May
26
Sí, siempre nos gustó hablar del Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo asombroso ~ Comments (0)
El pensamiento “generalizado” hoy en día en la mayoría de los astrónomos, astrofísicos y demás científicos afines a la ciencia del Universo, es que, pueden existir miles de planetas habitados dentro de nuestra propia Galaxia, la Vía Láctea. Ahora sabemos que el Universo no conoce límite alguno ni en el espacio ni en el tiempo que, según todos los indicios, ha estado expandiéndose durante 13.700 millones de años que, es un período de tiempo más que suficiente para que las estrellas que han exisitido desde entonces, tuvieran el tiempo necesario para producir todos los elementos que conocemos y que hicieron posible el surgir de la vida aquí en la Tierra y…probablemente, en “otras Tierras” que en la Galaxia Vía Láctea estén, y, de la misma manera, en los miles de millones de galaxias que pueblan el vasto universo que hemos llegado a conocer.
Más allá de la metagalaxia, a la que pertenecen todos los sistemas galácticos que conocemos, tienen, necesariamente, que existir otros mundos que, como el nuestro, estén habitados por seres de toda índole y pelaje, inteligentes también. La metagalaxia consta de hipergalaxias, es decir, de grupos de sistemas galácticos. Nuestro sistema galáctico consta cuenta con dos “satélites”: la Gran Nebulosa de Magallanes, distante 38.000 Parsec de nosotros y la Pequeña Nebulosa de Magallanes, a 36.000 Parsecs. La Nebulosa de Andrómeda es un sistema compuesto por cinco galaxias. Por lo general existen “puentes” de estrellas entre galaxias que constituyen un grupo. Se podría decir que que los grupos de galaxias estarían unidos por hilos de estrellas de manera tal que, muchas veces, nos cuesta trabajo asegurar a qué galaxia pertenece una estrella determinada.
Tengo la suerte de que, Ken Crawford (Rancho Del Sol Obs.), me envíe regularmente imágines que obtiene en su Observatorio, y, en esta ocasión, recibí la imagen de la gran y bella galaxia espiral NGC 7331 que es a menudo vendida como una análoga a nuestra Vía Láctea. Está situada a 50 millones de años luz de distancia en la norteña constelación de Pegaso. En la imagen podemos vislumbrar otras galaxias que achican su imagen debido a que sus distancias están mucho más alejadas de nosotros.
El cúmulo de galaxia Abell 1.689 situado a 2 mil millones de años-luz de nosotros en la constelación de Virgo. Crédito: NASA / ESA
La Constelación de Virgo cuenta con más de 3.000 galaxias, la Cabellera de Berenice con más de 10.000. Las supergalaxias tienen un diámetro de 30 o 40 megaparsecs. No conocemos el número exacto de supergalaxias cuyos conjuntos constituyen las megagalaxias. Y, sin embargo, la metagalaxia es sólo una pequeña fracción del “universo infinito” de un universo que, para nuestro tiempo, se podría decir que existe desde la eternidad y que existirá también eternamente (aunque sabemos que no es así), al menos nos lo puede parecer.
Nuestro Universo está cuajado de maravillas como ésta. La Galaxia de la rueda de la carreta (también conocido bajo el nombre de ESO 350-40) es una galaxia lenticular o anular situada a cerca de 500 millones de años luz de distancia en la constelación del escultor en el hemisferio meridional. Es rodeada de un anillo de 150 000 años de luz de diámetro, compuesto de estrellas jóvenes y brillantes. Esta galaxia era una galaxia idéntica a la Vía láctea antes de que sufriera una colisión frontal con una galaxia vecina. Cuando galaxia vecina atravesó la Galaxia Cartwheel, la fuerza de la colisión causó una onda de choque poderosa sobre la galaxia, como una piedra echada en las tranquilas aguas de un estanque. Desplazándose a gran velocidad, este onda de choque barrió el gas y el polvo, creando así un halo alrededor de la parte central de la galaxia quedada indemne. Esto explica la nube azul alrededor del centro, la parte más brillante que forma como un collar de “perlas” que, en realidad, son estrellas radiando con furía en el ultravioleta de más energía.
Observando la imagen con su collar de perlas azulado compuesto por brillantes y radiantes estrellas, nos hablan de una ingente producción de elementos complejos que, en el futuro, pasarán a formar parte de mundos nuevos y, en ellos, con el tiempo, surgirá también la vida nueva de vaya usted a saber qué criaturas.
El Universo es tan inmenso que, encontrar algo en él, es como aquella aguja del pajar que perdimos. Es como encontrar una aguja en un pajar universal. Investigadores de la NASA han localizado un planeta del tamaño de la Tierra que podría ser habitable. Nombrado Kepler-186f, el planeta está a 490 años-luz de distancia. Pero en la búsqeda de mundos similares al nuestro, nada ha estado tan cerca.
“Este es el primer definitivo planeta con tamaño similar a la Tierra que ha sido hallado en una zona habitable alrededor de otra estrella”, dijo Elisa Quintana, del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) de la NASA. “Encontrar ese tipo de planetas es un objetivo primordial del telescopio espacial Kepler”.
Zona de la galaxia estudiada por el telescopio espacial Kepler
En aquella rimera rueda de prensa del equipo del telescopio espacial Kepler dentro de las jornadas dedicadas a mostrar los resultados de unas de las misiones más prolíficas y apasionantes de los últimos años dentro de la exploración espacial, se dijo que eran muchos los datos por analizar, quizás los más interesantes, pero el dato que dieron en aquel mismo momento… ¡resultó demoledor! … basándose en análisis estadísticos de todas las observaciones del telescopio (que abarcan casi 4 años de datos), se estimó que una de cada cinco estrellas parecidas a nuestro Sol tienen al menos un planeta del tamaño de la Tierra con una temperatura en superficie permisiva con la vida.
El Universo, amigos míos, es una maravilla, y, cualquier objeto que podamos mirar nos podrá llevar al más alto grado de éstaxis. A mí me pasó con la luna Titán que vista a contraluz por la nave Cassini en órbita alrededor de Saturno. La atmósfera dispersa la luz del Sol mostrando un anillo completo mientras se filtra por las capas más altas. En este pequeño mundo de ríos de metano y atmósfera imposible, se han puesto altas esperanzas de que, en un futuro, pudiera surgir allí la vida. Es similar a nuestra Tierra de hace algunos millones de años.
Desde la superficie de Titán podríamos tomar ésta instantánea de Saturno. ¿Quién sabe las maravillas que nos esperan cuando, de verdad, podamos dominar los viajes espaciales? Lo cierto es que aquel pequeño reportaje (3 de septiemnbre) del planeta Saturno y el repaso a sus “lunas” más importantes, sobre todo Titán, es una simple muestra de lo poco que sabemos de nuestro propio Sistema solar en el que, tenemos muchas maravillas por descubrir y muchas sorpresas reservadas.
El cúmulo de galaxias MACS J0717 localizado a 5400 millones de años luz, en una imagen lograda combinando datos ópticos del Hubble y en rayos-x del Chandra, muestra a cuatro cúmulos colisionando. Si hemos podido llegar hasta aquí, una voz en nuestra mente pregunta: ¿Hasta dónde podremos llegar?
La galaxia NGC 55, fotogafiada por el observatorio de La Silla utilizando el Wide Field Imager del telescopio de 2.2 metros MPG/ESO. ¿Cuántos mundos estarán ahí presentes? y, ¿tendrá alguno presencia de vida?
Arp 261, un par de galaxias localizadas a 70 millones de años luz, fotografiadas por el instrumento FORS2 del VLT en Cerro Paranal. La riqueza de la imagen nos puede llevar (mediante un estudio profundo) a saber lo mucho que en ella está presente, estrellas surgidas de inmensas nubes de gas interestelar, mundos nuevos llenos e promesas futuras y, otros, más viejos que, pudieran tener los vestigios de Civilizaciones perdidas.
NGC 4194, la Galaxia Medusa, el resultado de la colisión entre dos galaxias, mostrada con datos ópticos del Telescopio Hubble y datos en rayos-x del Telescopio Chandra. La imagen nos habla de vestigios que están en el universo y nos cuentan dramáticas historias de galaxias que dejaron de existir para convertirse en otra nueva que, conteniendo materiales más compkejos que aquellas primarias, hacen posible el surgir de estrellas cuyos materiales son más sofisticados que el simple hidrógeno, y, de esas estrellas descendientes de algunas generaciones anteriores…qué materiales podrán salir?
Hemos podido admirar, la región de Rupes Tenuis fotografiada por la Mars Express de la ESA, mostrando gran cantidad de nieve sobre el polo marciano. Marte, el planeta hermano, nos tiene que dar muchas sorpresas y, a no tardar mucho (menos de 30 años), podremos por fín cobrar la apuesta del café que hice con algunos amigos sobre si había o no alguna clase de vida en aquel mundo.
El trío de galaxias Hickson 90, un grupo compacto localizado en la constelación de Piscis Austrinus a 100 millones de años luz del Sol. Fotografiado por el Telescopio Espacial Hubble. Viendo objetos como los de arriba, podríamos preguntarnos: ¿Cuándo dejará de sorprendernos el Universo? ¡Es tanta su riqueza!
La supernova de Tycho, localizada en Cassiopeia y mostrada en una imagen tomada en rayos-x por el telescopio Chandra y en luz infrarroja por el telescopio Spitzer. No por haberla visto muchas veces deja de sorprendernos, esa masa inmensa que, como remanante de los restos de una estrella masiva, nos muestra los filamentos de plasma que crean campos magnéticos a su alrededor sin importar el tiempo transcurrido desde el suceso. En dicha explosión se produjeron miles de toneladas de oro y plantino que regaron el espacio interesrtelar para formar parte, más tarde, de algún mundo perdido.
La siempre fascinante Eta Carinae está escondida destrás de una de las nebulosas más grandes y brillantes del cielo en una imagen tomada desde La Silla utilizando el ESO/MPG de 2.2 metros. Aquí contemplamos parte de la Nebulosa, la estrella, una de las más grandes conocidas (unas 100 masas solares) parece que está a punto de explotar, y, sus consecuencias, podrían ser impredecibles.
La galaxia espiral M 101, localizada a 22 millones de años luz, en una imagen compuesta por datos del telescopio Chandra, el telescopio Hubble y el telescopio Spitzer. La bella y enorme galaxia está cuajada de estrellas nuevas y otras que no lo son tanto. El conjunto parece una luminaria de feria, la radiación que se expande por toda la galaxia no parece que sea un lugar muy segurio. Prefiero nuestra Vía Láctea.
Atípica y extraña Galaxia. Una nueva imagen del Telescopio Espacial Hubble revela finos detalles de la galaxia espiral NGC 4921 y los objetos circundantes de fondo. La diversidad en el Universo es la norma y, por mucho que podamos pensar en objetos extraños que puedan existir, ahí estarán.
Una imagen que combina luz visible y rayos-x muestra la actividad del agujero negro supermasivo en la galaxia Centaurus A. Los Agujeros Negros que pueden contener miles y millones de masas solares, son tan peligrosos que, nada de lo que deambule por sus alrededores estará seguro. Se engulle toda la materia que caiga en su radio de acción, su fuerza de gravedad es descomunal y, por mucho que queramos correr, nos atrapará. Ya sabeis, ni la luz es capaz de burlar su fuerza de atracción.
¡Increíble región de formación estelar! NGC 604, una zona formación estelar en la galaxia M 33. Imagen capturada en alta resolución por el telescopio espacial de rayos-x Chandra. No podeis ni imaginar la enorme cantidad de estrellas jovenes y masivas que están ahí presentes, sus emisiones de radiación ultravioleta producen fuertes vientos solares que dibujan las formas de las nubes cirundantes formando arabescas figuras de gas ionizado por el ultravioleta que tiñe de azul toda la región.
La variedad está servida, el prolífico Universo nos suministra de toda clase de objetos activos que, mediante transisiciones de fase, pasen a convertirse en otros objetos distintos de lo que en un principio fueron. Nada permanece, todo se transforma. Es es la regla de oro que impone un Universo dinámico transformador de materia en el espaciotiempo infinito que nunca podremos dominar, y, si nos permite seguir en este maravilloso Sistema de Galaxias y mundos, podremos, en el futuro, conocer a nuestros hermanos inteligentes y, si las cosas salen como deberían salir, formaremos una Federación de mundos en la que, por fin, impere la igualdad para todos dentro de un clima de mutuo respeto y en el que, la sabiduría adquirida a través de muchas civilizaciones que fueron, nos habrá dado, ese algo del que ahora carecemos: Racionalidad y Temple, Sabiduría para poder discernir sobre lo que verdaderamente tiene valor y aquello que sólo es el falso brillo de la gloria y el poder que sólo puede traer destrucción y mal para muchos que, por fín, desaparecerá y nunca más estarápresente en los confines del Universo. ¡Bonito sueño que, desgraciadamente, nunca podrá ser una realidad!
Esperemos que, observando el Universo y mirando dentro de nuestras Mentes, podamos llegar a comprender que, nuestro destino, no depende de nosotros pero sí, podremos mejorarlo si nuestro comportamiento contribnuye a que las cosas sean mejor… ¡Para todos!
emilio silvera
May
26
Nuestro entorno invisible
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Bacterias nosivas ~ Comments (0)
El 23 de febrero de 2013 abría sus puertas el nuevo pabellón del hospital de la Universidad de Chicago (EE UU). Era también el estreno oficial de una investigación que había arrancado dos meses antes, cuando aún estaban terminando las obras. Se trata del proyecto Hospital Microbiome, un ambicioso intento de saber qué bacterias hay en un centro hospitalario, cómo llegan hasta él, la evolución del ecosistema microbiano con el ir y venir de los pacientes o la presencia de patógenos resistentes. Algunos de sus primeros resultados, publicados ahora, son sorprendentes.
A pesar de su imagen aséptica, los hospitales son un inmenso planeta bacteriano. Hay países donde es más fácil pillar una infección en el hospital que en la calle y no hay que irse al África subsahariana. En EE UU, por ejemplo, se producen unos 1,7 millones de infecciones hospitalarias frente a los 1,5 millones de casos registrados por los Centros para el Control y Prevención de enfermedades (CDC) fuera de ellos. En España, seis de cada 100 que ingresan en un centro hospitalario salen con una infección que no tenían cuando entraron, según el último informe de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.
“Cada paciente libera 37 millones de microbios en su entorno a la hora”, dice el responsable del grupo de ecología microbiana del Laboratorio Nacional Argonne, el principal centro público de investigación de EE UU, Jack Gilbert. Este profesor de cirugía de la Universidad de Chicago, junto a una decena de colegas, está detrás del proyecto Hospital Microbiome. Tuvieron la rara oportunidad de estudiar el ecosistema del nuevo hospital ya desde su diseño. Durante la construcción se instalaron sensores biológicos en las salidas del aire acondicionado, de humedad, temperatura y luz en cada habitación, sensores de proximidad en las habitaciones, de presión…
“Cada paciente libera 37 millones de microbios en su entorno a la hora”
Jack Gilbert, microbiólogo del Laboratorio Nacional Argonne de EE UU
Lo primero que comprobaron es que un hospital en obras no tiene las mismas bacterias que uno operativo. Según publican en Science Translational Medicine, encontraron dos géneros bacterianos predominantes, Acinetobacter y Pseudomonas, en las muestras que tomaron antes de la apertura. Pero el escenario cambió tras la inauguración. Aquella flora fue rápidamente reemplazada por bacterias de géneros como las Corynebacterium, Staphylococcus y Streptococcus, todas muy abundantes en la piel humana.
De las 10.000 muestras que tomaron en los 10 meses siguientes a la apertura del hospital, encontraron bacterias en 6.500. En las 10 habitaciones estudiadas, los puntos con mayor abundancia y diversidad bacteriana eran, aparte de los propios humanos, las barandillas de las camas y los grifos del baño. En los puestos de enfermería, el mostrador, el reposabrazos de las sillas y el ratón del ordenador destacaban como refugios de vida microbiana. Y eso que son estancias que se limpian a conciencia con lejía y amoniaco a diario.
Uno de los datos más relevantes del trabajo es la preponderancia de la flora humana microbiana sobre la ambiental. Al ingresar, el paciente recibe un aluvión de bacterias presentes en el suelo y paredes de la habitación y las muestras de su piel, nariz y axilas confirman una especie de invasión bacteriana. “Al segundo día de estancia, la ruta de transmisión microbiana se invierte. En 24 horas el microbioma del paciente se adueña del espacio hospitalario”, comenta Gilbert.
La victoria de las bacterias. Colonizan los Hospitales en pocos días
Otro de los datos del estudio es que, a pesar de sus batas blancas (o quizá por ellas), “el personal médico transfiere más microbios al paciente que al revés”, sostiene el microbiólogo estadounidense. “La mayoría llevan guantes y mascarillas, pero introducen los microbios en la habitación en sus ropas, de ahí a la piel expuesta y estos microorganismos pueden colonizar a un paciente”, añade. En 2015, un informe sobre hospitales españoles reveló que las batas y uniformes de los sanitarios podían portar hasta 80 tipos de bacterias diferentes.
Por fortuna, la inmensa mayoría de estas bacterias son benignas, comensales que viven en el cuerpo humano sin dañar a su huésped o, directamente beneficiosas para su salud. Pero el estudio en el flamante hospital de la Universidad de Chicago también muestra un dato potencialmente peligroso: con el paso del tiempo, pueden aparecer cepas bacterianas resistentes. De hecho, comprobaron un claro aumento de genes que expresan resistencia a los antibióticos en las muestras tomadas a medida que pasaban los días. Es como si el entorno hospitalario favoreciera, en una especie de selección artificial, las cepas mejor adaptadas.