pesar de no conocer a fondo nuestra mente, ya estamos tratando de incorporar, a mentes artificiales lo poco que de ella sabemos. ¿No será una temeridad?
La comprensión es, después de todo, de lo que trata la ciencia; y la ciencia es mucho más que la mera computación mecánico-electrónica. Sin embargo, parece que la realidad desmiente estos pensamientos y, podría llegar el momento en el que, la Inteligencia Artificial alcance niveles preocupantes al dotar, a esos “seres” artificiales de pensar por sí mismos y, si me apuran, hasta de tener sentimientos.
¿Cuál es el campo de acción de la ciencia? ¿Son solamente los atributos materiales de nuestro Universo los que son abordables con sus métodos, mientras nuestra existencia mental debe quedar para siempre fuera de su alcance? ¿O podríamos llegar algún día a una comprensión científica adecuada del profundo misterio de la mente? ¿Es el fenómeno de la consciencia humana algo que está más allá del dominio de la investigación científica, o podrá la potencia del método científico resolver algún día el problema de la propia existencia de nuestro yo consciente?
Sí, tenemos la facultad de meditar profundamente y, a través de esas meditaciones alcanzar un estadio de mayor “consciencia” y comprensión, un estado tal que, nos puede llevar a una conexión tan real con el Universo que es como si viajáramos fuera de este mundo para visitar, ese otro mundo hecho de pura luz donde podríamos encontrar la sabiduría que necesitamos.
Creo que se avecina un cambio importante, y, nuestros cerebros que forman parte del mundo material del Universo, tiene un ingrediente que aún no hemos llegado a comprender. Incluso con nuestra limitada comprensión actual de la naturaleza de este ingrediente ausente en nuestro saber, sí podemos empezar a señalar donde debe estar dejando su huella, y como debería estar aportando una contribución vital a lo que quiera que sea en que subyacen nuestros sentimientos y acciones conscientes.
Una visión científica del mundo que no trate de entender en profundidad el problema de la mente consciente no puede tener pretensiones serias de compleción. La consciencia es parte de nuestro Universo, de modo que cualquier teoría física que no le conceda un lugar apropiado se queda muy lejos de proporcionar una descripción auténtica del mundo.
Claro que, todo conocimiento científico es un arma de dos filos. Lo que realmente hacemos con nuestro conocimiento científico es otra cuestión. Tratemos de ver dónde pueden llevarnos nuestras visiones de la ciencia y la mente.
Pensemos que incluso en aquellos países afortunados donde hay una paz próspera y una libertad democrática, los recursos naturales y humanos son malgastados de formas aparentemente absurdas. ¿No es ésta una clara muestra de la estupidez general del hombre? Aunque creemos representar el pináculo de la inteligencia en el reino animal, esta inteligencia parece tristemente inadecuada para manejar muchos de los problemas a los que nuestra propia sociedad nos obliga a hacer frente.
Esta simple escena, en algunos lugares, resulta una maravilla
Pese a todo, no pueden negarse los logros positivos de nuestra inteligencia. Entre dichos logros se encuentran nuestras impresionantes ciencia y tecnología. En realidad, algunos de estos logros son alto cuestionables a largo (o corto) plazo, así lo atestiguan múltiples problemas medioambientales y un genuino temor a una catástrofe mundial inducida por las nuevas tecnologías traídas de la mano por nuestra moderna sociedad (aquí mismo, en éste foro, nos hicimos eco del temor de muchos sobre las consecuencias que podría traer el LHC).
Pero, no podemos mirar para otro lado sin ver que, nuestras tecnologías no sólo nos proporcionan una enorme expansión del dominio de nuestro yo físico sino que también amplia nuestras capacidades mentales mejorando en gran medida nuestras habilidades para realizar muchas tareas rutinarias. ¿Qué pasa con las tareas mentales que no son rutinarias, las tareas que requieren inteligencia genuina?
A veces me pregunto si podrían ser los Robots la respuesta. ¿No existe la posibilidad completamente diferente de una enorme expansión de una capacidad mental, a saber, esa inteligencia electrónica ajena que apenas está empezando a emerger de los extraordinarios avances en tecnología de ordenadores? De hecho, con frecuencia nos dirigimos ya a los ordenadores en busca de asistencia intelectual.
¿No os parece sorprendente que, de mecanismos como este podamos obtener información imposible por nuestros propios medios?
Hay muchas circunstancias en las que la inteligencia humana sin ayuda no resulta nada adecuada para prever las consecuencias probables de acciones alternativas. Tales consecuencias pueden quedar mucho más allá del alcance del poder computacional humano; así pues, cabe esperar que los ordenadores del futuro amplíen enormemente este papel, en donde la computación pura y dura proporcione una ayuda incalculable para la inteligencia humana.
Pero ¿no cabe la posibilidad de que los ordenadores lleguen finalmente a conseguir mucho más que todo esto? Muchos expertos afirman que los ordenadores nos ofrecen, al menos en principio, el potencial para una inteligencia artificial que al final superará a la nuestra. Una vez que los robots controlados por ordenador alcancen el nivel de “equivalencia humana”, entonces no pasará mucho tiempo, argumentan ellos, antes de que superen rápidamente nuestro propio y exiguo nivel. Sólo entonces, afirman estos expertos, tendremos una autoridad con inteligencia, sabiduría y entendimiento suficientes que sea capaz de resolver los problemas de este mundo que ha creado la humanidad pero que no sabe ni está capacitada para regular en la adecuada forma.
Avanzamos en tecnología y no sabemos erradicar la inmigración del hambre
A todo esto señalan el rapidísimo crecimiento exponencial de la potencia de los ordenadores y basan sus estimaciones en comparación entre la velocidad y precisión de los transistores, y la relativa lentitud y poca sólida acción de las neuronas. De hecho, los circuitos electrónicos son ya más de un millón de veces más rápido que el disparo de las neuronas en el cerebro (siendo la velocidad de aproximadamente 109 segundos para los transistores y de 103 segundos para las neuronas, y tienen una exactitud cronométrica y una precisión de acción que de ningún modo comparten las neuronas.
El Chip Intel Pentium tiene más de tres millones de de transistores en una “rodaja de silicio” del tamaño aproximado de una uña del pulgar, capaz cada uno de ellos de realizar 113 millones de instrucciones por segundo.
Pueden apreciarse aquí, con el objetivo de 40x, las tres capas de células nerviosas que integran la corteza cerebelosa:capa molecular, capa de céula de Purkinje y capa granular. Nótese la diferente densidad y tamaño de las neuronas de cada una, destacando los grandes somas de las células de Purkinje, apreciables a mayor aumento en otra microfotografía (zona encuadrada en rojo)
Si hiciéramos caso de las afirmaciones más extremas de los defensores más locuaces de la IA, y aceptáramos que los ordenadores y los robots guiados por ordenador superarán con el tiempo (quizá en relativo poco tiempo) todas las capacidades humanas, entonces los ordenadores serían capaces de hacer muchísimo más que ayudar simplemente a nuestras inteligencias. Podríamos entonces dirigirnos a estas inteligencias superiores en busca de consejo y autoridad en todas las cuestiones de interés; ¡y finalmente podrían resolverse los problemas del mundo generados por la humanidad!
Pero parece haber otra consecuencia lógica de estos desarrollos potenciales que muy bien podría producirnos una alarma genuina. ¿No harían estos ordenadores a la largo superfluos a los propios humanos? Si los robots guiados por ordenador resultaran ser superiores a nosotros en todos los aspectos, entonces ¿no descubrirían que pueden dirigir el mundo sin ninguna necesidad de nosotros? La propia humanidad se habría quedado obsoleta. Quizá si tenemos suerte, ellos podrían conservarnos como animales de compañía, incluso podrían exhibirnos en museos para recordar a sus creadores.
Yo, como he dejado claro otras veces. Soy partidario de pensar que, una cosa es la Inteligencia Artificial y otra muy distinta es el pensamiento consciente, muy superior a aquella que trabaja sólo con los datos suministrados previamente, sin el poder de repentizar una solución que no esté en su programación. ¿Llegarán los robots algún día a pensar por sí mismos, como ahora lo hacemos nosotros?
La cuestión no es nada sencilla y plantea muchas variantes de entre las que, así, de momento, podríamos exponer aquí las siguientes:
- Todo pensamiento es computación; en particular, las sensaciones de conocimiento consciente son provocadas simplemente por la ejecución de computaciones apropiadas.
- El conocimiento es un aspecto de la acción física del cerebro; y si bien cualquier acción física puede ser simulada computacionalmente, la simulación computacional no puede por sí misma provocar conocimiento.
- La acción física apropiada del cerebro provoca conocimiento, pero esta acción física nunca puede ser simulada adecuadamente de forma computacional.
- El conocimiento no puede explicarse en términos físicos, computacionales o cualesquiera otros términos científicos.
Materia, energía, luz… para llegar a ser conscientes
Está claro que adentrarnos aquí a ciertas profundidades del pensamiento, no parece adecuado ni al momento ni al lugar, sin embargo, debemos pensar en que, la propia materia parece tener una existencia meramente transitoria puesto que puede transformarse de una forma en otra. Incluso la masa de un cuerpo material , que proporciona una medida física precisa de la cantidad de materia que contiene el cuerpo, puede transformarse en circunstancias apropiadas en pura energía (según E=mc2) de modo que incluso la sustancia material parece ser capaz de transformarse en algo con una actualidad meramente matemática y teórica.
De todas las maneras, por mi parte, me quedo con el punto tercero de los enumerados anteriormente, es un punto de vista más operacional que el anterior, puesto que afirma que existen manifestaciones externas conscientes (por ejemplo, cerebros) que difieren de las manifestaciones externas de un ordenador: los efectos externos de la consciencia no pueden ser correctamente simulados por un ordenador (creo).
¿Permite la Física actual la posibilidad de una acción que, en principio, sea imposible de simular en un ordenador? La respuesta no está completamente clara, sin embargo, según creo, es que tal acción no computacional tendría que encontrarse en un área de la física que está fuera de las leyes físicas actualmente conocidas.
Claro que, en este simple comentario, no queda claro quien será el vencedor final: Fisicalismo frente a Mentalismo. Seremos tan estúpidos como para poder crear máquinas que nos superen en inteligencia hasta el punto de que puedan dominarnos.
Ahí queda la pregunta flotando en el aire.
emilio silvera
el 29 de febrero del 2012 a las 11:06
Bueno, la Inteligencia Artificial, nos llevará tan lejos que, de momento, ni haciendo alarde de la mejor imaginación, podemos decir hasta dónde. En el futuro (no muy lejano, por cierto), lo que conocemos como I.A. nos dará tántas sorpresas que, tendremos motivos reales para el asombro y la maravilla. ¡Máquinas que piensan! ¿Máquinas que pueden, por sí mismas, avanzar en sus conocimientos! ¡Máquinas que, según dicen algunos, podrán llegar a tener sentimientos! Si todo eso es así (como parece que será), dónde quedará la Humanidad, que papel podremos jugar en un mundo en el que los robots tendrán una “primacia” en muchos aspectos.
Pensadlo.
el 29 de febrero del 2012 a las 11:32
¿La artificialidad será la naturalidad evolucionada? No lo creo. Lo artificial no podrá nunca llegar a ser como lo biológico, por muchos aspectos. Quizás una mera reproducción, pero no más.
Saludos, Emilio.
el 29 de febrero del 2012 a las 11:41
De la misma manera, pienso yo. Siempre me revelé contra la predicción de que un robot pudiera llorar de verdad, otra cosa es que pueda imitar que está llorando pero, sin llegar a sentir ese sentimiento profundo que provoca que las lágrimas se nos escapen.
Creo que lo artificial es eso, simplemte artificial que, podrá estar más o menos perfeccionado pero, artificial al fin y al cabo. En lo artificial subyace el principio básico de la frialdad de sentimientos que están ausentes y, siendo así, nunca serán igualables a los humanos, es decir, a lo NATURAL.
Yo, en relación a lo Artificial en el ámbito de la computación, robótica, etc., lo veo todo como un medio de poder construir máquinas que hagan todo aquello que nosotros, los humanos, estamos incapacitados para poder hacer y, el espacio exterior, será un buen motivo para que eso sea así.
El futuro que nos espera, aparte de lo que lo artificial pueda significar en el ámbito de la Tierra, el verdero lugar de acción de lo artificial, estará en el Espacio Exterior, en los largos viajes espaciales que nosotros, como humanos y criaturas naturales que somos, estamos impedidos de realizar ya que, los tiempos requeridos para ciertas empresas, van en contra de nuestras posibilidades-
Un saludo cordial.
el 29 de febrero del 2012 a las 21:55
Los robots tienen su mérito, pero a la hora de ser evaluados atento su capacidad de sentir (fueren emociones como miedo, ó sentimientos tales como amor u odio) se revelan como ineficaces, cualquiera sea el tipo de programación embebida en ellos.
En mi opinión, cuando seamos capaces de desarrollar organismos con cualidades que conjuguen las humanas y las robóticas, PERO EXENTOS DE PROGRAMACIÓN DETERMINISTA, entonces y solo entonces daremos el siguiente paso en la escala evolutiva.
Hace algunos años, en el M.I.T. se realizó un experimento con una matriz neuronal artificial vinculada a un brazo robótico y una cámara. Resultados sorprendentes fueron logrados sin mediar programación ad-hoc. Procuraré encontrar la referencia.
Atentamente…
el 1 de marzo del 2012 a las 7:07
Hola, Adolfo:
Recuerdo bien ese experimento que comentas y que me impactó en su momento. Creo que llevas razón en lo que dices y que las cosas deben dar un gran giro para que, de verdad, todo esto camine en la correcta dirección hacia el futuro.
Un cordial saludo.
el 29 de febrero del 2012 a las 23:36
Este tema ya se ha tratado en este mismo blog más de una vez; generalmente casi todos piensan que los robots nunca podrán llegar a tener nuestra condición; pero temo que pasan por alto un pequeño detalle; cuando alguna vez alcancen el raciocicinio, el conocimiento de su yo y tengan sentimientos (Que de todo ello muy posiblemente solamente falte tiempo), ya no seran meras máquinas; en realidad estaremos hablando de una nueva especie inteligente y sensitiva tanto como nosotros e incluso con el tiempo más si atendemos a su gran capacidad de aprendizaje y su poco desgaste.
Y para más “inri” hacia los detractores de la idea, debo manifestar que en mi opinión, en un futuro aún lejano, existirán varias especies inteligentes; unas biológicas, otras mecánicas y hasta otras con mezcla de ambas.
¿Nos apostamos algo?
el 1 de marzo del 2012 a las 15:48
Ingeniería genética, nanotecnología, ciencia de materiales, electrónica, pienso, tendrían que darse la mano para potenciar las capacidades humanas y dar lugar a un símil de los Borg (Ref.: universo Star Trek); claro que, no tan grotescos y antidemocráticos como estos.
Atentamente…
el 1 de marzo del 2012 a las 23:55
Kike, estoy de acuerdo con tu último párrafo absolutamente. Pero eso no significa que las mecánicas (o las híbridas) fuern a ser como las biológicas en la cuestión emocional. Serían meras simulaciones. ¿Crees que un robot que no pudiera envejecer -aunque me vayas a decir que sí podrán envejecer-, sentiría la vida igual que un ser biológico? Creo que no has reflexionado bien sobre eso…
Para cuando la respuesta a esa apuesta se dé, no nos quedará pelo 😉
Saludos.
el 3 de marzo del 2012 a las 18:39
Hola K.C.
Esas posibles nuevas especies no creo que “sintieran” su vida a semejanza nuestra, pero eso no obviaría su certeza de vida real. Sabes que aún hoy en día no nos hemos puesto de acuerdo en definir correctamente a lo que se considera vida; tanto vive una alcachofera como Bill Gates por ejemplo, y ciertamente hay alguna diferencia. En otro artículo de este blog se habla sobre ello, sacando a relucir la famosa frase de “pienso, luego existo”.
Si el principal parámetro para que se pueda definir a un ser vivo (Por supuesto hablando de vida superior),es el pensamiento (no necesariamente con los mismos condicionantes humanos), habría que aceptar que la inteligencia artificial llegará a convertirse en un ente vivo superior, pues prácticamente en la actualidad ya existen aparatos que pueden pensar, aunque de manera rudimentaria, así que imagínate de lo que serán capaces dentro de digamos mil años.
Pero más importante que el pensamiento creo que es la autopercepción, el comprender un individuo donde se encuentra, diferenciándose de su entorno; ese conocimiento del yo posiblemente marque la verdadera diferencia, ya que eleva al ente de la masa de seres vivos convirtiéndole en un ser que además de pensante,posee al menos algo de consciencia; lo que a su vez supongo que desencadenará toda una gama de aptitudes mentales como puedan ser los sentimientos, aunque para tener sentimientos no se necesita de mucha capacidad mental.
Y la puerta de la consciencia supongo que se abre tras alcanzar el ente cierto poder de raciocinio, lo que sería una mera etapa de la mente en cualquier caso, y de alcance seguro para todos los seres que lleguen a cierto nivel de pensamiento.
Y no tienen porqué ser analogos a nosotros; pueden ser muy diferentes y aún así poseer una vida tan profunda y válida como la nuestra.
No sé si me he explicado bien; estoy algo espeso.
Saludos cordiales.
el 1 de marzo del 2012 a las 7:16
¿Con que jugando con ventaja ¡eeeeh!?
El panorama que pintas está cantado y sólo es cuetión de tiempo de que esté aquí entre nosotros. La Ciencia en ese sentido sólo puede hacer una cosa ¡crecer! y, muchas veces al pensar en ese imparable crecimiento en el campo de la robótica, puede dar algo de miedo el pensar en qué derroteros caminará esa explosión futurista que se nos viene encima a más velocidad de la que muchos pueden imaginar.
No cuesta mucho trabajo imaginar lunas de nuestro Sistema Solar como Io o Titán con Instalaciones inmensas alrededor de las cuáles pululan “personajes” de metal que conducen vehículos y manejan todo tipo de máquinas en explotaciones diversas. En esas cuestiones más difíciles o imposibles para los humanos, nos llevarán siempre ventaja y serán ellos, los que siempre vayan por delante en la exploración espacial, abriendo camino y asegurando las plazas nuevas abiertas en nuevos mundos.
También aquí, en la Tierra, proliferarán estos “personajes” electrónicos de mentes empintrónicas o positrónicas que, estarán capacitados ¡para tántas cosas! que a nsootros nos están vedadas.
Es una historia fascinante la que nos espera en el futuro y, nuestros descendientes podrán convivir con ellos y, si tenemos el talento suficiente, lo harán en paz.
Un saludo amigo.
¡Ah! de Apuesta Nada de Nada.
el 2 de marzo del 2012 a las 0:18
Buenas!
A mi se me ocurre… ¿que sucedería el día que los robots se den cuenta de que tal vez, ellos también posean conciencia?. ¿Sería un despertar de sus propios pensamientos y sentimientos?, adquirirían de este modo el poder razonar desde sus propios medios y ejecutar decisiones por ellos mismos?.
Bueno, mientras sean conscientes de sus propios actos, hasta podríamos vivir en sociedad 🙂
Saludos cordiales amig@s.
el 4 de marzo del 2012 a las 0:59
¡La Vida Artificial! Vida al fin y al cabo y, como bien dice más arriba Kike, llegará un momento (si seguimos el camino emprendido) en el que, la vida artificial se abrirá paso con mucha fuerza en nuestro futuro (creo) relativamente cercano. Ya tenemos rudimentarios robots que nos limpian el polvo de la casa y, a no tardar mucho, plancharán y harán la comida y, de ahí, a las etapas siguientes…sólo un paso.
Cuando estos “seres” artificiales alcancen esa percepción del YO a la que Kike se refiere, habrán alcanzado también la mayoría de edad como “especie” artificial y, convivirán con nosotros casi de tu a tu. Esos son los tiempos que se avecinan y que, según creo, son, más que imparables, irremediables, toda vez que, los humanos necesitamos de “ellos” para que hagan aquello que por nosotros mismos no podemos.
Vida orgánica, vida artificial, ¿vida mixta? Seguramente también surgirán los Ciborg (organismos cibernéticos) que será la tercera raza aquí en la Tierra del futuro.
¡Una locura!
el 11 de septiembre del 2012 a las 9:57
Habitualmente se dice que los ordenadores son “tontos”. Los “listos” somos los que los usamos.
Mi idea de la consciencia, que ya he expuesto en alguna ocasión, es, que se trata del centro de sentir de la vida y si apuramos mucho, del primitivo “sentir” de la materia. Qué se diría de una consideración así:
Ser significa movimiento, pero no un movimiento simple sino complicado. Qué podría se la consciencia: ese “ser” en la forma que es, más simple o más complejo. Para que algo sea, más simple o más complejo, “ha de saberse así mismo” como la forma en que es. ¿Hay alguna otra forma de que los seres puedan ser autónomos?
¿Pero qué es…?
Un resultado por el que los seres y la vida pueden actuar de una forma relativamente independiente, con arreglo a su complejidad. Nos sentimos conscientes porque eso es lo que somos, de lo contrario no seríamos nada. ¿Y qué es el ser?, lo que es “por si mismo”.
Luego se plantea el misterio: por qué soy yo precisamente el que está aquí y ahora, y en esta mia particular: Porque la posibilidades de ser son ilimitadas, y cualquiera será antes o después. Según dicen algunos, hasta nos repetiremos en el tiempo y el espacio de forma indefinida e ilimitada. Las copias no sería del todo exactas, digo yo, porque de lo contrario siempre estaríamos en las mismas.
Para explicar lo que somos, podría pensarse en algo que se inserta desde fuera, como lo que expresamos con el concepto alma, pero la incognita no haría sino cambiar de huesped.
Si no se entiende lo que digo, no hay de qué preocuparse, que en el fondo yo tampoco acabo de entenderlo.
Saludos.
el 11 de septiembre del 2012 a las 13:01
La neurona es “infinitamente” más compleja que un transistor o un circuito integrado por muy complejo que pueda ser. Por ahora no se vislumbra como el comportamiento de la neurona, con su inmesa red de conexiones posibles, pueda fusionarse o adaptarse, con la capacidad consecuente, a un “organismo” electrónico que no es má que una burda, pero muy burda, imitación, de algo que sea vivo. Le falta “categoría y linaje”.
La consciencia de un ordenador por muy cuántico que sea, solo sería un efecto muy fragmentario, nada consistente para equipararlo con lo que llamamos vida. Ahora bien si, se pudiese implantar a la máquina un cerebro completo como su unidad de mando otra cosa sería. ¿Pero como conexionarlo para que la unión con la maquina fuera tan eficiente como un conjunto vivo? Por muy completa que fuese dicha conexión con las partes mecánicas y electrónica, sería tan pobre, casi, en comparación, como hacerlo con una pidra. De qué estaríamos hablando, de mienbros injertados de mayor potencia de ejecucuión, de sistemas visuales, de digestión,… Y dónde estaría la genética para hacer que ese conjunto como tal se autoreplicara. O cómo se vestiría de tales prendas la parte biológica ¿Como el cangrejo ermitaño su concha?
No es por agorero ni quitar las esperanzas, que son lo último que se pierde, pero pasará mucho tiempo para que el resultado no deje de ser una chapuza, si es que pudiera conseguirse. Una aproximación, pero muy aproximada, ya casi sería factible hoy. Implantes cocleares o de otro tipo en el cerebro, o mienbros robotizados. Pero donde va a parar.
Solemos confundir el avance tecnológico, algo bien distinto, que crea esas maravillas de “vida mecánica” y que no dejan de ser utensilios, con esos otros futuribles, de hipotética vida, para la que se requiere de una intervención de la naturaleza que nos aventaja en sabiduria como mínimo en miles de millones de años.
Si al cabo ese sueño fuese posible, como casi todo lo que podemos crear vendría a ser como “un arma de dos filos”, pues su integracion con la naturaleza ni siquiera sería como un injerto, sino como algo trasplantado que la naturleza no reconoce y habremos de mantener como “encajado” porque no se corresponde. Si los pros y los inconvenientes vinieran a ser parejos, su utilidad en conjunto sería bien poca.
Pero seamos optimistas. La ciencia nos lo irá diciendo.
el 12 de septiembre del 2012 a las 22:45
Un intesantísimo artículo documentado sobre el origen de los Atlantes, en esta dirección:
http://mundos-i-reales.blogspot.com/2009/04/las-planchas-grabadas-de-ur.html