viernes, 22 de noviembre del 2024 Fecha
Ir a la página principal Ir al blog

IMPRESIÓN NO PERMITIDA - TEXTO SUJETO A DERECHOS DE AUTOR




¡TARTESSOS! LA TIERRA MÍTICA

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (6)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

LA LEYENDA DE TARTESSOS EN LA ANTIGÜEDAD

Casi todas las noticias documentales que se tienen de Tartessos se deben a antiguos autores griegos. En ellas se confunden con frecuencia lo histórico con lo mítico o semimítico, con reyes como GeriónHabisNóraxArgantonio. Asimismo ha sido frecuente la identificación de laAtlántida descrita por Platón en sus diálogos TimeoCritias con la capital o ciudad de Tartessos.

La idea de la tierra occidental de Tartessos aparece en uno de los mitos helénicos más extendidos. El geógrafo Estrabón (escritor romano de la época de Augusto) relata la historia del viaje de Hércules al lejano oeste, donde llevó a cabo su décimo trabajo. En esta región de Tartessos construyó Hércules dos columnas como monumento a su arduo viaje; y en la isla de Eritia, situada en aguas costeras, se le pidió que vigilase el ganado de Gerión (Estrabón 3, 5, 4; 3, 2, 11).

El mito de Tartessos se consideraba paradigma del avance de la humanidad hacia una forma civilizada de vivir. Hay una historia interesante en el Epitome del historiador romano Justino (que en el siglo IV d.C. resumió la extensa Historiae Philippicae de Pompeyo Trogo). En el bosque de los tartesios, donde abundaba el ganado vacuno, había una vez un rey llamado Gárgoris que fue la primera persona que supo cómo se recogía la miel. Tenía un hijo ilegítimo, llamado Habis, que enseñó a su pueblo (los tartesios) a utilizar el arado; impidió que se convirtieran en esclavos y los dividió en siete tribus (o siete ciudades) (Justino 44, 1, 14).

“…son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil años de antigüedad.

Estrabón, III 1,6″

Argantonio (?, h. 670 a. C. – ?, h. 550 a. C.) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía ya que se le atribuyen tesoros con unos 300 años de diferencia. Aparece en fuentes griegas por su relación militar y comercial con Focea (colonia de los griegos en Asia Menor).

El oscurísimo mito de Tartessos fue absorbido por la poesía helénica: por poner un ejemplo sacado de la literatura clásica,  « Tartessos era conocida de oídas [ en tiempos de Homero ] como “ la más lejana en el oeste ”, donde, como dice el propio poeta [ Homero ] , cae en el Océano, “ la brillante luz del sol, tendiendo la negra noche sobre la tierra, el que da grano ” » (Estrabón 3, 2, 12). También se refiere a su propia fuente, Estesícoro de Himera (poeta griego de Sicilia que vivió en los tiempos de los viajes helénicos a los mares occidentales) para instaurar la tradición, cuyas raíces son muy profundas, del “reino” de Tartessos; y aquí el mito de Gerión y su ganado en Tartessos se vuelve más pertinente:

Parece que los antiguos llamaron al río Baetis « Tartessos »; y que llamaron a Gades y a la isla contigua « Eritia »; y se supone que esta es la razón por la cual Estesícoro habló de aquel modo del vaquero [pastor de ganado vacuno] de Gerión, a saber, que nació más o menos enfrente de la famosa Eritia, junto a las ilimitadas fuentes con raíces de plata del río Tartessos, en una caverna de un precipicio (Estrabón 3, 2, 11).

Lugares como éste de vestigios del pasado, son abundantes en muchas zonas de Huelva.

Ahora nos enteramos de que en Tartessos se exhibían grandes cantidades de plata. Sin embargo, si le dejamos que hable, Estrabón nos asegurará que Tartessos estaba situada más allá de un remoto paso en el sur de la Península Ibérica, y nos advertirá que en la Antigüedad no había unanimidad acerca de los límites geográficos de Tartessos. Y tampoco había opiniones no discutidas acerca de su asociación con un río, con una ciudad, o con ambas cosas, cada una de las cuales, según se consideraba, ofrecía una provisión igualmente favorable de buena suerte y prosperidad:

Dado que el río tenía dos bocas, se dice que en tiempos antiguos se proyectó una ciudad en el territorio intermedio, una ciudad a la que llamaron « Tartessos », por el nombre del río; y al país, que ahora está ocupado por túrdulos, lo llamaron « Tartéside » … A Eratóstenes le contradice Artemidoro, que dice que esta es otra afirmación falsa de Erastótenes  …y, en realidad, todas las demás afirmaciones que ha hecho confiando en Piteas el navegante-aventurero, debido a las falsas pretensiones de éste ( Estrabón 3, 2, 11 ).

La tierra de Tartessos se mencionaba en acontecimientos históricos documentados. Herodoto, historiador griego del siglo V a.C., tomó nota de más detalles del reino de Tartessos. Era gobernada por una rey en la época en que los coceos navegaron hasta el Mediterráneo occidental (c. 630-590 a.C.). El siguiente extracto de Herodoto se refiere a la muralla de Focea:

Cuando [los coceos] llegaron a Tartessos se hicieron amigos del rey de los tartesios, que se llamaba Argantonio; gobernó Tartessos durante ochenta años y vivió ciento veinte. Los coceos se granjearon tanto la amistad de este hombre, que primero éste les instó a irse de Jonia e instalarse en su país donde quisieran; y luego, al ver que no podía persuadirles y enterarse por ellos de que el poderío de los medos iba en aumento, les dio dinero para que con él construyesen una muralla alrededor de su ciudad. Sin escatimar se lo dio; porque el circuito de la muralla mide muchos estadios, y todo esto está hecho con grandes piedras bien ensambladas (Herodoto 1, 163).

El mito de la rica tierra de Tartessos fue transmitiéndose a lo largo de los siglos. Estrabón recuerda el pasaje en que Herodoto habla de la abundancia en la Península Ibérica. Dice Estrabón:

Y cabría suponer que fue por su gran prosperidad que la gente de allí recibió el nombre complementario de « Macraeones » [gente de larga vida] y en particular los jefes; y por esto Anacreonte dijo lo siguiente: « Yo, por mi parte, no debería ni desear el cuerno de Amaltea, ni ser el rey de Tartessos durante ciento cincuenta años »; y por esto Herodoto tomó nota incluso del nombre del rey, a quien llamó Argantonio (Estrabón 3, 2. 13-14).

Partida del puerto de Palos 1492, pintura de Evaristo Domínguez, en el ayuntamiento de Palos de la Frontera (Huelva).

Las limitaciones de espacio nos impiden presentar otras citas y comentarios sobre Tartessos que se encuentran en la literatura clásica. Los que hemos dado son sólo algunos de los ejemplos más conocidos, los más valiosos para ayudarnos a comprender el concepto de Tartessos en la Antigüedad. Como mínimo, sirven para relatar las características principales de Tartessos. Aparte de estar situada vagamente en el remoto oeste —« la más lejana en el oeste »—, la mítica Tartessos transmitía, de forma abstracta, las siguientes percepciones. Era una región, accesible desde Gades, que asombraba a viajeros y extranjeros debido a su abundancia de metales. Era una tierra ocupada por una raza de gente con una identidad conocida y orígenes reconocibles, y resultó beneficiosa para los extranjeros en lo que se refiere al comercio.

EVALUACIÓN DE TARTESSOS EB TÉRMINOS ARQUEOLÓGICOS:

Amalgamar la importancia de los mitos antiguos con datos arqueológicos verificables con el fin de construir una crónica digna de confianza es un objetivo muy convincente, pero representa una tarea difícil que requiere mucho cuidado. El mito de Tartessos es un paradigma de esa forma de erudición histórica. Se ha hecho uso de comentarios que aparecen en los textos antiguos, del análisis meticuloso de hallazgos prehistóricos y de informes procedentes de ambos campos de estudio. Se han hecho esfuerzos intensos por descubrir la verdad sobre Tartessos. Se ha dedicado mucho trabajo a identificar el río Tartessos (por no hablar del emplazamiento de la ciudad de Tartessos), por describir el gran “reino” de Tartessos y por comprender el régimen bajo el cual vivían los tartesios. Dada la naturaleza ambigua de la información que contienen las fuentes antiguas, es comprensible que no sea fácil alcanzar tales objetivos. En una etapa la fascinación que ejercía el mito lo hizo confundir con la realidad: Tartessos, según se ha dicho, «…no fue un mito. Los mercaderes coceos lo verificaron ». El problema no se ha resuelto todavía, pero ahora se le ha dado un tratamiento más pragmático y equilibrado. En la actualudad, un equipo está, desde hace dos años, indagando sobre Tartessos en la región de Doñana y, según parece, algo han encontrado.

RioTintoWater.jpg

Región de Rio Tinto en la que, los antiguos fenecios y Griegos obtenían oro y cobre. Mas recientemente, la NASA aha hecho investigaciones de estas aguas que podeis ver y que tienen un PH imposible que no impide la presencia de vida. Se cree que en Marte, se pueden dar condcionones parecidas.

Si hemos de dar crédito del mito erudito de Tartessos, debemos decidir si Tartessos es una ciudad, un río, un reino, un concepto geográfico o todas estas cosas a la vez. En el valle del Bajo Guadalquivir se han identificado más de 300 asentamientos que cronológicamente pueden incluirse en el período tartesio, pero ninguno de ellos reúne condiciones para haber sido emplazamiento real de Tartessos: hasta ahora la búsqueda de la ciudad ha sido infructuosa. Cádiz, que a menudo se confunde con Tartessos en la época romana y que probablemente es la más importante de las ciudades del Mediterráneo occidental del siglo VI a.C., es indiscutiblemente la ciudad fenicia de Occidente. Igualmente difícil es determinar a que río deberíamos llamar Tartessos: algunos lectores de Estrabón escogerían el río Betis (Guadalquivir), mientras que algunos lectores de Avieno (poeta romano del siglo IV d.C. que escribió un largo poema titulado Ora marítima, siguiendo el texto de un antiguo itinerario geográfico datado generalmente en c. 600 a.C.) optarían por el río Tinto, en Huelva. De modo parecido, no es fácil definir un reino de Tartessos, ya sea basándonos en los escritos de los historiadores antiguos o en términos arqueológicos, Es probable que el concepto de un rey de los tartesios esté relacionado con un relato ficticio que era popular entre los filósofos y poetas helenísticos y trataba del origen y la evolución de la raza humana.

File:Río Odiel.JPG

El río Odiel (antiguo río Tartesso) baja desde la Sierra de Huelva hasta la Capital, donde es navegable y desemboco en el Atlántico

Si esto es así, entonces Gerión, Gárgoris y Habis son personajes sin ninguna base histórica real. Mantener ganado vacuno, recoger miel y avanzar hacia una forma de vida más civilizada son rasgos de la conducta humana que muchas leyendas tienen en común. Toda pretensión de que Argantonio era descendiente de los antiguos “reyes”  también debe tratarse con escepticismo. Por tanto, probablemente es más apropiado usar la expresión « el reino de Tartessos » como concepto geográfico abstracto que puede abarcar un orden social de carácter totalmente distinto del de una monarquía.

En una etapa de las investigaciones existía la creencia de que Tartessos se ajustaba a una « cultura arqueológica »  que demostraba la influencia que los colonizadores orientales ejercieron sobre la población autóctona del sur de la Península Ibérica. El mito de Tartessos se veía entonces, en términos arqueológicos, como el resultado final de un proceso de « contacto cultural ». Podría, pues considerarse que valiosos objetos  funerarios (tales como jarros de bronce, peines de marfil y cerámica fina) y joyas espectaculares halladas en depósitos demuestran no sólo la participación de los tartesios en costumbres y rituales orientales, sino también la riqueza de algunos miembros de esta sociedad. Se pensaba que esta opulencia percibida del período tartessico encajaba bien en el mito de Tartessos: dicho de otro modo, podría ser que la aportación decisiva de los colonizadores fenicios diera vida al mito de Tartessos y lo hiciese verosímil.

Esta explicación resultaba muy justificable y, de hecho, era muy respetada en aquel tiempo. El período tartessico se asoció de manera provisional con el período de influencia oriental en la Península Ibérica. Sin embargo, esta opinión no era del todo concluyente. No guarda una correlación plena con las fuentes escritas, que describen un “reino” con una larga historia autónoma: y tampoco se corresponde con los descubrimientos arqueológicos, que han sacado a la luz un intenso período de habitación en el suroeste de España antes de los primeros vestigios de actividad comercial de los fenicios en Tartessos (c.750 a.C.). La teoría de una Tartessos sometida a una influencia oriental se ha ajustado de acuerdo con ello: ahora se conciben dos fases del período tartessico: la prefenicia y la posfenicia, o la de preorientalización (o protoorientalización) y la de postorientalización.

Los vestigios de las culturas Fenicia y Griega en Huelva, son claros y así lo demuestra la arqueología

En años recientes, se ha quitado gradualmente importancia a los componentes « orientales » del concepto de Tartessos y en su lugar se ha sancionado un concepto local. Ahora se piensa que los tartesios originales eran comunidades que precedieron a los fenicios, y la búsqueda de la auténtica Tartessos se ha centrado en los asentamientos del Bronce Final en la región de Cádiz, la provincia de Huelva y el valle del Bajo Guadalquivir. Como cabía esperar, antes se tenía entendido que los nativos se habían adaptado a las circunstancias nuevas que impusieron los colonizadores. Sin embargo, aunque estos postulados parecían razonables, un examen minucioso reveló sus defectos. La división cronológica entre los tartesios y los anteriores grupos de principios de la Edad del Bronce en el suroeste no es clara. Algunos de los rasgos fundamentales de la antigua (prefenicia) sociedad tartésica no serían desplazados apresuradamente: por ejemplo, en algunas partes de la sociedad es probable que los rituales funerarios y las unidades domésticas no experimentasen ningún cambio durante cierto tiempo. Por desgracia, existe sólo una comprensión rudimentaria de estos problemas pendientes de resolución en el período prefenicio del Bronce Final. Además, la región tartésica es un territorio inmenso y es difícil concebir que fuese unificado por una pauta uniforme de civilización. En teoría, se extiende desde el centro del suroeste de España hasta la llamada « periferia »: las regiones de Extremadura y del valle del Alto Guadalquivir. Los guerreros  que aparecen en las estelas bien podrían tomarse por tartesios. Hubo, de hecho, cambios sin precedentes en la región de Tartessos una vez los colonizadores llegaron a ella: un aumento del número de asentamientos; una notable exhibición de artefactos exóticos en las tumbas; un incremento de la producción de minerales; etc. Estos hallazgos han planteado una serie de problemas sociales y económicos: la aceleración del comercio; las consecuencias técnicas, comerciales y sociológicas de la producción de metal: la aparición de una clase dirigente; y otras nuevas cuestiones « tartésicas ». Actualmente existe un Equipo de especialistas que investigan en la Zona de Doñana y, al parecer, sus hallazgos pueden clarificar el panorama de la realidad de Tartessos.

EL MITO Y LA REALIDAD DEL BRONCE FINAL

Afortunadamente, hay cierta veracidad en el mito de Tartessos. Se consideraba que era una región que ofrecía ricos minerales metalíferos, en especial de plata, y se suponía que los tartesios habían creado una fuerte tradición cultural: estas circunstancias se dan en el sur de la Península Ibérica. Los estuarios de los ríos Guadalquivir, Guadiana, Tinto y Odiel cuadran bien con las descripciones que hicieron los geógrafos antiguos (tales como Estrabón y Avieno) de una serie de ríos que pasan por el territorio de Tartessos, Es casi seguro que el renombrado lacus ligustinus guarda correlación con las marismas del estuario del río Guadalquivir. Los numerosos yacimientos que recientemente se han descubierto en esta región, y que se han reconocido como « tartésicos », estarían ubicados cerca de esta masa de agua en la Antigüedad.

San Bartolomé de Almonte- aquí hay un error, se refieren a Tharsis, una cuenca minera cerca de San Bartolomé y Alosno- en la provincia de Huelva, era un asentamiento metalúrgico prefenicio. Los hornos rudimentarios para la combustión de minerales, los vasos perforados que se usan para la copelación y los desechos de ésta que se encontraron en este pequeño pueblo de chozas son testimonio de que los nativos poseían la capacidad de aprovechar las menas de cobre, plata y oro de la región durante el siglo VIII a.C. En otros pueblos parecidos del Bronce Final (tales como Quebrantahuesos, Chinflón y Niebla), es probable que las técnicas metalúrgicas se estuvieran perfeccionando desde el Calcolítico. Es muy posible que en las laderas de las colinas de la propia Huelva ya en el siglo XI a.c. encontrase sustento una población dotada de técnicas metalúrgicas. Los minerales se transportaban desde la sierra de Aznalcóllar hasta Almonte, y desde Riotinto, Tharsis y las otras minas hasta los asentamientos metalúrgicos de Huelva. Los fenicios aprovecharían plenamente los recursos locales: se mantendrían ambas rutas, aunque se producirían cambios significativos en la pauta de la habitación. Se fundarían nuevos asentamientos (por ejemplo, Tejada la Vieja) como centros de distribución  de mineral; y desaparecerían algunos de los antiguos (tales como San Bartolomé de Almonte), mientras otros (Huelva o Niebla, por ejemplo) formarían el núcleo de la expansión urbanística. Los minerales metalíferos servirían a los intereses de los explotadores, lo que, como es natural, haría que los tartesios se enriquecieran. Al ver cómo cristaliza una nueva serie de circunstancias económicas como esta, Tartessos ya no es una tierra « remota » en el oeste, y tampoco es un territorio puramente aborigen: de un modo u otro pierde su intrínseca naturaleza mítica.

Muralla púnica de Cartegena

Las comunidades del Bronce Final en la región de Tartessos eran consumadas productoras de cerámica bruñida de gran calidad. Platos y cuencos a menudo muestran la característica decoración de líneas en ambos lados. Esta cerámica unifica a las primeras comunidades tartésicas y da a entender que existían niveles de vida parecidos. Otro tipo de cerámica « tartésica » — la cerámica pintada de estilo « Carambolo »— revela la existencia de comunidades que poseían gran habilidad pero seguían viéndose limitadas a una simple economía de subsistencia. Ni siquiera los logros que hemos señalado indican que hubiera individuos ricos en la primitiva sociedad de Tartessos, Las comunidades vivían en chozas redondas construidas con zarzo y adobe, y, al parecer, dependían del cultivo de cosechas y de la ganadería. En comparación con los logros de los primitivos metalúrgicos del sureste, los restos de los metalúrgicos del bronce en el período prefenicio siguen siendo muy limitados. Por esto, el concepto de una Tartessos rica parece mucho más aplicable al período posfenicio, en el que la sociedad mostraba verdaderas señales de riqueza. El mito de una Tartessos opulenta se deriva probablemente de historias sobre sus fértiles tierras y de especulaciones en torno a los ingresos que producían sus minas.

Son muchos los indicios que nos inducen a pensar que, el antiguo Tartessos está aquí -cerca de mi casa en Huelva- por la zona de Doñana lo están buscando arqueólogos de renombre, y, si finalmente se descubren sus ruínas, tendremos la oportunidad de exponer aquí un buen reportaje de todo lo que se pueda averiguar.

Arriba os he dejado una reseña de la Prehistoria de mi Región que abarca, no sólo Huelva, sino los terrenos de Cádiz y Sevilla con parte del Algarve Portugués que era la zona que dominaba el reino de Argantonio, aquel rey legendario.

emilio silvera

 

  1. 1
    Odiseo
    el 19 de diciembre del 2012 a las 9:20

    Amigo Emilio: Con Tartessos me has “pillado”, reconozco que me ha encantado lo que has escrito sobre esa zona que esta en tu tierra, pero para mi desgracia es de lo que menos he leído y peor conozco.
    No obstante, cuando haces referencia a Tharsis, es posible que ese nombre tenga algo que ver con su actividad principal.
    En el antiguo testamento se menciona a Tarsis, que erróneamente se la intentó identificar con Tartessos, y que según las escrituras era un centro donde Salomón traía grandes riquezas. Fiarse de los narradores judíos, sobre Salomón, es poco recomendable, pues esa gente no tenía flota alguna en el Mediterráneo. Con relación a Tarsis hay una interpretación que podría tener cierto sentido. Según el jesuita holandés Simón, la palabra Tarsis no designa lugar alguno, sino que deriva de la palabra acadia “rashashu” que significa fundir o ser fundido.   
    Desde luego de lo que no cabe ningún lugar a dudas, es que los fenicios dejaron su impronta en la zona, un ejemplo claro son los llamados tesoros del Cerro del Carambolo, que se supone de los reyes tartésicos.
    De todas formas, los fenicios fueron un pueblo enigmático y poco dado a hablar de si mismos, es posible que difundieran falsos rumores de maravillas sin fin, que a los griegos (muy dados a lo maravilloso) les parecería posible.
    Se cuenta una anécdota, que yendo en una ocasión un barco fenicio por las costas del actual Portugal, se dieron cuenta que les seguía un barco griego. Los fenicios iban a por estaño, (se cree que a las islas Británicas) pues bien para que no supiesen de que lugar obtenían el metal Hundieron el barco junto a las costas portuguesas.
    El que sea más o menos verosímil esta anécdota, no importa, lo que si es lo que podemos creer sobre el carácter fenicio, y ese misterio y poca comunicación que sin duda excitó el ánimo de los griegos, para lanzar la leyenda de Tartessos.
    Y ahora una pequeña anécdota de un escritor del que tengo varios libros, entro otros su mitología universal, me refiero a Juan Bautista Bergua. Hace un comentario sobre el décimo trabajo de Herakles sobre su paso por España, dice así: “una vez visitado por Herakles y tantas por Caco”. y que tanto le gusto a este que se quedó por siempre. (añado yo)

    Saludos a todas y todos.   

    Responder
  2. 2
    emilio silvera
    el 19 de diciembre del 2012 a las 10:05

    Amigo mío:
    Estas histortias son apasionantes y, en realidad, no todos le prestamo la debida atención. Conocer el pasado, no sólo nos enseña, también nos dignifica, dado que, se podría considerar como un homenaje y respeto a nuestros antecesores.
     
    “Tras la muerte de Romo heredó la dignidad real de España su hijo Palatuo o Palente, que fue el fundador de Palencia y en cuyo reinado se asentaron en Cádiz los fenicios. A este rey le depuso por la fuerza Caco (conocido en España como Licinio). La batalla se libró a píes del Moncayo, que recibió este nombre en honor de Caco. También afirman algunas crónicas que el ejército de Caco fue el primero en la Historia de España que utilizó armamento de hierro, haciéndolo los poetas hijo de Vulcano. Palatuo tuvo que huir pero no fue tan grande el desastre primero que no le permitiera al cabo de los años armar un nuevo ejército y plantarse frente a Caco para recuperar lo que era suyo. Y así ocurrió, pues en esta segunda batalla fue Caco el que quedó destrozado y tuvo que huir a Roma. Ciudad en la que encontró la muerte a manos de Hércules el tebano, a quien le había robado el ganado que llevaba (la tradición clásica dice que el gigante Caco robó en Roma a Hércules el ganado de Gerión, y que por esta causa el semidiós le estranguló con sus propias manos).”
     
    ¡Qué bonito!

    Responder
  3. 3
    JOAN CLUSELLA
    el 19 de diciembre del 2012 a las 17:18

    Maestro Emilio,
    Como todos los mensajes que te envio. Tus aportaciones al conocimiento son impresionantes, insuperable, sea el campo del saber que sea, ……
    Gracias por aportar conocimiento a los ansiosos de poder beber de la ciencia.

    Un saloudo, desde Barcelona
    (Spain).
    Joan Clusella 

    Responder
  4. 4
    emilio silvera
    el 20 de diciembre del 2012 a las 4:20

    Estimado Joan:
    Un amigo me dijo, hace algún  tiempo ya, que durante toda la vida -sin importar lo que cada cual pueda llegar a saber-, seremos aprendices. “No te levantarás un día en el que no aprendas algo nuevo”. Todos sabemos alguna cosa en un momento dado y podemos, de alguna manera, aprender algo del otro.
    Aunque se agradece el detalle, creo que, llamarme “Maestro” es una presunción que va más allá de mis conocimientos. De la misma manera pasa con otros muchos a los que (según creo), se les otorga ese título de manera gratuita. De hecho, en tiempos pasados, yo mismo fui uno de ellos, esrtuve varios años dando clases en una Escuela a chicos estudiantes que aspiraban a obtener el título de Perito Mercantil. Sin embargo, eso simplemente quería decir que conocía un poco de una disciplina (matemáticas comerciales y contabilidad) y podía explicarla a otros menos versados pero, que me llamen maestro por eso…sería demasiado.
    Nunca, he tenido la sensación de ser maestro de nada y sí en cambio, la he tenido de ser aprendiz de todo. Es mucho lo que no sabemos y, cada día, buscamos afanosamente la respuesta a preguntas que nos hemos planteado.
    Precisamente, ésta página es una buena muestra de esas ánsias de saber y de la eterna búsqueda de esa verdad que queremos conocer y que, en conjunto, se llama Naturaleza. Bien sea sobre el Universo, sobre los comportamientos humanos, o, sobre las fuerzas fundamentales que todo lo rigen, lo cierto es que, siempre estamos pretendiendo desvelar secretos que la Naturaleza esconde.
    Así que, amigo Joan, más que Maestro, me considero un curioso Aprendiz que, se divierte contando a otros lo que, poco a poco ha podido ir descubriendo y, de esa manera, consigue no estar sólo en ésta búsqueda sin fin, al mismo tiempo que consigue, con el intercambio de pareceres, seguir aprendiendo.
    Un abrazo amigo.
     
     

    Responder
  5. 5
    kike
    el 20 de diciembre del 2012 a las 8:37

    Vale Emilio, no eres maestro; eres “Maese Emilio”

     Si la principal condición y valor de un maestro es la voluntad de  enseñar, voluntad como virtud desinteresada y altruista libre de cualquier tipo de prejuicios e intereses, que se convierte en una necesidad vital para la persona afectada, encontrandose por ello muy por encima de cualquier otra consideración, tú Emilio eres un auténtico maestro.

     Un abrazo Maese.
     

      

    Responder
    • 5.1
      emilio silvera
      el 20 de diciembre del 2012 a las 9:40

      ¡Hombre, Kike!
      Mirado desde esa perspectiva…
      De todas las maneras, te delata el aprecio que de mi persona tienes después de algunos años de “trato” en estas latitudes científicas que tanto nos gustan a ambos.
      Es cierto que, alguna vez he pensado en lo corta que es la vida que no nos deja el margen necesario para “saber”, y, de manera inmediata, pienso también que, las cosas deben ser así, dado que nuestras capacidades para generar pensamientos está limitada por la Naturaleza que tiene previsto que otros, sigan el trabajo que los demás emprendimos. Así ha venido siendo y seguirá de la misma manera hasta el fin de los tiempos en los que, la Humanidad, esté aún presente.
      Maese emilio te envía un fuerte abrazo que, dicho sea de paso, le gustaría darte en persona.
       

      Responder

Deja un comentario



Comentario:

XHTML

Subscribe without commenting