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Puedes hacer las cosas más amenas

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (11)

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Ya que, cuando no es así, parece que estoy sólo, predicando en el desierto.

¡Animate y expresa tus ideas!

emilio silvera

 

  1. 1
    Carlos
    el 8 de junio del 2015 a las 10:37

    Te leo a diario y es apasionante tu manera de ver la astronomía y la ciencia. Te lo dice un “comercial” que hace su dia a dia mas ameno con este blog. No he encontrado ninguno mejor hasta la fecha 🙂
    Ademas de la información nueva que aportas, tu visión sobre ello lo hace aun mas interesante.
    Das esperanza! 

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 8 de junio del 2015 a las 12:02

      Amigo Carlos:
      Estos son los detalles que te compensan en el trabajo que, diariamente, dejamos aquí. Lo que se expone a los visitantes, son temas de variadas disciplinas científicas, prevaleciendo la Física y la Astronomía. Sin embargo, de cualquiera de los temas aquí tratados, podemos aprender muchas cosas nuevas, matices y otras perspectivas que, antes de pasar por aquí, no teníamos.
      Se intenta complacer a los invitados y exponer los temas de la mejor manera posible, con una exposión sencilla de los temas complejos que tratamos y, a veces, hasta lo conseguimos.
      Me alegra mucho que, al menos en tu caso, las cosas sean positivas y el objetivo se cumpla.
      Gracias y un Abrazo.

      Responder
  2. 2
    Ricard
    el 8 de junio del 2015 a las 18:05

    Hola Emilio,

    Como fan y seguidor tuyo te hago llegar la siguiente reflexión. Aunque es un poco larga, espero que te guste. Normalmente, como sabes, las publico en mis muros en las redes sociales, pero en esta ocasión me hace ilusión enviártela primero, porque quizás pueda incorporar alguno de tus comentarios.

    Un saludo,

    LOS DEMONIOS DE LA CIENCIA,

     Demasiadas preguntas sin respuesta para cómo confiar ciegamente en la “ciencia oficial”. Demasiadas incongruencias y caminos que nunca tendrán respuesta. Debajo de la “alfombra” ya no caben más cosas.
    La ciencia nunca podrá explicar concepciones puramente conceptuales, como el propio “Big-Bang” o, por extensión, todo aquello que se encuentra en las fronteras de lo que denominamos Universo. La propia velocidad de la luz o su propia dualidad es algo que la ciencia oficial nunca podrá explicar.
    La ciencia se empeña en mantenernos dentro de la “caverna”, al negar la idea de que las ideas matemáticas, no pueblan el mundo real, sino el mundo del alma.
    En un plano físico los resultados que no constituyen una respuesta determinada los denominamos “singularidades”.  Bajo la base de todas estas singularidades subyace ese misterioso concepto que llamamos infinito. Conscientes de abrir la puerta a una cierta existencia etérea en que se asienta el Universo, para la ciencia el infinito nunca es respuesta. Sin embargo no es eso lo que pensamos cuando lo observamos. Hemos dejado de confiar en los instintos, o en nuestros sentidos. Como decía Einstein, hemos encumbrado a la razón, que sólo es su sirviente.
    Nos hacen creer que la respuesta consiste en observar y en encontrar partículas imaginarias, partículas cuya existencia tan sólo se basará en la probabilidad. Piensan que entre las increíbles unidades físicas de medida con las que trabaja un colisionador de partículas fundamentales deben de encontrarse las respuestas. Sin embargo esta idea contradice claramente lo que ocurre en las fronteras del Universo, donde todo se vuelve indeterminado o el espacio-tiempo invierte  sus efectos. Es el eterno problema de la medida. Y es que el Universo, en último término, nos está diciendo, siempre y en todo momento, que es independiente de cualquier escala física de medida o, en definitiva, que tan sólo se basa en los conceptos.
    Esta aversión a la posibilidad de que vivamos en un Universo virtual es negada continuamente por los escépticos del cambio, por los defensores de esa supuesta verdad que representa la tradición. La posibilidad de que el Universo pueda ser tan sólo descrito matemáticamente, de acuerdo con la Teoría de Cuerdas, implicaría que el Universo sería independiente de la física en sí misma, que existiría algún tipo de diseño inteligente de forma subyacente a lo que denominamos realidad, sería algo así como una especie de “código-fuente”.
    Aferrados a esta posibilidad imaginan que el Universo se ha hecho por azar, que la consecuencia de que todo esté matemáticamente  perfectamente coordinado tan sólo es un resultado de la casualidad. Quizás sean los mismos que piensan que las Pirámides de Egipto también es el resultado del buen hacer de unos cuantos artesanos, y de muchos esclavos.
    Apelar al azar (como única solución final) es como una especie de cerrojo final a la idea de que el Universo tan sólo sea una simulación de si mismo, una especie de holograma. Sin embargo, esta idea también es metafísica, pues su respuesta indica claramente que la esencia final queda fuera de la física; Porqué… si lo piensas ¿Qué hay de físico en el azar? El azar es como un infinito, un concepto asimilado que tampoco nunca jamás podrá ser explicado. Si cerramos, por tanto todas las puertas, si nos encerramos en un mundo físico y limitado, jamás podremos esperar una respuesta global. ¿No es esto una incongruencia?
    La mecánica cuántica, que a veces denominamos física cuántica, en realidad de física no tiene nada, pues tan sólo se basa en la probabilidad. Según la propia  “física” cuántica no existe de forma determinada una particular fundamental, sino que ésta existe tan sólo como un campo de probabilidad. Es el principio de indeterminación. Es decir, no existe una existencia propiamente real, en su base subyacente la realidad tan sólo puede ser descrita de forma matemática.
    La propia teoría de la relatividad es incoherente con la física, pues indica claramente que todo depende sólo (y siempre) del punto de vista, que todo es relativo, que no existe lo que consideramos “realidad real”. Cada coordenada de sistema, cada partícula virtual, tiene su propio espacio-tiempo dependiendo de su velocidad o… ¿por qué no? de su frecuencia.
    El Universo funciona como una unidad, un nuevo concepto que niega la ciencia, pero que matemáticamente se encuentra de forma subyacente en la idea del Big-Bang  o de un “Cuanto de Planck”. ¿Cómo explicar si no que el Universo esté entrelazado, que una partícula sea capaz de comunicarse con otra, aunque se hallen en extremos opuestos del Universo?
    Pero… ¿Qué implica que el Universo funcione como unidad? Nuevamente que está perfectamente organizado, que forma un sistema perfecto de transmisión de información, que posee una inteligencia y, en consecuencia, un grado de conciencia, a todas luces más elevado de aquello que puede ser (simplemente) observado. Este el gran misterio, ¿Por qué todo está tan perfectamente organizado?
    El Universo es capaz de operar de forma instantánea, pero también es capaz de superponer los estados. Cada partícula, cada coordenada del sistema tiene esta capacidad, “oscila” eternamente entre un estado material y otro que no podemos observar, la “no realidad”. A esto lo denominamos “superposición”. Pero… esta idea (de hecho) tan sólo es consecuencia de nuestro criterio matemático de clasificar las cosas. Lo que hacemos simplemente es trazar un eje de referencia y separar el mundo real y el mundo imaginario, Esta es la idea implícita en cualquier teorema matemático, separar la realidad del mundo imaginario, y decir lo que existe o no. Los axiomas matemáticos niegan la regla de los opuestos, niegan la posibilidad de la superposición. Y… sin embargo, queda muy claro que no es esto lo que observamos en el Universo, cuando lo vemos despojado de la absurdidad de la lógica que representa nuestro criterio de veracidad.
    Todo indica que el Universo es como una gran conciencia universal, como un gran pensamiento, como un sistema inteligente en sí mismo. Esto implica que no somos nosotros los que lo inventamos, sino que tan sólo somos su resultado, que tan sólo seguimos exactamente su mismo patrón de comportamiento.
    Un universo virtual implica que toda partícula, toda forma de existencia tiene un grado de conciencia, que es capaz de percibir el Universo a su manera. Un universo virtual implica que todo es relatividad, que nuestra existencia está a medio camino entre el mundo real y el mundo inmaterial, algo que la ciencia se niega a aceptar.   Si esto fuera correcto implicaría que la vida es un patrón de comportamiento, un patrón geométrico, una estructura matemática que está en movimiento; Que existiría realmente un patrón de la creación o una especie de diseño inteligente, en armonía con el azar.
    Cada ser vivo o incluso inanimado tiene un grado de conciencia, dado que tiene un rango de frecuencia, percibe la luz a su manera. Nosotros tan sólo nos hemos especializado en encontrar respuestas, en encontrar el sentido de las cosas, hasta que nos demos cuenta que hemos llegado al punto final, que todo se basa tan sólo en la probabilidad. Pero todo indica que nunca tendremos una respuesta al enigma final, el porqué de la vida aunque nada impide que podamos entender su patrón de funcionamiento.
    Si todo absolutamente tiene un grado de conciencia ¿Qué nos diferencia?  Justamente la mayor negación de la ciencia: el alma, el más inexistente de todos los conceptos imaginarios. La ciencia actual la ha sustituido por un criterio lógico de pensamiento, todo lo opuesto al más puro instinto. En un sistema virtual el alma no es más que un concepto, una coordenada que nos vincula con el resto del Universo, una coordenada que (como el Big-Bang) siempre estará más allá del Universo material.
    Quizás el alma no sea más que la posibilidad que tenemos de modificar el Universo con nuestra intención y nuestro pensamiento, el punto de encuentro, el Big-Bang que separa lo que es o no físicamente real.
    Un Universo que se nos presenta en tres ejes de la realidad cumple la antigua “Ley de los Opuestos”, de la misma manera que la existencia de dos planos de la realidad, vinculados por el movimiento forman una relación triangular.
    Nuestro criterio de lógica simplemente consiste en trazar una línea imaginaria justo enfrente de nuestra mirada y separar dos realidades matemáticas, un concepto que luego extendemos al mundo real.  Sin embargo esto es limitado y, en cierto sentido, contrario, a la existencia de tres ejes de la realidad ¿Y si nuestros ejes de coordenadas fueran realmente algo así como el símbolo de la paz, o tres ejes opuestos todos ellos? ¿Y si resulta que somos sirvientes de unos ejes de coordenadas que hemos inventado?
    ¿Qué impide una realidad diferente, un nuevo marco conceptual? Cuando expresamos en un plano una realidad tridimensional, estamos descubriendo o describiendo cualidades holográficas, que denominamos verdades matemáticas. En realidad estamos simplificando los patrones de funcionamiento del Universo, los estamos limitando. ¿No sería más correcto utilizar tres ejes de referencia, no sería más coherente con la realidad?
    Lo curioso de todo esto es que tan sólo existe una geometría capaz de unificar una realidad tridimensional de forma geométrica en un plano de coordenadas y que podemos extender hasta la dimensión unidad: se trata de la “geometría sagrada”,  la mejor respuesta al problema de los “tres cuerpos”, un patrón fractal perfecto, y siempre basado en una relación a tres bandas. Su símbolo serían dos triángulos entrelazados. Poco antes de morir Poincaré accedió a que fuera publicado uno de sus trabajos que no tenía terminado. Este problema hacía referencia a que unos cuantos problemas de dinámica relacionados con la existencia de soluciones periódicas al problema de los tres cuerpos dependían de un resultado geométrico simple, de cuya verdad estaba cada vez más convencido, pero que no había podido demostrar.
    Te propongo el siguiente ejemplo, algo que te haga pensar. Pi puede ser una línea recta, pero también puede ser el contorno de una circunferencia (la que tiene diámetro unidad). En una dimensión diferente, pi determina el área de dicha circunferencia. Cuando hacemos esto multiplicamos por 2. Dado que pi es el único valor en el universo numérico, capaz de hacer esto, podemos imaginar dos circunferencias opuestas entre ellas, situadas en planos inversos, dando lugar a una realidad tridimensional. En este momento, a pi se le ha acabado nuestro sistema matemático real, sin embargo dicho valor va mas allá, pues puede dar lugar a lo que denominamos “esfera tridimensional”, un concepto que nunca podremos observar, una pura construcción mental. Aunque de hecho, según Poincaré, también es la única forma matemática capaz de asimilarse, en su totalidad, con nuestro Universo.
    La esfera tridimensional se halla en la cuarta dimensión matemática, el mismo lugar donde se encuentran la relatividad y la gravedad. Si continuamos con el radio unidad, la fórmula de una esfera tridimensional, lo que denominamos “volumen de la esfera” es 4/3 de pi, como todos sabemos.
    Pero… ¿Cómo puede ser esto? Todos sabemos que podemos dividir la unidad en porciones, sin embargo queda fuera de nuestra lógica el que la unidad se puede dividir por algo más de lo que representa su “total”. Es un imposible matemático, de la misma manera que un imposible físico es que exista algo negativo.
    ¿Y si lo vemos, por tanto, de otra manera?…  4/3 expresan la manera, la forma conceptual de unificar la tercera con la cuarta dimensión matemática, expresan la manera de cuadrar un circulo, algo que no se puede hacer de forma geométrica, pero sí de forma conceptual.
    4/3 expresan la relatividad, la capacidad en este sistema de que cada partícula pueda  ser ella misma o tan sólo un punto de referencia respecto de su sistema, una simple coordenada. Sin embargo, también es cierto que los tres vértices de un triángulo constituyen un sistema organizado de comportamiento, un sistema que tiene su reflejo en una dimensión superior. Tan sólo un triángulo rectángulo es capaz de tener un reflejo en una dimensión superior, es lo que establece el Teorema de Pitágoras, la regla del entrelazamiento dimensional, la Ley de la Gravedad, el Teorema de Fermat o la esencia de un holograma
    ¿Cuál es la última incongruencia a que se enfrenta la ciencia? Que es incompatible con la posibilidad de que el Universo no siga su lógica, con la posibilidad de que el Universo tan sólo se base en la probabilidad, que pueda ser descrito tan sólo en lenguaje binario. Si esto es cierto significar renunciar, dar el poder a la gente normal, aceptar la capacidad que tenemos tan sólo con la intención o el pensamiento de modificar el Universo, algo que ya sabemos que es cierto, como dicen los experimentos del proyecto “Conciencia Global”.
    ¿Y si realmente existe el alma? Ese elemento divino que conecta dos planos de la realidad, esa conexión universal. Si así fuera existe un código fuente, algo que indica que los opuestos siempre están conectados, aunque sea en dimensiones diferentes, la misma idea del Teorema de Pitágoras, el Ying-Yang o el conocido precepto de Hermes. ¿No es demasiada casualidad que la Gran Pirámide de Keops siga, en su crecimiento escalonado, la regla de los 4/3?
    Si tenemos la capacidad de ser los diseñadores de nuestro universo pero, a su vez, somos su consecuencia esto implica que nunca puede haber tan sólo una respuesta, un camino determinado aunque sea por la ciencia, que la respuesta (como la probabilidad) siempre está abierta. O…en otros términos, que todos tenemos un Dios interior, que todos tenemos una “conexión” directa con el Universo, que no estamos enfrentados, ni separados por la religión de la lógica, en contraposición a la eterna paradoja.
    ¿Y si fuera cierto que un fotón es una fórmula matemática, un patrón geométrico de comportamiento, o un simple diseño (aunque perfecto) para transmitir infinita información?
    Los antiguos egipcios representaron el tránsito entre el mundo real y el inmaterial (representado por el corazón y el alma) bajo el símbolo de la balanza, realmente una divina proporción. Quizás sea porque este valor es también un imposible matemático, el único valor que coincide con su resultado inverso, un concepto que es independiente de nuestro pensamiento, algo consustancial tan sólo al Universo.
    Así que recuerda, toda idea tiene siempre su perspectiva opuesta. Las dos posibilidades estarán siempre unidas por la unidad, nuestra unidad de medida divina, el concepto. Esto es lo que reflejan las Pirámides del Valle de Giza, la conexión del mundo real (donde existen los reyes y las reinas) con el mundo dual, que implica la existencia de un mundo imaginario. Ambos planos están relacionados con un tercer plano, el plano divino, o el movimiento; Y las tres son el reflejo en la Tierra tanto del Universo, como de su funcionamiento. Realmente nos están diciendo que las reglas del juego están escritas en las estrellas y que realmente existió una civilización muy anterior que comprendió que no eran tan sólo humanos, sino que eran dioses en potencia.

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 10 de junio del 2015 a las 8:09

      ¡Hola, amigo Ricard!

      Leyendo todos tus pensamientos, las preguntas que te haces, las reflexiones que expones, las conclusiones que has obtenido de todas esas complejidades que llamamos ciencia y, de los caminos que apuntas como posibles… Me veo a mí mismo, cuando algo frustrado al no poder llegar más allá de lo que mi intelecto me permite, dejo volar mi imaginación y creo otros “mundos” posibles, otros universos que podrían ser (en elgún caso), ese Universo real que aún no hemos sabido encontrar, alejado de este nuestro cargado de  mensajes ancestrales y creencias (no exentas de lo religioso) que, no siemrpe coinciden con la realidad que pretendemos conocer y que se nos escapa a nuestra precaria percepción.

      Al leerte, entre otras muchas cosas, he recordado aquellas palabras del hombre sabio: “Todas las cosas son”. Con esa sencilla frase (en realidad un profundo pensamiento), aquel hombre, elevó a todas las cosas (animadas o no), a la categoría de Ser. El pensamiento nos llevó a la conciencia de que todo, sin excepción, está ahí para cumplir un destino.

      En cuanto a lo que podamos creer en estos momentos sobre lo que sabemos, no sería prudente “fiarnos” de que, realmente, estemos acertados. Hay que recordar (entre otros muchos casos), al Presidente de aquella Real Sociedad de Física Londinense que, dirigiéndose al gran público que llenaba la Sala de Actos, les dijo:

      “… Una cosa es segura, nunca sabremos de qué están hechas las estrellas”

      No mucho tiempo después, un tal Franhoufer, descubrió el espectro de los elementos presentes en las estrellas y, sin lugar a ninguna deuda, supimos de qué estaban hechas.

      De la misma manera, lo que hoy pensamos que es, mañana no será. No olvido lo que un famoso físico ordenó que se grabara en su tumba: “Tenemkos que saber, ¡sabremos!” Así, nos hizo saber el gran matemático Hilbert que, con el paso del tiempo, llegaríamos a comprender. Al menos, eso espero yo también.

      Como tu comentario es largo y mi tiempo corto. Le dije a mi hijo Emilio José que lo leyera (tambiñén yo lo hice), y, me dejara alguna conclusión de lo que dices. Me ha dejado unas líneas que aquí reproduzco, simplemente como prueba de que, cada mente es un mundo y, no todos, podemos ver lo mismo ante la misma escena.

       

      “Demasiadas preguntas sin respuesta cómo para confiar ciegamente en la “ciencia oficial”.

      No existe tal cosa, ciencia oficial y extraoficial, solo ciencia probada suficientemente y ciencia que no lo está.   Entendiendo por ciencia el más riguroso y estrictamente demostrable (y por tanto el mejor) método conocido por la humanidad de obtener empíricamente conocimientos fiables así como los conocimientos obtenidos de dicha forma. Precisamente por ese motivo en ciencia ni se exige ni se admite la confianza ciega. Cualquier hipótesis no falsable se descarta. (Error evitable por uso de enciclopedia).

      “Demasiadas incongruencias y caminos que nunca tendrán respuesta. Debajo de la “alfombra” ya no caben más cosas.”

       

      En ciencia no se dan incongruencias, dado que de haberlas eso vendría a indicar que alguno de los eslabones falla, y por ello, dicha parte se desecha. Por método no se aceptan en el mismo contexto datos mutuamente excluyentes o contradictorios.                       

      Cosa diferente son las paradojas y similares problemas lógicos (que no necesariamente contradicciones reales, sino aparentes), o los huecos en los que se encuentran las cosas que AÚN desconocemos y que, a día de hoy, es imposible saber si seguirán siendo incógnitas en el futuro.                                                                                                                              

      Además la analogía de la alfombra no es adecuada dado que los problemas lógicos son continuamente materia de debate público entre la comunidad científica a nivel global, e igualmente los conocimientos que no tenemos son objeto de la búsqueda incesante de los científicos, cuyos intentos y avances son publicados, recreados y examinados multitud de veces de la forma más crítica posible por sus pares.

      “La ciencia nunca podrá explicar concepciones puramente conceptuales, como el propio “Big-Bang” o, por extensión, todo aquello que se encuentra en las fronteras de lo que denominamos Universo. La propia velocidad de la luz o su propia dualidad es algo que la ciencia oficial nunca podrá explicar.

      No existe forma conocida de saber si se llegará o no en el futuro a demostrar, bajo los estándares de la ciencia, dichas cosas.

      “La ciencia se empeña en mantenernos dentro de la “caverna”, al negar la idea de que las ideas matemáticas, no pueblan el mundo real, sino el mundo del alma.”

      ¿Mundo real?, ¿Mundo del alma? En caso de ser todo una referencia a los escritos platónicos, queda por aclarar si utiliza los términos con el mismo significado que se les da en dichos escritos, y también si está enteramente de acuerdo con el conjunto de las ideas platónicas y por qué.

      “En un plano físico los resultados que no constituyen una respuesta determinada los denominamos “singularidades”.  Bajo la base de todas estas singularidades subyace ese misterioso concepto que llamamos infinito. Conscientes de abrir la puerta a una cierta existencia etérea en que se asienta el Universo, para la ciencia el infinito nunca es respuesta.”

      En ciencia se aceptan aproximaciones cuando es pertinente, si a eso se refiere.

       “Sin embargo no es eso lo que pensamos cuando lo observamos. Hemos dejado de confiar en los instintos, o en nuestros sentidos. Como decía Einstein, hemos encumbrado a la razón, que sólo es su sirviente.”

      ¿Instintos?


      “Nos hacen creer que la respuesta consiste en observar y en encontrar partículas imaginarias, partículas cuya existencia tan sólo se basará en la probabilidad.

      Poco claro, necesita desarrollo (¿”Nos hacen creer”?)

      “Piensan que entre las increíbles unidades físicas de medida con las que trabaja un colisionador de partículas fundamentales deben de encontrarse las respuestas. Sin embargo esta idea contradice claramente lo que ocurre en las fronteras del Universo, donde todo se vuelve indeterminado o el espacio-tiempo invierte  sus efectos.”

      De nuevo, se refiere a temas complejos de forma vaga y poco precisa.

      “Es el eterno problema de la medida. Y es que el Universo, en último término, nos está diciendo, siempre y en todo momento, que es independiente de cualquier escala física de medida o, en definitiva, que tan sólo se basa en los conceptos.”

      Responder
  3. 3
    maria
    el 8 de junio del 2015 a las 21:50

    Hola Emilio, como estas, bueno, en mi caso considero que tu blog es exelente, dinámico, variado y apasionante, como tu sabes reblogeo cada vez que puedo, sigue adelante y gracias por compartir tu tiempo y trabajo.

    Responder
    • 3.1
      Emilio Silvera
      el 10 de junio del 2015 a las 6:57

      Amiga mía, me alegro mucho de que todo esté a tu gusto y, desde luego, si tus visitas por este lugar sirven para que pases un buen rato, y, de camino, aprendas alguna cosa… ¡Mucho mejor!

      Un cordsial saludo.

      Responder
  4. 4
    nelson
    el 9 de junio del 2015 a las 0:56

    Hola, Emilio, Amigo onubense.
    Debo disculparme contigo pues te leo cotidianamente y sé de esta preocupación tuya. Pero digo en mi descargo que tengo dificultad para escribir en el teclado (lento y con un dedo) sumado a muy poca disponibilidad de tiempo, por lo que prefiero disfrutar (con cierto egoísmo) de tus suculentas entradas, escritas con un lenguaje sencillo y atrapante.
    Prometo entrar al menos a saludarte con frecuencia que también será un gran placer para mí.
    Un Abrazo Intercontinental. 

    Responder
  5. 5
    nelson
    el 9 de junio del 2015 a las 1:13

    También sé de tu preocupación de contestar a todos los comentaristas, uno por uno, sin excepciones. Luego de tu descomunal producción matinal da cierta cortedad sobrecargarte con más esfuerzo. En mi caso personal, no es necesario que me contestes salvo alguna pregunta, pues conozco bien tu aprecio por mí y las palabras huelgan.
    Saludos cordiales para tu familia. 
     

    Responder
    • 5.1
      Emilio Silvera
      el 10 de junio del 2015 a las 6:55

      Estimado y entrañable amigo de Uruguay, siempre serás algo nuestro, lo cercano (a pesar de las distancias), lo afín y, desde luego, la sensibilidad social y la mejor muestra humana que encontrarse pueda.

      Un abrazo.

      Responder
  6. 6
    Emilio Silvera
    el 10 de junio del 2015 a las 8:13

    Lo siento, la transcripción de lo que mi hijo Emilio José dijo al comentario de Ricard, no ha salido completa pero, el trabajo me reclama y no puedo dedicar más tiempo a esto.

    Responder
  7. 7
    Ricard
    el 10 de junio del 2015 a las 13:12

    Hola Emilio,

    Antetodo, muchísimas gracias por tu respuesta. Es un lujo este blog, no solo por sus excelentes planteamientos (o acercamientos) a eso tan inmaterial que llamamos verdad, sino también por poder obtener dos respuestas diferentes en vez de una.

    Respecto a la respuesta de Emilio José, he de decir que la considero normal, algo similar a cualquier respuesta que me encuentro en cualquier blog normal de ciencia. Considero que se queda en la superficialidad de la semántica de mis afirmaciones, sin entrar en su profundidad, por lo que cualquier comentario conduce inexorablemente a una dialéctica circular, en la que ya he aprendido que es mejor no entrar.

    Tu comentario es más profundo y denota fielmente esa humildad y asombro con la que te acercas a comprender los misterios del Universo, lo que es de agradecer. Considerando que se trata de una dura crítica al, digamos, objetivo mundo científico al que perteneces cobra un valor especial la forma de encajar las críticas u otras visiones de la realidad, aceptando que siempre es posible que puede existir otra posibilidad. Sin ninguna duda lo que haces o tu postura es ciencia con mayúsculas.

    Dado que cuanto expongo es fruto de un modelo alternativo, casi metafísico, de entender la realidad, aprovecharé el último escrito que has colgado, el de las constantes universales, para explicarte mi visión de las mismas, en el sentido de que no existen las constantes físicas universales, sino que tan sólo se trata de constantes matemáticas. Para ello utilizaré una fórmula que creo que te encanta, la identidad de Euler. Trataré que la veas de una forma alternativa. No en vano se encuentra en el centro de mi teoría.

    Saludos al padre y al hijo, y por si acaso, también al espíritu santo.

     

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