Ene
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¿Hacia dónde vamos?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en I. A. ~ Comments (0)
Cuando se lee un buen libro, se saborean sus pasajes más interesantes y, al final, sientes un poco de pena porque aquello se termine tan pronto. Sientes que quieres más, te quedas algo insatisfecho de no haber podido llegar más lejos, de profundicar más en aquello que tánto llamó tu atención y despertó tu curiosidad. Saber sobre aquello que te preocupa es tan vital para la mente que, cuando no desarrollar ciertos pensamientos por falta de conocimientos, te sientes frustrado y, de alguna manera, sufres por no saber.
Habiendo finalizado la lectura de Las sombras de la mente, de Roger Penrose, en la que nos habla de la posibilidad de comprender de científica lo que la conciencia es y, extrapola dicha conciencia, hasta ese otro mundo de la I.A., en el que, si nada lo remedia, estamos inmersos hasta tal punto que, en el futuro más o menos lejano, será lo que predomine tanto aquí en la la Tierra, como en los mundos y lunas que nos acompañan en el Sistema solar, e, incluso, mucho más allá. Ellos serán, los Robots, los que surquen los cielos y el espacio interestelar en busca de las estrellas.
La computación y el Pensamiento consciente
En los últimos tiempos, mucho es lo que se habla de la I.A., y, algunos, nos preguntamos: ¿Será posible que en un futuro más o menos lejano, eso que llamamos Inteligencia Artificial, nos pueda superar?
Hay corrientes en ese sentido que nos llevan a pensar y, ¿por qué no? A preocuparnos profundamente. Si hacemos caso de esas afirmaciones (quizá algo extremas pero, con visos de verdad) de los que defienden a capa y espada el futuro de la I.A., diciendo que, con el tiempo, los ordenadores y los robots superarán a los humanos en inteligencia al llegar a tener todas y cada una de las capacidades humanas y otras que, los humanos nunca podrán tener. Entonces, estos ingenios serían capaces de hacer muchísimo más que ayudar simplemente a nuestras tareas inteligentes.
De hecho, tendrían sus propias y enormes inteligencias. Podríamos entonces dirigirnos a estas inteligencias superiores en busca de consejo y autoridad en todas las cuestiones complejas y de interés que, por nosotros mismos, no pudiéramos solucionar; ¡y finalmente podrían resolver los problemas del mundo que fueron generados por la Humanidad!
Pesa 150 kilogramos, tiene aspecto humanoide y se llama Robonaut-2 (R-2 los amigos). Este androide será lanzando al espacio y pronto será el compañero de los tripulantes de la Estación Espacial Internacional. Por algo se comienza y, nunca se sabe como todo terminará.
Pero, si todo eso fuera así (que podría llegar a serlo), podríamos extraer otras consecuencias lógicas de estos desarrollos potenciales de la I.A. que muy bien podría generar una cierta alarma muy justificada ante una situación tan atípica, en la que, unos “organismos” artificiales creados por nosotros mismos, nos superen y puedan llegar más lejos de lo que nosotros, podríamos ser capaces de llegar nunca. ¿No harían estos ordenadores y Robots, a la larga, que los Humanos fueran superfluos ellos?
Si los Robots guiados por ordenadores insertados en sus cerebros positrónicos o espintrónicos, o, guiados por un enorme y potente Ordenador Central, resultaran ser muy superiores a nosotros en todos los aspectos, entonces, ¿no descubrirían que pueden dirigir el mundo sin necesidad alguna de nosotros? La propia Humanidad se habría quedado obsoleta. Quizá, si tenemos suerte, ellos podrían conservarnos como animales de compañía (como alguien dijo en cierta ocasión); o, si somos inteligentes, podríamos ser capaces de transferir las “estructuras de información” que somos “nosotros mismos” a una de robot (como han pensado algunos otros), o quizá no tengamos esa suerte y no lleguemos a ser tan inteligentes…
Imagen que podría ser cotidiana en el futuro. En el presente el espacio y otros mundos y lunas están ya poblados por robots que hacen diversas funciones científísicas que, de momento los humanos no podemos realizar. Sin embargo, se espera que en ese campo, se avance mucho más y se puedan instalar colonias de robots inteligentes en esos mundos para que sean los que prepararen nuestra llegada posterior
Colonizar el espacio con robots es un antiguo argumento de obras de ciencia-ficción, algo que podrían hacer realidad en Japón en no demasiado tiempo. La imagen de arriba, a no tardar mucho, podría ser una realidad. De momento hemos enviado sondas y naves espaciales de todo y rovers-laboratorios andarines pero, en el futuro cercano, la cosa irá en aumento de cantidad y calidad.
Por otra , quiero pensar que, lo que hace y es capaz de realizar nuestro cerebro creador de pensamientos, nunca será del dominio de la I.A. que, nunca podrán describir o realizar funciones que de manera natural realizan nuestras mentes. ¿Llegarán a tener mentes de verdad los Robots del futuro? ¿Será posible que lleguen a tener sentimientos, a sentir miedo, a poder llorar? ¿Tiene algún sentido que hablemos de semejantes cosas en términos científicos? También podríamos pensar que, la Ciencia, no está capacitada para abordar ciertas cuestiones relacionadas con la complejidad de la Conciencia Humana.
Claro que, por otra parte, no podemos dejar de pensar en el hecho cierto de que, la propia materia parece tener una existencia meramente transitoria puesto que puede transformarse de una en otra, de una cosa en otra, e, incluso, puede llegar esa transformación ser tan compleja como para cambiar desde la materia “inerte” hasta el ser consciente.
Incluso la masa de un cuerpo material, que proporciona una medida física precisa de la cantidad de materia que contiene el cuerpo, transformarse en circunstancias apropiadas en pura energía (E = mc2) de modo que, incluso la sustancia material parece ser capaz de transformarse en algo con una actualidad meramente matemática y teórica. Dejemos en este caso, la cuántica y otras teorías a un lado centrarnos en el tema que tratamos de la I.A. y sus posibles consecuencias.
¿Permite la Física actual la posibilidad de una acción que, en principio, sea imposible de simular en un ordenador? Hoy esa respuesta no está disponible y, cuando eso vaya a ser posible, tendríamos que estar en posesión de una nueva Física mucho más avanzada que la actual.
No debemos apartarnos de un hecho cierto: Nuestra Mente, aunque está apoyada por un ente físico que llamamos cerebro y recibe la información del exterior a través de los sentidos, también es verdad que, de alguna manera, sale de nosotros, está fuera de nuestros cuerpos y, viaja en el tiempo y en el espacio, aprende y conoce nuevos lugares, nuevas gente, nuevos conocimientos de su entorno y de entornos lejanos y, a todos ellos, sin excepción, se puede trasladar de manera incorpórea con un simple pensamiento que, de manera instantánea, nos sitúa en este o aquel lugar, sin importar las distancias que nos puedan separar.
Así La física y la parte mental, aunque juntas, están separadas de una manera muy real y, desde luego, existe una clara divisoria entre lo físico y lo mental que ocupan distintos dominios de alcance también distintos y, hasta donde pueda llegar el dominio mental ¡No se conoce!
El futuro es incierto
Como no hay que descartar nunca nada. ahí está la posibilidad de que, con el tiempo, construyamos robots humanoides que decidan por sí mismos, que tengan la manera de repentizar soluciones a problemas inesperados, que incluso (como han didho alguna vez), tengan sentimientos, y, si eso es así, que nada lo impide… ¡podríamos convertirnos en esclavos de nuestra obras!
Quisiera pensar que, el humano, siempre prevalecerá sobre el “Ser Artificial”, sin embargo, tal optimismo, si pensamos en hacerlo real, nunca podrá estar a nuestro alcance. La evolución de la Ciencia, las necesidades de nuestra especie, las exigencias de una Sociedad creciente que llena el planeta hasta límites insoportables…Todo eso, nos llevará a seguir procurando ayuda de ese “universo artificial” que, al fin y a la postre, es la única salida que tenemos poder llegar a otros mundos en los que poder alojarnos para que, el planeta Tierra, no se vea literalmente asfixiado por la superpoblación. Así que, siendo las cosas así (que lo son), estamos irremisiblemente abocados a ese futuro dominado por la I.A. que, si tenemos suerte, nos dejará convivir con ella y, si no la tenemos…
Así que, el día que los Robots sean equiparables a los Humanos, ese día, habrá comenzado el principio del fin de la especie que, tan tonta fue, que creó a su propio destructor.
¿Os acordáis? Replicantes inteligentes que no querían morir y luchaban por defender sus derechos.
Claro que, que todo esto llegue a pasar, podrían transcurrir siglos. No parece que sea muy factible que una simulación realizada por un Robot avanzado pueda ser semejante a lo que un Humano puede hacer hoy. Sin embargo, cuando los ordenadores y Robots hayan alcanzando la inteligencia de pensamiento y discurrir del cerebro Humano, ese día, amigos míos, no creo que sea un día para celebrar.
Claro que, la idea de poner unir nuestras mentes a esos “Seres”, podría ser una salida, una solución híbrida paliar nuestras carencias de salir al espacio exterior por nosotros mismos y dentro de la frágil coraza humana que contiene a nuestras Mentes pensantes que, dentro de tan ligera y débil estructura, no tienen la seguridad suficiente para realizar ciertas tareas.
No quiero ser pesimista ni llevar a vuestro ánimo ideas intranquilizadoras. Sin embargo, si la cosa sigue adelante por el camino emprendido, el futuro que nos espera será ese: Convivir con los Robots, emitir leyes su control, tratar de que hagan sólo aquellos trabajos y tareas encomendadas pero, ¿cómo podremos evitar que, algún día, más evolucionados al exigirle cada vez más complejidad en las ayudas que nos tendrán que prestar, comiencen a pensar por sí mismos?
Pensar en el hecho de que algún día, podamos fabricar robots humanoides que nos superen en todo… ¡No resulta tan descabellado! Sólo hay que pensar en cómo somos y hasta dónde, nuestra inconsciencia nos puede llevar. Mirémos la Historia. Por otra parte, la Naturaleza nos ha dotado de cierta inteligencia a partir de la materia evolucionada en las estrellas que han cobrado animación. ¿Qué impide que nosotros ahora, podamos repetir la historia fabricando a esa nueva especie?
Así que, como estamos dando a esos Robots el “Conocimiento”, la “comprensión”, la “consciencia” y, la “inteligencia”, lo estamos haciendo partícipes y están tomando posesión, de los bienes más valiosos que podemos poseer y, tal dislate…¡Podríamos pagarlo muy caro!
- “Un Robot no puede hacer daño a un ser humano o, mediante la inacción que un ser humano sufra daños”
- “Un Robot debe de obedecer las ordenes dadas por los seres humanos, salvo que esto provoque un conflicto con la primera ley”
- “Un Robot debe proteger su propia existencia, a no ser que provoque un conflicto con las dos primeras”
Estas leyes fueros enunciadas por Isaac Asimos con el objetivo de intentar que la finalidad inicial para la que se originó la robótica no fuera modificada y eso ocasionara problemas a la humanidad. Sin embargo…
El Tiempo nos lo dirá.
emilio silvera
Ene
19
El núcleo atómico y mucho más. ¡Qué maravilla!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Sustancias ~ Comments (0)
Por aquellos tiempos los físicos ya sabían que la materia estaba formada por átomos infinitesimales y que éstos, a su vez, estaban compuestos por pequeñas partículas subatómicas de diferentes conformaciones por la presencia de otras más pequeñas. El experimento de Rutherford mejoró el modelo atómico de Thomson. El experimento consistió en mandar un haz de partícula Alfa sobre una fina lámina de oro y observar cómo dicha lámina afectaba a la trayectoria de dichos rayos.
Las partículas alfa se obtenían de la desintegración de una sustancia radiactiva, el p0lonio. Para obtener un fino haz se colocó el polonio en una caja de plomo, el plomo detiene todas las partículas, menos las que salen por un pequeño orificio practicado en la caja. Perpendicular a la trayectoria del haz se interponía la lámina de metal. Y, para la detección de trayectoria de las partículas, se empleó una pantalla con sulfuro de zinc que produce pequeños destellos cada vez que una partícula alfa choca con él.
El propio Rutherford empezó a vislumbrar la respuesta. Entre 1.906 y 1.908 (hace ahora algo más de un siglo) realizó constantes experimentos disparando, como digo, partículas Alfa contra una lámina sutil de metal (como oro o platino), para analizar sus átomos. La mayor parte de los proyectiles atravesaron la barrera sin desviarse (como balas a través de las hojas de un árbol), pero no todos. En la placa fotográfica que le sirvió de blanco tras el metal, Rutherford descubrió varios impactos dispersos e insospechados alrededor del punto central. Comprobó que algunas partículas habían rebotado. Era como si en vez de atravesar las hojas, algunos proyectiles hubiesen chocado contra algo más sólido. Rutherford supuso que aquella “balas” habían chocado contra una especie de núcleo denso, que ocupaba sólo una parte mínima del volumen atómico y ese núcleo de intensa densidad desviaban los proyectiles que acertaban a chocar contra él. Ello ocurría en muy raras ocasiones, lo cual demostraba que los núcleos atómicos debían ser realmente ínfimos, porque un proyectil había de encontrar por fuerza muchos millones de átomos al atravesar la lámina metálica
Era lógico suponer, pues, que los protones constituían ese núcleo duro. Rutherford representó los protones atómicos En 1.908 se concedió a Rutherford el premio Nobel de Química por su extraordinaria labor de investigación sobre la naturaleza de la materia. Él fue el responsable de importantes descubrimientos que permitieron conocer la estructura de los átomos en esa primera avanzadilla.
Átomo de Hidrógeno constituido por un sólo protón y un electrón. Ambas partículas tienen cargas diferentes pero equivalentes que le da estabilidad.
electrón. Si se elimina, el protón restante se asocia inmediatamente a alguna molécula vecina; y cuando el núcleo desnudo de hidrógeno no encuentra por este medio un electrón que participe, actúa como un protón (es decir, una partícula subatómica), lo cual le permite penetrar en la materia y reaccionar con otros núcleos si conserva la suficiente energía.
El helio, que posee dos electrones, no cede uno con tanta facilidad. Sus dos electrones forman un caparazón hermético, por lo cual el átomo es inerte. No obstante, si se despoja al helio de ambos electrones, se convierte en una partícula alfa, es decir, una partícula subatómica portadora de dos unidades de carga positiva.
Hay un tercer elemento, el litio, cuyo átomo tiene tres electrones. Si se despoja de uno o dos, se transforma en ión, y si pierde los tres, queda reducida a un núcleo desnudo, con una carga positiva de tres unidades.
Las unidades de carga positiva en el núcleo atómico deben ser numéricamente idénticas a los electrones que contiene por norma, pues el átomo suele ser un cuerpo neutro, y electrones atómicos dentro de la formación iónica, pero en cambio se encuentran grandes dificultades si se desea alterar el protones.
Apenas esbozado este esquema de la construcción atómica, surgieron nuevos enigmas. El protones, pero una carga que equivalía sólo a 92.
¿Cómo era posible que un núcleo que contenía cuatro protones (según se suponía el núcleo de helio) tuviera sólo dos unidades de carga positiva? Según la más simple y primera conjetura emitida, la presencia en el núcleo de partículas cargadas negativamente y con peso despreciable neutralizaba dos unidades de carga. Como es natural, se pensó también en el electrón. Se podría componer el rompecabezas si se suponía que en núcleo de helio estaba integrado por cuatro protones y dos electrones neutralizadores, lo cual deja libre una carga positiva neta de dos, y así sucesivamente, hasta llegar al uranio, cuyo núcleo tendría, pues, 238 protones y 146 electrones, con 92 unidades libres de carga positiva. El hecho de que los núcleos radiactivos emitieran electrones (según se había comprobado ya, por ejemplo, en el caso de las partículas beta), reforzó esta idea general. Dicha teoría prevaleció durante más de una década, hasta que por caminos indirectos, llegó una respuesta mejor como resultado de otras investigaciones.
Pero protones, mientras que los ligeros electrones no aportaban prácticamente ninguna contribución a la masa, ¿cómo se explicaba que las masas relativas de varios núcleos no estuvieran representadas por protones? Ningún científico (ni entonces ni protón.
Este singular interrogante encontró una respuesta incluso antes de solventar el problema principal, y ello dio lugar a una interesante historia.
Isótopos; construcción de bloques uniformes
Allá por 1.816, el físico inglés William Prout había insinuado ya que el átomo de hidrógeno debía entrar en la constitución de todos los átomos. Con el tiempo se fueron desvelando los pesos atómicos, y la teoría de Prout quedó arrinconada, pues se comprobó que muchos elementos tenían pesos fraccionarios (
Hacia principios de siglo se hizo una serie de observaciones desconcertantes, que condujeron al esclarecimiento. El inglés William Crookes (el del tubo Crookes) logró disociar del uranio una sustancia cuya ínfima cantidad resultó ser mucho más radiactiva que el propio uranio. Apoyándose en su experimento, afirmó que el uranio no tenía radiactividad, y que ésta procedía exclusivamente de dicha impureza, que él denominó uranio X. Por otra radiactividad con el tiempo, por causas desconocidas. Si se deja reposar durante algún tiempo, se podía extraer de él repetidas veces uranio activo X. Para decirlo de otra manera, por su propia radiactividad, el uranio se convertía en el uranio X, más radiactivo aún.
Por entonces, Rutherford, a su vez, separó del torio un torio X muy radiactivo, y comprobó también que el torio seguía produciendo más torio X. Hacia aquellas fechas se sabía ya que el más famoso de los elementos radiactivos, el radio, emitía un gas radiactivo, denominado radón. Por tanto, Rutherford y su ayudante, el químico Frederick Soddy, dedujeron que durante la emisión de sus partículas los átomos radiactivos se transformaron en otras variedades de átomos radiactivos.
Varios químicos que investigaron tales transformaciones lograron obtener un surtido muy variado de nuevas sustancias, a las que dieron nombres tales como radio A, radio B, mesotorio I, mesotorio II y actinio C. Luego los agruparon todos en tres series, de acuerdo con sus historiales atómicos. Una serie se originó del uranio disociado; otra del torio, y la tercera del actinio (si bien más tarde se encontró un predecesor del actinio, llamado protactinio).
En total se identificaron unos cuarenta miembros de esas series, y cada uno se distinguió por su peculiar esquema de radiación. Pero los productos finales de las tres series fueron idénticos: en último término, todas las cadenas de sustancias conducían al mismo elemento, el plomo.
En realidad, los químicos descubrieron que aunque las sustancias diferían entre sí por su radiactividad, algunas tenían propiedades químicas idénticas. Por ejemplo, ya en 1.907 los químicos americanos Herbert Newby McCoy y W. H. Ross descubrieron que el radiotorio (uno entre los varios productos de la desintegración del torio) mostraba el mismo comportamiento químico que el torio, y el radio D, el mismo que el plomo, tanto que a veces era llamado radioplomo. De todo lo cual se infirió que tales sustancias eran en realidad variedades de mismo elemento: el radiotorio, una
En 1.913, Soddy esclareció esta idea y le dio más amplitud. Demostró que cuando un átomo emitía una partícula alfa, se transformaba en un elemento que ocupaba dos lugares más abajo en la lista de elementos, y que cuando emitía una partícula beta, ocupaba, después de su transformación, el lugar inmediatamente superior. Con arreglo a tal norma, el radiotorio descendía en la tabla hasta el lugar del torio, y lo mismo ocurría con las sustancias denominadas uranio X y uranio Y, es decir, que los tres serían variedades del elemento 90. Así mismo, el radio D, el radio B, el torio B y el actinio B compartirían el lugar del plomo como variedades del elemento 82.
Soddy dio el El modelo protón–electrón del núcleo concordó perfectamente con la teoría de Soddy sobre los isótopos. Al retirar una partícula alfa de un núcleo, se reducía en dos unidades la carga positiva de dicho núcleo, exactamente lo que necesitaba para electrón (partícula beta), quedaba sin neutralizar un protón adicional, y ello incrementaba en una unidad la carga positiva del núcleo, lo cual era como agregar una unidad al
Torianita
Grupo de la monacita Torita Torianita
El torio es un elemento químico, de símbolo Th y número atómico 90, de la serie de los actínidos. Se encuentra en estado natural en los minerales monacita, torita y torianita. En estado puro es un metal blando de color blanco-plata que se oxida lentamente. Si se tritura finamente y se calienta, arde y emite luz blanca.
¿Cómo se explica que cuando el torio se descompone en radiotorio después de sufrir no una, sino tres desintegraciones, el producto siga siendo torio? Pues bien, en este proceso el átomo de torio pierde una partícula alfa, luego una partícula beta, y más tarde una segunda partícula beta. Si aceptamos la teoría sobre el bloque constitutivo de los protones, ello significa que el átomo ha perdido cuatro electrones (dos de ellos contenidos presuntamente en la partícula alfa) y cuatro protones. (La situación actual difiere bastante de este cuadro, aunque en cierto modo, esto no afecta al resultado).
El núcleo de torio constaba inicialmente (según se suponía) de 232 protones y 142 electrones. Al haber perdido cuatro protones y otros cuatro electrones, quedaba reducido a 228 protones y 138 electrones. No obstante, conservaba todavía el Así pues, el radiotorio, a semejanza del torio, posee 90 electrones planetarios, que giran alrededor del núcleo. Puesto que las propiedades químicas de un átomo están sujetas al electrones planetarios, el torio y el radiotorio tienen el mismo comportamiento químico, sea cual fuere su diferencia en peso atómico (232 y 228 respectivamente).
Los isótopos de un elemento se identifican por su peso atómico, o
Se descubrió que la noción de isótopo podía aplicarse indistintamente tanto a los elementos estables como a los radiactivos. Por ejemplo, se comprobó que las tres series radiactivas anteriormente mencionadas terminaban en tres formas distintas de plomo. La serie del uranio acababa en plomo 206, la del torio en plomo 208 y la del actinio en plomo 207. cada uno de estos era un isótopo estable y corriente del plomo, pero los tres plomos diferían por su peso atómico.
1) Cuando se bombardea un átomo de torio con un neutrón, transmuta al isótopo torio 233. El torio 233 tiene una vida media de 22 minutos.
Mediante un dispositivo inventado por cierto ayudante de J. J. Thomson, llamado Francis William Aston, se demostró la existencia de los isótopos estables. En 1.919, Thomson, empleando la versión primitiva de aquel artilugio, demostró que el neón estaba constituido por dos variedades de átomos: una cuyo Entonces fue posible, al fin, razonar el peso atómico fraccionario de los elementos. El peso atómico del neón (20, 183) representaba el peso conjunto de los tres isótopos, de pesos diferentes, que integraban el elemento en su estado natural. Cada átomo individual tenía un número másico entero, pero el promedio de sus masas (el peso atómico) era un número fraccionario.
Aston procedió a mostrar que varios elementos estables comunes eran, en realidad, mezclas de isótopos. Descubrió que el cloro, con un peso atómico fraccionario de 35’453, estaba constituido por el cloro 35 y el cloro 37, en la proporción de cuatro a uno. En 1.922 se le otorgó el premio Nobel de Química.
emilio silvera
Ene
17
¡Problemas!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (2)
Al tratar de entrar, como todas las mañanas en el Blog para dejar algún trabajo, me encuentro con un letrero que me dice tener el sitio cerrado y, lo más sorprendente es lo que puedo leer en el mensaje que sale en pantalla:
- Vuelve a la página anterior y elige otro resultado.
- Realiza otra búsqueda para encontrar lo que buscas.
Si lo deseas, puedes acceder a http://www.emiliosilveravazquez.com/blog/ bajo tu propia responsabilidad. Para obtener información más detallada sobre los problemas que detectamos, visita la página de diagnóstico “Navegación segura” de este sitio.
Para obtener más información acerca de software malintencionado en Internet y sobre cómo protegerte de él, puedes visitar la página StopBadware.org.
Si eres es el propietario de este sitio web, puedes solicitar una revisión del mismo a través de las Herramientas para webmasters de Google. Encontrarás más información sobre el proceso de revisión en el Centro de ayuda para webmasters.
Asesoramiento proporcionado por
Como no se de que puede ir todo esto, trataré de ponerme en contacto con el Administrador del lugar, Señor Shalafi, y que trate de esclarecer los hechos, toda vez que aquí, de manera consciente y que sepamos, no hemos hecho nada irregular para perjudicar a nadie. Sin embargo, bueno será que lo dejemos claro.
Perdonad amigos.
EDITADO (Shalafi)
Muy buenas a todos los lectores habituales del Blog de Emilio Silvera.
Ya he realizado las acciones pertinentes para eliminar la potencial amenaza que se había infiltrado en este sitio, proveniente de sitios maliciosos de terceros. No obstante, Google me informa de que puede transcurrir hasta 24 horas antes de que puedan verificar la “sanidad” del sitio y proceder a eliminar la advertencia.
Los usuarios que no utilicen navegadores con detección online de código malicioso no estarán recibiendo ninguna advertencia. Les recomiendo que, en cualquier caso, esperen a mañana para visitar el sitio, o bien manténganse informados en esta misma entrada y eviten navegar por otras publicaciones hasta que se confirme la eliminación completa de la amenaza.
Sentimos los inconvenientes que les hayan podido causar estos problemas técnicos.
Un saludo y feliz año 2014 😉
Shalafi
2º EDITADO (17/01/2014)
Como habrán podido observar, el sitio aún aparece como peligroso. He seguido investigando la causa y todo indica que el código malicioso se genera automáticamente debido a una infección en el servidor donde está alojada el sitio. Otras páginas web se están viendo afectadas igualmente.
Me he puesto en contacto son el proveedor del hosting para que lo solucionen lo antes posible.
De nuevo, reitero mis disculpas. Actualmente la solución no depende solo de mí.
Un saludo
Shalafi
3º EDITADO (19/01/2014)
Parece ser que ya está todo solucionado. El proveedor del servicio de hosting de la página ha eliminado su infección y Google confirma que ya no hay ningún peligro.
Un saludo
Shalafi
Ene
15
¿En cuántos mundos estará presente la Vida?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y la Vida ~ Comments (0)
A pesar de todo… ¡Debemos estar orgullosos!
Si lo normal es que, cada estrella esté acompañada de algunos planetas formando sistemas planetarios como el nuestro. Si entre la préyade de planetas y lunas de esos sistemas, todo se comporta como ordenan las leyes de la Naturaleza. Si como es de esperar, algún que otro planeta o, incluso luna, pueden estar situados emn la zona habitable. Si todo eso es posible (que lo es), ¿qué puede impedir que la vida prolifere por todo el Univero?
El astrónomo estadounidense Frank Drake apuntó en 1960 un telescopio en el condado de Pocahontas hacia las estrellas Tau Ceti y Épsilon Eridani en busca de señales de radio de otros mundos. ¡Era tanta la ilusión volcada en aquel proyecto! y, sin embargo, nada se pudo aclarar…aunque, el ániomo no decayó nunca.
Tau Ceti, en la Constelación de la Ballena (Cetus), es una estrella muy parecida a nuestro Sol. Tiene una clase espectral G8 -la del Sol es G2- y un tamaño ligeramente inferior. Después de Alfa Centauri A es una de las estrellas que más se parecen al Sol y, algunos, como Carl Sagan y Shklovskii, abogaban por el hecho de que albergaban planetas con las condiciones aptas para la vida. Si tiene algún planeta situado a la distancia adecuada, como lo está la Tierra del Sol, pudiera haberse desarrollado un escenario natural propicio para la existencia de seres vivos.
Desde luego, Tau Ceti y Epsilon Eridani son dos de las estrellas favoritas de los más grandes expertos en la búsqueda de vida extraterrestre, una investigación que desde finales de los años cincuenta se viene desarrollando por métodos que nada tienen que ver con los famosos platillos volantes tan famosos por aquel entonces.
En 1960, Tau Ceti fue objeto del Proyecto OZMA, dirigido por el radioastrónomo norteamericano Frank Drake. Este fascinante proyecto, pionero en el mundo en la búsqueda de la vida inteligente más allá de la Tierra, surgió ante la evidente conclusión de que si existen en la Vía Láctea, nuestra Galaxia, otras civilizaciones avanzadas, su actividad también tendría que ser suficiente para detectar desde aquí las ondas electromagnéticas que produce.
Hemos estado muy ocupados en la búsqueda de inteligencia extraterrestre, En el esfuerzo denominado SETI que comenzó hace 50 años con un análisis de las ondas de radio extraterrestre provenientes de Tau Ceti y Epsilon Eridani. No se han tenido noticias positivas desde aquellas regiones del espacio que, en verdad, dieron muichas esperanzas.
En el Observatorio de Green Bank, en el Estado norteamericano de Virginia, Drake orientó el radiotelescopio hacia Tau Ceti, pero no captó ninguna señal que pudiera entenderse como una emisión artificial. Sin embargo, él eligió después a Epsilon Eridani y hubo sorpresa, aunque duró muy poco tiempo. Se recibieron unas extrañas señales de radio que mostraban un misterioso intervalo: se producín cada 10 días; después silencio. Pero enseguida se comprobó que las emisiones radiofónicas no llegaban de Epsilon Eridani, sino desde la Tierra, puesto que se trataba de una interferencia.
Desde que Drake abordó, en 1960, el Proyecto OZMA, se han realizado decenas de proyectos para escuchar las señales de radio de potenciales civilizaciones instaladas en plaentas que orbitan otras estrellas. Incluso el propio Drake y Sagan utilizaron el gigantesco radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, para estudiar varias galaxias.
Impresionante vista de la Vía Láctea desde el Manua Kea
Es cierto que, la simple observación del firmamento desmiente de manera natural la hipótesis de que el hombre sea un caso aislado en el cosmos. Existen en la Vía Láctea entre 150 000 y 200 000 millones de estrellas, y hay, a su vez, miles de millones de galaxias además de la nuestra. Creer que sólo la Tierra alberga la vida es la mejor invitación al error y a la decepción que pudiera cometer la Ciencia, a pesar de que aún no tengamos pruebas de su existencia en otros lugares del Universo. Es muy posible que los científicos no hayan aprendido todavía a buscar correctamente, o que no tengamos los instrumentos tecnológicos adecuados, o, que no sepamos interpretar las eñales de radio que nos envían. O también puede haber ocurrido que las eñales que nos enviarón hace mil o quince millones de años no hayan llegado todavía hasta nosotros, puesto que las ondas electromagnéticas se desplazan, como la luz, a velocidades próximas a los 300 000 km/s.
Aunque ese valor vertiginoso nos parezca una velocidad asombrosamente grande, en realidad, si estamos tratando con distancias astronómicas, la cosda requiere mucho, mucho tiempo. La hipotética señal enviada por una civilización situada en Alfa Centauri no se recibiría antes de 4 años, el sistema estelar más cercano, y, de la misma manera, las señales que nosotros hemos lanzado al espacio tratándo de comunicarnos con esas posibles civilizaciones, llevan andado el camino que sería la distancia que la luz, podría recorrer en menos de cien años que es el tiempo en que fueron enviadas. Si hay alguien escuchando en un planeta cerca de Polaris, la estrella polar del norte, aún tendrá que esperar más de cincuenta años, y en Canopus, la estrella más brillante de Carina (la Quilla del Navío) a 1 100 a.l. de nosotros, aún tardaría un milenio. En cambio, las pruebas de nuestra existencia en forma de radiación electromagnética todavía tardarán 2,3 millones de años en llegar a la Galaxia Andrómeda (M 31), la más próxima a nosotros. Cuando lleguen hasta allí quizá seámos muy diferentes, o tal vez hayamos evolucionado lo necesario para llegar antes allá, por algún atajo ahora desconocido que sea capaz de burlar el muro de la velocidad de la luz.
Es verdad que, cuando se saben cosas, el sufrimiento crece. Somos conscientes de la impotencia y la frustación a la que, no pocas veces, nos llevan los conocimientos (ya sabeis…Ojos que no ven…). Ya nos gustaría poder contemplar una imagen completa de nuestra Galaxia, La Vía Láctea. Sin embargo, su enorme diámetro de cien mil años-luz, hace casi imposible que podamos llevar un ingenio tecnológico robotizado hasta las afueras de la galaxia para que la pueda captar en todo su esplendor y magnificencia y, desde la órbita de la Tierra, dentro de la misma Galaxia, resulta imposible captar esa imagen de nuestra Gran Casa.
Todos conocemos la famosa ecuación de Drake que realizó basándose en conocimientos astronómicos actuales y aplicándo toda la cadena de condicionantes necesarios para que que pueda haber vida en otros lugares del Cosmos:
El número de estrellas de la Vía Láctea; la proporción de ellas que, por sus características, pudieran ser candidatas a albergar sistemas planetarios como el nuestro; los planetas que, dentro de esos sistemas, podrían acoger formas de vida: el número de dichas formas de vida que pueda desarrollar la inteligencia y que, además, querría enviar mensajes al espacio para comunicarse con otros seres inteligentes y otros factores que concurren en el prototipo de civilizaciones tecnológicas avanzadas.
La exótica heroína de Avatar que de manera magistral nos enseñó como podían ser otros mundos
Cuando los encontremos, también nos daremos de bruce con el hecho de que, pudieran estar situados muy por detrás de nsootros en el conocimiento de las tecnologías y, sus vidas, dependieran más de su conexión directa con la Naturaleza de su Planeta. Es decir, podrían “sin estarlo” ser más avanzados que nosotros en haber sabido elegir el medio de vida más sencillo y natural y, más auténtico. Si fuera así, espero que sepamos respetar sus derechos.
Los cálculos de Drake son lo bastante rigurosos como para no caer en el error de tratar de establecer cifras concretas, y por ello habla sólo de un abanico de posibilidades, desde la más optimista a la más pesimista. Dentro de ello, el propio Drake cree que en la Vía Láctea pueden existir aproximadamente, unas diez mil civilizaciones con la tecnología y el conocimiento necesaqrios para comunicarse con nosotros, aunque es posible que haya muchísimas más, incluso millones de ellas.
En el contexto de la Naturaleza, ¿qué somos? Lo cierto es que no mucho. En una Galaxia de cien mil años-luz de diámetro y situados a unos treinta mil años-luz del núcleo de la Galaxia, en un pequeño mundo en el que compartimos el habitat con una infinidad de especies -no todas conocidas-, lo cierto es que, tendemos a creer que somos más importantres de lo que en realidad somos y, para que nuestras mentes no piensen mucho en la realidad en la que estamos inmersos, inventamos nuestra propia realidad en la que sí, tenemos cierta importancia ficticia que quiere apartarse de una verdad que, ciertamente nos incomada, toda vez que estamos y estaremos a mecerd de la Naturaleza a la que nuestras frágiles vidas están expuestas.
Debemos fijarnos en que los primeros cálculos cifraban la población estelar de la Vía Láctea en unso cien mil millones, pero las estimaciones más recientes han incrementado el número de estrella hasta los 200 000 millones. Suponiendo que sólo una de cada diez estrellas tenga planetas como la Tierra o similares a su alrededor, el número de lugares aptos para la vida tal como es conocida por nosotros sería de 15 000 a 20 000 millones. Saber cuáles de ellos albergan vida inteligente y capaz de comunicarse con nosotros, equivale a a intentar averiguar qué estrella en una galaxia como la nuestra, situada a diez mil millones de a.l. de la Tierra, explotará como supernova en priomer lugar.
Después de todo aquello surgió con fuerza el programa SETI que cuenta con millones de anónimos colaboradores, cuyos ordenadores analizan de forma automática determinadas señales de radio que se les envían por Internet con el fin de determinar si son o no de origen artificial. Puede que la era Internet nos lleve a enterarnos por correo electrónico de la existencia de vida fuera de la Tierra. Sin embargo, yo creo que el encuentro, será de otra manera.
Observatorio Espacial Kepler de la NASA
Kepler descubre múltiples planetas que transitan una sola estrella. La nave espacial Kepler, de la NASA, ha descubierto el primer sistema planetario confirmado con más de un planeta que transita o pasa frente a la misma estrella.
Señales que indican el tránsito de dos planetas del tamaño de Saturno fueron halladas entre los datos recogidos de una estrella similar al Sol, la cual ha sido llamada “Kepler-9″. A los planetas se los llamó Kepler-9b y Kepler-9c. El descubrimiento incorpora la observación de más de 156.000 estrellas, llevada a cabo durante siete meses, como parte de la búsqueda actual de planetas de tamaño similar a la Tierra fuera de nuestro sistema solar. Los hallazgos serán publicados en la edición del jueves de la revista Science.
La cámara de alta precisión de la nave espacial Kepler registra las pequeñas disminuciones en el brillo de una estrella, las cuales tienen lugar cuando un planeta transita frente a ella. El tamaño de una estrella se puede inferir a partir de estas pequeñas disminuciones.
Concepto artístico de dos planetas del tamaño de Saturno dentro del sistema planetario Kepler
La distancia entre el planeta y la estrella se puede calcular midiendo el tiempo que transcurre entre las sucesivas disminuciones del brillo, las cuales se producen mientras el planeta orbita la estrella. Pequeñas variaciones en la regularidad de estas disminuciones se pueden utilizar con el fin de determinar las masas de los planetas y también para detectar otros planetas en el sistema que no se encuentren transitando.
En el mes de junio pasado, los investigadores de la misión sometieron a evaluación de algunos colegas los hallazgos que identificaban más de 700 cuerpos que podrían ser considerados como planetas; estos hallazgos fueron obtenidos durante los primeros 43 días de recopilación de los datos proporcionados por la nave espacial Kepler. Dichos datos incluían otros cinco sistemas candidatos que parecen exhibir más de un planeta en tránsito. Recientemente, el equipo de la misión Kepler identificó un sexto blanco que muestra múltiples tránsitos y logró acumular suficiente información de seguimiento como para confirmar este sistema de múltiples planetas.
Sabiendo ahora todo lo que sabemos de la vida en la Tierra, donde la podemos encontrar los los lugares más insospechados y menos (al parecer) aptos para su presencia: Minas en las profundidades de la Tierra, en Chuimeneas marinas abisales, en aguas salinas, en ríos con agua que tiene un Ph imposible y llena de metales pesados, en lugares de los más inhóspitos que imaginar podamos…Si eso es así (que lo es), ¿cómo podemos negar la existencia de vida en otros planetas?Son muchas las razones de que, hasta el momento no la hayamos podido encontrar: sobre todo las distancias y la tecnología adecuada de la que carecemos (de momento).
Recordad: “La ausencia de pruebas, no es prueba de ausencia”.
emilio silvera
Ene
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¡Es todo tan complicado!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo: Todo Energía ~ Comments (0)
Sólo universos que están muy cerca de la divisoria crítica pueden vivir el tiempo suficiente y tener una expansión suave para la formación de estrellas y planetas… y ¡vida! No es casual que nos encontremos viviendo miles de millones de años después del comienzo aparente de la expansión del universo y siendo testigos de un estado de expansión que está muy próximo a la divisoria que marca la “Densidad Crítica”
Gráfico: Sólo en el modelo de universo que se expande cerca de la divisoria crítica (en el centro), se forman estrellas y los ladrillos primordiales para la vida. La expansión demasiado rápida no permite la creación de elementos complejos necesarios para la vida. Si la densidad crítica supera la ideal (más cantidad de materia), el universo será cerrado y terminará en el Big Crunch.
El hecho de que aún estemos tan próximos a esta divisoria crítica, después de algo más de trece mil millones de años de expansión, es verdaderamente fantástico. Puesto que cualquier desviación respecto a la divisoria crítica crece continuamente con el paso del tiempo, la expansión debe haber empezado extraordinariamente próxima a la divisoria para seguir hoy tan cerca (no podemos estar exactamente sobre ella).
Pero la tendencia de la expansión a separarse de la divisoria crítica es tan solo otra consecuencia del carácter atractivo de la fuerza gravitatoria. Está claro con sólo mirar el diagrama dibujado en la página anterior que los universos abiertos y cerrados se alejan más y más de la divisoria crítica a medida que avanzamos en el tiempo. Si la gravedad es repulsiva y la expansión se acelera, esto hará, mientras dure, que la expansión se acerque cada vez más a la divisoria crítica. Si la inflación duró el tiempo suficiente, podría explicar por qué nuestro universo visible está aún tan sorprendentemente próximo a la divisoria crítica. Este rasgo del universo que apoya la vida debería aparecer en el Big Bang sin necesidad de condiciones de partida especiales.
Gráfico: La “inflación” es un breve periodo de expansión acelerada durante las primeras etapas de la Historia del Universo.
Composición del universo
Podemos concretar de manera muy exacta con resultados fiables de los últimos análisis de los datos enviados por WMAP. Estos resultados muestran un espectro de fluctuaciones gaussiano y (aproximadamente) invariante frente a escala que coincide con las predicciones de los modelos inflacionarios más generales.
Dicen los cosmólogos que el universo estaría compuesto de un 4 por 100 de materia bariónica, un 23 por 100 de materia oscura no bariónica y un 73 por 100 de energía oscura. Además, los datos dan una edad para el universo que está en 13’7 ± 0’2 ×109 años, y un tiempo de 379 ± 8×103 años para el instante en que se liberó la radiación cósmica de fondo. Otro resultado importante es que las primeras estrellas se formaron sólo 200 millones de años después del Big Bang, mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora. Todavía no se han hecho públicos los resultados del análisis de una segunda serie de datos.
Algún día sabremos si en realidad es esa la composición de nuestro Universo
El principio antrópico
Parece conveniente hacer una pequeña reseña que nos explique que es un principio en virtud del cual la presencia de la vida humana está relacionada con las propiedades del universo. Como antes hemos comentado de pasada, existen varias versiones del principio antrópico. La menos controvertida es el principio antrópico débil, de acuerdo con el cual la vida humana ocupa un lugar especial en el universo porque puede evolucionar solamente donde y cuando se den las condiciones adecuadas para ello. Este efecto de selección debe tenerse en cuenta cuando se estudian las propiedades del universo.
Desde los Quarks a los pensamientos
Una versión más especulativa, el principio antrópico fuerte, asegura que las leyes de la física deben tener propiedades que permitan evolucionar la vida. La implicación de que el universo fue de alguna manera diseñado para hacer posible de la vida humana hace que el principio antrópico fuerte sea muy controvertido, ya que nos quiere adentrar en dominios divinos que, en realidad, es un ámbito incompatible con la certeza comprobada de los hechos a que se atiene la ciencia, en la que la fe, no parece tener cabida.
El principio antrópico nos invita al juego mental de probar a “cambiar” las constantes de la naturaleza y entrar en el juego virtual de ¿qué hubiera pasado si…?
¿Nuestra presencia en el Universo? ¡La gran pregunta!
Especulamos con lo que podría haber sucedido si algunos sucesos no hubieran ocurrido de tal o cual manera para ocurrir de esta otra. ¿Qué hubiera pasado en el planeta Tierra si no aconteciera en el pasado la caída del meteorito que acabó con los dinosaurios? ¿Habríamos podido estar aquí hoy nosotros? ¿Fue ese cataclismo una bendición para nosotros y nos quitó de encima a unos terribles rivales?
Fantasean con lo que pudo ser…. Es un ejercicio bastante habitual; sólo tenemos que cambiar la realidad de la historia o de los sucesos verdaderos para pretender fabricar un presente distinto. Cambiar el futuro puede resultar más fácil, nadie lo conoce y no pueden rebatirlo con certeza. ¿Quién sabe lo que pasará mañana?
No importa cuán atentamente miremos por la ventana de la moderna nave espacial la imagen de la Tierra, su futuro previsto es incierto. Por mucho que profundicemos en nuestras mentes, nunca podremos saber lo que mañana pasará, el futuro no existe, es algo por llegar y, aunque podemos formular teorías de lo que será…sólo serán eso, teorías. ¿Quién puede asegurar que “mañana” no caerá un meteorito sobre nosotros?
Lo que ocurra en el universo está en el destino de la propia naturaleza del cosmos, de las leyes que lo rigen y de las fuerzas que gobiernan sus mecanismo sometido a principios y energías que, en la mayoría de los casos, escapan a nuestro actual conocimiento.
Lo que le pueda ocurrir a nuestra civilización, además de estar supeditado al destino de nuestro planeta, de nuestro Sol y de nuestro Sistema Solar y la galaxia, también está en manos de los propios individuos que forman esa civilización y que, con sensibilidades distintas y muchas veces dispares, hace impredecibles los acontecimientos que puedan provocar individuos que participan con el poder individual de libre albedrío.
El Tiempo es como una escalera que, a medida que la subimos, se va destruyendo a nuestras espaldas. Nunca podremos regresar al pasado. El Universo sólo marcha en una sóla dirección: ¡El Futuro! Que al no existir tampoco conocemos y etamos inmersos en un viaje hacia lo desconocido y nunca podremos saber lo que será de la Humanidad en el mañana, es el Principio de Incertidumbre presente en la Física que también, nos afecta a nosotros. Sabemos donde estamos hoy pero… ¿Dónde estaremos mañana?
Siempre hemos sabido especular con lo que pudo ser o con lo que podrá ser si…, lo que, la mayoría de las veces, es el signo de cómo queremos ocultar nuestra ignorancia. Bien es cierto que sabemos muchas cosas pero, también es cierto que son más numerosas las que no sabemos.
Sabiendo que el destino irremediable de nuestro mundo, el planeta Tierra, es de ser calcinado por una estrella gigante roja en la que se convertirá el Sol cuando agote la fusión de su combustible de hidrógeno, helio, carbono, etc, para que sus capas exteriores de materia exploten y salgan disparadas al espacio exterior, mientras que, el resto de su masa se contraerá hacia su núcleo bajo su propio peso, a merced de la gravedad, convirtiéndose en una estrella enana blanca de enorme densidad y de reducido diámetro. Sabiendo eso, el hombre está poniendo los medios para que, antes de que llegue ese momento (dentro de algunos miles de millones de años), poder escapar y dar el salto hacia otros mundos lejanos que, como la Tierra ahora, reúna las condiciones físicas y químicas, la atmósfera y la temperatura adecuadas para acogernos.
Pero el problema no es tan fácil y se extiende a la totalidad del universo que, aunque mucho más tarde, también está abocado a la muerte térmica, el frío absoluto si se expande para siempre como un universo abierto y eterno, o el más horroroso de los infiernos, si estamos en un universo cerrado y finito en el que, un día, la fuerza de gravedad, detendrá la expansión de las galaxias que comenzarán a moverse de nuevo en sentido contrario, acercándose las unas a las otras de manera tal que el universo comenzará, con el paso del tiempo, a calentarse, hasta que finalmente, se junte toda la materia-energía del universo en una enorme bola de fuego de millones de grados de temperatura, el Big Crunch. (ahora se sabe que el Big Crunch, nunca se producirá en este universo abierto cuya densidad de materia es muy cercana a la D.C.)
El irreversible final está entre los dos modelos que, de todas las formas que lo miremos, es negativo para la Humanidad (si es que para entonces aún existe). En tal situación, algunos ya están buscando la manera de escapar.
Las galaxias se alejan las unas de las otras, de manera que, al final, estaremos sólos y el frío será el principal factor para que la vida, no pueda estar presente. ¿Podremos solucionar ese gran problema?
Stephen Hawking ha llegado a la conclusión de que estamos inmersos en un multiuniverso, esto es, que existen infinidad de universos conectados los unos a los otros. Unos tienen constantes de la naturaleza que permiten vida igual o parecida a la nuestra, otros posibilitan formas de vida muy distintas y otros muchos no permiten ninguna clase de vida.
Este sistema de inflación autorreproductora nos viene a decir que cuando el universo se expande (se infla) a su vez, esa burbuja crea otras burbujas que se inflan y a su vez continúan creando otras nuevas más allá de nuestro horizonte visible. Cada burbuja será un nuevo universo, o mini-universo en los que reinarán escenarios diferentes o diferentes constantes y fuerzas.
Inflación eternamente reproductora de otros universos que surgen de fluctuaciones del vacío
El escenario que describe el diagrama dibujado antes, ha sido explorado y el resultado hallado es que en cada uno de esos mini-universos, como hemos dicho ya, puede haber muchas cosas diferentes; pueden terminar con diferentes números de dimensiones espaciales o diferentes constantes y fuerzas de la naturaleza, pudiendo unos albergar la vida y otros no.
El reto que queda para los cosmólogos es calcular las probabilidades de que emerjan diferenta mini-universos a partir de esta complejidad inflacionaria ¿Son comunes o raros los mini-universos como el nuestro? Existen, como para todos los problemas planteados, diversas conjeturas y consideraciones que influyen en la interpretación de cualquier teoría cosmológica futura cuántico-relativista. Hasta que no seamos capaces de exponer una teoría que incluya la relatividad general de Einstein (la gravedad-cosmos) y la mecánica cuántica de Planck (el cuanto-átomo), no será posible contestar a ciertas preguntas.
¿Qué podremos hacer en el futuro? ¿Qué sabremos? ¿Existirán más dimensiones de las que podemos ver?
Todas las soluciones que buscamos parecen estar situadas en teorías más avanzadas que, al parecer, sólo son posibles en dimensiones superiores, como es el caso de la teoría de supercuerdas situada en 10 ó 26 dimensiones. Allí, si son compatibles la relatividad y la mecánica cuántica, hay espacio más que suficiente para dar cabida a las partículas elementales, las fuerzas gauge de Yang-Mill, el electromagnetismo de Maxwell y, en definitiva, al espacio-tiempo y la materia, la descripción verdadera del universo y de las fuerzas que en él actúan.
Científicamente, la teoría del hiperespacio lleva los nombres de Teoría de Kaluza-Klein y supergravedad. Pero en su formulación más avanzada se denomina Teoría de Supercuerdas, una teoría que desarrolla su potencial en nueve dimensiones espaciales y una de tiempo: diez dimensiones. Así pues, trabajando en dimensiones más altas, esta teoría del hiperespacio puede ser la culminación que conoce dos milenios de investigación científica: la unificación de todas las fuerzas físicas conocidas. Como el Santo Grial de la Física, la “teoría de todo” que esquivó a Einstein que la buscó los últimos 30 años de su vida.
La Gravedad, si en esos hipotéticos universos existe la Materia, allí estará presente. Sin Materia no puede haber Gravedad pero, tampoco espacio-tiempo. El espacio se crea a medida que la materia se mueve y expande creando el tiempo y el espacio.
Durante el último medio siglo, los científicos se han sentido intrigados por la aparente diferencia entre las fuerzas básicas que mantienen unido al cosmos: la Gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil. Los intentos por parte de las mejores mentes del siglo XX para proporcionar una imagen unificadora de todas las fuerzas conocidas han fracasado. Sin embargo, la teoría del hiperespacio permite la posibilidad de explicar todas las fuerzas de la naturaleza y también la aparentemente aleatoria colección de partículas subatómicas, de una forma verdaderamente elegante. En esta teoría del hiperespacio, la “materia” puede verse también como las vibraciones que rizan el tejido del espacio y del tiempo. De ello se sigue la fascinante posibilidad de que todo lo que vemos a nuestro alrededor, desde los árboles y las montañas a las propias estrellas, no son sino vibraciones del hiperespacio.
Antes mencionábamos los universos burbujas nacidos de la inflación y, normalmente, el contacto entre estos universos burbujas es imposible, pero analizando las ecuaciones de Einstein, los cosmólogos han demostrado que podría existir una madeja de agujeros de gusano, o tubos, que conectan estos universos paralelos.
No será nada fácil salir de nuestra Galaxia en la que estamos confinados
Para poder viajar por el Hiperespacio, primero debemos encontrar la puerta que nos lleve a él, y, me temo que, las posibles navez que pudieran realizar tales viajes, necesitarían poseer condiciones y disponer de energías que, ahora, ni podemos imaginar. Pero, eso sí, el Hiperespacio está ahí, esperándonos.
Aunque muchas consecuencias de esta discusión son puramente teóricas, el viaje en el hiperespacio puede proporcionar eventualmente la aplicación más práctica de todas: salvar la vida inteligente, incluso a nosotros mismos, de la muerte de este universo cuando al final llegue el frío o el calor.
Esta nueva teoría de supercuerdas tan prometedora del hiperespacio es un cuerpo bien definido de ecuaciones matemáticas. Podemos calcular la energía exacta necesaria para doblar el espacio y el tiempo o para cerrar agujeros de gusano que unan partes distantes de nuestro universo. Por desgracia, los resultados son desalentadores. La energía requerida excede con mucho cualquier cosa que pueda existir en nuestro planeta. De hecho, la energía es mil billones de veces mayor que la energía de nuestros mayores colisionadores de átomos. Debemos esperar siglos, o quizás milenios, hasta que nuestra civilización desarrolle la capacidad técnica de manipular el espacio-tiempo utilizando la energía infinita que podría proporcionar un agujero negro para de esta forma poder dominar el hiperespacio que, al parecer, es la única posibilidad que tendremos para escapar del lejano fin que se avecina. ¿Que aún tardará mucho? Sí, pero el tiempo es inexorable, la debacle del frío o del fuego llegaría.
¿Qué encontraríamos en ese Hiperespacio imaginado?
No existen dudas al respecto, la tarea es descomunal, imposible para nuestra civilización de hoy, ¿pero y la de mañana?, ¿no habrá vencido todas las barreras? Creo que el hombre es capaz de plasmar en hechos ciertos todos sus pensamientos e ideas, sólo necesita tiempo: Tiempo tenemos mucho.
Esos mundos futuros con poderosas tecnologías, nos llevarán a lugares ahora sólo imaginados.
Necesitaremos paciencia, mucha curiosidad que satisfacer y estar dispuesto a realizar el trabajo necesario. Cuando en 1.900, Max Planck, el físico alemán escribió un artículo sobre la radiación de cuerpo negro que él decía emitirse en paquetes discretos, no continuos, a los que llamó “cuantos”, nadie fue capaz de suponer que allí estaba la semilla de lo que más tarde se conocería como la Teoría de la Mecánica Cuántica que describía a la perfección el sistema matemático que nos descubrió el universo del átomo, de lo muy pequeño, infinitesimal. Por los años de 1.925 y 1.926, Edwin Schrödinger, Werner Heisemberg y otros muchos desarrollaron esta teoría que derribó las barreras de creencias firmes durante siglos.
En 1.905 y más tarde en 1.916, llegó Einstein y nos trajo otra visión del mundo de la Física y del Universo, la Teoría de la Relatividad fue como supernova, aquello explotó y su onda expansiva aún está en camino y nos puede decir muchas cosas.
¡El Universo! ¡Es todo tan complicado! Pero no lo olvidemos: ¡Todo es energía que se presenta en diversas formas, alguna incluso, como pensamientos!
emilio silvera