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Cosas del Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo ~ Comments (3)
La teoría del Big Bang es capaz de explicar la expansión del universo, la existencia de una radiación de fondo cósmica y la abundancia de núcleos ligeros como el helio, el helio-3, el deuterio y el litio-7, cuya formación se predice que ocurrió alrededor de un segundo después del Big Bang, cuando la temperatura reinante era de 1010 K.
Si la teoría del Bing Bang es correcta (como parece que lo es -al menos de momento-), debe de existir alguna fuerza desconocida, quizá la misma gravedad que no hemos llegado a entender totalmente y tenga alguna parte que se nos escapa, o, una gran proporción de “materia cósmica” en forma no bariónica, quizás axiones, fotinos o neutrinos masivos, supervivientes de las etapas tempranas del Big Bang y, ¿por qué no?, también podríamos suponer que la materia cósmica que tanto nos preocupa pudiera estar encerrada dentro de las singularidades de tantos y tantos agujeros negros que se han debido formar a lo largo de los 13.700 millones de años que es la edad del universo. (Fijáos en la noticia que se publica hoy aquí mismo).
Los agujeros negros, cuya existencia se dedujo por Schwarzschild en 1.916 a partir de las ecuaciones de campo de Einstein de la relatividad general, son objetos supermasivos, invisibles a nuestra vista (de ahí su nombre) del que no escapa ni la luz; tal es la fuerza gravitatoria que generan que incluso engullen la materia de sus vecinas, objetos estelares como estrellas que osan traspasar el cinturón de seguridad que llamamos horizonte de sucesos.
Pues bien, si en el universo existen innumerables agujeros negros, por qué no creer que sean uno de los candidatos más firmes para que sea la buscada “materia cósmica perdida”.
Viaje hacia la Quinta Dimensión
Para mí particularmente, sin descartar absolutamente nada de lo anterior (cualquier teoría podría ser la cierta), la denominada materia cósmica -otros la llamanoscura- (si finalmente existe), está situada en la quinta dimensión, y nos llegan sus efectos a través de fluctuaciones del “vacío” donde residen inmensas energías que rasgan el espacio-tiempo y que, de alguna manera, deja pasar a los gravitones que transportan la fuerza gravitacional que emite dicha materia y sus efectos se dejan sentir en nuestro universo, haciendo que las galaxias se alejen las unas de las otras a mayor velocidad de la que tendrían si el universo estuviera poblado sólo de la materia bariónica que nos rodea. También podría tener tal anomalía su fuente en algún universo paralelo (en otro trabajo de hoy aparece la misma idea) que, de alguna manera, nos transmita interacciones gravitatorias, o, también podría darse el caso de que…
Claro que mis pensamientos son eso, una conjetura más de las muchas que circulan. A veces me sorprendo al escuchar como algunos astrofísicos de reconocido nombre, sin pudor alguno, dogmatizan hablando de estas cuestiones sobre las que no tienen la menor certeza. Podemos hablar de la energía y materia oscura pero, siempre, dejando claro que son teorías de lo que podría ser y que, más o menos probables, aún no han sido confirmadas.
De todas las maneras, incluso la denominación dada: “materia oscura”, delata nuestra ignorancia. ¿Cómo poemos poner nombre a algo que ni sabemos si existe en realidad. Se buscó esta solución para poder cuadrar las cuentas. Las observaciones astronómicas dejaron claro que, las galaxias, se alejaban las unas de las otras a velocidades cada vez mayores y que, de seguir así, llegaría un día en el futuro en el que, las únicas galaxias cercanas serían las del Grupo Local. Que cada vez el espacio “vacío” entre galaxias será mayor. ¿Qué fuerza desconocida empujaba a las galaxias a expandirse hacia el exterior? La materia bariónica no era la causante. Así que, se inventí la materia oscura y, de esa manera, el problema quedó zanjado. Claro que, no solucionado.
Mecánica cuántica, relatividad, átomos, el genóma, agujeros negros, la constante cosmológica, la constante de Planck racionalizada… Sabemos representar muchas otras cosas pero, la materia oscura, al sernos desconocida, no sabemos como puede ser y no podemos tener una imagen de lo que la materia oscura es (si es que es), así que hablamos y hablamos de ella sin cesar pero también sin, saber.
Mientras tanto, dejamos que el “tiempo” transcurra y como en todo lo demás, finalmente, alguien nos dará la respuesta, o, nos sacará del error, al demostrar que la dichosa materia oscura, nunca existió y que es, otra fuerza, la que produce los efectos observados en la expansión acelerada del Universo.
Claro que nos falta mucho…
Para que tengamos todas las respuestas que necesitamos para viajar a las estrellas, tener energía infinita obtenida de agujeros negros, lograr el traslado instantáneo de materia viva a lugares distantes, dominar toda una galaxia, etc, tendrán que transcurrir algunos eones de tiempo para que, algunos de estos sueños se haga realidad y, si ocurren algunas de esas cosas en el futuro…¿La haremos nosotros? ¿O, quizá para entonces sean otros los que habrán cogido la antorcha de nuestros sueños?
¿Alguien me podría decir quién es robot y quién humano?
Cada vez se avanza más en menos tiempo. Y, llegará el momento, cuando dentro de algunos milenios, estemos preparados para viajar a las estrellas que, estarán aquí presentes con nosotros los inevitables Robots. Según una serie de cálculos y profundos pensamientos, no podremos seguir adelante llegados a un punto de no retorno, y, nos veremos obligados a fabricar robots muy sofisticados que harán trabajos espaciales y de colonización de Planetas para preparar la posterior llegada de los Humanos. Es inevitable pero, ¿será una buena idea?
Acordaos de que hace menos de un siglo no existían televisores, teléfonos móviles, faxes, ni aceleradores de partículas. En los últimos cien años hemos avanzado de una manera que sería el asombro de nuestros antepasados. De la misma manera pero mucho más acelerada, serán las décadas venideras y, para dentro de los próximos cien años (a finales del presente siglo), si lo pudiéramos ver, quedaríamos tan asombrados como lo estarían nuestros bisabuelos si pudieran abrir los ojos y ver el mundo actual.
¿Qué maravillas tendremos dentro de 200 años? ¿Qué adelantos científicos se habrán alcanzado? ¿Sabremos más sobre el origen de la vida? ¿Qué estadio de saber habrá alcanzado la Fisica, y, si para entonces hemos verificado la Teoría de cuerdas, qué nuevas teorías estarán en boga? ¿Habremos convertido Marte en una segunda Tierra (terraformarla) al proporcionarle una atmósfera y un escudo magnético?
La verdad es que, científicamente hablando, no habría problema alguno
Dejando a un lado, a los primeros descubridores, como Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Kepler y otros muchos de tiempos pasados, tenemos que atender a lo siguiente:
La primera revolución de la física se produjo en 1.905, cuando Albert Einstein con su relatividad especial nos ayudo en nuestra comprensión de las leyes que gobiernan el universo. Esa primera revolución nos fue dada en dos pasos: 1905 la teoría de la relatividad especial y en 1.915, diez años después, la teoría de la relatividad general. Al final de su trabajo relativista, Einstein concluyó que el espacio y el tiempo están distorsionados por la materia y la energía, y que esta distorsión es la responsable de la gravedad que nos mantiene en la superficie de la Tierra, la misma que mantiene unidos los planetas del Sistema Solar girando alrededor del Sol y también la que hace posible la existencia de las galaxias. La Relatividad General de Einstein, nos dice cómo la materia determina la geometría del Universo.
Un universo que se curva sobre sí mismo en presencia de la materia
Einstein nos dio un conjunto de ecuaciones a partir de los cuales se puede deducir la distorsión del tiempo y del espacio alrededor de objetos cósmicos que pueblan el universo y que crean esta distorsión en función de su masa. Se han cumplido 100 años desde entonces y miles de físicos han tratado de extraer las predicciones encerradas en las ecuaciones de Einstein (sin olvidar a Riemann) sobre la distorsión del espaciotiempo. Es decir, Einstein nos dijo que la materia, es la que determina la geometría del Universo.
Un agujero negro es lo definitivo en distorsión espaciotemporal, según las ecuaciones de Einstein: está hecho única y exclusivamente a partir de dicha distorsión. Su enorme distorsión está causada por una inmensa cantidad de energía compactada: energía que reside no en la materia, sino en la propia distorsión. La distorsión genera más distorsión sin la ayuda de la materia. Esta es la esencia del agujero negro.
Si tuviéramos un agujero negro del tamaño de la calabaza más grande del mundo, de unos 10 metros de circunferencia, entonces conociendo las leyes de la geometría de Euclides se podría esperar que su diámetro fuera de 10 m / π = 3’14159…, o aproximadamente 3 metros. Pero el diámetro del agujero es mucho mayor que 3 metros, quizá algo más próximo a 300 metros. ¿Cómo puede ser esto? Muy simple: las leyes de Euclides fallan en espacios muy distorsionados.
Como podemos imaginar un objeto pesado o masivo colocado en el centro de una superficie elástica, se ha hundido a consecuencia del peso y ha provocado una distorsión que cambia completamente la medida original del diámetro de esa circunferencia que, al ser hundida por el peso, se agranda en función de éste.
Al espacio le ocurre igual.
De la misma manera se puede considerar que el espacio tridimensional dentro y alrededor de un agujero negro está distorsionado dentro de un espacio plano de dimensión más alta (a menudo llamado hiperespacio), igual que la lámina bidimensional está distorsionada como describo en la imagen anterior.
Lo más intrigante de los agujeros negros es que, si caemos en uno, no tendremos manera alguna de salir o enviar señales a los que están fuera esperándonos. Pensemos que la masa de la Tierra que es de 5’974X1024 Kg (densidad de 5’52 gramos por cm3), requiere una velocidad de escape de 11’18 Km/s, ¿cuál no será la masa y densidad de un agujero negro si pensamos que ni la luz que viaja a 299.792’458 Km/s puede escapar de su fuerza de gravedad?
La Gravedad, presente en el Universo ¡de tantas maneras!
Es tanta la densidad que no sólo distorsiona el espacio, sino que también distorsiona el tiempo según las ecuaciones de Einstein: el flujo del tiempo se frena cerca del agujero, y en un punto de no retorno (llamado el “horizonte” del agujero, o límite), el tiempo está tan fuertemente distorsionado que empieza a fluir en una dirección que normalmente sería espacial; el flujo de tiempo futuro está dirigido hacia el centro del agujero. Nada puede moverse hacia atrás en el tiempo1, insisten las ecuaciones de Einstein; de modo que una vez dentro del agujero, nos veremos arrastrados irremisiblemente hacia abajo con el flujo del tiempo, hacia una “singularidad” escondida en el corazón del agujero; en ese lugar de energía y densidad infinitas, el tiempo y el espacio dejan de existir.
Como he apuntado antes en alguna parte de este mismo trabajo, la descripción relativista del agujero negro procede de la obra de Kart Schwarzschil. En 1.916, apenas unos meses después de que Einstein formulara sus famosas ecuaciones, Schwarzschild fue capaz de resolver exactamente las ecuaciones de Einstein y calcular el campo gravitatorio de una estrella masiva estacionaria.
Así, Históricamente la primera solución importante fue obtenida por Schwarzschild en 1916, esta solución conocida posteriormente como métrica de Schwarzschild, representa el campo creado por un astro estático y con simetría esférica. Dicha solución constituye una muy buena aproximación al campo gravitatorio dentro del sistema solar, lo cual permitió someter a confirmación experimental la teoría general de la relatividad explicándose hechos previamente no explicados como el avance del perihelio de Mercurio y prediciendo nuevos hechos más tarde observados como la deflexión de los rayos de luz de un campo gravitatorio. Además las peculiaridades de esta solución condujeron al descubrimiento teórico de la posibilidad de los agujeros negros, y se abrió todo una nueva área de la cosmología relacionada con ellos. Lamentablemente el estudio del colapso gravitatorio y los agujeros negros condujo a la predicción de las singularidades espacio-temporales, deficiencia que revela que la teoría de la relatividad general es incompleta. Quizá la teoría de cuerdas, en la que subyace ésta, nos complete el cuadro.
La solución de Schwarzschild tiene varias características interesantes:
La solución de Schwarzschild permitió aplicar los postulados de la relatividad general a disciplinas como la mecánica celeste y la astrofísica, lo cual supuso una verdadera revolución en el estudio de la cosmología: Apenas seis años después de la publicación de los trabajos de Einstein, el físico ruso Aleksander Fridman introdujo el concepto de singularidad espacio-temporal, definido como un punto del espacio-tiempo en el que confluyen todas las geodésicas de las partículas que habían atravesado el horizonte de sucesos de un agujero negro. En condiciones normales, la curvatura producida por la masa de los cuerpos y las partículas es compensada por la temperatura o la presión del fluido y por fuerzas de tipo electromagnético, cuyo estudio es objeto de la física de fluidos y del estado sólido. Sin embargo, cuando la materia alcanza cierta densidad, la presión de las moléculas no es capaz de compensar la intensa atracción gravitatoria. La curvatura del espacio-tiempo y la contracción del fluido aumentan cada vez a mayor velocidad: el final lógico de este proceso es el surgimiento de una singularidad, un punto del espacio-tiempo donde la curvatura y la densidad de tetramomentum son infinitas.
- En primer lugar, una línea de no retorno rodea al agujero negro: cualquier objeto que se acerque a una distancia menor que este radio será absorbido inevitablemente en el agujero.
- En segundo lugar, cualquiera que cayera dentro del radio de Schwarzschild será consciente de un “universo especular” al “otro lado” del espacio-tiempo.
Incluso surgieron agujeros de gusano que nos podían trasladar a puntos distantes tanto en el tiempo como en el espacio.
Einstein no se preocupaba por la existencia de este extraño universo especular porque la comunicación con él era imposible. Cualquier aparato o sonda enviada al centro de un agujero negro encontraría una curvatura infinita; es decir, el campo gravitatorio sería infinito y, como ya dije antes, ni la luz podría escapar a dicha fuerza, e igualmente, las ondas de radio electromagnéticas también estarían prisioneras en el interior de un agujero negro, con lo cual, el mensaje nunca llegará al exterior. Allí dentro, cualquier objeto material sería literalmente pulverizado, los electrones serían separados de los átomos, e incluso los protones y los neutrones dentro de los propios núcleos serían desgajados. Además, para penetrar en el universo alternativo, la sonda debería ir más rápida que la velocidad de la luz, lo que no es posible; c es la velocidad límite del universo.
Así pues, aunque este universo especular es matemáticamente necesario para dar sentido a la solución de Schwarzschild, nunca podría ser observado físicamente (al menos por el momento). En consecuencia, el famoso puente de Einstein-Rosen que conecta estos dos universos fue considerado un artificio matemático.
Posteriormente, los puentes de Einstein-Rosen se encontraron pronto en otras soluciones de las ecuaciones gravitatorias, tales como la solución de Reisner-Nordstrom que describe un agujero eléctricamente cargado. Sin embargo, el puente de Einstein-Rosen siguió siendo una nota a pie de página curiosa pero olvidada en el saber de la relatividad.
Las cosas comenzaron a cambiar con la solución que el trabajo matemático presentado por el neozelandés Roy Kerr, presentado en 1.963, encontró otra solución exacta de las ecuaciones de Einstein. Kerr supuso que cualquier estrella colapsante estaría en rotación. Así pues, la solución estacionaria de Schwarzschild para un agujero negro no era la solución físicamente más relevante de las ecuaciones de Einstein.
La solución de Kerr causó sensación en el campo de la relatividad cuando fue propuesta. El astrofísico Subrahmanyan Chandrasekhar llegó a decir:
“La experiencia que ha dejado más huella en mi vida científica, de más de cuarenta años, fue cuando comprendí que una solución exacta de las ecuaciones de Einstein de la relatividad general, descubierta por el matemático Roy Kerr, proporciona la representación absolutamente exacta de innumerables agujeros negros masivos que pueblan el universo. Este estremecimiento ante lo bello, este hecho increíble de que un descubrimiento motivado por una búsqueda de la belleza en matemáticas encontrará su réplica exacta en la naturaleza, es lo que me lleva a decir que la belleza es aquello a lo que lleva la mente humana en su nivel más profundo“.
Un agujero negro de Kerr o agujero negro en rotación es una región de agujero negro presente en el espacio-tiempo de Kerr, cuando el objeto másico tiene un radio inferior a cierta magnitud, por encima de este radio el universo de Kerr no presenta región de agujero negro. Un agujero negro de Kerr es una región no isótropa que queda delimitada por un horizonte de sucesos y una ergoesfera presentando notables diferencias con respecto al agujero negro de Schwarzschild. Esta nueva frontera describe una región donde la luz aun puede escapar pero cuyo giro induce altas energías en los fotones que la cruzan. Debido a la conservación del momento angular, este espacio forma un elipsoide, en cuyo interior se encuentra un solo horizonte de sucesos con su respectiva singularidad, que debido a la rotación tiene forma de anillo.
La solución de Kerr de un agujero negro giratorio permite que una nave espacial pase a través del centro del agujero por el eje de rotación y sobrevivir al viaje a pesar de los enormes pero finitos campos gravitorios en el centro, y seguir derecha hacia el otro universo especular sin ser destruida por la curvatura infinita.
Para nosotros, teniendo el concepto que tenemos de lo que un agujero negro es, es tan difícil imaginar que una nave pueda entrar en él y poder salir más tarde, como imaginar que, en mundos extraños como el de arriba, puedan existir criaturas inteligentes como en la Tierra.
El universo, como todos sabemos, abarca a todo lo que existe, incluyendo el espacio y el tiempo y, por supuesto, toda la materia está en la forma que esté constituida. El estudio del universo se conoce como cosmología. Si cuando escribimos Universo nos referimos al conjunto de todo, al cosmos en su conjunto, lo escribimos con mayúscula, el universo referido a un modelo matemático de alguna teoría física, ese se escribe con minúscula.
El universo real está constituido en su mayoría por espacios aparentemente vacíos, existiendo materia concentrada en galaxias formadas por estrellas y gas (también planetas, quásares, púlsares, cometas, estrellas enanas blancas y marrones, estrella de neutrones, agujeros negros y otros muchos objetos espaciales). El universo se esta expandiendo, las galaxias se alejan continuamente los unas de las otras. Existe una evidencia creciente de que existe una materia oscura invisible, no bariónica, que puede constituir muchas veces la masa total de las galaxias visibles. El concepto más creíble del origen del universo es la teoría del Big Bang de acuerdo con la cual el universo se creó a partir de una singularidad infinita de energía y densidad a inmensas temperaturas de millones de grados K, hace ahora unos 15.000 millones de años.
emilio silvera
el 27 de julio del 2012 a las 10:43
Sí, es una posibilidad que, el Universo, nos trajera para poder contemplarse, a través de nosotros, así mismo. La frase queda bien y llamativa pero, no es muy autoconsistente si pensamos que, siendo los observadores oficiales del inmenso Universo, tengamos tantos y tantos enigmas que resolver, tantos secretos que desvgelar y, sobre todo, que sepamos tan poca cosa de nosotros mismos, ya que, no conocemos nuestra mente ni lo que la conciencia es, y, siendo así (que lo es), es posible que, al conocer al universo, podamos llegar a conocernos a nosotros mismos mejor, dado que, finalmente, formamos parte de ese universo que tratamos de conocer.
Un amigo mío siempre me dice que la materia es “vida dormida” y que, cuando llega a estar despierta, alcanzó su más alto nivel de evolución, una vez que es consciente de SER, y, en ese punto, sólo le queda evolucionar hacia mayores cotas, o, niveles más elevados del saber del universo que también, somos nosotros.
Max Planck, decía que, el problema de conocer el universo es que, en última instancia, nosotros formamos parte de él. ¿Tan complejos somos que, se nos puede poner como el mayor problema para concoer el Universo?
Observamos, estudiamos, experimentamos y hacemos los cálculos y comprobaciones para cerciorarnos de que, todo esos resultados son correctos y nos están diciendo y mostrando la realidad de aquella Nebulosa o de aquella estrella o cúmulo, de aquél mundo perdido en millones de años-luz de distnacia, o, también, de púlsares o magnétares. Presentimos la existencia de exóticos objetos que, como los agujeros negros que no se dejan ver, si nos mandan señales y nos muestran algunas huellas de sus actividades para que sepamos que, realmente, están ahí.
Todo el Universo es una auténtica maravilla cuando se conoce su ritmo, su mecánica celeste, su engañoso Caos y, ¿por qué no? su bella perfección que nos lleva a la creación continuada de todo aquello que se destruye y que, a partir de sus residuos, surge de nuevo todo aquello que se fue para que todo comience en un nuevo ciclo que, aunque nos parezca contrario a las leyes de la termodinámica, generan entropía negativa como ocurre en las galaxias, y, nosotros mismos somos el mejor ejemplo de ello.
¡El Universo! Que es casi tan inmenso como nuestra Imaginación
el 27 de julio del 2012 a las 15:48
Creo que la vida en el universo ha sido, es, y será el detontante para que todas las cosas sean posibles.
La materia, en sus múltiples elementos combinados en un sinfín de posibilidades, podría ser capaz de cualquier cosa por inverosímil que nos parezca; para ello solo falta un “pequeño detalle”, el tiempo.
Al igual que para que una receta de cocina salga en su punto se necesita algo de tiempo, la vida vendría a ser como un cocinero, que manejando la materia (con sus conocimientos cada vez más avanzados en el tiempo), llegara a cocinar un plato exquisito, propio de los paladares más exigentes.
Estoy convencido de que si el ser humano es capaz de afrontar inteligentemente los diversos problemas que le atenazan, muchos de ellos creados por él mismo, llegará en un medio periodo de tiempo a dominar la materia.
Y es que igualmente pienso que nada es imposible; todo puede o podría llevarse a efecto con los conocimientos suficientes; hasta las maravillas más grandes que nos podamos imaginar seguramente serán factibles en el futuro si antes no la fastidiamos nosotros mismos.
Solo hay que pensar en los avances de la humanidad en un periodo tan corto como el de 500 años e imaginarse los avances que podrían existir dentro de digamos diez mil años, y seguramente me quedo corto teniendo en cuenta que ese avances es ya casi exponencial (Porque pensar en la humanidad dentro de un millón de años ya sería la repera); serían tantos y tan grandes que ni siquiera lo pueden concebir las mentes más adelantadas o calenturientas.
Pero a lo que me quería referir al principio: ¿No podría ser que la naturaleza nos haya creado para que efectuemos en su nombre una verdadera revolución del universo?; si pensamos que todos los efectos físico/químicos que contínuamente se producen no cambian en realidad gran cosa del universo, quizás a través de la biología la naturaleza obtenga un arma para poder seguir su avance.
¿Cosas que el ser humano podría llegar a alcanzar en un periodo de tiempo más o menos largo?
Utilizar energía prácticamente inagotable de las estrellas, y posteriormente de los agujeros negros.
Salvar de alguna forma las distancias mediante algún mecanismo que no necesite el viaje lineal.
Utilizar el teletransporte como medio cotidiano para viajes más o menos largos.
Manejar a gusto y discreción la materia/energía, transmutando sus diferentes propiedades (Usando la tramenda energía que reside en la materia y sacando materia de la energia(aunque sería mucho más difícil).
Utilizar para su provecho el entrecruzamiento cuántico, con lo que posiblemente se obtendría información casi infinita de muchas de las variables del Universo.
En cuanto a su propia vida biológica, y en muchos menos plazo, la posibilidad de una vida cientos de veces más larga que la actual; la desaparición de la mayoría de las enferemedades; la consecución de unos seres óptimos de cuerpo y mente sin distinciones de clase (Eso costará un poco más); a base de piezas de recambio para cualquier órgano y de la implantación de nanorobots dentro del cuerpo que vigilen y limpien cualquier comienzo de enfermedad o degeneración, así como cambio de órdenes en diversas partes del cuerpo que propician las degeneraciones de las células, que son lo que realmente nos hace morir.
Total, que dentro de digamos mil, dos mil o tres mil años, existirán personas que vivirán más que Matusalen, y que tendrán en sus manos un poder verdadero sobre la materia; sin duda una verdaderea magia para los que hoy en día pudiéramos observarlo; pero no dudarlo, si antes no la fastidiamos, todo eso llegará.
(Vaya comentario que hago en tiempos de crisis galopante….:X)
el 28 de julio del 2012 a las 9:34
Amigo Kike, elucubras bien y, todos esos pensamientos que vuelcas en el blanco folio donde escribes, son más o menos los mismos que muchos hemos pensado cuando profundizamos en los temas tratados. Nosotros, llegaremos a conocernos a través del concomiento que del Universo podamos ir obteniendo, ya que, al final de la historia, también nosotros “somos universo”, una parte de él, la que piensa y la que, conforma un espacio esencial de la Naturaleza que nos hace evolcuionar y nos lleva de la mano hacia esos conocimientos que necesitamos para que, en el futuro lejano, todos esos vaticinios que postulas, sean un día ciertos y, nuestras vidas serán más largas, nuestros medios de viajar por el espacio más “modernos” e “instantáneos” y todo, llegará en su momento preciso, porque, como tú mismo dijiste alguna vez, la Naturaleza no nos deja hascer aquello que nos pueda hacer daño y, para ello, nos otorga los conocimientos en los momentos adecuados.
¿Imposible? No, yo tampoco creo que, en el futuro lejano esa palabra tenga algún valor real, toda vez que, seremos capaces de realizar todo aquello que nuestros pensamientos puedan generar y que, nuestra parte material, irá conviertiéndo en realidad física para que, el Universo y Nosotros, seámos, al fín, algo tan estrechamente unidos que, podremos modelar energías, terraformar mundos y hacer realidad los sueños que ahora, sólo son eso, sueños de deseos que no podemos cumplir.
Para cuando todo eso llegue, el mundo tal como lo conocemos habrá cambiado tanto que, si lo pudiéramos ver ahora, nos parecerían otros mundos muy alejados de este nuestro y, sin embargo, serían mundos futuros que estarían en este mundo nuestro. Tal serían las transformaciones que, los tiempos de viajar por carreteras, trenes y aviones, sólo serán recuerdo del pasado lejano. Ahora (en ese futuro que vendrá), nos desplazmos mediante una especie de cabinas en las que entramos, marcamos las coordenadas y, produciéndose un flas de luz cegador, desaparecemos aquí para aparecer “allí” a cientos de miles o de millones ede kilómetros del lugar de partida…
Todo lo que buscamos está en nosotros mismos pero, nesitamos tiempo para comprenderlo y entender que, la Naturaleza es algo de lo que formamos parte y que, siendo asdí, no puede tener, finalmente, ningún secreto para nosotros quye formamos parte de ella. Sin embargo, la empresa es tan colosal que, sin un tiempo inmenso, nunca alcanzaremos esos conocimientos tan deseados que vendrán, poco a poco y en su debido momento, de otra manera, sería prjudicial para nosotros conocer cuestiones que no entendemos ni podemos dominar.
Dejémos que todo transcurra por su camino ideal.