martes, 03 de diciembre del 2024 Fecha
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¿Cuál es el Camino? No hay ningún camino.

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física Cuántica    ~    Comentarios Comments (8)

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El Camino lo tenemos que hacer nosotros al andar. Lo mismo que se forma la vereda en la Montaña cuando los seres vivos pasan por el mismo sitio una y otra vez, dando lugar a que se forme una línea en la tierra mil veces pisada que nos habla del paso por aquel lugar que los viandantes han creído el más idóneo para transitar hacia algún otro sitio. Lo tuvieron que elegir de manera racional al ser el más indicado y, por ese “camino” se creó el sendero por el que caminar. Antes allí, no había camino.

No pocas veces, el camino se crea a partir de una idea, una intuición, una ganas de saber lo que hay más allá de nuestros dominios, de explorar lo desconocido, de comprobar si la fascinación que presentimos por lo que pensamos que “allí” pueda existir, se debe a una certera intuición, o, por el contrario, es sólo un espejismo. No siempre el explorardor encontró aquella civilización perdida que gritaba insistente en su mente llamándolo sin cesar, ni el científico encuentra la anhelada explicación a un secreto de la Naturaleza que, tan claramente veía en sus sueños.

Está claro que el mismo acto de la exploración, modifica la perspectiva del explorador; Ni Ulises, Marco Polo o Colón podían ser los mismos cuando, después de sus respectivas aventuras regresaron a sus hogares. Lo mismo ha sucedido con la investigación científica en los extremos de las escalas, desde la grandiosa extensión del esapcio cosmológico…

… hasta el mundo minúsculo y enloquecido de las partículas subatómicas.

Estos viajes nos cambiaron y cambiaron muchos de los conceptos ancestrales que, en nuestras mentes, estaban apaciblemente aposentados y, desafiaron muchas de las concepciones científicas y también filosóficas que más valorábamos. Algunas, ante aquella realidad nueva, tuvieron que ser desechadas, como el bagaje que se deja atrás en una larga y pesada travesía un desierto. Otras tuvieron que ser modificadas y reconstituidas hasta quedar casi irreconocibles.

La exploración en el ámbito de las galaxias y cúmulos de galaxias esxtendió el alcanza de la visión humana en un factor de 1026 veces mayor que la propia escala humana, y produjo la revolución que identificamos con la relatividad, la cual reveló que la concepción newtoniana del mundo sólo era un parroquialismo dentro de un universo más vasto donde el esapcio es curvo y el tiempo se hace flexible.

La exploración en el dominio subatómico nos llevó lejos en el ámbito de lo muy pequeño, a unos 10-15 de la escala humana, y también significó una revolución. Esta fue la física cuántica que transformó todo lo que abordó a partir de su nacimiento en 1900, cuando Max Planck, escribió aquel artículo de ocho páginas que fueron las semillas de las que más tarde, germiron “las flores” de la M.C.. Planck, comprendiò que sólo podía explicar lo que se llamaba la Curva del Cuerpo Negro -el espectro de energía que genera un objeto de radiación perfecta- si abandonaba el supuesto clásico de que la emisión de enertgía es continua, y lo reemplazó por la hipótesis sin presecentes de que la energía se emite en unidades discretas. Planck llamó cuantos a estas unidades y quedaron simbolizadas por la letra h.

Plan no era ningún revolucionario -a la edad de 42 años era un viejo, juzgado por los patrones de las ciencias matemáticas y, además, un pilar de la elevada cultura germana del siglo XIX-, pero se percató fácilmente de que el principio cuántico echaría abajo buena parte de la física clásica a la que habñía dedicado buena parte de su vida y de su carrera.

“Cuanto mayores sean sus dificultades -escribió-… tanto más importante será finalmente para la ampliación y profundización del conocimiento de la Física.” Aquellas palabras fueron proféticas: cambiando y desarrollándose constantemente, modificando su coloración de manera tan impredecible como una reflexión en una burbuja de jabón, la física cuántuica pronto se expandió prácticamente a todo el ámbito de la física, y el cuanto de acción de Planck, h, llegó a ser considerado una constante de la naturaleza tan fundamental como la velocidad de la luz, c, de Einstein.

http://www.mpe.mpg.de/410729/orbits3d_small_gif.gif

En una batalla entre los principios estrellas de la historia cuántica, sólo puede haber un ganador. O no puede? . En el invierno de 1926-1927, Werner Heisenberg el brillante joven alemán estaba trabajando como jefe asistente de Niels Bohr , alojado en un desván en la parte superior del instituto del gran danés de Copenhague. Después de un día de trabajo, Bohr se acercaba al encuentro con Heisenberg para hablar de física cuántica. A menudo se sentaban hasta altas horas de la noche, en un intenso debate sobre el significado de la teoría cuántica revolucionaria, entonces en su infancia.

Un rompecabezas que se ponderó eran los rastros de las gotitas que dejan los electrones al pasar a través de las cámara de niebla un aparato utilizado para rastrear los movimientos de partículas cargadas. Cuando Heisenberg trató de cálcular estas aparentemente precisas trayectorias usando las ecuaciones de la mecánica cuántica, no lo consiguió.

Una noche de mediados de febrero, Bohr había dejado la ciudad en un viaje de esquí, y Heisenberg se había deslizado a tomar un poco de aire de la noche en las amplias avenidas de Fælled Parque, detrás del instituto. Mientras caminaba, se le ocurrió. El rastro de los electrones no era preciso en lo absoluto: si uno lo mira de cerca, consiste en una serie de puntos difusos. Eso reveló algo fundamental sobre la teoría cuántica. De vuelta en su ático, Heisenberg escribió con entusiasmo su idea en una carta a su colega el físico Wolfgang Pauli. Lo esencial de esto apareció en un documento unas pocas semanas más tarde: “Mientras más precisa la posición es determinada, menor precisión, en el momento se conoce en este instante, y viceversa.”

\Delta x \cdot \Delta p \ge \frac{\hbar}{2}

Fórmula y gráfico que escenifican el Principio de Incertidumbre o Indeterminación

Así el notorio principio de incertidumbre de Heisenberg había nacido. Una declaración de la incognoscibilidad fundamental del mundo cuántico, que se ha mantenido firme durante la mayor parte del siglo. Pero ¿por cuánto tiempo? Corren rumores de que un segundo principio cuántico – el entrelazamiento- puede sonar el tañido de muerte para la incertidumbre.

Sólo podemos obtener respuestas parciales, cuya narturaleza está determinada en cierta medida por las cuestiones que optamos por infagar. Cuando Hesinberg calculó la cantidad mínima ineludible de incertidumbre que limita nuestra comprensión de los sucesos de pequeña escala, halló que está definida que nada menos que por h, el cuanto de acción de Planck.

Resultado de imagen de La Indeterminación cuántica

La indeterminación cuántica no depende del aparato experimental que podamos emplear para la investigación del mundo subatómico. Se trata, en la medida de nuestro conocimiento, de una limitación absoluta, que los más destacados sabios de una civilización extraterrestre avanzada conpartirían con los más humildes físicos de la Tierra. En la física atómioca clásica se suponía que se podía, en proncipio, medir las situaciones y trayectorias precisas de miles de millones de partículas -digamos, protones– y a partir de los datos resultantes hacer predicciones exactas de donde estarían los protones en determinado tiempo futuro.

Heisenberg demostró que tal supuesto era falso, que nunca podremos saberlo todo sobre la conducta de siquiera una sóla partícula, mucho menos de una gran cantidad de ellas, y, por lo tanto, nunca podremos hacer predicciones sobre el futuro que sean completamente exactas en todos los detalles. Esto marcó un cambio fundamental en la visión del mundo de la física. Revelaba que no sólo la materia y la energía sino también el conocimiento están cuántizados.

El principio de incertidumbre es aplicado a modelos del espacio 3D ordinario, donde el espacio tiempo es continuo. En los sistema cuantizados con retículos diminutos que conforman a los superejes, la información de las partículas pasa de un retículo a otro o a una zona cuántica distinta del mismo retículo. Dado que en el modelo de los eventos, los objetos no pertenecen a los eventos, simplemente evolucionan generando más información de nuevos eventos, la incertidumbre asociada a estos puede estar relacionada con radio del bucle de los retículos diminutos, y para el traslado de la información de un retículo a otro debe existir un nivel incertidumbre en cuanto a cual retículo pertenece el evento durante la transferencia de dicha información, o ¿a qué conjunto de valores cuánticos del mismo pertenece?

La mecánica cuántica (el salto cuantico del electrón) nos desvelará el secreto de cómo el electrón puede, al recibir un fotón, desaparecer del nivel nuclear que ocupa para de manera instantánea, y sin necesidad de recorrer la distancia que los separa, aparecer como por arte de magia en un nivel superior. Copiaremos el salto cuántico para viajar. Nos introduciremos en un cabina, marcaremos las coordenadas, pulsaremos un botón y desapareceremos en Madrid y de manera instantánea, apareceremos de la nada en otra cabina igual situada en Nueva York a 6.000 Km de distancia.

No puede quitarme de la cabeza que, el Salto Cuántico, nos dará la idea para viajar de manera que podamos burlar, la velocidad de la luz. Sin embargo, ese “futuro” no podré verlo. Resulta que un electrón situado alrededor del núcleo de un átomo, es impacto por un fotón energético y, de inmediato, el electrón desaparece del lugar que ocupa en la órbita atómica y, de manera instantánea, aparece en otro lugar más cercano al núcleo. Lo asombroso del caso es que, no se sabe qué camino pudo coger para desplazarse de un lugar a otro. Simplemente desapareció de uno y apareció en el otro. Ese es, amigos míos, el Salto cuántico. Si somos capaces de copiarlo, viajaremos a las estrellas sin que nos importe cuántos años-luz nos puedan separar de ellas.

¿Quién sabe lo que podemos extraer del salto cuántico? El efecto túnel nos podría dar la fórmula para viajar a lugares lejanos. Creo que todos nuestros sueños se podrían realizar si, en el momento adecuado, observando la Naturaleza, sabemos elegirt el camino que tenemos que andar para llegar a ese destino soñado,o, imaginado.

Nuestras Mentes buscarán las formas de solucionar todos esos problemas complejos que ahora inquietan a la Humanidad.

La Física cuántica nos obliga a tomarnos en serio lo que antes eran puramentes consideraciones filosóficas: que no vemos las cosas en sí mismas, sino sólo aspectos de las cosas. Lo que vemos en la trayectoria de un electrón en la cámara de niebla no es un electrón, y lo que vemos en el cielo no son estrellas, como una grabación de la voz de Pavoroti no es Pavoroti. Al revelar que el observador desempeña un papel en la observación, la física cuántica hizo por la física lo que Darwin ha hecho por las ciencias de la vida: Echó abajo las paredes, reunificando la Mente con el Universo más vasto.

emilio silvera

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El otro nombre de la Tierra es…

 
Hay algunas historias que merecen ser contadas y de ellas, podemos obtener información valiosa de cómo surgieron algunos nombres y qué hicieron algunos personajes, y, precisamente aquí que hablamos tanto de la Tierra, de Marte y de la Vida dentro y fuera del planeta, creo que está bien dejar el siguiente trabajo que resulta aleccionador y que, he podido entresacar de las ideas originales de John Gribbin en su magnifico libro: Así de Simple.

 

 

No siempre sabemos ver… lo que el Tiempo es. Algunos quieren olvidar su pasado para comenzar a escrinbir su futuro, y, no son conscientes de que, el pasado siempre nos acompañará, nunca podremos olvidarlo, forma parte de nosotros, de nuestras vidas. Por otra parte,  estamos condenados a vivir en un perpetuo presente en el que elaboramos un futuro que nunca podremos conocer. Nuestro futuro no existe y en realidad, se trata del presente de otros.

Hablamos del pasado y del futuro estando en el presente pero, por lo general, el pasado lejano se nos muestra como si estuviera retratado por la cámara fotográfica que sostenía una mano temblorosa, todo aparece movido, confuso, sin claridad. Los espacios oscuros en los que nada podemos ver, tendemos a rellenarlos con conjeturas, hipótesis y teorías de lo que pudo ser, de lo que en realidad pasó. Otras veces, sin embargo, se alza ante nosotros inmenso, sostenido por un fuerte pedestal y nos habla de su magnificencia mientras nos muestra las hazañas del pasado y el transcurrir de la Naturaleza en aquel tiempo pretérito. También, en ocasiones ocurre que, lo que “vemos”, nos parece increíble.

Bueno, al menos del pasado podemos buscar vestigios, huellas y señales que nos hablen de lo que pasó. Otra cuestión muy distinta es eso que llamamos futuro y que está más allá del presente, es lo que aún no ha pasado, lo que no tiene historia, lo que tiene que llegar. Es en ese plano de lo que podrá ser, donde entra de lleno nuestra imaginación que, haciendo un ejercicio de inventiva, trata, con los datos del pasado y del presente, de construir una imagen de lo que podrá ser ese imaginado tiempo por venir que llamamos futuro.

              Pero hombre… ¡No te das cuenta de que eso, no puede ser!

Claro que, somos grandes animales con algo de racionalidad y, nuestra tendencia, es magnificar todo lo nuestro y, en la mayoría de los casos, nuestra perspectiva resulta ser errónea, ya que, el sentido que tenemos de la “realidad”, no siempre concuerda con la realidad de la Naturaleza que no hemos llegado a comprender. La mejor demostración de ello es que, ni sabemos explicar lo que el Tiempo es. ¡El Tiempo!, ahí están encerrados esos conceptos de pasado, presente y futuro que, en realidad, hemos inventado poder ubicar nuestro paso por este mundo.

Algunas veces me sorprendo a mí mismo pensando en esa abstracción que llamamos Tiempo, en su transcurrir, en lo que caro que nos resulta a todos poseerlo, toda vez que, mientras pasa, nosotros estamos consumiendo nuestra estancia aquí que está marcada por un “tiempo” limitado que debemos aprovechar para desarrollar lo que seremos.

Somos animales eminentemente sociales, tendemos a explicar nuestras ideas y tratamos de que, todo lo nuestro quede, de alguna manera, para la posteridad. Los hechos destacados quedaron grabados, primero en rústicos dibujos en las paredes de las cuevas, más tarde en las piedras y en los muros de las construcciones, en papiros y finalmente en los libros de historia y, más modernamente, en grabaciones filmadas en películas que nos permiten visualizar la historia.

Claro que, del futuro, como aún no ha llegado, sólo podemos imaginar. Tenemos los medios tecnológicos construir los futuros que podrían ser, y, representamos historias inventadas que nos llevan a ese futuro soñado. Unas veces será idílico y perfecto y otras, por el contrario, será un futuro en el que, la misma tecnología que hemos creado, se apodera del mundo y trata de destruirnos.

En ese futuro imaginario, nuestra tendencia es la de representar el escenario que, según creemos, se podría producir dentro de…más o menos tiempo que está por venir. En el espacio están muchas de esas historias futuras, pues pensamos que entonces, seremos los señores, no ya del espacio, sino del hiperespacio mismo, es decir, estaremos en posesión de conocimientos que nos permitirán burlar el muro que hoy tenemos delante, ¡la velocidad de la luz! Infranqueable en este tiempo presente para nosotros.

 

¿Será científicamente posible superar la velocidad de la Luz?  “Los motores de curvatura que impulsaban a la nave Enterprise en sus  escarceos por el espacio pueden convertirse en una realidad y permitirnos superar la velocidad de la luz”. Han declarado unos científicos de los que no recuerdo sus nombres. Sin embargo, si la velocidad de la luz puede ser superada, antes de que dicha proesa la puedan conseguir los hombres, creo que vendrá de la mano de la misma Naturaleza que, teniendo todas las respuestas, nos señalará el camino para lograr esa proesa por inconcebible.

Como decía al principio, el pasado no siempre está claro y es diáfana su lectura, y, de lo que hemos podido recuperar y conservar, aprendimos y nos señaló el camino a seguir, aunque no por ello, dejamos de repetir algunos errores y de caer en las mismas trampas. La sabiduría de los antiguos queda al descubierto: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. Bueno, en realidad, el tropiezo se reproduce una y otra vez, sólo tenemos que mirar hacia atrás en el tiempo para comprobar las muchas torpezas repetidas.

El transcurso del tiempo, a pesar de todo nuestro empeño, termina por enseñarnos y adquirimos eso que llamamos experiencia y que nos más sabio: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

mujer calle

Ella camina y, por muy rápida que pueda ir, este movimiento no implica cambio alguno al no ser relativista, es un simple desplazamiento de lugar. Nosotros, en nuestra vida cotidiana no hacemos que el tiempo se ralentice o se agilice, transcurre a la velocidad que el ritmo del Universo ha impuesto nosotros. Una estrella vive diez mil millones de años y, nosotros, de momento no pasamos de los cien.

No pocos piensan que el futuro y el pasado no existen, que son irreales y que estamos en un continuo presente. Claro que, el pasado sí existió, recuerdo pasajes de mi infancia junto a mi padre que fueron muy reales. Del futuro, no puedo recordar nada por mucho que me quiera esforzar, sólo puedo representar pasajes que mi imaginación dibuja en mi mente y que, al contrario de aquellos otros del pasado que son inamovibles, éstos, pueden ser cambiados a voluntad. Claro aquellos del pasado fueron y estos del futuro, nunca tuvieron realidad.

El futuro será el presente de nuestros hijos con los que, , compartimos el presente que, para entonces, para ellos será el pasado, cuando nosotros no estemos y formemos parte de la historia.

El futuro, a pesar de que no ha llegado aún, es “leído” por algunos que dicen tener ese don, “pueden ver lo que no ha ocurrido” y, con ello, llevan al convencimiento a los crédulos de que, “su futuro” será de ésta o aquella manera. ¡Cómo somos! En todos los tiempos y lugares, siempre existieron espabilados que se aprovecharon de esa abstracción que llamamos tiempo, para, de una u otra manera, obtener beneficios y posiciones privilegiadas haciendo creer a otros que ellos conocían lo que nadie conoce.

 

         Parece mentira que alguien pueda creer en estos…

Desde que nacemos, comienza “nuestro tiempo” que, como regla universal y para nuestro bien, es algo secreto, nadie conoce la duración de su tiempo que, por otra parte, no pocas veces está en manos del azar. Si todo transcurre con normalidad y no somos atacados por ninguna enfermedad, accidente, ataque , etc., nuestro tiempo será el de la vida media de una persona sana que, hoy en día, está en los 80 años. Conocer la duración de nuestro tiempo sería, en muchos casos, motivo más que suficiente para vivir angustiados y, en algunos casos, nadie sabe qué reacciones o comportamientos podríamos tener en qué casos concretos.

                          Su tiempo transcurre lleno de felicidad

El Tiempo, es algo tan subjetivo que, siendo el mismo para todos, en la realidad, no lo es. Cómo puede transcurrir el tiempo igual y de la misma manera para el que todo lo tiene, que goza de una inmejorable, que ama y es amado, que vive en la tranquilidad y certidumbre de que ningún problema podrá venir a perturbar su paz, con aquel otro que, viviendo en la más grande de las pobrezas, carece de todo, la vida le ha negado cualquier alegría, vive debajo de un puente, enfermizo y en la más completa incertidumbre. Para él, la vida es de una dureza tal que, no pocas veces pensó en acabar con ella. El primero puede “ver” y sentir como el tiempo transcurre con normalidad, todo se desarrolla a su alrededor al ritmo que marca el tic tac del reloj de oro que lleva bien abrazado a su muñeca. El otro, puede sentir en lo más profundo de sus pensamientos como el “tiempo” transcurre lento, como un martirio que nunca acaba, como algo que se ensaña y se regodea de su sufrimiento.

                    ¿Qué tiempo es el suyo?

No todos podemos sentir, el transcurso del tiempo de la misma manera. Todos tenemos “nuestro propio tiempo”.

Yo, por ejemplo, tengo muchas clases de tiempo, ese que no deja sentir su transcurrir cuando estoy leyendo o escribiendo sobre temas de ciencia, y, aquel otro, que se me hace eterno, cuando tengo que cumplir con algún compromiso social. En aquel tiempo primero de cuyo transcurrir ni me entero, mi “espíritu” está gozando al bucear en los misterios de la Naturaleza que me asombran y maravilla, al llegar a comprender, el por qué de las cosas. En el “otro tiempo”, el que transcurre lentamente y no acaba nunca de pasar, las horas se hacen interminables, escuchar a la señora que te cuenta (aunque tu no quieras) lo listo que su nieto es, oír al joven que lo sabe todo, al jubilado que se queja de todo, o, simplemente escuchar banalidades de esta o aquella “famosa”… (que a mí me importan un bledo) hace que, el transcurso del tiempo me resulte interminable.

 

Otro tiempo, diferente del nuestro cotidiano es aquel que, podríamos vivir si tuviéramos la suerte de ser pasajero de una nave cuya velocidad se acercara o fuese próxima a la de la luz. Nuestro tiempo, se ralentizaría y su transcurrir, sería mucho más lento que el tiempo de nuestros familiares y amigos que se quedaron en la Tierra. Claro que, también eso sería antinatural y, dependiendo de a dónde fuésemos, se podría dar el caso de que, a nuestro regreso, no estarían aquí ninguno de nuestros seres queridos. Así que, renuncio a ese tiempo y, prefiero el mío propio en el que, salvo sorpresas inesperadas, transcurrirá según lo previsto (si la Naturaleza no interviene para distorsionarlo todo).

           Dan un poco de miedo, tan fríos y faltos de sentimientos

Algunos pintan el porvenir (es decir, el futuro) de manera tal que, lo que hemos construido nos sobrepasará, se harán los dueños del mundo y de los mundos a los que nosotros, pobres humanos, nunca podremos llegar. El futuro tiene muchos nombres, y, como en realidad nadie sabe lo que será, para los imaginativos es como una gran página en blenaco en la que pueden escribir cualquier cosa que se les pueda ocurrir, y, lo increíble del caso es que, cualquiera de ella, podría ser posible.

Si la Teoría del Big Bang es cierta, el Tiempo comenzó en aquella gran explosión cuando el espacio se expandió. Desde entonces, nunca ha dejado de transcurrir y habiendo pasado miles de millones de años, han pasado muchas cosas: Surgieron de la radiación las partículas de la materia para formar átomos, el universo se hizo transparente con los fotones que nos trajeron la luz, se formaron las primeras estrellas, galaxias y mundos y, en alguno, pudieron surgir y evolucionar, a partir de la materia inerte, algunos seres vivos que, en alguna especie, pudo alcanzar la consciencia y llegar a construir teorías que, de manera asombraso, han demostrado que el Tiempo, no transcurre de la misma manera para todos, que es relativo y dependen del observador y de la velocidad del movimiento…

El Tiempo es eso que se nos va de las manos, algo que no podemos sujetar. Su transcurrir inexorable nos deja atrás para que otros lleguen y puedan, lo mismo que nosotros hicimos, tratar de saber lo que el Tiempo es. Sin embargo, también como nosotros, se encontrarán xon la misma dificultad de no saber explicar lo que el Tiempo es.

Sobre esto del “tiempo” hemos construido muchas frases:

– “Vive el presente de manera tal que, en el futuro, tengas un bonito pasado”.

– “El futuro estará siempre, construido por tu presente”.

– “El presente está cargado del pasado y, el futuro, será lo que determine el presente”.

– “Todo lo que será, causa en lo que es”.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad” . Según Víctor Hugo.

Woody Allen, lo mira desde otra perspectiva: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Claro que, el hombre no cayó en la cuenta de que, cuando esté allí, la vida se habrá marchado de su “pequeño mundo” individual. Es lo que llamamos la muerte, el verdadero vacío y la nada, la no existencia y, como consecuencia, sin Tiempo de ninguna clase, eun “Tiempo” sin nombre, inexistente.

El Tiempo, ese Tic Tac que, como una gota de agua que eternamente cae, transcurre para cambiarlo todo

En realidad, el simpático Woody Allen, quiso construir una frase inteligente y se queda en perogrullada, ya que, el resto de su vida siempre será presente, y ese otro resto al que se refiere… estará muerto y, tendría que haber dicho: No me interesa el futuro porque no se en qué lugar podrán estar mis restos y, sobre todo, mi consciencia. Y, a todo esto, ¿qué piensas tú sobre lo que el Tiempo es, cómo ves no dejamos de hablar  del pasado, del presente y del futuro?, pero…  ¿No será todo una Ilusión? ¿Será que, para los seres vivos sólo existe el eterno presente y que, el pasado,  sólo pertenece a los muertos y el futuro a los que están por venir? Claro que, también para ellos, su Tiempo, sólo podrá ser Presente. ¿Cómo clasificarías tú el Tiempo?

emilio silvera