May
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Observadores del cielo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Civilizaciones antiguas ~ Comments (5)
Desde que existe sobre la faz de la Tierra, el ser Humano siempre ha mirado al cielo. ¿Hubo quizá momentos en que coincidieron un monolito y una puesta de Sol del solsticio de verano como en el preludio de los monos que vemos en la película e Kubrick 2001: Una Odisea del Espacio? ¿Por qué no? Las observacionews astronómicas son anteriores a la escritura. El hecho de que los seres humanos integraran los sucesos del firmamento en una visión más amplia del orden humano parece corroborar una firme configuración del cerebro para dotar de pautas y organización los acontecimientos celestes.
¿Estarán las respuestas en las estrellas? Aparte de las pirámides y las estelas de piedra talladas con unos elaborados glifos, su historia se conserva en unos pocos códices, entre los que figura el Libro de la Creación escrito en lengua maya-quiché, el Popol Vuh. Sin embargo, la cosmología maya tiene muchos aspectos parecidos a la cosmología de otras culturas.
Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol y otras. Realizaron todo tipo de construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota, calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños de vapor (temazcal). Se conservan importantes pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo. Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves. Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.
Y, sí, tenían una cosmología muy parecida a la de otros pueblos muy alejados de ellos y de los que no tenían medio de saber, por ejemplo, la cosmología hindú es muy parecida a la maya en lo relativo a los cicvlos alternos de destrucción y creación, y en los enormes intervalos de tiempo en que se sitúan estos ciclos; a la cosmología antigua de Mesopotamia, en el seguimiento meticuloso de los cuerpos celestes, que son manifestaciones de los dioses, y en la igualmente implacable condena de las teorías anticuadas.
Los movimientos de los cuerpos celestes se han registrado, anoptado o comentado en una variedad infinita de maneras, pero la seir econtinua de observaciones astronómicas han sido consecuente a tra´ves de las distintas culturas. Está claro que ahora, contamos con tecnología que nos permite poner en óbita satélites que nos transmiten a la Tierra en forma digital, para que lleguen a las pantallas de los ordenadores situados en oficinas cerradas, sin ventanas y bañadas de luz fluorescente, todos aquellos datos que, el ojo humano sería incapaz de captar pero, sin embargo, mucho hemos perdido en romanticismo. ¿Como se puede comparar eso con el placer y la emoción de mirar directamente a las estrellas y la Galaxia en una hermosa noche osucra sólo iluminada por los astros del cielo?
Desde que hicieron acto de presencia las luminosas ciudades, mirar las estrllas no es ya lo que solía ser. Las estrellas son ahora tan brillantes como lo eran en los tiempos de sumerios, pero la contaminación que producen las fuentes terrestres oscure el brillo y adultera el hermoso y virginidal panorama de aquel cielo primitivo y limpio que nos deha contemplar, en todo su esplendor, el paaisaje estrellado de las ocuras noches y que, en silencio, podíamos admirar y soñar y, dejar que nuestra imaginaciçon volara hacia mundos ignotos donde criaturas extrañas esperaban nuestra presencia para intercambiar los saberes de nuestros mundos.
Alnitak , Alnilam y Mintaka son las brillantes estrellas azuladas que nuestros ancestros asombrados miraban en la oscuridad de la noche. Estamos en una impresionante constelación situada en el ecuador celeste, que representa un gran zador de la Mitología griega, Orión y que está delinado por los prominentes estrellas Betelgeuse, Rigel, Bellatris y Saiph y, la linea de tres estrllas que forman el Cinturon de Orión, son las nombradas en promer lugar, tambien en la zona está la Nebulosa de Orión, M42 que contiene las estrellas múltiples comocida como trapecium y, en su borde, se encuentra la estrella doble Orionis… El lugar es una maravilla, una inmenso laboratorio natural.
Lo que nos parece mentira hoy es que, la astronomía de Mesopotamía pudiera constituir uno de los primeros tratamientos sistemáticos cientificos del mundo físico. Los antiguos astrónomos con sus intentos de predecir el futuro mediante la obsevación de los cielos, habían desarrollado ya para el siglo IV a. de C. un sistema complejo de progresiones aritméticas y métodos de aproximación. Dado que no podían ver lo que espera a un ser en su vida futura, se aficionaron a predecir los sucesos que se producirían en los cileos. La gran cantidad de observaciones que recopilaron y sus métodos matemáticos fueron unas contribuciones cruciales para el posterior florecimiento de la astronomía entre los hindús y musulmanes, así como entre los griegos.
Claro que, el esfuarzo realizado durante más de dos mil años por los astronómos de Mesopotamia quedaron olvidados bajo las ruinas de palacios y zigurats en lo que hoy es principlamente Irak. Todo lo que se sabía del tema procedía de unos pocos pasajes de la Biblia.
Lo que no sólo nos sorprende una y otra vez a la vista de las proporciones ciclópeas de las piedras empleadas y que hubieron de ser levantadas con los recursos mecánicos más primarios (palancas, rodillos, taludes, cuerdas…), sino porque además las famosas piedras “azules” proceden de canteras situadas en Gales, a más de 200 Km.
Todo ello nos sorprende sin duda, pero la visita de Stonehenge, conlleva otras sensaciones añadidas: porque su presencia demoledora, su disposición inerte, extraña, allí en medio como una aparición, inevitablemente nos evoca un pasado de magias y misterios que todavía hoy parecen flotar en el ambiente.
Cuanto más avanzan los estudios arqueoastronómicos más numerosas son las pruebas de los conocimientos astronómicos de nuestros antepasados y más retrocede la fecha en que estos comenzaron. Muchos son los tesoros escondidos que desconocemos y que nos llevarían al asombro. Toda vez que, algunos de ellos nos hablan de conocimientos que, en aquellas épocas, no podemos imaginar que los pudieran atesorar.
Los hallazgos arqueológicos más antiguos muestran sorprendentes contenidos astronómicos. Stonehenge se construyó sobre conocimientos astronómicos muy precisos. También se desprende una función astronómica de la disposición de los crómlech y monolitos bretones, los trilitos ingleses, las piedras y túmulos irlandeses, la medicine Wheel de los indios norteamericanos, o la Casa Rinconada de los indios anasazi. Es evidente la importancia astronómico-religiosa de los yacimientos mayas de Uaxactun, Copán y Caracol, de las construcciones incas de Cuzco o de Machu Picchu, así como la función exquisitamente científica de antiguos observatorios astronómicos indios, árabes o chinos.
Uaxactun
Lo que no sólo nos sorprende una y otra vez a la vista de las proporciones ciclópeas de las piedras empleadas y que hubieron de ser levantadas con los recursos mecánicos más primarios (palancas, rodillos, taludes, cuerdas…), sino porque además las famosas piedras “azules” proceden de canteras situadas en Gales, a más de 200 Km.
Todo ello nos sorprende sin duda, pero la visita de Stonehenge, conlleva otras sensaciones añadidas: porque su presencia demoledora, su disposición inerte, extraña, allí en medio como una aparición, inevitablemente nos evoca un pasado de magias y misterios que todavía hoy parecen flotar en el ambiente.
2.500 años a. de C., Stonehenge, y, por aquel tiempo, surge la astronomía sistemática en Egipto, Babilonia, la India y China. 1.500 años a. de C. se inventó el reloj de Sol en Egipto. 1.000 años a. de C. Homero declamó la Odisea y poco más tarde, surgió la cultura olmeca en México. En el año 700 a. C. Hesíodo escribe los trabajos y los días y florece la Cultura Maya en Guatemala. 600 años a. de C., Lao-Tse, Confucio, Buda, Zoroastro; y el Antiguo Testamento en Hebreo.
Verdaderamente si nos sumergimos en los hechos del pasado, no tenemos más remedio que asombrarnos de lo que, aquellos pueblos del paado, pudieron llegar a concebir y, en elgunas casos bien conocidos, incluso tuivieron ideas que aún hoy, prevalecen entre nosotros. No pocas de los objetos y conjuntos que vemos en el ceilo continúan teniendo los mismos nombres que ellos les pusieron.
Podemos decir que, desde las ramas de los árboles hemos evolucionado tanto que, desde inventar la escritura y todas las maravillas que estos días hemos ido enumerando y en lo que han intervenido las ditintas culturas del pasado, hemos podido llegar a poder saber, sobre el marcroscosmos del Universo lejano que nos ha tríado ese Ingenio maravilloso llamado Hubble y también, hemos podido llegar al lejano mundo de lo muy pequeño por medio de inmensos aceleradores de partículas que, como el LHC, nos hablan de nuestras partíoculas que componen la materia y, posiblemenrte, nos hablará de cuesdtiones hasta ahora desconocida para nosotros.
Los pueblos antiguos registraron muy bien los movimientos de objetos celestes como Júpiter o la Luna, pero no desarrollaron la idea de que existían planetas rotando alrededor del Sol. Sólo observaban y usaban su sentido común, el cual les hablaba de una Tierra quieta, por cuyo cielo desfilaban estrellas de origen desconocido.
Ahora sabemos que, la astronomía es el estudio de los cuerpos celestes, sus movimientos, los fenómenos ligados a ellos, y es, sin duda, la ciencia más antigua. Puede decirse que nació con el hombre y que está íntimamente ligada a su naturaleza de ser pensante, a su deseo de medir el tiempo, de poner orden en las cosas conocidas (o que cree conocer), a su necesidad de hallar una dirección, de orientarse en sus viajes, de organizar las labores agrícolas o de dominar la naturaleza y las estaciones y planificar el futuro.
La dispersión de los grupos kaingang por los campos y bosques de su territorio tradicional no impidió y no impide que estos indios reconozcan un sistema cosmológico común. En efecto, aún en la actualidad los grupos kaingang, además de un registro mitológico común, comparten creencias y prácticas acerca de sus experiencias rituales así como el profundo respeto a los muertos y el apego a las tierras en donde están enterrados sus antepasados. Pero retrocedamos de nuevo.
Ya hemos hablado aquí de aquellas legendarias ciudades. Lagash fue una de las ciudades más antiguas de Summer. Sus restos conforman una baja y larga línea de montículos de ruinas, conocida ahora como Tell al-Hiba en Irag, al noroeste de la unión en la unión en le desembocadura de los ríos Éufrates y Tigris y al este de Uruk. Está situada en el cauce de un antiguo canal, unos 5 kilómetros al este de Shatt-el-Haj y a poco menos de 16 kilómetros al norte de la actual.
Todas las ciudades importantes de Lagash contaron con complejos religiosos dedicados a diferentes dioses locales y nacionales, cuya cabeza en el panteón la ocupaba el dios titular de Girsu, llamado Ningirsu.
Entre las Ciudades – estado están las de Kish con cuatro dinastías; Uruk con cinco; Ur con tres; y Lagash con dos dinastías.
Los descubrimientos arqueológicos muestran que los primeros astrónomos-astrólogos aparecieron en Mesopotamia. Esta casta sacerdotal se dedicaba al estudio de los cielos nocturnos en busca de augurios para los gobernantes. La primera gran civilización mesopotámica fue la de Sumeria, surgida en el cuarto milenio a. C. Los sumerios idearon el arado, los vehículos con ruedas, los grandes proyectos de irrigación y la escritura. Acumularon también una cantidad significativa de mitos celestes que pasaron a sus sucesores, babilonios y asirios.
Los pueblos de Babilonia y Asiria desarrollaron, a partir del legado sumerio, una compleja comprensión de los cielos y sus patrones. Diseñaron calendarios para la siembra y lograron predecir los eclipses de Luna con exactitud. Los babilonios inventaron la medida de ángulos en grados.
La mayor parte de la sabiduría astronómica pasó casi inalterada de Mesopotamia a los griegos. Los griegos adoptaron, por ejemplo, el grado, e importaron constelaciones tan familiares como las de Auriga, Géminis, Leo, Capricornio y Sagitario, limitándose a traducir al griego sus nombres mesopotámicos.
Bien conocido es el mito de la Puerta Estelar Sumeria
Los sumerios, quienes dejaron constancia escrita de su historia en tablillas de arcilla. Pero no fueron los primeros que apreciaron que ciertos puntos luminosos de la bóveda celestes desplazaban con el paso del tiempo, mientras que otros permanecían fijos.
En la actualidad la distinción que hicieron entre “estrellas fijas “y “estrellas errantes” (en griego se llamarían ” planetas ” ) puede parecer banal, pero hace 6.000 – 8.000 años este descubrimiento fue un acontecimiento muy significativo.
Distinguir a simple vista, sin la ayuda de instrumentos, un planeta de una estrella y reconocerlo cada vez que, transcurrida ciertas horas, vuelve a aparecer en el cielo no es ninguna nimiedad. Los incrédulos pueden comprobarlo: sin sabe nada de astronomía, sin ningún instrumento, bajo un cielo repleto de estrellas como esos que ya sólo se ven en lugares aislados o en mitad del mar, no es fácil distinguir Marte de Júpiter o de Saturno.
Admitamos que se consigue. Ahora, noche tras noche, hay que encontrar esa misma lucecita en movimiento, seguir su recorrido y volver a identificarla cada vez que reaparezca tras una larga ausencia. En el mejor de los casos, se necesitará mucho tiempo y paciencia antes de empezar a tomar conciencia de la orientación, y es muy probable que la mayoría no lo consiga.
No resultaba nada fácil disitnguir los planetas a simple vista y seguir sus movimientos
A pesar de esas dificultades evidentes, todos los pueblos, por antiguos que fueran conocían muy bien los movimientos de los astros, tan regulares que espontáneamente hablaron de “mecánica celeste “cuando empezaron a usar las matemáticas para describirlos. Si los sumerios fueron los primeros en medir con exactitud los movimientos planetarios y en prever los eclipses de Luna organizando un calendario perfecto, los que mejor usaron la imaginación para llegar a las explicaciones teóricas que no dependieran sólo de la tecnología fueron los griegos.
En el siglo VI a.C., tras milenios en los que la obra de un dios bastaba para explicarlo todo, se empezó a buscar una lógica en el orden natural que relacionara los fenómenos. Los filósofos naturalistas fueron los pioneros en afirmar la posibilidad del hombre de comprender y describir la naturaleza usando la mente. Era, en verdad, una idea innovadora.
Los primeros “científicos” se reunieron en Mileto. Tales, Anaximandro y Anaxímenes hicieron observaciones astronómicas con el gnomon, diseñaron cartas náuticas, plantearon hipótesis más o menos relacionadas con los hechos observados referidas a la estructura de la Tierra, la naturaleza de los planetas y las estrellas, las leyes seguidas por los astros en sus movimientos. En Mileto, la ciencia, entendida como interpretación racional de las observaciones, dio los primeros pasos.
Por supuesto, la mayor parte de la humanidad continuaba creyendo en dioses y espíritus ..Como ahora. A pesar de que esta nueva actitud filosófica frente al mundo sólo fuera entendida durante siglos por una élite de pensadores, la investigación racional de la naturaleza ya no se detendría jamás.
El estudio de la trigonometría pasó después a Grecia, en donde se destaca el matemático y astrónomo Griego Hiparco, por haber sido uno de los principales desarrolladores de la Trigonometría. Las tablas de “cuerdas” que construyo fueron las precursoras de las tablas de las funciones trigonométricas de la actualidad.
Desde Grecia, la trigonometría pasó a la India y Arabia donde era utilizada en la Astronomía. Y desde Arabia se difundió por Europa, donde finalmente se separa de la Astronomía para convertirse en una rama independiente que hace parte de la matemática.
Con la fundación de la Escuela Jónica por Tales de Mileto comenzó el verdadero estudio científico de la Geometría. Este estudio recibió un impulso considerable con las aportaciones de la escuela Pitagórica y alcanzó la cima de su desarrollo con la creación de la primera Escuela de Alejandría a la que dieron vida Euclides, Arquímedes y Apolonio.
En el siglo VI se constituyó la escuela pitagórica. En un ambiente de secta, Pitágoras y otros filósofos creyeron que el mundo estaba ordenado por dos principios antagónicos: lo finito (el bien, el cosmos y el orden) y lo infinito (el mal, el caos y el desorden). Sus estudios matemáticos tenían un valor mágico y simbólico: Pitágoras descubrió relaciones numéricas enteras tras cada armonía formal y musical y, dado que la música es armonía de los números, la astronomía era armonía de las formas geométricas.
Sócrates
Filósofo griego, maestro de Platón, tuvo a Aristóteles como discípulo. Sócrates es considerado como uno de los más grandes y los tres filósofos son representantes fundamentales de la filosofía griega. Tuvo un sueño tres días antes de morir y se lo comentó a uno de sus discípulos, Critón. Le dijo que había visto a una bella dama que le llamaba por su nombre y que le había recitado unos versos de Homero:
“Sócrates, al tercer día llegarás a la fértil Ptía” (Verso 363 de Ilíada IX. Platón cambia la primera persona por la segunda. Ptía es la patria de Aquiles, en el valle de Esperquio – Noroeste de Grecia). Y así fue, tres días después se ejecutó su sentencia de muerte dándole a beber un zumo de cicuta, que era un veneno que utilizaban los griegos para quitar la vida a los condenados a pena de muerte.
Aristarco de Samos
(Samos, actual Grecia, 310 a.C. – Alejandría, actual Egipto, 230 a.C.) Astrónomo griego. Pasó la mayor parte de su vida en Alejandría. De la obra científica de Aristarco de Samos sólo se ha conservado De la magnitud y la distancia del Sol y de la Luna. Calculó que la Tierra se encuentra unas 18 veces más distante del Sol que de la Luna, y que el Sol era unas 300 veces mayor que la Tierra. El método usado por Aristarco era correcto, no así las mediciones que estableció, pues el Sol se encuentra unas 400 veces más lejos. Un cálculo bastante preciso fue realizado algunos decenios más tarde por Eratóstenes.
Aristarco de Samos (310-230 a.C.) fue el primer astrónomo genuino de la historia. No sólo sus convicciones eran lógicas y correctas, como se demostró más tarde, sino que fue el primero en usar instrumentos matemáticos para investigar el cosmos. Estaba convencido de que la Tierra giraba alrededor del Sol permanecía inmóvil en el centro de la esfera estelar y que esta también era inmóvil. Dado que no conseguía observar efectos de paralajes estelares, dedujo que las estrellas se encontraban a una distancia enorme de la Tierra. Entonces intentó medir la enormidad de dicho espacio estableciendo la distancia Tierra-Sol en función de la Tierra-Luna y, para ello, se basó en la medida de los ángulos y en simples cálculos geométricos. Descubrió que la Luna se halla a 30 diámetros terrestres de nuestro planeta y que el Sol está 19 veces más lejos (1.140 diámetros terrestres). Ahora sabemos que son datos erróneos a causa de leves inexactitudes de las medidas “a ojo “, pero esta diferencia no respeta un ápice a la importancia conceptual y filosófica del enfoque. Era la primera vez en la historia que alguien intentaba aumentar sus conocimientos sobre el Universo de forma experimental, es decir, usando la lógica, las leyes matemáticas y geométricas conocidas, observando y midiendo. Es un enfoque moderno de un complejo problema astronómico.
•Eratóstenes de Cirene (276-194 a.C.) Más que un modelo de cosmos, la aportación de Eratóstenes al conocimiento del mundo vino dada por sus estudios sobre las dimensiones de la tierra y por ende de su posición comparativa respecto al sol y la luna.
Erastóstenes de Cirene (276-194 a.C.) procedió de forma semejante. Con un sencillo y genial cálculo matemático halló las dimensiones de nuestro planeta: el meridiano terrestre equivale a, unos 39.400 km (un valor sorprendentemente cercano al valor medio, establecido en 40.009 km).
Hiparco (188-125 a.C.) también fue un atento e inteligente observador. Compiló un catálogo de 1.080 posiciones estelares y comparó sus observaciones con las realizadas 154 años antes por Timocaris. Así descubrió la precisión de los de equinoccios y cuantificó este lentísimo desfase de la eclíptica respecto al ecuador en unos 47 minutos al año (un valor muy parecido al calculado hoy: 50,1 minutos).
Y si la Tierra era inmensa, el Sol debía de serlo aún más. Así, el espacio asumió dimensiones incalculables. Pocos escogidos eran capaces de asimilar y aceptar estas afirmaciones revolucionarias. Quizá por ello, después de Hiparco no sucedió nada más durante 300 años. Resultaba más sencillo dar por válidas las teorías del gran Aristóteles.
Bueno, amigos, aquí lo dejo por hoy ya que, hemos hecho un buen recorrido que os dará una idea amplia de todos lo acontecido duranrte un buien período de nuestra historia aquí en la Tierra y de cómo, hemos podido ir avanzando gracias a muchos pueblos que, curiosos, se interesaron en el por qué pasaban las cosas de aquella manera determina (o, eran predeterminada?).
¡Quién sabe! ¡Sabemos tan poco!
emilio silvera
el 10 de agosto del 2012 a las 22:29
Saludos de tu amigo tuiz mesa desde el correo de el el nieto de la hermana de mi mujer.
el 11 de agosto del 2012 a las 8:41
Pero ¡hombre, Pepe!
Siendo un enamorado de la Ciencia, teniendo esa inquietud por saber…¿cómo no te has comprado ya un ordenador? No tendrías que recurrir a utilizar medios ajenos y, tienen más que ganado el derecho a tener tu propio medio que te permita acceder al conocimiento que tanto persigues y, también, ¿por qué no? a expresar lo que sientes y dar tu opinión sobre ciertos temas que mantienen tu curiosidad intacta (a pesar de tus más de 70 años).
Cuando algunos días pasas por mi Oficina y me sonsacas con preguntas encaminadas a entender ésta o aquella cuestión, para mis adentros, no puedo dejar de admirar tu sinceras ánsias de conocimiento y, cuando veo que al fin, has podido entender alguna cuestión compleja (pongamos por ejemplo, la Gravedad), me siento satisfecho al ver como brillan tus ojillos y tu sonriente faz que, en conjunto, me viene a demostrar que, cuando se quiere “saber” la edad no importa.
Sigue, amigo mío, por ese mismo camino y, aunque nunca podamos lograr saberlo todo, si es cierto que, esas parcelas del saber que podemos ir conquistando, nos dan “la vida”, ya que, estar en este mundo sin saber de las maravillas que nos rodean…¿Qué objetivo tendría?
Está bien hacer nuestro recorrido que, tanto el tuyo como el mío, comenzaron desde cero y, aunque no mucho, con trabajo y sacrificio, pudimos construir nuestras familias de las que nos sentimos orgullosos. Siendo hombres de pocas necesidades materiales, hemos optado por enriquecernos pero, no con posesiones vanas que, al fin y al cabo, sólo son cosas, sino que, hemos escogido el camino del auténtico tesoro:
¡Quremos saber!
Así que, amigo mío, continúa visitándome, no dudes en preguntarme, pídeme mis escritos para seguir leyéndolos en la Playa y que, tus amigos al verte inmerso en la lectura, te pregunten: ¿Estás haciendo oposiciones? y, sus tonos de chacota y broma, se vuelven más serios, cuando les muestras aquellos tochos en los que se explica lo que son los átomos y las moléculas que forman la materia, o se habla del nacimiento, la vida y la muerte de las estrellas, de un agujero negro, o, ¿por qué no? de los viajes en el tiempo.
Ellos, tus amigos, cuando compruban ese panorama, dejan de lado la broma y, no pocas veces, comienza una charla más seria, sobre temas de Ciencia que, ahora tú les explica y que ellos no conocían.
Un abrazo amigo mío.
el 10 de agosto del 2012 a las 22:29
Saludos de tu amigo ruiz mesa desde el correo de el el nieto de la hermana de mi mujer.
el 2 de noviembre del 2012 a las 15:31
Hola, sólo quisiera contarle algo que observó mi hermano en el año 2001, que nos tiene extrañados y confusos. Se trata sobre la estrella Alnilam del Cinturón de Orión. El caso es que mi hermano dice que una noche, pudo observar cómo otra estrella se acercaba en movimiento, y cuando estaba cerca de Alnilam, Alnilam se desplazó lentamente hacia la derecha, y la nueva estrella ocupó el lugar de la que era Alnilam, digamos que se cambió por otra.
Él dice estar convencido al cien por cien de lo que dice, y no encontramos nada sobre este suceso, espero no molestarle y que nos pueda sacar de dudas.
Un saludo de un simple observador del cielo, gracias.
el 3 de noviembre del 2012 a las 6:10
Amigo Carlos Mateos, lo que me cuenta es un hecho tan extraordinario y tan inusual y atípico que lo primero que uno piensa es que se puede deber a un efecto óptico de alguna clase, ya que, las estrellas, no hacen eso y raramente pueden tener esos comportamientos. Sólo las binarias, por ejemplo, se mueven la una alrededor de la otra pero, a distancias respetables que no dan lugar a esa clase de confusión.
¿Has pensado por un momento en que ese hecho que relatas fuese cierto? Cómo podría una estrella intercambiarse con otra dejándole el lugar que ocupa para ella trasladarse a la región de la otra? Los Astrónomos nunca han visto nada igual y en los registros antiguos de China y otras Civilizaciones no hay nada recogido que sea un suceso similar a ese.
De todas las maneras, no se trata de quitarle el crédito a su hermano que, pudo ver alguna cosa pero, dada la situación, no pudo asimilar ni describir lo que realmente pasaba allí y que no era, precisamente, un intercambio de estrellas. Que sepamos Epsilon Orionis (Alnilam) la estrella central del Cinturón de Orión, una supergigante BO sigue tan ricamente instalada en su lugar a 1.400 años-luz de nosotros y escoltada por Zeta Orionis (Alnitak) y por Delta Orionis (Mintaka) que, esta vez sí, se trata de una Binaria eclipsante y, pudiera ser que, de alguna manera, sea la responsable de lo que creyó ver su hermano.
Siento no tener los datos precisos para aclarar el tema pero, le puedo asegurar que, ningún suceso extraño quedó registrado ni fue observado por ningún centro astronómico. Lo siendo.
Un saludo cordial y a seguir observando.