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¿Existe el libre Albedrío?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La realidad humana ¿es realidad?    ~    Comentarios Comments (61)

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La libertad es una ficción cerebral

Estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes naturales

La libertad es una ficción cerebral, según confirman las últimas investigaciones sobre neurociencias. Estas investigaciones han determinado que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (hasta 10 segundos) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento. Y aunque la falta de libertad es algo contraintuitivo, los experimentos indican que estamos determinados por las leyes de la Naturaleza. Por eso en Alemania algunos especialistas están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Y aunque sigamos encarcelando a los que violen las leyes, cambiará la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos. Así nos lo cuenta D.Francisco J. Rubia.

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No pocas veces, nuestras mentes se ven abocadas a tener que retener, ese primer impulso, esa iniciativa de libertas, o, de libre albedrío. La complejidad en la que estamos inmersos nos prohibe, en la mayor parte de las ocasiones, poder desarrollar y poner en práctica ese libre albedrío que parece nos fue dado pero que, en realidad, es muy restringido.

La libertad, la voluntad libre o el libre albedrío es una ficción cerebral. Eso es el resultado de experimentos realizados recientemente en neurociencia que indican que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (350 ms) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento (200 ms antes del movimiento). Esto quiere decir que la impresión subjetiva de la voluntad no es la causa del movimiento, sino que, junto con éste, es una de las consecuencias de una actividad cerebral que es inconsciente.

Los experimentos fueron realizados por Benjamín Libet en California hace más de 20 años; luego han sido confirmados sus resultados por un grupo de neurocientíficos en Inglaterra, y este mismo año, 2008, han vuelto a realizarse en Berlín con técnicas modernas de imagen cerebral, llegando a la conclusión que el cerebro se pone en marcha mucho antes que en los experimentos de Libet, a saber, que la actividad cerebral del lóbulo frontal tiene lugar hasta 10 segundos antes de la impresión subjetiva de voluntad.

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El propio Libet intentó salvar su hipótesis de la existencia de la libertad diciendo que en los 200 ms que separan la impresión subjetiva del propio movimiento el cerebro podría ejercer un veto, es decir, inhibir el movimiento. Los críticos de esta hipótesis argumentaron que si el cerebro se tenía que activar de nuevo para ejercer el veto se emplearía de nuevo el mismo tiempo y eso era demasiado para los 200 ms que quedaban.

Frente a estos resultados se puede argumentar que todos y cada uno de nosotros tiene la impresión subjetiva, la intuición, la firme creencia, que somos libres para elegir entre varias opciones o que podemos hacer algo distinto a lo que hacemos en cualquier momento.

Antecedentes de creencias falsas

Pero las impresiones subjetivas, intuiciones o firmes creencias han resultado ser a veces falsas, como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad.

Recordemos la creencia en la teoría geocéntrica, planteada por Aristóteles en el silgo IV a. C. y refrendada por Ptolomeo en el siglo II de nuestra era. Tuvieron que pasar nada menos que 20 siglos, hasta el siglo XVI, para que esta teoría fuera refutada por la teoría heliocéntrica de Copérnico y Galileo.

No siempre es todo como creemos verlo, ni siempre estamos en disposición de elegir. Nada es lo que nos dicen nuestros sentidos que es. Y, lo que entendemos por libre albedrío, de la misma manera, está distorsionado por mil parámetros ajenos a nosotros que, sólo podemos ejercelo en soledad y dentro de nuestros pensamientos.

Nuestra impresión subjetiva estaba basada en la experiencia que todos tenemos de que el sol sale por Oriente y se pone por Occidente, un lenguaje que aún conservamos. Si le hubiésemos hecho caso a Aristarco de Samos, quien en el siglo IV a.C. ya había planteado que la tierra se movía alrededor del sol, no hubiera sido quemado Giordano Bruno en la Piaza Campo dei Fiori en Roma en 1600.

Por otro lado, que hayamos tardado 20 siglos en corregir esa impresión subjetiva falsa de que el sol giraba alrededor de la tierra la debemos, sin duda en parte, a la Sagradas Escrituras. En la Biblia (Josué 10, 13) se dice que Yahvé “paró el sol” para permitir que los israelitas terminasen de masacrar a los amorreos. Por tanto, si Dios paró el sol es porque este se movía y no la tierra.

Hay otros ejemplos de impresiones subjetivas que terminaron siendo falsas, como la teoría de la que la tierra es plana, que todavía hoy algunos desinformados sostienen. También la esfericidad de la tierra, sostenida por Eratóstenes (siglo III a. C.) chocó con las Sagradas Escrituras, tal y como sostenía el obispo de Salzburgo Virgilio o nuestro Isidoro de Sevilla.

Estamos determinados

No podemos, pues, fiarnos de nuestras impresiones subjetivas porque pueden ser falsas. A veces, como en este caso, la falta de libertad es algo contraintuitivo, como suele expresarse en inglés, pero los experimentos indican que, efectivamente, estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes deterministas de la Naturaleza.

Alejandro Jodorowsky: Si tenemos un cuerpo imaginario, es también necesario que nos demos cuenta que tenemos una mente imaginaria. Tenemos pensamientos inconscientes, percepciones olfativas, audiciones, tactos, visiones, sabores mucho más desarrollados que los que creemos “reales”. Vemos más de lo que creemos ver, oímos más de lo que creemos oír, gustamos más de lo que creemos gustar, olfateamos más de lo que creemos olfatear, percibimos con el tacto mucho más de lo que creemos percibir, pensamos más de lo que creemos pensar. No sentimos por completo nuestras sensaciones, tenemos pensamientos de los que no nos damos cuenta, vivimos dentro de limites perceptivos, provocados desde que nacemos por nuestra familia y luego por la sociedad. Nos sumergen en prejucios y concepciones anquilosadas de la realidad y de nosotros mismos. Debemos aprender a pensar con libertad, (no digo con “inteligencia”, digo con “libertad”). El trabajo mágico consiste en disolver los límites de nuestra inteligencia y de nuestras percepciones. Estos limites nos encierran en calabozos irreales que nos impiden acceder a la conciencia suprema. La llave para lograr esto es la atención.

Si asumiésemos, como hacen los dualistas, la existencia de un alma inmaterial que interacciona con la materia, en este caso el cerebro, entonces no habría ningún problema. Ese dualismo, que se remonta a los órficos, que consideraban que el cuerpo (soma) era ‘sema’ (la tumba) del alma, y que influyeron decisivamente sobre Pitágoras y Platón, dando lugar a un dualismo que ha durado hasta nuestros días, hoy día la neurociencia lo ha superado.

Las facultades mentales, antes anímicas, son consideradas hoy por la inmensa mayoría de neurocientíficos producto del cerebro. El gran problema del dualismo es que no ha habido posibilidad de explicar cómo es posible que un ente inmaterial, el alma, interaccione con la materia.

La razón es que para interaccionar con la materia se requiere energía y un ente inmaterial, por definición, no tiene energía. Por tanto, esa interacción violaría las leyes de la termodinámica. Además, no se ha descubierto en el cerebro ninguna región de la que pueda decirse que se activa por algún factor externo al cerebro, como sería el caso si fuera activada por el alma. Por tanto, el alma no es ninguna hipótesis neurocientífica.

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Sólo el pensamiento nos hace libres

Algunos filósofos, llamados compatibilistas, aceptan el determinismo del Universo y también del hombre, pero lo compatibilizan con el libre albedrío, que, según ellos, tiene el ser humano. La mayoría confunde lo que en biología llamamos ‘grados de libertad’ con la liberta propiamente dicha.

Todos los animales poseen diferentes grados de libertad, es decir, posibilidades de elegir entre varias opciones. El número de opciones depende del grado de encefalización del animal en cuestión. Nosotros tenemos muchos más grados de libertad que un perro, y éste más que un lagarto, y éste, a su vez, más que una ameba. Pero la posibilidad de escoger entre varias opciones no nos dice por qué elegimos la que elegimos, o, con otras palabras, si esta elección es voluntaria y consciente. En suma, poseer grados de libertad no significa ser libres.

El problema de la libertad es que está íntimamente ligada a la responsabilidad, la culpabilidad, la imputabilidad y el pecado. Este último es la base de las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo. El concepto de culpabilidad es también la base del derecho penal internacional.


Neurociencias y Derecho

Concepto de Derecho de la justicia símbolo Foto de archivo - 4055262

Esto explica por qué en Alemania, algunos especialistas en derecho penal están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Evidentemente no vamos a cambiar los castigos que hay que infligir a aquellos que transgredan las reglas que la propia sociedad se ha impuesto a sí misma. Seguiremos encarcelando a aquéllos que violen esas reglas. Pero lo que sí va a cambiar será la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos.

Que la libertad pueda ser una ficción no nos llama mucho la atención. Hace tiempo que sabemos que los colores no existen en la Naturaleza. En ella encontramos diversas longitudes de onda del espectro luminoso. Estas longitudes de onda inciden sobre fotorreceptores que poseemos en la retina y los impulsos nerviosos, llamados potenciales de acción, que son exactamente iguales que los provenientes del oído o del tacto, llegan a la corteza visual y allí se les atribuye una determinada cualidad, como la de rojo, azul o verde. Los colores, pues, son atribuciones de la corteza cerebral, pero no cualidades que existan en la Naturaleza. Algo que ya sabía Giambattista Vico, filósofo napolitano del siglo XVII, o el propio Descartes.

Para terminar quisiera citar a dos personalidades: un filósofo, Baruch Spinoza que sobre este tema decía: Los hombres se equivocan si se creen libres; su opinión está hecha de la consciencia de sus propias acciones y de la ignorancia de las causas que las determinan.

Y la de un científico, Albert Einstein: “El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera”. Y también: El hombre se defiende de ser considerado un objeto impotente en el curso del universo, pero, ¿debería la legitimidad de los sucesos, tales como se revela más o menos claramente en la naturaleza inorgánica, cesar su función antes las actividades de nuestro cerebro?.

Un psicólogo alemán, Wolfgang Prinz ha acuñado la frase: No hacemos lo que queremos, sino que queremos lo que hacemos.

F. J. Rubia es Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad. Este texto fue leído por su autor en el encuentro de bloggers de Tendencias21, celebrado en Madrid el pasado 21 de noviembre. F.J. Rubia es el editor del blog Neurociencias de Tendencias21

¡Hay tantas cosas de las que tratar y de las que, en realidad, sabemos tan poco!

Hablamos, hablamos y no dejamos de hablar de teorías y modelos que nos hemnos buscado para tener un fiel reflejo de la Naturaleza que tratamos de conocer. Sin embarfgo, no siempre nuestros modelos y teorías caminan de la mano de la Naturaleza y, lo que se observa difiere de lo que esos modelos nos dicen. ¿Cómo podemos hablar, por ejemplo, de la materia oscura si nho tenemos idea de lo que pueda ser y, ni siquiera si puede ser?

Pués, así somos los humanos: Descarados y osados, nos atrevemos con todo e, incluso, con la Naturaleza que dibujamos y coloreamos sin saber si, el cuadro que de ella hacemos es el cuadro que en realidad la Naturaleza refleja.

emilio silvera

 

  1. 1
    Fandila
    el 18 de marzo del 2012 a las 23:09

    Posiblemente el libre albedrío no exista, pero siempre existirá una duda razonable.
    Cada mente humana encuentra una solución personal ante retos y situaciones. Nuestras decisiones se ven influidas seguramente por todo aquello que percibimos y conserva nuestra memoria e incluso nuestros genes. Pero no hay duda que las respuestas o formas de actuación, tan diversas, hacen que las actuaciones humanas enriquezcan nuestra sociedad. La evolución como especie viene determinada por la suma de decisiones partículares, que por selo son irrepetibles. Puede decirse que las pautas de comportamiento humano como conjunto poseen cierta aleatoriedad, si bien suele imponerse lo que interesa. En ese sentido podría decirse de la existencia del libre albedrío de la humanidad en su conjunto, pues la decisiones individuales pueden ser de cualquier tipo.
    ¿Realmente todo pensamiento es una consecuencia o combinación de otros y las percepción? ¿Llegado a un punto entales asosociaciones no puede surgir el original, aquel que no se apoya sino en la química y en una percepción extrasensorial indefinida?
    Tampoco queda claro que el libre albedrío individual no exista, o al menos hasta un cierto grado. El pensamiento es una actividad incansable como lo es la química en que se basa. La mente trabaja incluso cuando dormimos. No queda claro que todos nuestros pensamientos sean dependientes del exterior en último término. Nuestra mente a veces más parece desconectada de lo presente y del resto de nuestro organismo, aunque sus pautas o soportes de actuación hayan sido adquiridas, en ese sentido la aleatoriedad de la actividad pensante no es una aleatoriedad pura, pero a veces resulta en decisiones o respuestas, que vistas con posterioridad parecen abbsurdas o sin una causa lógica.
    ¿De dónde proceden los penamientos para esa decicisiones aburdas? Puede que de desconexiones buscada por nosotros mismos, fortuitas o en algunos casos enfermizas. Si los pensamientos son química al fin al cabo y el número de elementos químicos del cerebro es tan inmenso, la cantidad y número de reaccione distintas según las combinatorias será casi ilimitado en su tiempo. ¿Quién puede afirmar que todos esos pensamientos sean consecuencia de nuestra memoria y percepciones. Muchos serán originales y expontaneos sin casación alguna con el resto, y en su asociación con los demás bien pueden ser predominantes sobre lo normales y reportar modos de actuación libres.
    No son ideas de un experto. Un cordial saludo.

    Responder
  2. 2
    Fandila
    el 19 de marzo del 2012 a las 10:04

    De no existir un libre albedrío estaremos sujetos a un destino. De ser así ¿existe el bien o el mal? ¿Lo positivo o lo negativo de nuestras acciones?.
    Si el Universo pudiera empezar de nuevo y de la misma forma, ¿todo ocurriría igual una y otra vez?
    ¿La indeterminación de Heisenberg podría darse, o no es más que un camelo? Pero la cuántica también nos gobierna a los seres vivos.
    Puede que lo que llamamos alma no exista pues estaría gobernada o comunicada por un ente superior difícil de constactar.
    Sin embargo, la abstración supondría un producto que no se da, que sepamos, en “la simplicidad” de la materia inerte. Ese recobeco casi independiente  del mundo inexorable de las leyes físicas (Del que no puede estar exento ningún organismo vivo) vendría a ser como una isla en la mundanal existencia. Lo especial de los seres vivos consiste en su autonomía, en que pueden actuar según unas pautas propias. Como un pequeño cosmos aparte aunque ligado con el resto. No es comparable con el centro que controla una galaxia o el destino ciego del Universo. Algo especial debe haber para ese libre albedrío cuando podemos cambiar el rumbo de las cosas.
    Saludos.

    Responder
  3. 3
    Gilberto Gillipepers
    el 19 de marzo del 2012 a las 15:34

    Si no existiera el libre albedrío, ¿estaríamos condenados a la entropía del Universo?, hay que sentarse a esperar lo inevitable o creer en lo imposible y en la esperanza de crear nuestro propio destino a través de nuevas leyes físicas como las de la cuántica?.
    A mí me gusta pensar que soy libre de tomar mis propias decisiones, y ésta de por sí ya es una libre decisión que surge de mi.

    Saludos cordiales.

    Responder
  4. 4
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 17:04

    Hola Emilio,
    te agradeceré algún comentario cuando leas mi libro (www.janbover.org). En el libro, en los capítulos finales (13, 14 y 15) respondo a algunas de tus preguntas: 
    Por qué tomamos las decisiones que tomamos?
    Te respondo muy brevemente: Estamos determinados a ser felices, o si más no a intentarlo. Todas nuestras decisiones (con más o menos conocimiento, más o menos suerte) van en esta misma dirección. Estamos determinados así, y no es nada malo…
    En el libro está mucho mejor explicado (puedes saltar directamente al capítulo 13 si quieres).
    Saludos
    Jan 

    Responder
  5. 5
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 17:07

    El libre albedrío es matemáticamente imposible, ni tan solo Dios lo podría tener. No es posible imaginar otro universo distinto al nuestro con las leyes de la física diferentes donde el libre albedrío sea posible, simplemente porqué es matemáticamente imposible. No quiero copiar y pegar la demostración aquí, pero podéis leerla en el capítulo 5 de mi libro que podéis descargar de: <a href=http://www.janbover.org> http://www.janbover.org </a&gt;
    Saludos,
    Jan 

    Responder
  6. 6
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 17:10

    Perdonad, el web del libro “Cómo ser feliz sin libre albedrío” es éste: http://www.janbover.org
     

    Responder
  7. 7
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 17:14

    gilberto,
    el universo evolucionó sin nuestra ayuda (y sin la ayuda de Dios a mi entender). Porqué necesitamos el libre albedrío? El universo seguirá evolucionando, simplemente que más rápido, gracias a nuestra inteligencia (producto dela evolución), pero no gracias a nuestro libre albedrío.
    Jan
    http://www.janbover.org 

    Responder
    • 7.1
      Gilberto Gillipepers
      el 19 de marzo del 2012 a las 22:57

      Amigo Jan, el Universo ha evolucionado sin nuestra ayuda, es cierto, pero no gracias a nuestra inteligencia como especificas (suena algo contradictorio), ni siquiera por nuestra existencia, lo seguirá haciendo estemos o no estemos en él, pero a mi entender nosotros para evolucionar no necesitamos únicamente de nuestra inteligencia, necesitamos de ella para comprender que existe el libre albedrío, para entender que nuestros actos son los que definen nuestra evolución en este y u otros Universos.
      Y es que sin libre albedrío no existirían múltiples dimensiones, pues si existe solo una realidad con un principio y un final, nuestra vida está programada instante a instante no por nosotros, y eso si es difícil de creer para mí.
      Un poco más abajo mencionas que nuestras decisiones son nuestras, generadas por nuestro cerebro, según ha sido programado desde nuestro nacimiento, pero no mencionas como fue programado. Y resulta ser en mi opinión, que el cerebro se fue programando así misma justamente por nuestras decisiones, y así fue como hemos ido evolucionando. Pues si ya hubiésemos sido programados de antemano, seríamos algo plano, chato, sin cambios ni evolución.
      La libertad de decidir qué hacer o no ante tal o cual cosa, es la que nos hace ser lo que somos y lo que seremos.

      Pido perdón si es que no llego a entender alguno de tus argumentos.
      Un saludo cordial.

      Responder
  8. 8
    Fandila
    el 19 de marzo del 2012 a las 18:43

    Aún no he leído el libro completo. Pese a todo dudo que el libre albedrío no exista.

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    Como comento más arriba: la autonomía de los seres vivos, y cuanto más de nuestra mente, posee sus propias normas de actuación frente a la “materia ciega” que es arrastrada sin remedio por las leyes “simples” de lo menos o poco elaborado. En gran medida, el ser vivo se sustrae de su entorno, y aún más la mente. La mente transforma a su manera  irreal todo lo que recibe por las percepciones y su herencia. Elabora su propia subjetividad en aras del individuo a que pertenece.
    El libre albedrío no puede ser resultante o combinación de las influencias externas sino de unas pautas de actuación que no por inexactas cada mente elabora. Tomamos nuestras decisiones como asimilación y transformado de las percepciones del exterior, pero sus causas inminentes son el producto de algo nuestro, según la configuración de lo que se expresa como  el yo. Claro que nuestras estructuras mentales, distintas para cada individuo, no pueden establecerse por arte de magia, y menos aún desde la nada, que sí otorgaría la máxima libertad, pero estaría vacía de contenido.
    Nuestras decisiones nunca podrán ser libres absolutamente, pues como todo lo existente se conexionan con esos invisibles hilos de las fuerzas y leyes del Universo, del que participamos a través de cerebro y mente. Como aquella canción: “No hay libertad sin cadenas… Puede que las tenga Dios… Puede tenerla el tirano…. ….”
    Pienso que nuestras decisiones son nuestras y dentro de la libertad que nuestra autonomía mental nos otorga.
    Un cordial saludo.

    Responder
  9. 9
    Ramon Marquès
    el 19 de marzo del 2012 a las 21:04

    Hola:

    Venimos determinados por los factores orgánicos, pero también hay que contar con el espíritu, y eso es otra cosa. Lo cual permite entender la faceta determinista inherente a la materia, pero no podemos olvidar la otra faceta ligada al espíritu. Porque el hombre no es sólo materia y el espíritu obedece a otras leyes.
    Un abrazo, Ranon Maequès  

    Responder
  10. 10
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 21:36

    Fandila: Pareces hablar sobre el caos, pero el caos no deja de ser determinista (menciono la teoría del caos en el capítulo 3). La complejidad no nos saca del determinismo (y el azar del indeterminismo no nos aporta libertad).
    Dices que nuestras decisiones son nuestras, y eso no lo negará nadie: son nuestras, generadas por nuestro cerebro, según ha sido programado desde nuestro nacimiento.
    Ramón: También trato el tema del espíritu o alma en mi libro (capítulo 2 y 5), el problema es que el alma tampoco nos puede aportar libertad. Según se ha definido el alma, el alma siempre empuja a las personas en la misma dirección (a hacer el bien), por lo tanto el alma es un factor determinista. El demonio también es otro factor determinista (siempre nos empuja a hacer el mal). La materia o factores orgánicos también son deterministas (o azarosos), ¿entonces donde está el libre albedrío?
    Saludos,
    Jan Bover
    Libro “Cómo vivir felices sin libre albedrío” en http://www.javajan.com

    Responder
    • 10.1
      kike
      el 19 de marzo del 2012 a las 23:22

      Para determinista la naturaleza; tanto que con su “libre albedrio” nos impide tener el nuestro “por nuestro propio bien”, que viene a ser lo mismo que lo del despotismo ilustrado.

      Responder
      • 10.1.1
        kike
        el 19 de marzo del 2012 a las 23:26

        Perdon por salirme del tema;  dirigido al Administrador:  ¿Existe alguna forma de poder ver los comentarios anteriores a los que figuran en el recuadro de los últimos?; es que trato de ver uno mio de esta mañana y no lo he conseguido (estaba colgado de otro de Emilio Silvera, pero no recuerdo sobre que tema)

        Responder
        • 10.1.1.1
          emilio silvera
          el 20 de marzo del 2012 a las 7:16

          Amigo mío:
          He buscado por ahí y lo único que he podido encontrar ha sido este:
          “Tan triste y baldío sería que la entropía dejase un universo frio y oscuro, donde las hacedoras de materia que son las estrellas hubieran desaparecido para dejar solamente polvo disperso y sin posibilidad de acreción, sería tan triste repito que no lo puedo admitir.

           Sabemos de la sabiduría de la naturaleza; de su gran aprovechamiento de la energía a través de maravillosas transformaciones y modificaciones; y aunque solo fuera por eso pienso que ese patético escenario no llegará a existir; sólo por eso ya creería más en el universo oscilante; en el Big Crounch alternativo o algo por el estilo, ya que de esa forma se tendría asegurado la contínua labor de la materia y la gravedad.

            De todas formas, para que se pueda llegar a esa desolación entrópica creo que habría que conocer más a fondo  esa gran incógnita que son los agujeros negros, ya que pudieran poseer una ilimitada reserva de energía que pudiera luchar con exito contra la puñetera entropía.

           Además, pienso que todo lo que existe lo es por algún motivo, y si se llegase a un universo apagado, aunque seguramente tendría alguna razón (Ya sé que la naturaleza no necesita nuestras razones),  me cuesta adivinar cual sería, y como no lo comprendo, no lo asumo. 

            Al igual que con el tiempo los terráqueos, si existen aún, deberán abandonar nuestro sistema solar, quizás dentro de miles de millones de años también deban abandonar el universo que conocemos en busca de otros más jóvenes y calientes.

          Un abrazo, Maese.”
          No se si será al que te refieres pero otro no veo por ahí.
          Por mi parte…Dos abrazos (amigo perdido)

        • 10.1.1.2
          kike
          el 20 de marzo del 2012 a las 16:04

          Ese era; gracias por la molestia tomada.

          Es que además de el citado comentario estuve un buen rato confeccionado otro, y al final, no se que tecla toqué que se fué al garete, y ya no tenía ni tiempo ni ganas de repetirlo; trataba sobre lo del libre albedrio en contestación a Jan Bover.

           Y no creas que estoy “perdido”; siempre se me puede encontrar por estas páginas aunque sea de lector.

           Un abrazo querido amigo.

    • 10.2
      Jan Bover
      el 23 de junio del 2012 a las 10:00

      Ya ha pasado mucho tiempo, pero me acabo de dar cuenta que dejé mal la dirección web donde descargar el libro “como vivir feliz sin libre albedrío”: http://www.janbover.org

      Responder
  11. 11
    Jan Bover
    el 19 de marzo del 2012 a las 21:38

    Perdon otra vez, web del libro: http://www.janbover.org

    Responder
  12. 12
    emilio silvera
    el 20 de marzo del 2012 a las 7:11

    Amigo jan:
    Buena la has formado con tu idea de que no existe el libre albedrío.
    De todas las maneras, y, aunque tus razones tienes para exponerlo así, no creas que la cosa está tan clara como a tí te parece y, por otra parte, el libre albedrío no creo que sea cuestión de matemáticas, sino más bien, debe tratarse de un principio que la vida lleva consigo, subyace en lo más profundo de la vida consciente. Desde que se adquiere esa Conciencia, ésta está acompañada por el libre albedrío que, se podrá utilizar o no (esa será otra cuestión) en función de las circunstancias que en cada momento se puedan dar pero, el libre albedrío estará ahí, acechando su oportunidad y, en cuanto el “viento” le sea favorable, hará acto de presencia.
    Nada, como sabes, es absoluto en el universo. Todo es dinámico y cambiante y, en lo que al libre albedrío se refiere, no existe una excepción: El Libre Albedrío está pero…limitado por…¡tantas cosas! ¡tantas razones! ¡tantos parámetros y circunstancias! Sin embargo, en lo esencial, el Libre Albedrio hace acto de presencia cuando es necesario y, de no ser así, seríamos todos iguales, como robots, lo cual, gracias al libre albedrío, no sucedió y cada cual, tiene su propia y exclusiva personalidad que el libre elbedrío le ha dado siendo todos y cada uno, seres diferentes a todos los demás.
    Tratar de encerrarnos en unos conceptos matemáticos…No creo que sea el camino.
    Un saludo cordial.

    Responder
  13. 13
    emilio silvera
    el 20 de marzo del 2012 a las 8:13

    ¡El libre Albedrío! La facultad de elegir, de decidir, de poder tomar una decisión determinando, en ese momento, lo que debemos hacer y lo que más nos conviene. Mirado así, ellibre albedrío sí que existe. Si miramos en cualquier parte sobre el tema, podremos ver:
    “El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx o Friedrich Nietzsche. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente no-condicionado íntegramente ligado por factores precedentes y subjetivos en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad.
    El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes.
    En cuanto a la ciencia, no hay ninguna evidencia de que el libre albedrío exista. A pesar de esto, en las últimas décadas se ha popularizado mezclar erróneamente el libre albedrío con la física cuántica. Según esta rama de la ciencia, algunos procesos a escala subatómica no están determinados por la clásica causalidad física, y esta clase de procesos ocurre en el cerebro, por lo que puede ser tentador imaginarlo como una manifestación del libre albedrío. Sin embargo, esta es una interpretación incorrecta de la física cuántica, ya que ella no afirma que las personas tengan ningún control voluntario sobre dichos procesos cuánticos, sino que por el contrario, se sabe que estos ocurren completamente al azar. Por otra parte, siguiendo el mismo razonamiento debería concluirse del mismo modo que el resto de los animales, las rocas, los árboles y los planetas también tienen libre albedrío, ya que los mencionados fenómenos cuánticos no se dan solamente en los átomos del cerebro humano, sino en todos los átomos del Universo.”
    Grandes pensadores y filósofos, desde los más remotos de los tiempos, han sido influenciados por este pensamiento del Libre Albedrío y, la discusión a sido profunda y no siempre certera, lo que nos lleva a pensar que, el tema es complejo y nada valadí.
    Es posible que todo en el Universo esté predeterminado pero, ¿por qué el Libre Albedrío de los Humanos no? Según lo veo yo, es simplemente uno de los parámetros de los que estamos adornados y nos hacen diferentes. No es comparable el libre albedrio tal como se menciona más arriba:
    “…siguiendo el mismo razonamiento debería concluirse del mismo modo que el resto de los animales, las rocas, los árboles y los planetas también tienen libre albedrío, ya que los mencionados fenómenos cuánticos no se dan solamente en los átomos del cerebro humano, sino en todos los átomos del Universo.”
    Una roca, un árbol, o, incluso un planeta, no pueden determinar por sí mismos, a dónde ir o que hacer y, aunque estén, como nosotros, formados por átomos hechos de Quarks y Leptones, estos no han llegado al nivel de los pensamientos como resulta ser en nuestras mentes, y, ese plus extra es, precisamente, el que nos distingue de todo lo demás (al menos conocido). Nosotros de alguna manera podemos elegir…Ninguna otra cosa en el Universo puede, y, aunque de alguna manera estémos abocados a fuerzas que no podemos controlar, dentro de nuestra parcela, sí tenemos ese pequeño poder (aunque sea parcial) de elegir ante ciertas situaciones y eso, amigos míos, nos otorga el Libre Albedrío que nos distingue de todo lo demás.
    Un saludo cordial.
     

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  14. 14
    Jan Bover
    el 20 de marzo del 2012 a las 18:26

    Hola Emilio,
    Matemáticamente el libre albedrío es imposible, en el capítulo 5 de mi libro queda más que demostrado. Si alguien me dice que la demostración tiene algún error, lo leeré con la máxima atención. 2 + 2 = 4 y esa es una verdad absoluta, igual como lo es que el libre albedrío es imposible. Además, la imposibilidad del libre albedrío también se demuestra físicamente, filosóficamente, psicológicamente, neurológicamente, biológicamente,… Pero las matemáticas son absolutas, es la demostración final.
    Otra cosa es que psicológicamente tengamos la sensación de tener libre albedrío y necesitemos fantasear con ello. En el capítulo 11 explico algunas razones sobre el porqué algunas personas necesitan creer en el libre albedrío. Otra posibilidad es que lo necesitemos para justificar la moral, pero en los capítulos 8 a 10 se demuestra que la moral no depende del libre albedrío.
    Podemos aprender a vivir sin libre albedrío, ser felices y tomar decisiones mejores de las que tomaríamos creyendo en el libre albedrío (lo cuento en los últimos capítulos).
    Jan Bover
    Libro gratis “Cómo vivir felices sin libre albedrío” en http://www.janbover.org
    (Este fórum es muy interesante y voy a seguir participando en él, de todos modos en mi página web he abierto un fórum por si alguien quiere discutir aspectos más concretos sobre mi libro).

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  15. 15
    emilio silvera
    el 21 de marzo del 2012 a las 6:12

    Sí, todo eso está bien, pero…
    Cuando elegí a mi compañera, con la que llevo muchos años y con la que he formado una familia de cuatro hijos, lo hice por razones propias de mi yo, de los sentimientos que me transmitía su persona y, desde luego, nada exterior determinó mi elección.
    Como ese caso, podríamos enumerar aquí cientos de miles en los que, es el individuo el que, la mayor parte de las veces, elige el camino a seguir. En otras, como en todo ocurre, podemos estar condicionados por circunstancias ineludibles que no nos permiten esa elección pero, en lo esencial, somos dueños del nuestro propio Libre Albedrío. Es algo intrínseco del ser humano. De no ser así, nunca nos podríamos equivocar, ya que, las decisiones no serían tales y andaríamos al son que nos toca…no se sabe qué.
    ¡El Libre Albedrío! Buen atributo que, de alguna manera, nos hace un poco libres.
    Un saludo cordial

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