Nov
20
La Vida ¡Puede ser de tantas maneras!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Divagando ~ Comments (4)
“La paradoja de nuestro tiempo en la historia es que tenemos edificios más altos pero temperamentos más cortos, autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más, pero gozamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas, más conveniencias, pero menos tiempo. Tenemos más grados y títulos pero menos sentido, más conocimiento, pero menos juicio, más expertos, sin embargo más problemas, más medicina, pero menos , y, no digamos de los pobres. “
A veces (muchas por cierto), he sentido verguenza de ver como seres humanos postergados de la Sociedad, pululan por la ciudades, duermen en los huecos de un portal tapados con cartones, carecen de todo lo esencial, no comen lo debido, pasan la enfermedad y el frío en soledad, y, para nosotros todos, parecen invisibles y, cuando se van acercando estas fiestas de Navidad, todos queremos ser buenos y, si acaso, damos alguna limosna o procuramos -en casos más de publicidad que de sentimiento- , llevar a casa a alguien menos favorecido por la vida para que cene en casa esa noche, se le compra un abrigo y unos zapatos, se le dan unas monedas y, a olvidarlo que hay mucho que festejar.
Quizá el problema esté en que no sabemos donde reside lo que realmente tiene valor, tendemos a querer tener la casa más grande, el coche que más corra, la pantalla de plasma o el celular de la última generación, siempre vamos corriendo a todas partes y, salimos de noche de casa y regresamos cuando el día ha terminado pero, cuando nos acostamos sin haber visto a los niños dormidos, nos cueta coger el sueño… La hipoteca, aquel préstamo, el negocio que no marcha, la inestabilidad de la empresa…
Dedicar algún tiempo a la familia, sacrificando los beneficios puede compensarnos a la larga, ya que, no siempre es el dinero el que nos proporciona los mejores momentos, los más auténticos. Estos momentos felices, residen siempre en lo más sencillo, lo más cercano, nuestro entorno y nuestra familia que, al fin y al cabo… ¿Qué tenemos mejor que eso?
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No puedo ni recordar la cantidad de veces que me perdí, ayudar a mis hijos pequeños en la tarea del colegio. Estaba de viaje, la Oficina me ocupaba demasiado tiempo, el trabajo no me dejaba mucho tiempo libre y, sin embargo, ahora miro hacia atrás, y, nada de aquello podía compensar, de hecho no compensó nunca aquellos momentos perdidos. Que no se trata de que los perdieras tú, si no que, además, se los hicistes perder a tus hijos que, lo echaron de menos y, seguramente, así lo recordaran.
El Tiempo sólo marcha en una dirección: La flecja del Tiempo que sigue siempre adelante y, el momento que pasó, nunca podrá volver atrás, si en cada m omento no hacemos aquello que procede hacer… ¡Lo perderemos para siempre!
Así, contemplaremos el paisaje y disfrutaremos de la Naturaleza
Este viaje, aunque no se le niegue emoción… es diferente, otra cosa
No, esto no es calidad de vida. Pasarse años en esta ciudad, seguramente, acortará el tiempo que podamos estar aquí. El estrés y la agobieante forma de vida en una de estas ciudadades… ¡acabaría conmigo. La escena que arriba contemplamos es desquiciante y sin duda alguna hará mella en los seres que ahí tengan que estar cada día, en esa vorágine de actividad inusitada, de ruidos…
Mejor poder dejar pasar tu tiempo en una casa tranquila con un poco de jardín, en la que los fines de semana se escuche el bullicioso ruído de los más pequeños con sus juegos que te traen recuerdos de otros tiempos pasados que, de esta manera, puedes volver a revivir en tu memoria.
Y, mientras eso ocurre, tienes la oportunidad de mirar por la cristalera mientras tecleas tus ideas en ese espacio en blanco que te deja la pantalla del ordenador (tan diferente de quellas viejas máquinas hispano Olivetti) para que, juntando las palabras, puedas expresar las cosas que por tu imaginación van pasando.
Claro que, no siempre podemos hacer realidad nuestros deseos y, todos, sin excepción, estamos supeditados a lo que la vida nos tiene deparado que, no pocas veces, es un destino que nos forjamos nosotros mismos.
emilio silvera
el 20 de noviembre del 2013 a las 17:31
Me ha emocionado mucho esta entrada tuya de hoy.
Y he de decir que eres un padre cariñoso, bueno, inteligente y sacrificado por su familia como pocos o ninguno he conocido. ¡Así que menos echar de menos esas cosas! Que uno no puede estar presente en todos lados, ¿verdad? Y cuando se tienen hijos, si uno quiere ser buen padre con ellos, no queda más remedio que echar esas horas de trabajo para que ellos puedan tener lo que tú quieres proporcionarles. ¡Es así!
Mil besos desde Londres…
Cuidaos mucho por allí.
el 21 de noviembre del 2013 a las 3:14
¡Hola, María!
Estando ahí en ese ambiente artístico, con tus amigos y personajes de ese mundillo fantástico con grandes y famosos músicos, actores y directores o compositores, viviendo jornadas de inolvidables vivencias, ¿cómo tienes tiempo para asomarte a este pequeña ventana?
Además, ¡los piropos que te pueda enviar una hija…, siempre serán partidarios! De todas las maneras, llevas razón en eso de que no podemos estar en todo y que cada cual, llegado el momento, tiene que tener su propia vida en la que por mucho que quieras, no podrás intervenir más allá de lo estrictamente razonable.
Cuando regreses ya me contarás los sucesos más destacados que has vivido en Francia e Inglaterra, sólo se por un correo de Mamá que, casi no tienes tiempo para ir de un sitio a otro en una frenética actividad artística con gente de mucho relieve que, por otra parte, no son más que tus iguales.
Un abrazo.
el 20 de noviembre del 2013 a las 21:12
Vaya Emilio, te salió la vena paternal. Tienes razón, cuando nuestros hijos nos necesitan, cuando es importante esa comunicación con ellos, cuando esperan una información nuestra, entonces estamos ocupados en trabajar dura, para que no les falte de nada, pero no nos damos cuenta que así lo que les falta es un padre que les escuche.
En cuanto a lo que comentas de las diferencias de clases, eso ya es harina de otro costal.
Yo también miro a las personas que lo han perdido todo, a los que pasan hambre, a los que duermen en el hueco de un portal, pero no es un problema que pueda yo solucionar, el problema es que la administración, debería velar porque no haya un solo ciudadano que esté en esas condiciones, pero la gente que integra esas administraciones, por lo único que se preocupa, es por que a ellos no les falte de nada, y si tienen que meter mano a dinero público, no se cortan un pelo, lo hacen, por desgracia esos son los que cuando ven a personas en ese estado, miran para otro lado, porque la conciencia no les remuerde en absoluto, y se les remuerde un poco, ¡¡no hay problema!! a la iglesia, se confiesan y otra vez a empezar, ¡¡Panda de hipócritas!.
En fin Emilio, un abrazo, que estaba viendo que se me iba encendiendo la sangre y podía terminar diciendo algún disparate.
Saluda a la familia.
P.D. veo que Maria te lee desde lejos, mi saludo también para ella.
el 21 de noviembre del 2013 a las 3:28
¡Hola, amigo Carlos!
Es cierto, la vida tiene aspectos que, por mucho que no nos gusten, ahí están y será muy difícil, que algún día, los podamos erradicar. A estas alturas de nuestra andadura por el mundo, cuando después de miles de años de pasar de todo, de vivir las experiencias de guerras, cambios climáticos, sequías e inundaciones, esos pueblos olvidados que viven en precarias condiciones asotados por el hambre y la enfermedad, las deshauciados de la Tierra que llamamos sin techo, todo ese conglomerado de miserias que nos rodean y que no queremos ver, los pocos que miramos y que podemos sentir algún dolor por ellos, no tenemos los medios para remediar nada y, los que sí podrían hacerlo, esos, están ocupados en llenar sus bolsillos a costa de lo que sea.
De momento y por desgracia, ¡Así resulta ser el mundo real! A la hora de la verdad, cada cual tira para ellos mismos y de nada sirvan las palabras de gente que, en solitario, como tú o como yo, podamos gritar tanta injusticia. Existen mucho, muchísimos seres que conscientes de esa verdad, se prestan voluntarios para paliar un poco de todo ese dolor pero, eso no es suficiente mientras las conciencias de otros muchos (los que podrían tener la solución en la mano), estén adormecidas o no estén.
Como digo siempre, el proceso de Humanización no ha terminado, estamos en el camino y, hasta que no sintamos que todos todos somos uno, hasta que eso no ocurra, en el mundo estará presente la desigualdad y la injusticia.
Tengamos esperanza.
PD.
Recuerdos para todos los tuyos y, abrigaté que en Madrid está haciendo mucho frío.