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¿Existe el libre Albedrío?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La realidad humana ¿es realidad? ~ Comments (61)
La libertad es una ficción cerebral
Estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes naturales
La libertad es una ficción cerebral, según confirman las últimas investigaciones sobre neurociencias. Estas investigaciones han determinado que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (hasta 10 segundos) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento. Y aunque la falta de libertad es algo contraintuitivo, los experimentos indican que estamos determinados por las leyes de la Naturaleza. Por eso en Alemania algunos especialistas están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Y aunque sigamos encarcelando a los que violen las leyes, cambiará la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos. Así nos lo cuenta D.Francisco J. Rubia.
No pocas veces, nuestras mentes se ven abocadas a tener que retener, ese primer impulso, esa iniciativa de libertas, o, de libre albedrío. La complejidad en la que estamos inmersos nos prohibe, en la mayor parte de las ocasiones, poder desarrollar y poner en práctica ese libre albedrío que parece nos fue dado pero que, en realidad, es muy restringido.
La libertad, la voluntad libre o el libre albedrío es una ficción cerebral. Eso es el resultado de experimentos realizados recientemente en neurociencia que indican que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (350 ms) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento (200 ms antes del movimiento). Esto quiere decir que la impresión subjetiva de la voluntad no es la causa del movimiento, sino que, junto con éste, es una de las consecuencias de una actividad cerebral que es inconsciente.
Los experimentos fueron realizados por Benjamín Libet en California hace más de 20 años; luego han sido confirmados sus resultados por un grupo de neurocientíficos en Inglaterra, y este mismo año, 2008, han vuelto a realizarse en Berlín con técnicas modernas de imagen cerebral, llegando a la conclusión que el cerebro se pone en marcha mucho antes que en los experimentos de Libet, a saber, que la actividad cerebral del lóbulo frontal tiene lugar hasta 10 segundos antes de la impresión subjetiva de voluntad.
El propio Libet intentó salvar su hipótesis de la existencia de la libertad diciendo que en los 200 ms que separan la impresión subjetiva del propio movimiento el cerebro podría ejercer un veto, es decir, inhibir el movimiento. Los críticos de esta hipótesis argumentaron que si el cerebro se tenía que activar de nuevo para ejercer el veto se emplearía de nuevo el mismo tiempo y eso era demasiado para los 200 ms que quedaban.
Frente a estos resultados se puede argumentar que todos y cada uno de nosotros tiene la impresión subjetiva, la intuición, la firme creencia, que somos libres para elegir entre varias opciones o que podemos hacer algo distinto a lo que hacemos en cualquier momento.
Antecedentes de creencias falsas
Pero las impresiones subjetivas, intuiciones o firmes creencias han resultado ser a veces falsas, como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad.
Recordemos la creencia en la teoría geocéntrica, planteada por Aristóteles en el silgo IV a. C. y refrendada por Ptolomeo en el siglo II de nuestra era. Tuvieron que pasar nada menos que 20 siglos, hasta el siglo XVI, para que esta teoría fuera refutada por la teoría heliocéntrica de Copérnico y Galileo.
No siempre es todo como creemos verlo, ni siempre estamos en disposición de elegir. Nada es lo que nos dicen nuestros sentidos que es. Y, lo que entendemos por libre albedrío, de la misma manera, está distorsionado por mil parámetros ajenos a nosotros que, sólo podemos ejercelo en soledad y dentro de nuestros pensamientos.
Nuestra impresión subjetiva estaba basada en la experiencia que todos tenemos de que el sol sale por Oriente y se pone por Occidente, un lenguaje que aún conservamos. Si le hubiésemos hecho caso a Aristarco de Samos, quien en el siglo IV a.C. ya había planteado que la tierra se movía alrededor del sol, no hubiera sido quemado Giordano Bruno en la Piaza Campo dei Fiori en Roma en 1600.
Por otro lado, que hayamos tardado 20 siglos en corregir esa impresión subjetiva falsa de que el sol giraba alrededor de la tierra la debemos, sin duda en parte, a la Sagradas Escrituras. En la Biblia (Josué 10, 13) se dice que Yahvé “paró el sol” para permitir que los israelitas terminasen de masacrar a los amorreos. Por tanto, si Dios paró el sol es porque este se movía y no la tierra.
Hay otros ejemplos de impresiones subjetivas que terminaron siendo falsas, como la teoría de la que la tierra es plana, que todavía hoy algunos desinformados sostienen. También la esfericidad de la tierra, sostenida por Eratóstenes (siglo III a. C.) chocó con las Sagradas Escrituras, tal y como sostenía el obispo de Salzburgo Virgilio o nuestro Isidoro de Sevilla.
Estamos determinados
No podemos, pues, fiarnos de nuestras impresiones subjetivas porque pueden ser falsas. A veces, como en este caso, la falta de libertad es algo contraintuitivo, como suele expresarse en inglés, pero los experimentos indican que, efectivamente, estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes deterministas de la Naturaleza.
Alejandro Jodorowsky: Si tenemos un cuerpo imaginario, es también necesario que nos demos cuenta que tenemos una mente imaginaria. Tenemos pensamientos inconscientes, percepciones olfativas, audiciones, tactos, visiones, sabores mucho más desarrollados que los que creemos “reales”. Vemos más de lo que creemos ver, oímos más de lo que creemos oír, gustamos más de lo que creemos gustar, olfateamos más de lo que creemos olfatear, percibimos con el tacto mucho más de lo que creemos percibir, pensamos más de lo que creemos pensar. No sentimos por completo nuestras sensaciones, tenemos pensamientos de los que no nos damos cuenta, vivimos dentro de limites perceptivos, provocados desde que nacemos por nuestra familia y luego por la sociedad. Nos sumergen en prejucios y concepciones anquilosadas de la realidad y de nosotros mismos. Debemos aprender a pensar con libertad, (no digo con “inteligencia”, digo con “libertad”). El trabajo mágico consiste en disolver los límites de nuestra inteligencia y de nuestras percepciones. Estos limites nos encierran en calabozos irreales que nos impiden acceder a la conciencia suprema. La llave para lograr esto es la atención.
Si asumiésemos, como hacen los dualistas, la existencia de un alma inmaterial que interacciona con la materia, en este caso el cerebro, entonces no habría ningún problema. Ese dualismo, que se remonta a los órficos, que consideraban que el cuerpo (soma) era ‘sema’ (la tumba) del alma, y que influyeron decisivamente sobre Pitágoras y Platón, dando lugar a un dualismo que ha durado hasta nuestros días, hoy día la neurociencia lo ha superado.
Las facultades mentales, antes anímicas, son consideradas hoy por la inmensa mayoría de neurocientíficos producto del cerebro. El gran problema del dualismo es que no ha habido posibilidad de explicar cómo es posible que un ente inmaterial, el alma, interaccione con la materia.
La razón es que para interaccionar con la materia se requiere energía y un ente inmaterial, por definición, no tiene energía. Por tanto, esa interacción violaría las leyes de la termodinámica. Además, no se ha descubierto en el cerebro ninguna región de la que pueda decirse que se activa por algún factor externo al cerebro, como sería el caso si fuera activada por el alma. Por tanto, el alma no es ninguna hipótesis neurocientífica.
Sólo el pensamiento nos hace libres
Algunos filósofos, llamados compatibilistas, aceptan el determinismo del Universo y también del hombre, pero lo compatibilizan con el libre albedrío, que, según ellos, tiene el ser humano. La mayoría confunde lo que en biología llamamos ‘grados de libertad’ con la liberta propiamente dicha.
Todos los animales poseen diferentes grados de libertad, es decir, posibilidades de elegir entre varias opciones. El número de opciones depende del grado de encefalización del animal en cuestión. Nosotros tenemos muchos más grados de libertad que un perro, y éste más que un lagarto, y éste, a su vez, más que una ameba. Pero la posibilidad de escoger entre varias opciones no nos dice por qué elegimos la que elegimos, o, con otras palabras, si esta elección es voluntaria y consciente. En suma, poseer grados de libertad no significa ser libres.
El problema de la libertad es que está íntimamente ligada a la responsabilidad, la culpabilidad, la imputabilidad y el pecado. Este último es la base de las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo. El concepto de culpabilidad es también la base del derecho penal internacional.
Neurociencias y Derecho
Esto explica por qué en Alemania, algunos especialistas en derecho penal están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Evidentemente no vamos a cambiar los castigos que hay que infligir a aquellos que transgredan las reglas que la propia sociedad se ha impuesto a sí misma. Seguiremos encarcelando a aquéllos que violen esas reglas. Pero lo que sí va a cambiar será la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos.
Que la libertad pueda ser una ficción no nos llama mucho la atención. Hace tiempo que sabemos que los colores no existen en la Naturaleza. En ella encontramos diversas longitudes de onda del espectro luminoso. Estas longitudes de onda inciden sobre fotorreceptores que poseemos en la retina y los impulsos nerviosos, llamados potenciales de acción, que son exactamente iguales que los provenientes del oído o del tacto, llegan a la corteza visual y allí se les atribuye una determinada cualidad, como la de rojo, azul o verde. Los colores, pues, son atribuciones de la corteza cerebral, pero no cualidades que existan en la Naturaleza. Algo que ya sabía Giambattista Vico, filósofo napolitano del siglo XVII, o el propio Descartes.
Para terminar quisiera citar a dos personalidades: un filósofo, Baruch Spinoza que sobre este tema decía: Los hombres se equivocan si se creen libres; su opinión está hecha de la consciencia de sus propias acciones y de la ignorancia de las causas que las determinan.
Y la de un científico, Albert Einstein: “El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera”. Y también: El hombre se defiende de ser considerado un objeto impotente en el curso del universo, pero, ¿debería la legitimidad de los sucesos, tales como se revela más o menos claramente en la naturaleza inorgánica, cesar su función antes las actividades de nuestro cerebro?.
Un psicólogo alemán, Wolfgang Prinz ha acuñado la frase: No hacemos lo que queremos, sino que queremos lo que hacemos.
F. J. Rubia es Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad. Este texto fue leído por su autor en el encuentro de bloggers de Tendencias21, celebrado en Madrid el pasado 21 de noviembre. F.J. Rubia es el editor del blog Neurociencias de Tendencias21
¡Hay tantas cosas de las que tratar y de las que, en realidad, sabemos tan poco!
Hablamos, hablamos y no dejamos de hablar de teorías y modelos que nos hemnos buscado para tener un fiel reflejo de la Naturaleza que tratamos de conocer. Sin embarfgo, no siempre nuestros modelos y teorías caminan de la mano de la Naturaleza y, lo que se observa difiere de lo que esos modelos nos dicen. ¿Cómo podemos hablar, por ejemplo, de la materia oscura si nho tenemos idea de lo que pueda ser y, ni siquiera si puede ser?
Pués, así somos los humanos: Descarados y osados, nos atrevemos con todo e, incluso, con la Naturaleza que dibujamos y coloreamos sin saber si, el cuadro que de ella hacemos es el cuadro que en realidad la Naturaleza refleja.
emilio silvera
el 29 de diciembre del 2010 a las 22:06
Hola Emilio:
Aquí es donde no puedo abstenerme de exponer mi opinón. A mi siempre me ha parecido claro que el cerebro con su conjunto neuronal es una especie de máquina que actúa de forma determinista. Pero… Pero así como la Física admite múltiples dimensiones, yo admito otro plano dimensional para el cerebro. Un plano dimensional que hasta puedo decir que he comprobado estudiando la Parapsicología. Y este plano dimensional entiendo que actúa de base para el cerebro marcando el rumbo de los valores, el sentido… la personalidad. Así que visto de esta forma, determinismo sí pero menos.
Amigo Emilio, un abrazo. Ramon Marquès
el 3 de enero del 2011 a las 14:14
Amigo Ramón: Es como siempre, un placer el tenerte por aquí, y, desde luego, tus opiniones son siempre bien venidas al no carecer de cierta sabiduría que, en cualquier sitio, siempre será bien acogida por todos los lugareños y,. aquí, no somos ninguna excepción.
Continúa expresando tus pareceres que, los demás, siempre algo aprenderemos.
Un abrazo.
el 30 de diciembre del 2010 a las 21:36
Hola. No puedo negar el rechazo que sentí luego de leer el primer párrafo de este texto. Poco nos gusta que nos corten las alas y nos digan que no tenemos la libertad que quisiéramos. Pero más grave me pareció cuando se insinuaba la justificación de actos delictivos con argumentos neurocientíficos.
Una de las principales discusiones que se ha dado dentro de la psicología es precisamente identificar los límites de lo material y lo inmaterial, pero esta discusión está enmarcada en el dualismo ya descrito por Descartes que deja de lado los hallazgos de las últimas investigaciones psicológicas.
Hoy día, se concibe una organización integral, holística, del ser humano, del sujeto. Que si bien estamos contando con un cuerpo, con un cerebro, con un “aparato” que nos permite “funcionar”, lo que guía ese funcionamiento va más allá de dicho órgano. Existen investigaciones que registran la influencia del entorno natural y social en la organización cerebral humana, donde la exposición a determinadas variables orientan la formación neuronal, lo mismo que la ausencia a determinadas variables, afectará la organización neuronal.
Si se trata de vislumbrar las causas de nuestro comportamiento, saldrán a relucir elementos de la historia familiar, la educación, costumbres sociales, política estatal, etc, muchos aspectos de orden “externo” al individuo, pero la observación de casos con variables compartidas siempre deja ver diferencias entre uno y otro individuo, debilitando así, la tentadora idea del determinismo social. Del determinismo genético solo menciono que no existe en un 100% en tanto deja lugar a la asimilación de variables externas. No obstante, sigue el enigma sobre lo que nos hace sujetos que agencian su experiencia, es decir, que son dirigentes de sus vidas, que pueden tomar decisiones, ser responsables de sus acciones, autoconocerse y reconocer a los otros en sus derechos, necesidades y posibilidades. Si bien, en nuestras elecciones puede existir un componente histórico (sea biológico, familiar, social, etc.), los procesos de autorreflexión, de toma de consciencia permiten trascender de las respuesta automática y transformar nuestros pensamientos, motivos y acciones.
Por supuesto, hay mucho para estudiar sobre los procesos de la consciencia, pero ello no quiere decir que no exista.
Comparto la opinión de seguir definiendo consecuencias penales para aquellos que representan un grado de amenaza contra la sociedad. Pero dichas consecuencias deben ser establecidas con mayor responsabilidad y coherencia. Es decir, se requiere brindar una mejor orientación e intervención con estas personas que cometen delitos. Labor ardua que hay que realizar. Pero más aún, insisto en la importancia de diseñar programas de prevención para compartir con la comunidad, trabajar con los niños, adolescentes y jóvenes.
Hace poco en Colombia teníamos el debate por disminuir la edad para condenar delitos y enviar a la cárcel. De 18 años (que es la edad adulta) a 14 años. Ello podría ser muy fácil para nuestra sociedad, pero ¿realmente elimina el problema? Hay que admitir que es muy poco lo que se ha trabajado con la población infantil en nuestro país, que la educación requiere de mayor inversión de tiempo, esfuerzo y calidad. Lo que más necesitan nuestros chicos no es saber a qué edad pueden ser encarcelados o no, sino que tienen la posibilidad de hacer algo útil, bueno y digno con sus vidas, que no siempre será fácil el camino, pero que se puede perseverar. Es otorgarles esa esperanza y los recursos para hacer sus sueños realidad, sueños que contribuyan al bienestar propio y social.
Recomiendo la lectura sobre la resiliencia, tema trabajado por el psicoanalista Boris Cyrulnik, donde argumenta los límites de los aportes biológicos, familiares, sociales, políticos de nuestra construcción como seres humanos, y la apertura para decidir sobre nosotros mismos, acciones y proyectos.
Saludos!
el 3 de enero del 2011 a las 13:39
Estimada amiga:
De acuerdo en lo que expresa, y, desde luego, una vez leída toda su escritura en la qu eexpresa su sentir sobre el tema tratado, no más que adherirme a lo dicho por usted y, desde luego, soly partidiario de:
“Educar a los niños de hoy para evitar el castigo a los hombres de mañana”
De todas las maneras, el autor de todos estosd pensamientos se está refiriendo, sin duda, a un ámbito que nos trasciende, algo muy general y grande, ya que, en lo particular, el el ámbito de cada cual, sí que podemos decidir y, lo hacemos utilizando las reglas que cada cual pueda tener a su disposición: Educación, ambiente y entorno familiar, circunstancias laborales, etc.
El poder de decisión que cada uno podamos tener, es variable, y, su amplitud vendrá dada por el hecho antes mencionado. Preparación, circunstancias, etc.
Al final de la toda la historia, y, referido a lo grande y general, nadie estará en posesión de poder decidir nada, ya que, la Libertad, tal como la concebimos, sólo será siempre parcial y nunca total, toda vez que estaremos supeditados a circunstancias a nosotros ajenas que, de manera directa, inciden en nuestras dicisiones particulares.
El mundo es complejo y, nosotros, estamos muy limitados.
el 4 de enero del 2011 a las 16:15
Muy cierto amigo Emilio, el mundo es complejo y, nosotros, estamos muy limitados. Sin embargo, hay maneras de trascender ese limite, aunque sea solo un poco, como para asomarnos y echar un vistazo para observar que hay detrás de esa pared imaginaria que nos impide ver lo que hay más allá y, conocer el camino correcto a seguir.
Al que le interese puede preguntar.
Un saludo
el 30 de diciembre del 2010 a las 21:59
El problema real de toda sociedad, dependiendo de su cultura o, la educación tanto de la familia como del estado que cada país crea y adopte como el sistema adecuado para su región. Es justamente por que son por demasía, los diferentes motivos por el cual cada ser de este bendito planeta posee tal manera de actuar o pensar(en el orden que más os guste).
Las penalidades no tienen sentido si no se sabe con claridad cuáles son los valores que la humanidad debería tener en cuenta, y, partiendo de esa base, se debería ramificar todas estos temas de discusión que se debaten desde siempre.
Un saludo!
el 31 de diciembre del 2010 a las 23:37
Emilio, Shalafi, y tod@s los compañeros:
Salud, Paz, y Armonía, en el nuevo año.
Abrazos fuertes.
el 4 de enero del 2011 a las 1:10
Muchas gracias, Nelson.
Lo mismo te deseo a ti y a toda la comunidad que forma la familia del blog.
Un afectuoso saludo
el 4 de enero del 2011 a las 16:25
Compañero Nelson, aunque poco te conozca de momento, te deseo lo mismo que deseas a los demás, por el simple hecho de desearlo es porqué te lo mereces con todas las fuerzas del Universo.
Abrazos!
el 3 de enero del 2011 a las 13:42
Estimado amigo Nelson:
De la misma manera te deseamos a tí y a todos los tuyos que, la felicidad os acompañe durante los años venideros, y, sobre todo, que esté unida a la salud, el bien más querido por todos.-
Un abrazo amigo.
el 4 de enero del 2011 a las 21:50
Muy interesante el artìculo al igual que todos los que escribes y los muy respetables comentarios que hacen aùn mas interesante tu portal.
Aprovecho para desearte mucha salud, armonìa y prosperidad no solo en este 2011, sino tambièn en los años vendideros (como tu bien dices), asimismo a todos los amables lectores.
Saludos desde Mèxico.
el 5 de enero del 2011 a las 11:48
Géminis, estimado amigo, me alegra mucho que aparezcaz por aquí /tu casa/, y, desde luego, es nuestro deseo que la felicidad te persiga xiempre a tí y a tus seres queridos.
Aquí seguiremos tratando de divulgar la Ciencia.
Un abrazo.
el 3 de julio del 2011 a las 9:06
Emilio, genial este articulo! es un tema fascinante como el cerebro nos engaña para dibujarnos una realidad a medida de nuestra “particular” logica y nos hace creer que esa realidad es solida. un cordial saludo
el 3 de julio del 2011 a las 12:08
Amigo ernesto, así resultan ser las cosas de “nuestra realidad” que, necesariamente no tienen por qué coincidir con ese otro mundo más real que es el de la Naturaleza misma. Y, todo eso es debido a que, nosotros, los humanos, somos los poseedores de grandes cosas (el cerebero, la mente con la conciencia…) y, también, de grandes carencias que nos limitan y estamos sometidos a un Principio de Indeterminación, es decir, de no saber nunca cual será la verdadera realidad.
¡Es todo tan complejo! ¡Es todo tan bonito…cuando lo podemos desvelar!
¿Sabremos alguna vez la verdad? La cuestión es muy compleja, nuestros conocimientos limitados, y, aunque formamos parte de la Naturaleza…Sólo somos una pequeña part3e de ella, y, aunque tengamos la virtud o el don de poder pensar, esto no quiere decir que lo podamos comprender o hacer todo. Una Nebulosa es capaz de conformar estrellas nuevas a partir de la Gravedad y, sin embargo, no piensa. Cada cosa en el Universo tiene una misión bien determinada y, la nuestra, es la de obervar y procurar discernir entre las distintas realidades que se nos presentan.
Si algún día -aunque lejano en el futuro- pudiéramos saber sobre esa realidad, querría decir que hemos evolucionado hasta el punto de ser…El Universo mismo, es decir, nuestra simbiosis con el Universo se habría producidom al fín y, seguramente, ya no estaríamos dentro de esta figura material que ahora nos acoge y que está expuesta a mil avatares que nos llevan hasta la muerte, entonces, si esa fusión se produce, espero que todos seámos como fuentes de luz, como los pensamientos lumínicos del Universo evolucionado del que formaremos parte.
¡La ralidad! ¿Que será eso?
el 14 de septiembre del 2011 a las 0:24
El número de combinaciones en la aleatoria cuántica ha de ser infinito. No hay restricciones en los grados de libertad para partículas libres o no lo serían y si localmente las hubiera, se compensan con libertad de grupo frente a los otros y asli sucesivamente. Toda materia se sustenta en lo que se dice espuma cuántica. La materia de nuestra mente también.
La base de “oscilación” para el funcionamiento de los circuitos cerebrales, el oscilador que les permite tomar tantos como componen la generación de los pensamientos cambiantes de toda índole, sólo puede provenir de la cuantica de nuestra materis gris o del color que sea. Los cambios químicos en las neuronas, sus corrientes o depósitos de recuerdos y estructuras lógicas, son el resultado primario de la aleatoriedad y como no de las sensaciones y “depósitos” adquiridos o genéticos.
Pero el sustrato base, salvo por los condicionantes dichos, es independiente, libre e inagotable.
“La maravillosa máquina” no puedría serlo ni no fuese capaz de sacar a flote esa libre base. Si se desliza por lo cómodo de las influencias no moduladas por la dicha base aleatoria.
Pienso que la mente es libre si se sobrepone o libera de su carga circunstancial, de la represión que la atenaza. La cosa es que quien es capaz de hacer tal cosa. Para un rato bueno pase, pero la liberación mental también es sinómo de la soledad más tremenda.
Nuestra mente es libre pero nosotros ya no diría tanto. Y bien que nos vale.
el 6 de noviembre del 2011 a las 8:09
Bonito articulo, pero… No se como compatibilizar esos 200ms, el libre albedrío y las decisiones que toma un jugador de Baseball al tirarle a la pelota con el bate a 90 millas por horas, diferentes zonas de strike, tipos de lanzamientos(cualquier lanzador de grades liga domina al menos cinco lanzamientos diferentes), incluidos curvas, cambios (bruscos de velocidad), tenedores, …, como deciden además en ese lapso por donde batear, porque lo hacen cocientes, sino no hay jugadas dirigidas desde el banco… y como se compatibiliza ese promedio de bateo durante tantos turnos al bate…, como se compatibiliza eso con las fluctuaciones de su record personal, las fluctuaciones de sus compañeros, así como la comparación entre los resultados de estos. Y otras variables mas… Me parece que ni siquiera han tomado un plano de RMN bajo esas circunstancias. No, no me convencen…Huele a seudo…
http://www.elnuevoherald.com/2011/09/17/1027040/marcada-baja-en-los-delitos-violentos.html
el 6 de noviembre del 2011 a las 9:53
¡Es todo tan complejo!
el 6 de noviembre del 2011 a las 18:09
ORBITANTES
El comandante torció el gesto, enarcando los elásticos labios de plascarnalina.
—Mala cosa —dijo para sí.
Sintonizó su visión intermil a rayos k, con la del visor de medida cósmica, y disparó.
— ¡Perfecto! ¡Sencillamente perfecto! ¡En toda la cúpula! ¿No es así segundo?
El segundo, que daba lustre a una manivela, contestó:
—Usted sabrá. No sé ni de que me habla, pues ya verá.
El comandante desaferró los mandos, y giró su silla variomóvil, levantando a continuación la visera de su casco.
— ¡Ah!, ¿pero no has visto, como estallaba la cúpula bajo el impacto eléctrico?
Y echó a andar, moviendo con soltura sus piernas de broncolatex.
— ¿Y cómo?, yo no tengo tan buena vista como usted. Ni estoy delante de ninguna ventana —dijo el segundo.
Éste, con la gorra calada hasta las orejas, y embutido en un mono fortitrón, difícilmente lo habría visto, pues limpiaba, metido dentro, el cubículo de relajación membral.
—Anda, toma, mira por el visor extra.
Le tendió una pantalla que había sacado de su bolsillo.
De mala gana el segundo, asió el rectángulo transparente.
— ¡Pero, mi señor…! Son biotransformados. Cómo ha podido…
— ¡Que se aguanten! Así no andarán dando la lata. Que si el recinto espacial es sagrado…, que si de la barrera para acá ni un vatio de electroinfluencia…
Y dio un puntapié con su bota de anclaje al filtrador de polvos, que deambulaba por el suelo a toda máquina, haciéndose añicos contra el bastidor.
La nave astralámbul no se hizo esperar. En un santiamén aspiró a los destrozados y partió. Al microinstante los regurgitó en el insertor, de tres microespacios exactos, pues bastaban.
El segundo aún no había soltado el visor.
—Mi comandante. ¿Y por qué las personas bio han de morir, y renacer de nuevo? Todo eso causa dolor.
— ¡Toma! Lo mismo que tú y yo. Porque no hay otra forma, de que el pertinaz antagonismo entre ellos, ceda en nuestras circunstancias.
—Y por qué no cedemos nosotros.
— ¿Y tú que crees?
—Tampoco se ha comunicado con ellos. Ni siquiera se les avisó.
— ¿Crees tú, que en tal caso, el Gran Vehículo, éste que nos lleva, nos albergaría ya? Seguramente que no, nos habrían echado a patadas para expandirse hasta aquí.
—Siempre la ley del más fuerte… Como usted y yo…
Rogó el segundo para que el comandante no lo hubiese oído.
—Señor, no cree demasiado artificial todo este tinglado. ¿Vale la pena?
—Y por qué me lo preguntas a mí. Yo no soy su inventor.
—Pero si es usted, quien hace que se perpetúe.
—¿A qué te refieres?
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— ¿No es acaso usted quien manda, el responsable de este vehículo?
—Pero no olvide que como éste hay muchos. Cada cual actúa como le place, que viene a ser de la misma manera. No hay otra. ¿Acaso se puede esperar un comportamiento más apropiado en las circunstancias que nos asolan?
—No veo yo tanta desolación. Como no sea la del planeta, que por fortuna ya no habitamos.
—Ah, segundo, con que simpleza hablas. El que las circunstancias nos asolen, quiere decir eso exactamente, la soledad de nuestro grupo, perdido en este maremágnum, espaciomagnum para ser riguroso, de culturas, tecnologías, razas… que no nos son afines.
—Y qué importa —replicó el segundo— Somos iguales, pues somos hijos de la Especie.
—Iguales ante la Ley Robótica. Con mayúscula. Pero olvidas un detalle, la escasez de recursos. La lucha por sobrevivir.
—Que yo sepa nadie pasa necesidades aquí.
— ¡Qué ingenuo eres…! De dónde crees que proceden los suministros de que disponemos.
—Supongo que de tierra, o de otras factorías del espacio.
—Dices bien. Eso, sí es que otros no nos los interceptan… Y en tal caso, qué habría de hacerse según tú.
—Pues no sé, mi misión aquí nada tiene que ver con los suministros.
—Te lo diré yo: o se los quitamos a quienes nos los quitan, o hacemos lo mismo que ellos.
—O sea, simples y bajos piratas.
—No hay otra alternativa.
—Y por qué no dejamos de dar vueltas y vueltas sin destino, y volvemos a nuestra casa.
—Porque no cabríamos.
—Y qué más da competir volando que en tierra.
—En tierra seríamos un blanco fijo a merced de nuestros competidores. Por eso quien puede órbita, que es más seguro y económico.
La salida de los orbitantes, no dejó lugar a dudas. Ninguno había desaparecido, pues se vieron evolucionar por la plataforma, en filas exactas y completas, ningún tramo quedaba libre, y todos eran pares. Pero curiosamente marcharon la mitad en un sentido y la otra en, el opuesto. Por más que se interferían, la bipolaridad persistió. ¡La geometría axial computoprogramada se había escindido! El contraste de pareceres y la conducta de consenso quedaban seguros.
—Tendremos que mandar allí a algún operario.
— ¿A dónde?
—A los cauces del insertor.
— ¿Para? —recabó el segundo.
—Recomponer provisionalmente, si hay alguna fuga.
El segundo se encogió de hombros.
—Usted mande…, que lo que esté en mi mano…
—Pues eso precisamente, no serviría para mucho.
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El segundo, al otro lado de la mampara, miró el bocadillo que tenía en la mano. Y dijo para sí:
—Que Dios le conserve la vista, porque lo que es el sentido común…
El comandante desconectó su visión k, y se arrellanó en el asiento.
Buen día, contertulios
el 7 de noviembre del 2011 a las 18:50
Un desarrollo exacerbado del cerebro, como ocurrió y ocurre a la especie humana, significa la superación de un cerebelo “automático”.
La superación del cerebelo, el cerebro más primitivo, el encaragado de funciones automáticas de control del organismo, sólo se da categoricamente y de una forma radical en animales que llamamos superiores, y sobre todo en la especie humana.
Es este desbordamiento del volumen cerebral el que permite el gran pensamiento. Esa zona sobrepuesta sobre el cerebelo (cerebro primitivo) que comprende la corteza, la parte más activa e independiente de lo más profundo que se ocupa de la función automática. El cerebelo es como el piloto automático, el resto, la verdadera mente, el piloto consciente, que queda, no obligado, para la sensación y el pensamiento libre. Es ahí donde la mente experimenta formas nuevas de una manera continua.
Pensamos libres dentro de un ámbito. El pensamiento es una invención continua, una combinación siempre nueva de recuerdos, de sensaciones y de otros pensamientos. “No hay nada nuevo bajo el sol” ya lo dice el aforismo, lo que se piensa, se recopoila o se descubre, es consecuencia de lo precedente.
La libertad o el libre albedrío, va encajonado en las propias leyes biológicas, pero la complejidad del cerebro es tan grande, que el número de acciones combinadas se asemeja mucho una infinidad. En ese sentido se podría decir que nuestra mente es libre, si es capaz de liberarse del exterior y de sí mismo. Es lo que se pretende en los estados supremos de inhibición o concentración. Pero no habrá que ir tan al fondo, la evolución procura que la complejidad sea cada vez mayor, y que el cerebro se acondicione para nuevos retos. Pese a que se diga que “las neuronas de la materia gris rozan el límite físico de tamaño”. Calidad y cantidad no tienen por que ir de la mano.
En definitiva la libertad de la mente es proporcional a las posibilidades combinatorias de sus “circuitos” conscientes.
La otra libertad, la de acción, es más difícil de establecer, y la bondad o maldad de las acciones, aunque parezca mentira van en relación a la voluntad para el esfuerzo de cada cual. La bondad o la maldad son en consonancia con lo que la mayoría de los humanos considera. Lo positivo o lo negativo es aquello que va o no de acuerdo con el progreso vital. El delincuente prefiere los atajos y veredas, el camino “menos cansado” para llegar a lo que los otros consiguen. El “criminal” sin embargo vaga también por otros derroteros más desligados aún de las querencias humanas comunes.
Pero no es tan simple, pues en ello confluyen una buena o mala educación, los hábitos adquiridos y las injusticias, cuando no es que vaya impreso en la propia biologia… Como decía Baudelaire, “El más irreparable de los vicios es hacer el mal por necesidad”.
Saludos cordiales.
el 23 de febrero del 2012 a las 7:28
También aquí tuvimos bonitos e ilustrativos comentarios pero, estamos en posesión del Libre Albedrío, o, por el contrario nos vemos supeditados a lo que el mundo exterior no influye para poder determinar lo que podemos o no podemos hacer?
La cosa no resulta nada fácil de determinar toda vez que, ese libre albedrio parece que sí, que está con nosotros. Sin embargo, no lo está realmente en todos los aspectos, toda vez que, no todo depende de nosotros y, si no podemos elegirt libremente, el Libre Albedría estaría ausente.
Así que, podemos decir que el Libre Albedrío sí podemos ejecutarlo o utilizarlo sólo en determinadas situaciones y, sobre todo, en aquellas en las que no tengan que intervenir otras cuestiones y parámetros que, ajenos a nosotros, nos impidan esa elección libre.
Dicen que vinimos al mundo con el libre albedrío “puesto” pero, a la vista de cómo son las cosas, yo no estaría tan seguro.
¿Qué opinan ustedes amigos?
el 18 de marzo del 2012 a las 15:31
El libre albedrío no existe por más que nos ilusione tenerlo. Se puede demostrar por medio de la filosofía, física o psicología. La moral no necesita del libre albedrío, pues sigue siendo útil en el determinismo o el azar (indeterminismo). La discusión se debería centrar en cómo debemos vivir sin libre albedrío, cómo podemos ser felices sin libertad. Todo eso es lo que analizo en mi libro: “Cómo vivir feliz sin libre albedrío” que podéis descargar gratuitamente en http://www.janbover.org.
El libro analiza todos los aspectos debatidos sobre el libre albedrío y más (con bastantes ideas propias). El libro está dividido en 5 apartados: un Estudio filosófico y un Estudio psicológico que analiza la imposibilidad del libre albedrío analizándolo desde todos los ángulos posibles, un Estudio moral que demuestra que la moralidad no tiene nada que ver con el libre albedrio, y un Estudio estadístico y Estudio práctico que analiza de qué modo podemos actuar sabiendo que no somos libres, y a pesar de todo ser felices.
Espero que os interese y, si fuera así, que me devolváis algún comentario al finalizarlo.
el 19 de marzo del 2012 a las 3:51
Hola, Jan:
El libro está en mi poder y cuando lo lea sí podré dar una opinión con elementos de causa a favor o en contra de sí el libre albedrio está con nosotros o, si por el contrario, es una simple ilusión de lo que nos gustaría tener.
De todas las maneras, no pocas son las dudas que me embargan y, se me ocurren mil preguntas: ¿So el libre Albedrío no está con nosotros, por qué podemos tomar las decisiones que tomamos? ¿No es acaso eso un signo de la existencia del Libre Albedrío? Está claro que, en parte, sí que tenemos Libre Albedrío.
La Libertad, como tal libertad y llevada a los extremos: No existe, Siempre estaremos supeditados a alguna cuestión de una u otra índole: Nuestro Amor, los hijos, nuestros padres, el trabajo…etc. Somos “esclavos de algo” y, a veces, con gusto.
La Felicidad, como tal felicidad, es efímera. Conseguimos por cortos espacios de tiempo (“momentos”) esos estados de felicidad que, casi siempre, viene de la mano de lo sencillo y natural: Un beso a tu amada, la risa de tu hijo, contemplar totalmente relajado el horizonte del inmenso océano, poder disfrutar de los ruidos, olores y colores de la montaña, sentir la brisa en la cara mientras el velero, avanza hinchadas las velas por el viento…¡son tántas cosas la felcidad!
El Libre Albedrío, aunque no he ralizado ningún estudio al respecto, puede que exista o que no esté con nosotros pero, una cosa es cierta: A veces, podemos tomar decisiones y eso, amigo mío, podría parecerse mucho a ese libre albedrío del que hablamos. Lo que ocurre es, que como todo en este mundo, nada de pende de nosotros de manera absoluta y tenemos que estar supeditados…¡a tántas cosas!
Un saludo cordial.