Sep
25
Conociendo los secretos del Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y... ¿nosotros? ~ Comments (2)
¿Qué le habrá pasado a esta galaxia? La inusual concentración de estrellas nos viene a decir que, una fusión con otra galaxia ha llevado el Caos a ese lugar y, los mundos que por ahí puedan estar situados…, si tienen vida inteligente, no creo que lo estén pasando nada bien. Así es la Naturaleza, no tiene en cuenta a sus observadores cuando tiene que ejecutar acciones que, como estas, cambiaran totalmente la región que fue para convertirla en otra nueva, con nuevas estrellas, nuevos mundos y… nuevas formas de vida.
Ahora sabemos lo que da al Universo su carácter distintivo y lo hace singular, distinto a otros que podría, nuestra mente imaginar, son Las Constantes de la Naturaleza. Esos números misteriosos, a la vez que dejan al descubierto nuestros conocimientos, también dejan al desnudo nuestra enorme ignorancia sobre el Universo que nos acoge. Pues, las medimos con una precisión cada vez mayor y modelamos nuestros patrones fundamentales de masa y tiempo alrededor de su invariancia. Sin embargo, no podemos explicar sus valores.
La velocidad de la luz en el vacío, c, es una de esas misteriosas constancias que perduran a través del tiempo y del espacio, nunca varía. De hecho, quizá sin un substrato semejante de realidades invariables no podrían existir corrientes superficiales de cambio ni ninguna complejidad de mente y materia. La velocidad de la luz, c, es una constante universal que marca el límite de velocidad del universo en el que nada, ninguna información, puede transmitirse más rápida que la velocidad de la luz. Einstein nos demostró que la velocidad de la luz en el vacío debería actuar como ese límite último de velocidad.
Con razón nos decía Planck:
“La ciencia no puede resolver el misterio final de la Naturaleza. Y esto se debe a que, en el último análisis, nosotros mismos somos parte del misterio que estamos tratando de resolver.”
Y, quizás por eso prcisamente, será necesario que contactemos con otros seres inteligentes, con otras Civilizaciones de fuera de la Tierra para que nos podamos conocer mejor, ya que, al compararnos con otras especies del Universo, podremos ver con diáfana claridad, quiénes somos, y, precisamente, tiene mucho que ver con las constantes del universo, dado que, de ser distintas, no estaríamos aquí.
Desde siempre hemos querido explorar el Universo y la física del mundo que nos rodea para obtener respuestas
Nunca nadie ha explicado el valor numérico de ninguna de las constantes de la Naturaleza. ¿Os acordáis del 137? Ese número puro, adimensional que guarda los secretos del electrón (e) de la luz (c) y del cuanto de acción (h). Hemos descubierto otras nuevas, hemos relacionado las viejas y hemos entendido su papel crucial para hacer que las cosas sean como son, pero la razón de sus valores sigue siendo un secreto escondido por la Naturaleza.
Buscar esos secretos profundamente ocultos, implica que necesitamos desentrañar la teoría más profunda de todas y la más fundamental de las leyes de la Naturaleza: Definir si las constantes que las definen están determinadas y conformadas por alguna consistencia lógica superior o si, por el contrario, sigue existiendo un papel para el azar. Si estudiamos atenta y profundamente las constantes de la Naturaleza, nos encontramos con una situación muy peculiar. Mientras parece que ciertas constantes estuvieran fijadas, otras tienen espacio para ser distintas de las que son y algunas no parecen afectadas por ninguna otra cosa del Universo.
En la imagen también, están presentes las constantes universales que hacen que todo sea como es
¿ Llegaron estos valores al azar?
¿ Podrían ser realmente distintos?
¿Cuán diferentes podrían ser para seguir albergando la existencia de seres vivos en el Universo?, o, si fueran ligeramente diferentes ¿qué seres ejercerían la primacía del planeta? ¿De qué manera incidiría en las formas de vida de los mundos?
¿Os imagináis mundos con insectos de más de un metro?
En 1.986, el libro The Anthropic Cosmológicas Principle, exploraba las diez maneras conocidas en que la vida en el Universo era sensible a los valores de las Constantes Universales. Universos con constantes ligeramente alteradas nacerían muertos, privados del potencial para desarrollar y sostener la complejidad que llamamos vida. En la literatura científica puede encontrarse todo tipo de coincidencias numéricas que involucran a los valores de las constantes de la Naturaleza.
He aquí algunas de las formulas propuestas (ninguna tomada en serio) para la constante de estructura fina, conocida como alfa (α).
Valor experimental: 1/α = 137,035989561….
En primer lugar, ha habido intentos de “demostrar” que 1/a es igual a las siguientes expresiones que utilizan una extensión especulativa de física conocida:
- Lewis y Adams…. 1/α = 8p(8p5/15)1/3 = 137, 384
- Eddington………….. 1/α = (162– 16)/2+16-1 = 137
- Wiler………………….. 1/α = (8p4/9)(245!/p5)¼ = 137,036082
- Aspden y Eagles.. 1/α = 108p(8/1.843)1/6 = 137,035915
Ciertamente, si las constantes fueran diferentes de lo que son, podrían existir otros mundos de extrañas conformaciones que ni podemos imaginar. ¿Que pasaría si la constante gravitacional, por ejemplo, fuese diferente? ¿Qué extraños sucesos se podrían contemplar?
Por supuesto, si la teoría M da al fin con una determinación del valor de 1/α podría parecerse perfectamente a una de estas fórmulas especulativas. Sin embargo, ofrecería un amplio y constante edificio teórico del que seguiría la predicción. Todos estos ejercicios de juegos mentales numéricos, se acercan de manera impresionante al valor obtenido experimentalmente pero el premio para el ingenio persistente le corresponde a Gary Adamson, cuya muestra de 137-logía se mostraron en numerosas publicaciones.
Estos ejemplos tienen al menos la virtud de surgir de algún intento de formular una teoría de electromagnetismo y partículas. Pero hay también matemáticos “puros” que buscan cualquier combinación de potencias de números pequeños y constantes matemáticas importantes, como p, que se aproxime al requerido 137,035989561…… He aquí algún ejemplo de este tipo:
- Robertson…………. 1/α = 2-19/4310/3517/4p-2 = 137,03594
- Burger……………….. 1/α = (1372+p2)1/2 = 137, 0360157
Ni siquiera el gran físico teórico Werner Heisemberg pudo resistirse a la ironía o irónica sospecha de que: “En cuanto al valor numérico supongo que 1/α = 24 33/p”.
La física se ha devanado los sesos con el 137 durante décadas. Werner Heisember, proclamó una vez que, “todas las fuentes de perplejidad que existen en la mecánica cuántica se secarían si alguien explicara de una vez el 137”.
¿Por qué alfa es igual a 1 partido por 137? El 137 es un número primo. Su inversa, 1/137, es un valor muy cercano al de la constante alfa, que (según la electrodinámica cuántica) caracteriza la interacción entre fotones y electrones. El nombre técnico de alfa es “constante de estructura fina“, y es una de las constantes físicas cuya predicción teórica mejor coincide con los datos experimentales. Los físicos han demostrado que el valor de alfa es el que tiene que ser para que exista un Universo como el nuestro. De hecho, si alfa variara apenas un poco (menos del 5%), el carbono no se produciría en los hornos estelares y, la vida, tal como la concemos, estaría ausente.
Arthur Eddington, uno de los más grandes astrofísicos del siglo XX, y una notable combinación de lo profundo y lo fantástico, más que cualquier figura moderna, fue el responsable impulsor de poner en marcha los inacabables intentos de explicar las constantes de la Naturaleza mediante auténticas proezas de numerología pura. Él también advirtió un aspecto nuevo y espectacular de las constantes de la Naturaleza.
Cuando los físicos empezaron a apreciar el papel de los constantes en el dominio cuántico y a explorar y explotar la nueva teoría de la Gravedad de Einstein para describir el Universo en conjunto, las circunstancias eran las adecuadas para que alguien tratara de unirlas.
Entró en escena Arthur Eddington: un extraordinario científico que había sido el primero en descubrir cómo se alimentaban las estrellas a partir de reacciones nucleares. También hizo importantes contribuciones a nuestra comprensión de la galaxia, escribió la primera exposición sistemática de la teoría de la relatividad general de Einstein y fue el responsable de revificar, en una prueba decisiva, durante un eclipse de Sol, la veracidad de la teoría de Einstein en cuanto a que el campo gravitatorio del Sol debería desviar la luz estelar que venía hacia la Tierra en aproximadamente 1,75 segundos de arco cuando pasaba cerca de la superficie solar, y así resulto.
Albert Einstein y Arthur Stanley Eddington, se conocieron y se hicieron amigos. Se conservan fotos de los dos juntos conversando sentados en un banco del jardín de Eddington en el año 1.939, don se fueron fotografiados por la hermana del dueño de la casa.
Aunque Eddington era un hombre tímido con pocas dotes para hablar en público, sabía escribir de forma muy bella, y sus metáforas y analogías aún las utilizan los astrónomos que buscan explicaciones gráficas a ideas complicadas. Nunca se casó y vivió en el Observatorio en Cambridge, donde su hermana cuidaba de él y de su anciana madre. Eddington creía que a partir del pensamiento puro sería posible deducir leyes y constantes de la Naturaleza y predecir la existencia en el Universo de cosas como estrellas y Galaxias.
¡Se está saliendo con la suya!
Entre los números de Eddington que él consideraba importante y que se denomino “numero de Eddington”, que es igual al número de protones del Universo visible. Eddington calculó (amano) este número enorme y de enorme precisión en un crucero trasatlántico (ya lo he contado otras veces), concluyendo con esta memorable afirmación que nos dijo el número de protones y electrones que existían en el Universo.
Este número enorme, normalmente escrito NEdd, es aproximadamente igual a 1080. Lo que atrajo la atención de Eddington hacia él era el hecho de que debe ser un número entero, y por eso en principio puede ser calculado exactamente. Durante la década de 1.920, cuándo Eddington empezó su búsqueda para explicar las constantes de la Naturaleza, no se conocían bien las fuerzas débil y fuerte de la Naturaleza, y las únicas constantes dimensionales de la física que sí se conocían e interpretaban con confianza eran las que definían la Gravedad y las fuerzas electromagnéticas.
Eddington las dispuso en tres grupos o tres puros números adimensionales. Utilizando los valores experimentales de la época, tomó la razón entre las masas del protón y electrón:
mpr/me ≈ 1840,
la inversa de la constante de estructura fina
2phc/e2≈ 137
Y la razón entre la fuerza gravitatoria y la fuerza electromagnética entre un electrón y un protón,
22/Gmpr me ≈1040
A estas unió o añadió su número cosmológico, N Edd ≈ 1080.
A estos cuatro números los llamó “las constantes últimas”, y la explicación de sus valores era el mayor desafió de la ciencia teórica:
“¿Son estas cuatro constantes irreducibles, o una unificación posterior de la Física demostrará que alguna o todas ellas pueden ser prescindibles?”
¿Podrían haber sido diferentes de lo que realmente son? Existen algunos estudios que nos dicen que alfa (α) varía según la región del espacio donde la podamos medir. Y, si eso es así (que lo dudo), habría que devolver algunos Premios Nobel. Lo cierto es que la constante de estructura fina no ha variado ni en el espacio ni en el tiempo.
Nosotros, los humanos del planeta Tierra, sabemos de todas esas cuestiones y la última lección que aprendemos de la manera en que números puros como α definen el mundo es el verdadero significado de que los mundos sean diferentes. El número puro que llamamos constante de estructura fina, e identificamos con α, es una combinación de la carga del electrón, e, la velocidad de la luz, c, y la constante de Planck, h. Inicialmente podríamos estar tentados a pensar que un mundo en el que la velocidad de la luz fuera más lenta sería un mundo diferente. Pero sería un error. Si c, h y c cambian de modo que sus valores que tienen unidades métricas (o cualesquiera otras) fueran diferentes cuando las buscamos en nuestras tablas de constantes físicas pero el valor de alfa (α) permaneciera igual, este nuevo mundo sería observacionalmente indistinguible de nuestro mundo. Lo único que cuenta en la definición del mundo son los valores de las constantes adimensionales de la Naturaleza. Si se duplica el valor de todas las masas, no se puede llegar a saber por que todos los números puros definidos por las razones de cualquier par de masas son invariables.
¡Qué cosas! La Naturaleza, ¿hace las cosas de tal manera para que nosotros estémos aquí? Bueno, aunque parezca pretencioso, al menos así lo parece.
emilio silvera
el 17 de enero del 2013 a las 11:25
Nuestra limitación nos impide ver más allá de la luz.
Saludos cordiales.
el 25 de septiembre del 2013 a las 6:33
Amigo Fandila, con algo de retraso te contesto para decirte que, un día llegará -muy lejos aún en el futuro-, en el que podamos decir que hemos sido capaces de burlar la velocidad de la luz y habiendo encontrado nuevos caminos, podremos llegar, a lugares lejanos que ahora sólo son un sueño.
Claro que “ver” lo que se dice Ver, siempre será cosa de la luz que, al fin y al cabo es la que permite que veámos las cosas que nos rodea y también, las que están lejanas a miles y millones de años-luz de nosotros que son captadas por los grandes telescopios gracias a la luz.
Saludos.