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Algunos recuerdos del pasado

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Divagando    ~    Comentarios Comments (5)

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Aunque hombre de ciudad, en alguna que otra oportunidad, he tenido la posibilidad de pasar algunas noches en el campo y tambien, en pleno océano, alejado de la tierra firme, lejos del ruido habitual de las aglomeraciones, vehículos y personas que, de alguna manera, no dejan de contaminar acústica y luminosamente los ámbitos de su presencia.

En aquel silencio campestre donde en las noches oscuras sólo se oyen lejanos ruidos y gruñidos de algún animal que salió a buscar el sustento, o el batir del viento sobre las ojas de los árboles, o, incluso, según la temporada, también el correr de las aguas del regajo que lleva, sin demora, sus aguas hacia el río en el que tienen que confluir. En el mar, el esacenario es diferente, te sientes más sólo y, los ruidos son distintos, además del viento que te corta la cara, se oyen el batir de las grandes masas de agua que, en formas de ondas, hacen que tu minúscula embarcación se mueve continuamente y acostumbrarme, nunca pude.

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En la casa, llegada la noche y habiendo cenado, la chimenea deja oír su “eterna canción” del chisporroteo de la leña de encina quemándose y las llamas fantasmagóricas reflejándose en las paredes del recinto. Aquella contemplación sólo dura un rato, más tarde, me levanto y salgo al exterior, a la noche desnuda. El frío se deja notar y hay que cubrirse. Despacio me dejo deslizar por el camino que se aleja de la casa y llego hasta una conglomeración de árboles, allí, los chicos, tienen un lugar preferido en el que vienen para hacer sus fogatas y preparar sus viandas entre risas y cantos.

Aproveché ese sitio por tener preparados algunas piedras grandes en forma de asintos y, sentado en una de ellas, me quedé en silencio, con la mirada perdida hacia el firmamento en el que, las estrellas, titilaban pareciéndome a mí que trataban de hacerme alguna señal, de mandarme algún mensaje. Sin embargo, sabía que tal titilar era debido al fenómeno que produce la atmósfera interpuesta entre las estrellas y yo.

En el supulcrar silencio, inmerso en la oscuridad, arreciendo el frío y en ausencia de la Luna, sólo tenía ojos para contemplar aquellas estrellas lejanas que hacían volar mi imaginación que no dejaba de hacer preguntas sobre mundos ignotos y criaturas desconocidas.

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Esto es lo que podía ver cuando nos alejamos de la costa y nos sumergíamos en las tranquilas aguas del océano Atlántico caminando hacia el horizonte lejano. Me acompañaba un expero marinero, yo nunca me podría aventurar a estar sólo en un ámbito que no puedo dominar y que me produce algo de temor.

Alejados hasta haber perdido de vista las luces, todo era una oscuridad cenicienta y mortecina que, sin embargo, te dejaba ver hasta cierta distancia y, el vaiven de la barca te mecía suavemente hasta que, llegaba un momento en el cual, habiéndote acostumbrado a esa situación, no le prestaba atención.

Mirara hacia donde mirara, nada. Todo eran las profundas aguas del océano y algún que otro ruído típico del ámbito marinero, gruesas olas que sin cesar pasan y mecen la embarcación, algún ruído de extraño origen que no puedo calificar y, la brisa marina que era más fresca, mucho más que aquella otra campestre.

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Las estrellas eran las mismas, en mi región, siempre se ven las mismas estrellas y nada, como puede pasar en otras regiones más privilegiadas (Chile, por ejemplo), es excepcionalmente llamativo y sorprendente. Aquí, en la zona Sur de España, pasando el Mediterráneo entre las antiguas Columnas de Hércules (hoy el Estrecho de Gibraltar), se llega al Golfo de Cádiz en el que, se encuentran las Costas de Huelva, una ciudad antigua y marinera que, como todas, ha ido desvirtuándose con el paso del tiempo.

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Mirad esta estatua de Colón, comemorando el descubrimiento está mirando hacia el horizonte lejano de las Américas que él (re) descubrió. Está situada en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, frente al Monumento está el Monasterio de la Rábida en el que, con su hijo, fue acogido por los padres Franciscanos.

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Muy cerca del monumento, han construído las tres carabelas (una copia exacta) en las que partieron de este lugar para la gran aventura. Ahora son visitadas por los turistas que pueden contemplar, con asombro, como en aquellas frágiles barcas, pudieron llegar tan lejos.

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Cerca de donde están las embarcaciones, se encuentra el Monasterio de la Rábida que, como vereis muestra la parte vieja original y los añadidos modernos que se lo han cargado, Aquí vivió Colón con su hijo durante un tiempo y, por dentro, es precioso y sirve de diversión visual a los turistas y de buena fuente de ingreso a los curas que allí habitan. Está enclavado en un paraje natural de gran belleza donde las flores de inmensos jardines adornan el lugar y dejan sentir sus distintos y exquisitos aromas, siempre, acompañados de una suave brisa de las aguas marinas que lo rodean por casi todas partes.

Una de las pinturas de Daniel Vázquez Díaz

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Junto al Monasterio se levanta un enorme obelisco que fue construido en conmemoración del cuarto centenario del nuevo continente y, en su interior, como podeis ver arriba, existen obras pictóricas conmemorativas de la gesta que pintó Daniel Vazquez Díaz.

El monasterio tipológicamente pertenece al Gótico-Mudéjar incorporado a la Rábida desde el período Almohade.

 

 

Placa conmemorativa


La iglesia-Santuario es de dimensiones pequeñas y estructura compacta posee una sola nave y un hermoso artesonado de influencia mudéjar que cubre la bóveda primitiva. El ábside posee arcos apuntados. En las paredes conserva pinturas de Juan de Dios realizadas en el Siglo XVIII que tratan temas de la vida de San Francisco.

Claustro mudéjar del Monasteio de la Rábida


El claustro del Monasterio de la Rábida es pequeño y sigue el modelo de San Isidoro y Guadalupe: estilo mudéjar. Se amplió en el siglo XVII con un cuerpo superior y se le incorporaron almenas como protección de invasiones.

Tiene en sus paredes frescos del siglo XV que han sido restauradas. El claustro estuvo punto de desaparecer en 1855 por la desamortización, y salvado el conjunto por el Gobernador Alonso. Es uno de los monumentos mas importantes y significativos en la historia de España y de América, fue declarado primer monumento histórico de los pueblos Hispanos y en 1856 fue declarado el tercer monumento nacional y patrimonio de la humanidad.

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Muy cerca del entorno, junto al Monasterio, está la Sede de la Universidad Internacional Iberoamericana de La Rábida, en la que, se imparten Cursos de verano y se acogen a grandes personalidades en los distintos campos del saber que dan conferencias muy apreciadas. Aquí, en el pasado no muy lejano, tuve la suerte de asistir a una de Lynn Margulis y pude hablar con ella de los temas tratados.

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Muy cerca de donde está la el monumento de Colón, se encuentra este puente totalmente hecho de hierro por el famoso Eisffel (el de la Torre de París que lleva su nombre). Se construyó para llevar el mineral en vagonetas hasta los barcos que lo transportaban a todos los lugares del mundo. Después, con la supremacía de Chile en el cobre, quedó relegado y ahora sirve para que paseen los enamorados.

Bueno, un día más me ha pasado, comencé el trabajo queriendo hablaros de las estrellas y del universo y, sin saber por qué, he terminado en estos comentarios sobre cosas de mi entorno, de mi infancia, lugares por los que jugué de niño y que, seguramente por eso, los recuerdos me trajeron hasta aquí.

emilio silvera


 

  1. 1
    Fandila
    el 6 de septiembre del 2012 a las 23:39

    Envidia me da, Emilio, pues soló se de lo que describes por referencias. Es imperdonable que todavía no conozca la ciudad. No es el caso de mi mujer que pudo sí conocerla y vivir sus entornos, antes que nos conocieramos. Hace ya la tira.
    Casualmente, este verano dimos con un estudiente casi al término de la carrera, de Biología,  que ees de Huelva. Pasaba el verano aquí, en Granada, porque su familia o proviene de aquí o posee familiares en esta, que en eso no he querido ahondar tanto.. El motivo, sus buenas referencias, por que diese clases de matemáticas a mi hija, que no hay manera. Yo intenté hacer de profesor en más de una ocasión, pero como suele decirse “me tomaba el pan de debajo del sobaco”, y con la confianza ni aprovechaba ni me tomaba en serio. Cambio radical con este profesor al que sí tomó en serio, aunque solo fuera porque él se ponía serio. Solución excelente, que la niña ya se encamina y la materia, si no es que ahora le encante, por lo menos la sobrelleva.
    Este excelente chico, se marchó para Huelva el otro día, y cuando lo hizo, me dieron ganas de acompañarlo. Solo que no era posible, mis obligaciones no me lo permiten. En otra ocasión será.
    Pasando a lo del universo único o no, en que cabeza cabe, pues en la mía no, que la inmensa diversidad que nuestro cosmos derocha, y que se multiplica y diversifica cada vez más, como resultado del “ser”, no se repita también en la formas de otra diversidad de universo. Por qué, esa “ridiculez”: uno solo. Es más lógico lo contrario, y sin ni siquiera necesitar de la lógica de las leyes físicas. Pues más parece que estemos en los oscuros pasados en que la Tierra venía ser el centro de todo y casi lo único consistente que existia, que lo demás solo era su acompañamiento. ¿Que no es demostrable?, según se mire, que argumentos hay, y hasta leyes que lo permiten y lo exigen.
    Dimensiones y universos. De haber más universos, no tendrían por que ser iguales a este, al menos no todos. Los habría con leyes propias o no, dependiendo de la interrelación entre ellos y la posible escasa relación entre otros. Un paso más, que según lo considerado tambien sería de lógica, viene a ser la extrapolación a un número de universos-dimensiones ilimitados. Pero donde se ubicarian, lo que es un decir, pues no se puede afirmar que el espacio o el tiempo hayan de ser propiedades comunes a cualquier dimensión, si pudieran existir con leyes distintas ello implica que sus formas de existencia tamién lo serán.
    No se diga ya lo inmaterial o de lo que siempre se dijo como el mundo de los espiritus. La diversidad sería mucho más diversa aún, sin descartar al suouesto ese supuestoinmaterial espiritu, que realmente solo seria una anecdota, uno de los apartados. Vaya usté a saber
    Siempre que pienso en estas cosas no dejo de sentir muy al fondo como una especie de temor, cuando debería ser lo contrario, y que ha de ser residual sin duda, de los temores religiosos que en la niñez nos infundian.
    Cordiales saludos.

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  2. 2
    kike
    el 7 de septiembre del 2012 a las 0:04

    Veo Fandila que vives en la tierra que me vió nacer. Aunque resido desde hace tiempo en Mallorca, nací en un pueblo de Granada; así que quizás seamos paisanos.

    Tampoco tengo la suerte de conocer la tierra de Emilio, pues pese a ser andaluz de origen conozco más la mayoría de las provincias que las andaluzas, ya que no he podido visitar aún Cádiz, Huelva, Córdoba(sólo Priego) y Almería; y encima, como me marché de pequeño, ni siquiera tengo acento andaluz, ya que no tuve tiempo de adquirirlo; cosas de la vida.  

     Afectuosos saludos. 

       

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  3. 3
    Fandila
    el 7 de septiembre del 2012 a las 0:57

    Pues si te digo que me lo barruntaba, seguro que te lo crees.
    Cierto día en Madrid, donde estuve un tiempo por razón de estudios, un compañero, que resultó que era de Malaga, me dice: tu eres de Garanada. ¿Cómo lo sabes? le dije sorprendido. Él me contestó: anda… pues por la forma de hablar.
    El caso es que tu y yo, Kike, solo nos comunicamos por escrito, aunque eso es corregible. Y es que la manera de expresión también dice mucho. No vayamos a decir que sea un sexto sentido pero “algo tendrá el vino cuando lo bendicen”
    Me alegra que así sea, amigo Kike.

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  4. 4
    emilio silvera
    el 7 de septiembre del 2012 a las 5:55

    Bueno, bien está que de vez en cuando, sucedan cosas así. Son encuentros virtuales que, sin embargo, de alguna manera, acercan a las personas que, por causas del azar, descubren que tienen algo en común y, en este caso, nada menos que el origen de la tierra.
    Saludos paisanos.

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  5. 5
    emilio silvera
    el 2 de mayo del 2013 a las 10:36

    ¿Por qué será que, sin que nos demos cuenta, siempre tratamos de volver a los orígenes? Los recuerdos se agolpan en nuestras mentes y reviven escenas antiguas del pasado que fue y que nunca podrá volver. Existe por el simple hecho de que, nuestras mentes, así lo quieren y lo hace posible.
    No prestamos la debida atención pero… ¡Somos seres tan complejos!

    Responder

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