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Lyell y Darwin ¡El caprichoso destino!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Biologia    ~    Comentarios Comments (3)

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Muchos libros en la estantería en casa Serbia de Belgrado de biblioteca 17.03.2009  Foto de archivo - 8706997

 

Permanecen en silencio y quietos en las estanterías, a la espera de que le preguntemos alguna cosa, deseosos de ayudar y responder a todas nuestras preguntas. Son nuestros “mejores amigos”, siempre dispuestos a dar a cambio de nada. En ellos, encontramos la sabiduría que no tenemos, nos abren las puertas de mundos que ni podíamos imaginar, nos transportan a regiones del saber que nos asombran y maravillan y, todo eso, está al alcance de cualquiera, simplemente se exige un ingrediente: Ganas de saber y mucha curiosidad.

Aquel día, durante toda la tarde, estuve repasando libros y leyendo pasajes de unos y otros. Astronomía, Física, Biología, y, algo de poesía que estaba enpolvada en el fondo de la Biblioteca de casa. De pronto, me dí de bruces con la obra  “La Aventura del Universo ” de Timoty Ferris, y, distraído me puse a repasar los capítulos comenzándolos a leer y, al recordarlos, pasaba al siguiente:

El capítulo XIII que tiene por Titulo La Edad de la Tierra, que comienza con los pensamientos, el primero de Francis Bacon: “La antigüedad del Tiempo es la juventud del Mundo”, el segundo de Denis Diderot: “Lo que tomamos por historia de la naturaleza sólo es la muy incompleta historia de un instante.”

Comienzo a leer y el autor nos dice:


                             Charles Lyell (1797-1875)

“El libro de Lyell convirtió el viaje de Darwin en un viaje a través del tiempo. Darwin empezó a leerlo casi inmediatamente, en su litera, mientras sufría el primero de los muchos mareos que le atormentarían durante los cinco años siguientes. El Beagle, un bergantín sólido y macizo, de 28 metros de largo por 7,5 de ancho, era en general confortable, pero su casco era redondeado y se balanceaba mucho. Darwin empezó a aplicar lo que él llamaba “la maravillosa superioridad de la manera de Lyell de abordar la geología” tan pronto como la expedición tocó tierra en las islas de Cabo Verde.

Construir una teoría de base empírica como explicación de Darwin de la evolución requiere, no sólo datos de observación, sino también una hipótesis organizadora. Darwin tomó su hipótesis, que el mundo es viejo y sigue cambiando hoy tanto como en el pasado, principalmente de Lyell. “El gran momento de los Principles -escribió- era que le cqambiabna a uno todo el carácter de la propia mente, y cuando veía algo nunca visto por Lyell, uno seguía viendo en parte con sus ojos .” Más tarde Darwin admitió que “me siento como si mis libros proviniesen a medias del cerebro de sir Charles Lyell.”

El viaje del Beagle. Tras graduarse en Cambridge en 1831, el joven Darwin se enroló a los 22 años en el barco de reconocimiento HMS Beagle como naturalista sin paga, gracias en gran medida a la recomendación de Henslow, para emprender una expedición científica alrededor del mundo. La expedición duró cinco años y recogió datos hidrográficos, geológicos y meteorológicos en Sudamérica y otros muchos lugares. Las observaciones de Darwin le llevaron a desarrollar la teoría de la selección natural.

Durante la expedición del Beagle, Darwin vio el mundo como pocos lo han visto, en toda su rica diversidad de detalles, a caballo, a lomo de mula, a pie, en exploraciones a cuevas y escursiones a través de bancos de hielo y arenas ardientes, desde Patagonia hasta Australia y las Islas Keeling del Océano Índico. Observó, absorbió todo y reunió tantas muestras de plantas y animales que sus compaleros del barco se preguntaban en voz alta si se había propuesto hundir el Beagle.

Maqueta Del Barco Beagle De Charles Darwin 60 Cm Esc 1/75 - Quito

Fotos de Maqueta Del Barco Beagle De Charles Darwin 60 Cm Esc 1/75

En Chile Darwin halló fósiles marinos en cimas montañosas de 4.000 metrtos de altura y presenció un terremoto que levantó el suelo casi un metro en unos minutos, prueba a favor de Lyell de que la acción más o menos uniforme de procesos geológicos pueden producir cambios tan dramáticos como los atribuidos por los geólogos a las antiguas catástrofes; al informar de sus hallazgos en una carta a su maestro Henslow, escribió: “Me temo que usted me dirá que aprenda el ABC -a distinguir el cuarzo del feldespato-, antes de permitirme tales especulaciones.” Pero por el tiempo en que el Beagle llegó al Pacífico Sur, Darwin ya tenía cuatro años de riguroso trabajo de campo, y había empezado a sentirse más seguro de su capaciodad para interpretar observaciones en términos de hipótesis.

El joven Darwin. Darwin, además,  estuvo influenciado por el geólogo Adam Sedgwick y el naturalista John Henslow en el desarrollo de su teoría de la selección natural, que habría de convertirse en el concepto básico de la teoría de la evolución.

En el Pacífico Sur, Darwin se aventuró a elaborar una teoría propia sobre el origen de los atolones de coral. Un caluroso día de otoño de 1834, m ientras el Beagle se dirigía de las Islas Galápagos a Tahití, trepó al palo mayor y vio los atolones de color blanco mate del archipiélago Tuamotú dispersos por el mar como aros de encajes. Le impresionó su apariencia de fragilidad: “Estas bajas islas de coral huecas no guardan ninguna proporción con el vasto océano del que surgen bruscamente -escribió- y parece extraordinario que estos débiles invasores no sean arrasados por las toda poderosas e incansables olas de ese gran mar que es mal llamado Pacífico”.

Darwin concibió la teoría de que los atolones marcaban los sitios de volcanes desaparecidos. Un nuevo volcan puede irrumpir a través del suelo marino y, en sucesivas erupciones, convertirse en una isla montañosa que se eleva sobre la superficie del mar. Cuando la lava deja de fluir y la actividqad se apaga, puede formarse en arrecife de coral vivo en las laderas del volcán, debajo del nivel del mar. Y aquí empieza la contribución de Darwin: luego, el volcan inactivo puede empezar a hubdirse, por la erosión o por el lento hundimiento del suelo oceánico. A medida que la vieja isla se sumerje, el coral vivo sigue formandose encima del coral muerto o moribundo que hay debajo. Con el tiempo, la isla original desaparece debajo de las olas, dejando detrás un anillo de coral. “Los corales constructores de arrecifes -escribió Darwin- han creado y conservado maravillosos monuntos de las oscilaciones subterráneas del nivel; vemos en cada bajnco de coral una prueba de que la tierra se ha hundido, y en cada atolón un monumento sobre una isla ahora, perdida.”

Retrato. Darwin sentó las bases de la moderna teoría evolutiva, al plantear el concepto de que todas las formas de vida se han desarrollado a través de un lento proceso de selección natural. Su trabajo tuvo una influencia decisiva sobre las diferentes disciplinas científicas, y sobre el pensamiento moderno en general.

El H.M.S. Beagle. El HMS Beagle se hizo a la mar en 1832 con el fin de cartografiar con mayor detalle las costas sudamericanas. Estaba al mando el capitán Robert Fitzroy y entre sus tripulantes figuraba el joven naturalista Charles Darwin. Durante el viaje del Beagle, que duró cinco años, Darwin sufrió mucho de mareo. Aunque disfrutó de dos largos periodos en tierra, pasó muchos días enfermo, tendido en su litera y alimentándose sólo de uvas.

Pero, sigamos con la teoría de Darwin de la formación del coral que nos cuenta Timoty Ferris, en su Aventura del Universo.

La Belleza de esta teoría, desde un punto de vista uniformista, residía en que el proceso debía ser gradual. El coral vivo requiere la luz solar; como señaló Darwin,  “no puede vivir a una profundidad mayor de veinte o treinta brazas”, o sea de 40 a 60 metros aproximadamente. Si las islas se hubiesen hundido rápidamente, como sostenía el catastrofísmo, el coral se habría sumergido en las profundidades oscuras del mar antes de que el nuevo coral hubiese tenido tiempo de crecer encima de él, y no hubiese formado ningún atolón.

Archivo:Mvey0290.jpg

Porción de un atolón del Pacífico, mostrando dos islotes en el anillo o arrecife coralino separados por un profundo paso entre el océano y la laguna. Un atolón es una isla coralina oceánica, por lo general con forma de anillo más o menos circular, o también se entiende como el conjunto de varias islas pequeñas que forman parte de un arrecife de coral, con una laguna interior que comunica con el mar. Los atolones se forman cuando un arrecife de coral crece alrededor de una isla volcánica, a medida que la isla se va hundiendo en el océano.

Animación que muestra el proceso dinámico de formación de un atolón coralino. Los corales (representados en púrpura) crecen alrededor de una isla volcánica oceánica, formando un arrecife anular. Cuando las condiciones son las adecuadas, el arrecife crece, y la isla interior se hunde. Finalmente la isla desaparece debajo del nivel del agua, dejando un anillo de coral con una laguna en su interior. Este proceso de formación de un atolón puede insumir unos 30.000.000 de años.

En otro orden de cosas, sería injusto dejar de decir aquí que Darwin estaba familiarizado también con las ideas evolucionistas del biólogo francés Jean-Baptiste Lamarck, quien sostenía que los caracteres adquiridos por los individuos mediante la experiencia se podían transmitir a su descendencia. En un mundo lamarkiano, los caballos que se hiciesen fuertes mediante las carreras legaban su rapidez a su cria, y las jirafas, al estirar su cuello para llegar a las hojas de los árboles, hacían que la siguiente generación de jirafas tuviesen los cuellos más largos. El lamarckismo estaba lleno de resonancias morales gratificantes para los victorianos, ya que implicaba que los padres que trabajaban duramente y evitaban el vicio tendrían hijosm genéticamente dispuestos a trabajar duro y llevar una vida sana.

Pero se derrumbaba en la cuestión e cómo habían surgido las nuevas especies, es decir, nos decía como obtener mejores caballos y jirafas pero, nos dejaba a ciegas en cuanto al origen de las especies, y por lo tanto dejaba sin respuesta la pregunta de por qué en el registro fósil se encuentran especies diferentes ede las que viven hoy.

Charles Darwin. La teoría de Darwin mantiene que los efectos ambientales conducen al éxito reproductivo diferencial en individuos y grupos de organismos. La selección natural tiende a promover la supervivencia de los más aptos. Esta teoría revolucionaria se publicó en 1859 en el famoso tratado El origen de las especies por medio de la selección natural.

La contribución de Darwin no fue argüir simplemente que la vida había evolucionado – ni siquiera le gustaba usar la palabra “evolución”-, sino también identificar el mecanismo evolutivo por el cual surgen nuevas especies. Por eso tituló su libro El origen de las especies.”

Su teoría tiene mucho más que explicar de lo poco que aquí se ha resumido que es sólo un detalle de la ingente obra del popular personaje. Sin embargo, en un lugar limitado como este para exponer cuestiones de todo índole científico, el objetivo es dejar una semblanza del tema que se esté tratando y, con esta pincelada que nos hace Ferris de Darwin, es más que suficiente para que nos hagamos una idea del personaje y del ingente trabajo que realizó.

           La Historia se lo ha reconocido bien.

No siempre, gandes hombres que hicieron una labor encomiable por el progreso de la Humanidad, finalmente vieron reconocidos sus méritos y, por una u otra razón, quedaron sumidos en el olvido siendo cometida un agran injusticia, habiendo realizado una gran labor que nunca le fue reconocida.

Por ellos, quede aquí el recuerdo y homenaje de aquel reconocimiento robado.

                      El viejo Darwin

emilio silvera

 

  1. 1
    Juan Carlos Garrido Luengo
    el 5 de julio del 2011 a las 1:28

    Fuì marino mercante y  asegurar,por experiencia, puedo confirmar lo durìsimo de la vida en un barco “tan pequeño” y
    dàndole la vuelta al mundo.

    Responder
  2. 2
    emilio silvera
    el 5 de julio del 2011 a las 5:29

    Juan Carlos, comprendo perfectamente lo que dices. Mi padre, hace ya deeso muchos años, era marinero, pescador, y, con aquellos barcos de madera que tenían el lugar de pesca en Tafané y Cabo Verde, salía el hombre a buscar el sustento de su familia en aquella pequeña embarcación que, en invierno, la mayor parte de las veces tenían que regresar a puerto con las artes de pesca perdidas por el temporal después de unos días de pasarlo muy mal.
    Me traes al recuerdo que, un mes de febrero de hace ya mucho tiempo (tenía yo unos 11 años), el San Miguel, un pesquero de Huelva, en realidad pequeño barquito de madera que es lo que había en aquellos tiempos, estando en alta mar, sobre las 4 de la mañana, se disponía mi padre a preparar el café para los demás compañeros -que aún descansaban abajo, en sus literas-, cuando de repente un fuerte y aterrador golpe partío, literalmente el barco por la mitad.
    Un mercante que pasaba por alli no se apercibió del pequeño pesquero que, sin duda, llevaría una luz mortecina para ser visto. Así que, el barco se hundió y, de todos los tripulantes (8), sólo mi padre que estaba en cubierta preparando el café se pudo agarrar a una pieza de madera que lo mantuvo a flote en aquellas gélidas aguas durante dos días.
    De “milagro” se podrían titular los acontecimientos que le salvaron la vida, ya que, en la inemnsidad del océano abierto, pasó por allí otro mercante que, por casualidad, detectó (por la ropa de agua amarilla que llevaba puesta) aquel bulto que flotaba encima de las encrespadas aguas.
    Le subieron a bordo y pidieron auxilio. Tras una serie de peripecias llegó, por fin a un Hospital en el que estuvo durante unos días atendido por los médicos. Cuando finalmente regresó a casa, mi padre era otro hombre que, como consecuencia de aquel suceso en el que perdió a todos sus compañeros, él también quedó asmático para siempre y, aquella enfermedad, le impidió volver a salir a la mar.
    Te cuento todo esto por habermelo recordado con tus palabras. Sí, la vida en el Mar con un pequeño Barco de madera puede llegar a ser muy, pero que muy dura y peligrosa.
    Bueno, dejémonos de cosas tristes, todo aquello quedó atrás y, como se suele decir…el Tiempo lo cura todo (aunque es sólo un dicho), y, si no es verdad que lo cure, si lo es que mitiga el dolor a medida que transcurre y pasan los días, al final, se imponen las ganas de vivir y se reacciona para seguir la lucha.
    ¡Qué cosas! Un simple recuerdo te puede llevar tan lejos…

    Responder
  3. 3
    emilio silvera
    el 8 de mayo del 2013 a las 11:51

    De vez en cuando, es necesario y justo que recordemos las cosas como en realidad fueron y, si podemos, otorguemos algún mérito a quien, por una u otra ra<zón le fue hurtado, o, al menos, no reconocido que se debería haber hecho. Darwin-Lyell, Einstein-Lorent-Mach-Maxwell, Riemann, Faraday-Maxwell, Copérnico-Aristarco de Samos y, la lista es grande, tan grande que no cabría en muchas páginas, ya que, es raro encontrar un invento o una teoría que sea exclusivamente original y que no utilizara ideas anteriores dispersas o no.
    ¡La Humanidad!

    Responder

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