May
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Sí, podemos ver con la Mente ¡Con tanta claridad!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Así etán las cosas ~ Comments (3)
Es curioso, cuando mi mente está libre y divagando sobre una gran diversidad de cuestiones que, sin ser a propósito, se enlazan o entrecruzan unas con otras, y lo mismo estoy tratando de sondear sobre el verdadero significado del número 137 (sí, ese número puro, adimensional, que encierra los misterios del electromagnetismo, de la luz y de la constante de Planck – se denomina alfa (α) y lo denotamos 2πe2/hc), o que me sumerjo en las profundidades del número atómico para ver de manera clara y precisa el espesor de los gluones que retienen a los quarks confinados en el núcleo atómico merced a la fuerza niuclear fuerte. Sin embargo, mi visión mental no se detiene en ese punto, continúa avanzando y se encuentra con una sinfonía de colores que tiene su fuente en miles y miles de cuerdas vibrantes que, en cada vibración o resonancia, producen minúsculas partículas que salen disparadas para formar parte en otro lugar, de algún planeta, estrella, galaxia e incluso del ser de un individuo inteligente que observa el Universo.
Me pregunto por el verdadero significado de la materia, y cuanto más profundizo en ello, mayor es la certeza de que allí están encerradas todas las . ¿Qué somos nosotros? Creo que somos materia evolucionada que ha conseguido la conquista de un nivel evolutivo en el que ya se tiene consciencia de Ser, que hemos llegado a generar ideas y pensamientos y, sobre todo, ¡Sentimientos!
Pienso que toda materia en el universo está cumpliendo su función para conformar un todo que, en definitiva, está hecho de la misma cosa, y que a partir de ella surgen las fuerzas que rigen el Cosmos y toda la naturaleza del universo que nos acoge. La luz, la gravedad, la carga eléctrica y magnética, las fuerzas nucleares, todo, absolutamente todo, se puede entender a partir de la materia, a niveles microscópicos como a dimensiones cosmológicas, todo son aspectos distintos para que existan estrellas y galaxias, planetas, árboles, desiertos, océanos y seres vivos como nosotros, que somos capaces de pensar en todo esto.
Mirando a mi alrededor, de manera clara y precisa, puedo comprobar que el mundo está compuesto por una variedad de que, siendo iguales en su origen, son totalmente distintas en sus costumbres y en sus mentes que llevan los gérmenes ancestrales de sus antepasados y del lugar que los vio nacer.
La mayor parte, se aplica en sus vidas cotidianas y sin grandes sobresaltos: trabajo, familia y dejar transcurrir el tiempo. Es la mayoría silenciosa. Una parte menor, conforman el grupo de los poderosos; sus afanes están centrados en acumular poder, dirigir las vidas de los demás y de manera consciente o inconsciente, dañan y abusan de aquella mayoría. Son los grandes capitalistas y políticos, que con sus decisiones hacen mejor o peor las vidas del resto. Por último, existe una pequeña parte que está ajena y “aislada” de los dos grupos anteriores; se dedican a pensar y a averiguar el por qué de las cosas. La mayor preocupación de este grupo de elegidos es saber, decir ¡SABER!, de todo y sobre todo; nunca están satisfechos y gracias a ellos podemos avanzar y evitar el embrutecimiento.
El vendedor de , el Banquero y el Filósofo
Pensando en el cometido de estos tres grupos me doy de lo atrasados que aún estamos en la evolución de la especie. El grupo mayor, el de la gente corriente, es muy necesario; de él se nutren los otros dos. Sin embargo, el grupo de mayor importancia “real”, el de los pensadores y científicos, está utilizado y manejado por políticos, militares y capitalistas que, en definitiva, aprueban los presupuestos y las subvenciones de las que se nutren los investigadores que están a su merced. ¿Cambiará eso algún día?
Acordáos del Proyecto y la bomba atómica
En las dos grandes guerras mundiales tenemos un ejemplo de cómo se utilizaron a los científicos con fines militares. Los que no se prestaron a ello, lo pasaron mal y fueron marginados en no pocos casos. Es una auténtica barbaridad el ínfimo que se destina al fomento científico en cualquiera de los niveles del saber. Cada presupuesto, cada proyecto y cada subvención conseguida es como un camino interminable de inconvenientes y problemas que hay que superar antes de conseguir el visto bueno definitivo, y lastimosamente, no son pocos los magníficos proyectos que se quedan olvidados encima de la mesa del político o burócrata de turno, cuyos intereses particulares y partidistas les hace mirar en otra dirección.
El primer Encuentro de Jóvenes Científicos de la Zona Norte, organizado por la Universidad de Antofagasta en Chile, donde se abrirá el debate en torno a las necesidades para el desarrollo de la ciencia y tecnología, institucionalidad e impulso a la investigación nacional. Esto sí que es un ejemplo de lo que debemos hacer.
Todo lo contrario pasa aquí, en España, donde hemos gastado ingentes cantidades de dinero en preparar a nuestros jóvenes cintíficos que, al finalizar sus carreras y no donde desarrollar sus conocimientos, tienen que marcharse fuera, a otros paises que le acogen con los brazos abiertos. Allí, investigan, descubren e inventan y, las patentes del fruto de su trabajo son vendidas más tarde a nuestro Pais que hizo el esfuerzo de crear a esos Ingenieros, físicos, médicos…
¡Qué lastima! ¡Qué torpes!
Menos mal que la torpeza de algunos no puede impedir el ingenio y la inteligencia que, al del camino, queda a beneficio de la Humanidad y de su futuro que, aunque es incierto (todo lo es), cada día que pasa se vislumbra una nueva luz y, no creo que tarde mucho tiempo en que la “gente corriente” reaccione y ponga las cosas en su sitio. No podemos seguir consintiendo tantos abusos, tanta maldad, tanta ceguera.
Ese encuentro maravilloso con la luz suprema del es un momento mágico, que es el precio que pagan al científico por sus esfuerzos, y es el incentivo que necesita para seguir trabajando en la superación de los muchos secretos que la Naturaleza pone ante sus ojos para que sean desvelados.
Cuando me pongo a escribir sin un previamente establecido, vuelco sobre el papel en blanco todo lo que va fluyendo en mis pensamientos, y a veces me sorprendo a mí mismo al darme cuenta de cómo es posible perder la noción del tiempo inmerso en los universos que la mente puede recrear para hacer trabajar la imaginación sin límites de un ser humano. Es cierto, nuestras limitaciones son enormes, enorme nuestra ignorancia y, sin embargo, estas carencias se pueden compensar con la también enorme ilusión de aprender y la enorme curiosidad y espíritu de sacrificio que tenemos en nuestro interior, que finalmente van ganando pequeñas batallas en el conocimiento de la naturaleza, y que sumados hacen un respetable bloque de conocimientos que, a estas alturas de comienzos del siglo XXI, parecen suficientes como punto de partida para despegar hacia el interminable viaje que nos espera.
Los pensamientos cambiaron el Mundo
Es tal la pasión que pongo en estas cuestiones que, literalmente, cuando estoy pensando en el nacimiento y vida de una estrella y en su como enana blanca, estrella de neutrones o agujero negro (dependiendo de su masa), siento cómo ese gas y ese polvo cósmico estelar se junta y gira en remolinos, cómo se forma un núcleo las moléculas, más juntas cada vez, rozan las unas con las otras, se calientan e ionizan y, finalmente, se fusionan para brillar durante miles de millones de años y, cuando agotado el combustible nuclear degeneran en enanas blancas, veo con claridad cómo la degeneración de los electrones impide que la estrella continúe cediendo a la fuerza de gravedad y queda así estabilizada. Lo mismo ocurre en el caso de las estrellas de neutrones, que se frena y encuentra el equilibrio en la degeneración de los neutrones, que es suficiente para detener la enorme fuerza gravitatoria. Y, cuando llego a la implosión que dará lugar a una singularidad, ahí quedo perdido, mi mente no puede, como en los casos anteriores, “ver” lo que realmente ocurre en el corazón del agujero negro, ya que, lo que llamamos singularidad, parece como si desapareciera de este mundo.
emilio silvera
el 18 de mayo del 2016 a las 10:24
La Mente, aunque parezca una contradicción (en algunos adelantados pensadores), siempre ha podido ver mucho más allá de la mera visión ocular, es decir, ellos imaginaron cosas que, muchos años después, la ciencia ha podido comprobar: Los asombrosos supuestos de Einstein en la Relaqtividad Espacial, el Principio de exclusión de Pauli, la Incertidumbre de Heisenberg, la Intuición de Dirac de la existencia de la anti-materia y muchos otros que sería largo de reseñar aquí.
Vamos aprendiendo a medida que nos equivocamos y, en lugar de rendirnos, seguimos buscando esa respuesta que se resiste, ya que, la Naturaleza es celosa de sus Secretos y, sólo los deja al descubierto cuando “cree” que estamos preparados para manejar esos conocimientos.
o cierto es que nuestra especie ha hecho un buen trabajo y, en el poco tiempo que lleva aquí (si la situamos en el contexto del Universo de 13.750 millones de años), escasamente un parpadeo, ha podido lograr cosas asombrasas, como asombroso es el conocer el átomo y cómo está conformado en el ámbito de lo muy pequeño, en eso que llamamos mecánica cuántica y, por el extremo de lo muy grande, también hemos sabido desvelar el secreto de las galaxias.
Agún día, con toda propiedad, nos podremos llamar Señores del Espacio, cuando dentro de algunos miles de años podamos deambular por el Universo como ahora lo hacemos, de manera cotidiana, por nuestro porpio mundo.
Aunque parezca lejos… ¡Todo llega!
el 19 de mayo del 2016 a las 1:40
Apreciado Emilio,
Como sé que eres fan de la teoría de cuerdas, he preparado un pequeño post sobre ellas, pensando en la mejor manera de entenderla. Espero que te guste, un saludo.
A veces puede resultar complicado entender cómo funciona o qué representa la teoría de cuerdas. Y…. en especial, cuáles son sus semejanzas o diferencias con la teoría tradicional, la que denominamos “modelo standard” o física de partículas. Voy a tratar de explicarlo con un sencillo ejemplo, sin necesidad de introducir prácticamente ni un solo concepto técnico.
Imaginemos que queremos estudiar la población de Barcelona, en concreto de qué manera podemos agrupar a todos los habitantes que viven en ella.
Desde el punto de vista de la física tradicional el estudio se llevaría a cabo observando lógicamente las características físicas de todos sus individuos y estableciendo clasificaciones objetivas entre ellos. De esta manera podríamos clasificarlos en función de su estatura, su peso, el color de sus ojos o el tono de su cabello. No existen restricciones a todas las clasificaciones que podemos realizar y todas ellas contarían con un elevadísimo grado de fiabilidad. Desde este punto de vista no existiría ninguna objeción al respecto. Una vez estudiados todos los individuos, según sus características haríamos estadísticas. Obtendríamos, por ejemplo que, si tomamos grupos de forma aleatoria, de unos (pongamos por caso) 1.000 individuos la media resulta ser una mujer de 35 años con el pelo castaño y 1,65m. de estatura. Esta media tendría una altísima probabilidad estadística de repetirse en todos los grupos de 1.000 individuos que tomáramos. Y este patrón se repetiría aún comparando individuos de distintos universos estadísticos, como podrían ser Madrid o Valencia, por ejemplo.
Ahora bien… ¿Qué información nos proporcionan estos criterios de clasificación para entender en profundidad la población de Barcelona? Lo cierto es que, aunque puede que sea práctico tener este conocimiento, su utilidad (al ser meramente descriptiva) es bastante escasa.
Desde el otro punto de vista la situación es absolutamente inversa. Desde el punto de vista de la teoría de cuerdas no interesa para nada el aspecto físico de cada individuo. Lo que dicha teoría busca es una conexión más profunda, un vínculo que no puede ser detectado a primera vista. Lógicamente me estoy refiriendo a la conexión temporal que existe entre todos los individuos, su árbol genealógico. En otras palabras, los vínculos de sangre o el ADN.
Para cualquier momento dado podemos suponer (como caso extremo) que la población de Barcelona puede superponer hasta 6 generaciones distintas de una misma familia, todas ellas viviendo al mismo tiempo. Sería como decir que el miembro más joven de la familia acaba de nacer y que su tatatatarabuela tiene casi 100 años. Cada generación estaría separada por tanto por una franja temporal de unos 20 años.
Al basarse en la genealogía podemos hacer un símil y pensar que las diferentes dimensiones a que hace referencia la teoría de cuerdas se corresponden con las diferentes generaciones. De esta manera, si la teoría de cuerdas dice que existen infinitas dimensiones en el Universo, aplicado al ejemplo sería como decir que existe un vínculo de sangre que vincula a todos los individuos de Barcelona, tanto a los vivos como a los muertos. Y no sólo eso, también implica que potencialmente podríamos rastrear el origen de cada individuo hasta el tiempo en que Barcelona fue tan solo un pequeño asentamiento. Lógicamente para esto tendríamos que hacer la restricción de que sus habitantes no se han mezclado con habitantes de otras provincias. Pero, bueno… esto no afecta para nada al ejemplo.
Lo verdaderamente relevante es que este vínculo temporal permite en cualquier momento del tiempo ubicar de forma precisa a todos sus individuos, no sólo en el espacio, sino también en el tiempo. Esto, desafortunadamente, la teoría tradicional aunque lo intenta no puede hacerlo.
Pero la teoría de cuerdas parece muy extraña. De acuerdo con ella existen al menos 10 dimensiones en nuestro universo. Cuatro que podemos observar (3 dimensiones espaciales y una de tiempo) y otras 6 dimensiones que se encuentran compactadas en algún lugar del espacio-tiempo y que parece ser que no podemos detectar directamente. Por eso la pregunta que se hace dicha teoría al no abstraerse de la lógica tradicional es la siguiente…. ¿Dónde están estas dimensiones adicionales?
Pues bien, podemos entender esto con el mismo argumento. Si tuviéramos, por ejemplo, un archivo super-completo de toda la población de Barcelona en el año 1.700, encontraríamos que en dicho año también coexistían (de manera compactificada en el tiempo) 6 generaciones de una misma familia viviendo al mismo tiempo. Estas 6 generaciones se corresponderían con las 6 dimensiones adicionales. Siempre y en todo momento de la historia vamos a tener 6 dimensiones o generaciones compactadas. Y esto sucederá siempre aunque acotemos el intervalo no sólo a un año en concreto, sino incluso a un día o un simple segundo.
Pero las similitudes aún pueden ir más allá. Las poblaciones, como sabemos, en ausencia de restricciones, toman un crecimiento exponencial denominado “natural”. Es decir, a medida que crece la ciudad (al aumentar sus miembros) el crecimiento se incrementa proporcionalmente cada vez más. La teoría de cuerdas no tiene ningún problema en incluir este factor de crecimiento entre sus argumentos; De hecho, representa una parte fundamental en sus ecuaciones, sino la principal.
Sin embargo la teoría tradicional no puede tener en cuenta este crecimiento exponencial. Hoy día, a pesar de que sabemos que el Universo se está expandiendo de forma exponencial, el modelo standard no tiene en cuenta este parámetro, dado que según sus planteamientos esta variable no tiene sentido físico en realidad para lo que pretende estudiar. Un buen ejemplo sería la famosa detección de las ondas gravitacionales, que pretenden explicar a su manera esta evolución temporal, aún sin tener en cuenta dicha expansión del Universo. Probablemente por eso, dicha teoría no explica nada, sino que dice que lo hará a su debido tiempo.
La teoría tradicional, también llamada modelo estándar o física de partículas tan sólo estudia las características físicas de los individuos y no tiene en cuenta su evolución temporal. La teoría de cuerdas, por el contrario, se centra en la evolución temporal, de forma que pueda conectar todos sus elementos no solo hoy, sino en cualquier instante de tiempo, incluso teniendo en cuenta un intervalo casi infinitesimal. Bien podría decirse que el modelo tradicional observa el universo de forma estática, mientras que la teoría de cuerdas pretende hacerlo de forma dinámica.
Las personas pueden ser asimiladas a las partículas, éstas tienen una historia en el tiempo y se entrelazan entre ellas siguiendo unas reglas determinadas. A estas reglas es a lo que llamamos “teoría unificada”. La teoría tradicional no busca esta regla inter-dimensional o temporal, sino que se centra en la situación actual. La teoría de cuerdas lo que busca es la regla de entrelazamiento, siendo plenamente consciente de que un patrón de comportamiento no tiene ni debe de tener ningún atributo físico en realidad. Recordemos que el ADN se comporta como una proyección fractal.
En este contexto la gravedad sería como una fuerza de atracción que existe entre todos los elementos, una fuerza inmaterial que mantiene unidos a todos los elementos de una misma familia y que hace que, periódicamente, se reúnan todos ellos por navidad. Esta fuerza de atracción no es tenida en cuenta por el modelo tradicional, dado que al no tener en cuenta la vertiente temporal sencillamente no puede hacerlo.
Imagina, por último, que la población que estudiamos no fuera Barcelona, sino que son los “omaticaya” que viven en Pandora en la película Avatar. La doctora Sigourney Weaver es una científica tradicional que toma muestras de todo constantemente tratando de entender ese vinculo tan especial que existe entre sus habitantes, tanto con la madre tierra como con sus antepasados. En la película este vínculo tan especial con los antepasados tiene lugar en el árbol de las almas y, lógicamente, no se trata de un vínculo material, sino que se trata de algo trascedental. Es al final de la película, poco antes de morir, cuando la doctora se da cuenta de que el vínculo no se observa, sino que sólo se puede experimentar internamente.
Saludos.
el 20 de mayo del 2016 a las 7:18
Como siempre, tu intervenciòn es interesante y el símil que expones puede ser válido en el contexto que lo has situado. Todo está bien pero, de todo lo que dices, me quedo, sin dudarlo ni un momento con:
Al final del camino, cuando en verdad nos podamos llamar humanos evolucionados con cierta propiedad, esa será la situación en la que nos encontremos: ¡Experimentando Internamente, el verdadero Universo! Ya sabes, amigo mío, de la inmensa ignorancia que siempre nos acompañó, vamos descargando ese peso poco a poco y, a medida que vamos pudiendo saber, caminamos más livianos y adquirimos agilidad de pensamientos. Creo que el final del camino estará cuando nuestras Mentes se fundan con la esencia del Universo, y, sñolo entonces, podremos comprender. Sí, somos parte del Universo pero, necesitamos integrarnos a él.
Un abrazo.