Feb
17
¿Hasta dónde llegaremos?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (4)
La intuición natural y la habilidad experimental de Faraday hicieron avanzar enormemente el estudio de todos los fenómenos electromagnéticos. De él es, precisamente, el concepto de campo que tanto juego ha dado a la física.
Sin embargo, para desarrollar una teoría consistente del electromagnetismo se necesitaba un científico distinto: Faraday era hábil experimentador con enorme intuición, pero no sabía expresar matemáticamente lo que descubría, y se limitaba a contarlo. No hubo que esperar mucho, ni salir de Gran Bretaña para que un científico adecuado, un escocés de nombre James Clerk Maxwell (1.831 – 1.879), hiciera acto de presencia.
Maxwell desarrolló las matemáticas para expresar una teoría del magnetismo-electricidad (o al revés) que sentó las bases físicas de aquel fenómeno y contestaba a todas las preguntas de los dos aspectos de aquella misma cosa, el electromagnetismo. En sus ecuaciones vectoriales estaban todos los experimentos de Faraday, que le escribió una carta pidiéndole que le explicara, con palabras sencillas, aquellos números y letras que no podía entender.
Pero además, Maxwell también contribuyó a la física estadística y fue el primer director del Laboratorio Cavendish, unido de manera indisoluble a la física de los siglos XIX y XX (y también al de biología molecular) con sede en Cambridge.
Su conjunto de ecuaciones de, o en, derivadas parciales rigen el comportamiento de un medio (el campo electromagnético) que él supuso “transportaba” las fuerzas eléctricas y magnéticas; ecuaciones que hoy se denominan “de Maxwell”. Con su teoría de campo electromagnético, o electrodinámica, Maxwell logró, además, unir electricidad, magnetismo y óptica. Las dos primeras, como manifestaciones de un mismo substrato físico, electromagnético, que se comporta como una onda, y la luz, que es ella misma, una onda electromagnética, lo que, en su tiempo, resultó sorprendente.
Más de ciento treinta años después, todavía se podía o se puede apreciar la excitación que sintió Maxwell cuando escribió en el artículo Sobre las líneas físicas de la fuerza, 1.861 – 62, en el que presentó esta idea: “Difícilmente podemos evitar la inferencia de que la luz consiste de ondulaciones transversales del mismo medio que es la causa de los fenómenos eléctricos y magnéticos.”
Todo aquello fue posible gracias a las bases sentadas por otros y a los trabajos de Faraday como experimentador infatigable, que publicaba sus resultados en artículos y los divulgaba en conferencias en la sede de la Royal Institution londinense. Todos estos artículos y conferencias fueron finalmente publicados en el libro que llamaron Philosophical transactions de la Royal Society, y Experimental researches in chemistry and physics (Richard Taylor y William Francis, Londres, 1.859; dos grandes científicos unidos por la historia de la ciencia que nos abrieron puertas cerradas que nos dejaron entrar al futuro).
Repasando hechos pasados, no puedo dejar de pensar en nuestra presencia aquí, y, me pregunto con frecuencia sobre la maravillosa secuencia de nuestra aparición en este planeta azul.
Los átomos y moléculas de las que estamos formados, es probable que sean comunes a organismos de cualquier otro lugar del universo. Pero la manera específica en que estas moléculas se juntan y las formas específicas y fisiológicas de los organismos terrestres pueden ser sumamente diferentes de lo que es corriente en nuestro planeta, a consecuencia de sus diferentes historias evolutivas.
Cuando tratamos de considerar cuáles han de ser las estrellas a estudiar y examinar buscando posibles señales de radio dirigidas a nosotros desde planetas lejanos, generalmente se presta más atención a estrellas semejantes a nuestro Sol, alegando, con razón, que la búsqueda e investigación deben iniciarse con un tipo de estrella en la que sepamos con certeza que hay vida (la estrella que tiene un sistema planetario y que en uno de sus planetas ha surgido la vida, la única conocida, es nuestro Sol). De esta manera, se buscan signos de vida inteligente en estrellas como (y parecidas a) la nuestra. El proyecto Ozma fue el primer intento para buscar señales de radio en las estrellas Tau Ceti y Épsilon Eridani, ambas estrellas con masa, radio, edad y composición muy parecidas a las de nuestro Sol.
Pero limitar la búsqueda a una exclusividad de este tipo de estrellas sería un error. Hay estrellas con menos masa y luminosidad que la de nuestro Sol que tienen existencias más antiguas, y por tanto evolucionadas en un mayor grado. Estas estrellas diminutas o “enanas” K y M pueden tener miles de millones de años más que el Sol.
Si suponemos que cuanto más larga sea la vida de un planeta, más inteligentes serán (por evolución) los organismos que en él se han desarrollado, entonces debemos dirigir nuestra atención a las estrellas no sólo G, sino también a las K y M, evitando el impulso ególatra de que la única vida existente en el universo, por fuerza, será como la nuestra. ¡Un error enorme!
Es verdad que este tipo de estrellas con planetas a su alrededor, podría objetarse que son mundos más fríos que la Tierra, y que la vida en ellos es menos probable. Claro que este diagnóstico parte de un error muy común en nosotros; pensamos en un tipo de vida similar o muy parecido al nuestro, y además, al ser las estrellas más pequeñas, generan una fuerza de gravedad menor y los planetas están mucho más cerca del Sol que los de nuestro sistemas solar, con lo cual, puede que la cercanía equilibrase la balanza y no los haga tan fríos como creemos. En realidad, en el cosmos existen muchas más estrellas K y M que estrellas G.
Carl Sagan, enamorado de todos estos problemas del universo, nunca descartaba nada. Decía que la mayor parte de la vida surge en los planetas y allí reside. Sin embargo, se preguntaba:
“¿Acaso pudiera ver organismos que habitan en las profundidades del espacio interestelar, superficies o interiores de estrellas, o incluso otros objetos cósmicos incluso más exóticos?”
Es tan difícil responder a esa pregunta como a tantas otras que, con nuestra actual ignorancia, es imposible dar respuesta. Si evolucionamos hasta seres de pura energía, podríamos estar en cualquier parte del universo.
Los seres vivos tal y como los conocemos, necesitan de la materia para reproducirse y, por lógica, se deben asentar en aquellos lugares que, estando presente la energía, puedan reproducirse en un tiempo prudencial y adecuado a la especie de que se trate, y acorde con la complejidad del individuo que está surgiendo a la vida.
Claro que no podríamos negar y sí imaginar organismo desarrollándose en planetas con atmósferas que lentamente vayan alejándose en el espacio, permitiendo que los organismos se adapten gradualmente a unas condiciones cada vez más duras, hasta llegar a la adaptación total de un medio interestelar. Seres así podrían vivir casi en cualquier parte del universo.
Lo más probable, sin descartar nada, será una especie diferente de organismo interestelar mucho más posible: seres inteligentes de planetas parecidos al nuestro, pero que han trasladado su campo de actividad al volumen mucho más vasto del espacio interestelar.
Los seres, en nuestro lejano futuro tecnológico, deberán poseer capacidades que hoy en día ni siquiera podemos imaginar. Es verdad que el hombre moderno (nosotros), es casi idéntico al hombre de hace 50.000 años. Sin embargo, cuando pasen algunos millones de años, todo será distinto. Aparecerán nuevas formas humanas evolucionadas por pequeñas y paulatinas mutaciones encaminadas a sobrevivir en otros medios.
No puedo dudar de que tales sociedades futuras deberán dominar la materia y la energía de las estrellas y de las galaxias, y tendrán la sabiduría suficiente para explotar la radiación y la energía de los agujeros negros para ponerla a su servicio.
Pensemos en el largo viaje que unos organismos hicieron para evolucionar del mar a la tierra firme. Ahora esos organismos que tienen su origen en las profundidades marinas, sólo se sientes “en casa” en la tierra, su nuevo medio conquistado a través de mil peripecias y peligros. De la misma manera, en el futuro, dejaremos la tierra firme para habitar en enormes ciudades volantes por las profundidades del universo, e innumerables mundos serán poblados con sociedades nuevas que llenarán de ruidos el ahora silencioso universo.
¡Quién sabe!
Las maravillas del universo son inagotables, y muy lentamente tenemos acceso a ellas. Hay lugares con tres soles de distintos colores: amarillo (como el nuestro), azul y verde, o blanco y rojo. Hay dos que casi se están tocando, sólo los separa una ligera y brillante materia cósmica que parece pura luz. Hay un mundo que tiene miles de lunas, y no muy lejos de él brilla un Sol que no es mayor que nuestro planeta Tierra. He podido ver un núcleo atómico de 3.000 m de diámetro que gira 160 veces por segundo. Hay soles que se desplazan por el universo a velocidades enormes y bacterias que escapan de las galaxias y vagan por el cosmos hasta encontrar un planeta donde instalarse. Las nubes de gas y polvo inundan los espacios entre las galaxias, y después de girar durante miles de millones de años, se juntan y forman nuevas galaxias de estrellas y planetas.
También, quién sabe, pueden existir lugares fuera de nuestro universo (algunos científicos así lo creen).
Para nosotros, insignificantes criaturas de una grandeza enorme, el universo resulta pavoroso. Pero también fascinante y maravilloso. ¡Qué paradoja!
¿Cómo puede algo dar miedo y placer o fascinación al mismo tiempo?
Pues así es. Nos produce miedo su enormidad y nuestra ignorancia. Nos produce placer lo que vamos descubriendo y fascinación los misterios que encierra y a los que nuestra curiosidad y osadía no resiste la necesidad de desvelar.
No parece que nuestra evolución sea debida a senderos evolutivos predeterminados que conducían infaliblemente, desde formas simples, a lo que somos, al hombre; más bien, la evolución procede de un modo convulsivo, sin un plan determinado, y la mayor parte de formas de vida conducen a callejones sin salida en la evolución. Así se han extinguido tantas, y continuarán extinguiéndose. Esperemos que no estemos en la lista.
En realidad, somos el producto de una larga serie de accidentes biológicos. En la perspectiva cósmica no tememos razones de pero para pensar que seamos los primeros, que seremos los últimos o los mejores.
Sin embargo, esa seria de accidentes biológicos, ¿fueron fortuitos? Ya me gustaría poder responder a esta pregunta.
A lo que sí puedo responder es al hecho innegable de que, en lo más profundo de nuestro ser habita un ente superior, algo grande capaz de lo más sublime. ¿Puede algo así surgir de la nada?
Me gustaría estar en ese tiempo futuro en el que la ciencia es tan avanzada que tiene como reliquias antiguas teorías como la relatividad, la mecánica cuántica y la teoría de supercuerdas. ¿Qué maravillas no tendrán entonces?
emilio silvera
el 7 de mayo del 2009 a las 15:00
Estimado Emilio, muy buenas tus notas, desde la Argentina siempre las recibo en mi correo.
Te queria hacer una pregunata si por favor me la puedes contestar.
Pregunta La radiacion de fondo, producto del “estallido” del Big Ban, se esparcio, creando la frontera del universo en constante expancion. Desde la tierra se determino que esa radiacio de fondo se encuentra en cualquier lugar en que se dirijan nuestros instrumentos. La distancia en que se encuentra esa radiacion es igual, medida desde la tierra en cualquier sentido ? , si asi fuera estariamos en el centro del unverso, cosa que no sucede, cual seria la respuesta y la situacion? Desde ya muchas gracias y disculpa mi ignorancia.
Afectuosamente
Patricio French
Patricio2000@gmail.com
el 7 de mayo del 2009 a las 19:43
Estimado Patricio:
La radiación de fondo cósmica, es el brillo débil y difuso procedente de todas las direcciones del cielo, más intenso a longitudes de onda en torno a 1 nm, también conocido como radiación de fondo de microondas o fondo cósmico de microondas.
Su existencia se predijo por la teoría del Big Bang, y fue descubierta en 1965 por A.A. Penzias y R.W. Wilson. La radiación de fondo cósmica se originó cuando el universo tenía 300.000 años y consistía en un plasmaa una temperatura de aproximadamente 3.000 K.
La expansión del Universo acontecida desde entonces ha desplazado hacia el rojo los fotones de la radiación de fondo cósmica hasta una temperatura aparente de sólo unos 3 K.
Las medidas del satélite COBE indicaron que la radiación de fondo cósmica tenía un espectro de cuerpo negro a una temperatura de 2,73 K y detectó irregularidades aleatorias en la temperatura del orden de 10 exp.5 (10 muón K).
La radiación de fondo cósmica se considsera como una de las evidencias más importantes del Big Bang , siendo las otras la recesión de galaxias y la abundancia cósmica del helio.
En cuanto a la pregunta central que me haces sobre si el hecho de que, midiendo las distancias a la que se encuentra la radiación, éstas sean iguales para las medidas hacia todos los lugares y eso parece decirnos que estamos en el centro del Universo, y, la verdad es que no.
Dada la hipótesis de equilibrio termodinámico (el equilibrio termodinámico y la homogeneidad en el espacio quedan garantizadas por el periodo inflacionario que ocurre unos instantes tras el big-bang) la temperatura de 3.000° K es única en todo el universo y el proceso físico de la recombinación, que depende principalmente de la temperatura, se da en todos los puntos del universo en el mismo instante (instante en términos cosmológicos), sin necesidad de un contacto causal. Este equilibrio termodinámico y esta temperatura prácticamente uniforme, implican que la radiación liberada entonces corresponde a la de un cuerpo negro (todo el universo) casi perfecto.
Sobre la imagen que recibimos imagina lo siguiente. Imagina que te encuentras en el centro de una gran plaza (una plaza infinita) llena de gente. Todas las personas en la plaza están gritando con intensidad uniforme y en un mismo instante dejan de gritar todas a la vez. Como la velocidad del sonido es finita, el último grito de las personas que están más y más lejos te llega cada vez más y más tarde. Lo que oyes como último grito corresponde al grito de las personas situadas en una circunferencia concéntrica a tí y de un radio creciente a medida que pasa el tiempo desde que todos dejaron de gritar.
Las personas gritando corresponde con la interacción (scattering) entre fotones y electrones antes de la época de la recombinación. Las personas dejando de gritar corresponde a la formación de hidrógeno neutro captando los electrones y dando camino suficiéntemente libre a los fotones. El sonido del último grito corresponde con los últimos fotones emitidos, los cuales encuentran camino libre para viajar por la plaza sin interactuar. Es decir, existe una superficie desde la cual recibimos los últimos fotones emitidos durante la recombinación. A esta superficie, que cubre todo el cielo, se la conoce como superficie del ultimo scattering y va alejandose a medida que pasa el tiempo, al igual que el último grito lo oirías de personas cada vez más lejanas en la plaza.
Puedes ver la imágen y otra explicación de esta analogía aquí
La distancia a esta superficie, que se encuentra a un desplazamiento al rojo de z = 1100 es de unos 45 mil millones de años luz, como puedes comprobar en mi calculadora cosmológica.
El orígen del las anisotropías de fondo cósmico
La analogía, además, permite explicar muy bien las anisotropías del fondo: las hay primarias y secundarias.
Supongamos que las personas situadas en la circunferencia concéntrica a tí cuyo sonido está llegando ahora a tus oidos no gritaban con una intensidad uniforme, sino que unas gritaban un poquito más que otras: en ese caso, según la dirección de la plaza en la que mires ahora, percibirás una cierta “anisotropía” de sonido. Esto son anisotropías primarias. Son las diferencias de temperatura de los fotones en la superficie del último scattering. Como el espectro no se modifica con la expansión del espacio (sino solo se expande o “aplana”), éstas anisotropías también quedan congeladas en él y somos capaces de medirlas en el fondo que observamos.
El orígen de estas anisotropías es básicamente gravitacional, es decir, debido a potenciales gravitatorios generados por perturbaciones de densidad antes de la recombinación, los fotones que salen de la superficie del último scattering son desplazados gravitacionalmente al rojo o al azul. Las zonas de mayor densidad que la media en el plasma antes de la recombinación dan lugar a desplazamientos gravitacionales al rojo de los fotones que abandonan la superficie del último scattering. Desplazamiento al rojo significa menor energía, y por tanto, menor temperatura. Las zonas rojas que ves en el dibujo corresponden, por tanto, con zonas más frías del fondo medido, pero zonas de mayor densidad en el plasma inicial.
El orígen de las perturbaciones de densidad se encuentra en la fase inflacionaria. La razón de ellas se encuentra en las fluctuaciones cuánticas del vacío durante el periodo inflacionario. Estas fluctuaciones quedan “congeladas” debido a la fuerte expansión. Un argumento heurístico para entenderlo es el siguiente: un par virtual de partícula – antipartícula creado del vacío no tiene tiempo de aniquilarse debido a la rápida expansión del espacio. La explicación técnica es algo más compleja y no hace uso de esos términos.
El caso es que ese quedarse “congeladas” hace que estas fluctuaciones cuánticas se conviertan en perturbaciones reales de densidad energética del campo que las crea (el inflatón, el campo causante de la inflación), haciendo a su vez que la métrica del espacio-tiempo de fondo quede perturbada. Tras un proceso algo misterioso y poco entendido denominado recalentamiento, en el cuál se transfiere energía del inflatón a otros campos materiales creando partículas, la materia caerá en esos potenciales gravitatorios de la métrica perturbada, dando lugar a la formación de estructuras y su colapso gravitacional.
Es curioso que la inflación además de garantizar homogeneidad y equilibrio termodinámico garantiza la desviación, mínima pero suficiente, de la homogeneidad, creando perturbaciones de densidad iniciales dan lugar a las estructuras materiales que conocemos.
Por otro lado, volviendo a la analogía, imagina que tras el instante donde todos paran de gritar y mientras el sonido de una determinada circunferencia, digamos de radio R2, está llegando hasta tí, ocurre que cuando pasa por el radio R1 (R2 > R1) alguien en R1 vuelve a gritar: ocurrirá que el sonido de R2 llegará hasta tí de forma distorsionada. Esto son las anisotropías secundarias.
Son las diferencias de temperatura en el fondo que aparecen debido a la interacción (que como he mencionado antes es mínima), de los fotones que vienen desde la superficie del último scattering hacia nosotros, con la materia entre medio, por ejemplo, con los pozos de potencial de cúmulos galácticos por cuyas cercanías pasan esos fotones desplazandose gravitacionalmente.
Quedaría de hablar sobre el análisis de las anisotropías y la información cosmológica que proporcionan tanto las primarias como las secundarias, así como el “primer pico”.
Habría muchas circunstancias que explicar y muchos son los parámetros qwuí presentes que nos demuestran que no, que las distancias a las que podemos detectar la radiación de fondo en las que están presentes la isotropía, no nos convierten en el centro del Universo.
Un saludo.
el 7 de mayo del 2009 a las 19:44
Estimado Patricio:
La radiación de fondo cósmica, es el brillo débil y difuso procedente de todas las direcciones del cielo, más intenso a longitudes de onda en torno a 1 nm, también conocido como radiación de fondo de microondas o fondo cósmico de microondas.
Su existencia se predijo por la teoría del Big Bang, y fue descubierta en 1965 por A.A. Penzias y R.W. Wilson. La radiación de fondo cósmica se originó cuando el universo tenía 300.000 años y consistía en un plasmaa una temperatura de aproximadamente 3.000 K.
La expansión del Universo acontecida desde entonces ha desplazado hacia el rojo los fotones de la radiación de fondo cósmica hasta una temperatura aparente de sólo unos 3 K.
Las medidas del satélite COBE indicaron que la radiación de fondo cósmica tenía un espectro de cuerpo negro a una temperatura de 2,73 K y detectó irregularidades aleatorias en la temperatura del orden de 10 exp.5 (10 muón K).
La radiación de fondo cósmica se considsera como una de las evidencias más importantes del Big Bang , siendo las otras la recesión de galaxias y la abundancia cósmica del helio.
En cuanto a la pregunta central que me haces sobre si el hecho de que, midiendo las distancias a la que se encuentra la radiación, éstas sean iguales para las medidas hacia todos los lugares y eso parece decirnos que estamos en el centro del Universo, y, la verdad es que no.
Dada la hipótesis de equilibrio termodinámico (el equilibrio termodinámico y la homogeneidad en el espacio quedan garantizadas por el periodo inflacionario que ocurre unos instantes tras el big-bang) la temperatura de 3.000° K es única en todo el universo y el proceso físico de la recombinación, que depende principalmente de la temperatura, se da en todos los puntos del universo en el mismo instante (instante en términos cosmológicos), sin necesidad de un contacto causal. Este equilibrio termodinámico y esta temperatura prácticamente uniforme, implican que la radiación liberada entonces corresponde a la de un cuerpo negro (todo el universo) casi perfecto.
Sobre la imagen que recibimos imagina lo siguiente. Imagina que te encuentras en el centro de una gran plaza (una plaza infinita) llena de gente. Todas las personas en la plaza están gritando con intensidad uniforme y en un mismo instante dejan de gritar todas a la vez. Como la velocidad del sonido es finita, el último grito de las personas que están más y más lejos te llega cada vez más y más tarde. Lo que oyes como último grito corresponde al grito de las personas situadas en una circunferencia concéntrica a tí y de un radio creciente a medida que pasa el tiempo desde que todos dejaron de gritar.
Las personas gritando corresponde con la interacción (scattering) entre fotones y electrones antes de la época de la recombinación. Las personas dejando de gritar corresponde a la formación de hidrógeno neutro captando los electrones y dando camino suficiéntemente libre a los fotones. El sonido del último grito corresponde con los últimos fotones emitidos, los cuales encuentran camino libre para viajar por la plaza sin interactuar. Es decir, existe una superficie desde la cual recibimos los últimos fotones emitidos durante la recombinación. A esta superficie, que cubre todo el cielo, se la conoce como superficie del ultimo scattering y va alejandose a medida que pasa el tiempo, al igual que el último grito lo oirías de personas cada vez más lejanas en la plaza.
Puedes ver la imágen y otra explicación de esta analogía aquí
La distancia a esta superficie, que se encuentra a un desplazamiento al rojo de z = 1100 es de unos 45 mil millones de años luz, como puedes comprobar en mi calculadora cosmológica.
El orígen del las anisotropías de fondo cósmico
La analogía, además, permite explicar muy bien las anisotropías del fondo: las hay primarias y secundarias.
Supongamos que las personas situadas en la circunferencia concéntrica a tí cuyo sonido está llegando ahora a tus oidos no gritaban con una intensidad uniforme, sino que unas gritaban un poquito más que otras: en ese caso, según la dirección de la plaza en la que mires ahora, percibirás una cierta “anisotropía” de sonido. Esto son anisotropías primarias. Son las diferencias de temperatura de los fotones en la superficie del último scattering. Como el espectro no se modifica con la expansión del espacio (sino solo se expande o “aplana”), éstas anisotropías también quedan congeladas en él y somos capaces de medirlas en el fondo que observamos.
El orígen de estas anisotropías es básicamente gravitacional, es decir, debido a potenciales gravitatorios generados por perturbaciones de densidad antes de la recombinación, los fotones que salen de la superficie del último scattering son desplazados gravitacionalmente al rojo o al azul. Las zonas de mayor densidad que la media en el plasma antes de la recombinación dan lugar a desplazamientos gravitacionales al rojo de los fotones que abandonan la superficie del último scattering. Desplazamiento al rojo significa menor energía, y por tanto, menor temperatura. Las zonas rojas que ves en el dibujo corresponden, por tanto, con zonas más frías del fondo medido, pero zonas de mayor densidad en el plasma inicial.
El orígen de las perturbaciones de densidad se encuentra en la fase inflacionaria. La razón de ellas se encuentra en las fluctuaciones cuánticas del vacío durante el periodo inflacionario. Estas fluctuaciones quedan “congeladas” debido a la fuerte expansión. Un argumento heurístico para entenderlo es el siguiente: un par virtual de partícula – antipartícula creado del vacío no tiene tiempo de aniquilarse debido a la rápida expansión del espacio. La explicación técnica es algo más compleja y no hace uso de esos términos.
El caso es que ese quedarse “congeladas” hace que estas fluctuaciones cuánticas se conviertan en perturbaciones reales de densidad energética del campo que las crea (el inflatón, el campo causante de la inflación), haciendo a su vez que la métrica del espacio-tiempo de fondo quede perturbada. Tras un proceso algo misterioso y poco entendido denominado recalentamiento, en el cuál se transfiere energía del inflatón a otros campos materiales creando partículas, la materia caerá en esos potenciales gravitatorios de la métrica perturbada, dando lugar a la formación de estructuras y su colapso gravitacional.
Es curioso que la inflación además de garantizar homogeneidad y equilibrio termodinámico garantiza la desviación, mínima pero suficiente, de la homogeneidad, creando perturbaciones de densidad iniciales dan lugar a las estructuras materiales que conocemos.
Por otro lado, volviendo a la analogía, imagina que tras el instante donde todos paran de gritar y mientras el sonido de una determinada circunferencia, digamos de radio R2, está llegando hasta tí, ocurre que cuando pasa por el radio R1 (R2 > R1) alguien en R1 vuelve a gritar: ocurrirá que el sonido de R2 llegará hasta tí de forma distorsionada. Esto son las anisotropías secundarias.
Son las diferencias de temperatura en el fondo que aparecen debido a la interacción (que como he mencionado antes es mínima), de los fotones que vienen desde la superficie del último scattering hacia nosotros, con la materia entre medio, por ejemplo, con los pozos de potencial de cúmulos galácticos por cuyas cercanías pasan esos fotones desplazandose gravitacionalmente.
Quedaría de hablar sobre el análisis de las anisotropías y la información cosmológica que proporcionan tanto las primarias como las secundarias, así como el “primer pico”.
Habría muchas circunstancias que explicar y muchos son los parámetros aquí presentes que nos demuestran que no, que las distancias a las que podemos detectar la radiación de fondo en las que están presentes la isotropía, no nos convierten en el centro del Universo.
Un saludo.
el 9 de mayo del 2009 a las 15:23
Muchas gracias Emilio por tu contestacion.
Afectuuosamente
patricio