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¡El futuro incierto!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en el futuro    ~    Comentarios Comments (8)

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                                    ¿Qué papel jugaremos nosotros para cuando esto llegue?

A mí, particularmente, me da mucho miedo un futuro en el que las máquinas sean imprescindibles. En este mismo momento ya casi lo son. ¿Qué haríamos sin ordenadores que mediante sus programas dirigen fábricas, llevan todo el movimiento de las Bolsas del mundo y de los bancos, dirigen los satélites del espacio, llevan a cabo complicadas operaciones quirúrgicas y montan y ensamblan elaborados mecanismos industriales? El mundo quedaría paralizado.

 

                                                                  Robots que, como Data, superen a los humanos

Pienso en un mundo mucho más avanzado, dentro de 500 – 1.000 años. ¿Qué habrá pasado con los robots?, máquinas cada vez más perfectas que llegaron a autofabricarse y repararse. ¿Cómo evolucionarán a partir de esos procesadores inteligentes de la nanotecnología? ¿Llegarán algún día a pensar por sí mismos? Ahí puede estar uno de los grandes peligros de la Humanidad.

La invención del robot (del checo, robota, trabajo) se debe al esfuerzo de las sociedades humanas por liberarse de las labores más ingratas y penosas a que se ven obligados algunos de sus individuos. En un principio, la apariencia de los robots sólo atendía a las razones prácticas de las funciones que cada modelo tenía que desempeñar, o sea, su morfología estaba aconsejada por criterios funcionales y prácticos.

Una vez superada la primera fase, el hombre trata de fabricar robots que cada vez sean más semejantes a su creador, y aunque las primeras figuras han sido algo groseras y poco hábiles en sus movimientos, poco a poco se va perfeccionando la imitación de los humanos.

Un robot se diferencia fundamentalmente de una máquina por su capacidad para  funcionar de modo automático sin la acción permanente del hombre. Los primeros robots se mostraron especialmente válidos para llevar a cabo aquellos trabajos sencillos y repetitivos que resultaban tediosos y pesados al hombre (al Ser Humano mejor). También son ideales para el trabajo en el que se está expuesto a cierto peligro o se trabaja con materiales peligrosos en lugares nocivos para los seres vivos

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Nuevas generaciones de robots que…, ¿comienzan a ser peligrosos?

Las máquinas del futuro nos pueden superar. Hemos comenzado a inventar robots que, cada vez son más sofisticados y tienen más prestaciones y, de seguir por ese camino, de no poner unas reglas claras, precisas u rígidas sobre el límite…las cosas podrían salir mal.

Una de las condiciones esenciales que debe tener una máquina-robot para ser considerada como tal es la posibilidad de ser programada para hacer tareas diversas según las necesidades y la acción que de ellos se requieran en cada situación. Y, si llegan a poseer la potestad de pensar por sí mismas, de repentizar soluciones no programadas, de sentir y ser conscientes…¡malo!

Dentro de algunas decenas de años, por ejemplo, no será necesario que ningún astronauta salga al espacio exterior para reparar estaciones espaciales o telescopios como hacen ahora, con riesgo de sus vidas, con el Hubble.

El miedo a los robots del futuro que antes citaba está relacionado con el hecho de que la robótica es el estudio de los problemas relacionados con el diseño, aplicación, control y sistemas sensoriales de los robots.

Ya van quedando muy viejos aquellos robots de primera generación (en realidad brazos mecánicos), muy utilizados en labores de menos precisión de la industria automovilística. Hoy día, los robots que se fabrican, están provistos de sofisticados sistemas “inteligentes” que son capaces de detectar elementos e incluso formas de vida rudimentarias. El proyecto de la NASA en el río Tinto es un ejemplo de ello; allí han utilizado pequeños robots capaces de comunicar datos científicos de los hallazgos en el fondo de un río. Actúan mediante programas informáticos complejos o no, que hacen el trabajo requerido.

Supermáquinas que pueden desarrollar trabajos imposibles

Las necesidades de la industria aeronáutica, poco a poco, han ido exigiendo sistemas de mayor precisión, capaces de tomar decisiones adecuadas en un entorno predefinido en función de las condiciones particulares de un momento dado. Estos ingenios, llamados de segunda generación, poseen instrumentos propios y programación informática dotada de medios de autocorrección frente a estímulos externos variables.

Los sensores utilizados por los sistemas robóticas de segunda generación son, con frecuencia, equipos de cámaras electrónicas digitales que convierten la imagen luminosa recibida desde el exterior en impulsos eléctricos que se comparan con patrones almacenados en un pequeño núcleo de memoria informática. Así mismo, disponen de instrumentos táctiles de alta sensibilidad y de detección de pesos y tensiones.

Robot 'Curiosity'

     Incluso en otros planetas a millones de distancia de la Tierra, realizan los trabajos programados

Los robots de tercera generación emplean avanzados métodos informáticos, los llamados sistemas de inteligencia artificial, y procedimientos de percepción multisensorial (estoy leyendo una maravillosa tesis doctoral de un ingeniero de materiales – hijo de un buen amigo – que es fascinante, y me está abriendo la mente a nuevos campos y nuevos conceptos en el ámbito de la inteligencia artificial. Su nombre es A. Mora Fernández, y tiene la suerte de ser, además, un físico teórico matemático, con lo cual, según lo que puedo deducir de su trabajo, le espera grandes empresas y mi deseo personal es que triunfe en ese complejo mundo de fascinantes perspectivas al que pertenece).

Estos ingenios de tercera generación adoptan algunas características del comportamiento humano al contar con la capacidad para percibir la realidad del entorno desde varias perspectivas y utilizar programas que rigen su propia actuación de modo inteligente. Conscientes de su situación espacial, los robots de tercera generación comprenden directamente el lenguaje humano y lo utilizan para comunicarse con las personas.

                                                                  Los Androides del futuro. ¿Tendrán autonomía de pensamiento?

La ciencia robótica, basándose en avanzados principios de la electrónica y la mecánica, busca en la constitución y modo de funcionamiento del cuerpo y del cerebro humano los fundamentos con los que diseñar androides de posibilidades físicas e intelectivas semejantes a los del ser humano.

Nada de esto es ciencia ficción; es lo que hoy mismo ocurre en el campo de la robótica. Aún no podemos hablar de robots con cerebros positrónicos capaces de pensar por sí mismos y tomar decisiones que no le han sido implantados expresamente para responder a ciertas situaciones, pero todo llegará. Ya tienen velocidad, flexibilidad, precisión y número de grados de libertad. ¿Qué hasta donde llegarán? ¡Me da miedo pensar en ello!

  Pronto nos costará distinguirlos

Mecánicamente, el robot ya supera al ser humano; hace la misma tarea, con la misma velocidad y precisión o más que aquél, y tiene la ventaja de que no se cansa, puede continuar indefinidamente desempeñando la tarea en lugares que para nosotros serían imposibles por sus condiciones extremas.

Menos mal que, de momento al menos, el cerebro del ser humano no puede ser superado por un robot, ¿pero será para siempre así? Creo que el hombre es un ser que, llevado por sus ambiciones, es capaz de cometer actos que van encaminados a lograr la propia destrucción y, en el campo de la robótica, si no se tiene un exquisito cuidado, podemos tener un buen ejemplo.

Antes de dotar a estas máquinas de autonomía de obrar y de pensar, debemos sopesar las consecuencias y evitar, por todos los medios, que un robot pueda disponer como un ser humano del libre albedrío, como artificial que es, siempre debe estar limitado y tener barreras infranqueables que le impidan acciones contrarias al bienestar de sus creadores o del entorno.

Es muy importante que los sistemas sensoriales de los robots estén supeditados a los límites y reglas requeridas por los sistemas de control diseñados, precisamente, para evitar problemas como los que antes mencionaba de robots tan avanzados y libre pensadores e inteligentes que, en un momento dado, puedan decidir suplantar a la Humanidad a la que, de seguir así, podrían llegar a superar.

            Esta simpática imagen ya ha sido superada

Pensemos en las ventajas que tendrían sobre los humanos una especie de robots tan inteligentes que ni sufrirían el paso del tiempo ni les afectaría estar en el vacío o espacio exterior, o podrían tranquilamente, al margen de las condiciones físicas y geológicas de un planeta, colonizarlo fácilmente, aunque no dispusiera de atmósfera, ya que ellos no la necesitarían y, sin embargo, podrían instalarse y explotar los recursos de cualquier mundo sin excepción. ¡Menuda ventaja nos llevarían! Además, lo mismo que nosotros nos reproducimos, los robots se fabricarán unos a otros.  Ni las famosas tres leyes de Asimos me tranquilizan… ¿Las recuerdan?

  • Ningún robot puede dañar a un ser humano,
  • ni permitir con su inacción que un ser humano sufra daño…

Pero, ¿quién puede asegurar que con los complejos y sofisticados sensores y elementos tecnológicos avanzados con los que serán dotados los robots del futuro, éstos no pensarán y decidirán por su cuenta? ¡Creo que nadie está en situación de asegurar nada! La amenaza está ahí, en el futuro, y el evitarla sólo depende de nosotros, los creadores. ¡Es tanta nuestra ignorancia!

Ciertamente hemos imaginado mundos futuros en los que, no parece que las tres leyes de la robótica puedan preservar la integridad física de los humanos. Si los robots alcanzan ese nivel autónomo de pensamiento… Sería, ¡la rebelión de las máquinas! tantas veces vista en la ficción del cine.

¿Que puede impedir que en el futuro los robots tengan conciencia de ser, o, incluso, sentimientos?

Parece mentira que, alguna vez, lleguen a sentir…llorar o reir

Mirando a mi alrededor, de manera clara y precisa, puedo comprobar que el mundo biológico está compuesto por una variedad de seres que, siendo iguales en su origen, son totalmente distintos en sus formas y en sus mentes, y, de la misma manera, al igual que en nuestro planeta Tierra, pasará en otros situados en regiones remotas del espacio. Y, pensando en nuestras vidas, podemos llegar a preguntarnos si todo ésto tiene algún sentido. ¿Para qué tanto esfuerzo y trabajo? ¿No será que estamos preparando el terreno para “seres” artificiales que, mejor dotados que nosotros para salir al espacio exterior, serán los que suplanten a la Humanidad y cumplan finalmente los sueños de ésta, que harán suyos?.

¡Qué lastima! Si ese fuera nuestro destino. ¡Fabricar a una especie artificial para que cumpliera nuestros deseos! Lo cierto es que, nosotros los humanos, no estamos físicamente preparados para viajar a las estrellas, y, de hacerlo, necesitaríamos dotarnos de tanta seguridad que, los costes, serían impensables. Naves como ciudades que nos transportaran muy lejos, y, pensando en que estamos supeditamos a la velocidad de la luz, estas naves-ciudades estarían preparadas para mantener a generaciones.

        Ciudades que surcan el hiperespacio

Nuestro futuro es muy incierto, y, como podemos ver cada día, estamos supeditados a los caprichos de la Naturaleza. Conceptualmente, la biología generalmente va a la saga de la física. Si bien es cierto que las ideas de Darwin sobre la evolución han desplazado la concesión trasnochada y, ¿por qué no?, anti-ilustrada de la creación espacial, pero es cierto que bien entrado el siglo XX, muchos biólogos todavía pensaban instintivamente que los seres humanos representaban la culminación de la evolución, y que nuestra especie no era simplemente el centro del desarrollo evolutivo sino, en realidad, su razón de ser. Y, tales pensamientos, nos pueden dar una idea muy clara del nivel de sabiduría del que podemos presumir.

Ahora sabemos que nuestra contribución al árbol genealógico de la vida es tan periférica y minúscula como la de la Tierra en el Universo. El árbol, tal como lo podemos ver hoy, es realmente frondoso. Desde que surgió la vida en la Tierra, probablemente haya producido cientos de miles de millones, quizás billones, de ramitas, donde cada ramita representa una especie, y Homo sapiens es sólo una más entre ellas. En pocas palabras, nuestra especie ha sido tan cabalmente “periferalizada” por la biología como lo ha sido por la cosmología. Sólo somos una de las formas de vida que habita el Universo y, no es seguro que seámos la más inteligente.

Una vez que hemos comprendido que no somos “los elegidos” y que, estamos en este Mundo, una infinitesimal fracción de una Galaxia de entre cientos de miles de millones de ellas, podemos ser conscientes de que, la humildad será nuestra mejor elección para no equivocarnos y llevarnos decepciones que, en otro caso, serían de consecuencias muy graves. Muchas pueden ser las criaturas que, habitantes de otros mundos, nos pueden superar en inteligencia y conocimientos y, seguramente por eso, porque en nuestro fuero interno algo nos dice que es así, nos estamos preparando para ese futuro que irremediablemente llegará, y, lo único que podemos hacer es crear réplicas de nosotros mismos que, aunque artificiales, puedan representarnos de alguna manera en ese futuro incierto.

                                  No podemos saber lo que vendrá. ¡Es tan grande el Universo!

Ese encuentro maravilloso que tantas veces hemos imaginado, es posible que no lo sea tanto. No podemos saber las criaturas que pueden estar presentes en otros mundos y con qué medios puedan contar. Siempre se me hizo cuesta arriba el hecho de que, algún día del futuro, los robots fabricados por nosotros, podrían adquirir la supremacía del planeta. Sin embargo, alguna vez he pensado también que, quizás, sea la única manera de poder hacer frente a lo que vendrá.

Hemos oído en no pocas ocasiones que la realidad supera a la imaginación, y, desde luego, simplemente con ver todo lo que existe en el Universo, podemos dar fe de tal afirmación. ¿Quién iba a pensar hace 150 años en la existencia de Agujeros Negros o Estrellas de Neutrones? Y, de la misma manera que aquí en la Tierra surgieron cientos de miles de especies y formas de vida a lo largo de su historia, ¿qué prohíbe que en otros mundos surgieran también especies de vida que ni podemos imaginar? ¿Y, la Naturaleza? En Japón hemos visto estos días de lo que es capaz y, desde luego nada puede ser descartado.

                     Cualquier cosa puede ser posible, ¡es tan frágil la línea que nos separa del Caos!

Es cierto, nuestras limitaciones son enormes, enorme es también nuestra ignorancia y, si somos conscientes de ello, habremos dado un gran paso para hacer frente a lo que pueda venir. Al menos no nos cogerá desprevenido y, el suceso es menos doloroso cuando se espera.

Sí, es verdad, que a veces, confundimos la ilusión y la euforia del momento con la realidad. Sin embargo, nada más lejos de ser cierto. Vivimos en una falsa seguridad cotidiana que nos hace no pensar en lo que puede llegar: Un accidente, una enfermedad, un meteorito caído del cielo, un terremoto, o, incluso una estrella enana marrón que choque con la Luna y dé al traste con nuestra tranquila vida en este planeta.

El destino, ¡tiene tántas bifurcaciones! Parece un laberinto de espejos que lo hace incierto.

Así que, ilusos y tranquilos -de otra manera sería horrible la vida-, en estos últimos años hemos sido capaces de determinar los genes responsables de las más variadas manifestaciones de nuestra existencia: susceptibilidad a la obesidad, diferentes tipos de tumores, esquizofrenia, depresión o la mayor o menor capacidad para danza y ritmo. Y, con sorpresa para algunos, se ha podido saber que nuestra secuencia genética sólo difiere un 0’5% de nuestros parientes cercanos neandertales o que tampoco estamos muy lejos, genéticamente hablando, de algunos equinodermos que divergieron de nuestra rama evolutiva hace ahora 500 millones de años.

También, al mismo tiempo, hemos construido ingenios que enviados a otros mundos, situados a millones de kilómetros del nuestro, nos mandan imágenes que podemos contemplar tranquilamente sentados en el salón de nuestras casas. Y, paralelamente, se trabaja en cerebros artificiales espintrónicos y, más adelante, positrónicos que ocuparan cuerpos perfectos de robots que, aunque artificiales, algún día llegarán a pensar y sentir. ¿Serán nuestros sucesores? ¿Serán los que finalmente realizarán nuestros sueños de viajar a las estrellas?

Sin embargo, y a pesar de tantas proezas, si en algo sigue la ciencia gateando en la oscuridad, es precisamente en el total desconocimiento de la parte más compleja y delicada de nuestro cuerpo: ¡el Cerebro! ¡Si tuviéramos tiempo!

emilio silvera


  1. Buscando la Gravedad cuántica : Blog de Emilio Silvera V., el 8 de febrero del 2014 a las 10:08

    […] ¡El futuro incierto! Reflexionando un poco […]

 

  1. 1
    emilio silvera
    el 18 de marzo del 2013 a las 11:21

    No estaremos aquí para poder ver tantas maravillas y, ¿quién sabe? si no será mejor no estar para poder contemplar el triste destino que espera a nuestra especie. No quiero ser agorero pero, cualquier futuro que querámos imaginar, podría ser posible. No pocas veces he hablado aquí de que, en ocasiones, pretendemos jugar con fuerzas que no dominamos y, los avances que en muchos campos de la Ciencia se están consiguiendo, nos podría llevar a situaciones de máximo peligro si, no somos sensatos y no sopesamos los pros y los contras de nuestras acciones…
    Estamos situados, a comienzos de la segunda década del siglo XXI, en la línea de salida hacia un futuro que, podría ser halagüeño si, medimos bien nuestras fuerzas y somos conscientes de nuestras carencias. No pretendamos ir más allá de lo que podemos. De hecho, no podemos viajar al espacio, no tenemos la energía de fusión, no hemos podido conseguir erradicar las enfermedades, no conocemos bien la materia ni sabemos, el verdadero significado de la Luz… Y, ¡no sabemos tantas cosas!
    Futuro SÍ pero, todo a su tiempo.
     
    SAludos amigos.

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  2. 2
    Rafael
    el 19 de marzo del 2013 a las 0:45

    Noto tintes de pesimismo en esta entrada… quizas lo que comentas, si fuera leccion asimilida de humildad en los dirigentes mundiales, seria el motor de cambio que necesitamos… pero los instintos egocentricos que destilan nuestros coetaneos mejor posicionado, en cuanto a recursos se refiere, no van en esa direccion… evitan pensar en futuros mas alla de sus tiempos cotidianos… ( genetica de hace 100.000 años en un mundo muy cambiado)… quizas estan entorpeciendo a la seleccion natural… y quizas la robotica es la revolucion silenciosa que se propone desde los cerebros mas sofisticados…
    De acuerdo en que no sabemos lo que nos depara el futuro, 137 es el equilibrio…136 o 138 no darian la posibilidad de saber lo que sabemos ( no estariamos aqui como tal)… por lo tanto aunque visialicemos caos, en realidad hay estabilidad, hay orden… quizas denominemos caos a la incertidumbre de aquello que desconocemos y tememos… 
    En cuanto a la robotica y a la IA fuerte, tengo que decir que en el libro la nueva mente del emperador R Penrose da una argumentacion bastante fuerte sobre las barreras que el ser humano tiene delante para crear un clon metalico autopensante… considero que el ser humano es capaz de reproducir aquello que comprende con cierto grado de completitud ( de hecho la robotica actual, hasta donde yo conozco se limita a ser una extension mejorada de las capacidades sensoriales y mecacnicas del ser humano y en los mejores casos una integracion de varias habilidades poco complejas)… la mente, la consciencia y el cerebro son tres caras de una misma moneda que todavia no compredemos a un nivel tal como para poder mimetizarlo… de hecho creo que muchas de las preguntas que se nos plantean ante nuestras capacidades mentales van directamente unidadas a las complejidades de las teorias fisicas… pienso que hasta que no comprendamos realmente lo que ocurre en nuestro universo fisico no seremos capaces de dar respuesta a lo que ocurre en nuestro cerebros… y hasta entonces no podremos sustituir al homo sapiens por el homo metalicus… quizas un hibrido biorobotico lo veo mas cercano… quizas este sea el proximo eslabon evolutivo una simbiosis hija de la robotica, la mejora genetica y el ingrediente principal ( un cerebro natural)…
    Un abrazo. Rafael

    Responder
  3. 3
    Rafael
    el 19 de marzo del 2013 a las 0:49

    … lo del 137 es una influencia directa de la lectura anterior de la entrada que le dedicas a la constante fina…sin duda me da que pensar y mi inconsciente, de buen seguro que esta noche mientras mi parte consciente este en los dominios de morfeo, seguira trabando en este enigma… para quizas algun dia arrojarme un poco de luz al respecto…

    Responder
    • 3.1
      emilio silvera
      el 19 de marzo del 2013 a las 4:18

      Cietamente, incluso sin que nos demoas cuenta, avanzamos más y más, es la imparable evolución que conlleva el paso del tiempo y, a medida que nuestra curiosidad nos hace perseguir lo desconocido con una fuerza irresistible, vamos desvelando secretos y aumentando, poco a poco, conocimientos que son los necesarios para que ese futuro se acerque más y más.
      “Nuestro universo” es el “Teatro de nuestro mundo particular” que, de ninguna manera, quiere decir que sea el mundo real que, no siempre podemos comprender. Nosotros no somos infalibles, tenemos muchas carencias y, son nuestros incompletos sentidos los que transmiten al cerebro los datos para que, ahí arriba, se reciclen y ordenen para poder echar mano de ellos cuando los necesitamos. Sin embargo, ocurre que, no siempre le facilitamos al cerebro los datos correctos, sino que, le suministramos aquello que nosotros creemos “que es” el tema en cuestión de que se trate en cada momento, y, si de partida, los datos no son los correctos… tampoco lo será el archivo del que podemos disponer para más adelante.
      De hecho, vamos reciclando y regenerando muchos de esos datos que quedan obsoletos y son cambiados por otros nuevos a medida que vamos descubrimiento nuevos saberes que vienen a modificar lo que anteriormente creíamos.
      Así, de esa manera, nos vamos acercando a ese futuro incierto que apunto en el trabajo y que, aunque parezca un poco agorero…, seguramente será la realidad de lo que nos espera, dado que, como digo, somos muy limitados físicamente para realizar ciertas empresas y tendremos que recurrir, de manera irremediable, a esos artilugios de metal, cables y Chips computarizados para poder realizar nuestros sueños dentro y fuera del planeta.
      Sin embargo, una casa sí está clara, para que esos “seres” artificiales se hagan con el control, tedrían que pasar muchos, muchos, muchos años y, también muchas cosas, ya que, no será fácil siustituir al cerebro humano que, aunque con limitaciones sigue evolucionando al ritmo que el universo le permite, mientras que, la evolución de los robots del futuro será, la que quieran nuestros cerebros otorgarles y, asimilarlos a nosotros, al menos a mí, se me hace un poco cuesta arriba. ¡Un robot que tenga sentimientos! ¡Qué barbaridad!
      Claro que, si miramos hacia el pasado y nos venimos al presente… También hay motivos para el asombro al ver,lo que han cambiado las cosas, lo que era y lo que es que nos proporciona una buena idea de lo que podría ser.
      Saludos.

      Responder
  4. 4
    Emilio Silvera
    el 20 de octubre del 2013 a las 6:31

    ¿Quién puede saber lo que pasará mañana? El futuro es tan incierto como como saber cuándo podremos visitar otros mundos. Trabajamos por saber y descubrir los secretos de la Naturaleza, por conseguir tecnología que nos pueda llevar hasta las estrellas y esos otros mundos que nuestra imaginación desbordante dibuja para el futuro de la Humanidad pero…, sin embargo, ahí está el Azar que, de pronto, con un simple chasquido en forma de meteorito, puede acabar con todos nuestros sueños.

    Creo que somos mucho menos de lo que creemos que somos.

    Responder
  5. 5
    Adolfo
    el 22 de octubre del 2013 a las 4:49

    Un sitio web en el cual varios científicos de primera línea hablan sobre el problema de la Inteligencia Artificial y el artificio “Mente”/”Cerebro” que le daría origen es http://www.gf2045.com 

    El sitio referido, plantea como plazo para lograr estas metas el año 2045; tan sólo a tres décadas.

    Confiemos en que prevalezca la sensatez y el resultado no sea el de Terminator; máquinas inteligentes que vean a la Humanidad como un enemigo al que deben destruir para sobrevivir.

    Atentamente…
    Ángel 

    Responder
    • 5.1
      emilio silvera
      el 22 de octubre del 2013 a las 9:40

      ¡Hola, Ángel!
      Es cierto que puede llegar a resultar aterrador el sólo pensamiento de que máquinas inteligentes se hagan los dueños del planeta y la Humanidad que los creó esté supeditada a ellos, o, en el peor de los casos, a la extinción, ya que, si ese supuesto se da… ¿Para qué les sirviríamos?
      No creo que sea bueno dotar a las máquinas de inteligencia, de pensamiento propio, que por sí mismo puedan llegar a deducir soluciones a problemas que sin previo aviso se puedan presentar, y, “ellos” los Ciborg o Rabots, puedan dar la solución idónea al imprevisto. No sería bueno que tal cosa llegara a pasar.
      Los pensamientos y los sentimientos son exclusivos de las especies inteligentes terrestres o no, y, desde luego, dotar a las máquinas de esos atributos no sería ni sensato ni seguro para nuestra propia especie. Una cosa es utilizar a las máquinas para que hagan aquello que nosotros no podemos hacer: Podrán trabajar en sitios imposibles, no tendrán consecuencias por soportar la radiación del espacio, no necesitarán comer ni dormir, no se cansan, y, tenemos que reconocer que nos sobrepasarán en atributos que nosotros nunca tendremos pero… ¡Ideas! Nunca se las debemos proporcionar.
      Tecnología si es en la debida proporción y adecuada a las necesidades, bienvenida será. De otra manera, estaremos jugando a dioses y, desde luego, no lo somos.
      Saludos.

      Responder

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