Mar
7
¿Vida en Marte?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (8)
Hace algunos algunos años ya que, en la tertulia que se formaba en Observatorio Info (eran otros tiempos), me aposté un Café con los demás participantes de aquellas inolvidables charlas, en el sentido de que, por mi parte, defendía la existencia de alguna clase de vida en Marte.
Ahora, Jim Adams, subdirector de Tecnología de la NASA, Con más de 25 misiones a sus espaldas, este ingeniero espacial está convencido de que el Planeta rojo debe ser el próximo destino de una misión tripulada. Mantiene la esperanza de que otro lugar fuera de la Tierra en el Sistema Solar albergue alguna forma de tesoro biológico.
«La capacidad de explorar está escrita en nuestros genes y el destino del ser humano es ir más allá». Jim Adams, nombrado hace tan solo unos meses subdirector de Tecnología de la NASA después de cinco años como director adjunto de Ciencias Planetarias de la agencia, ha participado en más de 25 misiones espaciales y cree que lo mejor aún está por llegar. Enviar seres humanos a Marte es uno de sus principales objetivos, lo considera el «paso natural» después de pisar la Luna, pero sus ambiciones no se detienen en el Planeta rojo. El propósito último de estos viajes, según ha explicado en el III Congreso de Mentes Brillantes «El ser creativo» celebrado en Madrid, es contestar a algunas de las preguntas fundamentales sobre el origen y destino de nuestro planeta, y, cómo no, despejar la duda de si realmente estamos solos.
¿Bacterias marcianas?
-Dígame hasta dónde podemos llegar.
-En la actualidad tenemos a seis personas que viven en el espacio, (en la estación espacial), pero están muy cerca, a 200 millas, ni siquiera en la Luna. Marte debe ser el siguiente paso, el paso natural -según la propia NASA en un futuro no muy lejano-, y una vez allí lo convertiremos en el punto de partida para llegar aún más lejos, quizás a las lunas de Saturno o a otros planetas más lejanos.
-Hemos enviado a Marte un nuevo rover espléndido, el Curiosity. ¿Qué podemos esperar de esa misión?
-Aprenderemos muchas cosas gracias al Curiosity. Ha aterrizado en un lugar en el que se pueden ver todas las capas de las rocas, que reflejan la historia del planeta, con evidencias de que ha habido agua en el pasado, y con arcilla, el lugar adecuado donde buscar si hay o ha habido vida. También analiza si existe metano en la atmósfera, algo que todavía no está probado pero que puede tener un origen biológico.
-Sin embargo, su primer intento ha dado negativo.
-Sí, el primer metano que encontró probablemente fue el que trajimos nosotros mismos de la Tierra, y los siguientes análisis no han dado ninguna prueba de que exista, pero hay que tener en cuenta que este gas va y viene con las estaciones, así que hay esperanza.
-¿Cree que finalmente encontraremos alguna señal clara de vida en Marte?
-Bueno, tengo una apuesta con mi exjefe, Jim Green, director de Ciencias Planetarias de la NASA, en la que nos jugamos una cena con entrecot. El está convencido, mucho, de que en estos momentos hay vida en Marte que produce ese metano. Yo también lo creo, pero he tomado el otro lado de la apuesta para poder hacerla y, la verdad, estaría encantado de perderla.
-Algunas de las futuras misiones de la NASA son impresionantes, como enviar un submarino a la luna Europa o aterrizar en un asteroide. ¿Las veremos?
-Lo haremos. Tenemos una misión, Osiris rex, en 2016, para ir a un asteroide, aterrizar en la superficie, coger un trozo y traerlo a casa. Ya lo hizo la sonda japonesa Hayabusa, pero nosotros queremos recoger muestras mucho más grandes. Todavía no tenemos una misión a Europa, pero es uno de nuestros sueños, porque si algún lugar en donde pueda haber vida fuera de la Tierra en el Sistema Solar es en esa luna de Júpiter.
-¿Por qué?
-Europa es un mundo de hielo, con un caparazón de un grosor de varios kilómetros. Dentro, hay dos o tres veces más agua que en la Tierra y sabemos que es líquida porque podemos medir su movimiento. Además, la luna está situada en un cinturón de radiación. Esta es tan intensa que si te quedas 48 horas en la superficie mueres, pero rompe el hielo y separa el hidrógeno del oxígeno. Con los años, el oxígeno baja a través del hielo, así que no solo hay agua, sino que está oxigenada y además más templada. Se parece mucho a las condiciones bajo el hielo del Ártico, donde hay vida.
Ambientes húmedos subterráneos en Marte que, podrían ser idóneos para la vida
-¿En qué otros lugares buscaría vida?
-En la Tierra, incluso en algunos lugares del desierto, en las minas más profundas de Sudáfrica o en ríos con un altísimo grado de acidez, encuentras vida. Lo fundamental es que haya agua. No me sorprendería si encontráramos vida en mitad de las sombras de Mercurio, en la superficie de Venus e incluso en la luna de Saturno Titán
-¿Cómo imagina esa vida extraterrestre?
-Microscópica, y creo que funcionaría como la vida en la Tierra. La razón es que han encontrado aminoácidos en la cola de los cometas. Estoy de acuerdo con la teoría de la Panspermia, creo que que los ladrillos que fundamentan la vida en la Tierra llegaron del espacio.
-Desde hace semanas corren rumores de que la sonda Voyager puede estar ya al borde del Sistema Solar. ¿Es cierto?
– La Voyager lleva 35 años en el espacio y ha llegado a un punto donde las bajas presiones son como en el resto de la galaxia. Desde luego estamos en el borde de la presión del Sistema Solar.
-¿Qué le parece la participación de las empresas privadas en el espacio?
En un futuro aún lejano, esta imagen podría ser real en Marte
-Creo que es fantástica, cubrirán parte de nuestro trabajo y eso nos permitirá a nosotros avanzar más.
-Obama acaba de ser reelegido presidente. Con los fondos de la NASA algo menguados, ¿cómo ve el futuro de la exploración espacial?
-Hemos tenido recortes, sí, pero nos mantenemos. Yo creo que los EE.UU. necesitan a la NASA. Es parte de nuestra imagen cara al exterior, y el mundo no sería lo mismo sin la NASA.
Fuente: ABC.es Autora
Mar
7
Siempre elucubrando ¡Imaginación!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo cambiante ~ Comments (1)
Descartan que los efectos atribuidos a la energía oscura sean explicables por nuestra presencia en el centro de un gran vacío cósmico.
El descubrimiento de la energía oscura, esa energía que no podemos ver y que parece aumentar el ritmo de expansión del Universo, ha supuesto mucha agitación en la comunidad científica. A la incredulidad inicial se impusieron las medidas. Pero al cabo de un tiempo el trabajo de los teóricos empezó a cuestionar, no los efectos observados, sino la existencia de tal energía.
El “Principio Copernicano”, invocado frecuentemente en la Cosmología moderna, insiste en la homogeneidad del Universo, negando cualquier primacía de posición o propiedades asociadas con la existencia humana. Toma su nombre de la propuesta de Copérnico (ya anteriormente formulada por Aristarco) de desplazar a la Tierra de la posición central ocupada en el sistema de Tolomeo, aunque tal centralidad se debiese a la falta de paralaje estelar y no a una sobrevaloración de nuestra existencia en el planeta.
El paso siguiente lo dio Shapley hace un siglo, al mostrar que tampoco el Sol ocupa el centro de la Via Láctea. Finalmente, el Universo “finito pero ilimitado” de Einstein niega la posibilidad de encontrar un centro en su volumen tridimensional, y afirma la equivalencia de posición de todos los puntos del espacio. No tiene sentido preguntar dónde estamos en el continuo expandirse de un Universo que contiene probablemente más de 100.000 millones de galaxias, y que vuelve a la insignificancia aun la majestuosa estructura de la Vía Láctea, nuestra ciudad cósmica.
Sin embargo, a partir de la década de los años 30, se da una reacción interesante, que afirma, cada vez con argumentos más fuertes y detallados, que el Hombre está en un tiempo y un lugar atípicos y privilegiados en muchos respectos, que obligan a preguntarnos si nuestra existencia está ligada en un modo especial a características muy poco comunes en el Universo. Esta pregunta adquiere un significado especial al considerar las consecuencias previsibles (según las leyes físicas) de cualquier alteración en las condiciones iniciales del Universo. Con un eco de las palabras de Einstein: ¿tuvo Dios alguna alternativa al crear?. No solamente debemos dar razón de que el Universo exista, sino de que exista de tal manera y con tales propiedades que la vida inteligente puede desarrollarse en él. Tal es la razón de que se formule el Principio Antrópico, en que el Hombre (entendido en el sentido filosófico de “animal racional”, independientemente de su hábitat y su morfología corporal) aparece como condición determinante de que el Universo sea como es.
Las primeras sugerencias de una conexión entre vida inteligente y las propiedades del Universo en su momento actual aparecen en las relaciones adimensionales hechas notar por Eddington: la razón de intensidad entre fuerza electromagnética y fuerza gravitatoria entre dos electrones, entre la edad del Universo y el tiempo en que la luz cruza el diámetro clásico de un electrón, entre el radio del Universo observable y el tamaño de una partícula subatómica, nos da cifras del orden de 10 elevado a la potencia 40. El número de partículas nucleares en todo el cosmos se estima como el cuadrado de ese mismo número. ¿Son éstas coincidencias pueriles o esconden un significado profundo?. La hipótesis de los grandes números sugiere que el Hombre solamente puede existir en un lugar y momento determinado, cuando tales coincidencias se dan, aunque no se avanza una explicación de estas relaciones.”
Arthur Eddintong
Una versión más especulativa, el principio antrópico fuerte, asegura que las leyes de la física deben tener propiedades que permitan evolucionar la vida. La implicación de que el universo fue de alguna manera diseñado para hacer posible de la vida humana hace que el principio antrópico fuerte sea muy controvertido, ya que nos quiere adentrar en dominios divinos que, en realidad, es un ámbito incompatible con la certeza comprobada de los hechos a que se atiene la ciencia, en la que la fe, no parece tener cabida.
Es decir, problema del ajuste fino significa que las las constantes fundamentales de un modelo físico para el universo deben ser ajustados de forma precisa para permitir la existencia de vida. Sobre estas constantes fundamentales no hay nada en la teoría que nos indique que deban tomar esos valores que toman. Podemos fijarlas de acuerdo con las observaciones, pero esto supone fijarlas de entre un rango de valores colosal. Esto da la impresión de cierta arbitrariedad y sugiere que el universo podría ser una realización improbable entre tal rango de valores. He ahí el problema.
No, no tenemos el mundo en nuestras manos… sino al revés, es el mundo el que nos tiene a nosotros… al menos de momento es así. ¿El futuro? ¿Quién puede conocerlo? Lo que pasará y hasta donde podamos llegar es algo impredecible y sólo nos podemos contentar con imaginar lo que podría ser. De momento, formamos una Población del Tipo Cero, es decir, no controlamos ni nuestro propio planeta.
El principio antrópico nos invita al juego mental de probar a “cambiar” las constantes de la naturaleza y entrar en el juego virtual de ¿qué hubiera pasado si…? A lo que somos tan aficionados para tratar, aunque sólo sea mentalmente, lo que pudo o no pudo ser en función de éste o aquél parámetro que introducimos de manera imaginaria.
Especulamos con lo que podría haber sucedido si algunos sucesos no hubieran ocurrido de tal o cual manera para ocurrir de esta otra. ¿Qué hubiera pasado en el planeta Tierra si no aconteciera en el pasado la caída del meteorito que acabó con los dinosaurios? ¿Habríamos podido estar aquí hoy nosotros? ¿Fue ese cataclismo una bendición para nosotros y nos quitó de encima a unos terribles rivales?
Fantasean con lo que pudo ser…. Es un ejercicio bastante habitual; sólo tenemos que cambiar la realidad de la historia o de los sucesos verdaderos para pretender fabricar un presente distinto. Cambiar el futuro puede resultar más fácil, nadie lo conoce y no pueden rebatirlo con certeza. ¿Quién sabe lo que pasará mañana?
Lo cierto es que, todos son Quarks y Leptones que interactuan con energías y fuerzas que no podemos controlar y, el devenir del Universo será imparable para nosotros, simples mortales que, a veces nos olvidamos de ese pequeño detalle y pensamos en realizar y conseguir logros que quedan muy lejos de nuestro alcance.
Siempre estamos imaginando el futuro que vendrá. Los hombres tratan de diseñarlo pero, finalmente, será el Universo el que tome la última palabra de lo que deba ser. Por mucho que nosotros nos empeñemos, las estructuras del Universo nunca podrán ser cinceladas por nuestras manos ni por nuestros ingenios, sólo las inmensas fuerzas de la Naturaleza puede transformar las estrellas, las galaxias o los mundos…lo demás, por muy bello que pudiera ser, siempre será lo artificial.
Lo que ocurra en la naturaleza del universo está en el destino de la propia naturaleza del cosmos, de las leyes que la rigen y de las fuerzas que gobiernan su mecanismo sometido a principios y energías que, en la mayoría de los casos se pueden escapar a nuestro actual conocimiento.
Lo que le pueda ocurrir a nuestra civilización, además de estar supeditado al destino de nuestro planeta, de nuestro Sol y de nuestro Sistema Solar y la galaxia, también está en manos de los propios individuos que forman esa civilización y que, con sensibilidades distintas y muchas veces dispares, hace impredecibles los acontecimientos que puedan provocar individuos que participan con el poder individual de libre albedrío.
Siempre hemos sabido especular con lo que pudo ser o con lo que podrá ser si…, lo que, la mayoría de las veces, es el signo de cómo queremos ocultar nuestra ignorancia. Bien es cierto que sabemos muchas cosas pero, también es cierto que son más numerosas las que no sabemos.
Cuando el Sol agote todo su combustible nuclear, estará acercándose el final de la Tierra como planeta que albergó la vida. Los cambios serán irreversibles, los océanos se evaporarán y sus aguas hirvientes comenzarán a llenar la atmósfera de gases. La Gigante roja engullirá a los planetas Mercurio, Venus y probablemente se quedará muy cerca de la Tierra calcinada y sin vida.
Sabiendo que el destino irremediable de nuestro mundo, el planeta Tierra, es de ser calcinado por una estrella gigante roja en la que se convertirá el Sol cuando agote la fusión de su combustible de hidrógeno, helio, carbono, etc, para que sus capas exteriores de materia exploten y salgan disparadas al espacio exterior, mientras que, el resto de su masa se contraerá hacia su núcleo bajo su propio peso, a merced de la gravedad, convirtiéndose en una estrella enana blanca de enorme densidad y de reducido diámetro. Sabiendo eso, el hombre está poniendo los medios para que, antes de que llegue ese momento (dentro de algunos miles de millones de años), poder escapar y dar el salto hacia otros mundos lejanos que, como la Tierra ahora, reúna las condiciones físicas y químicas, la atmósfera y la temperatura adecuadas para acogernos.
Esto podría ser lo que quede de nuestro Sol
Pero el problema no es tan fácil y se extiende a la totalidad del universo que, aunque mucho más tarde, también está abocado a la muerte térmica, el frío absoluto si se expande para siempre como un universo abierto y eterno, o el más horroroso de los infiernos, si estamos en un universo cerrado y finito en el que, un día, la fuerza de gravedad, detendrá la expansión de las galaxias que comenzarán a moverse de nuevo en sentido contrario, acercándose las unas a las otras de manera tal que el universo comenzará, con el paso del tiempo, a calentarse, hasta que finalmente, se junte toda la materia-energía del universo en una enorme bola de fuego de millones de grados de temperatura, el Big Crunch.
Un universo replegándose sobre sí mismo
El irreversible final está entre los dos modelos que, de todas las formas que lo miremos, es negativo para la Humanidad (si es que para entonces aún existe). En tal situación, algunos ya están buscando la manera de escapar.
Stephen Hawking ha llegado a la conclusión de que estamos inmersos en un multiuniverso, esto es, que existen infinidad de universos conectados los unos a los otros. Unos tienen constantes de la naturaleza que permiten vida igual o parecida a la nuestra, otros posibilitan formas de vida muy distintas y otros muchos no permiten ninguna clase de vida.
Este sistema de inflación autorreproductora nos viene a decir que cuando el universo se expande (se infla) a su vez, esa burbuja crea otras burbujas que se inflan y a su vez continúan creando otras nuevas más allá de nuestro horizonte visible. Cada burbuja será un nuevo universo, o mini-universo en los que reinarán escenarios diferentes o diferentes constantes y fuerzas.
¿Quién sabe la realidad? ¿Donde estamos? ¿Está solo el Universo?
El escenario que describe el diagrama dibujado antes, ha sido explorado y el resultado hallado es que en cada uno de esos mini-universos, puede haber muchas cosas diferentes; pueden terminar con diferentes números de dimensiones espaciales o diferentes constantes y fuerzas de la naturaleza, pudiendo unos albergar la vida y otros no.
El reto que queda para los cosmólogos es calcular las probabilidades de que emerjan diferenta mini-universos a partir de esta complejidad inflacionaria ¿Son comunes o raros los mini-universos como el nuestro? Existen, como para todos los problemas planteados, diversas conjeturas y consideraciones que influyen en la interpretación de cualquier teoría cosmológica futura cuántico-relativista. Hasta que no seamos capaces de exponer una teoría que incluya la relatividad general de Einstein (la gravedad-cosmos) y la mecánica cuántica de Planck (el cuanto-átomo), no será posible contestar a ciertas preguntas.
La teoría de cuerdas tiene un gancho tremendo. Te transporta a un mundo de 11 dimensiones, universos paralelos, y partículas formadas por cuerdecitas casi invisibles vibrando a diferentes frecuencias. Además, te dice que no se trata de analogías sino de la estructura más profunda de la realidad, y que ésta podría ser la teoria final que unificara por fin a toda la física. ¿No estaremos hablando de Filosofía?
Todas las soluciones que buscamos parecen estar situadas en teorías más avanzadas que, al parecer, sólo son posibles en dimensiones superiores, como es el caso de la teoría de supercuerdas situada en 10, 11 ó 26 dimensiones. Allí, si son compatibles la relatividad y la mecánica cuántica, hay espacio más que suficiente para dar cabida a las partículas elementales, las fuerzas gauge de Yang-Mill, el electromagnetismo de Maxwell y, en definitiva, al espacio-tiempo y la materia, la descripción verdadera del universo y de las fuerzas que en él actúan.
Científicamente, la teoría del hiperespacio lleva los nombres de Teoría de Kaluza-Klein y supergravedad. Pero en su formulación más avanzada se denomina Teoría de Supercuerdas, una teoría que desarrolla su potencial en nueve dimensiones espaciales y una de tiempo: diez dimensiones. Así pues, trabajando en dimensiones más altas, esta teoría del hiperespacio puede ser la culminación que conoce dos milenios de investigación científica: la unificación de todas las fuerzas físicas conocidas. Como el Santo Grial de la Física, la “teoría de todo” que esquivó a Einstein que la buscó los últimos 30 años de su vida.
Es cierto, los mejores siempre han buscado el Santo Grial de la Física. Una Teoría que lo pueda explicar todo, la más completa que, mediante una sencilla ecuación, responda a los misterios del Universo. Claro que tal hazaña, no depende siquiera de la inteligencia del explorador que la busca, es más bien un problema de que, las herramientas necesarias (matemáticas) para hallarla, aún no han sido inventadas.
Durante el último medio siglo, los científicos se han sentido intrigados por la aparente diferencia entre las fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos: la Gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Los intentos por parte de las mejores mentes del siglo XX para proporcionar una imagen unificadora de todas las fuerzas conocidas han fracasado. Sin embargo, la teoría del hiperespacio permite la posibilidad de explicar todas las fuerzas de la naturaleza y también la aparentemente aleatoria colección de partículas subatómicas, de una forma verdaderamente elegante. En esta teoría del hiperespacio, la “materia” puede verse también como las vibraciones que rizan el tejido del espacio y del tiempo. De ello se sigue la fascinante posibilidad de que todo lo que vemos a nuestro alrededor, desde los árboles y las montañas a las propias estrellas, no son sino vibraciones del hiperespacio.
Antes mencionábamos los universos burbujas nacidos de la inflación y, normalmente, el contacto entre estos universos burbujas es imposible, pero analizando las ecuaciones de Einstein, los cosmólogos han demostrado que podría existir una madeja de agujeros de gusano, o tubos, que conectan estos universos paralelos.
Aunque muchas consecuencias de esta discusión son puramente teóricas, el viaje en el hiperespacio puede proporcionar eventualmente la aplicación más práctica de todas: salvar la vida inteligente, incluso a nosotros mismos, de la muerte de este universo cuando al final llegue el frío o el calor.
Esta nueva teoría de supercuerdas tan prometedora del hiperespacio es un cuerpo bien definido de ecuaciones matemáticas. Podemos calcular la energía exacta necesaria para doblar el espacio y el tiempo o para cerrar agujeros de gusano que unan partes distantes de nuestro universo. Por desgracia, los resultados son desalentadores. La energía requerida excede con mucho cualquier cosa que pueda existir en nuestro planeta. De hecho, la energía es mil billones de veces mayor que la energía de nuestros mayores colisionadores de átomos. Debemos esperar siglos, o quizás milenios, hasta que nuestra civilización desarrolle la capacidad técnica de manipular el espacio-tiempo utilizando la energía infinita que podría proporcionar un agujero negro para de esta forma poder dominar el hiperespacio que, al parecer, es la única posibilidad que tendremos para escapar del lejano fin que se avecina. ¿Que aún tardará mucho? Sí, pero el tiempo es inexorable, la debacle del frío o del fuego llegaría.
No existen dudas al respecto, la tarea es descomunal, imposible para nuestra civilización de hoy, ¿pero y la de mañana?, ¿no habrá vencido todas las barreras? Creo que el hombre es capaz de plasmar en hechos ciertos todos sus pensamientos e ideas, sólo necesita tiempo: Tiempo tenemos mucho por delante.
¿Sabremos aprovecharlo?
emilio silvera
Mar
7
Conocer donde estamos y hacia donde vamos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo ~ Comments (0)
Si tenemos los datos y sabemos cosas podremos formular otras nuevas preguntas sugeridas por este conocimiento. Por ejemplo:
¿Qué pasaría con los pasajeros de una nave espacial que, traspasado el horizonte de sucesos de un agujero negro, se dirigiera hacia la singularidad? Esta simple pregunta la podemos hacer como consecuencia de que “conocemos” que un agujero negro tiene un espacio a su alrededor que marca un límite de seguridad para evitar ser atraído hacia el centro del agujero. Este límite circular es el horizonte de sucesos, que una vez traspasado, hará imposible el regreso. Conocemos también que allí dentro, después del horizonte, está la singularidad.
Imagern de APOD