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Conociendo el Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El saber: ¡Ese viaje interminable! ~ Comments (1)
El abuelo le explica al niño, su nieto, como son las teorías actuales del Universo. La gran importancia que tienen las estrellas para creae los elementos de los que estamos hechos. Cómo se pueden formar agujeros negros a partir de estrellas masivas. Le habla de las cuatro fuerzas fundamentales y de las constantes universales, le explica como creemos que comenzó el Universo a partir de una singularidad de densidad y energía “infinitas”… Trata en fin, de que el niño, aprenda y comprenda, con sus palabras sencillas, lo que es el mundo, cómo pudimos llegar aquí y, sobre todo, trata de inculcarle la idea de que, nosotros, como todo en el Universo, estamos hechos de cositas pequeñas que llamamos átomos que, a su vez, está conformado por infinitesimales partículas subatómicas.
Cuando el niño crezca y estudie todo aquello que su abuelo (ya desaparecido) le inculcó, podrá descubrir como aquellas teorías han cambiado, y, nuevos descubrimientos nos llevaron a rectificarlas por otras más veraces y ajustadas a esa realidad que incansables perseguimos.
¿Sabremos algún día, como son las cosas?
Lo que sucede primero, no es necesariamente el principio. Antes del “principio”, de ese principio que nosotros llamamos Big Bang, tuvieron que suceder muchas cosas que, de momento, no hemos podido llegar a conocer, nos topamos con la oscuridad del Tiempo de Planck, esa infinitesimal fracción en la que, según parece, debieron ocurrir muchas cosas que desconocemos y que, pudiera ser, el verdadero principio de todo.
Siguiendo la estela que dejan las invariancias gauge, gracias a la importante aportación iniciada en 1954 por los trabajos de Yang y Mills, ya se ha conseguido la primera gran unificación, la de la fuerza electrodébil ( electromagnética + débil) que mereció en 1979 el Premio Nobel de Física para sus autores, Glashow, Salam y Eeinberg. Aunque el camino no se encuentra, ni mucho menos, libre de formidables obstáculos, sabemos que las cuatro interacciones fundamentales de la naturaleza están regidas por este tipo de invariancias.que relacionan las fuerzas con la propia geometría de la materia-espacio-tiempo, tal como aspiraba Hermann Weyl . En su libro : “Tiempo, espacio,materia” ( 1922), comentaba con emoción: “… Han llegado a nuestro oído algunos acordes vigorosos de aquella armonía de las esferas con que soñaban Pitágoras y Kepler.” Hay cosas que no cambian nunca, si nos detenemos a recordarlas te puede apetecer hablar de ellas. Hace tiempo, los sucesos que constituían historias eran las irregularidades de la experiencia: lo inesperado, lo catastrófico y lo ominoso.
La Luna llena, amiga de los enamorados a los que alumbra con sus reflejos de plata, siempre ha sido igual y, a los humanos habitantes del planeta Tierra, ese objeto familiar nos acompañó a lo largo de los siglos para hacer posible que, pudiéramos comprobar que su comportamiento era estable e inamovible. Invariante.
El 19 de enero de 1995 ocurrió el sismo de Kobe, Japón, uno de los terremotos más devastadores de la historia. En general las consecuencias de los sismos son evaluadas en número de víctimas: Shaanxi, China 1556, 830.000 víctimas; Calcuta, India 1737, 300.000; Lisboa, 1755, 60.000; Mesina, Italia 1908, 85.000; Tokio-Yokohama, 1923, 143.000; Añadir, Marruecos 1960, 14.000; Ancash, Perú 1970, 52.000; Tang-Shan, China 1976, 400.000; Irán 1978, 25.000; México, 1985, 10.000; Armenia 1988, 25.000. Pero el sismo de Kobe, aparte de los 6.000 muertos y los 30.000 heridos, tuvo nefastas consecuencias de carácter económico: dejó a 300.000 personas sin hogar, destruyó o dañó severamente 100.000 edificios, se produjeron 148 incendios que destruyeron un área de 65 hectáreas y los daños se estimaron inicialmente en 200.000 millones de dólares. El caso de Kobe es particular, porque en Japón se consideraba que era una zona de riesgo sísmico moderado. Los hechos demostraron lo contrario: Kobe se encuentra en la zona de encuentro de cuatro placas tectónicas. Aunque estos sucesos, en un principio, nos parezcan catastróficos (que lo son), también es verdad que son la manera de reciclaje que tiene la Naturaleza para hacer surgir las nuevas cosas y la vida nueva.
Poco a poco, los científicos llegaron a apreciar el misterio de la regularidad y predecibilidad del mundo. Pese a la concatenación de movimientos caóticamente impredecibles de átomos y moléculas, nuestra experiencia es la de un mundo que posee una profunda consistencia y continuidad. Nuestra búsqueda de la fuente de dicha consistencia atendía primero a las “leyes” de la Naturaleza (Interacción Gravitacional, Fuerzas Nucleares Débil y Fuerte y el Electromagnetismo) que gobiernan como cambian las cosas. También, poco a poco, hemos llegado a identificar una colección de números misteriosos arraigados en la regularidad de la experiencia. Son las Constantes de la Naturaleza. Dan al Universo su carácter distintivo y lo singularizan de otros que podríamos imaginar. Capturan de una vez nuestro máximo conocimiento y nuestra máxima ignorancia sobre el Universo.
Yo pienso que, las Constantes universales que a pesar del paso del Tiempo, nunca cambian y hace posible que nuestro universo sea como lo vemos y también, que nosotros podamos estar aquí. Las constantes universales son los parámetros que marcan la física del universo conocido y, junto a las cuatro fuerzas fundamentales que conocemos, rigen el ritmo del Universo y de la vida.
Constantes fundamentales, valores supuestamente invariables de ciertas magnitudes referidas a los constituyentes más básicos del Universo. Precisamente esas constantes con esos valores, son los que permiten que nuestro mundo sea como es. Pues, aunque las medimos con una precisión cada vez mayor y modelamos nuestros patrones fundamentales de la masa y tiempo alrededor de su invariancia no podemos explicar sus valores. Nunca hemos podido explicar el valor numérico de ninguna de las constantes de la Naturaleza. Hemos descubierto otras nuevas, hemos relacionado las viejas y hemos entendido su papel crucial para hacer que las cosas sean como son, pero la razón de sus valores sigue siendo un profundo secreto. Para buscarla necesitamos desentrañar la teoría más fundamental de las leyes de la Naturaleza.
Esas constantes de la Naturaleza están estrechamente emparentadas con las constantes de nuestros cuerpos que, como todo en el Universo, están conectados por unos hilos invisibles, a los parám,etros, constantes y fuerzas que todo lo rigen. Descubrir si las constantes que las definen están determinadas y conformadas por alguna consistencia lógica superior o sigue habiendo un papel para el Azar. Nuestras primeras ojeadas revelan una situación muy peculiar, Mientras parece que ciertas constantes estuvieran fijadas, otras tienen espacio para ser distintas de las que son y algunas no parecen afectadas por ninguna otra cosa en el Universo. ¿Caen sus valores al Azar? ¿Podrían ser realmente diferentes? Y, si lo fueran, ¿Podría existir vida en el Universo?
Sí, las Constantes Universales siempre dieron mucho que hablar
Si esas constantes variaran, ¿que sería de nosotros? Sabemos que, universos con las constantes ligeramente alteradas nacerían muertos, privados del potencial para desarrollar y sostener el tipo de complejidad organizada que llamamos vida. ¿Son las Constantes de la Naturaleza realmente constantes? Un experimento llevado a buen fin por un grupo de investigadores, han puesto en práctica un método por ellos ideado mediante el cual, han podido examinar las Constantes de la Naturaleza durante los últimos 11.000 millones de años de la historia del Universo. Considerando las pautas atómicas que son similares a códigos de barras en la luz que nos llega de Cuásares lejanos, podemos mirar y ver cómo eran los átomos cuando la luz inició su viaje hace miles de millones de años. Así, ¿fueron siempre iguales las constantes de la Naturaleza? La respuesta, inesperada y escandalosa, plantea nuevas posibilidades para el Universo y las leyes que lo rigen.
¿Qué secretos tan profundos se esconden detrás de esta simple ecuación? Desde el comienzo de la “buena” Física, los mejores han tratado de desvelar lo que ahí está escondido. Es la Constante de estructura Fina, otra vez el número puro y adimensional, 137 que guarda los misterios del electromagnetismo, e, la Relatividad de Einstein, c, y, la constante de Planc, h. A pesar del cambio incesante y la dinámica del mundo visible, existen aspectos de la fábrica del Universo misteriosos en su inquebrantable constancia. Son esas misteriosas cosas invariables las que hacen de nuestro Universo el que es y lo distingue de otros que pudieran existir. Está presente un hilo dorado que teje una continuidad a través del espacio-tiempo y que, afecta a toda la Naturaleza que, de esa manera, se conforma como un todo, como un Sistema cerrado en el que, las constantes marcan un ritmo de funcionamiento y las leyes o fuerzas naturales dicen como deben cambiar las cosas.
Como si fuera un hilo de oro que brotaba del abismo de los tiempos, el Universo unifica, todo lo que dentro de él existe, y, de alguna manera, aunque nos de la sensación de heterogeneidad, al final, todo es lo mismo, es decir, proviene de la misma fuente, simplemete cambia con el tiempo. Lo que hoy es inanimado, mañana estará muy vivo. Lo que hoy no tiene consciencia, mañana la tendrá. Todas las cosas son, aunque no de la misma manera pero, ese simple pensamiento, eleva a todas las cosas a la categoría de SER. Así las cosas, y, con esos datos en las manos, nos aconseja esperar que ciertas cosas sean iguales en otros lugares del Espacio además de aquí, en la Tierra; que esas constantes fueron y serán las mismas en otros tiempos además de hoy; que para algunos casos, ni la historia ni la geografía importan. De hecho, quizá sin un substrato semejante de realidades invariables no podría haber corrientes superficiales de cambio ni ninguna complejidad de mente y materia. Desde entonces, los cosmólogos han encontrado cada vez más formas en que el Universo podría mostrar variaciones en sus constantes definitorias; cada vez más maneras en que la vida podría no haber llegado a existir en el Universo. También han empezado a tener en serio la posibilidad y realidad de otros universos en los que las constantes de la Naturaleza toman valores diferentes. ¿Inevitablemente nos encontramos en un mundo donde las cosas salieron bien? Pero, ¿Cuál era la posibilidad de que todo esto sucediera así?
¿Qué clase de vida -si es que la hubiera- existirían en otros universos? El clima y la topografía de nuestro planeta varían continuamente, como las especies que viven en él. Y lo que es más espectacular, hemos descubierto que todo el Universo de estrellas y galaxias están en estado de cambio dinámico, en el que grandes cúmulos de galaxias se alejan unos de otros hacia un futuro que será diferente del presente. Hemos empezado a darnos cuenta de que vivimos en un tiempo prestado, los sucesos astronómicos catastróficos son comunes; los mundos colisionan.
Hasta el momento, hemos tenido mucha suerte (hace sólo unos días pasó un pequeño asteroide a unos 40.000 Km de la Tierra). El planeta Tierra ha sufrido en el pasado el impacto de cometas y asteroides. Un día se le acabará la suerte; el escudo que tan fortuitamente nos proporciona el enorme planeta Júpiter, que guarda los confines exteriores de nuestro Sistema Solar, no será capaz de salvarlo. Al final, incluso nuestro Sol morirá. Nuestra Vía Láctea será engullida por un enorme agujero negro central. La vida tal como la conocemos terminará. Los supervivientes tendrán que haber cambiado su forma, sus hogares y su naturaleza en tal medida que hoy, nos costaría llamarlo “vida” según nuestros criterios actuales, a esa existencia prolongada y exenta de enfermedad. Hemos reconocido los secretos simples del Caos y de la impredecibilidad que asedian tantas partes del mundo que nos rodea. Entendemos que nuestro clima es cambiante pero no podemos predecir los cambios. Hemos apreciado las similitudes entre complejidades como esta y las que emergen de los sistemas de interacción humana –sociedades, economías, elecciones, ecosistemas- y el interior de la mente humana.
El Lago Titi-Caca, el caudal de agua dulce mayor del mundo
Debemos procurar que sitios como este perduren, nuestro futuro depende de ellos.
Todas estas sorprendentes complejidades tratan de convencernos de que el mundo es como una montaña rusa desbocada, rodando y dando bandazos; que todo lo que una vez se ha tenido por cierto podría ser derrocado algún día.
Si revisamos las escalas desde un átomo, el ADN, una Bacteria, un insecto, un planeta, un ser humano, un árbol, un meteorito, un asteroide, una estrella, una galaxia, o un cúmulo de galaxias.
Todos los objetos del Universo son el resulta de fuerzas antagónicas que, al ser iguales, se equilibran y consiguen la estabilidad. Las estrellas son el mejor ejemplo: La Gravedad trata de comprimir a la estrella que, mediante la fusión tiende a expandirse y, la lucha de esas dos fuerzas crea la estabilidad.
Estas estructuras, podemos decir que son entidades estables que existen en el Universo. Existen porque son malabarismos estables entre fuerzas competidoras de atracción y repulsión. Por ejemplo, en el caso de un planeta, como la Tierra, hay un equilibrio entre la fuerza atractiva de la Gravedad y la repulsión atómica que aparece cuando los átomos se comprimen demasiado juntos. Todos estos equilibrios pueden expresarse aproximadamente en términos de dos números puros creados a partir de las constantes e (electrón), h (constante de Planck), G (constante de gravitación) y mp (masa del protón).
Hasta tal punto son importantes estas constantes de la Naturaleza que, simplemente con que la masa o la carga del electrón variara una diez millonésima, la vida, no podría existir.
emilio silvera
el 4 de enero del 2015 a las 11:11
Es increíblemente fascinante el poder ser consiente de la evolución que en uno mismo se puede estar produciendo a medida que se conocen el por qué de las cosas que nocurren a tu alrededor, priumero, y en todo el Universo después. Ser consciente de la Física del mundo, de la Naturaleza y del Universo en fin. La Física y la Astronomía nos ha podido situar en un lugar desde el que, al ser muy alto, podemos atisbar, sin muchos problemas, las cosas que resultan ser verdades inamovibles.
La Gravedad en presencia de masa
Los átomos que todo lo conforman
Las estrellas creadoras de elemetos
La Vida en el Universo
Es cierto que cuanto mayor sea la entropía de un sistema mayor también será el desorden y la energía disponible disminuirá. El propio universo, considerado como un sistema cerrado se verá abocado a ese escenario final, ya que, de manera irremisible, su entropía aumenta más y más y lo está llevando ahacia su muerte térmica.
Hasta las estrellas evolucionan y nos mandan el mensaje de que, a pesar de que puedan permanecer muchos miles de millones de años, al final, también ellas desaparecerán convertidas en otra cosa diferente a lo que fueron.
El ritmo del Universo (al menos de nuestro universo), es el de la evolución por la energía. Todo cambia con el paso del tiempo y transforma las cosas. La materia, amigos míos, parece que tiene memoria y cuando la que conforma una estrella se destruye en una explosión Supernova, los restos, el remanente que deja y forma una gran Nebulosa, ese material cósmico interestelar, se las arregla para que a partir de él, ¡sorpresa! surjan nuevas estrellas.
Aunque en Ciencia no existan las “verdades inmutables”, todo en ella puede cambiar y se puede mejorar: Nuevos descubrimientos, nuevas teorías, hallazgos de “verdades” que no conocíamos… Lo cierto es que, algunas cosas sí que son “Verdades Inmutables” Lo que siempre es igual a pesar de los posibles cambios que se puedan producir y qiuedan inalteradas, sin importarles lo que a su alrededor pueda pasar… ¡La luz es una de esas cosas inmutables! En el Universo, existen muchas más.