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¡La Conciencia!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (17)

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Charles Sherrington

Muchos han sido los que han querido explicar lo que es la consciencia.  En 1.940, el gran neurofisiólogo Charles Sherrington lo intentó y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la consciencia. Unos pocos años más tarde también lo intentaron otros, y antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la consciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos para alcanzar una respuesta:

“Suponemos que un proceso físico da comienzo en un objeto visible, viaja hasta el ojo donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan. Esta concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.

La conciencia, de alguna manera, está conectada con el universo

Está claro que en lo más profundo de esta consciencia que no conocemos, se encuentran todas las respuestas planteadas o requeridas mediante preguntas que nadie ha contestado. Para poder llegar a esos conocimientos tan profundamente escondidos dentro de nosotros, debemos observar la Naturaleza que, habiendo logrado traernos hasta aquí, a partir de la materia “inerte”, es la que, contiene todos y cada uno de los datos que nos dirán lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

En variadas oportunidades he mencionaba el cosmos y la gravedad junto con la consciencia y, en realidad, con más o menos acierto, lo que estaba tratando era hacer ver que todo ello es la misma cosa: universo-galaxia-mente. Nada es independiente en un sentido global, sino que son partes de un todo y están estrechamente relacionados.

       Sí, todo el universo infinito está dentro de nuestras mentes, allí debemos buscar

Una galaxia es simplemente una parte pequeña del universo, nuestro planeta es una mínima fracción infinitesimal de esa galaxia, y nosotros mismos podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, todo forma parte de lo mismo, y aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras.

El Secreto

Algunos buscan incansables una conciencia planetaria, algo que en este mundo no hay. Sólo algunas mentes parecen estar preparadas, o, mejor predispuestas para lograr tal estadio de comprensión “humana” que englobe a todos los demás como sus hermanos. El resto…Ya lo estamos viendo. La única conciencia que para ellos prima es la suya particular que, es cambiante y acomodaticia a sus propios intereses.

 

Tener la capacidad de fundirse con la Naturaleza, sentirse parte de ella. ¡Si supiéramos utilizar el poder la Mente! Si podemos llegar, por fín, a lograr que todas nuestras mentes trabajen al unísono, como una sóla mente, entonces, amigos míos, seguramente, miraremos hacia atrás y, nos sonreiremos al ver, como en otros tiempos pasados erámos tan simples, tan poco evolucionados que, inconscientes, llegamos a cometer actos de los que ahora, en ese futuro, ni queremos recordar.

Uno de los grandes errores que cometemos es, creernos los únicos seres inteligentes del planeta, y, ¡estamos tan equivocados!

Después de millones y millones de años de evolución, se formaron las consciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad, que podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.

CHACRAS EN LOS NIÑOS

Ya recrean imágenes mentales para recordar su inmediato pasado

La consciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. Como mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su forma más desarrollada, una capacidad lingüística.

Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos, y aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que de momento los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el universo.

[cerebro-artificial.jpg]

 

 

Sí, sabemos algo sobre lo que ahí reside, sin embargo, presentimos, intuimos, que es mucho más lo que esconde. No hemos podido acceder a ello y, es tal su complejidad que, hasta el Universo parece más fácil de descifrar que nuestras mentes. ¡Qué maravilla es esa!

Si eso es así, resultará que después de todo no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y sólo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. Para entonces sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del universo que ahora presentimos.

El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso, y que desde este punto de vista puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo. ¿Por qué no podría, la materia evolucionada hasta sus últimas consecuencias formar un ente pensante, consciente, generador de pensamientos y que, con unn poder mental de enormes energías futuras, pudiera conectar con su origen en las estrellas.

Puede ser verdad que, el poder de la Mente, al menos de momento, sólo sea virtual y, de esa manera, simplemente con el pensamiento pueda, en todo instante, realizar cualquier cosa que podamos pensar. Sin embargo, ¿será lo mismo mañana? Yo, por si acaso, no lo aseguro.

La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la física y en la química se suelen explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al menos en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo, ambos niveles de descripción), el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente).

La fuente que mana

El agua, fuente de vida y, nuestras mentes que lo saben, se alegran ante imágenes que, como esta, crean ecosistemas, Naturaleza viva

En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros (el cerebro), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes.

Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales. En suma, deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.

Ninguna descripción, por prolija que sea, logrará nunca explicar claramente la experiencia subjetiva. Muchos filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto. Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactoria, bastaría para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color. Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro tipo, bastará nunca para que una persona daltónica consiga experimentar un color.

 

Pensemos por un momento que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: el cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que para hacer la descripción empleáramos.

La mente humana es tan compleja que no todos ante la misma cosa vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere. De entre diez personas, sólo coinciden tres, los otros siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.

 

Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío para decidir. Sin embargo, la misma prueba realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: físicos, matemáticos, químicos, etc, hace que el número de coincidencias sea más elevado; más personas ven la misma respuesta al problema planteado. Esto nos sugiere que la mente está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.

¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance? ¿O es de alguna manera posible, romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?

el gran conflicto

Sí, algún día pudiéramos llegar a llorar por no haber sabido comprender

La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en este campo del conocimiento complejo de la mente, y como en la física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia, y aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya que con nuestro quehacer podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.

Una cosa sí está clara: ninguna explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno real de lo que la propia mente pueda sentir.

¿Qué puede hacer la Ciencia, aparte de seguir creciendo?

“Tenemos que saber, sabremos” Así están esculpidas estas proféticas palabras en la Tumba de Hilbert en Gotinga (Alemania)

emilio silvera


  1. La conciencia según Emilio Silvera. « Simbiotica's Blog, el 17 de octubre del 2010 a las 12:26

    […] “¡La conciencia!”. Excelente artículo que puede leerse aquí. […]

 

  1. 1
    Alejandro Alvarez Silva
    el 17 de octubre del 2010 a las 11:57

    Muy buen artículo. Felicitaciones. Saludos:
                                                  Alejandro Álvarez

    Responder
  2. 2
    kubera
    el 24 de octubre del 2010 a las 20:40

    El dilema de la conciencia nace de una confusión generalizada en occidente, en donde confundimos el estado consciente e inconsciente de la mente, con la conciencia, que según oriente, es otro organo diferenciado del ser humano, conocido como el conocedor interno, el testigo, el observador, y que tiene que ver con la  capacidad de darnos cuenta de las cosas. Un  modo sencillo de demostrar que no es la mente la que se da cuenta, es cuando somos capaces de tomar conciencia de un pensamiento que se esta produciendo en el tiempo presente-aqui-ahora, y despertar en nosotros la cualidad y calidad de ese pensamiento, sin que sea la mente quién toma conciencia de ello, sino ese aspecto CONCIENCIA, que habita en todo ser humano. Esta confusión generalizada ha llevado a la ciencia, por sus condicionamientos mecanicistas heredados de la cultura cartesiana en la que vivimos, a tratar de hallar en  la mente la conciencia, como si esta fuera unicamente una función de la mente con sus procesos bioquimicos, como si la conciencia pudiera localizarse en un area del cerebro, como si esta fuera a la mente humana, como el motor a un coche. Y la conciencia no opera de ese modo. Además no es mecanica, no es lineal, es holografica, atemporal, no pertenece a un ambito espacial.
    Esta confusion viene produciendose en multiples ambitos y grupos humanos, pero especialmente en aquellos que no han dedicado tiempo a vivenciar empiricamente a traves de disciplinas de investigación intrapersonal, el despertar de esta cualidad humana.

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 25 de octubre del 2010 a las 9:16

      Interesante punto de vista.

      Responder
  3. 3
    Ignacio C. Ignoscere
    el 6 de enero del 2011 a las 22:48

    La conciencia, ¿funciona mejor “con””ciencia”?.

    Responder
  4. 4
    Ignacio C. Ignoscere
    el 7 de enero del 2011 a las 0:47

    Corrección: La conciencia, ¿funciona mejor “únicamente” “con””ciencia?.

    Responder
    • 4.1
      nelson
      el 7 de enero del 2011 a las 17:52

      Hola muchachada.
       
      Hola estimado Ignacio.
      Creo que uno de los problemas del científico clásico, es la concentración inevitable en la particularidad del objeto de su estudio; la enorme y puntillosa dedicación a su estudio y análisis, para lograr develar su lógica, interpretar su funcionamiento, descifrar su esencia. Ello debe ir en detrimento de su atención a otras áreas del conocimiento; incluso de su entorno social.
      Aunque esto sería en todo caso, una generalidad, con las correspondientes excepciones.
      Saludos cordiales.

      Responder
  5. 5
    emilio silvera
    el 7 de enero del 2011 a las 9:32

    Amigo Ignacio, como la misma palabra indica: “conciencia”, es tener sentido de “algo”, ser consciente, y, si la ciencia está presente, quiere decir que el estado de consciencia puede hacer funcionar a la “conciencia” con un mayor conocimiento de causa.
    De todas las maneras y, referido al plano cotidiano de la vida, la conciencia, funciona a través de los sentimientos y, desde luego, éstos se sienten dependiendo de cada persona y, no es extraño encontrar casos en los que, alguien que está imbuido de “ciencia” tenga menos “conciencia” que otro que alejado de la ciencia, tenga una conciencia más desarrollada para ciertas situaciones.
    De todas las maneras, no es fácil contestar a tu pregunta. La conciencia debería funcionar mejor con ciencia pero, no siempre ocurre así en la realidad.
    Bueno, es al menos lo que creo (claro que todo depende de lo que estimemos que la conciencia es).
    Un saludo cordial.

    Responder
  6. 6
    Ignacio C. Ignoscere
    el 8 de enero del 2011 a las 1:14

    Amigo Nelson y Emilio, de más está decir que dichocpor cada uno de ustedes me aclara enormemente los conceptos y, para agregar algo al tema tratado, mi conclusión momentánea sobre la conciencia es que, siempre es preferible tener conciencia siempre con la ciencia de faro, solo como faro, y no como algo simbólico que se debe idolatrar.

    Saludos cordiales!

    Responder
  7. 7
    Zephyros
    el 8 de enero del 2011 a las 4:41

    Está claro Ignacio que la ciencia no es el objetivo ni el fin buscado; es la forma, el método o herramienta que más nos acerca al entendimiento de la realidad palpable. De simbólico no tiene nada y más que faro es nave que nos permite avanzar con paso firme hacia el conocimiento, entendimiento y en definitiva, por qué no, la supervivencia de una especie.
     
    Al hilo de esto último propondría al autor del blog un tema de debate sobre cómo sería la Humanidad sin ciencia, dónde nos encontraríamos si esas magníficas mentes que nos han hecho progresar hasta nuestros días no hubieran existido.
     
    Saludos y feliz año nuevo!

    Responder
    • 7.1
      emilio silvera
      el 8 de enero del 2011 a las 14:43

      Estimado amigo, el reto ha sido aceptado y, ahí dejo el Debate.

      Responder
    • 7.2
      Ignacio C. Ignoscere
      el 8 de enero del 2011 a las 15:16

      Muy buen debate propueso por el amigo Zephyros, si te agrada más lo de ciencia como una nave que nos permite avanzar con paso firme hacia el conocimiento, pues está muy bien, y me gusta lo que has dicho, pero una nave sin rumbo específico no creo que llegue a buen puerto, por lo tanto me quedo con lo del f y, que ese faro guíe adecuadamente a esa nave, para que llegue en definitiva, por qué no, a la supervivencia de una especie.

      Sigamos con el tema en el debate que ha puesto a disposición el querido Emilio

      Responder
  8. 8
    Ignacio C. Ignoscere
    el 8 de enero del 2011 a las 18:56

    Evidentemente el faro al cual hacía referencia es la misma conciencia, pero, la conciencia inevitablemente debe utilizarse con ciencia; la ciencia es una nave y el faro es el que mantiene el rumbo, pero como el circulo debe cerrarse, para que funcione un faro se necesita de la ciencia y, solo así nos dará su luz.

    Abrazos!

    Responder
  9. 9
    josé luis
    el 26 de junio del 2011 a las 15:34

    Querido Emilio, Bastante interesante el presente trabajo, para mi existen dos conceptos totalmente diferentes en “conciencia” y consciencia”
    Saludos desde México

    Responder
  10. 10
    emilio silvera
    el 27 de junio del 2011 a las 5:51

    Amigo José Luis, no se hasta donde quieres llegar pero, tener conciencia y ser consciente (como dices) no siempre van de la mano. Además, hay algunos que se las arreglan para anular (en lo que les interesa) esa conciencia que, en un principio, “todos” tenemos.
    De todas las maneras, aquí hablamos de la conciencia en general y para destacar ese “gran adorno” de nuestra especie que, por medio de esa posibilidad mental, podemos llegar hasta donde otros seres vivos no pueden.
    Un saludo.
     

    Responder
    • 10.1
      Ignacio C. Ignoscere
      el 1 de marzo del 2012 a las 15:25

      Hola don Emilio, recapitulando lo que una vez hemos conversado sobre la conciencia, y dejando transcurrir el tiempo, tanto ahora como antes, sigo pensando que la conciencia, no solo es una cualidad de nuestra especie, otros seres vivos deben poseerla creo yo, tal vez no tan aprovechada como lo hacemos nosotros gracias a nuestro raciocinio.
      Pero es que al fin y al cabo, no es la conciencia la que nos da a entender que somos todos y todo, el Universo?.

      Saludos cordiales estimado amigo, me alegra ver que la web sigue en pleno crecimiento hacia el conocimiento.

      Responder
  11. 11
    KC
    el 2 de marzo del 2012 a las 0:07

    Al hilo de lo que comenta Emilio en la entrada sobre los colores, dejaría un artículo que he leído hoy.

    http://bit.ly/Am3NkO

    Saludos.

    Responder

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