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¡Todos somos uno! ¿Cuándo será eso posible?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Humanidad    ~    Comentarios Comments (0)

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Cuando Las Casas murió en 1566, a los noventa y dos años de edad, dejó instrucciones para que la historia completa de las Indias no se publicara hasta que hubiese transcurrido cuarenta años “de modo que, si Dios decide destruir España, se compruebe que es a causa de la destrucción que hemos llevado a cabo en las Indias y su justa razón para hacerlo se manifieste claramente”, La cuestión debatida en Valladolid obsesionaría durante siglos a los españoles y también a los demás pueblos europeos en todos los continentes.

Ciertamente, no todos aquellos invasores tenían malas intenciones pero, como ha pasado en la Historia casi siempre, los más fuertes salieron vencedores y fueron los más débiles los que pagaron las consecuencias con esclavitud y masacres que es la verguenza de nuestros recuerdos. La ocasión de reflexionar sobre la variedad y la unidad de la Humanidad que el descubrimiento de América y las lejanas colonias  impusieron a Occidente no fue aprovechada por los pueblos de otras partes del mundo.

El Islam creció como un Imperio en expansión,  y no por medio de colonias situadas lejos de la metrópoli, utilizando la conquista y la ocupación en lugar de avanzadas misioneras. Naturalmente, el Islam heredó el bagaje bíblicio de la dispersión y el pecado original y, como el cristianismo, , en la variedad no veía más que un mal. Pero afortunadamente la teología musulmana y los azares de la historia vacunaron al Islam contra el virus del racismo. El sólido dogma de la igualdad de todos los creyentes, la propagación del Islam por el África negra, el frecuente matrimonio con esclavos y concubinas, desalentaron cualquier posible creencia musulmana en jerarquias raciales de la Humanidad. Para los musulmanes que no separaban la vida religiosa de la seglar, la distinción más importante se establecía entre los creyentes y los no creyentes. La variedad de costumbres sociales, en tanto no violara lo establecido por el Corán, no les parecía significativa.

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Por razones bastante distintas, el problema de la igualdad humana no tuvo tanto relieve en China. Allí, donde gobernaban la tradición y las costumbres, las mejores cualidades de la vida humana eran considerada productos de estas tradicciones y costumbres chinas que, misteriosa, permanecía cerrada al mundo exterior. La tradicción de centralismo y aislamiento de este país, evitó a sus habitantes el encuentro con otros pueblos diferentes y remotos y, cuando se producía un hecho inesperado, como la visita de Marco Polo, aquello resulta ser una revolución social y la noticia correía como la polvora. Lo cierto es que, en ningún otro lugar de Asia oriental, en Japón o en Corea, encontramos nada parecido al racismo occidental.

Unicamente en la India, entre las cutlturas desarrolladas, el sistema de casta racial llegó a ser parte de la religión. Si bien el origen de las castas se hunde en las brumas de la prehistoria, el sistema de castas hundú puede haber nacido de las diferencias entre los conquistadores arios y los sometidos drávidas, que por otra parte eran diferentes de color. Varna, la palabra hindú para “castas” significa “color” pero tal vez originaríamente se refería a algo que no era el color de la piel.

Durante los siglos posteriores a Las Casas, el debate europeo relativo a los niveles de Humanidad pasó del campo de la teología al de la biología. Cuando Linneo clasificó a mediados del siglo XVIII a toda la Humanidad como una sola especie, pareció universo al grupo de Las Casas. Linneo dio su respuesta propia, y clara, a la cuestión debatida en Valladolid en 1550. Pero oscureció el asunto para los colonizadores europeos de zonas remotas del mundo al enumerar cinco tipos de Homo sepiens -salvaje, americano, europeo, asiático, africano-, “que difieren por la educación y la situación. ¿Eran estos grupos “variedades” distintas de una especie Humana única? Y, en caso afirmativo, ¿qué quería decir “variedad”?

Cuando la valoración de las capacidades humanas pasaron del campo de la religión al de la ciencia, todos aquellos interrogantes cambiaron del por mayor al por menor. Al igual que en el cambio anterior de la cosmología  a la geográfia, también este fue un cambio hacia la acumulación. En lugar de plantear la gran cuestión monolítica debatida por Las Casas y Sepúlveda sobre la “naturaleza” del hombre y de su destino en esta vida y en la futura, ahora surgían innumerables interrogantes sobre las minucias de la vida cotidiana. A diferencia de los textos de teología, que se escribían en un lenguaje erudito, los datos de la antropología eran la experiencia de cualquier hombre. El centro de atención pasó de la naturaleza humana a las culturas humanas, de la metafísica a las misceláneas. Las preguntas de la antropología no se formularían y resolverían en las bibliotecas, sino en el mundo. Cada Sociedad humana se convirtió un un Laboratorio que, todavía hoy en día estamos explorando.

Sin embargo, y,por muchas vueltas que le queramos dar, al final del camino, todos estamos hechos de las mismas cosasd: El material fabricado en las estrellas que están hechos de Quarks y Leptones conforman a todo los seres vivos del mundo y también, forman parte de todos los objetos que existen desde un simple árbol hasta un inmenso océano, o, una gran montaña. Todo, como nosotros, somos átomos juntos para formar moléculas que, en nuestro caso, supieron evoluciuonar hasta los pensamientos.

El largo camino recorrido por todos los pueblos del mundo y las muchas barbaridades que nuestra ignorancia nos hicieron cometer, tendría que servirnos de aprendizaje para al fín tomar conciencia de que, la única realidad es que ¡Todos somos uno! Y, en el futuro que tenemos que construir, todos debemos tener la misma parcela de poder acceder a los bienes que nos proporciona el Universo, sin distinciones de razas ni de clases.

Una Ley Universalen la que todos tendrán, ese mínimo de dignidad para llevar sus vidas sin humillaciones y, los que puedan sobresalir por sus méritos intelectuales, serán recompensados con los honores que en cada caso pudiera proceder. Sin olvidar que, venimos de las estrellas y hacia las estrellas tenemos que partir… ¡Cuando seámos iguales! Y la Naturaleza nos deje conocer sus secretos.

emilio silvera

 


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