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El Principio antrópico, el gato de Schrödinger: Física
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Sin categoría ~ Comments (20)
El físico Alan Harvey Guth dijo francamente:
“El principio antrópico es algo que la gente propone si no pueden pensar en algo mejor que hacer.”
Para Richard Feynman, el objetivo de un físico teórico es “demostrarse a sí mismo que está equivocado en cuanto sea posible”. Sin embargo, el principio antrópico es estéril y no puede ser refutado. Weinberg dijo: “aunque la ciencia es claramente imposible sin científicos, no está claro que el universo sea imposible sin ciencia.
El debate sobre el principio antrópico (y por consiguiente sobre Dios) estuvo en letargo durante muchos años, aunque fue reactivado recientemente por la función de onda del universo de Hawking. Si Hawking está en lo cierto, entonces existen en realidad un número infinito de universos paralelos, muchos de ellos con diferentes constantes físicas. En algunos de ellos, quizá los protones se desintegran con demasiada rapidez, o las estrellas no pueden fabricar los elementos pesados por encima del hierro, o el Big Crunch tiene lugar demasiado deprisa porque su densidad crítica sobrepasa en mucho a la ideal y no da tiempo a que pueda comenzar la germinación de la vida, y así sucesivamente. De hecho, un número infinito de estos universos paralelos están muertos, sin las leyes físicas que puedan hacer posible la vida tal como la conocemos.
En tal universo paralelo (el nuestro), las leyes de la física eran compatibles con la vida que conocemos. La prueba es que nosotros estamos aquí para tratar esta cuestión. Si esto es cierto, entonces quizá no haya que invocar a Dios para explicar por qué la vida, por preciosa que sea, es posible en nuestro universo. Sin embargo, esto reabre la posibilidad del principio antrópico débil, es decir, que coexistimos con nuestros universos muertos y que el nuestro sea el único compatible para vida.
La segunda controversia estimulada por la función de onda del universo de Hawking es mucho más profunda y, de hecho, aun está sin resolver. Se denomina el Gato de Schrödinger.
La teoría cuántica, recordémoslo, afirma que para todo objeto existe una función de onda que mide la probabilidad de encontrar dicho objeto en un cierto punto del espacio y del tiempo. La teoría cuántica afirma también que nunca se conoce realmente el estado de una partícula hasta que se haya hecho una observación. Antes de que haya una medida, la partícula puede estar en uno de entre una diversidad de estados, descritos por la función de onda de Schrödinger. Por consiguiente, antes de que pueda hacerse una observación o medida, no se puede conocer realmente el estado de la partícula. De hecho, la partícula existe en un estado ultramundano, una suma de todos los estados posibles, hasta que se hace una medida.
Cuando esta idea fue propuesta por primera vez por Niels Bohr y Werner Heisemberg, Einstein se revolvió contra ella. “¿Existe la luna sólo porque la mira un ratón?”, le gustaba preguntar. Según la teoría cuántica, en su más estricta interpretación, la Luna, antes de que sea observada, no existe realmente tal como la conocemos. “La Luna puede estar, de hecho, en uno cualquiera de entre un número infinito de estados, incluyendo el estado de estar en el cielo, de estar explotando, o de no estar allí en absoluto. Es el proceso de medida que consiste en mirarla el que decide que la Luna está girando realmente alrededor de la Tierra”. Decía Einstein con ironía.
Edwin Schrödinger, autor de la ecuación con su función de onda, se disgustó con estas interpretaciones de su ecuación. Para demostrar lo absurdo de la situación creada, Schrödinger colocó un gato imaginario en una caja cerrada. El gato estaba frente a una pistola, que está conectada a un contador Geiger, que a su vez está conectado a un fragmento de uranio. El átomo de uranio es inestable y sufrirá una desintegración radiactiva. Si se desintegra un núcleo de uranio, será detectado por el contador Geiger que entonces disparará la pistola, cuya bala matará al gato.
Para decidir si el gato está vivo o muerto, debemos abrir la caja y observar al gato. Sin embargo, ¿cuál es el estado del gato antes de que abramos la caja? Según la teoría cuántica, sólo podemos afirmar que el gato esta descrito por una función de onda que describe la suma de un gato muerto y un gato vivo.
Para Schrödinger, la idea de pensar en gatos que no están ni muertos ni vivos era el colmo del absurdo, pero la confirmación experimental de la mecánica cuántica nos lleva inevitablemente a esta conclusión. Hasta el momento, todos los experimentos han verificado, favorablemente, la teoría cuántica.
La paradoja del gato de Schrödinger es tan extraña que uno recuerda a menudo la reacción de Alicia al ver desaparecer el gato de Cheshire en el centro del cuento de Lewis Carroll: “Allí me verás”, dijo el Gato, y desapareció, lo que no sorprendió a Alicia que ya estaba acostumbrada a observar cosas extrañas en aquel lugar fantástico. Igualmente, los físicos durante años se han acostumbrados a ver cosas “extrañas” en la mecánica cuántica.
Existen varias maneras de abordar esta dificultad de lo incomprensible en mecánica cuántica. En primer lugar, podemos suponer que Dios existe. Puesto que todas las “observaciones” implican un observador, entonces debe haber alguna “conciencia” en el universo. Algunos físicos como el premio Nobel Eugene Wigner, han insistido en que la teoría cuántica prueba la existencia de algún tipo de conciencia cósmica universal.
La segunda forma de tratar la paradoja es la preferida por la gran mayoría de los físicos en activo: ignorar el problema.
El físico Richard Feynman dijo en cierta ocasión:
“Creo que es justo decir que nadie comprende la mecánica cuántica. No siga diciéndose a sí mismo, si puede evitarlo, “¿pero cómo puede ser así?” porque usted se meterá “hasta el fondo” en un callejón sin salida del que nadie ha escapado. Nadie sabe como puede ser eso.”
De hecho, a menudo se ha dicho que de todas las teorías propuestas en el siglo XX, la más absurda es la teoría cuántica. Algunos dicen que la única cosa que la teoría tiene a su favor es que “es indudablemente correcta”.
Sin embargo, existe una tercera forma de tratar esta paradoja, denominada teoría de los muchos universos. Esta teoría (como el principio antrópico) no gozó de mucho favor en la última década, pero está siendo revitalizada por la función de onda del universo de Stephen Hawking.
Existe un principio de la física denominado Navaja de Occam, que afirma que siempre deberíamos tomar el camino más sencillo posible e ignorar las alternativas más complicadas, especialmente si las alternativas no pueden medirse nunca.
Para seguir fielmente el consejo contenido en la navaja de Occam, primero hay que tener el conocimiento necesario para poder saber elegir el camino más sencillo, lo que en la realidad, no ocurre. Nos faltan los conocimientos necesarios para hacer las preguntas adecuadas.
Hugo Everett, Bryce DeWitt y ahora Hawking (también otros), han propuesto la teoría de los universos múltiples. En unos universos los protones se desintegran antes haciendo inestable la materia, en otros, el átomo de uranio se desintegra mediante un proceso sin radiaciones, y en otros universos las constantes universales que existen en el nuestro, son totalmente diferentes y no dan posibilidad alguna para la existencia de seres vivos. Está claro que cualquier variación que en principio pudiera parecer sin importancia, como por ejemplo la carga del electrón, podría transformar radicalmente nuestro universo.
Como apuntó el físico Frank Wilczek:
“Se dice que la historia del mundo sería totalmente distinta si Helena de Troya hubiera tenido una verruga en la punta de su nariz.”
Hasta el momento, se han celebrado varias conferencias internacionales sobre la función de onda del universo. Sin embargo, como ocurre en la teoría de supercuerdas, las matemáticas implicadas en la función de onda del universo, parecen estar más allá de la capacidad de cálculo que cualquier humano en este planeta pudiera resolver, y tendríamos que esperar años antes de que aparezca un individuo genial que pudiera encontrar una solución rigurosa a las ecuaciones de Hawking.
emilio silvera
* Principio en virtud del cual todo el universo observable debe ser como es, en lugar de ser de otra manera, pues de otra forma no nos sería posible observarlo. Hay principio antrópico débil y principio antrópico fuerte. Volver
el 4 de septiembre del 2009 a las 14:30
Las cosas son como son y no como queremos que sean
el 4 de septiembre del 2009 a las 22:09
Hola Emilio:
Con el gato de Schrödinger creo que se han pasado. La materia oscura y la casi totalidad de la materia del Universo existe sin necesidad de observador alguno.
Un abrazo. Ramon Marquès
el 18 de febrero del 2011 a las 10:31
Hola amigo Ramon,
Interesante conjetura la suya, sin embargo, si el mismo Universo fuera poseedor de conciencia, en tal caso sería tal vez un observador de sí mismo y, de las muchas cosas que existen en él.
Un abrazo.
el 18 de febrero del 2011 a las 12:23
Ya que Ignacio que parece bucear en el blog cosa que me parece bien, ha sacado este tema sólo quería comentar a lo que dice Ramón que el principio de Incertidumbre ahí está y de momento no ha habido forma de burlarlo, sin embargo la materia oscura todavía no se ha detectado ni se sabe qué es. lo digo porque usa la existencia de algo hipotético para sentenciar sobre algo bastante asentado…
Los fenómenos y curiosidades cuánticos y las paradojas relativistas, darían mucho de qué hablar… verdad Emilio? 😉
el 18 de febrero del 2011 a las 13:06
Pues sí, estimado Zephyros, me siento muy agusto buceando por el blog del amigo Emilio, como si estuviera en ese océano de Higgs del que tanto se habla…
En cuánto a este gatito de Schrödinger que, se le han ocurrido meterlo en una imaginaría caja; que no se lo vea al ocultarlo no significa que no seamos conscientes de que este allí dentro, como tampoco, que el mismo felino sea consciente de estar atrapado, aunque no sea consciente de que lo apunta un arma y su vida corre peligro…
Saludetes! 😉
el 18 de febrero del 2011 a las 15:31
Ignacio, lo que piense el gato da igual; el ejemplo está hecho para que nosotros veamos la aparente disfunción para nuestro pensamiento, ya que mientras el felino estuviera encerrado, nunca sabriamos si está vivo o muerto, y las dos suposiciones serían igual de ciertas hasta que se demostrase una; el observador determina el estado cuántico del “gato”, vivo o muerto, que es lo mismo que ocurre si observamos una partícula subatómica; con nuestra observación obligamos a esa particula a manifestarse, pero antes de la observación se encuentra realmente en dos situaciones diferentes “al mismo tiempo”. Con eso se quiso hacer un símil de la relatividad cuántica, que es como es, nos guste o no; creo que es un misterio aún el hecho de que un simple observador consiga que la materia cuántica modifique su comportamiento, ya que parece denotarse de ello conexiones extrañas y desconocidas.
Saludos.
el 18 de febrero del 2011 a las 18:54
Amigo Kike, justamente lo que piense ese gato no da igual; porque el gato no tiene la facultad de pensar, en su balanza de la conciencia, está ausente el razonamiento, por este motivo lo tiene desequilibrada, al poseer solamente el instinto, aunque ese instinto le dice a su conciencia que se encuentra atrapado en una caja. Si tuviera razonamiento sabría que el arma podría causarle la muerte.
Entonces lo que determine que ese gatito este vivo o muerto, es la conciencia del observador que lo ha puesto en esa caja, a mi entender, lo que da igual es verlo o no, ya que en nuestra conciencia se sabe lo que puede suceder si esa arma se dispara, el solo hecho de saberlo y ser consciente de eso es lo que determina la vida o muerte del felino, o en el caso de la materia, la modificación de su comportamiento.
Saludos.
el 18 de febrero del 2011 a las 19:45
El poner a un gato en una caja, no quiere decir, que en el espacio de esa caja el tiempo deje de transcurrir, por lo tanto la vida o muerte de ese gato es posible, tanto dentro como fuera del mismo.
Saludotes!
el 18 de febrero del 2011 a las 19:46
¡Que manía con el gatito!.
Parece que olvidas que con el gato de Schrödinger lo único que se intentaba es que la gente comprendiera el principio de incertidumbre de Heisenberg, (Bueno, en realidad quería precisamente ridiculizar esa idea),por el que en la física de partículas no es posible determinar la posición y el momento lineal de las partículas, ya que al ser observadas interferimos en su estado (Una no completa explicación sería que para poder ver algo se necesita luz, y un solo fotón modifica aunque sea mínimamente a la partícula). Emilio lo explica arriba bastante claro.
Deja el gato (no sea que te arañe), y cámbialo por una pelota; si la pistola se dispara, revienta la pelota, así que nunca sabremos si la pelota está entera o reventada hasta que abramos la caja.
Como comenta Zephiros, este tema daría para hablar largo y tendido, porque en realidad, y según decía Feynman, creo que no lo comprendemos completamente nadie aún; nos lo impide nuestro determinismo, que está profundamente arraigado en nuestros pensamientos.
Saludos y….no se te olvide sacar a pasear al gato…jejeje.
el 18 de febrero del 2011 a las 20:06
Amigo Kike, es que me gustan los gatitos y, como hoy justamente, “me pareció ver un lindo gatito” es que me puse hablar tan entusiasmado del tema. En cuanto a determinar la posición y el momento lineal de las partículas, como bien dices para ver algo se necesita luz, pero tal vez lo que interese más es porque medio esa luz viaja y, quizá por ese motivo ese solo fotón modifica de tal o cual manera a la partícula.
Ya he dejado de ver al lindo gatito, eso no significa que no esté por ahí cazando algún ratoncillo, aunque no vea que lo esté haciendo.
Saludos!
el 6 de abril del 2014 a las 13:07
Buenos dias Kike leyendo estas antiguas entradas,veo que comprendes bien la fisica cuantica!! no tan solo el observador modifica….el compartamiento de la materia cuantica…la puede trasformar…determina la posicion creando realidad….hace que el observador con su simple observacion cambie el comportamiento de la particula…pero tambien si el observador es conciente de ese istante….puede alterar las caga de esa particula y crear otro estado de la materia.
Un saludo
el 18 de febrero del 2011 a las 20:21
Hola Emilio, hola a todos:
Yo entiendo que una partícula para que materialice su función onda lo que requiere es que se encuentre con el receptor adecuado, entonces se produce el colapso de onda y su correspondiente materialización (comportamiento como materia, antes no se comportaba como tal). Y así coincido con el pensamiento de Einstein al respecto cuando decía algo así como que la luna no necesitó de un perro que la observara para existir. Y coincido con Kike que lo que quería Schrödinger con lo del gato era precisamente ridiculizar la idea.
Un abrazo. Ramon Marquès
el 18 de febrero del 2011 a las 20:59
Olvidaos del gato, tal y como dice kike es simplemente un ejemplo para explicar y poder medio-entender la “realidad” del mundo cuántico. El día que se encuentre un fotón o un electrón con bigotes y que haga miauuuu!!! entonces podremos preocuparnos si el electrogato o fotogato tiene conciencia o no.
La ecuación de Schrödinger es una ecuación diferencial cuya solución es una función de onda. Esa función de onda depende de unos parámetros que son los llamados números cuánticos y no todos los valores son permitidos como pasa en el átomo de Bohr, eso implica que no está permitida cualquier función de onda para una partícula. Curiosamente su cuadrado da la probabilidad, o distribución de probabilidades, para que se den determinados valores como por ejemplo la posición, siendo más probable localizar los electrones en determinados orbitales.
Es verdad que probablemente entender la mecánica cuántica sea similar a entender un espacio de n dimensiones (n>3), probablemente inalcanzable para nuestras mentes tridimensionales. Eso no quita que podamos manejarlas matemáticamente. Y es que siendo esta una ecuación no deducida teóricamente, el resultado experimental es impresionante para cualquier caso propuesto y hay que rendirse a la evidencia aunque no la veamos. Y es que después de todo el aparato matemático que subyace detrás la ecuación y las funciones de onda que se obtienen como solución describen muy bien el mundo de lo muy pequeño o subatómico. Le guste a Einstein o no (que por cierto se convirtió en uno de los padres de la cuántica cuando explicó el efecto fotoeléctrico.
No le busquéis tres pies al gato…. tiene lo menos cinco 🙂
el 18 de febrero del 2011 a las 21:09
Muy buenas amigo Zephyros, las ecuaciones y las matemáticas se las dejó a ustedes para que jueguen con los números, yo me divierto más jugando con un gatito, me despido por hoy, voy a ver si vuelvo a ver al lindo gatito a ver que está haciendo…
Saludos cordiales!
el 18 de febrero del 2011 a las 21:58
Hola muchachada.
Cómo no va a ser difícil para personas que, como yo, tenemos la mente “cuadriculada”, decimal, cartesiana, euclidiana, entender la Física Cuántica, si para un físico como Schrödinger, que no era ningún negado (Premio Nóbel de Física, 1933), era inaceptable el concepto de superposición de estados, defendido por gigantes como él, de la talla de Bohr, Heisemberg, Born, que sostenían que en realidad las entidades cuánticas solo existían en un superposición de estados con una probabilidad de ocurrencia para cada uno y que solamente se materializaban en algo real cuando se realizaba –por medio de un observador inteligente- una observación de la entidad cuántica; en ese preciso momento y no antes, afirmando que la función de onda colapsaba en un valor determinado, el cual tenia una cierta probabilidad de ocurrencia; o sea que la función de onda no colapsa en un estado determinado hasta tanto un observador inteligente hiciera una medición u observara lo que pasa.
Por eso imaginó la historia del gato, planteando la situación paradojal de si el gato era o no un observador inteligente, puesto que entonces era necesario afirmar que el gato estaba vivo y muerto, simultáneamente, hasta que un observador abriera la caja, cosa absolutamente absurda, y más aún, al integrar al observador al sistema (gato, caja, observador), ¿ no era entonces necesario un nuevo observador externo para que la función de onda colapsara? Sin embargo aquellos estaban acertados.
Obviamente hoy sabemos que eso no pasa con “los gatos”, pero en el mundo infinitamente pequeño de las partículas elementales, todas las evidencias experimentales indican que sí, aunque nos resulte descabellado, y nuestra cabeza se resista a comprenderlo.
Saludos cordiales para tod@s.
el 19 de febrero del 2011 a las 1:11
Entonces a la pregunta de Punset ¿Cual será la última pregunta científica que quedaría sin respuesta …?
Era un concurso que por cierto quedo por diferentes causas sin respuesta.
En fin mas bien es una excusa para saludarle y desearle lo mejor.Por supuesto trasladar el vacio que sentimos en APOD de sus inapreciables y siempre esperados comentarios.
Por supuesto respetamos su decisión sea la que sea.
Reciba un cariñoso saludo de una declarada seguidora de su sabiduria y conocimientos.Paz
el 19 de febrero del 2011 a las 10:46
Estimada “anadelagua” (María José), me produce una gran alegría tu visita por este lugar que, con nobleza y, sobre todo, sin envidias, compartimos todos los amigos que, de manera distendida y sin polémicas estériles, podemos charlas y exponer nuestros pensamientos sobre la materia que en ese momento tratemos, y, cada cual, según su buen parecer. La armonía y la buena educación es lo que aquí impera teniendo un fuerte concepto del respeto hacia los demás.
Esa pregunta a la que te refieres: “Cuál sería la última pregunta que quedaría sin respueta” Seguramente será imposible de formular, ya que, según la dinámica de la ciencia, cada día se descubren nuevas maravillas y secretos de la Naturaleza que antes, no sabíamos ni que existían, y, dichos descubrimientos, nos dan la posibilidad de hacer nuevas preguntas, toda vez que ese nuevo saber lleva consigo un montón de nuevas preguntas, y, de esa manera, siempre estaremos en una sucesión interminable de conquistar nuevos conocimientos = a poder formular nuevas preguntas, es decir, nunca existirá esa última pregunta que podríamos formular. Con cada nuevo conocimiento sólo hemos conseguido la llave para poder abrir la puerta detrás de la cual se encuentra otra respuesta que, a su vez, nos llevará a otras tantas preguntas.
Muchas veces, no preguntamos por el simple hecho de que no tenemos el conocimiento necesario para formular esa pregunta. Hace 150 años, ¿quién preguntaría por un agujero negro?. Así resultan ser las cosas en estos temas que tanto nos fascinan y, tenemos que reconocer, que cargamos sobre nuestros hombros una inmensa carga de ignorancia de la que, poco a poco, nos podemos ir liberando a medida que alcanzamos a descubrir algunos de los secretos que la Naturaleza mantiene bien escondidos en las profundidades de nuestras mentes faltas de evolución.
¿La pregunta última? No hay pregunta última, siempre quedarán otras muchas pendientes de formular.
No sabes, querida amiga, cuanto siento que se haya producido ese vacío al que haces referencia. Y, considerando que no ha sido por mi gusto, también me paro a pensar que no a todos les ha producido vacío, sino que, mi ausencia, les ha podido servir de regocijo, la envidia es mala consejera.
En APOD tengo muchos amigos (entre los que te cuento) y, como ocurre siempre, muchos detractores que, aportar no aportan nada y, sin embargo, estaban todo el tiempo tratando de coger un “fallo” para sacarlo a la luz, y, esa situación durante dos o tres años, llega a cansar, toda vez que, allí realizaba un trabajo de divulgación y procuraba dejar lo mejor de mí y de mi extensa biblioteca y fichero. Mis desvelos desinteresados eran (así lo creía) para el bien de aquellos que, deseaban saber, y, sin embargo, muchos que no sabían, se dedicaron a criticar de manera injusta.
Cansado de tal situación, y, viendo que, en algunos ataques muy pocos de los habituales salieron a defender la injusticia, decidí ausentarme sin más, ya que, entablar una batalla que, nunca sería positiva para aquel lugar ni para nadie, no era una opción.
Así las cosas, vuelvo a repetir que siento mi ausencia por aquellos que, cada día, esperaban mis palabras con ansiedad (así lo consfesaron muchos) y, por mi parte, me alegraba de que, mis comentarios (propios o de fuentes ajenas, pero siempre relacionados con el tema tratado o relacionado), sirvieran para que algunos, disfrutaran aprendiendo cosas nuevas.
La mediocridad es una lacra y lleva a los envidiosos a comportamientos que, para las personas normales son difíciles de comprender.
Querida amiga, te envio un saludo muy cariñoso y, desde luego, sabes que aquí tienes tu casa, donde siempre tendrás abierta la puerta que te dará acceso a un lugar mágico lleno de Galaxias y mundos, de partículas subatómicas y de seres que, el universo ha creado con la facultad de pensar.
Te esperamos siempre.
el 19 de febrero del 2011 a las 1:19
¡Anda!
No había visto los coment…Saludos chicos…ja,ja,ja…¡Que bueno !
el 28 de enero del 2013 a las 2:48
Muy buenos dias a todos
Definitivamente el tema es sumamente interesante, la fisica cuantica siempre deja un espacio para reflexionar sobre sus misterios…
Un saludo
el 28 de enero del 2013 a las 4:50
¡Hola, amigo Josue!
Desde luego que sí. Cuando nos sumergimos en los misteriosos caminos cuánticos, el asombro y la maravilla aparecen ante nosotros que, podemos “ver” esa fantasía-real, de un mundo macroscópico que, siendo tan diferente de este nuestro cotidiano, en realidad, es el aquel el conforma a este.
¡Cómo cambian las cosas cuando se profundiza en ellas! Incluso parecen otras muy distintas de las que parecen ser. Cuando comprobamos que todo lo que nos rodea está formado por átomos que, en realidad, son espacios vacíos en más del 90 por ciento, no podemos contener el asombro que tal verdad nos produce, ya que, ante nuestros ojos, todo parece sólido y firme gracias a los campos magnéticos que crean los electrones alrededor de los núcleos.
Cuando batimos las palmas de las manos para aplaudir, éstas chocan y hacen ruido, precisamente por esos campos magnéticos que crean los electrones, de otra manera, las manos se entrecruzarían y pasarían la una a través de la otra, o, si nos apoyáramos en una pared, ésta no podría soportarnos y caeríamos al otro lado.
Es es, por ejmplo, una consecuencia de la mecánica cuántica.
Saludos cordiales.