Ago
9
¡Cuántos misterios! ¿Sabremos algún día?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y la Vida ~ Comments (2)
En esta inmensa nube molecular que tan famasa es por su “cabeza de caballo”, o, mejor “caballito de mar” se encuentran moléculas que son esenciales para la vida y hemos podido saber cómo llegaron ahí, por qué medios se pudieron transmutar a partir del sencillo hidrógeno y que caminos tuvieron que seguir en la evolución de la materia en los hornos nucleares de las erstrellas para que, de todo ese conglomerado de materiales complejos, puedan surgir nuevas estrellas y mundos y… ¿Vida?
La nebulosa pertenece a la Nube Molecular de Orión, localizada a una distancia de 1.500 años luz en la constelación de Orión. La nube también contiene objetos bien conocidos como la Gran Nebulosa de Orión (M42), la Nebulosa de la Flama y el Bucle de Barnard. Es una de las regiones de formación de estrellas masivas más cercanas y fáciles de fotografiar.
Como antes decía, en la inmensa constelación está la conocida M 42 (Nebulosa de Orión)
El Bucle o Anillo de Barnard
Nebulosa La Flama
La imaginación llevó a las Civilizaciones antiguas a “ver” las constelaciones como figuras de dioses. Orión se encuentra cerca de la constelación del río Eridanus y apoyado por sus dos perros de caza Canis Mayor y Canis Menor peleando con la constelación del Tauro. La constelación es mayor que todo el Sistema solar y la tenemos a menos de 2.000 años-luz de nosotros.
Sus estrellas principales y más conocidas son:
– Betelgeuse una supergigante roja y variable.
– Rigel la más brillante de la constelación, es en realidad un sistema triple en la que destaca una supergigante azul muy luminosa.
– Bellatrix, la tercera más brillante de la constelación. Es una gigante azul (la estrella Amazona).
– Mintaka, una compleja estrella múltiple que junto a Alnitak y Alnilam, forman el conocido Cinturón de Orión. Algunos las llaman Las Tres Marías y otros, Los tres Reyes Magos.
– Saiph que, junto a Betelgeuse, Rigel y Bellatrix completa el cuadrilatero de Orión.
Muchas más que formarían una larga lista tendríamos que poner aquí pero, como muestra ahí quedan las más conocidas e importantes de la Constelación que atesora Joyas de incalculable valor Astronómico para los estudiosos del cielo.
Esta sería en la distancia la Imagen que tendríamos de la Constelación de Orión marcada por las estrellas que antes hemos nombrado. La imagen del APOD la tradujeron en Observatorio info como sigue:
Pero las estrellas de Orión y las nebulosas no aparecen tan coloridas a simple vista, como se ha conseguido sacar en esta fotografía, tomada el pasado mes desde Vekol Ranchen Phoenix, Arizona, USA.
La escena fue tomada en uan exposición de 5 minutos utilizando una película muy sensible al color con una cámara de 35mm montaada sobre un pequeño telescopio.
En la imagen, la gigante y rojiza Betelgeuse se convierte en ese gran punto amarillo en la parte superior izquierda.
También se pueden apreciar otras estrellas azules calientes de Orión, como la supergiganteRigel enfrentándose a Betelgeuse en la esquina derecha inferior,Bellatrix arriba a la derecha , ySaiph abajo a la izquierda.
Alineadas en lo que se conoce como el cinturón de Orión (de izquierda a derecha) están Alnitak, Alnilam, y Mintaka, todas a unos 1500 años luz de distancia, nacimiento de las ya bien estudiadas nubes interestelares.
También vemos una alineación de estrellas más pequeña que en la foto aparece casi recta hacia arriba, se le conoce como la espada de Orión. En la estrella del medio de la espada de Orión, aparece una mancha difusa de color rojizo, que es lo que se conoce familiarmente como la Gran Nebulosa de Orión.
No estaría mal saber si, en todo ese conglomerado de sustancias que están presentes en las Nebulosas moleculares gigantes y la variedad de elementos y transiciones de fases que se producen por medio de los vientos estelares y las fuertes radiaciones ultravioletas de las estrellas masivas jóvenes, la materia se transmuta y evoluciona hasta llegar al ADN y los ácidosribonucléicos esenciales para la vida.
Una célula es la unidad morfológica y funcional de todo ser vivo. De hecho, la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. De este modo, puede clasificarse a los organismos vivos según el número de células que posean: si sólo tienen una, se les denomina unicelulares (como pueden ser los protozoos o las bacterias, organismos microscópicos); si poseen más, se les llama pluricelulares En estos últimos el número de células es variable: de unos pocos cientos, como en algunos nematodos, a cientos de miles de millones (1014), como en el caso del ser humano.. Las células suelen poseer un tamaño de 10 μm y una masa de 1 ng, si bien existen células mucho mayores.
Ingenieros de cierta Empresa de computación han sido capaces incluso de imprimir las iniciales de la Compañía átomo a átomo sobre una superficie cristalina. El campo en desarrollo de la nanotecnología –construcción de estructuras y dispositivos que miden en la escala de milmillonésimas de metro- promete revolucionar nuestras vidas.
Estas hazañas de microingeniería son impresionantes por sus implicaciones, pero no debemos perder de vista el hecho de que la Naturaleza las consiguió primero. Me explico: Cada célula está repleta de diminutas estructuras que podrían haber salido directamente del manual de un ingeniero. Abundan las pinzas, tijeras, bombas, motores, palancas, válvulas tubos, cadenas e incluso vehículos minúsculos. Pero, por supuesto, la célula es más que una simple caja de artilugios. Los diversos componentes encajan para formar un todo que funciona sin problemas, como una elaborada línea de montaje de una fábrica. El asombro de la vida no es que esté hecha de nanoherramientas, sino que estas minúsculas piezas diversas están integradas de una forma fuertemente organizada.
¿Cómo ha sido posible que partiendo de materia inerte se llegara hasta ¡La Vida! ¡Los pensamientos!
¿Cuál es el secreto de esta sorprendente organización? ¿Cómo puede ser obra de átomos estúpidos? Tomados de uno en uno, los átomos solo pueden dar empujones a sus vecinos y unirse a ellos si las circunstancias son apropiadas. Pero colectivamente consiguen ingeniosas maravillas de construcción y control, con un ajuste fino y una complejidad todavía no igualada por ninguna ingeniería humana. De algún modo la Naturaleza descubrió cómo construir intrincadas máquinas que llamamos célula viva, utilizando sólo todas las materias primas disponibles, todas en un revoltijo. Repite esta hazaña cada día en nuestros propios cuerpos, cada vez que se forma una nueva célula. Esto ya es un logro fantástico. Más notable incluso es que la Naturaleza construyó la primera célula a partir de cero. ¿Cómo lo hizo?
El amigo y contertulio Kike, hayer mismo comentaba aquí sobre la posibilidad de seres más evolucionados que nosotros, más inteligentes y, desde luego, muchos postulan esa posibilidad e incluso, han llegado a decir que la vida en nuestro planeta es fruto de una intervención de esos seres que tuvieron que diseñar la maquinaria biológica que inyectaron en lo que antes eramos (simples animales), para poder transformarnos en Humanos.
Lo cierto es que, lo que se dice mucho no sabemos de la compleja estructura a la que hemos podido llegar y tampoco cómo lo pudimos hacer y, en nuestra ignorancia e incapacidad intelectual para dilucidar el problema, hablamos de eslabones perdidos.
Como físico teórico hecho así mismo, algo ingenuo y con un enorme grado de fantasía en mis pensamientos, cuando pienso acerca de la vida a nivel molecular, la pregunta que se me viene a la mente es: ¿Cómo saben lo que tienen que hacer todos estos átomos estúpidos? La complejidad de la célula viva es inmensa, similar a la de una ciudad en cuanto al grado de su elaborada actividad. Cada molécula tiene una función específica y un lugar asignado en el esquema global, y así se manufacturan los objetos correctos. Hay mucho ir y venir en marcha. Las moléculas tienen que viajar a través de la célula para encontrarse con otras en el lugar correcto para llevar a cabo sus tareas de forma adecuada.
Todo esto sucede sin un jefe que dé órdenes a las moléculas y las dirija a sus posiciones adecuadas. Ningún supervisor controla sus actividades. Las moléculas hacen simplemente lo que las moléculas tienen que hacer: moverse ciegamente, chocar con las demás, rebotar, unirse. En el nivel de los átomos individuales, la vida es una anarquía: un caos confuso y sin propósito. Pero, de algún modo, colectivamente, estos átomos inconscientes se unen y ejecutan, a la perfección, el cometido que la Naturaleza les tiene encomendados en la danza de la vida y con una exquisita precisión.
Sin embargo, como nos dice el letrero de arriba, mucho tendremos que espabilar para poder llegar a ese escalón del conocimiento que nos posibilite para “saber” sobre todo este complejo “universo” misterioso de la vida del que nosotros, somos -dentro de lo poco que conocemos-, el mayor exponente.
emilio silvera
Ago
9
Las estrellas, elementos complejos y …¡La vida!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y la Vida ~ Comments (0)
¿Por qué nuestro universo no es mucho más viejo de lo que parece ser? Es fácil entender por qué el universo no es mucho más joven. Las estrellas tardan mucho tiempo en formarse y producir elementos más pesados que son las que requiere la complejidad biológica. Pero los universos viejos también tienen sus problemas. Conforme pasa el tiempo en el universo el proceso de formación de estrellas se frena. Todo el gas y el polvo cósmico que constituyen las materias primas de las estrellas habrían sido procesados por las estrellas y lanzados al espacio intergaláctico donde no pueden enfriarse y fundirse en nuevas estrellas.
Pocas estrellas hacen que, a su vez, también sean pocos los sistemas solares y los planetas. Los planetas que se forman son menos activos que los que se formaron antes, la entropía va debilitando la energía del sistema para realizar trabajo. La producción de elementos radiactivos en las estrellas disminuirá, y los que se formen tendrán semividas más largas. Los nuevos planetas serán menos activos geológicamente y carecerán de muchos de los movimientos internos que impulsan el vulcanismo, la deriva continental y la elevación de las montañas en el planeta. Si esto también hace menos probable la presencia de un campo magnético en un planeta, entonces será muy poco probable que la vida evolucione hasta formas complejas.
Así podría ser el Sol cuando su vida finalice: Una estrella enana blanca, un punto blanco que se enfría en el centro de una Nebulosa planetaria que forman una familia de una inmensa riqueza y diversidad de formas y colores que las hace muy peculiares o singulares.
Las estrellas típicas como el Sol, emiten desde su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre las atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y, a menos que el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal lluvia de radiactividad. En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, pero Marte, que no está protegido por ningún campo magnético, perdió su atmósfera hace tiempo.
Probablemente no es fácil mantener una larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los recursos naturales, propagar infecciones letales y venenos mortales y emponzoñar la atmósfera, también existen serias amenazas exteriores.
Los movimientos de cometas y asteroides, a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras etapas. Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la Tierra, habiendo tenido efectos catastróficos. Somos afortunados al tener la protección de la Luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae hacia sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.
La caída en el planeta de uno de estos enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en millones de años la evolución. Cuando comento este tema no puedo evitar el recuerdo del meteorito caído en la Tierra que impactó en la península de Yucatán hace 65 millones de años, al final de la Era Mesozoica, cuando según todos los indicios, los dinosaurios se extinguieron. Sin embargo, aquel suceso catastrófico para los grandes lagartos, en realidad supuso que la Tierra fue rescatada de un callejón sin salida evolutivo. Parece que los dinosaurios evolucionaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el tamaño cerebral.
La desaparición de los dinosaurios junto con otras formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un hueco para la aparición de los mamíferos. Se desarrolló la diversidad una vez desaparecidos los grandes depredadores. Así que, al menos en este caso concreto, el impacto nos hizo un gran favor, ya que hizo posible que 65 millones de años más tarde pudiéramos llegar nosotros. Los dinosaurios dominaron el planeta durante 150 millones de años; nosotros, en comparación, llevamos aquí tres días y, desde luego, ¡la que hemos formado!
Pero… ¿somos en verdad tan insignificantes?
En nuestro sistema solar la vida se desarrolló por primera vez sorprendentemente pronto tras la formación de un entorno terrestre hospitalario, y, a lo largo y ancho de nuestra propia Galaxia, la Vía Láctea, otros planetas como la Tierra habrán escrito la misma historia.
El secreto reside en el tiempo biológico necesario para desarrollar la vida y el tiempo necesario para desarrollar estrellas de segunda generación y siguientes que en novas y supernovas cristalicen los materiales complejos necesarios para la vida, tales como el hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono, etc.
Parece que la similitud en los “tiempos” no es una simple coincidencia. El argumento, en su forma más simple, lo introdujo Brandon Carter y lo desarrolló John D. Barrow por un lado y por Frank Tipler por otro. Al menos, en el primer sistema solar habitado observado, ¡el nuestro!, parece que sí hay alguna relación entre el “tiempo biológico y el tiempo evolutivo de las estrellas” que son aproximadamente iguales; el t(bio) – tiempo biológico para la aparición de la vida – algo más extenso, ya que, hasta que no evolucionan las estrellas y producen los materiales complejos, la vida, no aparece.
De la mano de la Naturaleza llegó la Vida
La evolución de una atmósfera planetaria que sustente la vida requiere una fase inicial durante la cual el oxígeno es liberado por la fotodisociación de vapor de agua. En la Tierra esto necesitó 2.400 millones de años y llevó el oxígeno atmosférico a aproximadamente una milésima de su valor actual. Cabría esperar que la longitud de esta fase fuera inversamente proporcional a la intensidad de la radiación en el intervalo de longitudes de onda del orden de 1000-2000 ángstroms, donde están los niveles moleculares clave para la absorción de agua.
Este simple modelo indica la ruta que vincula las escalas del tiempo bioquímico de evolución de la vida y la del tiempo astrofísico que determina el tiempo requerido para crear un ambiente sustentado por una estrella estable que consume hidrógeno en la secuencia principal y envía luz y calor a los planetas del Sistema Solar que ella misma forma como objeto principal.
A muchos les cuesta trabajo admitir la presencia de vida en el universo como algo natural y corriente, ellos abogan por la inevitabilidad de un universo grande y frío en el que es difícil la aparición de la vida, y en el supuesto de que ésta aparezca, será muy parecida a la nuestra. Sin embargo, los Biólogos y expertos, piensan que la vida, podría estar presente de muchas maneras y formas.
emilio silvera
Ago
9
Buscándo los secretos de la Naturaleza
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (7)
Einstein hizo más que cualquier otro científico por crear la imagen moderna de las leyes de la naturaleza. Desempeñó un papel principal en la creación de la perspectiva correcta sobre el carácter atómico y cuántico del mundo material a pequeña escala, demostró que la velocidad de la luz introducía una relatividad en la visión del espacio de cada observador, y encontró por sí solo la teoría de la gravedad que sustituyó la imagen clásica creada por Isaac Newton más de dos siglos antes que él. Su famosa fórmula de E = mc2 es una fórmula milagrosa, es lo que los físicos definen como la auténtica belleza. Decir mucho con pocos signos y, desde luego, nunca ningún físico dijo tanto con tan poco. En esa reducida expresión de E = mc2, está contenido uno de los mensajes de mayor calado del universo: masa y energía, son la misma cosa.
Einstein siempre estuvo fascinado por el hecho de que algunas cosas deben parecer siempre iguales, independientemente de cómo se mueva el que las ve, como la luz en el vacío, c. Él nos dijo el límite con que podríamos recibir información en el universo, la velocidadde c.
Ago
9
¡TARTESSOS! LA TIERRA MÍTICA
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Rumores del Saber ~ Comments (6)
LA LEYENDA DE TARTESSOS EN LA ANTIGÜEDAD
Casi todas las noticias documentales que se tienen de Tartessos se deben a antiguos autores griegos. En ellas se confunden con frecuencia lo histórico con lo mítico o semimítico, con reyes como Gerión, Habis, Nórax y Argantonio. Asimismo ha sido frecuente la identificación de laAtlántida descrita por Platón en sus diálogos Timeo y Critias con la capital o ciudad de Tartessos.
La idea de la tierra occidental de Tartessos aparece en uno de los mitos helénicos más extendidos. El geógrafo Estrabón (escritor romano de la época de Augusto) relata la historia del viaje de Hércules al lejano oeste, donde llevó a cabo su décimo trabajo. En esta región de Tartessos construyó Hércules dos columnas como monumento a su arduo viaje; y en la isla de Eritia, situada en aguas costeras, se le pidió que vigilase el ganado de Gerión (Estrabón 3, 5, 4; 3, 2, 11).
El mito de Tartessos se consideraba paradigma del avance de la humanidad hacia una forma civilizada de vivir. Hay una historia interesante en el Epitome del historiador romano Justino (que en el siglo IV d.C. resumió la extensa Historiae Philippicae de Pompeyo Trogo). En el bosque de los tartesios, donde abundaba el ganado vacuno, había una vez un rey llamado Gárgoris que fue la primera persona que supo cómo se recogía la miel. Tenía un hijo ilegítimo, llamado Habis, que enseñó a su pueblo (los tartesios) a utilizar el arado; impidió que se convirtieran en esclavos y los dividió en siete tribus (o siete ciudades) (Justino 44, 1, 14).
“…son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil años de antigüedad.
Argantonio (?, h. 670 a. C. – ?, h. 550 a. C.) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía ya que se le atribuyen tesoros con unos 300 años de diferencia. Aparece en fuentes griegas por su relación militar y comercial con Focea (colonia de los griegos en Asia Menor).
El oscurísimo mito de Tartessos fue absorbido por la poesía helénica: por poner un ejemplo sacado de la literatura clásica, « Tartessos era conocida de oídas [ en tiempos de Homero ] como “ la más lejana en el oeste ”, donde, como dice el propio poeta [ Homero ] , cae en el Océano, “ la brillante luz del sol, tendiendo la negra noche sobre la tierra, el que da grano ” » (Estrabón 3, 2, 12). También se refiere a su propia fuente, Estesícoro de Himera (poeta griego de Sicilia que vivió en los tiempos de los viajes helénicos a los mares occidentales) para instaurar la tradición, cuyas raíces son muy profundas, del “reino” de Tartessos; y aquí el mito de Gerión y su ganado en Tartessos se vuelve más pertinente:
Parece que los antiguos llamaron al río Baetis « Tartessos »; y que llamaron a Gades y a la isla contigua « Eritia »; y se supone que esta es la razón por la cual Estesícoro habló de aquel modo del vaquero [pastor de ganado vacuno] de Gerión, a saber, que nació más o menos enfrente de la famosa Eritia, junto a las ilimitadas fuentes con raíces de plata del río Tartessos, en una caverna de un precipicio (Estrabón 3, 2, 11).
Lugares como éste de vestigios del pasado, son abundantes en muchas zonas de Huelva.
Ahora nos enteramos de que en Tartessos se exhibían grandes cantidades de plata. Sin embargo, si le dejamos que hable, Estrabón nos asegurará que Tartessos estaba situada más allá de un remoto paso en el sur de la Península Ibérica, y nos advertirá que en la Antigüedad no había unanimidad acerca de los límites geográficos de Tartessos. Y tampoco había opiniones no discutidas acerca de su asociación con un río, con una ciudad, o con ambas cosas, cada una de las cuales, según se consideraba, ofrecía una provisión igualmente favorable de buena suerte y prosperidad:
Dado que el río tenía dos bocas, se dice que en tiempos antiguos se proyectó una ciudad en el territorio intermedio, una ciudad a la que llamaron « Tartessos », por el nombre del río; y al país, que ahora está ocupado por túrdulos, lo llamaron « Tartéside » … A Eratóstenes le contradice Artemidoro, que dice que esta es otra afirmación falsa de Erastótenes …y, en realidad, todas las demás afirmaciones que ha hecho confiando en Piteas el navegante-aventurero, debido a las falsas pretensiones de éste ( Estrabón 3, 2, 11 ).
La tierra de Tartessos se mencionaba en acontecimientos históricos documentados. Herodoto, historiador griego del siglo V a.C., tomó nota de más detalles del reino de Tartessos. Era gobernada por una rey en la época en que los coceos navegaron hasta el Mediterráneo occidental (c. 630-590 a.C.). El siguiente extracto de Herodoto se refiere a la muralla de Focea:
Cuando [los coceos] llegaron a Tartessos se hicieron amigos del rey de los tartesios, que se llamaba Argantonio; gobernó Tartessos durante ochenta años y vivió ciento veinte. Los coceos se granjearon tanto la amistad de este hombre, que primero éste les instó a irse de Jonia e instalarse en su país donde quisieran; y luego, al ver que no podía persuadirles y enterarse por ellos de que el poderío de los medos iba en aumento, les dio dinero para que con él construyesen una muralla alrededor de su ciudad. Sin escatimar se lo dio; porque el circuito de la muralla mide muchos estadios, y todo esto está hecho con grandes piedras bien ensambladas (Herodoto 1, 163).
El mito de la rica tierra de Tartessos fue transmitiéndose a lo largo de los siglos. Estrabón recuerda el pasaje en que Herodoto habla de la abundancia en la Península Ibérica. Dice Estrabón:
Y cabría suponer que fue por su gran prosperidad que la gente de allí recibió el nombre complementario de « Macraeones » [gente de larga vida] y en particular los jefes; y por esto Anacreonte dijo lo siguiente: « Yo, por mi parte, no debería ni desear el cuerno de Amaltea, ni ser el rey de Tartessos durante ciento cincuenta años »; y por esto Herodoto tomó nota incluso del nombre del rey, a quien llamó Argantonio (Estrabón 3, 2. 13-14).
Partida del puerto de Palos 1492, pintura de Evaristo Domínguez, en el ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva).
Las limitaciones de espacio nos impiden presentar otras citas y comentarios sobre Tartessos que se encuentran en la literatura clásica. Los que hemos dado son sólo algunos de los ejemplos más conocidos, los más valiosos para ayudarnos a comprender el concepto de Tartessos en la Antigüedad. Como mínimo, sirven para relatar las características principales de Tartessos. Aparte de estar situada vagamente en el remoto oeste —« la más lejana en el oeste »—, la mítica Tartessos transmitía, de forma abstracta, las siguientes percepciones. Era una región, accesible desde Gades, que asombraba a viajeros y extranjeros debido a su abundancia de metales. Era una tierra ocupada por una raza de gente con una identidad conocida y orígenes reconocibles, y resultó beneficiosa para los extranjeros en lo que se refiere al comercio.
EVALUACIÓN DE TARTESSOS EB TÉRMINOS ARQUEOLÓGICOS:
Amalgamar la importancia de los mitos antiguos con datos arqueológicos verificables con el fin de construir una crónica digna de confianza es un objetivo muy convincente, pero representa una tarea difícil que requiere mucho cuidado. El mito de Tartessos es un paradigma de esa forma de erudición histórica. Se ha hecho uso de comentarios que aparecen en los textos antiguos, del análisis meticuloso de hallazgos prehistóricos y de informes procedentes de ambos campos de estudio. Se han hecho esfuerzos intensos por descubrir la verdad sobre Tartessos. Se ha dedicado mucho trabajo a identificar el río Tartessos (por no hablar del emplazamiento de la ciudad de Tartessos), por describir el gran “reino” de Tartessos y por comprender el régimen bajo el cual vivían los tartesios. Dada la naturaleza ambigua de la información que contienen las fuentes antiguas, es comprensible que no sea fácil alcanzar tales objetivos. En una etapa la fascinación que ejercía el mito lo hizo confundir con la realidad: Tartessos, según se ha dicho, «…no fue un mito. Los mercaderes coceos lo verificaron ». El problema no se ha resuelto todavía, pero ahora se le ha dado un tratamiento más pragmático y equilibrado. En la actualudad, un equipo está, desde hace dos años, indagando sobre Tartessos en la región de Doñana y, según parece, algo han encontrado.
Región de Rio Tinto en la que, los antiguos fenecios y Griegos obtenían oro y cobre. Mas recientemente, la NASA aha hecho investigaciones de estas aguas que podeis ver y que tienen un PH imposible que no impide la presencia de vida. Se cree que en Marte, se pueden dar condcionones parecidas.
Si hemos de dar crédito del mito erudito de Tartessos, debemos decidir si Tartessos es una ciudad, un río, un reino, un concepto geográfico o todas estas cosas a la vez. En el valle del Bajo Guadalquivir se han identificado más de 300 asentamientos que cronológicamente pueden incluirse en el período tartesio, pero ninguno de ellos reúne condiciones para haber sido emplazamiento real de Tartessos: hasta ahora la búsqueda de la ciudad ha sido infructuosa. Cádiz, que a menudo se confunde con Tartessos en la época romana y que probablemente es la más importante de las ciudades del Mediterráneo occidental del siglo VI a.C., es indiscutiblemente la ciudad fenicia de Occidente. Igualmente difícil es determinar a que río deberíamos llamar Tartessos: algunos lectores de Estrabón escogerían el río Betis (Guadalquivir), mientras que algunos lectores de Avieno (poeta romano del siglo IV d.C. que escribió un largo poema titulado Ora marítima, siguiendo el texto de un antiguo itinerario geográfico datado generalmente en c. 600 a.C.) optarían por el río Tinto, en Huelva. De modo parecido, no es fácil definir un reino de Tartessos, ya sea basándonos en los escritos de los historiadores antiguos o en términos arqueológicos, Es probable que el concepto de un rey de los tartesios esté relacionado con un relato ficticio que era popular entre los filósofos y poetas helenísticos y trataba del origen y la evolución de la raza humana.
El río Odiel (antiguo río Tartesso) baja desde la Sierra de Huelva hasta la Capital, donde es navegable y desemboco en el Atlántico
Si esto es así, entonces Gerión, Gárgoris y Habis son personajes sin ninguna base histórica real. Mantener ganado vacuno, recoger miel y avanzar hacia una forma de vida más civilizada son rasgos de la conducta humana que muchas leyendas tienen en común. Toda pretensión de que Argantonio era descendiente de los antiguos “reyes” también debe tratarse con escepticismo. Por tanto, probablemente es más apropiado usar la expresión « el reino de Tartessos » como concepto geográfico abstracto que puede abarcar un orden social de carácter totalmente distinto del de una monarquía.
En una etapa de las investigaciones existía la creencia de que Tartessos se ajustaba a una « cultura arqueológica » que demostraba la influencia que los colonizadores orientales ejercieron sobre la población autóctona del sur de la Península Ibérica. El mito de Tartessos se veía entonces, en términos arqueológicos, como el resultado final de un proceso de « contacto cultural ». Podría, pues considerarse que valiosos objetos funerarios (tales como jarros de bronce, peines de marfil y cerámica fina) y joyas espectaculares halladas en depósitos demuestran no sólo la participación de los tartesios en costumbres y rituales orientales, sino también la riqueza de algunos miembros de esta sociedad. Se pensaba que esta opulencia percibida del período tartessico encajaba bien en el mito de Tartessos: dicho de otro modo, podría ser que la aportación decisiva de los colonizadores fenicios diera vida al mito de Tartessos y lo hiciese verosímil.
Esta explicación resultaba muy justificable y, de hecho, era muy respetada en aquel tiempo. El período tartessico se asoció de manera provisional con el período de influencia oriental en la Península Ibérica. Sin embargo, esta opinión no era del todo concluyente. No guarda una correlación plena con las fuentes escritas, que describen un “reino” con una larga historia autónoma: y tampoco se corresponde con los descubrimientos arqueológicos, que han sacado a la luz un intenso período de habitación en el suroeste de España antes de los primeros vestigios de actividad comercial de los fenicios en Tartessos (c.750 a.C.). La teoría de una Tartessos sometida a una influencia oriental se ha ajustado de acuerdo con ello: ahora se conciben dos fases del período tartessico: la prefenicia y la posfenicia, o la de preorientalización (o protoorientalización) y la de postorientalización.
Los vestigios de las culturas Fenicia y Griega en Huelva, son claros y así lo demuestra la arqueología
En años recientes, se ha quitado gradualmente importancia a los componentes « orientales » del concepto de Tartessos y en su lugar se ha sancionado un concepto local. Ahora se piensa que los tartesios originales eran comunidades que precedieron a los fenicios, y la búsqueda de la auténtica Tartessos se ha centrado en los asentamientos del Bronce Final en la región de Cádiz, la provincia de Huelva y el valle del Bajo Guadalquivir. Como cabía esperar, antes se tenía entendido que los nativos se habían adaptado a las circunstancias nuevas que impusieron los colonizadores. Sin embargo, aunque estos postulados parecían razonables, un examen minucioso reveló sus defectos. La división cronológica entre los tartesios y los anteriores grupos de principios de la Edad del Bronce en el suroeste no es clara. Algunos de los rasgos fundamentales de la antigua (prefenicia) sociedad tartésica no serían desplazados apresuradamente: por ejemplo, en algunas partes de la sociedad es probable que los rituales funerarios y las unidades domésticas no experimentasen ningún cambio durante cierto tiempo. Por desgracia, existe sólo una comprensión rudimentaria de estos problemas pendientes de resolución en el período prefenicio del Bronce Final. Además, la región tartésica es un territorio inmenso y es difícil concebir que fuese unificado por una pauta uniforme de civilización. En teoría, se extiende desde el centro del suroeste de España hasta la llamada « periferia »: las regiones de Extremadura y del valle del Alto Guadalquivir. Los guerreros que aparecen en las estelas bien podrían tomarse por tartesios. Hubo, de hecho, cambios sin precedentes en la región de Tartessos una vez los colonizadores llegaron a ella: un aumento del número de asentamientos; una notable exhibición de artefactos exóticos en las tumbas; un incremento de la producción de minerales; etc. Estos hallazgos han planteado una serie de problemas sociales y económicos: la aceleración del comercio; las consecuencias técnicas, comerciales y sociológicas de la producción de metal: la aparición de una clase dirigente; y otras nuevas cuestiones « tartésicas ». Actualmente existe un Equipo de especialistas que investigan en la Zona de Doñana y, al parecer, sus hallazgos pueden clarificar el panorama de la realidad de Tartessos.
EL MITO Y LA REALIDAD DEL BRONCE FINAL
Afortunadamente, hay cierta veracidad en el mito de Tartessos. Se consideraba que era una región que ofrecía ricos minerales metalíferos, en especial de plata, y se suponía que los tartesios habían creado una fuerte tradición cultural: estas circunstancias se dan en el sur de la Península Ibérica. Los estuarios de los ríos Guadalquivir, Guadiana, Tinto y Odiel cuadran bien con las descripciones que hicieron los geógrafos antiguos (tales como Estrabón y Avieno) de una serie de ríos que pasan por el territorio de Tartessos, Es casi seguro que el renombrado lacus ligustinus guarda correlación con las marismas del estuario del río Guadalquivir. Los numerosos yacimientos que recientemente se han descubierto en esta región, y que se han reconocido como « tartésicos », estarían ubicados cerca de esta masa de agua en la Antigüedad.
San Bartolomé de Almonte- aquí hay un error, se refieren a Tharsis, una cuenca minera cerca de San Bartolomé y Alosno- en la provincia de Huelva, era un asentamiento metalúrgico prefenicio. Los hornos rudimentarios para la combustión de minerales, los vasos perforados que se usan para la copelación y los desechos de ésta que se encontraron en este pequeño pueblo de chozas son testimonio de que los nativos poseían la capacidad de aprovechar las menas de cobre, plata y oro de la región durante el siglo VIII a.C. En otros pueblos parecidos del Bronce Final (tales como Quebrantahuesos, Chinflón y Niebla), es probable que las técnicas metalúrgicas se estuvieran perfeccionando desde el Calcolítico. Es muy posible que en las laderas de las colinas de la propia Huelva ya en el siglo XI a.c. encontrase sustento una población dotada de técnicas metalúrgicas. Los minerales se transportaban desde la sierra de Aznalcóllar hasta Almonte, y desde Riotinto, Tharsis y las otras minas hasta los asentamientos metalúrgicos de Huelva. Los fenicios aprovecharían plenamente los recursos locales: se mantendrían ambas rutas, aunque se producirían cambios significativos en la pauta de la habitación. Se fundarían nuevos asentamientos (por ejemplo, Tejada la Vieja) como centros de distribución de mineral; y desaparecerían algunos de los antiguos (tales como San Bartolomé de Almonte), mientras otros (Huelva o Niebla, por ejemplo) formarían el núcleo de la expansión urbanística. Los minerales metalíferos servirían a los intereses de los explotadores, lo que, como es natural, haría que los tartesios se enriquecieran. Al ver cómo cristaliza una nueva serie de circunstancias económicas como esta, Tartessos ya no es una tierra « remota » en el oeste, y tampoco es un territorio puramente aborigen: de un modo u otro pierde su intrínseca naturaleza mítica.
Las comunidades del Bronce Final en la región de Tartessos eran consumadas productoras de cerámica bruñida de gran calidad. Platos y cuencos a menudo muestran la característica decoración de líneas en ambos lados. Esta cerámica unifica a las primeras comunidades tartésicas y da a entender que existían niveles de vida parecidos. Otro tipo de cerámica « tartésica » — la cerámica pintada de estilo « Carambolo »— revela la existencia de comunidades que poseían gran habilidad pero seguían viéndose limitadas a una simple economía de subsistencia. Ni siquiera los logros que hemos señalado indican que hubiera individuos ricos en la primitiva sociedad de Tartessos, Las comunidades vivían en chozas redondas construidas con zarzo y adobe, y, al parecer, dependían del cultivo de cosechas y de la ganadería. En comparación con los logros de los primitivos metalúrgicos del sureste, los restos de los metalúrgicos del bronce en el período prefenicio siguen siendo muy limitados. Por esto, el concepto de una Tartessos rica parece mucho más aplicable al período posfenicio, en el que la sociedad mostraba verdaderas señales de riqueza. El mito de una Tartessos opulenta se deriva probablemente de historias sobre sus fértiles tierras y de especulaciones en torno a los ingresos que producían sus minas.
Son muchos los indicios que nos inducen a pensar que, el antiguo Tartessos está aquí -cerca de mi casa en Huelva- por la zona de Doñana lo están buscando arqueólogos de renombre, y, si finalmente se descubren sus ruínas, tendremos la oportunidad de exponer aquí un buen reportaje de todo lo que se pueda averiguar.
Arriba os he dejado una reseña de la Prehistoria de mi Región que abarca, no sólo Huelva, sino los terrenos de Cádiz y Sevilla con parte del Algarve Portugués que era la zona que dominaba el reino de Argantonio, aquel rey legendario.
emilio silvera
Ago
9
¿Es viejo el Universo? ¿Cómo puede ser tan grande?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo ~ Comments (2)
BIOLOGÍA Y ESTRELLAS
¿Es viejo el universo? Todos los cáculos nos llevan a una edad de 13.700 millones de años que, comparado con el tiempo en el que nosotros hicimos acto de presencia en él, es menos que un simple parpadeo de ojos. Sin embargo, a veces nos sentimos los amos del mundo y del Universo mismo, lo que en realidad, es un simple espejismo, una ilusión que se forja en nuestras mentes que, jóvenes e inmaduras… Aún no comprenden, como son las cosas.
Cuando tenemos que operar con la edad y el tamaño del universo lo hacemos generalmente utilizando medidas de tiempo y espacio. Son tan inmensas las distancias y tan descomunal el tiempo que está presente en el ámbito del Universo que, hemos inventado unidades especiales para poder hablar de ellas sin tener que escribir cantidades tan grandes con los números y, el año-luz, la Unidad Astronómica, el Parsec, Kiloparsec o Gigaparsec son palabras que expresan medidas antropomórficas y extraordinarias que se pierden en el espacio-tiempo.
¿Por qué medir la edad del universo con un “reloj” que hace “tic” cada vez que nuestro planeta completa una órbita alrededor del astro rey, el Sol? ¿Por qué medir su densidad en términos de átomos por metro cúbico? Las respuestas a estas preguntas son por supuesto la misma: porque queremos saber en qué lugar estamos, porque es conveniente y porque desde siempre hemos tratado de saber, lo que el universo es. Por otra parte, también en el ámbito de lo muy pequeño hemos tenido que inventar unidades que, esta vez, han querido significar lo que dice la Naturaleza y no el hombre.
Ésta es una situación en donde resulta especialmente apropiado utilizar las unidades “naturales”; la masa, longitud y tiempo de Stoney y Planck, las que ellos introdujeron en la ciencia física para ayudarnos a escapar de la camisa de fuerza que suponía la perspectiva centrada e el ser humano.
El joven Planck
Mientras que Stoney había visto en la elección de unidades prácticas una manera de cortar el nudo gordiano de la subjetividad, Planck utilizaba sus unidades especiales para sustentar una base no antropomórfica para la física y que, por consiguiente, podría describirse como “unidades naturales”.
De acuerdo con su perspectiva universal, en 1.899 Planck propuso que se construyeran unidades naturales de masa, longitud y tiempo a partir de las constantes más fundamentales de la naturaleza: la constante de gravitación G, la velocidad de la luz c y la constante de acción h, que ahora lleva el nombre de Planck. La constante de Planck determina la mínima unidad de cambio posible en que pueda alterarse la energía, y que llamó “cuanto”. Las unidades de Planck son las únicas combinaciones de dichas constantes que pueden formarse en dimensiones de masa, longitud, tiempo y temperatura. Sus valores no difieren mucho de los de Stoney que figuran en el trabajo siguiente de hoy:
Mp = | (hc/G)½ = | 5’56 × 10-5 gramos |
Lp = | (Gh/c3) ½ = | 4’13 × 10-33 centímetros |
Tp = | (Gh/c5) ½ = | 1’38 × 10-43 segundos |
Temp.p = | K-1 (hc5/G) ½ = | 3’5 × 1032 ºKelvin |
Estas formulaciones con la masa, la longitud, el tiempo y la temperatura de Planck incorporan la G (constante de gravitación), la h (la constante de Planck) y la c, la velocidad de la luz. La de la temperatura incorpora además, la K de los grados Kelvin.
La constante de Planck racionalizada (la más utilizada por los físicos), se representa por ћ que es igual a h/2π que vale del orden de 1’054589×10-34 Julios segundo.
En las unidades de Planck, una vez más, vemos un contraste entre la pequeña, pero no escandalosamente reducida unidad natural de la masa y las unidades naturales fantásticamente extremas del tiempo, longitud y temperatura. Estas cantidades tenían una significación sobrehumana para Planck. Entraban en La Base de la realidad física:
“Estas cantidades conservarán su significado natural mientras la Ley de Gravitación y la de Propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos; por lo tanto, siempre deben encontrarse iguales cuando sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos.”
¿Quién sabe cómo serán?
En sus palabras finales alude a la idea de observadores en otro lugar del universo que definen y entienden estas cantidades de la misma manera que nosotros. Lo cierto es que estas unidades, al tener su origen en la Naturaleza y no ser invenciones de los seres humanos, de la misma manera que nosotros y, posiblemente por distintos caminos, seres de otros mundos también las hallarán y serán idénticas a las nuestras. De entrada había algo muy sorprendente en las unidades de Planck, como lo había también en las de Stoney. Entrelazaban la gravedad con las constantes que gobiernan la electricidad y el magnetismo. Planck nos decía:
“La creciente distancia entre la imagen del mundo físico y el mundo de los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al mundo real.”
Sí, Planck tenía razón, el mundo de los sentidos cada vez están más cerca de ese mundo real que perseguimos. Sabemos que nuestra realidad no es la realidad del mundo y, poco a poco, con descubrimientos como estos de las Unidades de Stoney-Planck, nos vamos acercando a la comprensión de esa Naturaleza creadora que permitió aquí nuestra presencia y que ahora, nosotros tratamos de saber.
Podemos ver que Max Planck apelaba a la existencia de constantes universales de la naturaleza como prueba de una realidad física al margen y completamente diferentes de las mentes humanas. Al respecto decía:
“Estos…números, las denominadas “constantes universales” son en cierto sentido los ladrillos inmutables del edificio de la física teórica. Deberíamos preguntar:
¿Cuál es el significado real de estas constantes?”
Claro que, nosotros, simplemente somos un misterio más de los muchos que en el Universo son. Sin embargo y a diferencias de los otros, tenemos la ventaja de ser conscientes con la facultad de pensar y, además, tenemos una insaciable curiosidad. Un fallo que a menudio tenemos ha sido caer en la tentación de mirarnos el ombligo y no hacerlo al entorno que nos rodea. Muchas más cosas habríamos evitado y habríamos descubierto si por una sola vez hubiésemos dejado el ego a un lado y, en lugar de estar pendientes de nosotros mismos, lo hubiéramos hecho con respecto a la naturaleza que, en definitiva, es la que nos enseña el camino a seguir.
Hemos llegado a poder discernir la relación directa que vincula el tamaño, la energía de unión y la edad de las estructuras fundamentales de la Naturaleza. Una molécula es mayor y más fácil de desmembrar que un átomo; lo mismo podemos decir de un átomo respecto al núcleo atómico, y de un núcleo con respecto a los quarks que contiene. Y, creemos saber que…
La edad actual del universo visible ≈ 1060 tiempos de Planck
Tamaño actual del Universo visible ≈ 1060 longitudes de Planck
La masa actual del Universo visible ≈ 1060 masas de Planck
Vemos así que la bajísima densidad de materia en el universo es un reflejo del hecho de que:
Densidad actual del universo visible ≈10-120 de la densidad de Planck
Y la temperatura del espacio, a 3 grados sobre el cero absoluto es, por tanto
Temperatura actual del Universo visible ≈ 10-30 de la Planck
Estos números extraordinariamente grandes y estas fracciones extraordinariamente pequeñas nos muestran inmediatamente que el universo está estructurado en una escala sobrehumana de proporciones asombrosas cuando la sopesamos en los balances de su propia construcción.
Con respecto a sus propios patrones, el universo es viejo. El tiempo de vida natural de un mundo gobernado por la gravedad, la relatividad y la mecánica cuántica es el fugaz breve tiempo de Planck. Parece que es mucho más viejo de lo que debería ser. Pero, pese a la enorme edad del universo en “tics” de Tiempos de Planck, hemos aprendido que casi todo este tiempo es necesario para producir estrellas y los elementos químicos que traen la vida.
¿Por qué nuestro universo no es mucho más viejo de lo que parece ser? Es fácil entender por qué el universo no es mucho más joven. Las estrellas tardan mucho tiempo en formarse y producir elementos más pesados que son las que requiere la complejidad biológica. Pero los universos viejos también tienen sus problemas. Conforme para el tiempo en el universo el proceso de formación de estrellas se frena.
Todo el gas y el polvo cósmico que constituyen las materias primas de las estrellas habrían sido procesados por las estrellas y lanzados al espacio intergaláctico donde no pueden enfriarse y fundirse en nuevas estrellas. Pocas estrellas hacen que, a su vez, también sean pocos los sistemas solares y los planetas. Los planetas que se forman son menos activos que los que se formaron antes, la entropía va debilitando la energía del sistema para realizar trabajo.
La producción de elementos radiactivos en las estrellas disminuirá, y los que se formen tendrán semividas más largas. Los nuevos planetas serán menos activos y el vulcanismo parará su actividad al ser frenado el planeta geológicamente y carecerán de muchos de los movimientos internos que impulsan la deriva continental y la elevación de las montañas en el planeta. Si esto también hace menos probable la presencia de un campo magnético en un planeta, entonces será muy poco probable que la vida evolucione hasta formas complejas.
Las estrellas típicas como el Sol, emiten desde su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre las atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y, a menos que el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal lluvia de radiactividad. En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, pero Marte, que no está protegido por ningún campo magnético, perdió su atmósfera hace tiempo.
Probablemente no es fácil mantener una larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los recursos naturales, propagar infecciones letales y venenos mortales y emponzoñar la atmósfera, también existen serias amenazas exteriores.
Los movimientos de cometas y asteroides, a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras etapas. Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la Tierra, habiendo tenido efectos catastróficos. Somos afortunados al tener la protección de la Luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae hacia sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.
La caída en el planeta de uno de estos enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en millones de años la evolución. Cuando comento este tema no puedo evitar el recuerdo del meteorito caído en la Tierra que impactó en la península de Yucatán hace 65 millones de años, al final de la Era Mesozoica, cuando según todos los indicios, los dinosaurios se extinguieron. Sin embargo, aquel suceso catastrófico para los grandes lagartos, en realidad supuso que la Tierra fue rescatada de un callejón sin salida evolutivo. Parece que los dinosaurios evolucionaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el tamaño cerebral.
La desaparición de los dinosaurios junto con otras formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un hueco para la aparición de los mamíferos. Se desarrolló la diversidad una vez desaparecidos los grandes depredadores. Así que, al menos en este caso concreto, el impacto nos hizo un gran favor, ya que hizo posible que 65 millones de años más tarde pudiéramos llegar nosotros. Los dinosaurios dominaron el planeta durante 150 millones de años; nosotros en comparación, llevamos aquí tres días y, desde luego, ¡la que hemos formado!
Y no podemos tener la menor duda, mientras que estemos aquí, seguiremos pretendiendo y queriendo saber sobre los secretos de la Naturaleza que, al fin y al cabo, puede ser nuestra salvación. Ya saben ustedes: ¡Saber es poder!
emilio silvera