jueves, 21 de noviembre del 2024 Fecha
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¿Lo más importante? ¡Siempre será el Amor!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Amor    ~    Comentarios Comments (0)

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Procuremos que el mundo mejore y que los comportamientos humanos lleguen a un nivel se consciencia que sea común para todos. Es decir, que podamos sentir el dolor ajeno como el propio dolor, que todos tengamos los mismos derechos, que nadie quede nunca marginado, que sea el Amor el verdadero motor que mueva el mundo y, cuando eso se consiga, entonces y sólo entonces, nos podremos llamar… ¡¡Humanos!!

Momentos inolvidables junto al ser Amado

¿Qué se puede comparar con esos monentos vivídos junto al Ser Amado? Nada causa más placer, nada tiene un efecto tan relajante, nada puede ser (aunque parezca contradictorio) tan excitante. Una simpla mirada, una caricia, una sonrisa un mensaje en silencio. Todo eso y mucho más es el Amor que, sin limitación alguna perdura para siempre cuando hace honor a ese y es verdadero.

Después de esos primeros momentos mágicos de la juventud enamorada, cuando el tiempo pasa, cuando la pareja se estabiliza y concluyen su primer recorrido creando un para vivir juntos toda la vida. Cuando llegan esos hijos frutos de ese Amor sin fín, entonces, y sólo entonces, se verá qué clase de Amor es del que estamos hablando. En el Amor no todo se limita a las cosas bonitas y placenteras, está ese otro camino que tienen que recorroer los enamorados que es duro, muy duro y, mientras ese tioempo transcurre, comprenden mejor lo que sus padres les decían.

Una vez unidos, esos dos componentes desiguales del Amor (Hombre y Mujer) que forman la Unidad la desigualdad, comienzan el camino de la familia, y, tal recorrido, les lleva a sentir las mejores y más duras experiencias: Luchar por conseguirle a los hijos lo que ellos no tuvieron.

Claro que no todo es fiesta y jolgorio. Los momentos difíciles están ahí y, cuando el Amor hace honor a ese , todo se puede sobrellevar y, al final, prevalece y resplandece la esencia que en él estaba encerrada, pasando todos los momentos malos y recuperando esa paz y ese sosiego que los enamorados necesitan para amarse. El enamorado piensa que sufrir, por algo que valga la pena, es una alegría. No, no es masoquista, es que se encuentra en un estado especial que le hace ver las cosas como realmente son y sabe dónde hay que sacrificarse.

No todos lo pueden lograr y, hacer el recorrido juntos hasta el final… ¡Ese es, el Amor verdadero!

Después de muchos años juntos, de sobrellevarse el uno al otro, de conocerse hasta el punto de poder hablar sin palanbras, una simple mirada se expresa de tal manera que, los sonidos de la voz, han dejado de ser necesarios. Ese punto del Amor, en este mundo de hoy, ¿cuántods lo pueden conquistar? Lo cierto es que, para conseguirlo, el secreto está en el respeto mutuo, en hacer de cada día ese “dia de san valentin”, que no sea un sólo día al año, sino que, durante los 365, le estémos regalando a la persona amada, toda clase de preciosos presentes en de un buen comportamiento, ayudándole en todo aquello que pueda necesitar y, sobre todo. Que nunca, en ninguna situación, la persona amada se sienta sola, siempre tiene que sentir que estamos junto a ella en todas las circunstancias para amarla y defender sus derechos como persona.

La fuerza del Mundo, la energía del Universo, la misma que está en las estrellas del cielo, también, presente en nosotros, sale a la luz del mundo en la manera que la Naturaleza ha elegido para ello: La descendencia que nos muestra el fruto del Amor. Por ello luchamos y son ellos los que nos seguir adelante en los momentos en los que, el desaliento pretende apoderarse de nosotros. Mirámos lo que nos rodea y dándole un ppapirotazo a la desazón y al desaliento, volvemos atomar energías renovadas que, no sabemos de dónde podrán venir pero… ¡Ahí están! El Amor es mucho Amor.

Hablar del Amor y pretender aquí, en unas pocas palabras adornadas con imágenes, explicar lo que es el Amor, sería muy pretencioso, toda vez que, el Amor es más, mucho más que lo que yo os pueda decir en unas líneas surgidas de mis pensamientos de un  momento. Sentirlo primero profundamente y explicarlos después, ha traído de cabeza a los mejores poetas y, desde luego yo, no soy uno de ellos.

¡El Consejo! Ser comprensible en todo y, sobre todo, ser generosos, dar más de lo que se espera recibir.

emilio silvera

¿Sabremos alguna vez, hacia dónde vamos?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Futuro incierto    ~    Comentarios Comments (0)

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Roger Penrose, profesor de la Universidad de Oxford y autor de obras como La nueva mente del emperador o El camino de la realidad se enfrenta, en Las sombras de la mente, a la ambiciosa tarea de llegar a una comprensión científica de la mente humana, que, en su opinión, no reducirse a los esquemas simplistas de quienes sostienen que la mentalidad consciente procede como un ordenador y puede explicarse en términos de modelos computacionales.
Comienza por ello demostrando que la «comprensión» es algo que va mucho más allá de la mera computación, y trata de averiguar de qué modo la consciencia aparece «a partir de la materia, el espacio y el tiempo». Penrose sostiene que mientras las señales neuronales pueden comportarse como sucesos explicables en términos de la física clásica, las conexiones las neuronas están controladas a un nivel más profundo, donde debe existir una actividad en la frontera cuántico/clásico.
El nivel neuronal que nos describen las representaciones habituales del cerebro es una mera sombra de una actividad más profunda donde debe buscarse la base física de la mente: el campo mecano-cuántico que los humanos experimentamos como consciencia y libre albedrío. Su propuesta, tan atrevida, le obliga a profundizar en aspectos complejos e innovadores de la ciencia, pero deja abierto un camino que, a tra vés de u na selecci ón de las partes más accesibles del libro, cualquier lector pueda seguir con facilidad el argumento que expone. Como ha dicho Christopher Lehmann-Haupt, Penrose nos revela en este libro mundos insospechados, difíciles de ver, pero que, conducidos por él, «resulta emocionante imaginar».

Cuando se lee un buen libro, se saborean sus pasajes más interesantes y, al final, sientes un poco de pena porque aquello se termine tan pronto. Sientes que quieres más, te quedas algo insatisfecho de no haber podido llegar más lejos, de profundicar más en aquello que tánto llamó tu atención y despertó tu curiosidad. Saber sobre aquello que te preocupa es tan vital la mente que, cuando no desarrollar ciertos pensamientos por falta de conocimientos, te sientes frustrado y, de alguna manera, sufres por no saber.

Habiendo finalizado la lectura de Las sombras de la mente, de Roger Penrose, en la que nos habla de la posibilidad de comprender de científica lo que la conciencia es y, extrapola dicha conciencia, ese otro mundo de la I.A., en el que, si nada lo remedia, estamos inmersos hasta tal punto que, en el futuro más o menos lejano, será lo que predomine tanto aquí en la la Tierra, como en los mundos y lunas que nos acompañan en el Sistema solar, e, incluso, mucho más allá. Ellos serán, los Robots, los que surquen los cielos y el espacio interestelar en busca de las estrellas.

Ciertamente, cuando pensamos en los pensamientos que generan los seres vivos y conscientes y, lo que es en realidad la computación de la I.A., al menos yo, no me puedo imaginar un robot que pueda llegar a tener sentimientos. Creo firmemente que los sentimientos son exclusivos de los seres vivos que llegan a tener consciencia de Ser.

La computación y el Pensamiento consciente

En los últimos tiempos, mucho es lo que se habla de la I.A., y, algunos, nos preguntamos: ¿Será posible que en un futuro más o menos lejano, eso que llamamos Inteligencia Artificial, nos pueda superar? Hay corrientes en ese sentido que nos llevan a pensar y, ¿por qué no? A preocuparnos profundamente. Si hacemos caso de esas afirmaciones (quizá algo extremas pero, con visos de verdad) de los que defienden a capa y espada el futuro de la I.A., diciendo que, con el tiempo, los ordenadores y los robots superarán a los humanos en inteligencia al llegar a tener todas y cada una de las capacidades humanas y otras que, los humanos nunca podrán tener. Entonces, estos ingenios serían capaces de muchísimo más que ayudar simplemente a nuestras tareas inteligentes.

De hecho, tendrían sus propias y enormes inteligencias. Podríamos entonces dirigirnos a estas inteligencias superiores en busca de consejo y autoridad en todas las cuestiones complejas y de interés que, por nosotros mismos, no pudiéramos solucionar; ¡y finalmente podrían resolver los problemas del mundo que fueron generados por la Humanidad!

Pesa 150 kilogramos, tiene aspecto humanoide y se llama Robonaut-2 (R-2 los amigos). androide será lanzando al espacio y pronto será el compañero de los tripulantes de la Estación Espacial Internacional. Por algo se comienza y, nunca se sabe todo terminará.

Pero, si todo eso fuera así (que podría llegar a serlo), podríamos extraer otras consecuencias lógicas de estos desarrollos potenciales de la I.A. que muy bien podría generar una cierta alarma muy justificada ante una situación tan atípica, en la que, unos “organismos” artificiales creados por nosotros mismos, nos superen y puedan llegar más lejos de lo que nosotros, podríamos ser capaces de llegar nunca. ¿No harían estos ordenadores y Robots, a la larga, que los Humanos fueran superfluos ellos?

Si los Robots guiados por ordenadores insertados en sus cerebros positrónicos o espintrónicos, o, guiados por un enorme y potente Ordenador Central, resultaran ser muy superiores a nosotros en todos los aspectos, entonces, ¿no descubrirían que pueden dirigir el mundo sin necesidad alguna de nosotros? La propia Humanidad se habría quedado obsoleta. Quizá, si tenemos suerte, ellos podrían conservarnos animales de compañía (como alguien dijo en cierta ocasión); o, si somos inteligentes, podríamos ser capaces de transferir las “estructuras de información” que somos “nosotros mismos” a una de robot ( han pensado algunos otros), o quizá no tengamos esa suerte y no lleguemos a ser tan inteligentes…

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En un presente en el que el espacio y otros mundos y lunas estarán ya poblados por robots que hacen diversas funciones científísicas o no que, todavía los humanos no podremos realizar. Sin embargo, se espera que en ese campo, se avance mucho más y se puedan colonias de robots inteligentes en esos mundos para que sean los que prepararen nuestra llegada posterior

Colonizar el espacio con robots es un antiguo argumento de obras de ciencia-ficción, algo que podría ser una realidad en el futuro. La imagen de arriba, a no tardar mucho, podría ser una realidad. De momento hemos enviado sondas y naves espaciales y rovers-laboratorios andarines que corretean por esos mundos lejanos pero, en el futuro,  las cosas serán distintas y los robots humanoides serán los que viajaran en naves debidamente pertrecahdas para labores científicas y de investigación ahora impensables.

iStruct Demonstrator, robot espacial (crédito: DFKI)

        Robot simio para colonizar la Luna

Por otra , quiero pensar que, lo que hace y es capaz de realizar nuestro cerebro creador de pensamientos, nunca será del dominio de la I.A. que, nunca podrán describir o realizar funciones que de manera natural realizan nuestras mentes. ¿Llegarán a tener mentes de verdad los Robots del futuro? ¿Será posible que lleguen a tener sentimientos, a sentir miedo, a poder llorar? ¿Tiene algún sentido que hablemos de semejantes cosas en términos científicos? También podríamos pensar que, la Ciencia, no está capacitada abordar ciertas cuestiones relacionadas con la complejidad de la Conciencia Humana.

Claro que, por otra parte, no podemos dejar de pensar en el hecho cierto de que, la propia materia parece tener una existencia meramente transitoria puesto que transformarse de una en otra, sabemos que en las estrellas se transmutan los elementos sencillos en otros más complejos, e, incluso -no lo sabemos-, podría ser que esas transformaciones llevadas de la mano  evolutiva de los procesos naturales, llevaran esas transformaciones hacia niveles impensables que… ¡Incluso podrían ser de energía consciente! Y pensar que todo eso es posible a partir de la “materia inerte”…

Ciertamente, son muchos los que piensan que el futuro será transhumano, es decir, que el mundo estará regido por ellos.

Incluso la masa de un cuerpo material, que proporciona una medida física precisa de la cantidad de materia que contiene el cuerpo, transformarse en circunstancias apropiadas en pura energía (E = mc2) de modo que, incluso la sustancia material parece ser capaz de transformarse en algo con una actualidad meramente matemática y teórica. Dejemos en este caso, la cuántica y otras teorías a un lado centrarnos en el tema que tratamos de la I.A. y sus posibles consecuencias.

¿Permite la Física actual la posibilidad de una acción que, en principio, sea imposible de simular en un ordenador? Hoy esa respuesta no está disponible y, cuando eso vaya a ser posible, tendríamos que estar en posesión de una nueva Física mucho más avanzada que la actual.

           La imaginación siempre ha ido por delante de la realidad

No debemos apartarnos de un hecho cierto: Nuestra Mente, aunque está apoyada por un ente físico que llamamos cerebro y recibe la información del exterior a través de los sentidos, también es verdad que, de alguna manera, sale de nosotros, está fuera de nuestros cuerpos y, viaja en el tiempo y en el espacio, aprende y conoce nuevos lugares, nuevas gente, nuevos conocimientos de su entorno y de entornos lejanos y, a todos ellos, sin excepción, se trasladar de manera incorpórea con un simple pensamiento que, de manera instantánea, nos sitúa en este o aquel lugar, sin importar las distancias que nos puedan separar.

Así La física y la parte mental, aunque juntas, están separadas de una manera muy real y, luego, existe una clara divisoria entre lo físico y lo mental que ocupan distintos dominios de alcance también distintos y, hasta donde pueda llegar el dominio mental ¡No se conoce!

El futuro es incierto

no hay que descartar nunca nada. ahí está la posibilidad de que, con el tiempo, construyamos robots humanoides que decidan por sí mismos, que tengan la manera de repentizar soluciones a problemas inesperados, que incluso (como han didho alguna vez), tengan sentimientos, y, si eso es así, que nada lo impide… ¡podríamos convertirnos en esclavos de nuestra obras!

Quisiera pensar que, el humano, siempre prevalecerá sobre el “Ser Artificial”, sin embargo, tal optimismo, si pensamos en hacerlo real, nunca podrá estar a nuestro alcance. La evolución de la Ciencia, las necesidades de nuestra especie, las exigencias de una Sociedad creciente que llena el planeta límites insoportables…Todo eso, nos llevará a seguir procurando ayuda de ese “universo artificial” que, al fin y a la postre, es la única salida que tenemos poder llegar a otros mundos en los que poder alojarnos que, el planeta Tierra, no se vea literalmente asfixiado por la superpoblación. Así que, siendo las cosas así (que lo son), estamos irremisiblemente abocados a ese futuro dominado por la I.A. que, si tenemos suerte, nos dejará convivir con ella y, si no la tenemos…

Así que, el día que los Robots sean equiparables a los Humanos, ese día, habrá comenzado el principio del fin de la especie que tan tonta fue, al jugar a Dios y crear  a su propio destructor.

¿Os acordáis? Replicantes inteligentes que no querían morir y luchaban por defender sus derechos.

Para que todo esto llegara a pasar, podrían transcurrir siglos. No parece que sea muy factible que una simulación realizada por un Robot avanzado pueda ser semejante a lo que un Humano puede hoy. Sin embargo, cuando los ordenadores y Robots hayan alcanzando la inteligencia de pensamiento y el  discurrir del cerebro Humano, ese día, amigos míos, no creo que sea un día para celebrar.

Claro que, la idea de poner unir nuestras mentes a esos “Seres”, podría ser una salida, una solución híbrida paliar nuestras carencias de salir al espacio exterior por nosotros mismos y dentro de la frágil coraza humana que contiene a nuestras Mentes pensantes que, dentro de tan ligera y débil estructura, no tienen la seguridad suficiente para realizar ciertas tareas.

No quiero ser pesimista ni llevar a vuestro ánimo ideas intranquilizadoras. Sin embargo, si la cosa sigue adelante por el camino emprendido, el futuro que nos espera será ese: Convivir con los Robots, emitir leyes su control, tratar de que hagan sólo aquellos trabajos y tareas encomendadas pero, ¿cómo podremos evitar que, algún día, más evolucionados al exigirle vez más complejidad en las ayudas que nos tendrán que prestar, comiencen a pensar por sí mismos?

 

Pensar en el hecho de que algún día, podamos fabricar robots humanoides que nos superen en todo… ¡No resulta tan descabellado! Sólo hay que pensar en cómo somos y hasta dónde, nuestra inconsciencia nos puede llevar. Mirémos la Historia. Por otra parte, la Naturaleza nos ha dotado de cierta inteligencia a partir de la materia evolucionada en las estrellas que han cobrado animación. ¿Qué impide que nosotros , podamos repetir la historia fabricando a esa nueva especie?

Así que, como estamos dando a esos Robots el “Conocimiento”, la “comprensión”, la “consciencia” y, la “inteligencia”, lo estamos haciendo partícipes y están tomando posesión, de los bienes más valiosos que podemos poseer y, tal dislate…¡Podríamos pagarlo muy caro!

  • “Un Robot no puede daño a un ser humano o, mediante la inacción que un ser humano sufra daños”
  • “Un Robot debe de obedecer las ordenes dadas por los seres humanos, salvo que esto provoque un conflicto con la primera ley”
  • “Un Robot debe proteger su propia existencia, a no ser que provoque un conflicto con las dos primeras”

Estas leyes fueros enunciadas por Isaac Asimos con el objetivo de intentar que la finalidad inicial para la que se originó la robótica no fuera modificada y eso ocasionara problemas a la humanidad. Sin embargo… ¡Somos tan inconscientes!

Lo que tenga que pasar… ¡El Tiempo nos lo dirá! Pero personalmente y conociendo al Ser Humano, capaz de lo mejor y de lo peor… Yo no tengo muchas esperanzas en que, al final, no caigamos en la trampa que estamos, nosotros mismos, construyendo.

emilio silvera

¿La Vida? ¡Puede ser de tántas maneras!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La justa medida    ~    Comentarios Comments (0)

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No todo lo moderno tenemos que darlo por bueno. Como pude leer en alguna parte:

“La paradoja de nuestro tiempo en la historia es que  tenemos edificios más altos pero temperamentos más cortos,  autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.  Gastamos más pero tenemos , compramos más, pero gozamos menos.  Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas, más conveniencias, pero menos tiempo.  Tenemos más grados y títulos pero menos sentido,  más conocimiento, pero menos juicio,  más expertos, sin embargo más problemas,  más medicina, pero menos . “

 

 

Quizá el problema esté en que no sabemos donde reside lo que realmente valor, tendemos a querer tener la casa más grande, el coche que más corra, la pantalla de plasma o el celular de la última generación, siempre vamos corriendo a todas partes y, salimos de noche de casa y regresamos cuando el día ha terminado pero, cuando nos acostamos sin haber visto a los niños, ya dormidos, nos cuesta coger el sueño… La hipoteca, aquel préstamo, que no marcha, la inestabilidad de la empresa, los impagados…

 

Dedicar algún tiempo a la familia, sacrificando los beneficios compensarnos a la larga, ya que, no siempre es el dinero el que nos proporciona los mejores momentos ni los más auténticos. Estos momentos felices, residen siempre en las cosas más sencillas, es siempre lo más cercano, nuestro entorno y nuestra familia que, al fin y al cabo… ¿Qué tenemos mejor que eso? ¿Por qué luchamos mientras nuestro tiempo nos mantiene aquí?

Siendo tan efímero el tiempo que nos ha tocado vivir (así lo dispuso la Naturaleza), es un auténtico disparate la cantidad de “tiempo” que perdemos en vanalidades, en cuestiones superfluas que no tienen valor. El verdadero “tesoro” que tenemos que buscar en nuestro tránsito por este mundo es el de ser felices y, amigos míos, esa felicidad está en nosotros mismos, en la manera en que podamos plantearnos la vida. Aquel hombre viejo tenía razón cuando dijo: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

No puedo ni recordar la cantidad de veces que dejé pasar la oportunidad de ayudar a mis hijos pequeños en la tarea del colegio. Estaba de viaje, la oficina me ocupaba demasiado,  el trabajo no me dejaba mucho tiempo libre y, sin embargo, ahora miro hacia atrás, y, nada de aquello podía compensar, de hecho no compensó nunca aquellos momentos perdidos. Que no se trata de que los perdieras tú, si no que, además, se los hicisteis perder a vuestros hijos que lo echaron de menos y, seguramente, así lo recordaran.

El Tiempo sólo marcha en una dirección: La flecha del Tiempo que sigue siempre adelante y, el momento que pasó, nunca podrá volver, si en cada momento no hacemos aquello que procede … ¡Lo perderemos para siempre! Muchos son los que, pasado el tiempo se recriminan así mismo el no haber estudiado cuando muchacho, sus vidas serían ¡tan diferentes! Otros, no dejan de pensar en aquella muchacha a la que nunca se atrevieron a expresarle su callado Amor. ¿Qué habría sido de sus vidas de haberlo hecho?

¡Menos mal que pude despertar a tiempo! ¿Cuántas escenas como ésta no habré vivido? Mirar las fotografías y contemplar los vídeos en los que,podemos volver al pasado y disfrutar del recuerdo de aquellos momentos felices… ¡No tiene precio! En todos los órdenes de nuestras vidas debemos saber dosificar los momentos y, dar a cada cual lo suyo. Hay tiempo para todo y para todos.

           Así, contemplaremos el paisaje y disfrutaremos de la Naturaleza

  viaje, aunque no se le niegue emoción… es diferente, otra cosa

No, esto no es calidad de vida. Pasarse años en esta ciudad, seguramente, acortará el tiempo que podamos estar aquí. El estrés y la agobieante de vida en una de estas ciudadades… ¡acabaría conmigo. La escena que arriba contemplamos es desquiciante y sin duda alguna hará mella en los seres que ahí tengan que estar cada día, en esa vorágine de actividad inusitada, de ruidos…

Mejor poder dejar pasar tu tiempo en una casa tranquila con un poco de jardín, en la que los fines de semana se escuche el bullicioso ruído de los más pequeños con sus juegos que te traen recuerdos de otros tiempos pasados que, de esta manera, volver a revivir en tu memoria.

Y, mientras eso ocurre, tienes la de mirar por la cristalera mientras tecleas tus ideas en ese espacio en blanco que te deja el ordenador para que, juntando las palabras, puedas expresar las cosas que por tu imaginación van pasando.

Claro que, no siempre podemos hacer realidad nuestros deseos y, todos, sin excepción, estamos supeditados a lo que la vida nos tiene deparado que, no pocas veces, es un destino que nos forjamos nosotros mismos.

emilio silvera

Necesitamos una teoría unificada del Cosmos

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y... ¿nosotros?    ~    Comentarios Comments (0)

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Hace mucho tiempo ya que el hombre mira al cielo y observa los objetos celestes. Muy lejos queda ya la teoría geocéntrica de Ptolomeo con una Tierra ocupando el centro del universo. En Babilonia ya tenían aquella visión de una Tierra en el centro de todo y en su obra El Almagesto, Claudio Ptolomeo continuó reflejando esa teoría alla por el siglo II y estuvo en vigor hasta el siglo XVI, cuando fue reemplazada por la teoría heliocéntrica. Fueron muchos los que discrepaban de la teoría que ponía a la Tierra en el centro de todo y, ya en el siglo II a. C., Aristarco de Samos  fue el que defendió la idea con más fuerza e incluso llegó a escribir un libro que no ha llegado a nuestros días.

El tiempo transcurría y las ideas se hicieron más claras y, fue Copérnico el que al fín, en un libro publicado en 1543, De Revolutionibus Orbium Coelestium, dejó fijado el punto de partida que situaba al Sol en el centro y los planetas a su alrededor. Todo aquello, no fue suficiente para que el antiguo modelo de la Tierra central continuara durante algún tiempo, toda vez que Copérnico, no explicaba de manera suficiente algunos fenómenos y, además, se alejaba de la educación religiosa del momento.

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      Kepler en un retrato de 1610

Kepler con la herramienta de las muchas observaciones realizadas por Tycho Brahe que estudió a fondo, pudo formular sus Tres Leyes en 1609 y 1619, en las que dejó sentado que las planetas se movían en trayectorias elípticas. Galileo con sus observaciones despejó el camino hacia la comprensión de dónde nos encontrábamos. Más tarde llegaría Newton con su Ley de la Gravedad y no fue hasta 1915 que la entrada en escena de Einstien nos trajo un Modelo más moderno y coherente con su Teoría de la Relatividad General.

La Teoría  hilocéntrica llegó con fuerza hasta los principios del siglo XX, el Sol estaba situado en el centro sobre el cual giraba todo el universo con los objetos del espacio profundo que contenían “nebulosas espirales”.

                                 Harlow Shapley

La llegada de Shapley al “mundo” de las estrellas le dieron otro giro a la visión que del universo se tenía.  Sus observaciones iniciaron el estudio de las estrellas variables que llevó a descubrir un tipo especial de ellas que se caracterizaban por el hecho de que los cambios de brillo estaban relacionados con su liuminosidad intrínseca y, como la estrella prototipo se encontró en la Constelación de Cefeo, se las llamó Cefeidas.

A partir de aquel momento, y, conociendo la luminosidad de un objeto celeste bastaba aplicar la ley del cuadrado inverso que nos dice que el brillo disminuye de acuerdo al cuadrado de la distancia y se pudo calcular la distancia a la que se encontraba el objeto estudiado. Así Shapley siguió con su impresionante trabajo y pudo observar cúmulos globulares, grupos de millones de estrellas que estaban “juntas” en un cúmulo compacto y redondo girando alrededor de los centros galácticos. Se pudo apreciar que el Sol, debería estar situado en la periferia del Universo y muy lejos del centro de la Galaxia.

http://bitacoradegalileo.files.wordpress.com/2010/09/m22_cfht.jpg

 

Los cúmulos globulares pueden contener hasta miles de millones de estrellas

 

Todos aquellos nuevos descubrimientos llamaron la atención de muchos y, hasta el filósofo Immanuel Kant contribuyó al conocimiento del universo con sus obra Historia general de la naturaleza y teoría del cielo, en la que exponía la hipótesis de que a partir a una nebulosa de gas surgió el Sistema solar y sugirió la idea de que existían otras muchas galaxias que eran como “universos islas”, es decir, una especie de universos en miniatura cuajado de estrellas y de mundos.

Su idea de los universos islas llegaron hasta principios del siglo XX y “las nebulosas espirales”, eran en realidad otros universos islas como la Vía Láctea pero separados de ella y, esa teoría fue firmemente apoyada por Herschel aunque no se tenían pruebas contundentes de ello. Pero como el avance del conocimiento no se para, aquellas pruebas llegaron de la mano de las observaciones de Hubble, realizadas en el Observatorio de Monte Wilson.

          Como inmensas pompas de jabón que reflejan el brillo multicolor de las estrellas

El Universo dejó de ser algo estático para convertirse en un universo en expansión. El descubrimiento de varios supercúmulos galácticos en 1978, como el de Perseo-Pegaso  (que, se extiende por el cielo a través de mil millones de años-luz), es la mayor de las estructuras que se han podido constar hasta la fecha en el universo. Otro hallazgo importante ocurrió en 1981, cuando se halló el primer “vacío” en la Constelación de Boötes. El vacío, o “Burbuja de Hubble”, una gran región del espacio en la que no existen galaxias -o muy pocas- y cuya extensión puede alcanzar los 250 millones de años-luz de diámetro. En 1985 se descubrieron nuevos vacíos que vinieron a configurar una nueva imagen de nuestro universo que está lleno de burbujas.

 

 

 

 

Hubble, el 19 de febrero de 1924, escribió a Shapley, quien defendía la existencia de una sola galaxia:

«Seguramente le interesará saber que he hallado una variable cefeida en la nebulosa de Andrómeda». De esta manera se reveló que las nebulosas espirales no eran simples cúmulos de gas dentro de la vía láctea sino verdaderas galaxias independientes o como Kant describió «universos isla».

Pero la historia de las variables Cefeidas tiene otra protagonista que no quiero dejar aquí oculta en el olvido y que es de justicia destacar para que los méritos sean repartidos conforme a quién los ganó. No siempre se han otorgado los premios a los que lo merecieron. Claro que todo aquello no era nada fácil toda vez que…

 El ojo humano solo es capaz de percibir la pequeña porción que corresponde a la luz visible, situada entre los 3900 Å y 7500 Å, donde la menor se encuentra del violeta y la mayor del rojo. El Sol emite en todas las longitudes de onda, pero solo llegan a la superficie una pequeña porción de estas, las demás son frenadas por la atmósfera: el ozono absorbe las mas altas longitudes de onda hasta el ultravioleta, y el vapor de agua absorbe gran parte de las infrarrojas. Fueron los telescopios los que nos permitieron llegar más lejos y ver más.

friends/colleagues en My Photos de

En el Observatorio de la Universidad de Harvard, uno de los principales centros de la monótona pero prometedora tarea de la taxonomía estelar, las placas fotográficas que mostaban los colores y espectros de decenas de miles de estrellas se apilaban ante “calculadoras”, mujeres empleadas como miembros del personal de una facultad que les impedía asistir a clases u obtener un título pero que, desarrollaban una labor importante de infinita paciencia

the good old days... en My Photos de

Una de esas mujeres, Henrietta Leavitt (arriba), fue la investigadora pionera de las estrellas variables cefeidas que tan útiles serían a Shapley y Hubble, ella fue una de esas “calculadoras” de Harvard que, se encargaban de examinar las placas y los datos en una pulcra escritura victoriana para su compilación en volúmenes como el Henry Draper Catalog, así llamado en honor al primer astrofotógrafo y físico que tomó las primeras fotografías del espectro de una estrella. Como presos que marcan el de los días en los muros de su celda, señalaban su progreso en totales de estrellas catalogadas. Antonia Maury, sobrina de Draper, contaba que había clasificado los espectros de más de quinientas mil estrellas. Su labor era auténticamente baconiana, del tipo que Newton y Darwin instaban a hacer pero raramente hicieron ellos, y se enorgullecían de ella. Como afirmaba la “calculadora” de Harvard Annie Jump Cannon: “Cada dato es un facto valioso en la imponente totalidad”.

Precisamente fue Cannon quien,  en 1915, empezó a discernir la forma de esa totalidad, cuando descubrió que la mayoría de las estrellas pertenecían a una de media docena de clases espectrales distintas. Su de clasificación (ahora generalizado en la astronomía estelar), ordena los espectros por color, desde las estrellas O blancoazuladas, pasando por las estrellas G amarillas como el Sol, hasta las estrellas rojas M. Era un rasgo de simplicidad debajo de la asombrosa variedad de las estrellas.

Ejnar Hertzsprung at work

Pronto se descubrió un orden más profundo, en 1911, cuando el ingeniero y astrónomo autodidacto danés Ejnar Hertzsprung analizó los de Cannon y Maury de las estrellas de dos cúmulos, Las Híades y las Pléyades. Los cúmulos como estos son genuínos conjuntos de estrellas y no meras alineaciones al azar; hasta un observador inexperimentado salta entusiamado cuando recorre con el telescopio las Pléyades, con sus estrellas color azul verdoso enredadas en telarañas de polvo de diamante, o las Híades, cuyas estrellas varían en color desde el blanco mate hasta el amarillo apagado.

                                                                     Las Pléyades

                                                Las Híades

Puesto que puede supònerse que todas las estrellas de un cúmulo están a la misma distancia de la Tierra, toda diferencia observada en sus magnitudes aparentes pueden atribuirse, no a una diferencia en las distancias, sino en las magnitudes absolutas. Hertzsprung aprovechó este hecho para utilizar los cúmulos como muestras de laboratorio con las que podía una realción entre los colores y los brillos intrínsecos de las estrellas. Halló tal relación: la mayoría de las estrellas de ambos cúmulos caían en dos líneas suavemente curvadas. Esto, en forma de gráfico, fue el primer esbozo de un árbol de estrellas que desde entonces ha sido llamado diagrama Hertzsprung-Russell. Claro, como cabía esperar, la aplicabilidad del método se amplió también a estrellas no pertenecientes a cúmulos.

 Henry Norris Russell, un astrofísico de Princeton con un enciclopédico dominio de su campo, pronto se puso a justamente en eso. Sin conocer siquiera el trabajo de Hertzsprung, Russell diagramó las magnitudes absolutas en función de los colores, y halló que la mayoría están a lo largo de una estrecha zona inclinada: el trondo del árbol de estrellas. El árbol ha estado creciendo desde entonces y hoy, está firmemente grabado en la conciencia de todos los astrónomos estelares del mundo. Su tronco es la “serie principal”, una suave curva en forma de S a lo largo de la cual se sitúan entre el 80 y el 90 por 100 de todas las estrellas visibles. El Sol, una típica estrella amarilla, está en la serie a poco menos de la mitad del tronco hacia arriba. Una rama más fina sale del tronco y se esxtiende hacia arriba y a la derecha, donde florece en un ramillete de estrellas más brillantes y más rojas: las gigantes rojas. Debajo y a la izquierda hay una cantidad de mantillo de pálidas estrellas entre azules y blancas: las enanas.

                 El Diagrama de  Hertzsprung-Russell resumido

Este diagrama proporcionó a los astrónomos un congelado de la evolución, el equivalente astrofísico del registro fósil que los geólogos estudian en los estratos rocosos. Presumiblemente, las estrellas evolucionan de algún modo, pasan la mayor parte de su tiempo en la serie principal (la mayoría de las estrellas en la actualidad, en el brevísimo tiempo que tenemos para observar, se encuentran allí), pero empiezan y terminan su vida en alguna otra parte, entre las ramas o en el mantillo. Por supuesto, no podemos esperar para ver que esto sucede, pues el tiempo de vida, aun de estrellas de vida corta, se mide en millones de años. Hallar las respuestas exigirá conocer toda la física del funcionamiento estelar.

Todo esto nos lleva de nuevo a pensar que, sería conveniente que surgiera una teoría unificada del Cosmos, acorde con los primeros pasos del Big Bang y con la aún misteriosa formación de estructuras a gran escala: un modelo, en fin, que contendría en un todo coherente el origen, la evolución, la estructura actual y el destino último del Universo.

Me hubiera gustado contar de manera paralela que, a finales del s. XIX y principios del s. XX,  el progreso de la Física, estaba bloqueado por una barrera aparentemente insuperable. Esto era literal: el agente responsable era conocido como la barrera de Coulomb, y por un tiempo frustó los esfuerzos de los físicos teóricos para comprender cómo la fusión nuclear podía producir energía en las estrellas… Pero eso, amigos, es otra historia que os contaré en otro momento.

emilio silvera