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La Vida fuera de la Tierra

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en El Universo y la Vida    ~    Comentarios Comments (0)

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ABC – Ciencia

Proponen la existencia de vida alienígena alimentada por rayos cósmicos

 

Una investigación sugiere la posibilidad de que en planetas lejanos a estrellas la radiación espacial fuera usada como fuente de energía por microbios similares a algunos encontrados en la Tierra, y que viven gracias a la descomposición del uranio.

Representación de una luna de Júpiter. Los rayos cósmicos tienen mayor intensidad en la superficie de cuerpos con una atmósfera y una magnestofera más débiles

Representación de una luna de Júpiter. Los rayos cósmicos tienen mayor intensidad en la superficie de cuerpos con una atmósfera y una magnestofera más débiles – NASA/JPL

Si hubiera que resumir mucho cómo funciona la vida, se podría decir que hay seres vivos consumidores, que obtienen la materia orgánica y los nutrientes de otros organismos, y seres vivos productores primarios, que son aquellos que sintetizan su materia orgánica por sí mismos. Entre estos, están por ejemplo las bacterias y las plantas que son capaces de hacer la fotosíntesis y de obtener energía de la luz del Sol, y también los microorganismos que pueden obtener la energía de algunos productos químicos. Por ejemplo, hay bacterias capaces de respirar metales (en vez de oxígeno) y usar como fuente de energía el hierro, el sulfuro de hidrógeno, el hidrógeno molecular o el amoniaco.

bacterias

la bacteria Mariprofundus ferrooxydans PV-1, la cual tiene la singular característica de “comer” electricidad y, como resultado, producir combustible.

Muchos de estos microbios «extraños» que viven de estas moléculas viven allí donde no llega la luz, o sea, en el subsuelo y en las profundidades de los océanos y los lagos. Suelen ser microbios adaptados a condiciones extremas y muy particulares, y muchas veces no crecen tan rápido como los afortunados que hacen la fotosíntesis.

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Se llama Desulforudis audaxviator y es capaz de vivir en aislamiento, sin oxígeno y en completa oscuridad. Todas las formas de vida conocidas necesitan …

Desulforudis audaxviator sobrevive en un hábitat donde obtiene su energía no de la luz solar sino del hidrógeno y del sulfato producidos por la desintegración radioactiva del uranio. Al vivir en soledad, D. audaxviator debe construir sus moléculas orgánicas por sí misma a partir del agua, del carbono inorgánico, y del nitrógeno proveniente del amoníaco liberado por las rocas y disuelto en el fluido del entorno. Durante su largo viaje a las profundidades extremas, la evolución ha equipado a la versátil bacteria con genes –muchos de ellos compartidos con las arqueas, miembros de uno de los tres dominios de la vida no relacionado a las bacterias– que le permiten hacer frente a un rango de diferentes condiciones, incluyendo la habilidad de fijar el nitrógeno directamente del nitrógeno elemental del ambiente.

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3,3 km bajo la superficie de la tierra. Temperatura: 62°C. No hay oxigeno. No hay luz. Sin embargo, en las aguas de las grietas de una mina de oro …

Recientemente, los investigadores se han fijado en uno de estos extraños microbios. Se trata de Desulforudis audaxviator, una bacteria descubierta a 3 kilómetros de profundidad en una mina de oro de Sudáfrica y que parece vivir de la energía que obtiene de la descomposición radiactiva del uranio. Tal como explicó en «Science»Dimitra Atri, un astrobiólogo del «Blue Marble Space Institute of Science» en Seattle (Estados Unidos), este microorganismo amante de la radiactividad podría ser una prueba de que el espacio está poblado por microorganismos similares.

Rayos cósmicos

 

 

NASA: encuentran fuente de rayos cósmicos radioactivos

Muchas son las fuentes de rayos cósmicos radiactivos que llegan a los planetas y lunas de los sistemas planetarios que orbitan estrellas como el Sol o parecidas. Algunas formas de vida habrían aprendido a vivir teniéndolos a ellos como fuente de alimentación.

 

Tal como ha propuesto Atri en una simulación por odenador, podría ser que la vida hubiera aprendido a aprovechar una fuente de radiación muy abundante en el espacio. Se trata de los rayos cósmicos (GCRs, en inglés), una radiación de muy alta energía que se origina más allá del Sistema Solar, probablemente en explosiones de supernovas y en núcleos activos de galaxias, o sea, en agujeros negros supermasivos. Lo interesante es que esta radiación llega a los planetas, y que en aquellos donde la atmósfera y el campo magnético son débiles, se internan en las profundidades del subsuelo, donde quizás podrían ser la fuente de energía de extravagantes formas de vida.

Simulación por ordenador de una cascada de reacciones nucleares en la atmósfera provocadas por la llegada de rayos cósmicos
Simulación por ordenador de una cascada de reacciones nucleares en la atmósfera provocadas por la llegada de rayos cósmicos

Aunque el término de rayos cósmicos recuerda al título de una novela de ciencia ficción, en realidad no tienen nada de ficticios. Actualmente se sabe que bombardean constantemente las capas más altas de la atmósfera terrestre, y que allí transforman la química de la ionosfera. Además influyen en la formación de nubes (en la troposfera) y forman parte de las dosis naturales de radiación a las que están expuestas las personas y los seres vivos en general.

Extraños alienígenas

 

 

Bacterias y estreptococos.

Respiran gracias al sulfato presente en su entorno, y han logrado formar un yacimiento mineral “inédito en el mundo”

 

Según Dimitra Atri, este constante flujo de radiación podría ser aprovechado por algún tipo de forma de vida alienígena, pero solo en planetas con atmósferas más tenues y con campos magnéticos débiles, puesto que ambos escudos frenan los rayos cósmicos. Así, la importancia de estos rayos sería mayor en satélites y pequeños mundos como Plutón, la Luna, Europa, Encélado y un número desconocido de otros cuerpos más allá del Sistema Solar.

Además, dado que este flujo de energía es relativamente bajo, y no es comparable a la radiación proveniente de las estrellas, las formas de vida que alimentaría serían más pequeñas y simples, y además crecerían más despacio.

Pero Atri no se ha limitado a lanzar su imaginación al cosmos. En vez de eso, ha usado simulaciones por ordenador para estimar cuál sería el flujo de energía de los rayos cósmicos en varios mundos. Y, tal como ha publicado en «Royal Society Interface», en teoría la energía resultante dentro del subsuelo sería suficiente para alimentar a pequeñas formas de vida. Por eso, en su opinión, «no puede descartarse que existieran formas de vida así».

¿Yermos u oasis?

 

Uno de los lugares más prometedores para encontrar estas formas de vida basadas en rayos cósmicos sería Marte, una roca reseca pero que tiene agua en el subsuelo y una abundante variedad mineral. «Es gracioso, porque cuando buscamos formas de vida extraterrestres normalmente buscamos lugares con atmósferas gruesas, pero aquí deberíamos buscar justo lo contrario», ha dicho Atri.

Fotografía de miscroscopio electrónico de Desulforudis audaxviator
Fotografía de miscroscopio electrónico de Desulforudis audaxviator- NASA

Tal como ha opinado en «Science» el astrobiólogo Duncan Forgan, es cierto que las condiciones del subsuelo en las que vive D. audaxviator pueden ser similares a las de Marte (de hecho los investigadores trabajan en investigar el subsuelo de la Tierra para entender cómo sería la vida en Marte y en otros lugares), pero a la vez ha sido menos optimista que Atri.

El motivo es que aquellos planetas bombardeados por rayos cósmicos y no calentados por estrellas estarían en principio tan fríos como para que el hielo dejara a la vida literalmente congelada. Además, Forgan ha recordado que el flujo de esta radiación puede alimentar a los seres vivos, pero que en exceso puede ser letal: La radiación de alta energía es capaz de dañar el material genético de los microbios y acabar con su existencia.

Monhystrella parvella

¿Qué es lo más profundo de la corteza terrestre que un animal puede sobrevivir? En la oscuridad, en lo más profundo de varias minas de oro de Sudáfrica, viven unos diminutos gusanos que pueden tener la clave para responder esta pregunta. Estas criaturas son los animales que más profundo viven que jamás se haya conocido. Nadie sabe cómo llegaron hasta ahí, pero es posible que estén viviendo en las minas desde hace miles de años. Su sola existencia sugiere que vidas complejas pueden sobrevivir mucho más hondo de lo que se pensó que fuera posible.

Pero quizás el subsuelo, donde la actividad interior de los planetas podría elevar las temperaturas y fundir el agua, podría ser el hogar perfecto para que estos rayos alimentaran la vida. Después del descubrimiento de indicios de un océano en Europa, y de evidencias de que Encélado, Titán y Marte son planetas potencialmente habitables, extender la búsqueda de vida aún más allá, a los planetas bombardeados por rayos cósmicos, promete con ampliar aún más los horizontes de la imaginación. ¿Cómo será la vida extraterrestre?