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¿Cuál es el Camino? No hay ningún camino.

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física Cuántica    ~    Comentarios Comments (8)

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El Camino lo tenemos que hacer nosotros al andar. Lo mismo que se forma la vereda en la Montaña cuando los seres vivos pasan por el mismo sitio una y otra vez, dando lugar a que se forme una línea en la tierra mil veces pisada que nos habla del paso por aquel lugar que los viandantes han creído el más idóneo para transitar hacia algún otro sitio. Lo tuvieron que elegir de manera racional al ser el más indicado y, por ese “camino” se creó el sendero por el que caminar. Antes allí, no había camino.

No pocas veces, el camino se crea a partir de una idea, una intuición, una ganas de saber lo que hay más allá de nuestros dominios, de explorar lo desconocido, de comprobar si la fascinación que presentimos por lo que pensamos que “allí” pueda existir, se debe a una certera intuición, o, por el contrario, es sólo un espejismo. No siempre el explorardor encontró aquella civilización perdida que gritaba insistente en su mente llamándolo sin cesar, ni el científico encuentra la anhelada explicación a un secreto de la Naturaleza que, tan claramente veía en sus sueños.

Está claro que el mismo acto de la exploración, modifica la perspectiva del explorador; Ni Ulises, Marco Polo o Colón podían ser los mismos cuando, después de sus respectivas aventuras regresaron a sus hogares. Lo mismo ha sucedido con la investigación científica en los extremos de las escalas, desde la grandiosa extensión del esapcio cosmológico…

… hasta el mundo minúsculo y enloquecido de las partículas subatómicas.

Estos viajes nos cambiaron y cambiaron muchos de los conceptos ancestrales que, en nuestras mentes, estaban apaciblemente aposentados y, desafiaron muchas de las concepciones científicas y también filosóficas que más valorábamos. Algunas, ante aquella realidad nueva, tuvieron que ser desechadas, como el bagaje que se deja atrás en una larga y pesada travesía un desierto. Otras tuvieron que ser modificadas y reconstituidas hasta quedar casi irreconocibles.

La exploración en el ámbito de las galaxias y cúmulos de galaxias esxtendió el alcanza de la visión humana en un factor de 1026 veces mayor que la propia escala humana, y produjo la revolución que identificamos con la relatividad, la cual reveló que la concepción newtoniana del mundo sólo era un parroquialismo dentro de un universo más vasto donde el esapcio es curvo y el tiempo se hace flexible.

La exploración en el dominio subatómico nos llevó lejos en el ámbito de lo muy pequeño, a unos 10-15 de la escala humana, y también significó una revolución. Esta fue la física cuántica que transformó todo lo que abordó a partir de su nacimiento en 1900, cuando Max Planck, escribió aquel artículo de ocho páginas que fueron las semillas de las que más tarde, germiron “las flores” de la M.C.. Planck, comprendiò que sólo podía explicar lo que se llamaba la Curva del Cuerpo Negro -el espectro de energía que genera un objeto de radiación perfecta- si abandonaba el supuesto clásico de que la emisión de enertgía es continua, y lo reemplazó por la hipótesis sin presecentes de que la energía se emite en unidades discretas. Planck llamó cuantos a estas unidades y quedaron simbolizadas por la letra h.

Plan no era ningún revolucionario -a la edad de 42 años era un viejo, juzgado por los patrones de las ciencias matemáticas y, además, un pilar de la elevada cultura germana del siglo XIX-, pero se percató fácilmente de que el principio cuántico echaría abajo buena parte de la física clásica a la que habñía dedicado buena parte de su vida y de su carrera.

“Cuanto mayores sean sus dificultades -escribió-… tanto más importante será finalmente para la ampliación y profundización del conocimiento de la Física.” Aquellas palabras fueron proféticas: cambiando y desarrollándose constantemente, modificando su coloración de manera tan impredecible como una reflexión en una burbuja de jabón, la física cuántuica pronto se expandió prácticamente a todo el ámbito de la física, y el cuanto de acción de Planck, h, llegó a ser considerado una constante de la naturaleza tan fundamental como la velocidad de la luz, c, de Einstein.

http://www.mpe.mpg.de/410729/orbits3d_small_gif.gif

En una batalla entre los principios estrellas de la historia cuántica, sólo puede haber un ganador. O no puede? . En el invierno de 1926-1927, Werner Heisenberg el brillante joven alemán estaba trabajando como jefe asistente de Niels Bohr , alojado en un desván en la parte superior del instituto del gran danés de Copenhague. Después de un día de trabajo, Bohr se acercaba al encuentro con Heisenberg para hablar de física cuántica. A menudo se sentaban hasta altas horas de la noche, en un intenso debate sobre el significado de la teoría cuántica revolucionaria, entonces en su infancia.

Un rompecabezas que se ponderó eran los rastros de las gotitas que dejan los electrones al pasar a través de las cámara de niebla un aparato utilizado para rastrear los movimientos de partículas cargadas. Cuando Heisenberg trató de cálcular estas aparentemente precisas trayectorias usando las ecuaciones de la mecánica cuántica, no lo consiguió.

Una noche de mediados de febrero, Bohr había dejado la ciudad en un viaje de esquí, y Heisenberg se había deslizado a tomar un poco de aire de la noche en las amplias avenidas de Fælled Parque, detrás del instituto. Mientras caminaba, se le ocurrió. El rastro de los electrones no era preciso en lo absoluto: si uno lo mira de cerca, consiste en una serie de puntos difusos. Eso reveló algo fundamental sobre la teoría cuántica. De vuelta en su ático, Heisenberg escribió con entusiasmo su idea en una carta a su colega el físico Wolfgang Pauli. Lo esencial de esto apareció en un documento unas pocas semanas más tarde: “Mientras más precisa la posición es determinada, menor precisión, en el momento se conoce en este instante, y viceversa.”

\Delta x \cdot \Delta p \ge \frac{\hbar}{2}

Fórmula y gráfico que escenifican el Principio de Incertidumbre o Indeterminación

Así el notorio principio de incertidumbre de Heisenberg había nacido. Una declaración de la incognoscibilidad fundamental del mundo cuántico, que se ha mantenido firme durante la mayor parte del siglo. Pero ¿por cuánto tiempo? Corren rumores de que un segundo principio cuántico – el entrelazamiento- puede sonar el tañido de muerte para la incertidumbre.

Sólo podemos obtener respuestas parciales, cuya narturaleza está determinada en cierta medida por las cuestiones que optamos por infagar. Cuando Hesinberg calculó la cantidad mínima ineludible de incertidumbre que limita nuestra comprensión de los sucesos de pequeña escala, halló que está definida que nada menos que por h, el cuanto de acción de Planck.

Resultado de imagen de La Indeterminación cuántica

La indeterminación cuántica no depende del aparato experimental que podamos emplear para la investigación del mundo subatómico. Se trata, en la medida de nuestro conocimiento, de una limitación absoluta, que los más destacados sabios de una civilización extraterrestre avanzada conpartirían con los más humildes físicos de la Tierra. En la física atómioca clásica se suponía que se podía, en proncipio, medir las situaciones y trayectorias precisas de miles de millones de partículas -digamos, protones– y a partir de los datos resultantes hacer predicciones exactas de donde estarían los protones en determinado tiempo futuro.

Heisenberg demostró que tal supuesto era falso, que nunca podremos saberlo todo sobre la conducta de siquiera una sóla partícula, mucho menos de una gran cantidad de ellas, y, por lo tanto, nunca podremos hacer predicciones sobre el futuro que sean completamente exactas en todos los detalles. Esto marcó un cambio fundamental en la visión del mundo de la física. Revelaba que no sólo la materia y la energía sino también el conocimiento están cuántizados.

El principio de incertidumbre es aplicado a modelos del espacio 3D ordinario, donde el espacio tiempo es continuo. En los sistema cuantizados con retículos diminutos que conforman a los superejes, la información de las partículas pasa de un retículo a otro o a una zona cuántica distinta del mismo retículo. Dado que en el modelo de los eventos, los objetos no pertenecen a los eventos, simplemente evolucionan generando más información de nuevos eventos, la incertidumbre asociada a estos puede estar relacionada con radio del bucle de los retículos diminutos, y para el traslado de la información de un retículo a otro debe existir un nivel incertidumbre en cuanto a cual retículo pertenece el evento durante la transferencia de dicha información, o ¿a qué conjunto de valores cuánticos del mismo pertenece?

La mecánica cuántica (el salto cuantico del electrón) nos desvelará el secreto de cómo el electrón puede, al recibir un fotón, desaparecer del nivel nuclear que ocupa para de manera instantánea, y sin necesidad de recorrer la distancia que los separa, aparecer como por arte de magia en un nivel superior. Copiaremos el salto cuántico para viajar. Nos introduciremos en un cabina, marcaremos las coordenadas, pulsaremos un botón y desapareceremos en Madrid y de manera instantánea, apareceremos de la nada en otra cabina igual situada en Nueva York a 6.000 Km de distancia.

No puede quitarme de la cabeza que, el Salto Cuántico, nos dará la idea para viajar de manera que podamos burlar, la velocidad de la luz. Sin embargo, ese “futuro” no podré verlo. Resulta que un electrón situado alrededor del núcleo de un átomo, es impacto por un fotón energético y, de inmediato, el electrón desaparece del lugar que ocupa en la órbita atómica y, de manera instantánea, aparece en otro lugar más cercano al núcleo. Lo asombroso del caso es que, no se sabe qué camino pudo coger para desplazarse de un lugar a otro. Simplemente desapareció de uno y apareció en el otro. Ese es, amigos míos, el Salto cuántico. Si somos capaces de copiarlo, viajaremos a las estrellas sin que nos importe cuántos años-luz nos puedan separar de ellas.

¿Quién sabe lo que podemos extraer del salto cuántico? El efecto túnel nos podría dar la fórmula para viajar a lugares lejanos. Creo que todos nuestros sueños se podrían realizar si, en el momento adecuado, observando la Naturaleza, sabemos elegirt el camino que tenemos que andar para llegar a ese destino soñado,o, imaginado.

Nuestras Mentes buscarán las formas de solucionar todos esos problemas complejos que ahora inquietan a la Humanidad.

La Física cuántica nos obliga a tomarnos en serio lo que antes eran puramentes consideraciones filosóficas: que no vemos las cosas en sí mismas, sino sólo aspectos de las cosas. Lo que vemos en la trayectoria de un electrón en la cámara de niebla no es un electrón, y lo que vemos en el cielo no son estrellas, como una grabación de la voz de Pavoroti no es Pavoroti. Al revelar que el observador desempeña un papel en la observación, la física cuántica hizo por la física lo que Darwin ha hecho por las ciencias de la vida: Echó abajo las paredes, reunificando la Mente con el Universo más vasto.

emilio silvera

 

  1. 1
    Emilio Silvera
    el 16 de junio del 2015 a las 10:24

    ¡Es curioso!

    Al ver la primera imagen que arriba aparece, me vino a la memoria un recuerdo reciente, tan reciente que está anclado en la mañana del pasado sabado, cuando mi mujer (andarina ella), me hizo llevarla a la playa de Punta Umbria (cercana a casa), y, el panorama que encontramos fue el de un inmenso océano alejado hasta el horixonte, y, antes de llegar aél, también una extensa playa de arena blanca y fina. La bóveda celeste estaba ocupada por inmensas nubes grises que, en su enormidad lo abarcaban todo y, al mirar al lejano horizonte, parecía como si descansaran en las mismas aguas de donde emergían hacia las alturas.

    Sentado tranquilamente, con la mirada puesta en aquel hermoso paisaje, con la pluma en una mano y la libreta en la escribo en la otra, pensé que, estar allí contemplando aquella maravilla, era un auténtico privilegio. Me sentí Naturaleza y, de aluna manera, en simbiosís estaba con ella, ya que sentí en mi cuerpo el contacto de la brisa suave con aromas a salitre.

    Al ser tan temprano, la gente era escasa y, algunos, como mi esposa, andaban por la orilla del océano que, espumoso, venía a descansar de su largo camino en las balancas arenas del lugar. El aire que allí se respiraba te daba vida, y, podías sentir que, exento de contaminación, estabas fusionado a la Naturaleza que, al fin y al cabo, eres tú también, ya que, como decía el sabio: Todas las cosas son… a su manera… ¡Naturaleza!

    Aunque fuera de contexto, al comenzar a releer la página y ver la imagen, todo esto, pasó por mi cabeza en un instante.

     

    Responder
  2. 2
    Emilio Silvera
    el 16 de junio del 2015 a las 10:30

    ¡Ah! La Mecánica cuántica que también, está en nosotros, no la podemos percibir de manera directa, y, nuestros sentidos centrados en la vida cotidiana de aquellas cosas que nos rodean, nos tienen inmersos en cuestiones más mundanas como las que os acabo de relatar de mis impresiones en la playa. Sin embargo, en ese otro “univero” de lo que nuestros ojos no ven, ¡hay tantas cosas! que, también, forman parte de nuestro mundo e inciden en nuestras vidas, de maneras tan diversas e importantes que, es aconsejable estar al tanto de ellas para poder evitar, posibles sorpresas.

    Aunque su extructura sea de compleja estructura, aunque allí (en el “mundo” cuántico), ocurran cosas que en el macromundo no existen, lo cierto es que, todo lo que pasa está relacionado y, por muy pequeño que pueda ser el aconrecimiento, al final, estará relacionado con el macromundo que, sin estos evetos microscópicos, no serían. Acordémonos del Efecto Mariposa que, de alguna manera, describe ésto muy bien.

    Siempre he dicho que todo lo grande está hecho de cosas pequeñas, y, siendo así (que lo es), no dedemos olvidarlo.

    Ese primer paso, es el comienzo de un gran viaje.

    Responder
  3. 3
    maria
    el 17 de junio del 2015 a las 19:18

    Muchas gracias Emilio por el post, nos traes conocimientos de física, pero mixturada con nuestra realidad metafisica, personalmente pienso que son un complemento con la conciencia del hombre en el aqui y ahora, lo comparto con tu permiso, un saludo.

    Responder
    • 3.1
      Emilio Silvera
      el 18 de junio del 2015 a las 12:28

      Amiga María:

      Está claro que, algunas cosas hemos podido aprender en estos pocos de miles de años que, como seres racionales llevamos en este mundo. Sin embargo, resulta ser poco tiempo para que, nuestras Mentes, puedan tener acceso a esos “rincones oscuros” que, presentes en la Naturaleza, en el Universo, no nos deja ver con claridad lo que allí pueda estar gestándose, lo que allí se cuece, las cosas que de allí pueden surgir. Con gran interés y curiosidad, seguimos cualquier nueva idea que nos pueda llegar sobre este o aquel problema planteado y para el que, incansables, buscamos respuestas. No es fácil dar con las respuestas adecuadas, y, desde luego, casi siempre, se necesitan muchas mentes para llegar a esa realidad soñada.

      No quiero decir con esto que sepamos, a ciencia cierta, cuál es nuestra realidad, ya que, la que creemos tener, está marcada por nuestros sentidos que, como debes saber, son imprecisos y carentes de muchos parámetros que nos serían necesarios para poder “leer”, para poder “oir”, para poder “escuchar”, la inmensa cantidad de mensajes que el universo nos envía y que, la mayoría de las veces, se pierden en el espacio infinito sin que pueda llegar a destino alguno.

      Te doy las gracias a tí por tu visita y, desde luego, resulta agradable tener alguien con la que dialogar y cambiar pareceres, incluso, aunque los dos estén equivocados.

      Ya sabes, los HUmanos… ¡No somos perfectos!

      Responder
  4. 4
    kike
    el 20 de junio del 2015 a las 23:00

    Para comprender bien(si pensamos un poquito), lo que has comentado de que no podemos constatar fielmente la realidad de la naturaleza con nuestros sentidos, que son muy perfeccionados, pero no perfectos, basta con hacer un pequeño ejercicio; mirar cualquier cosa cercana con solo un ojo estando el otro cerrado, y luego cerrar el abierto y abrir el cerrado; con esa simpleza constatamos que el objeto que vemos se desplaza unos milímetros hacia uno u otro lado. Si, ya se que es una tontería, pero en el fondo tiene su importancia,  pues nos revela  cierta incapacidad de poder contemplar plenamente la naturaleza; no importa tocar el tema del rango óptico de la luz ni muchas cosas más que nos impiden ver la realidad tal cual deba ser; hasta nuestra mente nos lo impide, pues frecuentemente vemos lo que “queremos” ver.

     Por cierto, eso de que no existe camino, que se hace camino al andar, se me antoja que pudiera tratarse de uno de los primeros pensamientos filosóficos/cuánticos, ya que se podría decir, que dependiendo de nuestra elección-observación, se nos mostrará uno u otro camino, y por lo tanto, las diferentes variedades permanecerán ocultas hasta que elijamos una de las posibilidades,  lo que no quedaría muy lejos de la principal ley cuántica. 

     Saludos. 

    Responder
    • 4.1
      Emilio Silvera
      el 21 de junio del 2015 a las 9:05

      ¡Son tantos los motivos que tenemos para maravillarnos!

      Amigo Kike, lo cierto es que, nuestra presencia aquí es meritoria y asombrosa, pensar que desde la materia “inerte” hemos podido evolucionar hasta los pensamientos, es algo incomprensible para todos nosotros y, ni los más grandes Biólogos han podido dar una explicación autoconsistente de lo que la Vida la es.

      Hablamos del camino que se puede elegir y de la cantidad de posibles futuros que se podrían dar. El primer camino que llegó a existir (al menos para nuestro Universo), ha dado como resultado una Naturaleza asombrosa que, delante de nuestros propios ojos crea y recrea las maravillas que, a cada instante contemplamos, aunque la mayoría de las veces, no les prestemos atenciòn.

      Por mucho que repase los pasajes, por mucho que “crea” saber los procesos que, por otra parte, han sido confirmados una y miles de veces, no puedo asimilar, todo lo que ha ocurrido hasta que nosotros, seres medianamente inteligentes, hemos podido estar en estado de consciencia, para comprender, al menos en parte, algo de lo que ha podido pasar.

      Si comparamos la Edad del Universo con el poco Tiempo que nosotros podemos tener aquí (que aunque ha ido creciendo, a medida que los avances tecnológicos, los inventos y los conocimientos también lo hicieron), podría parecer que el nuestro es efímero, que no concede lugar para que podamos realizar los sueños. Sin embargo, no podría ser de otra manera. Como has dicho alguna vez, “la Naturaleza es sabia” y, nos preserva de nosotros mismos. Así que, “ella” sabe que no podemos estar aquí mucho más tiempo del que estamos y, para ello, posibilitó la réplica mediante la descendencia que, aunque no es una réplica exacta, sí que reproduce las ideas y los sentimientos y, sobre todo, los sueños.

      Es cierto que nuestros sentidos son imperfectos, incluso algunos de los seres vivos que comparten con nosotros el planeta poseen ciertas cualidades que quisiéramos para nosotros, lo que ocurre es que, esas cualidades se las otorgó la Naturaleza para que pudieran desenvolverse en sus habitats con cierto nivel de seguridad, el nivel preciso para seguir viviendo un tiempo razonable.

      Nosotros, a pesar de que nuestros sentidos no son perfectos, tenemos muchas ventajas sobre todos los demás seres de la Tierra, y, podemos rememorar el pasado y planificar el futuro, así, aunque la realidad que tengamos creada del mundo no sea, ¡la realidad! verdadera, podemos decir sin ningún temor a equivocarnos que es nuestra realidad y, con ella, debemos seguir avanzando y, las no realidades que conviven con nosotros, poco a poco, se irán apartando a medida que, nuestras Mentes, descubran los verdaderos factores que rigen el mundo.

      No pocas veces nos hemos equivocado al elegir el camino. Sin embargo, ese fue el camino que elegimos y del que tenemos que hacernos responsables, y, dentro de lo posible, hacer que el recorrido al que nos lleve ese camino, sea lo menos doloroso posible.

      Quisiera seguir desmenuzando ideas pero, mi mujer me achucha para salir a dar un paseo dominguero, así que, amigo mío, aquí lo dejo.

      Feliz fin de semana para todos.

      Responder
  5. 5
    kike
    el 21 de junio del 2015 a las 16:20

    Que tengas  un buen fin de semana “finde”; yo ya he vuelto de mi paseo (por supuesto con inclusión de comida, que si falta en la excursión se echa de menos).

     Es cierto que la naturaleza es tan asombrosa, rica y variada, y también (aunque parezca sencilla), muy complicada a poco que te sumerjas en cualquiera de los procesos que se llevan a cabo continuamente, que tendemos a pensar que las cosas son así “per se”, simplemente porque engañosamente pensamos encontrarnos en una naturaleza hecha exprofeso para nuestro deleite, olvidando que no nos tiene en cuenta para nada, y que a poco que se tuerzan un poco las cosas, esa belleza y serenidad se transforma no pocas veces en una seria amenaza hasta para la vida de miles de personas en un instante.

     Hay un detalle sobre esta cuestión que supongo que le habrá pasado a mucha gente que se haya aficionado a la astronomía y astrofisica.

     Cuando un día normal salimos a la calle y nos encontramos todo nuestro alrededor bañado por la luz del sol, si no sabes nada del cosmos, piensas que eso es de lo más natural, que esa luz que nos baña sin fallar nunca es algo inmutable y sin fin, y nunca alcanzamos a pensar que es simplemente la luz que nos llega de una estrella que alguna vez morirá, y que se encuentra precisamente a la distancia exacta para que veamos esa luz y su calor justo como nos gusta; además del tono que nos gusta, no anaranjada ni blancuzca o amarronada.

     En ese aspecto no nos diferenciamos mucho del resto del reino animal, que supongo que verán la luz del día como algo incluido dentro de la naturaleza que observan, algo que siempre será así (si alguna especie es capaz de llegar tan lejos en sus pensamientos). Y de hecho es y será así hasta que termine…. 

    Responder
  6. 6
    emilio silvera
    el 23 de junio del 2015 a las 8:40

    Amigo mío, debemos aprovechar el tiempo que nos queda y, mientras podamos y nos quede fuerzas, tratar de comprender el significado de nuestra presencia aquí, actuar siempre acorde a los sentimientos más que a las conveniencias personales y egoistas (siempre en ese límite racional primario de preservar a los tiyos), disfrutar de las cosas sencillas que, a la postre, son las que marcan las diferencias y donde está, siempre, la excelencia:
    Una dulce mirada, la sonrisa de un niño, la caricia de la persona amada, el sentir silencioso y eterno del Amor, la satisfacción de haber hecho el bien sin publicidad, el comportamiento honesto que te produzca satisfacción y te llene de orgullo “ante tí mismo”, esa taza de café humeante junto a personas queridas, poder contemplar como tus hijos logran sus aspiraciones… Y, a todo eso, si de vez en cuando puedes desvelar o comprender algún secreto de la Naturaleza… ¿ Para qué pedir más?
    Como decía el sabio: Es más feliz el que menos necesita.
    Un abrazo amigo mío.

    Responder

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