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¡Qué misterio esconde la materia? ¿Qué es la luz?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física Cuántica ~ Comments (3)
Decaimiento β– de un núcleo. Se ilustra cómo uno de los neutrones se convierte en un protón a la vez que emite un electrón (β–) y un antineutrino electrónico. La desintegración beta se debe a la interacción nuclear débil, que convierte un neutrón en un protón (desintegración β–), o viceversa (β+), y crea un par leptón–antileptón. Así se conservan los números bariónico (inicialmente 1) y leptónico (inicialmente 0). Debido a la aparente violación al principio de conservación de la energía, estas reacciones propiciaron precisamente que se propusiera la existencia del neutrino. Precisamente de eso hablamos aquí.
Una vez escenificados los conceptos, diremos que, los físicos se vieron durante mucho tiempo turbados por el hecho de que a menudo, la partícula beta emitida en una desintegración del núcleo no alberga energía suficiente para compensar la masa perdida por el núcleo. En realidad, los electrones no eran igualmente deficitarios. Emergían con un amplio espectro de energías, y el máximo (conseguido por muy pocos electrones), era casi correcto, pero todos los demás no llegaban a alcanzarlo en mayor o menor grado. Las partículas alfa emitidas por un nucleido particular poseían iguales energías en cantidades inesperadas. En ese caso, ¿qué era errónea en la emisión de partículas beta? ¿Qué había sucedido con la energía perdida?
En 1.922, Lise Maitner se hizo por primera vez esta pregunta, y, hacia 1.930, Niels Bohr estaba dispuesto a abandonar el gran principio de conservación de la energía, al menos en lo concerniente a partículas subatómicas. En 1.931, Wolfgang Pauli sugirió una solución para el enigma de la energía desaparecida.
La radiación alfa está compuesta por un núcleo de helio y puede ser detenida por una hoja de papel. La radiación beta, compuesta por electrones, es detenida por una hoja de papel de aluminio. La radiación gamma es absorbida cuando penetra en un material denso
Digamos que la solución de Pauli para explicar la masa perdida, era muy simple: junto con la partícula beta del núcleo se desprendía otra, que se llevaba la energía desaparecida. Esa misteriosa segunda partícula tenía propiedades bastante extrañas. No poseía carga ni masa. Lo único que llevaba mientras se movía a la velocidad de la luz era cierta cantidad de energía. A decir verdad, aquello parecía un cuerpo ficticio creado exclusivamente para equilibrar el contraste de energías.
Sin embargo, tan pronto como se propuso la posibilidad de su existencia, los físicos creyeron en ella ciegamente. Y esta certeza se incrementó al descubrirse el neutrón y al saberse que se desintegraba en un protón y se liberaba un electrón, que, como en la decadencia beta, portaba insuficientes cantidades de energía. Enrico Fermi dio a esta partícula putativa el nombre de “neutrino”, palabra italiana que significa “pequeño neutro”.
Primera observación de un neutrino en una cámara de burbujas, en 1970 en el Argonne National Laboratory de EE. UU., la observación se realizo gracias a las líneas observadas en la Cámara de burbujas basada en hidrógeno líquido. Siempre hemos tenido imaginación para idear aparatos que nos ayudaran a desvelar los secretos de la Naturaleza. Más tarde, la cámara de burbujas, fue sustituida por la cámara de chispas.
El neutrón dio a los físicos otra prueba palpable de la existencia del neutrino. Como ya he comentado otras veces, casi todas las partículas describen un movimiento rotatorio. Esta rotación se expresa, más o menos, en múltiplos de una mitad según la dirección del giro. Ahora bien, el protón, el neutrón y el electrón tienen rotación de una mitad. Por tanto, si el neutrón con rotación de una mitad origina un protón y un electrón, cada uno con rotación de una mitad, ¿qué sucede con la ley sobre conservación del momento angular? Aquí hay algún error. El protón y el electrón totalizan una mitad con sus rotaciones (si ambas rotaciones siguen la misma dirección) o cero (si sus rotaciones son opuestas); pero sus rotaciones no pueden sumar jamás una mitad. Sin embargo, por otra parte, el neutrino viene a solventar la cuestión.
Supongamos que la rotación del neutrón sea +½. Y admitamos también que la rotación del protón sea +½ y la del electrón -½, para dar un resultado neto de cero. Demos ahora al neutrino una rotación de +½, y la balanza quedará equilibrada.
+½(n) = +½(p) – ½(e) + ½(neutrino)
Pero aun queda algo por equilibrar. Una sola partícula (el neutrón) ha formado dos partículas (el protón y el electrón), y, si incluimos el neutrino, tres partículas. Parece más razonable suponer que el neutrón se convierte en dos partículas y una antipartícula. En otras palabras: lo que realmente necesitamos equilibrar no es un neutrino, sino un antineutrino.
El propio neutrino surgiría de la conversación de un protón en un neutrón. Así, pues, los productos serían un neutrón (partícula), un positrón (antipartícula) y un neutrino (partícula). Esto también equilibra la balanza. En otras palabras, la existencia de neutrinos y antineutrinos debería salvar no una, sino tres, importantes leyes de conservación: la conservación de la energía, la de conservación del espín y la de conservación de partícula/antipartícula.
Para un electrón, protón o neutron la cantidad de espín es siempre 1/2 del valor mínimo de momento permitido (ħ).
Es importante conservar esas leyes puesto que parece estar presentes en toda clase de reacciones nucleares que no impliquen electrones o positrones, y sería muy útil si también se hallasen presentes en reacciones que incluyesen esas partículas.
Las más importantes conversiones protón-neutrón son las relaciones con las reacciones nucleares que se desarrollan en el Sol y en los astros. Por consiguiente, las estrellas emiten radiaciones rápidas de neutrinos, y se calcula que tal vez pierdan a causa de esto el 6 u 8 % de su energía. Pero eso, sería meternos en otra historia y, por mi parte, con la anterior explicación solo trataba de dar una muestra del ingenio del hombre que, como habréis visto, no es poco.
Aunque sólo una cinco mil millonésima de la luz solar llega a la Tierra, ha sido suficiente para dar a esta calor y vida, así como bípedos bastante listos para calcular al detalle su deuda con el Sol que, si pusiera intereses, nunca podríamos pagar.
Desde que puedo recordar, he sido un amante de la Física. Me asombran cuestiones como la luz, su naturaleza de un conglomerado de colores, ondas y partículas, su velocidad que nos marca el límite máximo que se puede desplazar cualquier cosa en nuestro Universo, y en fin, muchos otros misterios que encierra esa maravilla cotidiana que nos rodea y lo inunda todo haciendo posible que podamos ver por donde vamos, que las plantas vivan y emitan oxígeno o que nos calentemos. Realmente, sin luz, nuestra vida no sería posible.
Me gustaría que alguien contestara: ¿Qué es realmente la luz?
Muchos (casi todos) opinan que es algo inmaterial. Los objetos materiales, grandes o muy pequeños como las galaxias o los electrones, son materia. La luz, sin embargo, se cree que es inmaterial, dos rayos de luz se cruzan sin afectarse el uno al otro. Sin embargo, yo que deberíamos profundizar un poco más y, sabiendo que la luz está formada por fiotones, que los fotones son energía, que la energía es un aspecto de la masa… ¿Qué es realmente la luz? Nosotros mismos, el última instancia ¿No serémos luz?
Está claro que los estudiosos de la época antigua y medieval estaban por completo a oscuras acerca de la naturaleza de la luz. Especulaban sobre que consistía en partículas emitidas por objetos relucientes o tal vez por el mismo ojo. Establecieron el hecho de que la luz viajaba en línea recta, que se reflejaba en un espejo con un ángulo igual a aquel con el que el rayo choca con el espejo, y que un rayo de luz se inclina (se refracta) cuando pasa del aire al cristal, al agua o a cualquier otra sustancia transparente.
Cuando la luz entra en un cristal, o en alguna sustancia transparente, de una forma oblicua (es decir, en un ángulo respecto de la vertical), siempre se refracta en una dirección que forma un ángulo menor respecto de la vertical. La exacta relación entre el ángulo original y el ángulo reflejado fue elaborada por primera vez en 1.621 por el físico neerlandés Willerbrord Snell. No publicó sus hallazgos y el filósofo francés René Descartes descubrió la ley, independientemente, en 1.637.
Los primeros experimentos importantes acerca de la naturaleza de la luz fueron llevados a cabo por Isaac Newton en 1.666, al permitir que un rayo de luz entrase en una habitación oscura a través de una grieta e las persianas, cayendo oblicuamente sobre una cara de un prisma de cristal triangular. El rayo se refracta cuando entra en el cristal y se refracta aún más en la misma dirección cuando sale por una segunda cara del prisma. (Las dos refracciones en la misma dirección se originan por que los dos lados del prisma de se encuentran en ángulo en vez de en forma paralela, como sería el caso en una lámina ordinaria de cristal.)
Newton atrapó el rayo emergente sobre una pantalla blanca para ver el efecto de la refracción reforzada. Descubrió que, en vez de formar una mancha de luz blanca, el rayo se extendía en una gama de colores: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, y violeta, en este orden. Newton dedujo de ello que la luz blanca corriente era una mezcla de varias luces que excitaban por separado nuestros ojos para producir las diversas sensaciones de colores. La amplia banda de sus componentes se denominó spectrum (palabra latina que significa “espectro” fantasma).
Newton llegó a la conclusión de que la luz se componía de diminutas partículas (“corpúsculos”), que viajaban a enormes velocidades.
Le surgieron y se planteó algunas inquietantes cuestiones. ¿Por qué se refractaban las partículas de luz verde más que los de luz amarilla? ¿Cómo se explicaba que dos rayos de luz se cruzaran sin perturbase mutuamente, es decir, sin que se produjeran colisiones entre partículas?
En 1.678, el físico neerlandés christian Huyghens (un científico polifacético que había construido el primer reloj de péndulo y realizado importantes trabajos astronómicos) propuso una teoría opuesta: la de que la luz se componía de minúsculas ondas. Y si sus componentes fueran ondas, no sería difícil explicar los diversos difracciones de los diferentes tipos de luz a través de un medio refractante, siempre y cuando se aceptara que la luz se movía más despacio en ese medio refractante que en el aire. La cantidad de refracción variaría con la longitud de las ondas: cuanto más corta fuese tal longitud, tanto mayor sería la refracción. Ello significaba que la luz violeta (la más sensible a este fenómeno) debía de tener una longitud de onda mas corta que la luz azul, ésta, más corta que la verde, y así sucesivamente.
Se encuentra la galaxias más lejana nacida después del big bang
Gracias a las radiaciones electromagnéticas podemos ver el Universo como fue hace ahora miles de millones de años. Cuando la luz, nos trae la imágen de galaxias situadas a distancias inconmensurables. ¿Quién podría haber pensado, en el pasado, que tal cosa fuese posible? hace
Lo que permitía al ojo distinguir los colores eran esas diferencias entre longitudes de onda. Y, como es natural, si la luz estaba integrada por ondas, dos rayos podrían cruzarse sin dificultad alguna. (Las ondas sonoras y las del agua se cruzan continuamente sin perder sus respectivas identidades.)
Pero la teoría de Huyqhens sobre las ondas tampoco fue muy satisfactoria. No explicaba por qué se movían en línea recta los rayos luminosos; ni por qué proyectaban sobras recortadas; ni aclaraba por qué las ondas luminosas no podían rodear los obstáculos, del mismo modo que pueden hacerlo las ondas sonoras y las ondas marinas. Por añadidura, se objetaba que si la luz consistía en ondas, ¿cómo podía viajar por el vacío, ya que cruzaba el espacio desde el Sol y las Estrellas? ¿Cuál era esa mecánica ondulatoria?
Así que, la vieja idea de Newton de que la luz estaba formada por partículas, en contra de la teoría ondulatoria de su contemporáneo Huygens corroborada por posteriores experimentos en el siglo XIX y por la teoría electromagnética de Maxwell, volvía a ser vigente en parte. La radiación electromagnética estaba formada por paquetes de energía llamados fotones, tenía una doble naturaleza: ondulatoria y corpuscular. La doble naturaleza ondulatoria y corpuscular de la luz, hizo pensar al físico francés Louis de Broglie que el resto de partículas podían disfrutar de esa cualidad y estableció que cualquier partícula lleva asociada una onda de longitud igual al cuanto de acción (h) dividido por su masa y por su velocidad (cualquier objeto macroscópico también tiene su onda asociada, pero debido al valor tan pequeño del cuanto de acción su efecto es despreciable). De hecho, cuando se diseña un experimento, dependiendo de las restricciones que se impongan a la partícula se pone de manifiesto su naturaleza ondulatoria o corpuscular pero, esa es, otra historia.
emilio silvera
el 21 de septiembre del 2013 a las 19:06
Tú mismo has ido elaborando una respuesta, pero si no me equivoco has dejado en el aire que ninguna respuesta te parece suficiente. Me recuerda el pensamiento de Einstein cuando estaba próxima su muerte, afirmando que se equivocaban quienes creían saber lo que es un fotón. Es como si todo el conocimiento actual no fuera nada, como si la ciencia nos permitiera llegar a dominar todo lo que existe pero nos negara reconocer su verdadera naturaleza y su por qué.
¿Me permites continuar tus reflexiones con otro punto de vista? No escribiría este comentario si no hubieras tenido la humildad de reconocer que no sabes lo que es un fotón. No vale la pena discutir con los que responden como si lo supieran todo, desacreditando humildes razones sin haberse detenido a pensar lo que quieren decir. Gustan de presentarse como expertos en relatividad y mecánica cuántica y se jactan de explicarlo con mucha claridad para los torpes, pero cuando esos torpes les ponen entre la espada y la pared, con un lenguaje común y comprensible, salen al paso recordando la lección que aprendieron tiempo atrás. Después de todo basta con mencionar cualquier estupidez que parezca muy científica, pero que no se comprenda, y te hará creer que eres un ignorante que debería callar.
No conozco ninguna evidencia de que la luz se propague en línea recta como mencionas, y supongo que estarás de acuerdo en que solo vemos rayos de luz cuando atraviesan un medio, pero no en el vacío. No sabemos nada de lo que sucede desde que un fotón alza el vuelo hasta que una partícula de materia lo captura, pero no es diferente a lo que sucede con otras partículas. Se pueden detectar en dos posiciones intermedias de lo que parece una trayectoria, pero entre observación y observación no queda ningún rastro de las partículas. Tampoco pueden ser continuas las trayectorias en una cámara de niebla si el medio en el que se marca su rastro es tan vacío como los átomos.
El autor de un libro de física cuántica cuyo nombre no voy a buscar ahora, decía que resulta dramático para la razón imaginar a un fotón expandiéndose como una onda hasta años luz, en todas direcciones, y allí donde termina siendo capturado localmente, aparece el fotón completo, golpeando como si fuera un proyectil. Es tan dramático para la razón que a ningún experto en mecánica cuántica se le ocurriría tomarlo en serio. De hecho, es evidente que el autor del libro utilizó el ejemplo para dejar claro que la mecánica cuántica no es nada intuitiva, y que debemos callar y calcular sin buscar interpretaciones con sentido común.
Pero las interpretaciones parecen ser inevitables, a veces tan extravagantes que si tuviéramos un ataque de sinceridad exclamaríamos que son estúpidas y retorcidas. Entre todas las que se encuentran por ahí, la que menos absurda me parece es precisamente la primera de todas: Que las partículas se expanden como ondas y luego se colapsan de forma brutal, casi al instante. Pero no me refiero a ondas de probabilidad sino a ondas reales, y la prueba son los condensados de Bose-Einstein que podemos observar a simple vista. Si de verdad se colapsan las funciones de onda cuando se observan, los condensados de Bose-Einstein no deberían verse en ninguna fotografía.
Creo que la doble naturaleza corpuscular y ondulatoria no es más que un parche provisional. Mi opinión es que una partícula siempre es un campo estacionario que se extiende indefinidamente, como un condensado de Bose-Einstein pero indetectable por su baja densidad con alta temperatura. Ese campo se proyecta continuamente hacia una posición localizada como el agua que fluye, a la vez que aumenta su densidad cuanto mayor sea su localidad. Cuando el campo se perturba, la proyección local se hace inestable y aparecen probabilidades de reconstrucción en muchas posiciones posibles, como si la partícula estuviera en muchos lugares a la vez.
El campo de una partícula debe ser estacionario, porque de otro modo no tendría niveles de energía cuantizados. Pero si es estacionario, es porque lo atraviesan dos corrientes de ondas en sentidos opuestos, de ahí el concepto de que fluye como una corriente de agua, y de ahí la razón de que no se necesite que algo corpuscular siga una trayectoria definida, porque se reconstruye en posiciones diferentes pero no hay nada que se desplace como una bala o como un rayo de luz.
Ni siquiera sé si llegarás hasta aquí en tu lectura y tampoco puedo extenderme demasiado en un comentario, pero doy fe de haber pensado muchísimo en todo lo que se deduce, sin haber encontrado ni una sola incoherencia con lo que voy aprendiendo de relatividad y mecánica cuántica. Es una salida del laberinto de la razón en el que se ve atrapada la física moderna, pero yo no soy lo bastante listo para desarrollar un modelo matemático. No sirve la teoría de campos porque no se trata de un vacío en el que se pueda definir un potencial en cada uno de sus puntos. No hay campo en posiciones localizadas nada más que allí donde se proyectan, y las interacciones no ocurren entre masas puntuales mediante perturbaciones que se propagan en el espacio, donde no hay nada. Las interacciones ocurren en la superposición entre campos y por lo tanto no existe localidad.
No te voy a engañar, ya sé que las teorías solo se las creen sus autores, y a pesar de ello necesito ayuda, de modo que si por alguna casualidad te parece coherente con lo que puede ser un fotón y una partícula, puedes ver mi trabajo en el siguiente blog, y desde luego me gustaría muchísimo tu participación.
http://origenmateria.blogspot.com.es/
el 22 de septiembre del 2013 a las 8:37
Amigo Jesús:
Al leer tus pensamientos no he tenido más remedio que sobreir, toda vez que las mismas o parecidas elucubraciones me jhice un día dejándolas escritas en una de mis Libretas (la número 37 creo que es), en ella deje que mis dedos garabateran las ideas que de mis pensamientos surgían en relación a la luz y a lo que creemos y creo que es un fotón que, como decía el viejo Einstein, es mucho más de lo que parece.
El día que lleguemos a comprender lo que un fotón es, nos alejaremos del pensamiento clásico que de el tenemos:
“El foton es una partícula con masa en reposo nula consistente en un cuanto de radiación electromagnética. También puede ser considerado como una pequeña unidad de energía igual a hf, donde h es la constante de Planck y f es la frecuencia de la radiación. Viajan a la velocidad d ela luz por el vacío, sin ellos no podríamos explicar el efecto fotoeléctrico y otros muchos fenómenos que requieren que la luz tenga catacter de partícula aunque a veces, y, en otras circunstancia se comporte como una onda.”
Claro que toda esa palabrería no nos dice, en realidad que es un fotón y por qué es el responsable de conformar la luz y por qué también, está presente en fenómenos de la Naturaleza que no hemos llegado a comprender. Y, desde luego, tales preguntas sin contestar, esconden los secretos de lo que no sabemos, como por ejemplo: ¿Qué es un fotón?
Ni esa “simple” pregunta podemos contestar, al menos yo que declara abiertamente mi inmensa ignorancia y, eso sí, mis enormes ganas de saber. Claro que, mi intelecto no llega tan lejos como para poder dilucidar tan gran probelma que, como el del número 137, nos recuerda a todos los Físicos del mundo… ¡Lo que no sabemos!
Ya hablaremos de todo esto con más tiempo y profundidad.
Un abrazo amigo mío.
el 22 de septiembre del 2013 a las 9:02
En cuanto a particular en http://origenmateria.blogspot.com.es/, le he echado una mirada y me reservo, por falta de tiempo, ese placer para otra oportunidsad ya que, tantos temas no se pueden acometer de una sóla vez y como se dice al final… ¡Nada es como se ve!
Habrá que leer despacio, analizar las partes que hablan de la perspectiva oficial y de aquella otra que lo hace al margen de ella y que, en un primer vistazo, apuntan maneras y, algunas, ponen el dedo en la llaga de lo que podría ser.
Saludos.