Jul
11
La expansión del Universo, ¿Y, nuestro futuro?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El hombre en el Universo ~ Comments (0)
Si como parece la expansión del Universo se acelera, entonces el procesamiento de información debería desaparecer con el tiempo y cada vez sería menor y más difícil nuestro acceso para poder saber lo que pasa en regiones tan lejanas en las que se encontrarían las galaxias mientras que los espacios vacíos se hacían más y más grandes cada vez. Algunos grupos de trabajo parecen haber comprobado que la expansión del Universo empezó a acelerarse hace sólo algunos pocos miles de millones de años. Pero, supongamos que las pruebas observacionales a favor de la aceleración resultaran ser incorrectas. ¿Qué pasaría entonces?
Alguna podríamos estar tentados de preguntar: ¿En qué lugar exactamente ocurrió el Big Bang?, es decir, ¿Cuál es el centro del Universo? Y, al ser la expansión isotrópica y estar el universo expandiéndose en todas las direcciones, no parece que la pregunta pueda tener respuesta. En cualquier lugar en el que nos podamos situar veremos siempre lo mismo, ¡el Universo se expande!
Lo más probable y según los conocimientos que hoy tenemos, lo que parece es que el universo se expandirá para siempre y, en esa diatriba cuesta arriba está inmersa la vida que no quiere desaparecer y se enfrenta, en una batalla desigual, a unos hechos que parecen irreversibles.
La vida necesita encontrar diferencias de temperatura, o de densidad, o de expansión en el Universo de las que pueda extraer energía útil haciéndolas uniformes. Si se baza en recursos minerales de energía que existen localmente -estrellas muertas, agujeros negros que se evaporan, partículas elementales que se desintegran-, entonces con el tiempo se encara al problema al que se enfrentan inevitablemente los yacimientos muy explotados: cuesta más extraer los minerales de lo que pueda ganarse con ello.
El mapa intenta mostrar el Universo visible. Las galaxias en el Universo tienden a juntarse en los llamados supercúmulos que a su vez están rodeados por gigantescos vacíos que le dan al universo una apariencia celular y, debido a que la luz del Universo viaja a una velocidad constante, podemos ver objetos muy lejanos en el universo profundo, cuando éste era muy joven hace ahora unos trece mil millones de años. En el Universo que para nosotros pudiera parecer infinito, se observan en 14 mil millones de años-luz:
– 25.000 millones de grupos galácticos.
– 350.000 millones de grandes galaxias.
– 7.000.000.000.000 de pequeñas galaxias.
– 30.000 trillones de estrellasd (3 x 1022).
Este es el campo profundo que nos ofrece el Telescopio Espacial Hubble. En Diciembre de 1995 el Telescopio Espacial Hubble estaba apuntando a una zona supuestamente vacia de Ursa Major por diez dias. Esto produjo una de las fotos mas famosas de la astronomia moderna -. Una pequeña parte de la foto obtenida se muestra arriba. Casi todos los objetos mostrados ahí están entre 5 y 10 mil millones de años luz alejados. Las galaxias reveladas aquí son de todas formas y colores, algunas jovenes y azules mientras que otras rojas y viejas.
Los científicos creen saber que la expansión del Universo hará que los seres del futuro lejano tengan que economizar en el uso energético: ¡economizar en vida, de hecho! Y, para reducir el consumo libre de energía pasarán largos períodos en hibernación y se despertarán para procesar información durante un tiempo antes de volver al estado inactivo. Claro que, esos procesos conllevan ciertos problemas y necesitan de un despertador infalible que no ponga en peligro la vida de los hibernados.
En la mente de todos están aquellas escenas de algunas películas en las que, los viajeros espaciales tenían que recorrer esas grandes distancias que nos separan de los mundos lejanos en estado de hibernación que…, no siempre ofrecían la seguridad requerida para la vida. Hay que preparar algunos procesos físicos que proporcionen un despertador infalible sin utilizar tanta energía que se pierda el interés general por el período de hibernación y, hasta ahora no está nada claro si puede hacerse para siempre. parece que con el tiempo los gradientes de energía extraída que pueden utilizarse para impulsar los procesamientos de información se hacen ineficaces. Entonces la vida debe empezar a desaparecer.
Por el contrario, si la vida no limita su atención a fuentes de energías locales, la predicción a largo plazo parece mucho más brillante pero, para ello, necesitaríamos contar con unas tecnologías muy avanzadas que nos permitiera salir definitivamente de nuestro pequeño mundo para encontrar en otros lugares lo que aquí hemos agotado.
¿Qué nos podremos encontrar en otros lugares del Universo?
Parece que el Universo no se expande exactamente al mismo ritmo en todas las direcciones. Existen pequeñas diferencias de velocidad entre unas direcciones y otras que podráin ser atribuibles a ondas gravitatorias de longitud de onda muy larga, probablemente infinita, que atraviesan el espacio. El desafío para las formas de vida superavanzadas consiste en saber encontrar alguna manera para saber aprovechar estas fuentes energías potencialmente ilimitados. Lo extraordinario en esto es que su densidad decrece mucho más lentamente que todas las formas ordinarias de materia a medida que el Universo se expande. Explotando las diferencias de temperaturas creada por radiación que se mueve paralela a la dirección de la expansiòn a ritmos diferentes, la vida puede encontrar una manera de mantener en marcha su procesamiento de información.
La roca de Unobtanium que el jefe de la empresa tiene exhibida en su escritorio.
No sabemos lo que nos puede aguardar en el futuro y nuestra imaginación recrea mundos posibles en los que pudiéramos encontrar una salida a las crisis que se avecinan en el devenir de la Humanidad. Para ningún humano es extraño el tema de los recursos naturales. Desde los años noventa hemos estado escuchando constantemente que los recursos naturales de la tierra se van a acabar, que ya no queda agua, que estamos destruyendo la tierra y suma y sigue. La imagen de arriba nos muestra una escena de la exitosa película y, el que Avatar se desarrolle en un futuro en el que debemos viajar millones de años luz para explotar los recursos de otro planeta nos obliga a pensar en nuestro propio contexto presente.
¿Quién sabe lo que a nuestros descendientes les aguarda? En futuro lejano aún en el tiempo, podríamos viajar a otros mundos que tengan sus propias formas de energías más cercanas a la Naturaleza. Mundos que estarían en una más estrecha simbiosis con los seres que lo habitan y que éstos, respetaran su naturaleza que sentirían más cercana que nosotros sentimos la nuestra.
Que no está nada claro nuestro porvenir es un hecho. Lo que sabemos nos habla de lejanas e inevitables catástrofes que ya están en camino: Andrómeda se nos echa encima, el Sol tiene sus días contados, la espada de Damócles de la caída inesperada de un gran meteorito…
Claro que hay un último truco que seres superavanzados podrían tener escondidos en su manga en éste mundo (universo) nuestro, que parece estar condenado sin remisión, bien por la expansión o por cualquier otra causa. Acordaos de que en 1949, el lógico Kurt Gödel, amigo y colega de Einstein en Princeton, le dio una sorpresa al demostrar que el viaje en el tiempo estaba permitido por la teoría de la gravedad, la relatividad general. Incluso encontró una solución a las ecuaciones de Einstein para un universo en el que esto ocurría.
Sí, lo cierto es que nuestro Universo es muy grande y nosotros muy pequeños. Sin embargo siempre he dicho que el Universo es casi tan grande como nuestra imaginación y, con tiempo por delante… ¿Quién puede predecir de lo que seremos capaces? ¿Acaso no pueden existir otros universos a los que poder escapar en caso necesario? Si conseguimos seguir aquí podría llegar el día en el que el universo se nos haga pequeño.
Dar el salto, primero a otros mundos y después… ¡a otros universos! Claro que, también nos queda otra posibilidad que no es, nada despreciables. Imaginad que al fin hemos podido dar con el secreto de los viajes en el Tiempo. Simplemente bastaría con viajar una y otra vez al tiempo deseado, aquel que más nos guste o que tenga las condiciones más adecuadas y tranquilas para que la vida, no sea vea perturbada. Bastaría con viajar hacia atrás en el tiempo, a una era en la que las condiciones nos fueran más propicias y hospitalarias.
Claro que, no creo que la cosa fuese tan fácil y escapar de ese final termodinámico del Universo por esa vía… ¿No traería complicaciones en las poblaciones que verían llegar a seres del futuro? Y, ¿no sería posible que nos pudiéramos encontrar con nuestro Yo futuro que al viajar hacia atrás se encontraría con él en el pasado?
Los viajes en el Tiempo (hacia atrás en el tiempo, se sobreentiende) han sido siempre una cuestión fascinante, ya sea como recurso argumental en la ciencia-ficción, como rompecabezas lógico, o como tema de estudio en el ámbito de la física o de la filosofía. Uno de los elementos más interesantes de los mismos es la aparición de “paradojas”, situaciones en las que surge una contradicción causal o una incoherencia ontológica.
Un ejemplo del primer tipo es la célebre paradoja del abuelo, en la que un viajero del tiempo se traslada al pasado e impide que sus abuelos se conozcan, por lo que su propia existencia no será posible en el futuro (con lo que es imposible que viajara al pasado a impedir que sus abuelos se conocieran). En cuanto al segundo tipo, un ejemplo canónico es aquel en el que alguien viaja al pasado con un ejemplar del Quijote y se lo da a Cervantes, que lo publica como obra suya. Y, de esa manera, podríamos describir mil y una situaciones en las que, las incongruencias estarían presentes para dibujar un mundo de locura.
Por otra parte, y suponiendo que ya contamos con la tecnología necesaria, no sabemos de dónde obtendremos la energía necesaria para abrir un agujero de gusano que nos pudiera trasladar desde el presente. Claro que, de la misma manera que hemos alcanzado el saber de esa tecnología, también habríamos podido alcanzar los conocimientos que exigen tener fuentes inagotables de energía para proyectos que, como los de viajar en el tiempo exigen.
Tampoco tenemos que perder de vista las exigencias que dichos procesos de viajar en el Tiempo pudieran exigir de un cuerpo Humano. ¿Estaríamos preparados físicamente para soportarlo, o, por el contrario tendríamos que dejar ese privilegio de viajar en el Tiempo a seres artificiales creados por nosotros?
Lo cierto es que, si en verdad llegáramos a construir una máquina de esas características… ¿Quién se atrevería a viajar por primera vez sin ninguna garantía de regresar? Bueno, en ese sentido y conociendo como somos, os aseguro amigos que la cola de aspirantes sería…¡interminable!
Sin que me de cuenta, he pasado de la expansión del Universo a viajar en el Tiempo y es que, como siempre digo… ¡qué imaginación!
emilio silvera
Jul
11
Siempre hemos soñado
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Sueños de la Humanidad ~ Comments (0)
¿Quién no ha soñado alguna vez con extrañas escenas que recordadas al despertar no tenían ninguna explicación plausible? Nuestras mentes recorren caminos que no siempre sabemos comprender y nos lleva, a veces, a escenarios de fantástico contenido que, muy lejos de lo cotidiano, nos hacen visitar lugares fantásticos de irreconocible naturaleza por la presencia de imágenes en lugares imposibles situadas en mundos que no pueden ser este nuestro.
En alguna de las escenas que nos traen los sueños, podemos ser testigos de conmovedores visiones de una serena grandeza que, situadas en “latitudes de tiempo” desconocidas para nuestra percepción habitual, nos transporta a lugares y senderos desconocidos, de los que nunca oímos hablar y de los que nunca nadie nos habló. Son lugares creados por nuestra mente que recorre extraños senderos para llegar a esos lugares que, conscientes, jamás podremos visitar.
Llegué no se de qué lugar ni tampoco por qué medios y me encontré ante un escenario imposible en el que dos colores eran lo predominante, por un lado todo se veía azul claro transparente y, en el otro extremo el rojo fuerte era lo que predominaba. En el azul corría una bella joven vestida de blanco y que miraba hacia atrás como si alguién la persiguiera, y, en el rojo, otra bella muchacha totalmente vestida de ese color, también corría velozmente sin saber hacia dónde se podría dirigir. Extrañas edificiaciones se veían al fondo y, hacia la más cercana me dirigí entrando por una gran puerta.
En el interior de enormes dimensiones crecían raíces por el suelo y las paredes en aquel recinto que parecía una catedral en penumbras y que era alumbrado por una luz mortecina que salía del techo en el fondo. Lo más sorprendente era que, en el centro del fantástico lugar, me encontré con la bella joven vestida de rojo que con la cabeza inclinada y perdida la mirada hacia el suelo, cogía el vestido a ambos lados de su cuerpo con sus blancas manos.
Ella levantó la mirada hacia mí y me indicó que la siguiera, me llevó hacia una salida que no había visto y pasando por lo que parecía un gran árbol en el que aparecían extrañas figuras y ocultas ventanas tapadas por ramas y cortezas, se trasladó a otro lugar también muy extraño en el que, la otra joven, la vestida de blanco, aparecía como flotando en el aire. Mientras tanto, la joven de rojo, se echó en el suelo, sobre unas grandes piedras dejando que todo su cuerpo desmadejado diera la sensación de estar dormida.
Todo resultaba muy extraño y fantástico a la vez, aquel sitio que también parecía un gran árbol de extraña configuración, en la parte de abajo exhibía un gran hueco al fondo por el que se podía ver una neblina rosada que desprendía una luz tenue e imperceptible que bañaba el cuerpo de la joven de rojo, y, arriba, de otro hueco parecido, surgía una luz más fuerte que bañaba el cuerpo de la joven de blanco y hacía destacar las rugosas paredes de la que surgían ramas amenazadoras.
La joven de rojo se despertó de su letargo y se trasladó hasta un cercano lugar del que no me había percatado, sentó sobre una especie de tronco y se puso a dialogar con una extraña criatura en un lenguaje que no podía entender pero, ambos, parecían tranquilos y dialogaban, ella haciendo gestos con el brazo (el otro lo mantenía oculto, como apoyándose para no caer) y, aquella “fiera”, a pesar de su amenazador aspecto, parecía atender muy atenta las indicaciones que la joven le estaba transmitiendo.
De pronto, se levantó y salió corriendo de aquel fantástico lugar en el que, otras figuras de aspecto también fantástico, parecían surgir de la nada, como brotes del extraño árbol-catedral por el que todo el tiempo, con escenarios distintos, se habían producido las distintas escenas y pasajes de inexplicable contenido que, todo el tiempo, me habían tenido como hechizado.
Sarah Brightman – Full Concert –
Todo aquello desapareció de mi vista y, ante mí, estaba la otra joven, la vestida de blanco que cantaba, con un micrófono en la mano, una bella canción con dulce voz y al compás de una melodia que me transportó, de nuevo, a otro mundo tan fantástico como el anterior. No sabía dónde podía estar ni como llegué a éste lugar pero, lo cierto era que en ningún momento sentí inquietud y ahora, me sentía relajado y a gusto oyendo cantar a la joven de blanco…
Sarah Brightman Symphony in Vienna – gloria.tv
De pronto, el escenario cambió por completo y allí estaba también la joven de rojo y otra muchacha que antes no había aparecido. El escenario había cambiado y estaban entre conglomerados de rocas sumidas en la bruma. Las tres adoptaban posturas de significación dispar,una parecía dispuesta a echar a correr, la otra se mantenía en actitud sumisa, mientras que la nueva, la tercera, cerraba los ojos como si quisiera recordar alguna cosa.
Nella Fantasia Sarah Brightman Subtitulada Español
De nuevo todo cambió, ya sólo estaba allí la joven de blanco que corriendo por un desfiladero había llegado hasta el borde de un acantilado y abajo había una especie de río con un islote en el centro y, en la cúspide del mismo, emergía lo que parecía un castillo. al otro lado, las montañas se perdían en la lejanía acariciadas por la niebla.
Andrea Bocelli, Sarah Brightman – Time To Say Goodbye (HD …
Finalmente, la verdad se apareció ante mí en la persona de Sarah Brightman, a la que había estado oyendo cantar la tarde anterior mientras escribía en una de mis libretas. La música de Sarah y Amelia Brightman me gusta y me relaja pero nunca antes, había soñado con pasajes y escenarios que, a veces, vienen en sus canciones.
No siempre sabemos de donde vienen los sueños pero, casi siempre, suelen estar relacionados con alguna cuestión real, alguna vivencia, algún hevcho e incluso alguna preocupación. Verdaderamente nuestras mentes recorren caminos que no siempre podemos entender. A veces pienso si los sueños no serán una vía de escape, una especie de evasión de las cosas que no nos gustan de este mundo.
emilio silvera
Jul
11
Curiosidades
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Curiosidades ~ Comments (0)
Catorce cosas que no sabías del Museo Británico de Londres
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- REPORTJE: MERITXELL-ANFITRITE ÁLVAREZ
Además de albergar dos millones de años de historia, el museo de antigüedades más famoso del Reino Unido (y del mundo) guarda cantidad de secretos. No desvelamos los enigmas de Tutankamón, pero sí unas cuantas curiosidades
1. Más antiguo que Estados Unidos
Declaración de Independencia antes de aprobar la
Constitución de EE. UU. en 1.787
El Museo Británico se fundó en 1753 -cuando un naturalista británico donó su colección privada al rey- y abrió sus puertas tres años después. Es decir, antes de que se inventara la máquina de vapor, de que naciera Napoleón y de la Declaración de Independencia de EEUU. Antes, incluso, de que el Conde de Sándwich se comiera el primer emparedado de la historia de Inglaterra. Desde el principio, la entrada fue (y sigue siendo) gratuita, aunque restringida a todas aquellas “personas estudiosas y curiosas”, que acreditaran su buena compostura y educación solicitando un ticket de admisión. Así, hasta que este sistema se abolió en 1810, el acceso estuvo limitado a intelectuales bien posicionados.
2. La atracción británica más famosa
Samson and Delilah
El Museo Británico tiene más visitas que la National Gallery y la Tate Modern Y muchísimas más que el Palacio de Buckingham -donde se barajó ubicar el museo, por cierto-. De los 5.000 visitantes anuales que se recibían en el siglo XVIII se ha pasado a 6,5 millones. Incremento favorecido, entre causas sociodemográficas varias, por la ampliación horaria: si antes solo abrían tres días a la semana, y en agosto y septiembre cerraba, hoy abren de lunes a domingo, de las 10 a las 17.30 horas (los viernes, hasta las 20.30).
3. De los primeros con luz eléctrica
Tener abierto hasta estas horas hubiera sido impensable en el siglo XIX, porque el museo se alumbraba solo con luz natural; a la que oscurecía o se les echaba la niebla encima, desalojaban las galerías. No utilizaban velas ni lámparas de aceite ni de gas. ¡menuda desgracia si el papiro de Hunefer se llegara a incendiar! En 1879 llegó la electricidad, primero de forma experimental, con unos arcos voltaicos instalados en la Reading Room y en el hall. No es que fueran mucho de fiar, pero deslumbraron a los usuarios de la biblioteca, que pudieron leer hasta las 19.00 sin problemas.
4. ‘Celebrities’ y guerra de sexos
Arthur Conan Doyle
Lectores habituales fueron Lenin, Marx, Oscar Wilde, Arthur Conan Doyle, Bram Stoker, Kipling, Gandhi, Mark Twain, Orwell… Lectoras hubo menos (George Eliot, Eleanora Marx, Virginia Woolf, Isadora Duncan…), pero porque únicamente tenían dos filas de mesas reservadas para ellas: la A y la T, donde cabían unas 16 mujeres (el aforo era de 168 personas en total). Mezclarlas con los hombres hubiera sido una promiscuidad. Los gentleman se quejaban: no había quién se concentrara, las ladies estaban siempre de cháchara, leían novelas y dibujaban, comían fresas a escondidas y hacían ruido con el raso de sus vestidos. Las damas contraatacaban: ellos eran unos cascarrabias, a menudo se quedaban dormidos y roncaban. Se armó la guerra de sexos bajo la cúpula del museo.
En 1997, la sala de lectura dejó de usarse como tal: la biblioteca había crecido demasiado (150 millones de publicaciones, más los tres millones que se incorporan cada año). La Biblia de Gutenberg, el cuaderno de Da Vinci, los manuscritos de Brönte, de Byron, de Austen… están ahora en el barrio de St. Pancras. También partituras de Mozart, otra de las celebridades que visitó los tesoros de Great Russell Street, a pesar de que tenía 9 años y los niños (sin prodigios) estaban prohibidos.
5. Plaza pública cubierta de récord
Donde antes se hallaba la Biblioteca Británica ahora se encuentra el Gran Atrio de Isabel II, un recinto de paso que mide 7.100 metros cuadrados y está techado con 3.312 paneles de cristal. A Norman Foster le pitan los oídos cada vez que los tienen que limpiar: ¡tardan dos semanas!
6. Tienda de recuerdos centenaria
Es de visita obligada -después de la piedra Rosetta y de los mármoles sueltos del Partenón de Atenas-. No todo el mundo estuvo conforme cuando en 1912 se inauguró; hubo quien lo vio como una intrusión, y eso que solo vendían fotografías y postales en un mostrador. La tienda ha ido creciendo y ha pasado por emplazamientos diversos, desde el hall de entrada al pasillo donde ahora están los guardarropas.
7. Mike, el gato guardián
Hay muchos gatos en el Museo Británico, empezando por el de Gayer-Anderson, pero ninguno tan estimado como lo fue Mike, que vigilaba la puerta principal hasta su muerte, en 1929. Así lo recordaron sendos obituarios en el Times Magazine y en el London Evening Standard. En 1993, el New York Times sacó un reportaje de dos páginas sobre la habilidad de Pippin y Poppet para cazar palomas al vuelo; incluso se daba cobertura a las cenas de Navidad gatunas. Por entonces, la colonia estaba controlada: de siete mininos no pasaba. Pero tiempo atrás llegó a haber más de cien, invasión propiciada por el personal, que no siempre hacía caso al letrero de “prohibido dar de comer a los gatos”. Los hubieran exterminado si no llega a ser por Rex Shepherd, el hombre de la limpieza que creó una Cat Walfare Society y los castró.
8. Un mamut en una cacharrería
Aparte de gatos, también hubo jirafas y rinocerontes, incluso mastodontes, megaterios y ciervos gigantes expuestos junto a las antigüedades. De las 942 especies de mamíferos entonces conocidas, 330 estaban representadas en el museo; otro tanto con los pájaros: 1.831 de los 4.109 descubiertos formaron parte de la colección hasta que, por falta de espacio, se trasladaron al Museo de Historia Natural. 394 viajes en carreta tuvieron que realizar para llevar de Bloomsbury a Kensington todos los esqueletos. Hoy por hoy, las salas de Cromwell Road cuentan con más de 70 millones de preciosidades extrañas: un meteorito marciano, un archaeopteryx fosilizado, la calavera de un homo rhodesiensis… o los especímenes que se trajo de su travesía Charles Darwin.
9. Parada de metro propia
La British Museum Station se estrenó en 1900, pero solo estuvo funcionando 33 años; la chaparon cuando se abrió muy cerca una nueva estación, la de Holborn. Ahora está medio abandonada; la usan como almacén y dicen que está encantada, que se escuchan los gritos de una faraona… Pero no. Los gritos de terror los lanzaron las bombas, que hicieron de este subsuelo un refugio antiaéreo.
10. Evacuación de antigüedades
Entre las paradas de Aldwych y Piccadilly escondieron los mármoles de Elgin. Faltaban semanas para que estallara la II Guerra Mundial. Ante la catástrofe inminente, se afanaron por empaquetar cien toneladas de esculturas, vasijas, monedas, libros… De Exposición Suicida se calificó a la muestra que el temerario Departamento de Prehistoria organizó por esas fechas. El horario de visita se limitaba a los fines de semana. Seis bombas cayeron sobre el museo en total; la última, el 10 de mayo de 1941.
11. Gabinete de obscenidades
Aunque algunos la llamasen sala porno, The Scretum era su nombre formal: una galería que hubo de habilitarse tras la Obscene Publications Act (1957) para albergar unas 200 piezas etiquetadas como “monumentos abominables a la libídine humana”, desde frisos hindús con posturas sexuales imposibles a cirios fálicos y cinturones de castidad. Los interesados requerían de un permiso especial; impensable que una mujer lo solicitara; solo se otorgaba a quien certificara madurez e higiene moral, pues sabido era que cualquier exceso sexual degeneraba forzosamente en el colapso económico de la sociedad. Si bien el gabinete ya no existe, las rarezas que exhibía se encuentran dispersas por toda la colección (quien vaya con prisas que vaya al Departamento de antigüedades medievales, donde se muestra el grosso de objetos eróticos).
12. Furor por las momias
La exposición Los tesoros de Tutankamón es la que mayor número de visitantes ha recibido: 1.694.117 durante los nueve meses que estuvo abierta en 1972, coincidiendo con el 50 aniversario del descubrimiento de Howard Carter. Más de siete mil personas al día hacían colas para plantarse ante la máscara funeraria del faraón. Si quisieran volver a ver aquellas piezas tendrían que ir a El Cairo y a Luxor.
13. Lo más buscado
No es de extrañar que la palabra más buscada en la web del Museo Británico sea “Egipto”, dada la cantidad de momias que tiene de inquilinas. Sorprende más que la segunda palabra en el ranking sea “shunga”… un género artístico japonés con representación del acto sexual que protagonizó una exposición.
14. Hitos en tiempos modernos
En noviembre de 2015 el Museo Británico se convirtió en el espacio interior más grande cartografiado por Google Street View. Gracias a esta tecnología es posible explorar cerca de 5.000 objetos en un tour virtual sin selfies de por medio y hacer zoom en joyas como las Admoniciones de las Institutrices, una pintura de rollo china que tardaron tres días en digitalizar y que solo se expone unos meses al año por su fragilidad. Ahora sí que sí, todas las “personas estudiosas y curiosas” (con acceso a Internet) pueden acceder libremente a las colecciones del British Museum.