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¡El Origen de la Vida! ¿Quién puede saber eso?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y la Vida    ~    Comentarios Comments (0)

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Sospecharlo sí, pero saberlo…

 

 

Ciertamente, y así lo hemos podido constatar, casi todos los rincones y grietas de este viejo mundo están llenos de formas de vida que, de una u otra manera y presentes en mil ambientes dispares y antagónicos, se nos presentan llenos de vida en una fantástica variedad de tamaños, formas, colores, sonidos  y olores. No pocas veces nos hemos preguntado aquí y se preguntaron sabios de la atigüedad: ¿Cómo empezó todo? ¿Evolucionaron todos los seres vivos a partir de una única molécula que contenía carbono, o a partir de varias moléculas diferentes, formadas sobre la Tierra con independencia s unas de otras? Claro que, también está la posibilidad de que, el germen de la vida, vieniera del espacio exterior en forma de esporas que aquí pudieron ferminar. Lo cierto es que, nadie puede decir que conoce la respuesta.
Muchas son las moléculas encontradas en el espacio exterior que son ingredientes para la vida
Lo único que tenemos claro es la importancia de estrellas y planetas y las transiciones de fase que se producen en la materia para llegar a al nivel que conocemos como formas de vida que, sin importar en qué fase se puedan encontrar las distintas variedades, todas ellas, de alguna u otra manera, son motivos de asombro por las maravillas que, para poder seguir viviendo en nuestro mundo, tienen que realizar llevando a cabo adaptaciones al medio que, nos resultan inimaginables y, de tal manera es así que, sabiéndo eso, sería una locura negar la presencia de vida en otros mundos.
Por primera vezx en la Historia se ha podido acumular información suficiente en los ámbitos de la Biología, la Química y la Física y, no podemos dejar de lado la Geología que nos dan argumentos muy serios para justificar especulaciones muy firmes sobre el origen de la vida y, también, en los lugares que la podríamos encontrar.
La mayoría de los Bioquímicos y Geólogos de hoy están convencidos de que la vida sobre la Tierra empezó, hace algunos miles de millones de años, con la aparición en sus primitivos mares de una o más moléculas que contenían carbono, de algo parecido al ácido nucleíco, combinado tal vez con algo semejante a una proteína, y capaz de autoduplicarse. La aparición de dicha molécula (o moléculas) no requiere, según piensan estos científicos, la intervención de poder sobrenatural alguno. Se puede explicar de manera muy satisfactoria mediante la aplicación de las leyes se la Física, combinadas con leyes matemáticas del Azar, de probabilidades posibles dentro de los muchos multiescenarios presentes en una inmensa diversidad que ofrece el Universo.
No podemos evitar (aunque me gustaría) que este punto de vista disguste a cierto número de creyentes religiosos que creen, de manera ciega imbuida por la fe profunda que profesan, que fue un Creador, el que hizo posible la presencia de la vida en la Tierra.
En los lugares más inhóspitos, donde materiales pesados contaminan las aguas, donde el PH es tan alto que imaginar la presencia de vida sería imposible… Y, sin embargo, ahí está presente, se nutre de minerales y consume veneno. Sin embargo, clases de vida son que, deja sin argumento a los posibles detractores de la vida en lugares remotos del espacio exterior. Si la vida está aquí ?qué motivos podemos esgrimir para negar su presencia en otros lugares de parecido corte?
Si la Naturaleza ha creado un mundo lleno de partículas subatómicas y ondas que funcionan obedeciendo a las leyes fundamentales y matemáticas-físicas de un universo en expansión evolutiva, ¿quién puede asegurar que, de la misma manera, no haya creado los mecanismos necesarios para que, de la misma forma que se forman estrellas en las Nebulosas, se puedan formar toda clase de formas de vida en los mundos que las orbitan?
En realidad, nosotros, simplemente somos una pequeña ramita del árbol de la vida. Hoy en día, es defícil encontrar algún bioquímico o geólogo, incluso entre los religosos (que no sean fanáticos), que pueda abrigar la menor duda acerca de las lineas maestras de la teoría de la evolución. Existen discrepancias en los detalles, pero ninguna sobre los aspectos generales y esenciales. Cuando un organismo vivo produce una copia de sí mismo, ésta es casi siempre perfecta, pero no lo es en todos los casos. Existen agentes exteriores que pueden, de alguna manera, incidir en la presentación de anomalías si inciden sobre el nucleo de la hélice del ácido nucleico de algún tipo de radiación (como la luz ultravioleta que proviene del Sol, los rayos cósmicos, o la radiación que procede de sustancias radiactivas de la propia Tierra) que hace que sus átomos queden dispuestas de manera ligeramente diferentes y sean proclives a la mutación.
Algunas mutaciones producidas en nuestro cerebro, serían dignas de celebración
No todas las mutaciones son perjudiciales y, cuando son beneficiosas, el mutante y su descendencia tienen las mejores posibilidades de supervivencia. Así, la “selección naturtal” produce cambios que permanecen durante largos períodos de tiempo, y dan lugar a la aparición de nuevas especies que se adaptan al entorno cambiante que exige, de esas mutaciones. La evolución es, sencillamente, el proceso por el cual el “Azar” -mutaciones aleatorias- coopera con la leyes de la Naturaleza para formas de vida mejores y mejor adaptadas al medio que nunca será permanente y, si los seres vivos no cambias: ¡Les espera la extención!
De alguna manera, resulta divertido encontrar teistas bien intencionados que, en estos días, se quedan perplejos y horrorizados frente a teorías diseñadas para tender un puente, entre el hueco creado entre las cosas inertes y la vida, mediante la operación de “azar no blindado”, la unión del azar con las leyes de la Naturaleza.
Es divertido porque es mása fácil imaginar este hueco que muchos de los propuestos con anterioridad en la Historia de la Vida sobre la Tierra. Por ejemplo, la clorofila ha resultado ser el medio por el cual las unidades vivas (plantas) usan la energía solar para fabricar almidones y grasas y para producir el oxígeno necesario para la vida animal.

Los seres unicelulares han descubierto el método más corto para comer las plantas. La muerte y el sexo han de crearse para que los organismos pluricelulares sean capaces de envejecer y dejar de funcionar como una cooperativa colonial de células. Los animales han descubierto como comerse a otros animales. Por encima de todo, ha evolucionado una especie inteligente, una especie tan lista que ha llegado a descubrir una vía para poder salir de la Tierra y llevar todo el proceso de la evolución hasta el extremo.

Claro que, si creemos que la vida es ciudadana del universo sin fronteras, no debemos perder de vista la Panspermia, esas esporas viajeras que llegan a los mundos y en ellos, se posan y dejan pasar el tiempo para que, las condiciones locales, las radiaciones exteriores y propias del lugar, hagan su trabajo para que, con el tiempo suficiente por delante, puedan emerger y crecer hasta llegar a conformar seres con ideas y pensamientos.

emilio silvera.

 


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