Ago
30
¡Hasta dónde llegaremos?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Biologia ~ Comments (0)
Crean minicerebros de Laboratorio a partir de células madres
El desarrollo del cerebro humano es uno de los grandes misterios de la biología, pero un grupo de investigadores austriacos y británicos presentan esta semana en Nature una técnica para generar tejido cerebral que ayudará a avanzar en su estudio.
El equipo, liderado desde el Instituto de Biotecnología Molecular (IMBA) de la Academia Austriaca de Ciencias, ha conseguido crear ‘organoides cerebrales’ partiendo de un cultivo de células madre pluripotentes. Estas se pueden obtener de embriones humanos o reprogramarse a partir de células adultas.
“Hemos generado un ‘neuroectodermo’, una capa de células de la que se deriva el sistema nervioso”, destaca el autor principal, Jürgen Knoblich, del IMBA. “Luego, los fragmentos de este tejido se mantienen en un cultivo tridimensional y se embeben en gotas de un gel que actúa de andamiaje para que pueda crecer”.
“Para favorecer la absorción de los nutrientes –continúa–, transferimos después las gotas de gel a un biorreactor giratorio, y en unas tres o cuatro semanas ya están formadas y definidas las regiones cerebrales”.
En los ‘organoides cerebrales’ resultantes se pueden diferenciar regiones como corteza cerebral, retina, meninges o el plexo coroideo (porción del encéfalo que forma el líquido cefalorraquídeo).
Ago
30
¡Titán! ¿Que sorpresa nos tiene guardada?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (0)
Crece el misterio alrededor de Titán
josé manuel nieves / madrid. Los científicos están desconcertados ante los datos que la sonda Cassini ha enviado de la luna más grande de Saturno. Investigadores creen que la capa helada de la mayor luna de Saturno puede tener al menos 40 km de espesor.
a nave espacial Cassini de la NASA ha revelado unas características inesperadas en la topografía de la luna más grande de Saturno, Titán. Los científicos de la Universidad de California Santa Cruz que han estudiado los datos creen que esta luna está cubierta de una capa de hielo rígida que puede tener al menos 40 km de espesor. Algunos montículos que se aprecian sobre su superficie parecen ser en realidad una especie de icebergs de grandes raíces que se extienden hacia el océano subyacente. La investigación aparece publicada en la revista Nature.
Los investigadores se sorprendieron al encontrar una correlación negativa entre la gravedad y las señales de la topografía de Titán. «Normalmente, si usted vuela sobre una montaña, espera encontrarse con un aumento en la gravedad debido a la masa extra de la montaña. En Titán, sin embargo, cuando vuela sobre una montaña la gravedad es más pequeña. Esa es una observación muy extraña», explica Francis Nimmo, uno de los autores de la investigación.
Los investigadores creen que esto es debido a que las protuberancias sobre la superficie de Saturno son la cabeza de un iceberg con una raíz muy profunda que se extiende por debajo de la capa de hielo en el océano que existe debajo. «Debido a que el hielo es de menor densidad que el agua, la gravedad en esas zonas es menor», apunta Nimmo.
La manera en que estos enormes icebergs se mantienen sumergidos es que exista una capa de hielo fuerte, rígida y muy gruesa. Los investigadores creen que esa capa puede tener al menos 40 km de espesor. Estos hallazgos tienen varias implicaciones. Por ejemplo, una capa de hielo gruesa y rígida hace que los volcanes de hielo sean muy difíciles de producir, algo que algunos científicos han propuesto para explicar ciertas características que se ven en la superficie de Titán. A diferencia de la corteza terrestre geológicamente activa, en Titán no existe tectónica de placas.
Publica: emilio silvera
Fuente ABC.es
Ago
30
¡Desvelando secretos de la Naturaleza!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (1)
No, el Universo no es infinito pero… ¡Nos lo parece!
Hay que prestar atención a las coincidencias. Uno de los aspectos más sorprendentes en el estudio del Universo astronómico durante el siglo xx ha sido el papel desempeñado por la coincidencia: que existiera, que fuera despreciada y que fuera reconocida. Cuando los físicos empezaron a apreciar el papel de los constantes en el dominio cuántico y a explorar y explotar la nueva teoría de la Gravedad de Einstein para describir el Universo en conjunto, las circunstancias eran las adecuadas para que alguien tratara de unirlas.
Entró en escena Arthur Eddington: un extraordinario científico que había sido el primero en descubrir cómo se alimentaban las estrellas a partir de reacciones nucleares. También hizo importantes contribuciones a nuestra comprensión de la galaxia, escribió la primera exposición sistemática de la teoría de la relatividad general de Einstein y fue el responsable de revificar, en una prueba decisiva, durante un eclipse de Sol, la veracidad de la teoría de Einstein en cuanto a que el campo gravitatorio del Sol debería desviar la luz estelar que venía hacia la Tierra en aproximadamente 1,75 segundos de arco cuando pasaba cerca de la superficie solar, y así resulto.
Einstein y Eddintong en el jardin de la casa de éste último
Albert Einstein y Arthur Stanley Eddington, se conocieron y se hicieron amigos. Se conservan fotos de los dos juntos conversando sentados en un banco del jardín de Eddington en el año 1.939, don se fueron fotografiados por la hermana del dueño de la casa.
Aunque Eddington era un hombre tímido con pocas dotes para hablar en público, sabía escribir de forma muy bella, y sus metáforas y analogías aún las utilizan los astrónomos que buscan explicaciones gráficas a ideas complicadas.
Eddington creía que a partir del pensamiento puro sería posible deducir leyes y constantes de la Naturaleza y predecir la existencia en el Universo de cosas como estrellas y Galaxias. ¡Se está saliendo con la suya! Entre los números de Eddington que él consideraba importante y que se denomino “numero de Eddington”, que es igual al número de protones del Universo visible. Eddington calculó (amano) este número enorme y de enorme precisión en un crucero trasatlántico (ya lo he contado otras veces), concluyendo con esta memorable afirmación:
“Creo que en el Universo hay
15.747.724.136.275.002.577.605.653.968.181.555.468.044.717.914.527.116.709.366.231.425.076.185.631.031.296
protones y el mismo número de electrones.”
Este número enorme, normalmente escrito NEdd, es aproximadamente igual a 1080. Lo que atrajo la atención de Eddington hacia él era el hecho de que debe ser un número entero, y por eso en principio puede ser calculado exactamente. En el Universo existen grandes números que lo definen y la Ciencia ha sabido dar con ellos para poder comprender mejor.
Durante la década de 1.920, cuándo Eddington empezó su búsqueda para explicar las constantes de la Naturaleza, no se conocían bien las fuerzas débil y fuerte de la Naturaleza, y las únicas constantes dimensionales de la física que sí se conocían e interpretaban con confianza eran las que definían la Gravedad y las fuerzas electromagnéticas.
“El Número adimensional es un número que no tiene unidades físicas que lo definan y por lo tanto es un número puro. Los números adimensionales se definen como productos o cocientes de cantidades que sí tienen unidades de tal forma que todas éstas se simplifican. Dependiendo de su valor estos números tiene un significado físico que caracteriza unas determinadas propiedades para algunos sistemas.”
Eddington las dispuso en tres grupos o tres puros números adimensionales. Utilizando los valores experimentales de la época, tomó la razón entre las masas del protón y electrón:
mpr/me ≈ 1840
la inversa de la constante de estructura fina:
2phc/e2≈ 137
Y la razón entre la fuerza gravitatoria y la fuerza electromagnética entre un electrón y un protón;
22/Gmpr me ≈1040
A estas añadió su número cosmológico:
N Edd ≈ 1080
A estos cuatro números los llamó “las constantes últimas”, y la explicación de sus valores era el mayor desafió de la ciencia teórica: ¿Son estas cuatro constantes irreducibles, o una unificación posterior de la Física demostrará que alguna o todas ellas pueden ser prescindibles ? ¿Podrían haber sido diferentes de lo que realmente son?
De momento con certeza, nadie ha podido contestar a estas dos preguntas que, como tantas otras, están a la espera de esa Gran teoría Unificada del Todo que, por fín, nos brinde las respuestas tan esperadas y buscadas por todos los grandes físicos del mundo.
Según parece, el Tiempo que afecta a la vida de los seres vivos y de las cosas compuestas de materia -nada permanece y todo cambia-, están situadas en un plano distinto al que ocupan esas otras “cosas” que llamamos ¡constantes universales! y que son, las responsables de que nuestro mundo, nuestro universo, sea como es. Son aquellos parámetros que no cambian a lo largo del universo: La carga del electrón, la masa del protón, la velocidad de la luz en el vacío, la constante de Planck, la constante gravitacional y también la magnética, o, la constante de estructura fina. Se piensa que son todas ellas ejemplos de constantes fundamentales de la Naturaleza.
Poco a poco, los científicos llegaron a apreciar el misterio de la regularidad y lo predecible del mundo. Pese a la concatenación de movimientos caóticos e impredecibles de átomos y moléculas, nuestra experiencia cotidiana es la de un mundo que posee una profunda consistencia y continuidad. Nuestra búsqueda de la fuente de dicha consistencia atendía primero a las leyes de la Naturaleza que son las que gobiernan como cambian las cosas. Sin embargo, y al mismo tiempo, hemos llegado a identificar una colección de números misteriosos arraigados en la regularidad de la apariencia. Son las Constantes de la Naturaleza que, como las que antes hemos relacionado dan al Universo un carácter distintivo y lo singulariza de otros que podríamos imaginar. Todo esto, unifica de una vez nuestro máximo conocimiento y también, nuestra infinita ignorancia.
La fuerza de la Gravedad es una constante que se deja notar
¡Es todo tan complejo!
¿Acaso es sencillo y no sabemos verlo? Seguramente, un poco de ambas cosas. Pudiera ser que, ni todo sea tan complejo y que, nuestras mentes, aún no están preparadas para ver la simple belleza que subyace en todas las cosas del Universo, de la Naturaleza que, cuando al fin las podemos comprender, a veces, incluso nos sorprendemos de la sencillez con la que el “mundo” se expresa. Una cosa es segura, la verdad está ahí, esperándonos.
Por ejemplo: Los campos magnéticos están presentes por todo el Universo. Hasta un diminuto (no por ello menos importante) electrón crea, con su oscilación, su propio campo magnético, y, aunque pequeño, se le supone un tamaño no nulo con un radio ro, llamado el radio clásico del electrón, dado por r0 = e2/(mc2) = 2,82 x 10-13 cm, donde e y m son la carga y la masa, respectivamente del electrón y c es la velocidad de la luz. Pudimos llegar a discernir eso y mucho más haciendo que la comprensión se abriera paso en nuestras mentes que, no por ello, dejaron de teorizar y de imaginar como sería el Universo y las reglas que lo rigen.
“La creciente distancia entre la imaginación del mundo físico y el mundo de los sentidos no significa otra cosa que una aproximación progresiva al mundo real.”
El mundo que nosotros percibimos es “nuestro mundo”, el verdero es diferente, y, como nos dice Planck en la oración entrecomillada arriba, cada vez estamos más cerca de la realidad, a la que, aunque no nos pueden llevar nuestros sentidos, si no llevarán la intuición, la imaginación y el intelecto.
Está claro que la existencia de unas constantes de la Naturaleza nos dice que sí, que existe una realidad física completamente diferente a las realidades que la Mente Humana pueda imaginar. La existencia de esas constantes inmutables dejan en mal lugar a los filósofos positivistas que nos presentan la ciencia como una construcción enteramente humana: puntos precisos organizados de una forma conveniente por una teoría que con el tiempo será reemplazada por otra mejor, más precisa. Claro que, tales pensamientosm quedan fuera de lugar cuando sabemos por haberlo descubierto que las constantes de la naturaleza han surgido sin que nosotros las hallamos invitado y ellas se muestran como entidades naturales que no han sido escogidas por conveniencia humana.
Físicos de la University of New Wales (UNSW) tienen una teoría cuando menos controvertida, y es la de que la constante de estructura fina, α (alpha), en realidad no es constante. Y estudian los alrededores de una enana blanca lejana, con una gravedad más de 30.000 veces mayor que la de la tierra, para comprobar su hipótesis.
En 1999 un equipo de físicos anunció la detección de variaciones en el valor de α. Ahora, otro grupo de la misma universidad están usando el Telescopio Espacial Hubble para observar una enana blanca con el objeto de medir α con gran precisión. El argumento es que se cree que los exóticos campos de energía escalar podrían alterar el valor de α en lugares donde existe un intenso campo gravitatorio. Estos campos de energía escalar son campos que aparecen en teorías que combinan el Modelo Estándar de la Fisica de Partículas, con la Teoría de la Relatividad General de Einstein.
Todos los procesos de la Naturaleza, requieren su tiempo. Todo pasa cuando tiene que pasar. Esta escala temporal está controlada por el hecho de que las constantes fundamentales de la naturaleza sean:
t(estrellas) ≈ (Gmp2 / hc)-1 h/mpc2 ≈ 1040 ×10-23 segundos ≈
≈ 10.000 millones de años
No esperaríamos estar observando el universo en tiempos significativamente mayores que t(estrellas), puesto que todas las estrellas estables se habrían expandido, enfriado y muerto. Tampoco seríamos capaces de ver el universo en tiempos mucho menores que t(estrellas) porque no podríamos existir; no había estrellas ni elementos pesados como el carbono. Parece que estamos amarrados por los hechos de la vida biológica para mirar el universo y desarrollar teorías cosmológicas una vez que haya transcurrido un tiempo t(estrellas) desde el Big Bang.
Porque eso es así es por lo que tenemos que pensar que posibles civilizaciones extraterrestres presentes en otros mundos, habrán llegado aquí (al universo), casi al mismo tiempo que nosotros y, seguramente, sus recorridos serán los mismos o muy parecidos a los nuestros desde que pudieron surgir a partir de la “materia inerte” y evolucionar para generar pensamientos adquiriendo la consciencia de Ser.
En la imagen de arriba de una Nebulosa planetaria, contemplamos la escena de una estrella moribunda que fue necesaria para que, los materiales biológicos que nos conformaron a los seres vivos, pudieran estar presentes en el Universo. Sin ese tiempo de t(estrellas) = a 10.000 millones de años, difícilmente podríamos estar ahora aquí tratando de estos temas.
emilio silvera
Ago
30
El micromundo de los átomos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Naturaleza misteriosa ~ Comments (1)
Cuando por primera vez se puso este trabajo, dio lugar a comentarios que nos llevan hasta la realidad de hasta donde, resulta para nosotros incomprensible ese micro mundo de la cuántica, ese “universo” infinitesimal donde ocurren cosas que, no llegamos a comprender.
La mecánica cuántica domina en el micromundo de los átomos y de las partículas “elementales”. Nos enseña que en la naturaleza cualquier masa, por sólida o puntual que pueda parecer, tiene un aspecto ondulatorio. Esta onda no es como una onda de agua. Es una onda de información. Nos indica la probabilidad de detectar una partícula. La longitud de onda de una partícula, la longitud cuántica, se hace menor cuanto mayor es la masa de esa partícula.
Por el contrario, la relatividad general era siempre necesaria cuando se trataba con situaciones donde algo viaja a la velocidad de la luz, o está muy cerca o donde la gravedad es muy intensa. Se utiliza para describir la expansión del universo o el comportamiento en situaciones extremas, como la formación de agujeros negros. Sin embargo, la gravedad es muy débil comparada con las fuerzas que unen átomos y moléculas y demasiado débil para tener cualquier efecto sobre la estructura del átomo o de partículas subatómicas, se trata con masas tan insignificantes que la incidencia gravitatoria es despreciable. Todo lo contrario que ocurre en presencia de masas considerables como planetas, estrellas y galaxias, donde la presencia de la gravitación curva el espacio y distorsiona el tiempo.
Ago
30
Filosofía, Ciencia, Divulgación
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Mente - Filosofía ~ Comments (0)
Según una definición sencilla, no en pocas ocasiones he podido leer que la Filosofía era la ciencia del pensamiento aplicado a conocer y resolver los fenómenos universales en los que, la Humanidad, se ha visto inmersa a través de los tiempos. Desde que el hombre formuló su primer “por qué”, encendió la llama para que hiciera posible el surgir de esa hoguera que llamamos Filosofía, y, que podríamos entender como una ciencia unida a nosotros y a nuestra manera de pensar, hasta tal punto es así que lo podríamos llamar “hija de nuestros pensamientos”.
Nuestro caminar por el ya largo sendero de la Filosofía, nos lleva siempre en una misma dirección en busca de esa “única verdad” que, en realidad, está ramificada en muchos “saberes” que, como la Física, la Astronomía y otras disciplinas, obligaron a la Filosofía a profundizar en nuestro interior (fuerzas cósmicas, energías, átomo…el hombre se involucró con el poder universal para así poder llegar al estudio de su propio SER.)
Es estudio y la especulación sobre las cosas substanciales que no estaban a nuestro alcance, nos empujó hacia la Metafísica y, el estudio de los poderes y de las fuerzas ocultas que rigen el Universo originó la Cosmología. Todo parecía surgir de un principio único enmarcado por varias disciplinas:
Astronomía
Física
Biología
Química
Que, desde luego, iban precedidas por otras más profundas o fundamentales que fueron impulsoras de la evolución posterior de “las Ciencias” a través de ramas de la filosofía características: La Música, la Escritura, las Matemáticas que, en realidad, nos llevó hacia una auténtica relación entre los pueblos del mundo posibilitando así, el auténtico desarrollo de la Humanidad.
Surgió la idea “del bien pensar”, es decir, mediante procedimientos propios el hombre llegó a pensar y discernir mejor y, todo aquello, desembocó en una serie de Principios o ramificaciones de Escuelas:
Del bien pensar, de la crítica del pensamiento, de la lógica…
El hombre siempre ha tratado de relacionarse con el Universo al que pertenece y, sus pensamientos le llevaron a filosofías del Instinto, del razonamiento, de la Intuición, de la Ética, o Moral, religiones y estéticas (entre otras).
Claro que, no sería justo que aquí, nos olvidáramos del “Alma”, a través del pensamiento, en relación con el Cosmos, buscó tener cada vez mayor caudal de fuerza mental, para captar, con la mente humana otros niveles de comprensión situados más allá de éste mundo, incluso en el plano místico intangible y desconocido que, alejándose de la Ciencia, nos introduce en el terreno de la fe. En definitiva, siempre nos hemos situado en ese plano en el que, la búsqueda de lo desconocido, es, lo que perseguimos sin desmayo para tratar de conocer la Naturaleza y los secretos que tan celosamente esconde a nuestras “miradas” del conocimiento.
Está claro que, debe existir una realidad última que todo lo unifica. Debe ser la esencia del Universo: “todo está conexionado y en interacción por los hilos invisibles de las fuerzas y energías que todo lo rigen”. Está claro que nosotros, no hemos podido (aún) llegar a comprender como se producen esas conexiones unificadoras que nos lleva a una simetría donde todo se complementa y compensa. En nuestro Universo, todo funciona a través de fuerzas contrapuestas que, finalmente, hace posible el equilibrio y la “serenidad” que podemos contemplar a nuestro alrededor. El Sol nos calienta y alumbra, los mundos giran a su alrededor, y, nosotros, criaturas surgidas a partir de la evolución de la “materia inerte”, podemos observar esos procesos para tratar de sondear en la esencia de un Universo “infinito” al que pertenecemos y de cuyas actividades físicas depende nuestro futuro.
Claro que, esas fuerzas y energías de las que hablo, aún no hemos podido llegar a ese nivel de comprensión que nos sitúe en un plano de igualdad con ese Universo “infinito” que, al contrario de lo que pasa con nuestras vidas, nunca parece tener prisas. Somos nosotros los que sí, denotamos una cierta ansiedad por descubrir, por saber y desvelar sus misterios, dado que nuestra vida es corta, no pocas veces nos invade la sensación de no poder finalizar la tarea encomendada.
Claro que el Universo no tiene prisas, él parece ser Eterno. Cuando digo Eterno, me refiere al Tiempo que, metafóricamente hablando pudiéramos decir que, impasible, mira a su alrededor y contempla los sucesos que acontecen: Materia que se transforma, estrellas que nacen, galaxias que surgen a partir de bloques enormes de materia, mundos que giran alrededor de una estrella que le suministra luz y calor y hace posible el surgir, en su superficie de entes vivos que, pasados los años pueden llegar a comprender, a tener consciencia de su SER.
Muchos, han relacionado el Tiempo con el Alma. Algunos han llegado a decir que lo verdadero es eso, lo Eterno que silencioso no se manifiesta de manera estruendosa y que, sin embargo, siempre, desde el comienzo del Universo, ha estado ahí, presente como testigo de todos los acontecimientos y sucesos desde hace 13.700 millones de años. ¿Es posible que, fuera del tiempo todo sea ilusión? Bueno, como no conocemos lo Eterno, es posible que no conozcamos la verdadera realidad que tan incansablemente perseguimos. ¿Todo es, en el Universo, Eterno e Ilusorio?
Bueno, para nosotros, sólo el pensamiento puede darnos la llave de la liberación, lo único que, en realidad, nos lleve hacia el conocimiento liberador de la inmensa ignorancia que arrastramos desde los confines del mundo y que, desde siempre, hemos tratado de sacudirnos para poder otear, aunque sea parcialmente, un poco de esa verdad que difícilmente podemos alcanzar.
Por otra parte, es tanta nuestra complejidad que, conocernos, no resultará fácil. ¿Será verdad que existen dos fuerzas en nosotros?: El “espíritu” y la “sustancia” que es dignificada por éste a través de la Mente como expresión del “espíritu”.
El hombre surgido del microcosmos terrestres, a través de sus ideas ha sido capaz de comprender su conexión con el microcosmos, al ser consciente de que, al igual que cualquier estrella situada en la galaxia más lejana, también forma parte de ese todo al que llamamos Universo, y, según hemos podido llegar a comprender, somos los observadores de los que el Universo se vale para poder conocerse así mismo.
Las etapas se sucedieron y las Ciencias (como todo en el Universo) evolucionaron a través de las ramas de la Filosofía características (antes decía que: la Música, la Escritura, o, las Matemáticas hicieron el “milagro” de unir a los pueblos).
No debemos soslayar que, una cierta filosofía quiso eliminar las vibraciones mentales producidas por las emociones y sentimientos que, en distintas circunstancias, el hombre podía sentir. Las emociones mentales (decían), nublaban la razón e impedía “ver” la verdad. Había que analizar el Amor, el Crimen, la Muerte o, la felicidad, desde la tranquila imparcialidad que nos diera una visión objetiva y exenta de estímulos positivos o negativos que nos aleje de los hechos. Sin embargo, si pudiéramos seguir tales consejos, ¿qué clase de humanos seríamos? ¿Es posible desprendernos de los sentimientos de Amor y de Odio que, son intrínsecos de nuestro SER?
Es verdad que la Filosofía nos llevó hacia la Ciencia y que el hombre se está pudiendo acercar a la sombra de lo “Eterno” y, de ese mensaje que subyace en la voz del Universo, de cuyo lenguaje, aún no hemos alcanzado a traducir lo esencial. La conquista de la razón y del saber, nos permitirá desprendernos de teorías pasadas que prevalecen en la actualidad y que, no pocas veces, nos alejan de lo cierto, de lo real que tenemos delante y que no podemos ver por la ceguera que nos causa tanta incomprensión.
Es posible que la Mente del Hombre sea de un poder ilimitado pero, únicamente podrá llegar a ese “poder” en plenitud de comprensión creadora si es capaz de unirse y comprender lo “infinito”, y, cuando digo Infinito o Eterno, no me estoy refiriendo a ninguna divinidad. Sin embargo, habrá que saber encausar ese “poder ilimitado” que, posiblemente nos adorna, para que sólo haga la andadura del camino positivo que nos aleje de la propia destrucción.
Siempre hemos perseguido nuestro YO, ese gran desconocido. No pocas veces nos asombramos de cosas que hemos llegado a poder hacer y de las que nos creíamos incapaces (tanto buenas como malas), y, claro está, debemos aprender a discernir donde está lo que sí nos conviene y lo que no. Todas nuestras ideas forman parte de la Filosofía a la que, tratar de encerrar en pensamientos únicos, la desvirtúa y la empobrece. Nuestra amplitud de miras posibilitará el camino para el descubrimiento.
Sí, es posible que la ¡Vida! Sea, en realidad, una combinación de “espíritu”, mente, materia, y energía pero, entre todas esas cosa, ¿Cuántas ramificaciones están presentes, con diversos nombres, en un Ser Humano?
Muchas veces he mencionado en mis escritos la palabra Humanidad y, podéis estar seguros de que lo hago de una manera extensa y no limitada. No estoy haciendo única referencia a la formada en nuestro pequeño mundo dentro del Sistema Solar, sino que, mi Humanidad está referida a cualquier cadena humana que en cualquier parte del Universo, haya alcanzado o esté por alcanzar, el equilibrio entre “espíritu” y “materia” y, cuando digo espíritu, pienso en la mente, en el conocimiento que hace posible llegar a una consciencia de sí mismo y del mundo que nos rodea.
Tengo la convicción de que, si en realidad existen otros seres en múltiples planetas dispersos por el ancho Universo, todos, como nosotros, estarán basados en el Carbono, y, lo único que podrá diferenciarlos de nosotros, serán otras costumbres, otros pensamientos y, ¿qué duda cabe? Incluso otras morfologías distintas a la nuestra pero, si son conscientes de SER, en lo más básico, son iguales a nosotros y, por supuesto, parte de la Humanidad del Universo.
emilio silvera
PD. Cuando me puse a escribir esta mañana, comencé por poner un título al escrito. Sin embargo, me alargué y, esto se me fue de las manos, así que, no he podido completar lo que al principio pretendía. Otro día será.