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La Religión y algunos pueblos del pasado
por Emilio Silvera ~ Clasificado en a otros mundos ~ Comments (2)
Presentar a estas alturas a Isaac Asimov, sería un ejercicio inútil por ser alguien al que todos conocen por su faseta de escritor científico y de ciencia-ficción. Él escribió más de trescientos libros que iban desde la bioquímica y la física hasta Schakespeare y la Biblia. Todo lo quería tocar y, se introdujo en las más diversas ramas del saber humano para explicar sus ideas con respectos a esas muchas cuestiones que abordó con más o menos éxito. En lo que más destacó y se hizo más popular, fuen en la rama de la Ciencia-Ficción en las que nos dejó novelas inolvidables que, como la Saga de La Fundación conocida en todo el mundo. Como hoy tratamos sobre cosmología, se me ocurre que, podríamos utilizar una de sus obras como comienzo de este sencillo trabajo:
Una de sus mejores obras fue temprana. En 1941 publicó “Nightfall”, una historia sobre una civilización condenada a un destino funesto y ubicada en el planeta Lagash, que no giraba en torno a un único Sol, como lo hace la Tierra, sino que estaba inmerso en el campo gravitatorio de generado por seis soles independientes. Él no explicaba, en la obra, cómo era la órbita de ese planeta -sería un problema nada menos (y nada más) que de siete cuerpos-, nada fácil de explicar.
Para los habitantes de un planeta con más de un Sol, no sería fácil sobrellevar las diferencias que esto supondrían. Los planetas ahora desvelados, llamados Kepler-34b y Kepler-35b-, giran alrededor de un par de estrellas unidas gravitatoriamente que se orbitan entre sí. El primero se encuentra a 4.900 años luz de la Tierra y el segundo, aún más lejos, a 5.400 años luz. Si tuvieran habitantes, ¿qué sensación tendrían con esos dos focos luminosos sobre ellos?
Pero sigamos con la historia de los habitantes de Lagash que, en tal situación de estar iluminados por seis soles era que, recibían luz constante proveniente de los soles, cuando no eran unos eran los otros los que les enviaba sus rayos de luz y su calor.
Dado que no conocían ningún tipo de cielo nocturno, los astronómos extrapolan la idea de qué en su universo sólo existen unas pocas docenas de estrellas. Se trataba de unas luces misteriosas apenas visibles contra el resplandor de los seis soles. Así, los que consideraban importantes las estrellas estaban en minoria y eran considerado como gente “especiales” y, algo raras.
Además, en Lagash existía una silenciosa sensación incómoda. Los arqueólogos habían hallado restos de nueve culturas anteriores, cada una de las cuales había podido alcanzar una cultura muy avanazada del nivel de la cultura presente y luego, habían desaparecido. Los estratos geológicos indican que cada una de aquellas civilizaciones había permanecido durante un período de alrededor de dos mil años.
La historia de Asimov nos parece una fantasía pero, lo que hasta ahora sólo había sido cuestión de ciencia ficción, un grupo de astrónomos trabajando con el satélite espacial Kepler han encontrado a un planeta desde el que, si se pudiera uno parar en él, se podrían apreciar amaneceres y atardeceres con dos soles, justo cómo el que apareció en la primera entrega de Star Wars desde el planeta Tatooine.
Así es, resulta que este planeta recientemente descubierto, que por lo pronto lleva el nombre de Kepler-16b, se encuentra orbitando a un sistema binario de estrellas. Esto es, un par de estrellas girando una al rededor de la otra, mientras que el planeta gira al rededor de ese sistema.
Nos podríamos preguntas cómo serían en ese mundo de seis soles las cosas. Lla fotosíntesis de una planta queda afectada por el color de la luz que recibe. En la Tierra, la mayoría de las plantas evolucionaron al color verde con el fin de aprovechar el color amarillento de la luz solar que recibe la superficie de nuestro planeta. Nuestro sol, clasificado como una estrella enana amarilla, puede parecer de un brillo blanco visto desde el espacio, pero nuestra atmósfera nos hace verlo amarillo.
Existen muchas otras clases de estrellas que no son como el Sol en el vasto Universo, y muchas de ella están, como el el mundo de Lagahs compartiendo órbitas múltiples con otros tipos de estrellas: enanas rojas, estrellas azules, gigantes rojas, enanas blancas…Las estrellas poseen diferentes colores dependiendo de su composición, edad, tamaño y temperatura. Quizás estemos acostumbrados al amarillo, pero la naturaleza realmente no tiene preferencias, y, en un sistema de seis soles…para el planeta que depende de ellos, la cosa no sería fácil.
Aquí teneis a Gliese 667, un sistema solar múltiple de dos estrellas. Lástima que no haya podido encontrar ninguna imagen que pusiera representar el sistema Solar de Lagahs, el planeta de seis soles que, tendría que ser una verdadera alucinación para sus habitantes.
Al final de la Historia del planeta Lahahs que estaba en un sistema de seis soles, se descubrió la terrible verdad de por qué, casi de dos mil en dos mil años, desaparecían las civilizaciones que estaban allí aposentadas y firmemente establecidas. Cada 2.049 años los seis soles se ponen y cae la noche, algo totalmente desconocido para los lagashianos que consecuentemente, sienten un inmenso terror hacia la oscuridad y el frío (seis soles les enviaban su luz y su calor durante todas sus vidas). El Miedo y el terror de aquel nuevo y aterrador escenario, les hace volverse locos y comienzan a provocar fuegos hasta que la cultuira muere y, como las anteriores, desaparece.
Ni estrellas que puedan guiar el rumbo de los viajeros
La oscuridad total del mundo parece ser un denominador común en todas esas profecías. Seguramente por eso la escogería Asimov. Un físico, Anthony Peratt, que ha trabajado en el National Laboratory de los Álamos y en el Departamento de Energía, afirma que a los lagashianos los destruyó algo más que el fuego. La apición del cielo nocturno y de incontables estrellas destruye su cosmología; socava su fe y los cimientos filosóficos de su sociedad, que entonces se derrumba.
Todos sabemos que la Cosmoogía es el estudio del Universo como un todo, de su historia y de su origen. Habitualmente, aunque no siempre, se basa en la Astronomía, así como en la religión y en las creencias sociales.
El antropólogo George P. Murdock hizo una lista de sesenta y ocho civilizaciones que han configurado sus cosmologías. Algunas de estas civilizaciones han desarrollado poco la ciencia y escasamente la astronomía. Nosotros los seres humanos, en cuanto identificamos un puñado de estrellas, pretendemos construir una imagen de todo el universo. La Directora del Programa de de religión del Hunter College de la City University de Nueva York, expresa su desacuerdo con la cifra de las 68 civilizaciones de dadas por Murdock: “Todas las civilizaciones tienen cosmologías de algún tipo que dicen como está estructurada la realidad. Al decir “realidad” se refiere a sus distintos universos, como ellos lo podían percibir”.
No pocas de aquellas Civilizaciones antiguas coincidieron en muchas cuestiones del “mundo que veían” y, destacaron de las demás: Sumerios, Babolonios, Hindúes, Chinos, Egipcios y Griegos, todos ellos, nos dejaron su impronta y, el resultado de todas aquellas culturas, fue recopilado y traducido por el mundo del Islam cuando llegó el oscurantismo en la Edad Media. Mucho despúes, en el Renacimiento, volvieron a florecer aquellos saberes del mundo para que pudieran lelgar hasta hnuestros días.
Existe un monstruo en el centro de nuestra galaxia está a punto de alimentarse del material presente en esa nube de gas. En efecto, recientes observaciones del VLT indican que una nube de gas pronto se aventurará peligrosamente cerca del agujero negro supermasivo que ocupa el centro de nuestra galaxia. La nube está siendo desgarrada, estirada y calentada. Los investigadores predicen que durante los próximos dos años parte de la nube será engullida por el agujero negro. ¿Os podeis imaginar que, nuestro mundo estuviera cerca de un monstruo estelar semejante? ¿Cuál sería nuestra reacción cuando el planeta comenzara a ser espaguetizado por esa fuerza de atracción descomunal? ¿Que reacciones y fuerzas se desatarían en el planeta?
Hoy, nuestros conocimientos del Universo son bastante aceptables y hemos podido comprobar que, nuestros modelos cosmológicos, se acercan a la realidad que podemos observar. Aqueloos tiempos lejanos en los que prevalecian las creencias y la intuición, han pasado para dar paso a la auténtica Ciencia que guía el camino que tenemos que seguir.
Claro que, si alguien me pidiera una justificación de la cosmología como ciencia, me vería en un gran apuro para poder dar una respuesta. La raíz de la palabra Cosmos nos remite a una palabra que abarca el todo. ¿Cómo se puede tener una Ciencia basada en que conozcamos todo? Cuando ni siquiera sabemos cuál puede ser el tamaño real del Universo.
Claro que, aunque eso resulta ser así, no por ello, la Cosmología deja de ser interesante y también, importante. Dado quen está estrechamente entrelazada con las creencias y aptitudes generales de nuestra sociedad, la cosmología puede ser una clave para conocer la psicología colectiva de una civilización. Generalmente, también suele haber algo de ciencia en esto.
emilio silvera
el 7 de marzo del 2015 a las 9:39
Nuestros Telescopios situados en los lugares estrategicos de todo el Mundo y en el Espacio, han podido captar algunos mundos que están orbitando a más de una estrella, y, si sus condiciones fuesen las adecuadas para contener formas de vida, si éstas fueran inteligentes… ¿Qué pensarían de tal profusión de luz, y de distintos amaneceres y ocasos de días extraños que no podemos ni imaginar. Tenemos que reconocer que, el maestro Asimov, era “creador de mundos alucinantes”.
Un mes de diciembre de hace poco tiempo, aparecieron en China “¡Tres Soles”!, y, la gente comenzó a recordar algunas profesias que hablaban del fin del mundo. Claro que, simplemente se trataba de un fenómeno atmosférico conocido como “parhelio” o “parahelio, que nada tiene que ver con el fín del mundo.
Tres soles en Chihuahua en Punta del Este. El fenómeno también se vio en Rusia, China y otros paises. Más arriba se explica el fenómeno que no es ning´çun hecho extraordinario y simplemente se debe a un hecho natural que surge en las adecuadas condiciones. La Tierra, sólo está iluminada por la luz de un Sol.
A 4.900 años luz de la Tierra, en la constelación del Cisne, el telescopio en órbita Kepler, de la NASA, especializado en la búsqueda de planetas extrasolares, ha descubierto un peculiar sistema planetario formado por dos planetas que están en órbita de dos estrellas. Se conocía ya un sistema estelar binario con un planeta girando a su alrededor, pero no una formación con dos de ellos, como es el caso del sistema bautizado Kepler-47.
Como estamos confinados en este pequeño planeta azul, como nuestros medios (con ser bastante aceptables), no son lo suficientemente sofisticados como para que nos puedan detectar todo lo que, situado más o menos lejos, no se deja ver. Cada día, podemos hacer nuevos descubrimientos y, recientemente, se ha descubierto un nuevo asteroide que acompaña a la Tierra en su órbita alrededor del sol.
Los planetas que orbitan en torno a las estrellas dobles son más propensos para albergar vida. Un equipo internacional de científicos han descubierto … ¡Otro planeta que orbita a dos estrellas binarias! Dada la cantidad de estrellas y de mundos que están presentes en cualquier galaxia, nada debería extrañarnos situaciones en las que, uno de esos planetas esté escortado por más de un “Sol” y, que cada uno de esos soles sea de diferente conformación, temperatura y color. Lo difícil será que en ese mundo, la vida esté presente, ya que, estar siendo bombardeado por la radiación continuada de tres soles y, cada uno de ellos a una distancias determinada, no garantiza que en el planeta, el agua discurra líquida por los regajos, ni esté presente en Ríos y Lagos, Mares y Océanos, con lo cual…, las cosas podrían ser complicadas para que la vida esté presente en ellos.
Gracias al telescopio espacial Hubble los astrónomos han conseguido saber el color real de un planeta que orbita a otra estrella distinta al Sol. El HD 189733b es de un color azul oscuro, parecido cromáticamente al aspecto de la Tierra vista desde el exterior. ¿Se parecen en algo más?
Pues no. Ahí terminan los parecidos razonables. Situado a unos 63 años luz de nosotros este planeta es completamente distinto a la Tierra. A pesar de su color azul, el agua difícilmente estará presente como en la Tierra, pues la temperatura de su atmósfera supera los 1.000 grados centígrados de temperatura y sus vientos alcanzan los 7.000 kilómetros por hora.
En el Universo todo es posible. Ya decía Einstein que lo incomprensible es que podamos comprender el Universo. No todos los fenómenos que ocurren en él son conocidos por la Humanidad. Sin embargo, ésta se propone ir desvelando secretos y, poco a poco, lo está consiguiendo. De hecho, cada vez sabemos más de lo que pasa por ahí fuera, en el espacio interestelar, en las lejanas estrellas, en regiones asediadas por inmensos agujeros negros gigantes.
Lo cierto amigos, es que el Universo, como suelo decir… ¡Es asombroso!
el 7 de marzo del 2015 a las 11:26
El título del trabajo hace poco honor al contenido del mismo. Lo que ocurre es que, cuando comienzo a escribir llevo una idea preconcebida que se va al traste a medida que las ideas fluyen, y, de una cosa me paso a otra para finalizar hablando de lo que no era la intención primera.
Me gusta divagar y dejar que las ideas fluyan libres, de esa manera, mi imaginación me lleva a mundos ignotos, a regiones del universo donde se producen fenómenos nunca vistos, puedo pasar a travñés de un Agujero de Gusano hacia otros Universos, o, también, en una potente nave del futuro que nunca conoceré, survar el Hiperespacio hacia quién sabe qué galaxias misteriosas de asombrosos objetos.
Imaginar y soñar, esa es la única manera que tenemos en nuestro Tiempo de poder realizar algunos sueños que, de otra manera, nunca se harán realidad. Así, he viajado al núcleo de los átomos y he podido ver como, los Gluones, sujetan al triplete de Quarks que, conforman protones y neutrones para que el núcleo del átomo sea estable y puedan atraer, con sus cargas positivas, a los electrones que conforman los átomos de los que están hechos los mundos, las estrellas y nosotros.
Hubo un tiempo lejano en el futuro que, ni podíamos imaginar, nuestro intelecto no daba para tanto y, recordar escenas pasadas era toda una proesa, y, sin embargo ahora, no es que podamos recordar el pasado, es que podemos, incluso, rememorar un futuro que nunca existió.
¡Que maravilla la Mente!