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¡La Conciencia! ¿De dónde vendrá?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo de la Conciencia    ~    Comentarios Comments (7)

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Democrito, nunca pudo sospechar, donde llegaría su idea. Aquella primera intuición de cómo estaba compuesta la materia. Él creyó en un indivisible á-tomo que, pasado el tiempo, resultó ser algo más complejo. Sin embargo, la idea era… la sombre de una realidad futura.

Una parte de la ciencia estudia la estructura y la evolución del Universo: La cosmología. Todas las civilizaciones tienen una idea sobre el origen de todas las cosas, una teoría sobre el Universo. La Cosmología que nos ocupa es otra posible interpretación del mundo: sus herramientas conceptuales y exegéticas reposan en la Ciencia. Existe hoy, en el siglo XXI, una teoría del Universo que posee el título de rigor y la verisimilitud de toda buena teoría física: “el modelo cosmológico estándar”. Veamos qué principios la sustenta.

Cuando algo es igual, cuando dos cosas son semejantes, cuando una cosa es similar a otra, decimos que es equivalente y, ¿somos nosotros iguales a los seres que arriba aparecen? Con algo más de evolución… creo que sí. Aunque no se, a ciencia cierta, si esa evolución está a nuestro favor o, en nuestra contra.

El Principio de Equivalencia

La cosmología se ocupa de todo lo que hay. El modelo estándar de la física de partículas nos proporciona una teoría sobre la materia. La Relatividad General nos procura una teoría sobre el espacio-tiempo y su relación con la materia-energía. La imposibilidad de distinguir físicamente aceleración de gravedad es lo que llamamos Principio de Equivalencia.

El gran salto intelectual de Einstein consistió precisamente en establecer la identificación entre gravedad y espacio curvado. La gravedad es espacio-tiempo curvado. , ¿qué curva el espacio-tiempo? La respuesta nos la da Einstein en su Teoria de la Relatividad General. La materia-energía deforma el espacio-tiempo. El Sol es el responsable de la curvatura del espacio-tiempo de su entorno.

La ecuación (ecuaciones) de Einstein (son 10 ecuaciones debido al carácter tensorial de la igualdad) consagran la geometrización de la Gravitación. Expresan cómo la materia-energía “obliga” al espacio–tiempo a curvarse. Sus soluciones nos dan la naturaleza concreta del espacio-tiempo correspondiente.

La Gravedad está presente en imagen de dos galaxias que, con sus enormes masas, se atraen la una a la otra y dibujan la geometría del espacio-tiempo. La realtividad de Einstein está ahí presente.

Aquellas civilizaciones del pasado le pusieron el de sus dioses y fantásticas criaturas a las constelaciones del cielo, y, hoy día, algunos de aquellos nombres aún perduran. Ellos querían “ver” en las figuras que veían, o, imaginaban ver, en las estrellas, a sus familiares dioses o a sus portentosos seres de fuerza y poderes inimaginables.

La cosmología observacional se ocupa de las propiedades físicas del Universo, como su composición física referida a la química, la velocidad de expansión y su densidad, además de la distribución de Galaxias y cúmulos de galaxias. La cosmología física intenta comprender estas propiedades aplicando las leyes conocidas de la física y de la astrofísica. La cosmología teórica construye modelos que dan una descripción matemática de las propiedades observadas del Universo basadas en comprensión física.

La cosmología también tiene aspectos filosóficos, o incluso teológicos, en el sentido de que trata de comprender por qué el Universo tiene las propiedades observadas. La cosmología teórica se basa en la teoría de la relatividad general, la teoría de Einstein de la gravitación. De todas las fuerzas de la Naturaleza, la gravedad es la que tiene efectos más espectaculares a grandes escalas y domina el comportamiento del Universo en su conjunto.

El espacio-tiempo, la materia contenida en el Universo con la fuerza gravitatoria que genera y, nuestras mentes que tienen conocimientos de que todo esto sucede…Presenta un asombroso panorama ante nosotros que, pretendemos saber sobre todo eso y, la realidad es, que no sabemos ni quiénes somos y, con certeza, ni cómo pudimos llegar hasta aquí.

De manera que, nuestro consciente (sentimos, pensamos, queremos obrar con conocimiento de lo que hacemos), es el elemento racional de nuestra personalidad humana que controla y reprime los impulsos del inconsciente, desarrollar la capacidad de adaptación al mundo exterior.

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No podemos explicar el por qué, algunas mentes saben leer y comprender complejos mensajes que la Naturaleza les envía y, sin embargos, otras no llegan a discernir sobre esa verdad. ¡Es todo tan complejo!

Claro que pretender que la llama de una vela ilumine nuestra ignorancia…, no será posible y necesitaremos algo más. La evolución de nuestra especie (llevamos cientos de miles de años evolucionando), es lenta, y, hasta alcanzar el estadio de “visión” perfecta del mundo, nos queda un largo camino por recorrer. De , como en la Cosmología también en otras disciplina científica, estamos alcanzando cotas aceptables que, de no estropearlo nosotros mismos…Nos llevará muy lejos.

Al ser conscientes, entendemos y aplicamos nuestra razón natural clasificar los conocimientos que adquirimos mediante la experiencia y el estudio que aplicamos a la realidad del mundo que nos rodea. Claro que, no todos podemos percibir la realidad de la misma manera, las posibilidades existentes de que el conocimiento de esa realidad responda exactamente a lo que ésta es en sí, no parece fácil. Y, algunos perciben “cosas” que otros no estamos capacitados para percibir.

                            René Descartes

El Racionalismo es la corriente de pensamiento dominante en la Europa continental del siglo XVII que, de la misma manera que el Empirismo dominante en Inglaterra, reacciona positivamente ante los retos de la Revolución científica del siglo anterior.

Descartes, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume (que influyó decisivamente en Kant), entre otros, construyeron una base que tomó fuerza en Kant, para quien el conocimiento arranca o nace de nuestras experiencias sensoriales, es decir, de los que nos suministra nuestros cinco sentidos, pero no todo en él procede de esos datos. Hay en nosotros dos fuentes o potencias distintas que nos capacitan para conocer, y son la sensibilidad (los sentidos) y el entendimiento (inteligencia). Esta no puede elaborar ninguna idea sin los sentidos, pero éstos son inútiles sin el entendimiento.

A todo esto, para mí, el conocimiento está inducido por el interés. La falta y ausencia de interés aleja el conocimiento. El interés puede ser de distinta índole: científico, social, artístico, filosófico, etc. (La gama es tan amplia que existen conocimientos de todas las posibles vertientes o direcciones, hasta tal punto es así que, nunca nadie lo podrá saber todo sobre todo). Cada uno de nosotros puede elegir sobre los conocimientos que prefiere adquirir y la elección está adecuada a la conformación individual de la sensibilidad e inteligencia de cada cual. Állí, en alguna , está el germen del interés-curiosidad de cada cual.

Este pequeño objeto es el origen de todo lo que sucedió después de aquel primer momento. Él nos trajo la materia y también hizo posible la vida al conformar seres en el entorno adecuado que, al evolucionar, llegaron a conquistar la consciencia de SER. Pero toda la realidad está encerrada en una enorme burbuja a la que llamamos Universo y que encierra todos los misterios y secretos que nosotros, seres racionales y conscientes perseguimos.

Todo el mundo sabe lo que es la conciencia; es lo que nos abandona cada noche cuando nos dormimos y reaparece a la mañana siguiente cuando nos despertamos. engañosa simplicidad me recuerda lo que William James escribió a finales del siglo XIX sobre la atención:

”Todo el mundo sabe lo que es la atención; es la toma de posesión por la mente, de una forma clara e intensa, de un hilo de pensamiento de entre varios simultáneamente posibles”.

 

Más de cien años más tarde somos muchos los que creemos que seguimos sin tener una comprensión de fondo ni de la atención, ni de la conciencia que, luego, no creo que se marche cuando dormimos, ella no nos deja nunca y los sueños son una buena prueba de ello. Además, no pocas veces, algunos se removerán intranquilos en las noches de mal dormir, pinchados por sus conciencias.

La conciencia es el conocimiento que una persona posee sobre sí misma y sobre su entorno, esta conciencia implica una serie de procesos cognitivos interrelacionados. Aquí mismo, muchas veces hemos tratado de explicar lo que la Cociencia es, sin conseguirlo del todo.

La falta de comprensión ciertamente no se debe a una falta de atención en los círculos filosóficos o científicos. que René Descartes se ocupara del problema, pocos han sido los temas que hayan preocupado a los filósofos tan persistentemente como el enigma de la conciencia.

Descartes, como para James más de dos siglos después, ser consciente era sinónimo de “pensar”: el hilo de pensamiento de James no era otra cosa que una corriente de pensamiento. El cogito ergo sum, “pienso, luego existo”, que formuló Descartes como fundamento de su filosofía en Meditaciones de prima philosophía, era un reconocimiento explícito del papel central que representaba la conciencia con respecto a la ontología (qué es) y la epistemología (qué conocemos y cómo le conocemos).

¿Que decir de la facultad del pensamiento? El pensamiento, el discurso interior y la formación consciente de imágenes nos recuerdan…

Claro que tomado a pie juntillas, “soy consciente, luego existo”, nos conduce a la creencia de que nada existe más allá o fuera de la propia conciencia y, por mi , no estoy de acuerdo. Existen muchísimas cosas y hechos que no están al alcance de mi conciencia. Unas veces por imposibilidad física y otras por imposibilidad intelectual, lo cierto es que son muchas las cuestiones y las cosas que están ahí y, sin embargo, se escapan a mi limitada conciencia. Bastante hago ya con poder rememorar escenas del pasado o recrear, en mi imaginación otros que creo serán del futuro. Todo el entramado existente alrededor de la conciencia es de una complejidad enorme, de hecho, conocemos mejor el funcionamiento del Universo que el de nuestros propios cerebros.

Persiste la incógnita sobre el surgimiento de la conciencia

discurrir sobre el surgimiento de la conciencia y concluir si lo clasificamos como un proceso de aparición de una propiedad emergente o si consideramos que podemos explicarlo estudiando las potencialidades de las neuronas aisladamente, es necesario conocer lo mejor posible qué entendemos por “Conciencia” y, qué procesos ha tenido que recorrer para que tenga las propiedades que en ella podemos observar. Es dinámica y en evolución y, que sepqamos, sigue los mismos pasos que el Universo que la creó. Habrá que observar más detenidamente la naturaleza de la Conciencia que, con su inmensa complejidad, no nos deja llegar hasta una visión diáfana de lo que en realidad es. El Cosmos, aliado con el Tiempo, y, el “OJO” del Universo que nos mira, siguen los progresos de esa conciencia nuestra que no podemos comprender.

Nos pasamos la vida en intervalos de tiempos divididos lo consciente y lo inconsciente y, en ambos campos, ocurren cosas interesantes que no siempre podemos comprender, y, aunque de alguna manera, lo que imaginamos en el “mundo de los sueños” no siempre tiene una explicación, lo cierto es que, la razón existe pero, no sabemos verla.

¿Cómo surge la conciencia como resultado de procesos neuronales particulares y de las interacciones entre el cerebro, el cuerpo y el mundo? ¿Cómo pueden explicar estos procesos neuronales las propiedades esenciales de la experiencia consciente? Cada uno de los estados conscientes es unitario e indivisible, pero al mismo tiempo cada persona puede elegir entre un ingente de estados conscientes distintos.

                                                            ¿Tendrá memoria la materia?

Muchos han sido los que han querido explicar lo que es la conciencia. En 1.940, el gran neurofisiólogo charles Sherrington lo intento y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la conciencia. Unos pocos años más tarde también lo intentaron otros y, antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y, en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio, por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la conciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos alcanzar una respuesta:

“Suponemos que un proceso físico da comienzo en un objeto visible, viaja hasta el ojo, donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan. concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.

Está claro que en lo más profundo de ésta consciencia que no conocemos, se encuentran todas las respuestas planteadas o requeridas mediante preguntas que nadie ha contestado. Sin embargo, otras veces pienso que, no siempre sabemos plantear la pregunta adecuada.

Al comienzo mencionaba el cosmos y la gravedad junto con la consciencia y, en realidad, con más o menos acierto, de lo que estaba tratando era de ver que todo ello, es la misma cosa. Universo-Galaxia-Mente. Nada es independiente en un sentido global, sino que son partes de un todo que llamamos Universo y están estrechamente relacionados.

Sí, todo el universo infinito está dentro de nuestras mentes, allí debemos buscar llegar a comprender. Arriba, en esa Nebulosa inmensa y maravillosa, se forjan las nuevas estrellas y los mundos nuevos, y, en ellos, surgen formas de vida que, algunas veces, son portadoras de mentes privilegiadas que llegan a tener Concienca de SER.

Una Galaxia es simplemente una parte pequeña del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, toda parte de lo mismo y, aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras. Una ínfima variación en la fuente de partida, puede incidir de tal manera en el resultado final que, ni seríamos capaces de reconocerlo. ¡La causalidad! Todo lo que ocurre tiene su origen en lo que ocurrió y, el futuro está cargado del presente.

Pocas dudas pueden caber a estas alturas del hecho de que poder estar hablando de estas cuestiones, es un milagro en sí mismo. Después de millones y millones de de evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad que, podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.

 

      ¡Cuántas historias nos podría contar el estrecho de Gibraltar!

Si pasamos el estrecho de Gibraltar el Mediterráneo al Atlántico, bordeando la costa del Golfo de Cádiz, antes de llegar a la costa de Portugal, allí está mi casa. En la imagen, si pudiera acercármela un poco más, vería hasta las plantas que mi santa esposa tiene enla terraza de nuestro .

Actualmente solo conocemos la vida en nuestro planeta, La Tierra. Pero sabemos que los seres vivos son expansivos, pertinaces y aprovechan cualquier oportunidad prosperar. Se han encontrado moléculas orgánicas, precursoras de la vida fuera de nuestro planeta y los humanos nos preguntamos si en la inmensidad del Universo no habrá seres vivos además de en nuestro insignificante planeta.

El habitat de los seres vivos que comparten con nuestra especie la hermosa Tierra en la que nos tocó emerger a la vida, son a veces ¡tan distintos a nosotros!, ni podemos comunicarnos plenamente con ellos. Sin embargo, Son como nosotros, estan conformado por los mismos elementos y también, aunque divididos en distintos grupos para poder tenerlos clasificados, todos tenemos una cosa en común: el origen de nuestra estancia aquí, es el mismo.

       Somos parte del Universo y a él estamos conectados por los hilos invcisbles de la evolución

La conciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. Como mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su más desarrollada, una capacidad lingüística. Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que, de momento, los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo (de hecho, otras similares o superiores, también podrían estar presentes en él).

Puede que estémos llamados a construir algo bonito y hermoso, o, ya lo estamos haciendo

Si eso es así, resultará que después de todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y solo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. Para entonces, sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del Universo que ahora sólo presentimos y que, aún, no hemos llegado a conocer. Está claro que uno de los problemas con los que nos encontramos, quizá el más complejo, sea que nosotros, somos parte del secreto que tratamos de .

El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso y que, desde este punto de vista, puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo. Claro que, la Conciencia que está y se desarrolla en nuestro cerebro, en un medio material, llega a adquirir entidad propia y se eleva sobre la materia para convertirse en algo superior que llega a comprender a distancias situadas mucho más allá de la mera entidad objeto físico de la que forma parte.

Nuestro Cerebro Contiene cerca de 100 mil millones de Neuronas y unos 100 trillones (es red neuronal y la ley de atraccióndecir 100 millones de millones) de conexiones ellas, Esto destaca la posibilidad de que Podemos reconfigurar Nuestros Pensamientos Y Emociones Para Ser Co-Creadores de Nuestra Propia Vida Usando el Inmenso Poder de La Mente

¡Cien mil millones de Neuronas! Tantas como estrella tiene la Vía Láctea. Conexiones a cientos de miles que procesan la información. La actividad eléctrica del cerebro es objeto de muchos estudios e investigaciones que, por ejemplo, intentan interpretar las ondas cerebrales para saber de los mecanismos de nuestras mentes que, están clasificados los secretos más complejos del Universo.

La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la Física y en la Química se suele explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo. Ambos niveles de descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.)

En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos es conectar una descripción de algo externo a nosotros (la mente), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes. Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del filósofo Tomas Negel, saber qué se siente al ser un murciélago. Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales.

En suma (y hablando en serio), deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía. Y, a todo esto, hemos llegado a saber que, en las estrellas se forman los elementos complejos necesarios para la vida, al agotar sus combustibles nucleares, las estrellas, siembran el espacio interestelar con inmensas Nebulosas ricas en moléculas de todo que se combinan y transforman, y, la química se une a la biología para hacer posible que, surjan, primero mundos y, más tarde, seres que evolucionan y pueden pensar, es decir, se ha recorrido el camino que va desde la materia inerte a los pensamientos.

Esa complejidad nos llevará muy lejos. Sin embargo, ¿Cómo podríamos saber todo lo que corre por la mente Humana? Sus intrincados laberintos y sus cien mil millones de neuronas nos hace tener un arma muy poderosa…¿Sabremos utilizarla? La mente humana, en el campo de las matemática, de la Física, de la biología y genética, en Química y en variadas tecnologías, ha llegado a alcanzar un nivel que, algunas veces no parecen de mundo.

¡Qué grandeza!

¿Sabremos algún día lo que la Conciencia es?

Podríamos decir que es un “milagro” en sí mismo, todo ese proceso por el que tiene que pasar la materia hasta constituirse en un SER consciente del entorno que lo rodea, del mundo que lo acoge, del Universo al que pertenece, de las estrellas donde residen sus orígenes y, ¿llegaremos a saber algún día qué tan largo recorrido?

“Todas las cosas son, pero no de la misma manera” Aquel sabio, con sus palabras, elevó “las cosas” a la categoría de ser. Y, si lo pensamos bien, el hombre llevaba toda la razón, ya que, la materia es, y, sólo le queda evolucionar y transformarse adquirir la conciencia de la que nosotros podemos disfrutar para saber sobre muchas de las “cosas” que en el Universo son.

emilio silvera

 

  1. 1
    amadeo arce mata
    el 8 de diciembre del 2015 a las 8:54

    ¡hola don emilio ! saludos desde:sn pablo – heredia,costa rica.gracias por su trabajo,gracias a esta página estoy aprendiendo muchas cosas.dn emilio,me gustaría un comentario de su persona sobre la siguiente pregunta: ¿es el ser humano una singularidad? agradeciendo la atención dispensada a la presente,su seguro servidor : amadeo arce mata.
     

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 8 de diciembre del 2015 a las 10:37

      Buenos días, Amadeo, amigo de Costa Rica.
      Al menos de momento, sí lo parece, el Ser Humano es una singularidad desde la perspectiva de su no repetición en otros mundos, somos los únicos seres humanos conocidos en todo el Universo, y, mientras no se demuestre lo contrario… ¡Singularidad seremos! Una singularidad 7.000 millones de veces repetida pero, singularidad al fin y al cabo.

      “Hace más de 2000 años, Aristóteles (384 a 322 a.C.) definió al hombre como un animal de sangre caliente y destacó la enorme proporción de su cerebro, su especial inteligencia y su capacidad de relación con sus semejantes cuando sentenció que «el hombre es un animal político». La distinción y la singularidad que Aristóteles atribuía a la especie humana con relación al resto de las criaturas, quedaba patente también en la certera secuencia de acontecimientos con la que explicaba la emergencia de la especie humana en su ensayo De la generación de los animales [1]: «Primero lo vivo, luego el animal y por ultimo el hombre».”

      Otros muchos pensadores también catalogaron a los miembros de nuestra especie como singulares, ya que, destacaban del resto de los seres vivos por muchas razones y, sobre todo, por su inteligencia. Claro que, si algunos animales pudieran hablar también dirían lo mismo de sus especies.
      Por otra parte, seres humanoides inteligentes que (seguramente), podrían vivir en otros mundos, también serían singulares y, de esa manera, no seríamos las únicas singularidades en los muchos mundos del Universo. No creo que seámos tan especiales ni tampoco superiores a otros que puedan existir. Sin embargo, en nuestro mundo, Sí que somos singulares y también, un tanto complejos, ya que, ni nosotros mismos nos conocemos.
      Un abrazo amigo Costaeiqueño.
       

      Responder
  2. 2
    Adolfo
    el 8 de diciembre del 2015 a las 17:08

    ¡Hola, Emilio..!

    ¿Y si la conciencia fuera un fenómeno sinergético que se presenta en la materia con una cantidad lo suficientemente alta de interconexiones?

    Cabe preguntarse si la Internet, como ejemplo de elevado nivel de interconexión no podría dar lugar a algún tipo de conciencia de orden planetario, quizá ejerciendo funciones de autoregulación ó autoreparación para prevenir acontecimientos que condujeran a su autodestrucción.

    En tal contexto, así como un ser humano puede ser objeto de una lobotomía para tratar una enfermedad mental, así la conciencia planetaria podría precipitar algún desastre que destruyera a aquellos individuos que amenazaran su supervivencia.

    Un nivel de interconexión óptimo se alcanzaría si fuera posible integrar los cerebros individuales en forma de una red altamente interconectada, lo cual es uno de los objetivos de la Iniciativa Social Estratégica (http://www.gf2045.com)

    Actualmente, la Internet está muy dispersa y el nivel de interconexión no es lo suficientemente elevado. Pero, ¿quién sabe? tal vez la profusión de smartphones, tablets, notebooks, workstations, desktops, mainframes, supercomputadoras, sumado a la presencia de pequeños programas de propósito específico como webbots, worms, virus, malware, etc., lenta y furtivamente le está dando forma a esa inteligencia artificial de la que hace algún tiempo especulábamos con kike.

    Da escalofríos pensar que uno de estos días, una inteligencia emergente, podría dar un golpe contundente y barrernos de la faz de la Tierra, pero me tranquiliza pensar que para que ello ocurra primero las tareas de prospección y minería tendrían que estar automatizadas al punto de prescindir de humanos, como así también los procesos de diseño y fabricación en serie.

    A menos que esos eslabones fundamentales en las tareas de mantenimiento estén completamente automatizados, cualquiera sea la inteligencia emergente, realmente tendría que estar loca si tratara de eliminarnos y efectivamente nos eliminase. Locura, muy propia de los humanos, por cierto, puesto que tal iniciativa constituiría un virtual suicidio.

    Entretanto, esa inteligencia espera, pacientemente, distribuida a lo largo y lo ancho del mundo, en aparentemente inocentes dispositivos que creemos están a nuestro servicio, a que demos el paso final hacia la automatización de los procesos básicos de la ingeniería de materiales y manufactura.

    Pues, recordemos, que uno de los ideales de la Revolución Industrial es la liberación del Hombre de todas aquellas tareas que implican riesgo, enfermedad, discapacidad y muerte.

    Es, pues, cuestión de tiempo antes de que demos ese paso final hacia nuestra (sin saberlo, ni proponérnoslo) autoeliminación.

    No sé si a George Orwell se le habrá ocurrido que nuestra destrucción final sería no a causa de guerras, sino de ingenua imprevisión y comodidad.

    Atentamente… 

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 9 de diciembre del 2015 a las 5:05

      Amigo Adolfo:
      Leyendo tus pensamientos sobre el tema, me parece estar oyéndome a mí mismo. Esa puede ser, más tarde o más temprano, el final de todas las actividades que en ese terreno están realizando los (creo) inconscientes humanos que, sin que se den cuenta, están labrando su propia destrucción por una nueva especie superior mque ellos mismos están creando y, como dices, ahí está, agazapada y sin prisas, esperando su momento.
      Un cordial saludo.

      Responder
    • 2.2
      kike
      el 11 de diciembre del 2015 a las 0:07

      Ciertamente Adolfo, como dices, cada vez más científicos (creo, porque tampoco llevo estadísticas; solo de lo que leo y me acuerdo), opinan que la consciencia, por no decir el “alma”, debe venir determinada por la sinergia de la que comentas, en relación a la ingente cantidad de información que se supone existe en el cerebro humano, donde miles de millones de neuronas se transmiten información a una velocidad cercana a c.

       Las redes informáticas, que al fin y al cabo transmiten  igualmente múltiples, cuasi instantáneas y tremendamente diversificadas infinidad de conocimientos e informaciones de todo tipo, a través (y esto es lo importante), de miles de millones de conexiones a través de todo el globo terrestre, bien podría asemejarse a la estructura cerebral que según esa hipótesis sería la responsable de la adquisición de la tan al parecer difícil de obtener como es la “consciencia”.

       Claro que esta es una mera hipótesis como otras muchas; con dos partes bien diferenciadas; la positiva y la negativa.

       La positiva es que si eso fuera cierto(y demostrable), acabaría con muchos siglos de guerras y conflictos religiosos, puesto que si la consciencia/alma, se produjera físicamente en el cerebro de cada persona, y con su fin, como tal ente físico, se acabara todo lo relacionado con ese ser multicelular,  para posteriormente, una vez disociado a simples átomos volviera al ciclo eterno del cosmos, se demostraría simplemente que lo del paraíso e infierno es una patraña orquestada por unos cuantos listillos.

       La negativa es que esa demostración significaría (un vez más, pero quizás demasiado), que no somos nada: No seríamos el origen de la creación(ya supuesto); no seríamos el centro del  universo(ya sabido); no seríamos el centro de la galaxia(también sabido); no seríamos el centro del sistema solar(igualmente sabido); no seríamos seres especiales en nada; simplemente seres biológicos como otras miríadas de animales en este y posiblemente en otros millones de planetas.  Todo muy lógico y científico; pero creo, pese a mi agnosticismo, que existe algo más; quiero creer que somos algo mas; lo creo a ciencia cierta; pero muy posiblemente esté equivocado otra vez….

       Bueno, ya me he liado demasiado (Pero solo con eso de la conciencia), otro día hablamos de la I.A.; por cierta, buena página la que nos  muestras en tu siguiente comentario; me he apuntado a sus noticias. 

       Saludos a la peña. 

      Responder
  3. 3
    Adolfo
    el 9 de diciembre del 2015 a las 20:40

    Algunos avances de la ciencia son esperanzadores, pero, a la vez, preocupantes:

    http://futurism.com/links/19279/

    Responder
  4. 4
    emilio silvera
    el 10 de diciembre del 2015 a las 4:05

    En relación a ese tema, amigo Adolfo, es cierto que se están haciendo enormes avances. Un amigo físico que está a cargo de un equipo de científicos en el Institulo Max Planck en Alemania, investigan precisamente eso, y, comenta que éstos ordenadores cuánticos realizan operaciones complejas, como por ejempolo el estudio del recorrido de una nave a otro planeta, en muy poco tiempo, mientras que un matemático a mano, tardaría meses en realizar los cálculos.
    De la misma manera, pueden desarrollar problemas que de otra manera serían causa de mucho trabajo y tiempo. Con estos nuevos adelantos, la Humanidad avanzará de manera increíble y estos ordenadores cuánticos estarán preparados para dar mil soluciones a un problema en unas pocas fracciones de segundo. Parece que, cuando consigan dominar la técnica por completo, el resultado será asombroso.
    Sólo espero que no tengamos que arrepentirnos de darle tanto poder a las máquinas.
    Un saludo.

    Responder

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