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¡Nuestras Mentes!…¡ ¿Llegaremos a comprenderlas alguna vez?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y la Mente    ~    Comentarios Comments (6)

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Una de la ciencia estudia la estructura y la evolución del Universo: La cosmología.

La cosmología observacional se ocupa de las propiedades físicas del Universo, su composición física referida a la química, la velocidad de expansión y su densidad, además de la distribución de Galaxias y cúmulos de galaxias.  La cosmología física intenta comprender estas propiedades aplicando las leyes conocidas de la física y de la astrofísica.  La cosmología teórica construye que dan una descripción matemática de las propiedades observadas del Universo basadas en comprensión física.

La cosmología también aspectos filosóficos, o incluso teológicos, en el sentido de que trata de comprender por qué el Universo tiene las propiedades observadas. La cosmología teórica se basa en la teoría de la relatividad , la teoría de Einstein de la gravitación.  De todas las fuerzas de la naturaleza, la gravedad es la que tiene efectos más intensos a escalas y domina el comportamiento del Universo en su conjunto.

El espacio-tiempo, la materia contenida en el Universo con la fuerza gravitatoria que , los posibles agujeros de gusano y, nuestras mentes que tienen conocimientos de que todo esto sucede o suceder. De manera que, nuestro consciente (sentimos, pensamos, queremos obrar con conocimiento de lo que hacemos), es el elemento racional de personalidad humana que controla y reprime los impulsos del inconsciente, desarrollar la capacidad de adaptación al mundo exterior.

Al ser conscientes, entendemos y aplicamos nuestra razón natural clasificar los conocimientos que adquirimos mediante la experiencia y el estudio que aplicamos a la realidad del mundo que nos rodea. Claro que, no todos podemos percibir la realidad de la misma manera, las posibilidades existentes de que el conocimiento de esa realidad, responda  exactamente a lo que  ésta es en sí, no parece .

Descartes, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume (que influyó decisivamente en Kant), entre otros, construyeron una base que tomó fuerza en Kant, para quien el conocimiento arranca o nace de nuestras experiencias sensoriales, es decir, de los que nos suministra nuestros cinco sentidos, pero no todo en él procede de esos datos.  Hay en nosotros dos fuentes o potencias distintas que nos capacitan , y son la sensibilidad (los sentidos) y el entendimiento (inteligencia).  no puede elaborar ninguna idea sin los sentidos, pero éstos son inútiles sin el entendimiento.

A todo esto, para mí, el conocimiento está inducido por el .  La falta y ausencia de interés aleja el conocimiento.  El interés ser de distinta índole: científico, social, artístico, filosófico, etc.  (La gama es tan amplia que existen conocimientos de todas las posibles vertientes o direcciones, hasta tal punto es así que, nunca nadie lo podrá saber todo sobre todo). Cada uno de nosotros puede elegir sobre los conocimientos que prefiere adquirir y la elección está adecuada a la conformación individual de la sensibilidad e inteligencia de cada cual.

                     Lo que ocurría allá arriba, siempre despertó en nosotros y curiosidad

se da el caso de personas que prácticamente, por cuestiones genéticas o de otra índole, carecen de cualquier por el conocimiento del mundo que les rodea, sus atributos sensoriales y de inteligencia funcionan a tan bajo rendimiento que, sus comportamientos son casi-animales (en el sentido de la falta de racionalidad), son guiados por la costumbre y las necesidades primarias: comer, dormir…

El polo opuesto lo encontramos en múltiples ejemplos de la historia de la ciencia, donde personajes Newton, Einstein, Riemann, Ramanujan y tantos otros ( uno en su ámbito del conocimiento), dejaron la muestra al mundo de su genio .

toda la realidad está encerrada en una enorme burbuja a la que llamamos Universo y que encierra todos los misterios y secretos que nosotros, seres racionales y conscientes, persiguen.

                                                                                                                            Sí, alguna vez  la conciencia nos grita

Todo el mundo sabe lo que es la conciencia; es lo que nos abandona cada noche cuando nos dormimos y reaparece a la mañana siguiente cuando nos despertamos.  Esta engañosa simplicidad me recuerda lo que William James escribió a finales del siglo XIX sobre la atención:”Todo el mundo sabe lo que es la atención; es la toma de posesión por la mente, de una clara e intensa, de un hilo de pensamiento de entre simultáneamente posibles”.  Más de cien años más tarde somos muchos los que creemos que seguimos sin tener una comprensión de fondo ni de la atención, ni de la conciencia que, luego, no creo que se marche cuando dormimos, ella no nos deja nunca.

La falta de comprensión ciertamente no se debe a una falta de atención en los círculos filosóficos o científicos.  Desde que René Descartes se ocupara del problema, pocos han los temas que hayan preocuado a los filósofos tan persistentemente el enigma de la conciencia.

Descartes, como para más de dos siglos después, ser consciente era sinónimo de “pensar”: el hilo de pensamiento de James no era otra cosa que una corriente de pensamiento. El cogito ergo sum, “pienso, luego existo”, que formuló Descartes como fundamento de su filosofía en Meditaciones de prima philosophía, era un reconocimiento explícito del papel central que representaba la conciencia con respecto a la ontología (qué es) y la epistemología (qué conocemos y cómo le conocemos).

Claro que tomado a pie juntillas, “soy consciente, luego existo”, nos conduce a la creencia de que nada existe más allá o fuera de la propia conciencia y, por mi , no estoy de acuerdo.   Existen muchísimas cosas y hechos que no están al alcance de mi conciencia.  Unas veces por imposibilidad física y otras por imposibilidad intelectual, lo es que son muchas las cuestiones y las cosas que están ahí y, sin embargo, se escapan a mi limitada conciencia.

Todo el entramado existente alrededor de la conciencia es de una complejidad enorme, de hecho, conocemos mejor el funcionamiento del Universo que el de nuestros propios cerebros. ¿Cómo surge la conciencia como resultado de procesos neuronales particulares y de las interacciones el cerebro, el cuerpo y el mundo? ¿Cómo pueden explicar estos procesos neuronales las propiedades esenciales de la experiencia consciente ?

Cada uno de los estados conscientes es unitario e indivisible, pero al mismo tiempo cada persona elegir entre un ingente de estados conscientes distintos.

                                    Sherrington

Muchos han los que han querido explicar lo que es la conciencia.  En 1.940, el gran neurofisiólogo Charles Sherrington lo intento y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la conciencia.  Unos pocos años más tarde también lo intentaron otros y, antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y, en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio, por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la conciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos alcanzar una respuesta:

“Suponemos que un proceso fisico da comienzo en un objeto visible, viaja hasta el ojo, donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan.   concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.

Está claro que en lo más profundo de ésta consciencia que no conocemos, se encuentran todas las planteadas o requeridas mediante preguntas que nadie ha contestado.

Al comienzo mencionaba el cosmos y la gravedad junto con la consciencia y, en realidad, con más o menos acierto, de lo que estaba tratando era de ver que todo ello, es la misma cosa.  Universo-Galaxia-Mente.  Nada es independiente en un sentido global, sino que son de un todo y están estrechamente relacionados.

Una Galaxia es simplemente una pequeña del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes.  Sin embargo, todo parte de lo mismo y, aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras.

Pocas dudas pueden caber a estas alturas de que, el hecho de que podamos estar hablando de estas cuestiones, es un milagro en sí .

Después de millones y millones de de evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los animales conciertas estructuras cerebrales de cierta (aunque limitadas) complejidad que, podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.

La conciencia de orden (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras.  mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su forma más desarrollada, una capacidad lingüística.

Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que, de , los avances son muy limitados.  Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo.

Si eso es así, resultará que después de todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y solo se trata da tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas.  Para entonces, sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del Universo que presentimos.

El carácter de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso y que, este punto de , considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo.

La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia.  En la Física y en la Química se suele explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes.  Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica.  Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo.  Ambos niveles de descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.

En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría.  Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca.  No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada.  Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros (el cerebro), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes.  Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del filósofo Tomas Negel, qué se siente al ser un murciélago.  Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que no s hace ser somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales.  En suma, deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.

Ninguna descripción, por prolija que sea, logrará nunca explicar cabalmente la experiencia subjetiva.  Muchos filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto.  Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactorio, bastaría para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color.  Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro , bastará nunca para que una daltónica consiga experimentar un color.

En un experimento mental filosófico, Mary, una neurocientífica del futuro daltónica, lo sabe todo acerca del visual y el cerebro, y en particular, la fisiología de la discriminación del color.  Sin embargo, cuando por fin logra recuperar la visión del color, todo aquel conocimiento se revela totalmente insuficiente comparado con la auténtica experiencia del color, comparado con la sensación de percibir el color.  John locke vio claramente problema hace mucho tiempo.

Pensemos por un que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: El cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árabes y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas, nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que hacer la descripción empleáramos.

La mente humana es tan compleja que, no todos ante la misma cosa, vemos lo mismo.  Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere.  De personas coinciden tres, los otro siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.

Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío decidir.   Sin embargo, la misma , realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: Físicos, matemáticos, químicos, etc.  hace que el de coincidencias sea más elevada, más personas ven la misma respuesta al problema planteado.  Esto nos sugiere que, la mente, está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.

¿ Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance? ¿O es de manera posible romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?

                                                             Todavía no sabemos encajar las piezas

La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en del conocimiento complejo de la mente, y, en la Física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia y, aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras razones está el serio inconveniente que su nosotros mismos, ya que, con nuestro que podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.

Una cosa si está clara: ninguna explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno real de lo que la propia mente pueda experimentar a través de los sentidos que, no siempre, le proporciona una información fidedigna, y, precisamente por eso, nuestra realidad no es, precisamente, la realidad del “mundo” .

¿ Cómo se podría comparar la descripción de un con sentirlo, vivirlo física y sensorialmente hablando ?

Hay cosas que no pueden ser sustituidas, por mucho que los analistas y especialistas de publicidad y márketin se empeñen,  lo auténtico siempre será único. Es curioso cómo funciona la Naturaleza. Si miramos unos millones de protones, electrones o neutrones, no podemos ver ninguna diferencia en ninguno de ellos, todos son exactamente iguales. Sin embargo, nosotros los Humanos, somos siete mil millones y, aunque parecidos, nunca podremos encontrar a dos seres iguales, ni físicamente ni mentalmente tampoco, uno de nosotros tiene su propio mundo en su Mente.

A pesar de lo mucho que podamos explicar, independientemente de lo que aquí se ha comentado, una cosa es cierta, estamos inmersos en un océano de ignorancia y no dejamos de divagar tratando de llegar a esa verdad que, incansables, perseguimos. Sin embargo, ¿qué es la verdad? ¿ecxiste una sola verdad? o, por el contrario, cada cual tiene la suya.

emilio silvera

 

  1. 1
    magointerior33
    el 27 de mayo del 2014 a las 11:32

    La mente es infinita,aun no somos capaces de comprender el alcance que tiene nuestra mente,que esta conectada a la mente cosmica,medimos como pesa el cebrebro sus neoronas,pero no comprendemos el alcance de su funcion real.

    Un abrazo.·. 

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 27 de mayo del 2014 a las 12:44

      Ciertamente, es algo que perseguimos desde hace tiempo, nada más complicado para los filósofos y neurocirujanos, tanto el plano inmaterial como en el material que, llegar a comprender nuestras mentes que, como bien apuntas, están conectadas con el Universo que, al fin y al cabo, las creó. Es decir, formamos parte del universo y, la mente humana (como seguramente otras muchas mentes que generan pensamientos en otros mundos), es de una complijidad tal que, ni sus poseedores (nosotros), la entendemos.

      Sabemos que es algo asombrosamente complejo, intuimos sus funciones y percibimos “ese algo” que nos dice que, la Mente, cuando llegue a evolucionar lo suficiente, podrá tener delante todas las respuestas que ahora buscamos.

      Parece mentira que algo surgido a partir de la “materia inerte”, haya podido evolucionar hasta los pensamientos.

      Claro que, nosotros, poco conformistas y muy curiosos, seguiremos indagando para saber lo que la mente es.

      Un saludo cordial.

      Responder
  2. 2
    kike
    el 28 de mayo del 2014 a las 12:00

    La mente de los seres vivos evoluciona como todo lo demás; por eso mismo imagino que en un futuro medianamente largo, existirán en nuestro planeta varias especies inteligentes, no solo el homo sapiens.

     Ante la aceleración de aprendizajes que muchos científicos están llevando a cabo con diversas especies animales, parece que están consiguiendo un notable aumento de su inteligencia, lo que en realidad significaría lo mismo que si una especia eliénigena llegara a nuestro planeta y en poco tiempo, ante lo que sería un enorme  salto cualitativo, nos enseñaran a utilizar más y mejor la mente, esa mente de la que ciertamente se deconoce su última capacidad. Así que no sería de extrañar que en cierto tiempo pudiéramos tener a algunos animales, no solo como mascotas, sino para muchos otros cometidos para los que ya estaríann preparados, como los de limpieza, trabajos pesados(autónomos), multitud de trabajos auxiliares y hasta para trabajos intelectuales de poca monta.

     Se llegará a poseer un mercado laboral de determinadas especies?, con un sueldo muy barato(comida y techo), posiblemente se llegaría a un abuso generalizado de algunas especies animales (más incluso que ahora) 

     De lo que no cabe ninguna duda es de que los animales piensan y tienen sentimientos, así que  poseyendo lo importante no será muy difícil que muchas especies consigan una mente mucho más parecida a la nuestra de la que por ahora tienen.

     Así que recomiendo a las asociaciones defensoras de los animales que vayan haciendo el borrador de un tratado de los derechos laborales de los animales….. 

     Saludos cordiales a la parroquia. 

    Responder
  3. 3
    emilio silvera
    el 28 de mayo del 2014 a las 12:59

    Aunque parezca una quimera, lo que Kike nos dice es muy razonable. ¡Palomas mensajeras! ¡Trineos de perros! ¡Carros tirados por bueyes! y, si nos paramos a pensar, muchas más serán las actividades laborales que ya desempeñan los animales, incluso, hablan de algunos trabajos “especiales” realizados por Delfines.
    ¿Qué duda nos puede caber? Los animales, lo vemos todos los días, muestran sus sentimientos a sus congéneres y también, en algunos casos, a los humanos que, cuando están en soledad, recurren a ellos como compañeros.
    ¡Ellos también, como nosotros, tienen una mente!
    Para que algunas de las preducciones de Kike se hagan más realidad aún, sólo necesitan tiempo, toda vez que ellos, no tienen, la facilidad mental que nosotros tenemos ni sus morfologías le ayudan a realizar ciertas prestaciones y, en cambio, están mejores dotados para otras que nosotros no podemos. Estaría bien que avanzaran mentalmente y, nos repartiéramos el trabajo, cada cual, conforme a sus posibilidades.
    Saludos.

    Responder
  4. 4
    magointerior33
    el 28 de mayo del 2014 a las 18:08

    La evolucion de la mente,pasara sin duda por el paso de la telepatia,comunicarnos atreves de frecuencia de onda,no requiere esfierzo solo practica,tambien esa opcion es mas trasparente ya que el pensamiento no se podra ocultar!! me refiero a la intencion,(falsedad-pretension-oculta) sera mas clara sin utilizar la fonetica de la palabra.

    Un abrazo.·.
     

    Responder
    • 4.1
      emilio silvera
      el 29 de mayo del 2014 a las 5:30

      Llegar a ese nivel de evolución sería estar hablando de otra cosa, y, cuando nos podamos comunicar sin palabras, sñolo a través de los pensamientos, será porque así lo quieren los dos interlocutores que abrirán el camino de manera consciente para que eso sea posible, de otra manera, cada cual podrá ocultar lo que piensa al oponente, de otra manera, sería un Caos. ¿Dónde quedaría la intimidad?
      En cuanto a poder ocultar “cosas” a los otros, también será algo más difícil, ya que, para entonces, habremos inventado (ahora sí), aparatos que realmente impidan la mentira y dejen al descubierto acciones que los criminales quieren ocultar, claro que, si realmente para entonces somos una especie realmente avanzada, dichos artilugios solo podrán ser utilizados en casos muy graves y de especial relevancia.
      En fin amigo amío, el futuro de nuestra especie, si nada lo impide, si la Naturaleza nos respeta, si los meteoritos nos dejan tranquilos y los cambios climáticos no son demasiado bruscos… Será algo que ahora ni podemos imaginar.
      Un abrazo.

      Responder

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